Pabellon Libertad

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Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres, 2024

A lo largo del tiempo, las sociedades, y sus distintas formas de gobierno, han definido instituciones, normas y reglas que buscan garantizar la convivencia de sus habitantes. Entre estas, se ha establecido un sistema carcelario que pretende brindar más seguridad, disminuir los delitos, compensar a las víctimas y evitar que las acciones que generan daños vuelvan a ocurrir. Sin embargo, ¿el castigo y el encierro son sinónimos de justicia?

¿En qué lugares te has sentido controladx o vigiladx?

¿Qué función cumple la cárcel?

¿Qué significa para ti ser libre?

¿Por qué te han castigado?

¿Quiénes crees que están en la cárcel?

Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres, 2024

Pabellón Libertad toma su nombre —irónicamente— de uno de los pabellones de la Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres de Bogotá. Este título juega con las preguntas por las libertades y derechos dentro y fuera de prisión, y nos invita a pensar el papel de las cárceles y otras formas de encierro en la ciudad.

Esta muestra abre una conversación incómoda sobre la cárcel, el castigo y los sistemas de justicia. Presenta tensiones profundas que involucran a quienes han sido privadxs de la libertad, a la institucionalidad, a quienes han vivido el daño de un delito y a la ciudadanía en general.

La exposición reúne cinco relatos de personas que estuvieron privadas de la libertad. Sus voces y experiencias como personas LGBTIQ+, presxs políticxs, mujeres, hombres y jóvenes, presentadas con distintos colores, nos guían a lo largo de la exposición.

Estas nos nevelan las dificultades que enfrentaron estando recluidxs así como sus acciones de dignidad y resistencia frente a un sistema que les excluye.

LGBTIQ+ PRESXS POLÍTICOS MUJERES HOMBRES JÓVENES

“Mi historia empieza con una militancia de izquierda que me formó políticamente y me ayudó a desarrollar un pensamiento crítico. Eso tuvo un costo muy grande, que fue estar encarcelado varias veces en mi vida”.

Me di cuenta de que había más de 4 mil mujeres condenadas a prisión domiciliaria por porte y tráfico de estupefacientes, y la mayoría de ellas de la clase popular. Yo muriéndome sola y ¿cuántas mujeres están en lo mismo? Son cantidades”.

La transformación de mi chanchón [uniforme masculino] con la máquina vieja de la sastrería fue el inicio de mi revolución. Al modificarlo y adaptarlo a mi cuerpo, a mi identidad y construcción de género, posicioné mi nombre y mi existencia en ese lugar donde me querían borrar”.

Yo sí sentía que estaba privada de la libertad porque duré ocho largos años sin salir al exterior. Me la pasé del Redentor al ICBF, del ICBF al IDIPRON, del IDIPRON al ICBF... Me veo muy mayor, pero tengo hasta ahora 18 años”.

“Empecé a controlar un patio en la cárcel y lo llevé dos años. Me senté con un poco de gente del INPEC y empecé a entender cómo es la cárcel en realidad. Al final, se volvió mi método de trabajo”.

Pabellón Libertad también presenta 4 dispositivos interactivos, resultado de un proceso colaborativo entre el Museo de Bogotá y la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes en el curso "Estudio 4: Co-imaginar Ciudadanías".

Los dispositivos fueron diseñados desde una perspectiva interseccional, con enfoque pedagógico, para que la ciudadanía converse, reflexione y tenga una nueva mirada frente a la relación entre las cárceles y ciudad.

Estos dispositivos se enmarcan en tres categorías conceptuales: patrimonio y cárcel, historias de vida, y justicia transicional restaurativa.

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En esta sala nos enfocamos en un pasado de la ciudad que hoy parece invisible, lejano, o incluso, olvidado.

La historia de las cárceles y su relación con el patrimonio material da cuenta de las transformaciones de las instituciones, leyes y experiencias de vida de las personas que han sido recluidas y castigadas. Nos muestra elementos clave de las relaciones sociales del presente y nos permite reflexionar sobre quiénes somos.

La forma en que se ha aplicado la justicia en el país y lo que se consideraba permitido o prohibido ha cambiado. Castigos que en el pasado eran socialmente aceptados hoy nos resultan absurdos. Las condenas, antes públicas, se han vuelto privadas y aisladas. Prácticas antes criminalizadas hoy son derechos reconocidos y celebrados.

> Picota

CIUDAD

¿Conoces o has visto alguna cárcel en tu ciudad?

Un aspecto común en la fundación de ciudades coloniales, incluida Bogotá, fue la imposición temprana de mecanismos de castigo y control.

Las plazas, además de ser lugares de comercio y encuentro, eran escenarios para el escarmiento público, en donde el castigo cobraba visibilidad como una

El Panóptico

de

Partido de fútbol en la Penitenciaría

Central de Cundinamarca, s. XX

A finales del siglo XIX las cárceles fueron desplazadas a lugares periféricos, alejadas de los centros de poder y de la mirada pública, como parte del proyecto moderno de ciudad.

Exterior
la prisión de Bogotá visto desde la Gran Plaza, ca. 1835.
Cárcel Grande y otros edificios en la Plaza de Bolívar en 1820

CASTIGO

Durante la colonia y gran parte del siglo XIX, la humillación pública, la tortura, los trabajos forzados, la pena de muerte y el destierro, fueron algunos de los castigos más comunes y el propósito al aplicarlos era la demostración de poder sobre el cuerpo del infractor y “educar” a la sociedad.

Reclusos en el panóptico de Bogotá, 1940

Taller de costura en la Penitenciaría

Central de Cundinamarca, ca. 1941

Castigo en la colonia ¿Delito o pecado?

Ceremonia religiosa con la Fuerza Pública, s. XX
Presidiarios de Bogotá, ca. 1850

> Este mapa muestra algunas de las obras en las que se utilizó mano de obra presidiaria a finales del siglo XIX para la construcción de la ciudad.

Dispositivos Uniandes

Este dispositivo busca visibilizar las historias ocultas detrás del patrimonio arquitectónico de Bogotá y destacar la contribución de las personas privadas de la libertad en su construcción. Esta experiencia nos invita a reflexionar sobre los rastros materiales que conectan el presente de la ciudad con la historia del trabajo presidiario.

MUJERES

El Buen Pastor

Cárcel de mujeres de Bogotá, 1944

Las mujeres somos mucho más estigmatizadas y violentadas, y más si eres una mujer abandonada, una mujer trans, una mujer negra, una mujer madre cabeza de hogar, o una mujer con un hijo de un cura. Todo el mundo me decía “usted es terrible ¿no? Primero tuvo un hijo de un man que ahora está en la cárcel y ahora tiene un hijo de un cura, y el próximo ¿de quien va a ser?”, 2024

En las últimas décadas del siglo XX, la política de guerra contra las drogas en Colombia resultó en un encarcelamiento de mujeres cisgénero.

Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres, 2024

LGBTIQ+

Desde la época colonial se instauró una visión moral y penal basada en la religión católica que ha criminalizado las formas de deseo, sexualidad y género no hetero-cis-normativas hasta la actualidad.

En la época precolombina algunas comunidades indígenas tenían prácticas desvinculadas de conceptos como la genitalidad o los binarismos de género, que respondían a sus cosmovisiones y necesidades comunitarias.

Facsímil de cartilla de ingreso a un penal en 1979

Cuando estuve en prisión, mi identidad sexual me hundió más, empezando porque la fiscal y la juez me dijeron “allá sí le van a enseñar a ser un hombrecito” 2024

No fue si no hasta la década de los ochenta cuando, gracias a la lucha de activistas, se despenaliza la homosexualidad en Colombia. En el Código Penal de 2000, la homofobia y otros actos de odio mediados por el género y el deseo de las personas fueron incluídos como agravantes de cualquier delito.

PRESXS POLÍTICXS

La cárcel en Colombia ha sido de reclusión criminal y también de represión política. La categoría de "delito político" fue ampliamente utilizada en el siglo XIX para criminalizar a aquellos que se oponían a las políticas del Estado y, hasta la actualidad, delitos como la sedición, el terrorismo y la rebelión han sido utilizados como mecanismos de persecusión.

Pensar críticamente y cuestionar el status quo, tiene un costo en este país porque criminalizan ese pensamiento, y para eso utilizan la cárcel, el asesinato, la persecución y la desaparición”, 2024

Durante la Guerra de los Mil Días, se dice que el Panóptico de Bogotá albergó a más de 5.000 presxs políticxs liberales, quienes enfrentaron condiciones más duras que el resto de la población recluida.

Manifestación política, s. X

INFANCIA Y JUVENTUD

Desde el periodo colonial hasta inicios del siglo XX lxs niñxs eran consideradxs pequeñxs adultxs en formación y debían ser corregidxs como tal, de ser necesario. Esta visión cambió gradualmente con el reconocimiento de la infancia como una etapa única y crucial del desarrollo humano que debe ser protegida.

Albergue de niños, 1969-1973

¿Qué diferencias y similitudes ves entre las imágenes?

Nos sacaban a hacer ejercicio… ‘contención’. Era horrible. La contención es como formar, teníamos que estar en una posición por una hora o dos, y si nos movíamos… diez minutos más” 2024

Posteriormente apareció la idea de la “protección integral”, vigente en la actualidad, basada en la restitución de derechos y las sanciones pedagógicas y restaurativas. Con esto aparecieron entidades como la Escuela de Formación Integral El Redentor en los cincuenta y el ICBF, en los sesenta.

Reclusos en el panóptico de Bogotá, 1940
Niños del Asilo de San José, 1941

COMUNIDADES AFRO

Las personas negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras en Colombia enfrentan un sistema social y estructural que promueve su criminalización y, con ello, su privación de derechos fundamentales, incluida la libertad. Este fenómeno está ligado al racismo estructural que persiste desde la abolición formal de la esclavitud en 1851 hasta nuestros días.

Criminalización racial

Manuel Saturio Valencia fue un afrodescendiente de Quibdó, y en 1907 fue la última persona en Colombia condenada a la pena de muerte. Acusado de haber provocado un incendio, fue en realidad una manifestación del racismo estructural.

¿Además de la esclavización de personas, qué otras formas de privación de libertad conoces diferentes a la cárcel?

En Bogotá, las personas negras y afrodescendientes enfrentan un racismo constante.

ARCHIVO SIN FIN

Las leyes y normas que han determinado quién es un delincuente y la forma como se le debe tratar han cambiado a lo largo de la historia. Es fácil perderse en la infinidad de códigos penales, reglamentos y decretos que dan cuenta de los tipos de castigo que han sido aplicables en cada época.

Este dispositivo presenta la legislación penal de Colombia, desde los inicios de la república hasta la actualidad, y la forma como se ha criminalizado y tratado de forma específica a ciertas poblaciones.

Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres, 2024

“La contada” es el momento en que las personas encarceladas deben reunirse en el patio para que las autoridades verifiquen que nadie falta. Este acto de control diario es solo un ejemplo de todo un sistema que hace uso de estadísticas para demostrar el cumplimiento y efectividad de su labor.

Al analizar estas cifras, nos preguntamos: ¿se están garantizando los derechos de las personas privadas de la libertad? Para entender la magnitud de este problema, es fundamental recordar que detrás de cada número hay seres humanos. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de garantizar su dignidad y sus derechos.

En esta sala, les invitamos a mirar más de cerca esta realidad y, sobre todo, a generar conversaciones profundas en torno a qué nos dicen las cárceles y sus condiciones sobre nuestra ciudad.

COLOMBIA

COLOMBIA

ESTACIÓN DE POLICÍA CON MAYOR % DE HACINAMIENTO

> Plano de una celda 1:1 ubicado en el suelo de la sala

Esta diana da cuenta de los factores que lxs protagonistas de las historias de vida que recorren esta exposición identificaron como causas externas, además de sus actos y decisiones individuales, que lxs llevaron a estar privadxs de la libertad.

Flechas incrustadas señalan la vulneración de sus derechos y las violencias que han enfrentado.

¿De qué forma se experimenta la vida dentro de una cárcel?

La experiencia de privación de libertad es una realidad compuesta por una infinidad de historias de vida, relaciones y redes construidas con el fin de sobrevivir y enfrentar la dureza del aislamiento social como castigo.

Así como cada persona defiende su dignidad e identidad dentro de una cárcel, colectivamente, la población privada de la libertad ha creado códigos, palabras, normas y jerarquías que conviven y se contraponen a la legislación penal y las normas oficiales.

Detrás de cada “contada” oficial existe un universo que pide ser reconocido en su complejidad. “¡No somos números! ” es un reclamo para visibilizar la humanidad y dignidad en medio de un contexto que pretende la homogeneización de todas las personas.

Ella es Katherine Angélica Rincón Peña

una persona extraordinaria, que a la espera de su pronta libertad, pasa sus días tejiendo en la cárcel El Buen Pastor, condenada a 16 años y 8 meses por defender su vida y la de otra mujer.

Al inicio no me dejaban entrar mi ropa, entonces yo comencé a transformar la que tenía como un ejercicio de construirme a mí misma, de reforzar mi identidad. Era la única forma de tener mi propia libertad estando encerrada.

Las cartas que me escribieron mi mamá, mi novia y las personas que estuvieron ahí desde el comienzo, eran la manera de recordar que si se podía. Pero no las puedo leer mucho porque también son mi punto de quiebre.

Antes de esta carta, que es de mi mejor amigo, no me importaba mucho nada. Pero cuando comencé a rehabilitarme yo la leía y cada vez me inspiraba más a ser quien soy en este momento, principalmente porque él me decía: “quiero ser como usted”

Esta camisa la tenía puesta cuando me detuvieron. Me la rompieron durante el forcejeo y yo decidí guardarla. Siempre me dicen que no debería guardar estas cosas, pero yo lo hago como un ejercicio de archivo y memoria.

Las marcas del aguante

Este dispositivo expone la falta de recursos, ausencia de apoyo y estigmatización que enfrentan las mujeres que han pasado por el sistema penitenciario. Los pesos simbolizan las desigualdades que han enfrentado antes, durante y después de estar privadas de la libertad.

Dentro de la cárcel las palabras adquieren nuevos significados, construyen lazos entre quienes comparten la experiencia del encierro y marcan una distancia con el orden establecido.

¿Crees que el lenguaje puede ser una forma de resistencia?

Rompiendo herencias

Este dispositivo visibiliza la realidad de algunas mujeres que se ven inmersas en ciclos generacionales de pobreza que las han llevado a vivir situaciones de vulnerabilidad y a tomar decisiones que han incidido en la privación de su libertad. La historia que aquí se presenta se creó a partir de testimonios de mujeres que han sido condenadas por la ley colombiana.

Este dispositivo enfrenta los reglamentos oficiales que deberían regir la vida en prisión con los testimonios de personas que han estado privadas de la libertad en distintas cárceles del país.

Invita a reflexionar sobre las contradicciones, distancias y vacíos entre lo que dicta la ley y la experiencia cotidiana de quienes vivieron esa realidad, cuyas voces forman parte de esta exposición.

Entre líneas

Este dispositivo revela diversas dinámicas cotidianas de las personas privadas de la libertad. A través de sus voces podrás conocer algunas de las experiencias, prácticas y estrategias que han adoptado para sobrellevar su vida en la cárcel.

Aquí nombramos proyectos y organizaciones que trabajan por transformar las condiciones de vida de quienes viven y han vivido la experiencia de la privación de la libertad. Lo hacemos con el ánimo de reconocer que muchos de los cambios positivos en el contexto carcelario han sido gracias a su activismo.

Algunas de estas iniciativas fueron creadas por lxs protagonistas que nos han guiado a lo largo de esta exposición, y han sido fundamentales para enfrentar las dificultades durante y después de la reclusión.

La cárcel es la medida más común dentro del sistema judicial tradicional para corregir la conducta de quienes son acusadxs de cometer un delito, privándoles de su libertad para “resocializarles”. Sin embargo, ¿realmente el encierro y la exclusión garantizan que los crímenes no vuelvan a suceder? ¿Allí se brindan las condiciones necesarias para que una persona se reintegre a la sociedad de manera efectiva? ¿Sirven para reparar el daño causado a las víctimas? ¿Existen otras maneras de hacer justicia?

A lo largo de la historia, y en distintas sociedades, han existido modelos de resolución de conflictos en los que la mediación, la reparación del daño y el cuidado de la comunidad han sido más importantes que el castigo.

Esta sala es una invitación a explorar otras maneras de proteger el bienestar colectivo, a imaginar formas distintas de resolver nuestras diferencias y, sobre todo, a resaltar el papel transformador de la escucha.

Se basa en el uso de normas, costumbres y valores propios de una comunidad, que reconoce a una autoridad encargada de gestionar conflictos, promover la convivencia y la seguridad desde los principios de su identidad cultural. Más que imponer un castigo, se busca la reparación de un daño que restaure la armonía en las relaciones sociales.

El pueblo Wayúu, ubicado en la península de La Guajira, tiene un modelo de justicia que promueve la restauración de la armonía social, la cohesión comunitaria, y prioriza el bienestar colectivo y el respeto a las costumbres. Su figura central son los "palabreros" o pütchipü'ü, quienes actúan como mediadores y emplean la negociación y el diálogo para resolver disputas y mantener la paz.

El pueblo Misak-Misak, ubicado principalmente en el departamento del Cauca, posee un sistema ancestral de resolución de conflictos denominado Derecho Mayor, norma superior de su cosmovisión que busca restaurar el equilibrio y la armonía dentro de su comunidad.

La justicia Kamëntsá se basa en la "Ley Natural”, un legado de los abuelos y mayores, que permite la armonía y el equilibrio en las relaciones sociales y con la naturaleza. Es preventiva, sanadora, se transmite por medio de la palabra y cuida el Ser Kabëng, es decir, la convivencia y pervivencia a través del buen pensamiento y las acciones positivas.

La Kriss Romaní es el sistema de justicia transnacional del pueblo Rrom o gitano. Su aplicación se realiza a través de la Kriss, el consejo de personas mayores conocidas como Seré Romengue. Se fundamenta en la verdad, la buena fe, el respeto hacia los mayores y la unidad de la kumpania*.

Es el conjunto de mecanismos que posibilitan hacer frente a violaciones graves y masivas a los Derechos Humanos. Busca reconocer los hechos, causas, consecuencias, víctimas y responsables, y establecer medidas que prevengan su repetición, contribuyan a la paz y restauren el tejido social.

Este modelo da un lugar central a las víctimas y a la reparación del daño causado. Busca que los ofensores tomen conciencia y asuman la responsabilidad de sus acciones. Se basa en las "3R": Responsabilización, Reparación integral y Reconciliación e inclusión social. Involucra no solo a la víctima y al ofensor, sino también a la comunidad para restablecer el tejido social.

El pueblo afrocolombiano, organizado en Consejos

Comunitarios que permiten la administración autónoma del territorio, aplica la Justicia Propia

Afrocolombiana a través mecanismos como la oralidad, la reparación del daño, la memoria colectiva y la autoridad de los mayores.

Desde las pautas que plantea la Comunicación NoViolenta, les invitamos a encontrar soluciones a sus conflictos con apertura y curiosidad, desde la toma de conciencia, la empatía, la compasión y el respeto. El círculo de reconexión es un espacio seguro para dialogar y aprender del poder transformador de la palabra.

¿Queremos seguir levantando más muros o nos atrevemos a recorrer otros caminos?

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