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Carteles

Se ha dicho que muchos de los símbolos de Consuegra tienen una fuerte impronta precolombina. Y es cierto, pero esto se debe a un interés comunicativo: encontrar en la geometría puentes locales para contarle al mundo en dónde está ubicada la empresa u organización. Consuegra conocía cientos de marcas internacionales, entendía muy bien lo que sucedía en el exterior respecto al diseño, y estaba interesado en encontrar un lenguaje visual para que las marcas nacionales se diferenciaran de aquellas.

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Los carteles que diseñó para el MAMBO son una muestra de su capacidad de síntesis y abstracción. Para las exposiciones de Óscar Pantoja, Fernando Botero, José Guadalupe Posada o Bernardo Salcedo capturó la esencia de cada uno y la plasmó con su propio sello. En esos carteles es posible ver a cada artista a través de la mano del diseñador. En el de Botero, por ejemplo, no hay mujeres ni hombres gordos; la grande y pesada es la tipografía. Es un juego astuto de apropiación de un estilo para crear una pieza que anuncie la exposición pero que también haga parte de ella. Consuegra aprendió todo sobre tipografía en Yale. Cuando regresó al país demostró que el texto no era acompañante de la imagen, sino que podía ser imagen en sí mismo. En los carteles se ve. El de Posada es pura tipografía hecha ilustración a base del juego de figura y fondo. También el símbolo del MAMBO está hecho de letras que conforman una imagen reproductible al infinito.

Sin embargo, es probable que su producción más exploratoria y personal esté en los libros en los que era editor, ilustrador, diagramador, corrector y publicista. Cuenta Nicolás Consuegra que David, su papá, incluso llegó a diseñar la publicidad de las empresas que pautaban en ellos para evitar que una mala imagen desentonara con el resto de las páginas. Y eso ya dice mucho.

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