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FOTOGRAFÍA ESTEREOSCÓPICA
La fotografía reproduce los objetos sobre una superficie plana y la ilusión de la profundidad es lograda exclusivamente gracias a la perspectiva y al claro-oscuro. Sin embargo, resulta posible reproducir el efecto de la visión binocular observando separadamente con nuestros ojos dos imágenes tomadas desde puntos de vista a distancia pupilar, o mayor. El procedimiento está basado en colocar en el mismo plano y continúas dos fotografías del mismo objeto, desde ángulos distintos, en la primera fotografía se aprecia un detalle ligeramente angulado hacia la izquierda del
objeto, y en la segunda fotografía se aprecia un detalle desde el lado derecho. Las dos imágenes proyectadas sobre dos planos (por ejemplo, P1 y P2) paralelos y situados continuamente son vistas por nuestros ojos como una sola imagen; los ejes ópticos son paralelos y no hay un ángulo de convergencia. Las primeras imágenes estereoscópicas de la historia de la fotografía son unos daguerrotipos del año 1842.
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La fotografía estereoscópica estuvo muy de moda en varias décadas del siglo XIX. Muchos fotógrafos realizaban vistas estereoscópicas utilizando cámaras especiales de dos objetivos, o bien con cámaras de un objetivo desplazable lateralmente.
