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No quiero dormir sola

Los fondos y las formas de una gran película

texto JUAN JOSÉ ANTUNA ORTIZ

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Hablar hoy día de la importancia, relevancia y calidad de las películas realizadas en nuestro país, no es exclusivo de unos pocos, o de distinguidoscírculosdeintelectualesy críticos de cine; hoy día, más que nunca, se podría decirque vivimosen una época privilegiada no s olo por la gran calidad técnica con que se producenlaspelículasenMéxico,sino tambiénporlos "fondos" quese tocan en estas, y que la gran mayoría de la audiencia podemos percatar esa pequeña gran luz que nada entre el mar de entretenimiento de televisión llevado a la pantalla grande que también abunda. Pero si hay que destacar algo por sobre todas las cosas en este nuevo "fondo y forma" de nuestro cine es la presencia de la mujer.

Hay muchos nombres que figuran en lalistadedirectorasqueenlosúltimos diez años han dado un golpe de autoridad en base a su trabajo, esfuerzo y la manera en que exponen ladelicadaydetallistamiradadecómo ven la vida. Yo podría decir , sin temor a retractarme, que hay tres nombres por encimadelqueustedesmedigan, tres mujeres que hoy día son de las voces más certificadas e influyentes denuestrocine,ylastrescons olodos películas en su haber: Alejandra Márquez, Claudia Sainte -Luce y Natalia Beristain, de quien ahora escribosobresuóperaprima.

La primera vez que vi esta película recuerdo que me dejó una grata impresión, pero no escribí sobre ella. Y ahora que lo hago menciono esto porque enaquel entonces, a pesarde verle muchos valores a la propuesta de Natalia, no me atrapó tanto, en específico, y la razón por la que creo importante escribir y exponer la tesis de esta, es por su desenlace, que seguro causó y seguirá causando discusión.

La trama de la película va sobre Amanda, una mujer de entre 25 y 35 años, que por algún mo tivo no puede estar sola por las noches, lo que la llevaabuscarcompañíaenmásdeun amante. Su rutina de soledad diurna sin aparente ocupación se ve trastocada cuando se tiene que hacer cargo de Dolores, su abuela paterna, una mujer que vive de sus glo rias pasadascomoactrizdecine,apesar

depresentarproblemasdememoria,y su adicción a la bebida alcohólica. En la constante convivencia entre ambas surgen desacuerdos, pleitos, reproches, pero con el pasar del tiempo aparecen además de canales de comunicación, semejanzas que vanmásalládellazodesangre,ycon estas semejanzas, cual si fueran espejos en el tiempo, surgen la necesidaddequererayudarse.

Partiendo de la mirada incisiva, muy similar a la de las otras dos dire ctoras antes mencionadas (y de algunas otras más, por ejemplo, es esta película me parece hay una similitud en cuanto a la textura que evoca con la posterior Restos de viento , de Jimena Montemayor), pero claramente hay una diferencia en cuanto a "formas" h ablando en los planosefectuadosyelladoestéticode supuesta,y"fondos"enelsentidodel discurso; hay una importancia al detalle que hace que uno fije su atención a través de la mirada ordenada por la directora y ejecutada por la cinefotógrafa (en este caso la encargada que atiende este departamento es Dariela Ludlow, que también realizó la gran fotografía de Los Adioses).

Justamente este acercamiento al detalle hace que uno encuentre aún más empatía, sin llegar al melodrama baratooelempalagamient o,delaque nos podrían provocar vista demanera más general la historia de estas dos mujeres, ambas con una depresión quesemanifiestanotantoenelhecho de no querer dormir solas, sino en no estar solas de noche, y lo que esta representa, que es la s oledad. Si bien ambas durante el día pueden estar solas, con alguno de sus recursos para escapar y que anestesian ese dolor y vacío que arrastran, y que en las dos surge de la figura de un hombre, el mismo hombre, para Amanda en forma de padre y las obligaciones que le exige, y para Dolores en forma de hijo y su abandono,llegadalanochesabenque ambas están en igualdad de circunstancias, en estados muy semejantes.

Hay muchos elementos que embellecen a la película de sobremanera y que logran que su discurso sea muy bien ejecutado y más valioso incluso que la obra posterior de Beristain. Si bien en Los Adioses hay una mirada mucho más sutil y que dota de belleza real a la artista retratada, incluso en sus momentos más difíciles que también se manifiestan por la figura de un hombre, en No quiero dormir sola es aúnmáscrudoelconflictodelosdos personajes, es más externo el golpe, no hay nada implícito, a pesar de haberlo en un plano metafórico y conceptual como lo puede ser la misma tesis de Persona, y esta es el ver el miedoal principio dela relación entre ambas mujeres , de verse reflejadas a sí mismas , ya sea en el pasadooenelpresente(laescenade lasregaderasestanimpactanteporlo bien lograda que está, como por su concepto en el hecho mismo), y esto me hace tocar el tema de las actuacionesdeambasactrices.

No sé si Natalia desde la concepción de su guion buscó que este par de actrices interpretaran a sus personajes, pero no hay duda de que quedaroncomoanilloal dedo. Ambas representan de manera tan loable y fuertecadaunadelasetapasdeestas mujeres en crisis, sin que esta se manifieste incluso en grandes momentos dramáticos . Es sutil y agudo su trato y gesto ante su problema interno (mucho de esto se debe por supuesto a la increíble direccióndeNatalia) .

Mariana Gajá como Amanda muestra su personalidad introvertida, su angustiaysuansiedadalmorderselas uñas,perotambiénenlosmomentos enqueseenfrentaconelalcoholismo de su abuela muestra su enfado y sufrimiento no sólo por ella, quizá también por un recuerdo de infancia que involucra a su padre, con el que también hay una manera de expresarse, y que corporalmente hablando hay un gran trabajo de Mariana, al igual que el de Adriana Roel, que también lleva como extra el ver de cierta manera este trabajo con una línea autobiográfica (i ncluso para la misma Beristain se le podría dar estalectura,yaqueAmandasededica a la fotografía y el papá de ésta es directordecine yademásinterpretado por el padre de Natalia) y que en su momento ganó el Ariel a la Mejor InterpretaciónFemenina .

El final de la película me parece es muy oportuno para entablar temas de conversación importantes como el de las formas en que lidiamos con crisis personales en torno a nuestros deseos y tiempos pasados, la forma en que se manifiesta n nuestras carencias para saber comunicarnos y expresarlosproblemasnosuperados, cómo buscamos en el otro, una vez entablado un canal de comunicación, lasalvaciónpropia,oladequienquizá está en nuestros zapatos ¿Ayudamos al otro al precio que sea e sperando que alguien más nos ayude de la misma manera en su determinado momento? Solo es una de las preguntas que hay que hacer contestar a nuestra conciencia y nuestra moral una vez que vemos a Dolores tomar su medicamento y a Amandatomandounbañodeti na.

Y, para terminar, porque no quería dejar de comentarlo, es que es evidente cómo los directores n óveles son cobijados por las personas del mediocuandoporfinlogranconseguir los apoyos para realizar su ópera prima. Ejemplos hay muchos, a bote pronto podría mencionar al ya reconocido Ernesto Contreras, que cuandorealizó Párpados Azules ,enla escenaenlaquelaparejaprotagónica saleabailar,todalagentequeestáen el salón es gente de staff, maestros y compañeros de generación de Ernesto,quesinelapoyodeesagente que no recibe nada por estar en la película, simplemente muchas óperas primas no se podrían realizar, no daríanaluzadirectorascomoNatalia.

En esta película podemos ver, por ejemplo,al productorejecutivo (Kyzza Terrazas) interpretando a uno de los amantes, escuchar al actor Pedro de Tavira haciendo la música para la película (y que también actuaría y haría la música en la ópera prima de Jimena Montemayor En la sangre) y a Claudia Sainte-Luce como extra en el bar donde trabajaotrode los amantes de Amanda, interpretado por LeonardoOrtizgris.

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