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Marianny García: «Instrucciones para bañarse felizmente»
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MARIANNY ESTHER GARCÍA
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INSTRUCCIONES PARA BAÑARSE FELIZMENTE
Bañarnos es una de las actividades más importantes de la vida. No sólo por higiene, sino también por diversión. Es un momento único, solitario y reflexivo, aunque puede tener otros propósitos, independientemente de nuestros gustos y personalidad. Muchos dicen que no es necesario hacerlo a diario y que el mucho jabón deteriora la piel. Yo te recomiendo hacerlo cada dos días, pero más que nada, porque así ahorras tiempo, agua y, claro, también jabón. Además, si estás vago o tienes frío, todo lo anterior es una buena excusa. Pero entrando en materia, te diría primero que hay dos tipos. Por un lado, el exhaustivo, uno profundo y duradero. Este es como la pila Duracell, puedes durar con él años sin necesidad de renovarlo. El otro es el de «gato». Le llamo también, el «cariñito», su duración es de unos 30 segundos. Es rápido, específico e intencional. Para este, tomas el jabón, lo untas sobre el sobaco, y tomando una cantina con un poco de agua, la dejas caer por la superficie curva. Luego, estarás listo, aunque no sé si limpio. Finalmente, si quieres hacerlo de manera feliz, solo gesticula tus labios hacia los lados (esto, durante toda la rutina del baño), dibujando una sonrisa en tu rostro, y exhibe tus dientes como si se tratara de un comercial de Colgate.
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GOLIAT

Tuviste padres que te amaron, pues al ver que naciste fuerte, pesado (de diez libras) y alto, sabían que destacarías entre los demás. Pero lo que más amaban tus familiares era saber que podías convertirte en uno de los más grandes militares de la época. Desde que eras pequeño amaban tu fama, y eso, que aún no sabían la gloria y la magnificencia que muchos te otorgarían. Viviste, según tu imaginación, una vida plena, luchando hasta el final por tu nación. Pero de nada te sirvió, estimado Goliat, porque al final, esos por quienes moriste, fueron los mismos que se avergonzaron al ver que te derrumbaste en segundos tras el golpe de una simple piedra. Oh, inefable hombre, eres descendiente de Orfa, estimada amiga de Ruth. De ella heredaste tu devota entrega hacia tu nación, hacia sus ídolos y sus creencias. Tu abuelita fue tu principal maestra, te encaminó hacia la libertad de un mundo cruel para guiarte por el sendero del fuego. Por otra parte, es importante destacar que, en ese tu gran día, parecías ser un valiente militar filisteo, cuando en el valle de Socoh te enfrentaste a tu mayor enemigo, que, según tú y tus amigos, era el pueblo de Israel, pero no, eras tú mismo, querido. La realidad que muchos no saben es que no moriste por el mero hecho de que una espada traspasó tu débil corazón, sino que fue tu propia altura la que te mató. La gallardía y el orgullo que nublaron tu alma, fueron los causantes principales de tu muerte, elevadísimo Goliat. Una honda y una piedra fueron suficientes para exterminar tu extravagante soberbia y una hormiga con su ligera picadura a la tumba te llevó. Es irónico que alguien como tú, gran gigante Goliat, terminara marchitado entre el polvo de la tierra. Tu muerte es un misterio, que ni tú, en el más incómodo infierno, jamás llegarás a comprender. Nadie fuiste, insigne Goliat. Lamentablemente, lo descubriste en tu último respiro.

Marianny Esther García Martínez (Puerto Plata, República Dominicana, 2002) es egresada del Colegio Cristiano Logos con excelencia adémica. Actualmente, es estudiante de Lengua y Literatura orientada a la Educación Secundaria en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Escritora en potencia, se capacita en el Taller Literario de la PUCMM desde el año 2021.