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HERENCIA


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La Antigua Guatemala sin duda alguna es reconocida por la solemnidad y fervor católico en relación a la realización de alfombras para brindar paso a las majestuosas procesiones que llevan imágenes de la fé católica. Esta tradición se hereda de generación en generación construyendo un tejido espiritual entre abuelos, padres e hijos que se fortalecen en cada cuaresma.
Sus calles empedradas, sus árboles de jacaranda, como sus ruinas y conventos, son fieles testigos al paso de los tiempos, de esta tradición que marca vida, muerte y resurrección de Cristo.

El color morado, el coroso, el aserrín pintado, estándartes de las hermandades, así como la música sacra, vienen a constituir parte importante de este magno evento.
Los devotos cargadores, mujeres, hombres y niños, no escatiman esfuerzos para verse con sus mejores galas, y rendir tributo para mostrar devoción a sus santos.

Como tejiendo la historia entre alegría del domingo de ramos por la entrada de Jesús a Nazareth, como la tristeza de su crucificción, y la esperanza de su resurrección al tercer día un viernes santo.
Antigua Guatemala, fervor, pasión, con dedicación y entrega es cualidad inherente de los antigueños cucuruchos de corazón.
