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JOSÉ LUIS BARRIO

José Luis Barrio asume de buena gana que es montisonense, no monzonero; éste último es de cuna y el primero, como es su caso, define a la persona que llegada desde cualquier lugar y ha logrado esa condición merced al tiempo y al cariño dispensado al pueblo. Y es que son 25 años de este oscense de la capital en Monzón y los que “te rondaré morena”. Ahora, desde ésta su segunda o primera casa –el tiempo a veces difumina certezas-, el periodista montisonense sirve desde el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Monzón. Al mismo accedía el pasado julio tras toda una vida profesional dedicada a la radio.

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El periodista y actual responsable de prensa del Ayuntamiento de Monzón, José Luis Barrio, aborda con nosotros sus 33 años como profesional -25 de ellos desde la capital mediocinqueña-, principalmente, en la radio; la misma que le sigue imantando a la hora de ejercer de “contador de cosas”. Los giros, rizos y contrarizos de la vida son tan inopinados como naturales en esta noria del tiempo; este año es el primero que se inicia para él sin ponerse frente a un micro cada mañana. No por ello, la memoria, y más la suya, persiste en mimar cientos de episodios vividos, anécdotas para la sonrisa o “historietas” todavía abonadas a la sorpresa.

Pero lo que más importa, y ahora con mayor motivo, es el cariño de las personas que le paran por la calle o le envían mensajes tejiendo un manto de palabras que abrigan el corazón, en un momento de su vida donde la buena salud le ha mirado mal con una afección tan dura como superable, tal y como él bueno de Barrio está demostrando.

La suya es una historia de esas para contar, para dejar escrita negro sobre blanco en un libro que sirva de frontispicio de entrada a la casa del periodista con olfato, inquieto, tan crédulo, por buen tipo, como incrédulo, por obligación profesional. Pero Barrio no lleva intención, por el momento, de regalarnos ese manual del buen informador con historias y anécdotas que descansan en una memoria, la suya, privilegiada: “Para ser un buen periodista es fundamental tener buena memoria y ser ágil”, señala José Luis. El año 2023 se ha iniciado para él con una novedad desconocida a lo largo de sus 33 años como profesional; ya no tiene un micrófono cada mañana para informar, comunicar, presentarse y contar. Lo echa de menos, mientras reconoce que en sus inicios nadie apostaba por él; “Al final he sido un hombre de radio cuando me decían que no tenía voz y que lo mío era la redacción de Internacional”. Pues para no tener voz –la radio de hoy ya no requiere voces de radionovela como sí ocurría hace 40 años-, el hombre ha hecho carrera, y sobre todo se ha convertido en un clásico reconocible para aquellos oyentes que le preguntaban en la barra de un bar si era el locutor de Radio Monzón, una vez que escuchaban la voz de Barrio pidiendo un café de buena mañana. Era el mismo que llamaba cada día a la puerta de los hogares de Monzón y su comarca para ofrecerles información cercana, rigurosa, contrastada… diferente “made in Barrio”. Radio de pueblo, de la que interesa, de esa que te invita a hacer de todo: “Abrir la puerta, cambiar el tóner, subir a la antena porque había no sé que problema, comprar bolsas de basura o salir a vender publicidad. Pero esa radio siempre me ha gustado”.

“Si algo pasaba, Barrio lo sabía”, nos comentan profesionales que han compartido trayecto con él. Un camino que se iniciaba en la mili, recién licenciado en Periodismo y cuando el baloncesto seguía siendo su deporte de práctica y cabecera. Allí consiguió introducirse, por las tardes en la televisión local que dirigía entonces la joven periodista Elisa Beni. Ahí comenzó todo lo que vendría después: Radio Minuto, Radio Barbastro, Radio Huesca y Radio Monzón. También ejerció de corres- ponsal para la agencia EFE, medio escrito que abandonaría para continuar con su particular idilio con las ondas. Una etapa profesional que se cerraba el pasado año. Son las cosas de la vida enamorada de situaciones inesperadas que Barrio afrontó con ese temple del buen torero: cuanto peor… mejor, más sereno, sosegado y dispuesto a estudiar otras vías para seguir informando: “He estado a los dos lados de la trinchera y aquí, en el Ayuntamiento, juego con cierta ventaja”. Una posibilidad de conocimiento y trato con los medios de comunicación que, recordemos, conseguía con el apoyo más que mayoritario de todas las formaciones políticas: sin duda, el enésimo reconocimiento a un tipo normal, sin estridencias, seguro y conocedor de la profesión.

A sus espaldas quedan cifras para el recuerdo como los más de 300 plenos a los que ha asistido, ha cubierto cerca de una treintena procesos electorales y ha participado en las cientos de cábalas que ha hecho con cada grupo político, intentado buscar el resquicio de la estadística y la intención de voto para no salir trasquilado. Barrio es contundente a la hora de afirmar que en política algo ha cambiado, siempre ha habido plenos complicados, duros, “incluso había concejales que salían llorando, pero la única diferencia era que después del pleno todos salían y se echaban una cerveza, se reestablecían los puentes que se habían roto, encontraban espacio para el entendimiento”. Ahora todo se ha uniformado mucho más; cada uno en su espacio y lugar sin salirse del marco y color que le ampara. Demasiadas redes, excesivas fotos y casi todos virtuales.

Y va la penúltima… la noticia que más deseamos. El triple de su vida para el cual está cogiendo posición y distancia. Barrio no rebla, y mucho menos ante la adversidad para la que ha sido llamado. Su salud le requiere y la afección presentada la va superando no sin el mejor desempeño y voluntad. No ha dejado de trabajar ni un solo día de todos los que la enfermedad le ha dado medio respiro. Ahora, justo ahora, es cuando está recogiendo todo lo que ha sembrado. La gente le pregunta por la calle, le anima, le quiere. Son palabras de empatía y complicidad que ascienden al corazón, confirman la razón y estimulan su restablecimiento: “Desde luego que esas palabras, ese calor te eleva el ánimo en estos momentos. Estoy muy agradecido”. Y lo va a conseguir y todos con él lo vamos a celebrar. Mientras, porque ni un solo día despierta para él sin subir las escalinatas de la plaza Mayor, ahí lo tenemos, como la referencia profesional que es, como el hombre bueno que mira a la radio y no deja de reconocerse.

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