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Cada una de nuestras acciones tiene detrás historias reales, con nombres, rostros y esperanzas renovadas. Y todas han sido posibles gracias al compromiso de personas como tú.

Querido padrino,
En Guatemala, miles de niñas y niños siguen creciendo en entornos marcados por la pobreza, la exclusión y la falta de acceso a los servicios básicos. Muchos de ellos corren el riesgo de perder el cuidado de sus familias o viven ya separados de ellas, y necesitan con urgencia una red de apoyo que les devuelva la protección y la estabilidad que necesitan y a las que tienen derecho.
Durante 2024, en Aldeas Infantiles SOS trabajamos para estar cerca de quienes más lo necesitaron. En nuestros programas de San Jerónimo, Jocotán y San Juan Sacatepéquez acompañamos a la familias vulnerables para fortalecer sus capacidades de cuidado, acogimos a los niños y niñas que perdieron el cuidado parental y estuvimos al lado de los jóvenes que dieron sus primeros pasos hacia la vida adulta.
Además, ampliamos nuestras acciones preventivas y formativas a comunidades indígenas urbanas vulnerables, generando una mayor conciencia social sobre los derechos de la infancia, e impulsamos redes comunitarias comprometidas con su protección.
Cada una de estas acciones tiene detrás historias reales, con nombres, rostros y esperanzas renovadas. Y todas han sido posibles gracias al compromiso de personas como tú, que eliges seguir a nuestro lado.
Gracias por tanto.
Pedro Puig Pérez
Presidente de Aldeas Infantiles SOS de España.

La vulneración de los derechos de la niñez en Cruz Blanca es constante. Esto supone un reto, pero también es un motor. Desde Aldeas, poco a poco, hemos logrado crear conciencia trabajando con paciencia y con perseverancia.
Como gestora de casos, he acompañado a muchas familias en el proceso de desarrollar sus propios planes familiares, plantearse metas junto a sus hijos e hijas y empezar a transformar los patrones de crianza.
He visto cambios. Algunos son aún pequeños, pero importantes. Las familias empiezan a ver a sus hijos como personas que sienten y piensan, y a entender que educar con respeto sí es posible.
Mónica Paredes, gestora de casos. Programa de Fortalecimiento Familiar y Comunitario de Cruz Blanca.



Garantizamos el derecho de los niños, niñas y adolescentes a crecer en familia
Promovemos la integración social y laboral de los jóvenes
Fortalecemos a las familias en situación de vulnerabilidad y mejoramos su calidad de vida
Cuidado y protección
Seguridad alimentaria
Acceso a la educación y apoyo escolar
Salud y bienestar emocional
Educación y formación profesional
Salud y bienestar emocional
Fortalecimiento familiar y desarrollo de las habilidades parentales
Creación de comunidades protectoras
Promoción y defensa de los derechos de la infancia
Procesos de autosuficiencia
Mejora de la empleabilidad
Prevención de la violencia contra la infancia y de género
Salud preventiva y nutrición
Formación y apoyo para la empleabilidad

Acogimos a niños, niñas y adolescentes y apoyamos a sus familias
niños, niñas, adolescentes y jóvenes atendidos y 554 familias
Aldea Infantil SOS de Jocotán-Chiquimula
Aldea Infantil SOS de San Jerónimo
Servicio de Reintegro Familiar
Viviendas Asistidas para Jóvenes en Jocotán y en San Jerónimo
Ayudamos a niños, niñas, jóvenes y a sus familias
Programas de Fortalecimiento Familiar y Comunitario en Jocotán, San Jerónimo y San Juan Sacatepéquez
Centros Sociales
Hogares Comunitarios
Escuela de Padres
Cuando un niño o una niña pierde el cuidado de su familia, necesita algo más que un lugar donde vivir: necesita sentirse seguro, acompañado y querido. En nuestras Aldeas Infantiles SOS de San Jerónimo y Jocotán les ofrecemos un entorno protector donde puedan recuperar su estabilidad emocional y reconstruir su proyecto de vida.
Además del acompañamiento personalizado y la protección cotidiana, promovemos su continuidad educativa y el acceso a los servicios de salud, incluyendo controles médicos y apoyo psicológico. A través de espacios formativos, también abordamos temas clave como el conocimiento de los derechos de la infancia, la prevención de la violencia y la construcción de vínculos seguros, tanto en el hogar como en la comunidad.
Durante 2024, en San Jerónimo, los niños y niñas vivieron en hogares familiares en los que les brindamos una atención integral. Gracias a un trabajo constante con sus familias de origen, que realizamos a través del Servicio de Reintegro Familiar, 18 de ellos pudieron regresar a casa en condiciones seguras y estables.
En Jocotán, los niños y niñas permanecen actualmente en la Aldea, acompañados por educadores y profesionales que velan por su desarrollo y bienestar, mientras se mantiene activo el trabajo de reunificación familiar siempre que sea posible.
Nuestro trabajo en estos programas de cuidado alternativo va más allá de la protección inmediata. Cada intervención busca reparar vínculos, fortalecer entornos familiares y



Alcanzar la mayoría de edad no es garantía de autonomía, especialmente para quienes carecen de sistemas familiares de apoyo. Por eso, continuamos ayudando a adolescentes y jóvenes que han crecido sin el cuidado parental o están en situación de vulnerabilidad, en su transición hacia una vida independiente, fortaleciendo sus habilidades, su bienestar emocional y sus oportunidades formativas y laborales a través de Viviendas Asistidas.
En San Jerónimo, 16 jóvenes participaron en Programas de Autonomía en estas viviendas tuteladas. Allí recibieron orientación vocacional, ayuda en la búsqueda de empleo, formación técnica y acompañamiento psicológico. Dos de ellos consiguieron empleos formales, mientras que otros participaron en ferias laborales, pasantías y talleres prácticos en alianza con instituciones públicas y privadas.
En Jocotán, el acompañamiento también se mantuvo más allá de la mayoría de edad. 17 jóvenes que habían salido de la Aldea y de las Viviendas Asistidas recibieron seguimiento personalizado, participaron en procesos de inserción laboral, fortalecieron su autonomía personal y desarrollaron habilidades para la vida diaria. Las experiencias adquiridas en prácticas laborales y las redes de apoyo comunitarias fueron clave en su desarrollo.
Además, en ambos programas promovimos espacios de escucha y participación juvenil, donde pudieron plantear sus metas y compartir sus expectativas y experiencias.


Crecí en un entorno protector, donde no solo me brindaron un hogar, sino también valores, educación y herramientas para mi desarrollo personal y profesional.
Durante mis estudios, descubrí mi interés por la carpintería y, gracias al apoyo recibido de Aldeas, pude emprender un pequeño taller junto a mis hermanos. Hoy seguimos trabajando juntos en este proyecto.
Camilo, 20 años. Creció en la Aldea Infantil SOS de Jocotán.



Al principio, cuando vinieron a visitarnos, pensé que era solo para un rato. Pero con el tiempo me di cuenta de que venían a ayudarnos de verdad. En los talleres de Aldeas aprendí a tratar mejor a mis hijos, a escucharlos y a entender que mis gritos no les ayudaban.
Mi esposo también participó, y ahora nos turnamos para ayudar con las tareas y el baño de los niños. Antes, todo era mi responsabilidad. Ahora, hablamos más y discutimos menos. Yo no sabía que la familia podía cambiar tanto con pequeñas cosas. Hoy vivimos más tranquilos.
Estela Gómez, Programa de Fortalecimiento Familiar de Cañadas.
El fortalecimiento familiar y comunitario es esencial para prevenir la pérdida del cuidado parental y garantizar que cada niño y niña crezca en un entorno seguro, afectivo y estable. En Aldeas trabajamos directamente con las familias en situación de vulnerabilidad, abordando las causas estructurales que comprometen el bienestar infantil, como la pobreza, la migración forzada, la exclusión social o la falta de acceso a los servicios esenciales. Lo hacemos fundamentalmente en Centros Sociales y Hogares Comunitarios.
En San Jerónimo y Jocotán apoyamos a las familias en riesgo de separación o en procesos de reunificación, brindándoles orientación psicosocial, formación en crianza positiva, educación financiera y apoyo para fortalecer sus vínculos afectivos. Se trata de intervenciones personalizadas que efectuamos desde la cercanía, el respeto y una visión a largo plazo.
En San Juan Sacatepéquez, acompañamos a más de 270 familias en comunidades indígenas urbanas de alta vulnerabilidad, como Cruz Blanca y Cañadas. A través de visitas domiciliarias, de los talleres que realizamos con familias y cuidadores en nuestra Escuela de Padres, así como de acciones comunitarias, promovimos la protección infantil, el bienestar emocional y el acceso a servicios básicos.
En Cruz Blanca iniciamos nuestra intervención en 2024, centrándonos en la sensibilización y fomentando la implicación local en el cuidado de la infancia. En Cañadas, consolidamos grupos de trabajo en coordinación con los Consejos Comunitarios de Desarrollo, reforzando el tejido social y las capacidades locales de respuesta.
Además, en coordinación con los centros de salud y los hospitales, organizamos jornadas de vacunación, controles nutricionales y atención primaria. También llevamos a cabo acciones educativas y preventivas, como formación en salud sexual y reproductiva, promoción de prácticas de higiene y alfabetización básica.
Actuamos en colaboración con las autoridades, las defensorías y las redes locales de protección de la infancia.


Construyendo futuro
Cuando Mildred llegó por primera vez a la Escuela de Padres, lo hizo porque era un requisito legal. Había perdido temporalmente la custodia de su hija y asistir a las sesiones era parte del proceso para recuperarla. Al principio lo vivía con resistencia y sin plena conciencia de las razones por las que estaba allí.
“Solo vine porque necesitaba que me devolvieran a mi hija y no me quitasen a mi hijo”, recuerda. “No sabía que necesitaba aprender algo”.
Sin embargo, a lo largo del año, su actitud cambió profundamente. Con el acompañamiento recibido en temas de crianza positiva, habilidades parentales, prevención del abuso sexual infantil y apoyo psicológico, Mildred comenzó a poner en práctica nuevas formas de relacionarse con sus hijos.
“Empecé a sentarme con mi hijo, a preguntarle cómo estaba, qué le preocupaba. Me hice amiga de él. También le enseñé a decir su nombre completo, dónde vive y quiénes somos sus padres. Una vez, mientras le bañaba, le pedí permiso para tocarlo. Antes no lo hacía”.
La transformación fue significativa y en noviembre de 2024, el juzgado le devolvió oficialmente la custodia de su hija. Para Mildred, ese momento marcó un antes y un después.
“Cuando el juez me preguntó qué había aprendido, le dije que fui consciente de que era una madre ausente. Ahora me siento renovada. No nos vamos a dormir sin haber hablado. Vivimos con valores, con respeto, con atención”.
Hoy Mildred habla con convicción de su experiencia. Afirma que la Escuela de Padres no solo le devolvió a su hija, sino también una nueva forma de ser madre.
Mildred Lucrecia Sindro Bonilla, Escuela de Padres, San Juan Sacatepéquez.


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Aldeas Infantiles SOS impulsa el buen trato a la infancia y a la juventud a través de su Política de Protección Infantil y Juvenil. Nos implicamos en la promoción de una organización segura, condenando enérgicamente cualquier caso de desprotección y dando una respuesta dentro de nuestro ámbito de actuación y esfera de influencia.