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Pedro Marín Martínez 'Macharro'. Un benefactor a la sombra del XIX
"Los naturales de un Reyno se inclinan más a favorecer a los de su Reyno que a los de otro extraño."
El caso de Pedro Marín Martinez, alias 'Macharro', es el caso de otro ciezano ilustre injustamente olvidado. Olvidado por un pueblo que a veces no es generoso con sus hijos más importantes, es voluntad expresa de la Junta de Hermandades Pasionarias, a través de la Comisión de El Anda, recordar la figura de un hombre clave para entender la Semana Santa de Cieza. Pues fue impulsor de la Cofradía de San Pedro, mecenas de muchas tallas procesionales y de los 'Armaos', patrocinador de los cortejos pasionales y gestor en la distancia de la Traída de los Santos', camarero de la Virgen del Buen Suceso, devoto del Cristo del Consuelo y capellán de la ermita, capellán de las Claras, profeta en su tierra y olvidado en la larga historia del XX. Luchó por acrecentar el fervor religioso de Cieza, y para recuperar a la Iglesia del seísmo desamortizador del Estado. Fue el benefactor de un pueblo.
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El hombre
Escasos son los datos que hay sobre su vida privada, menos aún sobre su infancia. Hijo de Pascual Marín Marín (1800-1893) y Pascuala Martínez Ruiz 1 (1802-¿?), nace en Cieza, en 1837, en el seno de una familia numerosa. Llamado por la vocación del sacerdocio, estudiaría, previsiblemente, en el Seminario de San Fulgencio de Murcia. Fue ordenado y, según cuenta doña Concha Gómez Ros, descendiente de en cuarto grado de Juana Marín Martínez, hermana del presbítero, estuvo un tiempo en Madrid, donde tenía muchas amistades. Vuelve a Cieza, porque lo que le gustaba era estar en su pueblo, y es nombrado capellán del Monasterio de Las Claras el 14 de septiembre de 1865 2, por el Obispo Francisco Landeira.
En 1872 es nombrado también capellán de la recién inaugurada ermita del Santo Cristo del Consuelo, que comenzó a edificarse desde prácticamente una década antes. El nombramiento lo hace el Ayuntamiento ciezano, sufragador de la obra, y lo eligen porque en él concurren cualidades y prendas que lo enaltecen por su celo y bien justificado interés por el esplendor y culto de dicha Ermita 3. Lo fue hasta su muerte en 1907, aunque desde 1903 se nombra a otro capellán, parece en los últimos años la salud no le permitió ejercer el cargo sino más bien tenerlo como título emérito.
Hombre de referencia y respetado, fue el elegido para ayudar a reconstruir el tejido social de la Provincia Franciscana de Murcia. Tras la desamortización y exclaus -
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales tración llevada a cabo por Mendizábal (1836), la Orden Franciscana experimentó una sistemática desarticulación de la mano del Estado. A finales del XIX, especialmente en la década de los 80s, en el más tranquilo marco de la Restauración Borbónica (1874-1931), comenzó un periodo aperturista hacia los franciscanos, quienes rápidamente comenzaron a vertebrar de nuevo sus provincias 'seráficas'. Los primeros monasterios que la orden de San Francisco recuperó fueron el de Antequera, Sanlúcar y Massamagrell. Éste último en Valencia, de los hermanos den Tercer de Nuestro Padre San Francisco, establecida en esa Villa de Cieza, y le damos para el desempeño de tan religioso cargo todas las facultades y poder necesarios, y que se conceden por Su Santidad en su última Constitución Misericordis Dei Filius. Dadas en nuestro convento de Cehegín, selladas con el de nuestro oficio, a 8 días del mes de octubre de 1893.

Este ejemplo habría sido muy de la satisfacción de otro Grande de Cieza, fray Pascual Salmerón, quien ya en 1775 redactó una Demostración 5 para argumentar por qué los franciscanos, que tenían conventos en Murcia dependientes de la Orden de San Pedro de Alcántara de Granada y de la Custodia de San Joaquín Bailón ligada a Valencia, debían autorizar la creación de una provincia de esta orden acorde y propia al Reyno de Murcia, en un claro y precoz caso de conciencia identitaria regional y 'autónoma en el seno de la Iglesia.
Otro de los testimonios que nos han llegado sobre su persona, a través de la providencia firmada por nues - menores capuchinos (una de las tres órdenes de conventuales de San Francisco, junto a los propios franciscanos y las Clarisas) parece que se hizo cargo de todo Levante, de ahí que hasta hoy nos haya llegado un documento, expedido en Madrid y escrito en latín, en que dicho convento se hace responsable espiritual en Cieza de la Tercera Orden de San Francisco, también llamada Fraternidad Seglar Franciscana, una suerte de cofradía franciscana, basada en la penitencia, sin estar sujeta a clausura, y dirigida a seglares, para que La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís 4

El texto, traducido, dice así: A ti muy Rudo. Señor; de cuya virtud, pru-dencia, celo de las almas y devoto culto al seráfico Padre plenamente con-fiamos, a tenor de las presentes muy gustosamente concedemos la facultad para que a los que lo deseen y juzgues idóneos puedas admitir al hábito y profesión de la Tercera Orden, dentro de los límites de tu Diócesis.
Posteriormente, con la reorganización de la Provincia Franciscana de Murcia, pasa a depender del Convento de San Esteban de Cehegín, uno de los primeros en reabrirse como Seminario, y es nombrado Visitador.
Fr: Domingo Ávila y Giner; de la regular Observancia de N. P. S. Francisco y Provincial de la de Cartagena.

A vos Sr. D. Pedro Marín Martínez salud y paz de nuestro Señor JesuCristo.
Confiando en la ciencia, celo y prudencia de V. por las presentes nombramos a V. Visitador de la Venerable Or-
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales 105 tro buen sacerdote el 14 de noviembre de 1861 (aún en el seminario o recién salido de él), nos informa de su pertenencia a una peculiar organización: la Sociedad Espiritual de María Santísima. Era éste un grupo de apostolado católico creada por San Antonio Claret 6, bajo advocación mariana, para orar por la salvación de los blasfemos. Ser miembro de dicha sociedad obligaba a que, cada vez que alguien injuriase en su presencia, había que decir Ave María purísima: Alabado sea Jesucristo: Jesús, María y José, e interpelar al blasfemo reprochándole: Buen hombre, ¿por qué así ofendéis a Dios, que en este mismo instante os puede echar al infierno? ¿Qué sacáis de hablar así? Marín firmó una providencia el 14 de noviembre de 1861, en Murcia, previsiblemente, mientras estudiaba en el Seminario de San Fulgencio o recién salido de él.

El capellán
Esta fue la faceta por la que sus coetáneos más le recordarían y tra-tarían. Lo fue, durante 41 años de las Claras, y durante 34 años de la Ermita del Santo Cristo. Toda una vida. Sin embargo, la prensa de la época lo recuerda como vicario del convento de las monjas clarisas 7 .
Pedro Marín fue nombrado capellán el 14 de septiembre de 1865.
Una de sus primeras intervenciones en su cargo fue sancionar las cuentas del convento. El Libro de Cuentas del Monasterio recoge su rúbrica el día primero de octubre de 1865, libro sin foliar del Archivo del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Cieza (AMICC). Se lee:
Resumen. Demostración del recibo y gasto ocurrido en este Monasterio desde primeros de enero de 1861 hasta 30 de setiembre (sic) de 1865

Total recibo 101.267 rs ôn 8
Total gastos 99.499 rs ôn
Resulta a fabor (sic) del convento 1.808 rs ôn
En el día primero de octubre del año mil ochocientos sesenta y cinco, la Señora Madre Abadesa de las Madres. Descalzas, Padre Capellán y el Síndico Apostólico de este Monasterio, nos reunimos a la cuentas del recibo y gasto que han ocurrido desde principios de Enero del año mil ochocientos sesenta y uno, hasta treinta de setiembre (sic) de mil ochocientos sesenta y cinco, y resultó según la anterior demostración, que el recibo ha ascendido a ciento un mil doscientos sesenta y sietes r; y el gasto a noventa y nueve mil cuatrocientos cincuenta y nueve rs, por lo cual es visto que el recibo ha excedido el gasto en mil ochocientos ocho 1s, y como en las últimas precedentes cuentas resultó igualmente que el recibo excedió al gasto en doscientos treinta y cinco rs con diez y ocho mes, esta demostrado que en existencia a fabor (sic) de la comunidad de dos mil cuarenta y tres rs, y diez y ocho mrs.
Saldo a fabor (sic) de las presentes cuentas. 1.808 rs ôn
Existencia de las últimas precedentes cuentas 239 rs 18 mrs
Resulta líquido a fabor (sic) de la comunidad 2.043 rs 18 mrs
Y hallándolo todo conforme según el más escrupuloso examen que hemos practicado a todo, salvo error de suma o pluma, lo firmamos para que coste, así, por juzgarlo justo de una conformidad = testado=apostólico=nos vale.
Pedro Marín
Mno. Marín-Blázquez

Su talante generoso es aún palpable, audible y legible. Se puede palpar porque al final de la nave central del templo, junto a la sala donde las hermanas escuchan misa, hay un par de bancos de asiento cuya factura es distinta al resto. En sus respaldos se pueden leer unas letras desafiantes al tiempo: Regalo de D. Pedro Marín Martínez Presbítero de esta Santa Comunidad. Año 1894. La misma inscripción se puede ver en otro banco ubicado en la zona del coro.
Se puede oír, porque el armonium que preside la Sala del Coro del convento es otro presente del sacerdote cie -
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales zano a las clarisas. En los días festivos más importante aún suenan unas notas como las que pudo escuchar don Pedro.
Se puede leer, porque en la biblioteca del convento, en los libros de cuentas, su firma y sus gestos desafían al paso del tiempo. Entre otras cosas, durante muchos años en su labor en el monasterio, cedió su paga como capellán. En el libro de cuentas del monasterio, en los ingresos referentes al primer ejercicio de balance que Pedro Marín hace como capellán (después de haber sancionado las cuentas existentes nada más tomar cargo de la capellanía), quizá como gesto de buena voluntad, quizá por implantar una generosa norma, cedió su paga a la Comunidad.
Cuenta del recibo y gasto de este monasterio a 1 de octubre de 1865 hasta el 31 de agosto de 1866. Recibo.
Eristencia de la cuenta anterior 2.043 rs ôn.
Mil reales que dejó en su testamento de limosna Juan José 1.000 rs ôn
Once mil seiscientos cuarenta y cuatro reales han importado las pagas en once meses 11.644 rs ôn.
Mil seiscientos setenta y cinco reales importe de las pagas del capellán cedidas a la Comunidad 1.675 rs ôn.
Ochocientos reales de limosna de Joaquín Portillo 800 rs ôn.
Trescientos reales limosna de Pedro Alcántara Ibáñez 300 rs ôn.

Doscientos reales de un bienhechor 200 rs ôn.
Ciento sesenta reales limosna del síndico 160 rs ôn.
Mil ochocientos diez y seis reales limosna de Yecla 1.816 rs ôn.
Seiscientos reales limosna de Valencia 600 rs ôn.
Seis mil reales entregados a cuenta de la dote de Sor María del Rosario del Santísimo Sacramento 6.000
Diez mil reales entregados por dote ---
Suma 26.238 9
También ocurrió lo mismo en 1867. En el último capítulo de gastos e ingresos, se lee anotado Mil setecientos noventa y cinco rs ôn importe de las pagas del Capellán del año 1867 cedidas a la Comunidad. Como decimos, un sacerdote generoso cuyas obras aún son legibles.
Aunque no lo hemos podido confirmar, no es descabellado pensar que también fue, en algún momento, capellán del Asilo de enfermos pobres de Cieza de la Caridad, ubicado en las estructuras conventuales del templo de San Joaquín.
El Convento de San Joaquín y San Pascual fue un bien desamortizado a la Iglesia por la ley de Mendizábal (1836). Pasó a manos del Concejo de Cieza en 1839, y en 1845, según nos cuenta Vera Botí 10: parte del convento fue cedido para cuartel de la Guardia Civil, pero éste no llegó a instalarse en el edificio antiguo, sino en la zona colindante del huerto, donde se acondicionaron y ampliaron estructuras preexistentes. En 1876 acogió al Colegio de la Purísima y San Luis Gonzaga, y un lustro más tarde (1881) fue sede de la Sociedad Benéfica 'La Caridad', regido por las Siervas de María, y que actuaba como asilo de ancianos, compatibilizado este uso con el de Colegio. Y añade más adelante que fue registrada en escritura pública firmada el 28 de enero ante el notario Antonio Marín Meneses, según recoge en un folleto anónimo de título La Caridad Sociedad Benéfica, publicado en Madrid en 1893. El asilo empezó a funcionar el 7 de abril de ese mismo año, con una actividad que venía regulada por un Reglamento aprobado el 25 de enero de 1886.
Pues bien, dicho Reglamento de la Sociedad, que nos ha llegado en una edición de 1886 publicada en Madrid, concluye con el artículo XXVI que reza lo siguiente: La Junta Directiva, antes de inaugurarse el Asilo, redactará el Reglamento para el régimen interior del mismo. A continuación, aparece desarrollado esa norma interna para el Asilo. Su primer artículo define al Asilo como un establecimiento de beneficencia cristiana, y no se consentirá en él ningún acto que sea contrario a las enseñanzas de la Iglesia Católica.
En su segundo artículo se lee que habrá un capellán, nombrado por el Sr. Obispo de la Diócesis, a propuesta de la Junta directiva, el que ejercerá las funciones propias de su ministerio, de que esté investido por el Prelado, representando a éste en cuantos casos sea necesario; también intervendrá la cuenta general que debe rendirse todos los años, velando, por su parte, porque se realice el pensamiento de la Sociedad.
Ambos reglamentos, el de la sociedad y el del asilo, vienen firmados por los mismos nombres, a saber: Antonio Miñano y Pay - Francisco Mar tínez González - Pedro Marín, presbítero -Fernándo Marín Bermúdez - José Perona, Presbítero. El primero de ellos fue un importante alcalde de Cieza durante los años 1883-1887. José Perona era cura beneficiado de la Catedral de Murcia, por lo que se le supone más en la capital regional que en la villa ciezana. Por ello, siendo don Pedro 'Macharro' capellán en las Claras, miembro de la Sociedad La Caridad, y vecino, nos asegura don Antonio Marín Oliver, del número 33 de
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales la calle Mesones 11, tendría también muy cerca el lugar del Asilo, donde podría ofrecer sus servicios.
El impulsor
Esta es la parte más importante del legado de don Pedro Marín Martínez, pero con humildad confesamos que tan sólo ha sido posible por nuestra parte reunir, enumerar, las muchas referencias a su labor sin el adecuado contraste y complementación con fuentes documentales debido a su escasez y a su discreción.
Pedro Marín fue un gran motor para los desfiles pasionarios de Cieza. Su labor ingente aún tiene su huella hoy en día. Nuestro sacerdote aprovecharía su capellanía de las Claras como base y trampolín para, en el espacio y posibilidades de la nueva ermita del Santo Cristo, desarrollar una fértil producción de imágenes y novedosos hábitos pasionarios que en una evolución posterior culminarían en la 'Traída de los Santos' y la Romería de la Virgen del Buen Suceso.

Su vinculación con la ermita del Santo Cristo del Consuelo, su voluntad benefactora, y su solvencia económica son trascendentales para el impulso que iba a protagonizar nuestra Semana Santa.
Durante el siglo XIX, la popularidad del Cristo del Consuelo creció enormemente entre los ciezanos y la ermita del Cristo del Calvario, advocación primitiva, que era pobre de estructuras y espacio, se quedó pequeña. El Consistorio entonces creó una comisión para crear una nueva ermita. Tras costosísimos esfuerzos 12, y aún sin completar la obra (que se haría en los años siguientes) quedó inaugurada la nueva ermita en 1872. Ese mismo año, el Ayuntamiento, titular del templo por su impulso y sufragio económico, nombró a don Pedro Marín capellán de la nueva ermita, como así se recoge en el acta municipal del 16 de junio 13 .

Su elección no fue aleatoria, pues siempre fue un ciezano devoto del Cristo del Consuelo. Tampoco es descartable la posibilidad de que don Pedro hubiese ayudado de alguna forma a la construcción del nuevo eremitorio con los terrenos del denominado Cabezo de las Horcas, donde se ubica la ermita, ya que al menos, oralmente, sus familiares actuales mantienen el recuerdo de cierto vínculo con ese espacio físico, y esa avuda habría consistido en la cesión de tierras para mejorar el camino de acceso y terrenos circundantes.
Sea como fuera concluidas las obras -nos dice Marín Cano-, se hacía necesario adornar sus capillas, por lo que D. Pedro encargaría diferentes imágenes que presidieran los retablos laterales: a su labor de mecenazgo se debe la llegada de San Pedro Apóstol (1880) y Santa María Magdalena (1881).
Me parece verlo. Una tarde de incipiente primavera, cuando los días son más largos v los aromas de la huerta preludian la cercanía de la Pascua. Mirando desde la puerta de la Ermita hacia el sol de Poniente, una mano sobre el pecho y la otra recogiendo la capa sacerdotal. Don Pedro Marín se gira y mira la bermeja ermita, cuya fachada se terminó en esos años del 78 al 80 y vuelve su rostro hacia el mirador sobre Cieza. Decidiendo que le faltaban 'santos' a la ermita, y que bien podrían no ser imágenes sólo para su contemplación, sino, retomando el significado originario de marchar religiosamente. Si aquel viejo eremitorio se instaló casi tres siglos antes como Vía Crucis para que subieran los ciezanos en rezo, ahora las nuevas imágenes serían las que pro-cesionarían hasta la villa. Nada hay para probar que esto fuera así, pero no me sustraigo a la belleza de esta imagen.
Lo que sí está documentado es la generosa producción encargada por Don Pedro Marín al escultor Joaquín Eusebio Baglietto y González. (1829-1882), hijo del también imaginero Santiago Baglietto (1781-1853), natural de Génova. En un esclarecedor artículo de Alfredo Marín Cano, quien accede al libro de encargos 14 de Joaquín Baglieto, queda recogido que el imaginero entre 1880 y 1881 realizó:
1. San Pedro Apóstol, obra mandada acer (sic) por D. Pedro Marín Martínez capellán de las Monjas Claras de dicho pueblo y natural de el mismo. Entregado el día 10 de octubre de 1880 e llebado por dicha ymagen 2.900 reales.
2.- Restauración de Jesús y la Samaritana, costando 600 reales entregado el día 31 de diciembre de 1880.
3.- Construcción de María Magdalena por un valor de 1.200 reales entregada el día 10 de marzo de 1881.
4.- Dos santicos de media altura, un San Francisco y un San Pascual Bailón, llebados por ellos 320 reales son para D. Pedro Marín bicario de las Monjas de Santa Clara del pueblo de Cieza entregados el día 23 de diciembre de 1881.

5.- Un Santo Domingo de Guzmán, de 960 reales, entregados el mismo día.
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales
En total 5.980 reales. Si recordamos que su asignación' en las cuentas conventuales como capellán era de casi unos 1.700 reales al año, y que también cedía a la comunidad clarisa, es de apreciar el notable esfuerzo económico que realizó en aquellos años, al entregar el triple de un 'sueldo' anual para los santicos
Marín Cano define el estilo de Baglietto como mezela de dos heren cias: compaginando la tradición italiana con la fuerte impronta salzillesca 15, de ahí la confusión en atribuir alguna de sus obras a Francisco Sánchez. Araciel (1851-1918), continuador del estilo de Salzillo.
De las imágenes arriba encargadas, destacan dos por su trascendencia.
La primera es la de San Pedro Apóstol. Existía en Cieza desde 1724 una cofradía, creada por el clero local, dirigida al culto y no a las procesiones, que 30 años más tarde encargaría una imagen de San Pedro Papa que hoy en día se conserva en manos privadas 16. Esta cofradía cayó en desuso a finales del siglo XVII, y no fue hasta finales del siglo siguiente que Pedro Marín encargase la imagen del Apóstol cuando ésta procesionó en el bloque de Los Coloraos, conformada más bien como una camarería que como una Hermandad.
El famoso (por ser el testimonio periodístico más antiguo) ejemplar del diario El Orden de 2 de abril de 1893 describe en la Procesión General de Jueves Santo que San Pedro era la imagen que sucedía al paso anterior - La Ora- ción del Huerto -, y la sencillez de su adorno, no podía ser más bonito y delicado y reflejaba el buen gusto del presbítero D. Pedro Marín Martínez, encargado del arreglo de dicha imagen. Es hermoso el gesto. Un pescador de hombres cuidando de otro.


Pero no sólo encargó su imagen para adornar una de las capillas de la ermita del Santo Cristo y procesionar en Semana Santa, sino que sufragó las túnicas de percal rojo, cinturón blanco y gorro de moco con borla blanca en la punta de los anderos.
Tras el fallecimiento del Macharro, su sobrino-nieto Pascual Gómez Pérez 17 se hizo cargo de la imagen, uniéndose ésta a la familia Gómez y asociándose al gremio de los labradores. En la Guerra Civil fue quemada, y en 1948 se encargó otra a Francisco Palma Burgos.
La otra imagen más que destacable es María Magdalena, atribuída erróneamente a José María Ponsoda, y que quedó vinculada a la familia Aguado Moxó y Marín, siendo una de sus principales camareras doña Visitación Aguado. La imagen se salvó de la guerra civil debido al azar; aunque sin obviar el evidente riesgo, valentía y compromiso individual 18. En la década de los 30s fue retocada por Manuel Carrillo García, padre de Juan Manuel Carrillo, debido a unas comisuras labiales de forzado patetismo
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales que no fue del agrado de su época. 19
En cuanto a restauración de la Samaritana encargada por Pedro Marín Martínez, entendemos que fue un gesto de apoyo y buena voluntad ya que tenía quien la 'cuidase, pues la imagen estaba vinculada en esa época a la familia Talón, concretamente a las hermanas Narcisa y Ana, siendo la hija de ésta última, Piedad Jaén Talón 10, quien hereda ría la camarería samaritana a la vez sería responsable de los cuidados del Santo Cristo del Consuelo, gracias a su unión matrimonial con Mariano Marín-Blázquez Fernández de Castro, cuyo padre, Mariano Marin-Blázquez Marín fue muy amigo de nuestro capellán, existiendo una instantánea de ambos arrodillados a los pies del Cristo del Consuelo. Esta imagen de El Jesús y la Samaritana sería quemada en la Guerra Civil. Las otras imágenes encargadas por el 'Macharro' a Baglietto, San Pascual Bailón, San Joaquín y Santo Domingo de Guzmán serían probablemente entregadas al Monasterio de las Claras y al Convento de San Joaquín.

Pese a todo esto, la ayuda de Pedro Marín también llegó a otras cofradías, como a la de los Armaos o de la Convocatoria. Pues en la propia historia, el capellán merece el nombre y cariño de "impulsor" en el tercio final del s.XIX, una época entendida como de "gran esplendor". Les ayudó, probablemente, en la adquisición de enseres y trajes para procesionar ataviados con el traje de soldados de Judea, refiere el mencionado periódico El Orden.
Este momento de finales del XIX, tras la experiencia republicana de 1873, con el auge de ideas liberales, aún recuperándose del proceso des. amortizador. hav un declive del culto religioso que se verá contrarrestado por la renovación de las antiguas cofradías barrocas (Nuestro Padre Jesús y La Soledad y el nacimiento de otras marcadas por el único objetivo de desfilar durante la Semana de Pasión (Verónica, San Juan Dolorosa, Convocatoria, etc.), la mayoría sin constituciones y amparándose simple mente en el prestigio social de sus benefactores, emparentadas con las vieias elites antiguorregimentales.21 Contra este declive, había que espolear el fervor religioso y la generosidad de D. Pedro convirtió la ermita del Santo Cristo en un nuevo emporio de arte religioso local.
Como el Jueves Santo era a finales del XIX cuando se realizaba la Procesión General ciezana, las imágenes que iban a salir desde la Iglesia de la Asunción se acercaban a este templo, el día de antes, o sea, Miércoles Santo, que era el día de El Prendimiento, y así se fue institucionalizando la Traída de los Santos' como el momento en que se unían en alegre cortejo las imágenes en sus tronos para salir en procesión. Algunas venían de casas o cocheras, como La Oración del Huerto o Los Azotes, y el grueso venía desde la ermita del Santo Cristo. La necesidad del ciezano por su Semana grande es tal que su preparativo es va en sí una celebración, instituida en día propio a fuerza de hábito y pasión. Sin embargo, otra de las devociones más intensas de nuestro presbítero era la que sentía hacia la Virgen del Buen Suceso.

Esta advocación, nombrada Patrona de Cieza en 1745, llegó incluso a eclipsar el cristiano señorío del Cristo del Calvario-Consuelo a finales de XVIII y principios de XIX, siendo la ermita del Crucificado la ermita de Nuestra Señora la Virgen del Buen Suceso, como recogen documentos de la época.
Pero a finales del XIX, coincidiendo con el tiempo en que Pedro MarínMartínez era capellán de las Monjas Claras así como de la nueva ermita del Santo Cristo, la del Buen Suceso debía tener un culto reducido y en decadencia. Es por ello, que este enamorado de su tierra y de sus tradi ciones, don Pedro 'Macharro', promovió mucho el culto a la Virgen, como recuerda Concha Gómez Ros, sobrina-bisnieta de nuestro presbítero. Y así, entre otras cosas, aprovechaba su posición religiosa para hablar de los cultos marianos siempre que podía y fue camarero de la Virgen.22
Con la "Traída de los Santos' la ermita del Santo Cristo debía quedarse vacía, o casi, pues en ella quedaría Nuestra Señora del Buen Suceso. ¿Qué pensaría don Pedro Marín al ver allí injustamente olvidada a la Patrona de Cieza? Sin procesiones, desde la lejanía del ere-mitorio, sin contactos con sus apadrinados.
Según la tradición oral, a mediados de agosto, en su propio coche, bajaba a la Virgen a las Monjas Claras para que allí la arreglasen, la embelleciesen, y entonces llevar-
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales la en procesión con San Bartolomé, el Patrón de Cieza, en su camino a la Iglesia de la Asunción para pasar allí las fiestas locales en honor al Apóstol de los Cinco Sudores, que se trasladaba desde la pequeña y antigua iglesia del cortijo', junto al Balcón del Muro, y que era un modesto templo cuya construcción estaría relacionada con el nuevo asentamiento cristiano.23 Luego, el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen, regresaría a la ermita del Santo Cristo.
De esta forma, Pedro Marín creó la tradición de bajar' a la Patrona a su pueblo en las fiestas de San Bartolomé, y luego llevarla de vuelta en septiembre. Es el germen de lo que casi un siglo después sería la Romería que hov todos conocemos desde la creación de la ermita mariana en el Collado de la Atalaya.
A buen seguro, Pedro Marín sería uno más entre los felices ciezanos con la próxima Coronación Canónica de la querida Virgen la Del Buen Suceso.
Anecdotario: Un sacerdote noticioso
La popularidad, cariño y respeto con que era tratado D. Pedro era tal que las crónicas periodísticas de la época no dejan de reflejar sus pasos, ya sea dando sermones, celebrando bodas de aleurnia o acudiendo a tomar "baños" a la playa. De su lectura podemos obtener nuevas piezas para encajar en el puzzle de la historia ciezana.
Pedro Marín acudía a oficiar, si así se le solicitaba, en caso de una Profesión de fe, como lo cuenta El Heraldo, el 28 de noviembre de 1900: El lunes se verificó en la iglesia de San Joaquín de esta villa, la profesión de la hermana de caridad Sor María Cristobalina Gil. Hubo misa solemne que ofició el virtuoso vicario de madres clarisas, D. Pedro Marín Martínez, y sermón, a cargo del ilustrado presbítero paisano nuestro, D. José Perona, beneficiado de la Catedral de Murcia, que vino ex profeso para este acto religioso.
Otro de los capítulos en los que más y mejor era citado era en las bodas. En unos casos porque las presidía litárgicamente, y en otros porque asistía como invitado. El Liberal de 23 de octubre de 1905 informaba de una suntuosa boda, la de Piedad Capdevila Piñero, hija del politico Ramón Capdevila Marín, tío del historiador local Ramón María Capdevila. La misa fue oficiada por un obispo en el oratorio que la familia tenía en su casa. Entre los asistentes se encuentran los presbíteros D. Francisco Vigueras Córdoba, cura párroco de esta villa; D. Pedro Marín Martínez, vicario de las Monjas Clarisas; Dr. Don Manuel Mérida Pérez, chantre de la Catedral de Murcia, D. Emilio Mateu; D. José Lucas Conesa; D. Francisco Pérez Aguilar- quien desde 1903 había sucedido como capellán de la ermita del Santo Cristo al Macharro'-; D. Pascual Salmerón González; D. José Sánchez Yägues y D. José Marín Alonso. El relato de dicha boda continúa con un listado de nombres y mujeres, y concluye: Además de las gran- des sumas entregadas al Asilo y a las monjas Clarisas, se han repartido 700 libras de pan y 700 bonos en metálico. Deseamos a los nuevos esposos todo género de venturas y felicidades. No se puede escapar el detalle que, aunque sea una tradición extendida hacer donativos para sancionar cristianamente un evento familiar, sean destinatarios de esas dádivas el Asilo y las Claras. De ello deducimos la gran influencia de Pedro Marín, o que Pedro Marín participaba en las únicas obras de caridad y fe, el Asilo y las Claras, merecedoras de atención por parte de las elites locales, lo cual, en ambos casos nos habla de la importancia que tuvo el capellán para la vida de Cieza.
La Juventud Literaria cuenta el su ejemplar del 31 de diciembre de 1893 lo siguiente: Se ha celebrado en Blanca el matrimonio del joven abogado D. Antonio Trigueros Ruiz, registrador de la propiedad del Puerto de Santa María, con la simpática señorita Doña María de la Concepción Caballero, siendo apadrinados por el Excmo. Señor D. José Marín Barnuevo y la hermana del contrayente. Bendijo la unión de los nuevos esposos el capellán del Monasterio de Santa Clara de Cieza D. Pedro Marín Martínez.

En otra ocasión, Las Provincias de Levante refleja en sus páginas del 24 de enero de 1900 los asistentes a la boda de la hija del alcalde de Abarán de finales de siglo XIX,
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales
Domingo Gómez, con un abogado de Socuéllamos. Entre quienes concurrieron a dar al acto una representación conceptuosa se contaban, de Cieza, al jefe del partido conservador D. Francisco González, al vicario de las monjas clarisas, D. Pedro Marín Martínez, al diputado provincial, el popularísimo Juan Pérez Martínez, a don Diego Martínez Pareja, joven abogado de esperanzas, entre otros.
Los rezos públicos tales como rosarios, triduos, vía crucis y novenarios son una excelente ocasión para invitar a una autoridad religiosa para que los dirija, y también aquí, el capellán de Las Claras era muy solicitado. En su publicación del 25 de marzo de 1901, Las Provincias de Levante cita a los tres sacerdotes que van a participar en un novenario en honor de Nuestra Señora la Santísima Virgen de los Dolores, con gran concurrencia de fieles. La Cátedra sagrada la ocupó al primer día el virtuoso Vicario de las Monjas Clarisas D. Pedro Marín Martínez, el segundo día, o sea ayer; el ilustrado Sr: Cura párroco Doctor D. Francisco Vigueras Córdoba y en el tercer día, o sea esta noche, la ha ocupado D. Pascual Yarza, cuyos sermones han sido muy elogiados por el numeroso auditorio.
La prensa de la época también se hacía eco de temas de sociedad. Por ejemplo, Las Provincias de Levante, que en su edición del 12 de julio de 1895, y bajo el epígrafe de Noticias de Cieza explica: Se encuentra en los baños de los Alcázares en el mar menor, ntestro respetable amigo el presbítero D. Pedro Marín Martínez, vicario del comento de monjas darisas de esta villa, acompañado de su simpática y virtuosa sobrina. De este 'breve en un diario de carácter regional se puede extraer la idea de que sus movimientos, y no sólo los religiosos, eran seguidos en toda la Región. La virtuosa sobrina no puede ser otra que su querida Pilar Gómez.
Otro de los motivos que más apariciones periodísticas permitían a Pedro Marín eran los sermones. Los daba en Cieza y en otros munici pios, y los hacía no sólo en función del calendario litúrgico, sino también por los patrones de las villas, es decir, las ocasiones más señala. das de importancia sociopolítica y de alto valor en las relaciones insti. tucionales eclesiásticas, pues los Concejos completos y gran parte de las poblaciones acudían a dichos oficios. Así lo refiere Las Provincias de Levante, el 2 de septiembre de 1896, haciendo un repaso de las recién concluidas fiestas patronales ciezanas: El sermón, que en dicho solemne acto pronunció el elocuente vicario de las monjas clarisas de esta -villa-, D. Pedro Marín Martínez, fue escuchado con gran complacencia por el numeroso público que llenaba los ámbitos del templo, ocu pándose el orador, con esa difícil sencillez que caracteriza al predicador evangélico, del martirio de San Bartolomé. El orador fue muy felicitado, uniendo nosotros desde aquí nuestros entusiastas plácemes a los muchos que por su elocuente discurso ha recibido.
Nuestro capellán también fue invitado a las fiestas de San Cosme y San Damián, en Abarán. Las Provincias de Levante del 26 de septiembre (precisamente la festividad de los Santos) de 1895 hace un adelanto del programa de fiestas de los próximos días. En él detalla que el día 28 al amanecer, diana por las bandas de música, después función religiosa con misa mayor a toda orquesta, predicando sobre la Natividad de la Santísima Virgen el ilustre Capellán de las Monjas de Cieza D. Pedro Marín Martínez. La nota continúa explicando que los días 27 y 28 tendrán corridas de novillos.

Los entierros, como forma de expresión social, son también muy relevantes para entender a la sociedad que los protagoniza. Pedro Marín, como paisano y como referente cultural y espiritual de un pueblo era también solicitado para oficiarlos. Así lo demuestra la noticia de las Provincias de Levante de 19 de febrero de 1901, en la que se cuenta que ha fallecido el honrado labrador y rico hacendado D. Pedro Pérez González, padre de nuestros distinguidos amigos D. Mariano y D. Juan Pérez Martínez, diputado provincial el segundo por este distrito; y padre político de D. Hipólito Molina y del médico titular de aquella villa - de Cieza - doctor D. Federico Arce. El difunto gozaba en Cieza de una envidiable popularidad y del aprecio y estimación general de sus convencinos. Prueba de ello bien elocuente fue la inmensa concurrencia que asistió a su entierro, y en la que figuraban todos los elementos más salientes de la buena sociedad ciezana, sin distinción de matices políticos. Presidieron en el duelo, el vicario de las madres clarisas D. Pedro Marín Martínez, D. Francisco y D. Juan Martínez González, D. Hipólito Molina, D. Pedro y D. José González Pérez, parientes del finado.
La epidemia de cólera de 1885
Pedro Marín Martínez fue nombrado confesor de S.M. la Reina María Cristina de Habsburgo-Lorena (18581929). Según apunta Manuel de la Rosa 24 en recompensa a sus servicios prestados durante la epidemia de cólera de 1885, fue elevado al rango de Capellán de Honor de S. M. y predicador de la Real Capilla. En un azulejo que preside
La maquetación de este artículo ha sido reproducida imitando el artículo original de la revista El Anda 2020, para su difusión en redes sociales su tumba, en el ciezano cementerio del Santo Cristo del Consuelo, se puede leer Título concedido en Madrid el 4 de agosto de 1896, por Jaime Obispo de Sion.25


En principio, la disparidad de fechas no significa nada. La labor solidaria de Pedro en los aciagos momentos que se vivieron por la epidemia de cólera bien pudieron, con el paso del tiempo, promover a nuestro capellán a dicho rango, sugerido por alguien cercano a la Corte.
Merece la pena conocer un poco cómo fue esa epidemia de cólera en Cieza para saber en qué momento destacó nuestro capellán.
En 1885, uno de cada diez ciezanos falleció por el cólera. Murieron 166 personas de un total de 383 afectados.26 El denominado mal asiático afectó por igual a hombre y mujeres con especial incidencia en niños. Comenzó a finales de junio y no se extinguió hasta finales de agosto. Debió de ser como una carrera desbocada de un Jinete del Apo-calipsis. El porcentaje final es que murió el 15,59 % de la población cie-zana. En todo el país, el número estimado es de 120.254 muertos.
Para transportar los cadáveres al cementerio, se mandó construir por el Ayuntamiento un carromato al que se le dio el nombre de 'La Pepa', el que horripilaba por su tétrico ruido: el ruido de la muerte (.). El día 12 -de julio-, en vista de que no se podía dar cabida en el cementerio viejo a tantos como sucumbían del cólera, se acordó bendecir el Nuevo, para que recibiera cristiana sepultura los que fueran falleciendo. De esta forma nos cuenta Capdevila 27 aquel horrible verano de 1885, cuando el cólera hizo acto de aparición, nuevamente, en España, y en este caso, con origen en Levante, donde más duro golpeó. Arreció el cólera durante los primeros meses de verano, arrebatando la vida a muchos hijos de este pueblo.28
Era tal el miedo, que se impedía el acceso a las villas de todo aquel que no acreditase su buen estado, quedando en la casilla de los Albares los cuarenta días reglamentarios.
Un año antes, en 1884, en Murcia comenzó a manifestarse va la enfermedad. Con las primeras noticias, cundió el pánico. Prueba de ello, por ejemplo, fue el testimonio de quienes preparaba un homenaje al Cardenal Belluga en Murcia: Sucedió entonces algo imprevisto: la alarma general ante una posible epidemia de cólera. Se suspendie- ron todos los festejos preparados, se adoptaron medidas de seguridad, y la ciudadanía vivió un mes de septiembre de incertidumbre y temor más que fundados.29
La prensa de la época publicaba, diariamente, el número de invasiones, o sea, infectados y el de muertos por municipio a causa de la epidemia, pues tal era la magnitud de la tragedia. Se recogía todo rumor o declaración de médicos o vecinos que hablase de medidas de prevención y cura del cólera, a cual más variopinta y desesperada. En el diario La Paz de Murcia, a fecha 21-07-1885, pág.1, encontramos las siguientes noticias: Los enfermos de la huerta de Cieza no tienen médico ni medicinas pues los titulares de aquella villa apenas sí las alcanza el tiempo para visitar a los enfermos del casco. El farmacéutico de Cieza, señor Sánchez, da gratis al Ayuntamiento las medicinas. En otro apartado, se lee La Balanza 30 de Cieza hace grandísimos elogios del cura párroco de Cieza, d. Manuel Camacho, el cual de día y de noche cumple con su sagrado ministerio con la actividad y celo que reclaman las actuales calamitosas circunstancias.
Precisamente, quien años más tarde, en 1892, formaría parte de la Comisión de Hacienda, según Estadística del Clero. Diócesis de Cartagena de 1899, página 9.31

En 1885, el día 12 de agosto, el Concejo de Cieza acuerda la suspensión de las fiestas en honor a San Bartolomé por culpa de la epidemia: En atención a las circunstancias críticas por que atraviesa la salud pública en esta población con motivo de la epidemia colérica, había convocado a esta reunión, para que el Ayuntamiento resolviera, si sería 6 no conveniente tuviera lugar en este año la feria y demás funciones que se celebran el día veinticuatro y siguientes del presente mes, en honor a nuestro santo patrono San Bartolomé. Abierta disensión sobre el particular y considerando que la celebración de la feria en estas tristes circunstancias, sería muy perjudicial a la salud pública, por la aglomeración de gentes de la procedencia de otros puntos más infestados, y por el mucho luto y consternación que hay en la población por la consecuencia de las víctimas que ha causado la epidemia, la Corporación Municipal acordó: suprimir por este año la feria de este pueblo, el castillo de pólvora que se acostumbra el día veinticuatro de este mes ya citado y el refresco que el Ayuntamiento tiene costumbre de dar a sus conciudadanos después de la
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La economía ciezana se resintió pues en 1884 hubo un incendio de mieses y una gran avenida del río Segura. El 30 de junio de 1885, el Consistorio aprobó un presupuesto extraordinario para la crisis epidémica que ascendía a 8.037,50 pesetas, invertidas en fumigar, alimento para los enfermos, sanguijuelas, nieve y 9 pesestas gastadas en viaje a Murcia para recoger las 2.000 pesetas que el Gobierno central daba como ayuda.32 La epidemia produjo dificultad en el comercio con el consiguiente encarecimiento de los precios y suspensión en algunos trabajos.33
Como suele ocurrir en toda desgracia natural, el hombre mira al Cielo en busca de explicaciones y, sobre todo, soluciones. Los ciezanos también lo hacían, aunque mucho más acostumbrados a rogar por falta de agua que por epidemias 34: Nos cuenta Capdevila 35: En el mes de agosto comienza a decrecer la mortalidad, y el pueblo en masa visitó a su Ermita al Santísimo Cristo del Consuelo y a la Santísima Virgen del Buen Suceso para que pusieran término a los estragos que producía en el pueblo la terrible plaga. Y en otro apunte que en el 27 de este mes - septiembre-, se trajeron procesionalmente de la Ermita a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, las imágenes del Santísimo Cristo del Consuelo y de la Patrona, la Virgen del Buen Suceso, para hacerles una función religiosa que marchara el cólera morbo asiático. Fue solemní-sima. Ocupó la sagrada cátedra el ilustrísimo Sr: Cura Ecónomo, D. Francisco Vigueras, el que con la elocuencia, con la virtud, con la gran unción religiosa de que estaba dotado, arrancó lágrimas al numeroso concurso que llenaba totalmente las espaciosas naves del templo. La función fue con orquesta. Dijo la misa el virtuoso teniente de la parroquia, DonJosé Yarza Buitrago, asistido de Don Enrique Camacho y de Don José Piñera Díaz. Terminada la misa se llevó el Santísimo por el interior de la iglesia, cantándole un Te Deum, en acción de gracias por los importantes beneficios alcanzados por el pueblo de Cieza, de sus amadas imágenes.

Respecto a la normativa eclesiástica del momento sobre el nombrabiento como capellán de los Reyes: para el ejercicio de la jurisdicción en la real capilla y territorio exento el Patriarca de las Indias tiene tribunal y secretaría. El provisor es un capellán de honor y lleva el título de juez de la real capilla.36 Para ese cargo, los reyes se proveen de capellanes. Los capellanes de honor son capellanes particulares, dotados por el rey, nombrados por éste ad limitum, amovibles ad nutum, no son beneficiados por carecer de renta fija espiritualizada, ni tienen institución canónica, ni forman cabildo, ni tiene más jurisdicción que la que reciben del patriarca por sus respectivos cargos de juez de la capilla, receptor, cura de palacio y administrador.
El Concordato de 1851 establece que seis capellanes de honor puedan tener prebendas en catedrales, de lo cual deducimos que serian más de seis, y que sólo estos podrían recibir remuneración como tales. Además, se recoge que la Corona tiene muchas capillas (y por tanto así puede tener capellanes): capillas en sitios reales habitados, capillas de hospitales y colegios del patriarcado o capellanes mayores, capillas de palacios o iglesias reales costeadas por la monarquía, y capillas de origen y patronato real.
Sobre el nombramiento de quien lo intituló capellán de Honor, en 1892, una carta al II Marqués de Pidal, embajador español en la Santa Sede, recoge unas disposiciones papales de León XIII establece dos Capellanes Mayores, que serían los arzobispos de Compostela y Toledo (parece que hubo presión de los curia española para no perder influencia en la monarquía), salvo que Su Majestad Católica, y en su nombre S. M. la Reina Regente, podrán delegar provisionalmente el ejercicio in actu de la jurisdicción palatina a otra persona digna y capaz. Además, dicha dispensa papal, vertida en comunicación del embajador, continúa que el elegido será elevado a dignidad episcopal y que sobre esta misma persona, recaiga el ejercicio de la jurisdicción castrense con el título de Pro-Vicario General Castrense (.), habiendo S. M. la Reina Regente manifestado el deseo de nombrar para dicho cargo al presbítero d. Jaime Cardona y Tur; Su Santidad se ha dignado elevarle a la dignidad episcopal, señalándole la Iglesia titular de Sion.
Con todo ello, y teniendo en cuenta que el Altar Mayor de la Catedral de Murcia tiene rango de Real porque guarda los restos (el corazón) de Alfonso X, no es descabellado que Cardona nombrase un capellán, o varios, en la Región de Murcia.

Por tanto, Pedro Marín Martínez, capellán de S.M. la Reina María Cristina, bien pudo ser un referente religioso para la Casa Real en la provincia de Murcia, y cabe la posibilidad que nuestro paisano 'Macha-rro' escuchara en confesión a la Reina Regente. Reforzan-
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VI.
do esta idea, según nos cuenta Concha Delgado Gómez, hija de Concha Gómez Ros, está el hecho de que era común en la familia el relato de que don Pedro 'Macharro' viajaba con frecuencia a Madrid, una vez cada dos meses por lo menos, para cumplir con los requerimientos de su cargo.
Siguiendo con su cronología vital, Pedro Marín en 1903, vencido por el paso de los años, fue sustituido como capellán de la ermita del Santo Cristo por Francisco Pérez Aguilar, aunque mantuvo su nombramiento como capellán, al igual que le pasara en las Claras a partir de 1906, en que se le nombró emérito. Falleció el 6 de enero de 1907. El acta 37 de su entierro en la parroquia de La Asunción afirma: Como cura propio de esta Villa de Cieza, Provincia de Murcia, mandé sepultar en el día de la fecha el cadáver de Don Pedro Marín Martínez, de setenta años, natural de la misma, presbítero, hijo de don Pascual y doña Pascuala,
1. En De la Rosa González, Manuel: El Monasterio de la Inmaculada Concepción de Cieza, 1992, pág. 307, explica que era hijo de d. Pascual Marín Marín y de doña Manuela Martínez González, sin embargo, la lápida que está en el panteón donde están los restos mortales de Pedro Marín, no aparece ese nombre femenino, sino el de Pascuala Martínez Ruiz, junto al de Pascual Marín Marín.
2. Op. cit.
3. Cano Marín, Alfredo: El Santo Cristo del Consuelo (1612-2012), Cieza, 2012, pág 99.
4. Información obtenida en la web http://www.ciofs.org/doc/rs78esos.htm#5 de la Tercera Orden Franciscana.
5. Riquelme, Pedro: Pascual Salmerón, Teólogo e Historiador Franciscano. Su aportación al regionalismo murciano-alcantarino, pág 68, en Salmerón Juan, Joaquín (coord.) Fray Pascual Salmerón y su tiempo, Cieza 2007, pág. 68
6. Antonio María Claret (1807-1870), sacerdote catalán, creador de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos) y canonizado por el papa Pío XII en 1950, patrón de los tejedores y copatrón de la diócesis de Canarias, donde trabajó así como también en el Arzobispado de Cuba. Fundador de múltiples sociedades apostólicas, confesor de la Reina Isabel II y participante de la organización del Concilio Vaticano I.
7. Las Provincias de Levante, 12-08-1895, pág. 2
8. La abreviatura rs ôn significa reales de vellón, cuyo valor aproximado por unidad era de 10 céntimos de peseta
9. Como podrá comprobar el lector, la suma no es la que describe de 26.238, sino de 26.242, es de creer que se debió a un ligero error con las unidades, ya que los diez mil reales reseñados en último lugar no aparecen en número, sino con una línea, y por tanto, al no tener tampoco un nombre asignado, entendemos que es otro error.
10. Vera Botí, Alfedo: El convento franciscano de San Joaquín y San Pascual de Cieza. Historia de un sencillo y humilde complejo conventual, Murgetana, n° 123 2010 pág. 23 y ss.
11. En su vivienda se alojaba y comía el ciezano obispo de Astorga Joaquín Beltrán cuando venía a Cieza, según nos cuenta Marín Oliver. La ubicación de esta casa, hoy visible, estaría entonces entre la Posada de las Monjas, ubicada frente al convento, y la Posada de Enmedio, que estaría en el actual solar donde está Correos, y así llamada por encontrarse a medio camino de la anterior y la Posada Nueva, localizada al final de la calle San Sebastián, donde está el Banco de Valencia, léase Ballesteros Baldrich, Anto-nio: Calle Mesones en El casco antiguo de Cieza, 2008, pág. 126 y ss.
12. Marín Cano, Alfredo: El Santo Cristo del Consuelo de Cieza (1612-2012), Cieza, 2012. Capítulo IX: La nueva ermita del Santo Cristo del Consuelo, pág. 71 y ss.
13. Op. cit.
14. Marín Cano, Alfredo: Cieza y la imaginería de Joaquín Eusebio Baglietto y González, El Anda, 2010, pág 158 y ss. En este trabajo hay una trascripción y fotografías del libro de encargos.
15. Op. cít.
16. Op. cít.
17. Pedro Marín Martínez tuvo 9 hermanos. Una de sus hermanas, Juana, casó falleció en el día de ayer a las cinco de la mañana de endocarditis, recibió los Santos Sacramentos y se enterró en el campo santo de esta Villa. Y para que conste lo firmo en Cieza a siete de Enero de mil novecientos siete. Pr. Francisco Vigueras.
La endocarditis, una infección del corazón, conllevó entre 1890 y 1908 un total de 12 fallecimientos 38 en Cieza.
Así vivió y así murió un ciezano amante de Cieza y de sus tradiciones.
A Alejo Lucas Cuenca, Para que conozca y cuide sus tradiciones.
Agradecimientos a la Congregación de Monjas Clarisas de Cieza, a la familia Delgado Gómez, en especial a doña Concha Gómez Ros, a don Antonio Marín Oliver, y a don Antonio Ballesteros Baldrich con Pascual Gómez Gómez, que fue el padre de Jesús Gómez Marín (hermano de Pilar Gómez Marín, ésta sí, conocida como sobrina del Macharro) quien engendró a Pascual Gómez Pérez, y éste a su vez a Concha Gómez. Ros, vecina de Cartagena quien recientemente donó un retrato de Pedro Marín Martínez a la Cofradía de San Pedro y que cuelga en la sede de la Hermandad, en la calle Empedrá número 18
18. Cano Marín, A.: No todo se destruvó en la Guerra. El Anda, 2011, pág. 308 y ss
19. Cano Marín, A.: Cieza y la imaginería de Joaquín Eusebio Baglietto y González, El Anda, 2010
20. Lucas López, Alejo ].: Piedad Jaén Talón, unas manos invisibles. El Anda, 2012, pág. 126 y ss.
21. Marín Cano, Alfredo: Cieza y la imaginería de joaquín Eusebio Baglietto y González, El Anda, 2010.
22. De la Rosa, Manuel: El Monasterio de la Inmaculada Concepción de Cieza, 1992, pág. 278
23. Ballesteros Baldrich, Antonio: La ermita de San Bartolomé. Revista Feria y Fiestas 2012, pág. 37 y ss.
24. De la Rosa González, Manuel: op. cit.
25. Jaime Cardona y Tuy (1838-1923), Obispo de Sion y Vicario Patriarca de las Indias Occi-dentales.
26. Sancho Alguacil, Remedios: Estudio y Evolución de la población. Cieza en el siglo XIX 1808-1930. Historia de Cieza. Vol IV, pág. 21 y ss.
27. Capdevila, Ramón María: Historia de la Excelentísima ciudad de Cieza. Vol III, Cieza, pág 540 y ss.
28. Op. cit.
29. Crespo, Antonio: Homenaje de Murcia al Cardenal Belluga, pp 149 y ss., Murgetana n 112, 2005.
30. La Balanza fue un semanario de corta vida creado el 7 de mayo de 1885, por el abogado Baldomero Camacho y Marín. La obra "La prensa local en la Región de Murcia 1706-1939ª de Juan González. Castaño, que recoge "En sus columnas colaboraron casi todos los señores ilustrados de Cieza, llevando a cabo una larga campaña a favor del médico Don Félix Templado Sánchez (Abarán 1853-Cieza 1916) quien asistió con gran constancia y profesionalidad a cuantos sufrieron el contagio colérico. Como otros periódicos de la provincia, La Balanza dedicó muchas páginas a difundir los medio sde curación y evitación del contagio del cólera."
31. Estadística del Clero. Diócesis de Cartagena. 1899, pág. 4
32. Sancho Alguacil, R.: op. cit.
33. Op. cit.
34. Marín Cano, A.: El Santo Cristo del Consuelo de Cieza (1612-2012). Cieza, 2012. pág. 121
35. Capdevila, Ramón M°. Historia de la excelentísima ciudad de Cieza. Vol III. Capítulo IV: 1972-1892, pág 548.
36. Gómez Zamora, Matías: Regio patronato español e indiano, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid, 1897, pág. 565 y ss.
37. 1-16 folio 15-vuelto M° 6
38. Sancho Alguacil, Remedios: op. cít, pág. 101
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