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THOUGHT LEADERS
While many pro-life advocates across the nation are rejoicing at the likelihood that Roe v. Wade will soon be overturned, pro-choice advocates and people with the ability to get pregnant are terrified, and rightfully so.
Banning abortion will not deter people from attempting to terminate their pregnancies, but it can have major health consequences for pregnant people, especially people of color.
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Prior to the 1973 landmark Supreme Court ruling which granted citizens the constitutional right to the procedure, hundreds of cisgender women died each year from unsafe at-home abortions.
FINANCIAL IMPACT
It is estimated that one in four women in the U.S. will have an abortion by age 45, and many of the women who receive the procedure have existing financial obstacles.
Nearly half of those who receive abortions live below the federal poverty line, which is a household income of $27,750 or lower for a family of four in 2022.
This also emphasizes the racial disparities that factor into abortion access, as Black and Latinx people are more likely than white people to live in poverty.
Wealthier people will have more access to effective contraception and better access to abortion when needed. And even if they reside in abortion-restrictive states, they will be more able to afford travel for reproductive care.
“Safe abortions, abortions for poor people, abortions for people of color, and abortions for our most vulnerable community members who need them most will be increasingly difficult to come by,” Councilmember Kenda Brooks said in a statement on Tuesday, May 3.
The financial burdens would be devastating and long term. According to the Turnaway Study, which evaluated the impact of denied abortions on women’s lives over several years, evictions and bankruptcies increased by 81% among those not able to terminate a pregnancy. NOT THAT SIMPLE
Pro-life advocates often argue that instead of terminating a pregnancy, people should give their baby up for adoption. But this is far from a silver bullet solution — in fact, it is not a solution at all.
Suggesting that adoption is an easy replacement for abortion ignores the fact that carrying a pregnancy to term is more dangerous than terminating it. The maternal mortality rate in America is already alarmingly high, particularly for Black women.
Beyond the medical risks, there are also social consequences, from dodging unwarranted questions from friends and strangers alike, and potentially facing abuse from family members or partners who find out about the pregnancy.
According to a study published last December by researchers at Tulane University, homicide is a leading cause of death for pregnant people, with Black women and girls under 25 at the highest risk.
Adoption is also not necessarily the best option for children themselves. The foster care system is already overcrowded, with more than 400,000 children, many of whom report experiencing abuse in the system.
A study by the Casey Family Programs found that foster children were almost twice as likely to be diagnosed with post-traumatic stress disorder than U.S. war veterans.
And for many children who age out of the system without being adopted, they have no legal relationship to their family and no safety net to fall back on.
ENGLISH ESPAÑOL
PRO-LIFE OR PRO-BIRTH?
If pro-life advocates, including those who have the power to govern what Americans do with their bodies and their lives, were truly concerned for the welfare of pregnant people and children, they would enact laws to protect them, not punish them.
In country with a gender pay gap, no universal paid family leave, an overwhelmed foster care system, limited access to adequate healthcare and childcare, and a shocking maternal mortality rate, it’s clear that this move to ban abortion is not about life, but about forced reproduction. ❚ S i bien muchas personas pro-vida en todo el país se regocijan ante la posibilidad de que el caso Roe Vs. Wade pronto sea anulado, los defensores del aborto y quienes están en capacidad de quedar embarazadas están aterrorizadas, y con razón.
Prohibir el aborto no disuadirá a las personas de intentar interrumpir sus embarazos, pero puede tener importantes consecuencias para la salud de las personas embarazadas, especialmente las afrodescendientes.
Antes del fallo histórico de la Corte Suprema de 1973, que otorgó a los ciudadanos el derecho constitucional al procedimiento, cientos de mujeres cisgénero morían cada año debido a la práctica de abortos inseguros en el hogar.
IMPACTO FINANCIERO
Se estima que una de cada cuatro mujeres en Estados Unidos tendrá un aborto antes de los 45 años, y muchas de las que se someten al procedimiento tienen obstáculos financieros.
Casi la mitad de las que abortan viven por debajo del umbral federal de pobreza, que implica un ingreso familiar de 27.750 dólares o menos para una familia de cuatro en 2022.
Estos hechos también visibilizan las disparidades raciales que influyen en el acceso al aborto, pues las personas afrodescendientes y las latinas tienen más probabilidades que las personas blancas de vivir en la pobreza.
Por su parte, las personas más adineradas tienen mayor acceso a métodos anticonceptivos efectivos e incluso al aborto, cuando este es necesario. Además, si residen en estados que restringen el aborto, tendrán más posibilidades de costear los viajes hacia otros que lo permitan, para recibir atención reproductiva.
“Los abortos seguros, los abortos para las personas pobres, los abortos para las personas afrodescendientes y los abortos para los miembros más vulnerables de nuestra comunidad, que son quienes más los necesitan, serán cada vez más difíciles de conseguir”, dijo la concejala Kenda Brooks en un comunicado el 3 de mayo.
Las cargas financieras también serán devastadoras a largo plazo. Según el Estudio Turnaway, que evaluó el impacto de los abortos denegados en la vida de las mujeres durante varios años, los desalojos y las quiebras aumentaron en el 81% entre aquellas que no pudieron interrumpir un embarazo.
NO ES TAN SIMPLE
Los defensores de la vida a menudo argumentan que, en lugar de interrumpir un embarazo, las personas deberían dar a su bebé en adopción. Pero esta alternativa está lejos de ser una solución mágica; de hecho, no es una solución en absoluto.
Sugerir que la adopción es un reemplazo fácil para el aborto ignora el hecho de que llevar a término un embarazo es más peligroso que interrumpirlo. La tasa de mortalidad materna en Estados Unidos ya es alarmantemente alta, en particular para las mujeres afro.
Más allá de los riesgos médicos, también hay consecuencias sociales, desde la necesidad de evadir preguntas incómodas por parte de amigos y extraños hasta enfrentar el abuso de familiares o de la pareja misma cuando se enteran del embarazo.
Según un estudio de la Universidad Tulane, publicado en diciembre de 2021, el homicidio es una de las principales causas de muerte en personas embarazadas, y las mujeres afro y las menores de 25 años corren el mayor riesgo.
La adopción tampoco es necesariamente la mejor opción para los niños. El sistema de crianza temporal ya está superpoblado, con más de 400.000 niños, muchos de los cuales informan haber sufrido abusos en el sistema.
Un estudio realizado por Casey Family Programs encontró que los niños adoptados tienen casi el doble de probabilidades de ser diagnosticados con trastorno de estrés postraumático que los veteranos de guerra estadounidenses.
Y aquellos niños que superan la edad del sistema sin ser adoptados no tienen una relación legal con su familia ni una red de seguridad a la que puedan recurrir.
¿PRO-VIDA O PRO-NACIMIENTO?
Si los defensores de la vida, incluidos aquellos que tienen el poder de gobernar las decisiones que los estadounidenses toman con sus cuerpos y sus vidas, estuvieran realmente preocupados por el bienestar de las personas embarazadas y los niños, promulgarían leyes para protegerlos, no para castigarlos.
En un país con una brecha salarial de género tan marcada, sin licencia familiar remunerada, un sistema de adopción desbordado, acceso limitado a atención médica y cuidado infantil adecuados y una tasa de mortalidad materna impactante está claro que este movimiento para prohibir el aborto no respalda la vida, sino la reproducción forzada. ❚