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Gustavo Martínez

“Regresó a México y ahora dirige un despacho arquitectónico dedicado en gran medida a la investigación e implementación de tecnologías sustentables con un enfoque social colaborando con importantes empresas trasnacionales.”

La arquitectura sustentable busca que la sociedad tenga un mejor destino

El Arquitecto Gustavo Martínez es licenciado en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Aguascalientes y por la Universidad Politécnica de Madrid. Luego de vivir un tiempo en Canadá, regresó a México y ahora dirige un despacho arquitectónico dedicado en gran medida a la investigación e implementación de tecnologías sustentables con un enfoque social colaborando con importantes empresas trasnacionales.

Gustavo Martínez se ha especializado, desde hace varios años, en el desarrollo y ejecución de proyectos relacionados a la arquitectura sustentable, aquella que tiene en mente el impacto que tendrá un edificio a lo largo de su ciclo de vida, desde su construcción, uso y demolición final. Su objetivo principal es reducir estos impactos ambientales y adoptar criterios para implementar la eficiencia energética en el diseño y la construcción.

Se trata de una arquitectura sostenible que busca reducir al mínimo el impacto ambiental negativo de un edificio mediante la eficiencia y la moderación en el uso de los materiales, la energía y el espacio de desarrollo y el ecosistema en general. Esta arquitectura usa un enfoque consciente de la conservación de la energía y la ecología en el diseño del entorno construido.

La idea principal es asegurar que el uso de los recursos actualmente disponibles no termine teniendo efectos perjudiciales para un bien común o haciendo imposible la obtención de recursos para otras aplicaciones a largo plazo.

Al preguntarle al destacado arquitecto qué tanto se impulsa en el país la arquitectura sustentable, comparado con otros países, responde que, quienes han impulsado más estos esquemas son aquellos que tienen una economía más sólida, además de que sus poblaciones están más sensibilizadas en el tema y que generalmente esa sensibilidad está asociada al grado de educación de la población.

“En México basta ver los indicadores de educación que se tienen, son muy bajos, lamentablemente en últimas fechas esto ha bajado aún más, por ejemplo, en los resultados de pruebas que se realizan a estudiantes internacionales, comúnmente aparecemos en los puestos finales. Sin embargo, hay algo que se tiene que tomar en cuenta que es muy importante, México es un país de muchos contrastes, el país está conformado por una población muy heterogénea, esto también conlleva a que hay algunos sectores de la población que, si están altamente educados, y estos son los que están sensibilizados a este tipo de tendencias, ya que la arquitectura sustentable, en mi concepto, no es una etiqueta, sino una forma de relacionarse con el mundo.

Comenta también que para que haya más obras y más proyectos con estas características se requiere un trabajo en conjunto, primero un marco normativo que fuera más exigente en cuanto a la responsabilidad del impacto a la arquitectura, la edificación, las construcciones, etc., precisando la construcción consume el 50% de energía que se produce en el mundo, desde la generación y traslados de todos los materiales asociados a ella, que además requiere recursos muy extensos, además detalla que la construcción produce la mitad de los residuos que se producen en el mundo, entonces la arquitectura en ese sentido tiene un impacto ambiental y social muy grande.

“Pensar que solamente un marco normativo pudiera por sí mismo generar las condiciones necesarias para fomentar este tipo de acciones arquitectónicas es insuficiente, se tiene que trabajar en varios frentes; por un lado, un ámbito normativo, legislativo que sea más estricto, pero al mismo tiempo con algunos incentivos fiscales, económicos, tanto a consumidores finales como para los proyectistas y por supuesto fundamental la educación desde las universidades, pero también la educación para la población en general, para que demande estos servicios. En ese sentido los profesionales que nos henos especializado en este ramo, tenemos la obligación de educar, no es algo optativo es un compromiso. No la educación como se ha tratado de manejar por algunas ideologías a manera de adoctrinamiento, sino de brindar información y promover

un pensamiento crítico y analítico. Yo creo que esos serían los pilares básicos para que esto pudiera incrementarse y no solo en este tema, sino en todo lo demás”.

Y aunque pudiera parecer por lo anterior que a nivel nacional estamos lejos de crear las condiciones necesarias para el fomento de la arquitectura sustentable, para Gustavo Martínez, cuando se analizan las leyes y normas mexicanas, es notorio que es un buen punto de partida.

“El problema es cuando llegamos a la aplicación, no se está realizando, entonces el marco normativo que tenemos se puede mejorar, porque siempre es posible hacerlo, considero que en el marco normativo actual, sí hay cosas que podrían actualizarse para promover más la eficiencia energética y en el uso de los recursos, sin embargo, con lo que tenemos ahorita, si lo aplicáramos, tendríamos un muy buen avance. Entonces desde mi punto de vista y basado en la experiencia científica que poseo, me parece que el marco normativo va un poco adelante y la sociedad va un poco atrás, porque no lo conocen y además no lo quieren aplicar. Por ejemplo, el municipio con esta intención de hacer una ciudad más sustentable está pensando en la redensificación de la ciudad, lo cual me parece un acierto. Esto no es infinito, pensar en modelos como Nueva York o Tokio, no es viable, hay un punto intermedio. Esto depende de la infraestructura de la ciudad, la cultura de las personas. Recordemos que la sustentabilidad es una mesa de tres patas, esas son el medio ambiente, la economía y el aspecto social”.

El arquitecto señala también que en muchas ocasiones las personas no aceptan la redensificación de la ciudad, ya que les causa miedo esta situación, y aunque coincide que la construcción de un edificio puede tener un impacto importante, señala que hay estudios, para evitar que esos sean negativos.

“Yo recuerdo cuando en fraccionamientos como Jardines o Bosques se empezaron a hacer algunos núcleos habitacionales, los vecinos protestaron enérgicamente, ya que no querían que se aprobaran porque, de acuerdo con su percepción, eso iba a debilitar la plusvalía de su entorno. Actualmente este tipo de arquitectura se está convirtiendo en una alternativa”.

Sin embargo, en Aguascalientes, desafortunadamente, no hay construcciones icónicas de arquitectura sustentable, ya que hay pocos especialistas en la materia lo que ha impedido impactar con esa gran obra.

“Te doy un ejemplo del por qué. En ese sentido, así como la sociedad va atrasada con respecto a la normativa, la normativa va atrasada con respecto a las investigaciones o al conocimiento más reciente, entonces las autoridades en este momento no es algo que estén demandando. Por ejemplo, no hay ningún edificio o ninguna obra pública cuyo requisito sea incluir estos temas, este aspecto está totalmente marginado de los requerimientos en la autoridad, es algo que no se pide, no se exige. A mí me parece que es porque no saben que no todas las ecotecnologías tienen un impacto con la obra, hay muchas que no incrementan un solo peso el costo de la obra. Todo eso no lo saben, y es responsabilidad nuestra informárselos y medios especializados como la revista Construye son fundamentales porque son la manera en la que las personas se van a enterar, son una plataforma muy importante para que esta información salga, pero yo no quisiera cometer el error de pensar que la arquitectura sustentable es la más importante en el mundo. Nosotros somos un campo más del conocimiento que se tiene que desarrollar, buscamos ayudar a que la sociedad tenga un mejor destino”.

Por último, el arquitecto Gustavo Martínez señala que hace mucha falta el desarrollo de conocimiento y tecnología; trabajo que deberán impulsar las universidades, además del apoyo de las autoridades, ya que considera, desafortunadamente la educación en México está dividida en dos bandos, la educación pública donde se busca impactar a una población muy grande y a veces se descuida la calidad, es decir, se exige la eficiencia terminal sin pensar lo que pasa en medio y por otro lado la educación privada, que tiene que ser rentable.

“Eso no quiere decir que las autoridades de universidades públicas que tenemos en el estado, que desde mi punto de vista tenemos instituciones muy buenas, como la Universidad Autónoma, la Politécnica, el Instituto Tecnológico de Aguascalientes, sin embargo, a veces no se promueve desde ahí la investigación, recordemos que las universidades por definición deben de generar conocimiento, una universidad que no genera conocimiento es otra cosa, pero no una universidad. Yo creo que hace mucha falta que estas instituciones promuevan la investigación. Para las escuelas privadas, el esquema es diferente, últimamente en el país hay un estigma contra el ganar dinero, recordemos la sustentabilidad, sino tiene reforzada la parte económica, no va a funcionar y esto aplicaría en un sistema capitalista y en un sistema comunista, la parte económica tiene que ser rentable, porque la población entiende a la economía nada más como billetes, pero no es así, también son recursos, que la manera que tenemos de medir ese recurso es en dinero si, pero el problema no es el dinero en sí, el problema es el recurso. Entonces no está mal que las universidades públicas ganen dinero, pero como la investigación en México a veces no es rentable por el tipo de investigación que se hace, y a veces nadie le apuesta a esto, es muy difícil que una universidad privada soporte estos golpes económicos o estas inversiones a tan largo plazo como si lo pueden hacer organizaciones mundiales como Google, IBM., que ellos invierten, hacen apuestas para los próximos 50 años., entonces yo lo que invitaría es a que se genere más investigación y te diría que las universidades no son los únicos lugares en donde se puede hacer investigación, se puede hacer investigación también desde las empresa, todos somos científicos en potencia, lo único que tenemos que hacer es desarrollar un pensamiento crítico, respetar el método científico. Entonces yo invitaría a educar, a desarrollar un pensamiento crítico y a promover la ciencia, es lo que podría decir”.