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Mi Primer Año En Coquimbo

Ser misionero era mi sueño cuando estaba en el seminario menor en Indonesia. Este espíritu me animó para entrar a la Congregación de Los Misioneros de La Sagrada Familia de la Provincia de Java. Creo que no estaba equivocado con esa decisión. Porque a lo mejor podía entrar a una diócesis si el espíritu misionero no hubiese sido tan fuerte en mi corazón. Y al final, aterricé en Chile por el mismo espíritu y llevo 10 años participando en la obra MSF en este país.

Llegue a Coquimbo el 28 de febrero de 2021. Me designaron para ejercer mi servicio en esta ciudad por algunas unas razones, siendo la más importante la disponibilidad de ser un misionero, porque puedo justificarme con varias razones lógicas, personales, familiares hasta espirituales para negarme a un nuevo servicio solicitado, pero tener una mayor disponibilidad a servir en un lugar donde la Iglesia o la congregación necesita, eso es lo que trato de hacer y vivir.

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La comunidad MSF San José Coquimbo donde estoy ahora, está integrada por Padre Cornelio Fouchier, P. Eduardo Álvarez, y Hermano Luis Delgado, quienes hace años están en esta comunidad. El servicio de la parroquia, cuenta con siete capillas y la Matriz. Es una nueva realidad que me gusta. Al comienzo conocí el lugar, la gente, las costumbres y dinámica pastoral que tienen. Ahora me siento sincronizado con el ritmo de la comunidad y servicio pastoral de la parroquia.

Cuando llegué a Coquimbo, el tema de la pandemia Covid-19 estaba en la segunda ola de variante Delta. Unos días desde mi llegada, entramos a cuarentena. Celebramos la misa en la capilla de la casa y yo trataba de transmitirla diariamente, especialmente los domingos para llegar a los feligreses. Era lo máximo que podíamos hacer para acompañar en tiempo de aislamiento que duró algunos meses. Fue una experiencia enriquecedora.

La realidad de la pandemia cambió muchas cosas sobre la vida parroquial. En medio del año 2021, llegó el momento de tener más libertad de reunirnos para tener el culto litúrgico. Partimos en Fase II (Protocolo Sanitario de Chile), iniciamos la misa con 10 personas en la Iglesia y algunas capillas. Mientras mayormente las parroquias de la diócesis de la ciudad de la Serena ni siquiera tenían misa con los feligreses en esa fase, recién comenzaron en Fase IV. Nosotros como comunidad MSF retornamos a las actividades parroquial lo más pronto posible, porque queríamos recuperar el rumbo de la comunidad, que estaba detenido por más de un año. Fue una realidad muy dura. Es como las perdidas después de una guerra. La participación de los feligreses disminuyó bastante. Desapareciendo los jóvenes y acólitos. El proceso de catequesis bajó el ánimo. Además, después de la crisis social en Chile, casos dentro de la Iglesia y la pandemia, es como el último golpe que tenemos aceptar como Iglesia.

A pesar de la realidad dura que estamos enfrentando, creo que tenemos luz. Encontré el ánimo de los MSF, de mi comunidad y de los agentes pastorales que quieren lo mejor para la Iglesia y servir al Señor. La Parroquia Sagrada Familia de Coquimbo, ha retomado sus actividades: Pastoral Social, 1%, Comunicación, los ministros haciendo su actividad pastoral y oración. Tenemos movimientos como el Camino Neocatecumenal, Legión de María, Renovación Carismática, Maranatha, Amigos MSF y grupos de baile religioso. En esta comunidad MSF y parroquia donde servimos, encontré tantas bendiciones y la gracia de Dios.