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Ciudad Barroca
El proceso de urbanización del Barroco fue el motor del de la configuración de la ciudad como un todo. Así, la ciudad comienza a formar parte del paisaje y se adueña del mismo. El exterior se integra al interior como un integrante más del espacio.
Las nuevas cortes estables del Barroco, las ciudades capitales, emulaban a Roma. En toda Europa se concibieron incontables proyectos urbanísticos en los que se diseñaba la ciudad, sus palacios, plazas y emplazamientos para iglesias. Todos los elementos formaban parte del plan: edificios, avenidas, espacios públicos, fuentes. A la manera de Roma. Los palacios imitaban e incluso engrandecían el ChigiOdescalchi de Bernini, las plazas acogían las estatuas ecuestres de los monarcas, modelo, ya desde la Antigua Roma a la que emulaba la nueva, del máximo poder terrenal.
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El Barroco, en contraposición con el Renacimiento, representó una época de gran actividad urbanística. En numerosas ciudades, el derribo de las murallas medievales obsoletas permitía incorporar terrenos a la ciudad que ofrecían la posibilidad de construir bulevares interiores o paseos. Se incorporan al diseño de la ciudad nuevos trazados en los que se refleja una preocupación por la simetría y la búsqueda de composiciones equilibradas.
