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Comunicación para el desarrollo y el cambio social
PaTRicia oRanTes alaRcón patricia.orantes @gmail.com social, involucra personalidades con características heterogéneas en el proceso de vida y propicia el bienestar y sostenibilidad individual y social. Entonces, la comunicación para el desarrollo reconoce que la protección de capital social, económico y ambiental involucra aspectos necesarios para lograr un desarrollo productivo. Por ello, se deben gestionar estrategias de comunicación para el desarrollo, con el propósito de obtener como resultado una sociedad saludable, que se convierta en un reto que debe asumirse desde cualquier individuo, sector, comunidad, ya sea en el ámbito local, regional o nacional.
De acuerdo con la Revista de Comunicación y Salud, volumen 6, la comunicación para el desarrollo surge de un proceso estratégico adoptado por agencias de cooperación internacional en la década de 1950, en Estados Unidos. Fue impulsada por la United States Agency for International Development (Usaid) y en las Naciones Unidas (Fnuap) a través de campañas de comportamiento para temas de nutrición y desarrollo humano.
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No podemos dejar de evocar aquí el célebre lienzo de José María Rodríguez Acosta.
En cuanto a los santuarios, se han conservado varias cajetas; por ejemplo, las de las Vírgenes del Remedio y del Milagro de Luquin, Codés, Legarra de Lizasoáin, o San Miguel de Izaga, San Tirso de Esparza de Salazar, San Gregorio Ostiense y Santa Felicia de Labiano. Sirva de ejemplo el de Luquin, en donde sabemos que sus limosneros se desplazaban hasta la Berrueza, Valdega, la Solana, Echauri, Yerri, Orba y Araquil y pueblos como Lerín, Peralta, Artajona, Andosilla, Sesma, Cárcar, Lodosa, Falces, Milagro, Valtierra, Mañeru y Salvatierra. Siempre lo hacían, como en otros casos, acompañados de la limosnera con las imágenes grabadas o en pequeñas reducciones escultóricas de sus imágenes. En la pintura del siglo XX encontramos como protagonistas a algunos sacristanes y limosneros con sus cajetas. Entre los más destacados citaremos al célebre Cristero, obra de Miguel Pérez Torres (c. 1918-1919), que guarda el ayuntamiento de la capital de la Ribera.
Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) empleó la educación para la formación de agricultores y tecnologías agrícolas saludables, mientras que El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, (en inglés Unicef) la utilizó para el bienestar de los niños y sus madres. Es importante mencionar que la comunicación para el desarrollo basa sus intenciones en teorías psicosociales y de persuasión como de relaciones públicas centrándose en cambios de comportamiento individuales gracias a la difusión de mensajes a públicos con características convergentes. Según Martínez (2012), la comunicación para el desarrollo busca establecer y diseñar los mecanismos apropiados al contexto local y hacer uso de los canales de comunicación existentes para visibilizar el logro y sostenibilidad de los proyectos, planes y programas que involucran al individuo de forma compleja, en función del dialogo de doble vía entre los diferentes actores del proceso, lo cual permite, además, la implementación de herramientas comunicacionales individuales, grupales y de mesa con el fin de incidir favorablemente en las dinámicas sociales. Además de actuar como agente movilizador, integra grupos humanos, desarrolla la actividad
La comunicación para el desarrollo y el cambio social se institucionalizó como campo de estudio, con varios autores y enfoques.
El enfoque inicial de este tipo de comunicación es que las comunidades deben ser actores centrales de su propio desarrollo, donde la comunicación no debe persuadir sino facilitar el diálogo y que no debe centrarse en los comportamientos individuales sino en las normas sociales, las políticas y la cultura. En una segunda etapa, apoyada también por la Fundación Rockefeller, vio la necesidad de vincular el proceso de reflexión a experiencias concretas, en el sentido de que, si bien el cuerpo teórico no estaba totalmente definido, la realidad mostraba, en cambio, una variedad de experiencias.
En concordancia, Sosa (2010) afirma que la comunicación para el cambio social aparece como un paradigma donde se rescata y profundiza el camino recorrido por la comunicación para el desarrollo y por la comunicación participativa incorporando nociones innovadoras y progresistas de los modelos de modernización. Las cuatro claves de la comunicación para el cambio social son: a) el diálogo, b) el apoyo, c) la participación y d) el propósito. Por ello, la comunicación para el cambio social puede convertirse en una plataforma que facilite el diálogo, ya sea interpersonal, intergrupal o mediado a través de algún canal de comunicación que sea óptimo para sus audiencias.
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