ESTUDIANTE UNIVERSITARIO A LOS 30 AÑOS
Volver a la universidad a la edad de
como si fuera ayer. Respiraba rápidamente,
30 años puede ser un poco desalentador y
los papeles, se me pusieron de color blanco
probablemente podría ser un camino muy
hasta que no pude sentir la circulación
difícil para una mujer mayor en esta
sanguínea pasando por mi cuerpo. Estaba en
generación, Laura Jiménez descubrió que
shock, mi corazón palpitaba muy fuerte en mi
después de haber trabajado durante varios
pecho mientras lágrimas cálidas llenaban mis
años en su compañía adquirió mucho
ojos. Mirando hacia el techo blanco le
conocimiento y experiencia que le ayudaron a
agradecí a Dios por esta oportunidad
equilibrar su vida social y financiera. Aunque
mientras leía en voz alta por última vez en
puede ser difícil aceptar y ser percibida como
esas grandes letras negras audaces que me
estudiante a esa edad, puede también parecer
aceptaron en la universidad y me iba a
extraño; pero esta hermosa mujer de 30 años
convertir en abogada inmigrante.
ha encontrado el valor y la confianza para perseguir su sueño de convertirse en una abogada inmigrante, así como ella aceptó el hecho de que está bien ser única y empezar de nuevo en la vida.
mis manos temblaban, pero sostenían firmes
Durante el verano, después de aceptar la solicitud de la escuela, empecé a pensar en la situación en la que me metí y todas las emociones que corría por mis venas: la ira, la felicidad, el estrés... Empecé a sentirme
Aquí está la experiencia de Laura
abrumada, comenzaba a enfermarme todo el
Jiménez, una mujer de 30 años como una
tiempo y mi estómago siempre hacía ruidos
estudiante universitaria.
extraños cada vez que pasaba por ese gran
Mi nombre es Laura Jiménez; soy una mujer de 30 años y creo que mi vida nunca es suficiente. En este viaje tuve el apoyo de mi familia increíble y de mi prometido que me han ayudado en los momentos más bajos y altos de mi vida, así como me di cuenta de que la edad es sólo un número y que la vida es demasiado corta pará no disfrutarla. Recuerdo ese día perfectamente en mi mente
edificio abrumador que pronto seria mi universidad. Parecía como si la decisión que tomé estuviera equivocada o tal vez fuera una señal para que no continúe en esta carrera. Por fin después de unos días necesarios de vacaciones en los trópicos calientes en la Habana, Cuba, finalmente pude calmarme y tomé estas vacaciones como mi terapia, mientras disfrutaba del sol brillante y
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