Ladosis #36

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El auge actual de la música venezolana y la accesibilidad a la tecnología han contribuido sustancialmente al incremento de profesionales del audio. Es una carrera viable. Existen ingenieros venezolanos trabajando con artistas extranjeros como Chayenne, Julio Iglesias y Carlos Vives y hay ingenieros venezolanos viviendo fuera del país.

En retrospectiva, ¿qué significaron los años 90 y los sellos Avatar, Lyric, Musicarte…desde el punto de vista del audio?

Fue un chispazo de lo que hoy vivimos. Mientras lo comercial era para Sonográfica y Sonorodven, esos sellos tenían un mayor interés en destacar lo tradicional venezolano, la música de cámara y el jazz. Se trataba más de experimentar. Luis Julio Toro con Germán Landaeta en unas cuevas, la experiencia MIDI Jazz Performance de Gerry Weil en Volao o Cantos y tonadas de Julio D’Escriván y Luis Julio Toro son ejemplos estimulados por la accesibilidad a la tecnología que contribuyó a incentivar y promover la evolución de la ingeniería de audio pues la música de estos sellos pequeños podía sonar tan bien como la de aquellos grandes.

En 1952 con el estudio Fidelis de Antonio González, conocido como Gonzalito. Hay otra fuente que señala 1957. En cualquier caso, Fidelis fue una réplica de los estudios de Capitol Records y representa el primer estudio de grabación para música del país. Antes se usaban los estudios de las emisoras de radio.

¿Cuánto tiempo llevas como ingeniero de sonido? Llevo 32 años. Recuerdo que desde niño siempre me gustó la música pero siempre estaba pendiente de los sonidos de todo cuanto escuchaba en casa. Ambas cosas fueron motivadoras y determinantes.

¿Ha crecido el interés en la profesión recientemente?

Sí, yo diría las últimas dos décadas. El Taller de Arte Sonoro tiene más o menos ese tiempo formando a muchas personas.

Se lucha por ello siempre pero el trabajo tiene varias vertientes que significan diversas exigencias. Todo depende de esas exigencias. No hay una cifra determinada.

Hablemos Audio…

Es una excelente oportunidad para intercambiar información. Surge de una necesidad de compartir inquietudes a través de conferencias y charlas.

¿Qué aspectos vale la pena destacar para tener éxito como audio ingeniero?

Oye, no tanto. Tal vez en incentivar la creación de festivales de jazz y un interés en artistas como Aquiles Báez bajo un concepto más intimista y una música más cercana lo que motivo a desarrollar más lo que Vytas Brenner había iniciado con la incorporación de la música afro venezolana.

¿Cómo somos comparados con ingenieros del exterior en términos cualitativos?

¿Cuáles aspectos son objetivos y cuáles subjetivos?

Estamos entrenados para resolverlo todo en menor tiempo. Eso es bien visto afuera.

¿Cuándo se inició la ingeniería de audio en el país?

¿Está la ingeniería de audio bien remunerada?

No dar cosas por sentado o asumir algo que se desconoce, pero sobre todo ser responsable. Uno está en esto por la música. Somos artífices de darle sentido al sonido que el artista quiere transmitir y el oyente escuchar. Si bien cada oído es particular, el ingeniero de audio no debe abusar de la tecnología. A veces la mejor propuesta es no hacer nada. Otro aspecto vital es que el ingeniero debe entender que el oído funciona como un músculo, es decir, se fatiga, por lo que someterlo a un alto volumen antes de trabajar no es recomendable. Se debe entender que uno es parte de una industria, no un ente aislado, lo cual reafirma la importancia del intercambio de información.

¿Cómo impactó eso en los locales nocturnos?

Foto: Lucía Peñaloza

Acá participaron seis ingenieros y dos músicos que fungen como ingenieros. Tener una fecha de entrega a la vuelta de la esquina generó una presión que de no ser por el excelente trabajo de esas personas, habría tenido un resultado indeseado.

En una de tus charlas en Hablemos Audio haces hincapié en la responsabilidad. Sí. En esta profesión el ego no tiene cabida y debe quedar fuera del estudio y del escenario. Estamos acá por la música y nuestra función es hacer que el artista y su propuesta suenen bien. Esa es nuestra razón de ser.

¿Qué ha significado ganar el Grammy Latino por Mejor Ingeniería de Grabación con el disco De Repente de C4 Trío y Pollo Brito? Significa mucho. Es la primera vez que un álbum venezolano es premiado en el renglón técnico. Lo más gratificante acá es que fue un álbum hecho en Venezuela y de música venezolana pero en condiciones adversas por la situación país. Es un reconocimiento de algo que ha venido pasando y a lo que siempre aposté: nuestras grabaciones ya suenan igual o mejor que las del exterior. Es también el resultado de la elección del ala de Productores e Ingenieros de la Academia cuyo peso específico es muy importante.

Es esencial que el ingeniero conozca sus equipos. Un buen sistema de monitoreo es vital en este arte. La tecnología pone a disposición una gama de software infinita pero no se trata de usar todo sino saber usar lo necesario. Hoy podemos ver el audio, eso es una ventaja. Los formatos digitales facilitan muchas cosas.

¿Con quién te gustaría grabar y qué ingenieros foráneos admiras?

Grabar, Rickie Lee Jones, Sting, Guillermo Carrasco, El Pollo Brito y Alfred Gómez Jr. La música de Alfred realmente me mueve. En cuanto a ingenieros hay tres: Hugh Padgham (Genesis) Rick Breen (Yellowjackets) y Frank Filipeti (James Taylor).

¿Qué grabaciones recuerdas con especial deferencia y cuáles prefieres ignorar?

Volao de Gerry Weil y Una a la vez. El de Leo Blanco, Pianoforte, fue un reto. Son referenciales de mi trabajo. Hay dos o tres que borraría de mi lista.

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