Profesional: Suplemento Nº 12160

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Magisterio 15

MIÉRCOLES, 21 DE FEBRERO DE 2018 Profesional

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Profesional

Suplemento Nº 34 Miércoles, 21 de febrero de 2018

La estratificación educativa del empleo La última crisis ha producido una estratificación educativa del empleo mayor que otras en función de los niveles educativos. La tasa de universitarios llegó a un mínimo del 81% en 2013, por el 63% de los que tienen Secundaria superior y el 44% de los de Primaria o menos.

Juan Ignacio Martínez Pastor, Departamento de Sociología II (UNED)

L

as siguientes líneas pretenden demostrar que en la última crisis económica se ha producido una estratificación educativa del empleo, un fenómeno que también se ha dado durante las crisis anteriores en algunos tramos de edad, aunque no con la misma virulencia en términos absolutos. Por estratificación educativa del empleo se entiende que la tasa de empleo se divide en distintas capas en función de los niveles educativos. El gráfico 1 muestra la evolución de la tasa de empleo para los varones de entre 25 y 64 años entre 1976 y 2016. En él se aprecian los siguientes hechos. El primero, que a mediados de los años 70 la tasa no bajaba prácticamente del 90% con independencia del nivel de estudios. El segundo, que desde la crisis que comenzó en aquel periodo, la tasa de empleo de los que tienen estudios primarios o menos se ha distanciado progresivamente del resto de los niveles, con tasas sensiblemente menores. El tercer hecho sobresaliente atañe a la última crisis. Hasta entonces, las diferencias entre los niveles de estudio no eran demasiado grandes, tanto en las épocas de bonanza como en las de crisis. Esta regularidad empírica se rompió con la crisis iniciada en 2007. En los años sucesivos se ve claramente lo que podría llamarse una estratificación educativa de la tasa de empleo: la tasa para los universitarios llegó a un mínimo del 81% en 2013, por el 63% de los que tienen Secundaria superior y el 44% de los de Primara o menos.

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En ninguna de las crisis anteriores se alcanzaron distancias tan grandes. El gráfico 1 puede estar influido en parte por las salidas anticipadas del mercado laboral y por la edad tardía de consolidación en el mercado laboral de los universitarios. El gráfico 2 refleja la misma tasa pero para las edades centrales en la vida laboral: los 35-54 años. El gráfico refleja las mismas tendencias que el anterior, aunque en este caso la tasa de empleo de los universitarios nunca es superada por otros niveles educativos, habiendo más distancia entre estos y el resto de niveles, sobre todo en la crisis de mediados de los 90. Lo importante de este gráfico, no obstante, se sitúa en la última crisis, donde también se observa una clara estratificación educativa de la tasa de empleo, con tasas alarmantemente

bajas en colectivos con muy poca formación (la tasa de empleo para los de Primaria en 2013 era del 50% y en 2016 del 56%), o en niveles con una gran cantidad de individuos, como los que poseen la Secundaria inicial (2,2 millones de varones en 2013), cuya tasa se desplomó hasta el 67% en 2013 (en 2016 es del 75%). Estos datos indican que casi la mitad de los que tienen estudios primarios o menos no trabajan, y que nada menos que el 25% de varones con la Secundaria inicial está actualmente sin empleo en las edades centrales para sostener una familia, por un 9% de universitarios. En el caso de las mujeres siempre ha habido una estratificación educativa de la tasa de empleo, ya que el patrón del varón proveedor y de la mujer ama de casa ha sido y es más típico cuanto menor es el nivel de estudios (ver

gráficos 3 y 4). A diferencia de los varones, el efecto de la última crisis en ellas no ha sido tanto el descenso de las tasas de empleo como su estancamiento. La continua incorporación de las mujeres al mundo del empleo remunerado lo prueba el hecho de que incluso durante la última crisis, las tasas para cada nivel de estudios han sido de las más altas de la historia. La estratificación educativa del empleo tiene varias implicaciones. La primera, que el principal problema –tener o no tener empleo– no se da tanto entre los universitarios como entre los que tienen Educación Secundaria inicial o menos. Pese a que este último colectivo es menos visible en los medios de comunicación, más centrados en el paro y el subempleo de los universitarios, es el que debería atraer la atención más urgente de las políticas de

empleo. Se trata de individuos con relativamente pocos recursos educativos y en muchas ocasiones atrapados en dinámicas de precariedad que alternan empleos temporales con episodios de paro (Muñoz-Comet y MartínezPastor, 2017), además de ser un grupo bastante numeroso y que está en las edades centrales de su carrera laboral. Una posible solución para aumentar su tasa de empleo es rebajar las cotizaciones a la Seguridad Social para los trabajos de menor cualificación (Garrido y Gutiérrez, 2015).

La segunda consecuencia es que, a tenor de la tasa de empleo, las estrategias educativas más racionales de los individuos y de las familias se deben encaminar a tener un título universitario, ya que aunque eso no garantice trabajar, lo garantiza en mayor medida que los otros niveles, como bien se ha apreciado en la crisis más reciente. Otra cuestión es adoptar un punto de vista social, no individual ni familiar. Según las EPA de 2016, alrededor del 30% de universitarios en España está abocado a no tener empleo o a trabajar en algo para lo que no se requiere ser universitario. La expansión universitaria puede verse como un mecanismo para igualar las oportunidades educativas entre las clases sociales, o incluso para satisfacer las necesidades de consumo cultural de una parte de la población; pero si hablamos de asignar puestos de trabajo a los individuos, el gasto social en la expansión universitaria no parece justificado. Pese a la extraordinaria mejora de la estructura ocupacional en España, hay más universitarios que puestos para ellos. En eso radica el mayor problema de los que poseen más estudios: en qué trabajan y no tanto en si trabajan. Referencias: -Muñoz-Comet, Jacobo y Juan-Ignacio Martínez Pastor (2017) “¿Es la precariedad igual para todos los trabajadores temporales? Diferencias y semejanzas entre clases sociales”, Revista Española de Sociología (RES), 26 (2). -Garrido Medina, Luis y Rodolfo Gutiérrez (2016) “Recuperar para el empleo a los trabajadores menos cualificados”, Documento 16, Círculo Cívico de Opinión, Madrid, 48 pp.

Sigue en la pág. 16

Sección coordinada por la Fundación Europea Sociedad y Educación

* Sociedad y Educación no se hace responsable de las ideas vertidas por los autores en los artículos publicados.


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