Modelos bigeneracionales: Una revisión sistemática de la literatura

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Resumen

El objetivo de las estrategias bigeneracionales es romper el ciclo intergeneracional de la pobreza, moviendo a la familia hacia la seguridad y la estabilidad económica a través de la educación, la capacitación de la fuerza laboral y de servicios de apoyo relacionados. Estas estrategias brindan oportunidades a padres, madres, niñas, niños y jóvenes, así como apoyo económico y capital social, mediante servicios de apoyo familiar y entre pares. Aunque los programas bigeneracionales son tan diversos como las comunidades a las que sirven, varias características emergen como factores consistentes en su éxito. Estos incluyen los marcos de políticas de apoyo, el liderazgo, la administración de programas, los flujos de financiamiento integrados y flexibles y una cultura orientada a la evidencia.

Abstract

Two-generation strategies aim to break the inter-generational cycle of poverty, moving the family toward economic security and stability through education, workforce training, and related support services. Such strategies provide both parents and children opportunities, economic support, and social capital in the form of family and peer support services. Although two-generation programs are as diverse as the communities they serve, several characteristics emerge as consistent factors in the programs' success. These factors include supportive policy frameworks, leadership; program administration; integrated and flexible financing flows; and evidence-oriented culture.

Palabras Claves: 2 gen, modelos de dos generaciones, estrategia 2 generaciones, estrategias de toda la familia, modelos bigeneracionales, estrategias bigeneracionales, pobreza, políticas públicas.

Keywords: two-generation, two gen models, 2gen approach, whole family approach, two generation strategies, poverty, public policies.

Cita sugerida:

Blakely-Vallecillo, V. (2023). Modelos bigeneracionales: Una revisión sistemática de la literatura San Juan: Instituto del Desarrollo de la Juventud.

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Instituto del Desarrollo de la Juventud | Laboratorio de Movilidad Económica Tabla de contenido Introducción 1 Un cambio de paradigma: sus comienzos 2 Enfoque de los modelos bigeneracionales 3 Consideraciones teóricas 3 Componentes de los modelos bigeneracionales..................................................................... 5 Desafíos para la implementación de modelos bigeneracionales 6 Sistemas de datos y evaluación ..................................................................................................... 7 Políticas públicas basadas en modelos bigeneracionales 8 Ejemplos de programas bigeneracionales y sus resultados 9 Apoyo o coaching en los modelos bigeneracionales ........................................................... 15 Consideraciones finales 17 Bibliografía 19

Introducción

Existe una creciente concepción de que las inversiones tradicionales que se centran únicamente en adultos o menores limitan impactos potenciales al no comprometerse con las familias de manera integral para apoyar y mantener el crecimiento y las oportunidades. Los enfoques bigeneracionales, por el contrario, abordan el desafío de la pobreza intergeneracional al alinear y coordinar los servicios para los niños y niñas con los servicios para sus padres, madres y/o cuidadores o cuidadoras y desarrollar programas que sirvan a ambos.

Según Haskins, Garfinkel y McLanahan (2014), la crianza y la eficacia de las escuelas públicas, las cuales podrían fomentar la superación de desventajas socioeconómicas, tienen una alta probabilidad de afectar las oportunidades económicas en la adultez de los niños y niñas que crecen en entornos con recursos limitados. Datos intergeneracionales del estudio de panel de “Income Dynamics”1 de Estados Unidos muestran que la movilidad económica ascendente es escasa. El 42 % de los niños y niñas de familias en el 20 % inferior de la distribución del ingreso terminan en el 20 % inferior dentro de la misma distribución de ingresos como adultos, mientras que solo el 6 % llega al 20 % superior. Por el contrario, solo el 9 % de los niños y niñas de familias en el 20 % superior de los ingresos terminan en el 20 % inferior, y el 39 % permanece en el 20 % superior. Esto sugiere que existe un estancamiento en cuanto a la movilidad económica en la adultez de aquellos niños y niñas que viven en el extremo inferior de la escala de la distribución de ingresos. Este contexto sirve para destacar la importancia de asumir los modelos bigeneracionales en la prestación de servicios puesto que tienen como objetivo interrumpir el ciclo intergeneracional de la pobreza

Las estrategias bigeneracionales han existido por décadas. Gran parte del trabajo reciente sobre estrategias bigeneracionales se ha centrado en el desarrollo de programas de “impacto directo” que aborden cinco áreas centrales en torno a las familias de forma regular: (1) el capital social, (2) los bienes económicos, (3) la educación postsecundaria y el empleo, (4) la educación en la primera infancia y (5) la salud física y mental. Actualmente, el paradigma bigeneracional está presente en todo Estados Unidos y en algunos países hispanos como Chile y Puerto Rico. En la mayoría de los casos, los programas combinan el desarrollo de la fuerza laboral y la educación de la primera infancia (Early Head Start y Head Start), junto con otros servicios para toda la familia, e incluyen un componente de acompañamiento psicosocial.

A diferencia de las intervenciones de servicios sociales tradicionales, los modelos bigeneracionales, por definición, apuntan a lograr objetivos que van mucho más allá de obtener mejores resultados individuales. Este modelo se sostiene con marcos teóricos como la teoría del aprendizaje social, la teoría del apego, las perspectivas del desarrollo psicoanalítico, la teoría ecológica y la teoría de sistemas familiares, entre otras. Se espera que un enfoque bigeneracional tenga un efecto multiplicador que conduzca a mejores resultados para toda la familia, las comunidades y el país.

1 El Panel Study of Income Dynamics (PSID) es la encuesta de hogares longitudinal de mayor duración en el mundo, el cual comenzó en 1968 con una muestra representativa de 18,000 individuos en 5,000 familias de los Estados Unidos. Para más información, véase Panel Study of Income Dynamics, Institute for Social Research, University of Michigan, en https://psidonline.isr.umich.edu/

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Un cambio de paradigma: sus comienzos

Los modelos bigeneracionales o de dos generaciones no son una idea nueva. En la década del 1980 se conceptualizó la idea de combinar la educación temprana con apoyo a las familias, cuidado parental, educación, apoyo para obtener desarrollo educativo general (GED, por sus siglas en inglés) y acceso a beneficios públicos. Esto es lo que Lindsay Chase-Lansdale y Jeanne Brooks-Gunn (2014) articulan como “Two-Generation 1.0” (Eckrich Sommer et al., 2018, p. 121). Los primeros ejemplos se remontan a mediados de los años 60, con el lanzamiento de Head Start (Chase-Lansdale y Brooks-Gunn, 2014), uno de los programas de dos generaciones más conocidos. Head Start fue creado hace más de 50 años con la idea de apoyar las necesidades de desarrollo de niños y niñas en su primera infancia y, al mismo tiempo, apoyar la capacidad de sus padres y madres con destrezas de cuidado parental y mejorar su sustento (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

Los programas bigeneracionales perdieron su auge a finales de la década del 1990 debido a cambios importantes en políticas económicas sobre “work first” las cuales dominaron la conversación y, en lugar de brindar apoyo para adiestramiento laboral sectorial y para la educación, se centraron en colocar a las personas directamente en el empleo (Chase-Lansdale y Brooks-Gunn, 2014, p. 15) En la década del 2000, a medida en que la competencia global, la tecnología y el alza en los niveles de pobreza infantil se intensificaron en los Estados Unidos, la necesidad de más educación formal resurgió y con ella se reintrodujeron muchos servicios bigeneracionales. Chase-Lansdale y Brooks-Gunn (2014) nominan esta reivindicación de las estrategias bigeneracionales como “dos generaciones 2.0” En esta versión de los modelos se busca rectificar los defectos de los esfuerzos anteriores, en gran parte para construir fuertes conexiones entre los componentes para niños, niñas y adultos, garantizando así que reciban servicios de igual duración e intensidad, e incorporando avances en la educación y el desarrollo de la fuerza laboral (Haskins, Garfinkel y McLanahan, 2014).

Chase-Lansdale y Brooks-Gunn (2014) aseguran que los resultados prometedores de estos modelos sugieren que su justificación teórica es fuerte. Estas autoras entienden que ha llegado el momento de la innovación, la experimentación y de más estudios El nivel de experimentación para mejorar este concepto se ha acelerado rápidamente en los últimos años impulsado por inversiones de fundaciones como la Fundación Bill y Melinda Gates, la Annie E. Casey Foundation y la Red Ascend del Aspen Institute, e incluso agencias federales como el Departamento de Educación de los Estados Unidos, a través de su programa Promise Neighborhoods y la Administración para Niños y Familias del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (Scott, Popkin y Simington, 2016).

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Enfoque de los modelos bigeneracionales

Los modelos bigeneracionales apuntan de manera inherente a lograr objetivos que van mucho más allá de obtener resultados individuales, contrario a las intervenciones de servicios sociales tradicionales Es decir, el enfoque bigeneracional aspira a un efecto multiplicador que produzca mejores resultados para toda la familia, las comunidades y el país.

Este efecto multiplicador supone el logro de cumplir las metas definidas tanto para los padres y madres como para los niños y niñas, a través de un conjunto alineado de intervenciones intencionales. Las metas familiares claramente definidas, tienen el potencial de ayudar a los y las profesionales a enfocarse efectivamente en las personas dentro de los hogares, a establecer metas individuales, a alinear soluciones apropiadas y a lograr mejores resultados para las familias. Al mismo tiempo, estas metas definidas ayudan a que los sistemas que sirven a las personas en pobreza sean más rentables a largo plazo (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

Los modelos de dos generaciones se enfocan en niños y niñas de bajos ingresos y en los padres y madres de estas familias con el objetivo de interrumpir el ciclo de la pobreza. Sin embargo, los modelos en sí varían ampliamente y los y las profesionales y responsables de la formulación de políticas necesitan recibir orientación sobre cómo diseñarlos mejor para lograr sus ambiciosos objetivos y capitalizar sus efectos multiplicadores (Scott, Popkin y Simington, 2016).

Shonkoff y Fisher (2013) aseguran que el concepto de un enfoque de dos generaciones para los niños, niñas y familias que experimentan una adversidad significativa está particularmente maduro para un replanteamiento creativo que vaya más allá de un simple llamado a una mejor coordinación entre los “silos” de servicios centrados en los niños y niñas y los centrados en los adultos.

Consideraciones teóricas

La creciente evidencia de la neurociencia sugiere que cuanto más esperemos para intervenir con los niños y niñas con alto riesgo de problemas, más difícil será lograr resultados positivos más adelante, particularmente para los niños y niñas que experimentan las alteraciones fisiológicas del estrés tóxico (es decir, activación excesiva y prolongada de los sistemas de respuesta al estrés) durante los primeros años (Shonkoff y Fisher, 2013). Algunos investigadores e investigadoras han propuesto mirar la teoría ecológica y la teoría de sistemas familiares (FST, por sus siglas en inglés) como un marco teórico que permite considerar cómo los modelos bigeneracionales impactan a los padres y madres a corto plazo y a largo plazo, y el bienestar de los niños y niñas y la familia (Chase-Lansdale et al., 2019).

Según Shonkoff y Fisher (2013), los diversos marcos conceptuales que guían la inclusión de los padres y madres en los programas de la primera infancia han sido influenciados en ciertos aspectos por la teoría del aprendizaje social, la teoría del apego y las perspectivas del desarrollo psicoanalítico. Aunque algunos

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investigadores e investigadoras han visto estos marcos como distintos o incompatibles, otros han articulado que existe un núcleo conceptual compartido que considera que los resultados de la vida de los niños y las niñas dependen de la disponibilidad de relaciones receptivas y de apoyo que sean cálidas y positivas.

La afirmación sobre cómo el desarrollo de los niños y niñas se ve significativamente afectado por sus relaciones con los adultos importantes en sus vidas es ampliamente aceptada y validada en los espacios científicos. Esta afirmación sugiere que las intervenciones efectivas en bebés, niñas y niños en desventaja deben incluir un compromiso significativo de parte de la familia.

Los primeros años de la vida de un niño o niña son de vital importancia en su desarrollo La crianza afecta profundamente el desarrollo de los niños y niñas. De igual forma, el estrés, la salud física, la salud mental y la educación de los padres afectan la crianza de los hijos (Shimt, Matthews y Golden, 2014, p. 4). Por lo que, para garantizar un desarrollo saludable, los niños y niñas necesitan estabilidad y relaciones receptivas y enriquecedoras.

A pesar del consenso sobre estas afirmaciones, Shonkoff y Fisher (2013, p. 10) aseguran que el diseño y la implementación de estrategias para la participación significativa de los padres y madres en los programas enfrentan desafíos complejos y su éxito puede ser difícil de lograr en la práctica. Los resultados de la neurociencia con respecto al desarrollo de los niños y niñas en edad temprana justifican de manera fundamental la importancia que los modelos bigeneracionales le dan al desarrollo saludable durante la infancia.

Según Chase-Lansdale y colegas (2019), la teoría ecológica postula que las familias están integradas en un macro sistema más amplio de oportunidades y limitaciones económicas. En consecuencia, mejorar la educación de los padres y madres les permitiría participar en la economía en general de manera más efectiva. Los autores y autoras afirman que la teoría también destaca las conexiones significativas dentro del microsistema, es decir, las relaciones en entornos familiares y extrafamiliares. A partir de esta perspectiva, los programas bigeneracionales eligen deliberadamente el entorno extrafamiliar de la educación de la primera infancia para involucrar a los padres y madres en su propio programa de educación y capacitación laboral (Chase-Lansdale et al., 2019).

La perspectiva de sistemas familiares proporciona matices al enfoque ecológico, vinculando múltiples entornos y contextos a la forma en que la familia opera internamente (Chase-Lansdale et al., 2019). Esta es una teoría de conducta humana que define la unidad familiar como un sistema social complejo en donde los miembros interactúan para influir en el comportamiento de los unos con los otros (Pfeiffer e In-Albon, 2022). Pfeiffer e InAlbon (2022) lo explican de la siguiente manera [traducción del inglés]:

Es probable que cualquier cambio en un individuo dentro de una familia influya en todo el sistema e incluso puede conducir a cambios en otros miembros. Muchas intervenciones diseñadas para promover el cambio de comportamiento en los niños y niñas están dirigidas a la unidad padre/madre-hijo/hija, aunque, según Kerr y Bowen (1988), puede ser más beneficioso centrarse en la familia como un todo. La teoría de los sistemas familiares reconoce que la familia juega un papel clave tanto en el bienestar emocional como en el físico a lo largo de toda la vida, ya que la mayoría de las personas mantienen el contacto con su familia de origen mientras viven. La teoría de sistemas familiares resalta la idea de que las familias son entidades continuas, con reglas, creencias y valores que dan forma a los miembros a lo largo del tiempo.

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La teoría de sistemas familiares es, por tanto, un mecanismo para entender el funcionamiento humano con un enfoque en las interacciones intrafamiliares y las familias en sus contextos (Watson, 2012). Por otro lado, la teoría ecológica considera la compleja interacción entre los factores individuales, de relaciones, comunitarios y sociales; esta teoría o modelo es utilizado en la prevención de violencia y suicidios, entre otros (CDC, 2022; Cramer y Kapusta, 2017). En este contexto, reconociendo los principios básicos del paradigma bigeneracional y su enfoque de impactar de forma holística a las familias, estas teorías en combinación suponen una base teórica que fundamentan el porqué de su eficacia

Componentes de los modelos bigeneracionales

Las estrategias bigeneracionales pueden incluir múltiples componentes, no obstante, las organizaciones que lideran este paradigma identifican cinco componentes clave comunes en los planteamientos bigeneracionales (Mosle y Sims, 2021):

1. Salud, incluida la salud mental: La salud tiene un gran impacto en la capacidad de las familias de prosperar. Si el cuidador o cuidadora sufre una enfermedad o crisis mental, esta puede afectar su habilidad para trabajar, así como para proveer un ambiente estable y seguro para sus hijos o hijas. Asimismo, cuando un niño, niña o joven no está físicamente bien o saludable, su capacidad de explorar, aprender y lograr las metas de su desarrollo se puede ver afectada, ya que su bienestar social y emocional están intrínsecamente conectados con el crecimiento y el aprendizaje.

2. Desarrollo, aprendizaje y cuidado en la infancia temprana: Los primeros meses y años de vida, son un periodo en que el cerebro se desarrolla de manera potencial. La calidad de las experiencias y las interacciones del niño o niña son las que darán forma a la arquitectura de su cerebro y sentarán la base del aprendizaje y el desarrollo posterior. Es por eso por lo que las propuestas de los modelos bigeneracionales se esfuerzan por garantizar que todos los servicios y programas diseñados para la niñez temprana, incluyendo el cuidado infantil, Head Start y las visitas domiciliarias, incorporen contenido de vanguardia, estándares de calidad comprobados y apoyo a la seguridad económica de toda la familia

3. Estudios postsecundarios y vías de empleo: La educación impulsa la seguridad económica familiar. Los padres, madres y cuidadores que obtienen un título universitario, duplican sus ingresos de por vida y aumentan la seguridad financiera de sus familias. El nivel educativo de los padres, madres y cuidadores también es un fuerte predictor del éxito de un niño o niña. Por ende, los enfoques bigeneracionales buscan ayudar a los padres, madres y cuidadores a lograr sus metas educativas y obtener certificaciones de capacitación que conduzcan a mejores empleos y profesiones

4. Activos económicos: La estabilidad financiera es un aspecto fundamental de la movilidad económica y social de las familias. Los activos económicos incluyen vivienda, transportación, educación financiera, créditos contributivos y asistencia nutricional, entre otros.

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5. Capital social: Para prosperar y avanzar en la vida, tanto los adultos como los niños y niñas necesitan conexiones interpersonales útiles y acceso a la información. También necesitan oportunidades para dar y recibir apoyo. La construcción de la “red de capital social” de una familia es un componente clave de un enfoque bigeneracional exitoso. Años de investigación han demostrado que las conexiones de capital social producen beneficios tanto para las familias como para las comunidades. Estos redundan en vecindarios más vigorosos, mayor participación en organizaciones comunitarias y religiosas, así como en avances en la escuela y en el lugar de trabajo.

Las organizaciones que han liderado la concepción, el desarrollo y la implementación de los modelos bigeneracionales o las estrategias de dos generaciones (y/o de toda la familia) son Ascend del Aspen Institute, la Annie E. Casey Foundation y Foundation for Child Development. Mientras que, entre las organizaciones que lideran esfuerzos gubernamentales, se destacan El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos y, en específico, la Administración de Niños y Familias. Al mismo tiempo, han surgido esfuerzos notables de parte del Departamento de Educación, apoyados por Ascend y la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL, por sus siglas en inglés). De igual forma, en colaboración con el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos y financiado por un colectivo filantrópico, el Urban Institute desarrolló la iniciativa HOST en cinco complejos de vivienda pública o subsidiada en cuatro estados, basada en un modelo bigeneracional de servicios2

Desafíos para la implementación de modelos bigeneracionales

Todos los modelos bigeneracionales, según Scott, Popkin y Simington (2016), tienen dos aspectos centrales en común: (1) abordan problemas sociales extremadamente complejos y difíciles de solucionar; y (2) la complejidad de los modelos los hace difíciles de conceptualizar e implementar de manera efectiva. Las personas encargadas de formular políticas necesitan un marco común para pensar en estos temas, anticipar los desafíos de atender a adultos, niños, niñas y jóvenes de manera integrada y garantizar que estos esfuerzos tengan la mayor probabilidad de alcanzar sus ambiciosos objetivos. Muchos menores y familias de bajos ingresos pueden beneficiarse de políticas bigeneracionales que contribuyan a cubrir mejor sus necesidades y a alcanzar su bienestar.

Según Chase-Lansdale y Brooks-Gunn (2014), el desafío fundamental que enfrenta este paradigma no es solo la incapacidad de producir un mayor impacto, sino también la ausencia de una dimensión de investigación y desarrollo para fomentar el diseño y prueba de nuevas ideas. Sin embargo, a pesar de que hoy día existen pocos datos disponibles sobre el impacto de los programas bigeneracionales en comparación con aquellos que atienden a una sola generación, según se desprende de la teoría, los programas de capital humano3 de dos generaciones

2 HOST Initiative in Action, Urban Institute, https://www.urban.org/policy-centers/metropolitan -housing- and-communities-policycenter/projects/host-initiative-action

3 El capital humano, definido como el conocimiento y las habilidades individu ales que hacen productiva a una persona, se puede aumentar a través de la educación. Los programas de capital humano de dos generaciones adoptan intencionalmente una perspectiva familiar que combina estratégicamente la educación y la capacitación para los padres, madres y cuidadores con los programas de educación de la primera infancia. La conexión con los programas de educación de la primera infancia ayuda a las familias al proporcionar oportunidades de aprendizaje de alta calidad para los niños y niñas, al tiempo que aborda muchas de las barreras para el progreso educativo que enfrentan los padres y madres de bajos ingresos,

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pueden ser un nuevo enfoque prometedor para promover la autosuficiencia económica, así como un mayor bienestar psicológico (Chase-Lansdale y Brooks-Gunn, 2014, p. 14).

El escrito de Upadhyaya et al. (2021), por otra parte, aborda los desafíos que enfrentan estos programas desde otra perspectiva. Según estos autores, los mayores desafíos residen en la colaboración entre agencias, las fuentes de financiamiento, la necesidad del cambio organizacional y políticas que apoyan estos programas 4 También aseguran que, a pesar del fuerte apoyo federal en la implementación de modelos bigeneracionales, también existen barreras como los requisitos de elegibilidad restrictivos impuestos por los servicios sociales tradicionales. La problemática puede residir en la carga histórica de cómo se han hecho las cosas, el status quo y las dinámicas de financiamiento (Upadhyaya et al., 2021, p. 326).

Otro de los desafíos que traen a consideración estos autores es el rediseñar los servicios basándose en un proceso de co-creación con las familias, lo cual es un pilar importante de los modelos bigeneracionales En este contexto, aluden a que muchas organizaciones o agencias que prestan servicios, por lo general, no cuentan con los procesos, estructuras y habilidades para llevar a cabo una colaboración innovadora como esta; muchos tendrían que superar barreras financieras, de tiempo y de conocimiento (Upadhyaya et al., 2021, p. 326).

Sistemas de datos y evaluación

A medida que se implementan nuevos programas, son necesarios sistemas sólidos de recopilación de datos y presentación de informes para evaluar la efectividad de las estrategias bigeneracionales y así apoyar la formulación de políticas públicas Muchos estados han desarrollado sistemas de recopilación de datos y presentación de informes que pueden utilizarse para evaluar la eficacia de las estrategias bigeneracionales desde el punto de vista del desarrollo de la fuerza laboral y la educación de la primera infancia (King, Coffey y Smith, 2013).

El objetivo de recopilar datos sobre los programas es demostrar la viabilidad de las estrategias bigeneracionales, en comparación con los programas tradicionales, para garantizar que quienes formulan las políticas públicas apoyen los programas con resultados sólidos (King, Coffey y Smith, 2013). Los elementos de investigación potenciales incluyen la identificación de desafíos, las condiciones necesarias para programas exitosos y la documentación de resultados. El desarrollo de medidas de desempeño (indicadores) ayuda a quienes son responsables de la formulación de políticas en el análisis de costo-beneficio a largo plazo (King, Coffey y Smith, 2013).

incluyendo la falta de acceso a un cuido infantil confiable y la falta

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de apoyo social. Véase Gardner, Brooks-Gunn y Chase-Lansdale, 2017. 4 Véase Upadhyaya et al., Figura 2, página 326.

Políticas públicas basadas en modelos bigeneracionales

Los programas que abordan las necesidades de los niños, niñas y jóvenes de bajos ingresos, así como de la fuerza laboral de bajos salarios, generalmente operan de forma independiente. Estos no consideran la importancia de abordar tanto la economía familiar como el bienestar infantil. Debido a que los resultados, positivos y negativos, de los padres-madres y de los niños y niñas están estrechamente vinculados, el desarrollo de políticas bigeneracionales es imprescindible, no opcional (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

Las políticas y programas diseñados para satisfacer las necesidades de adultos o niños a menudo residen dentro de diferentes departamentos o agencias del gobierno. Estos emplean trabajadores con habilidades específicas a las poblaciones a las que sirven. El resultado es que, ni el programa para adultos, ni el programa dirigido a niños y niñas, pueden abordar las complejidades y necesidades de toda la familia en la que reside el individuo. Por otra parte, al prestar servicios individuales, los trabajadores sociales o administradores de programas, aun teniendo la perspectiva bigeneracional, pueden estar limitados en lo que pueden hacer, quizás por restricciones de financiamiento, medidas limitadas de rendimiento del programa o un número excesivo de casos (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

Las políticas federales y estatales actuales no necesariamente respaldan adecuadamente los enfoques bigeneracionales. Usualmente, los programas y políticas exclusivamente centrados en los niños y niñas, se enfocan en mejorar los resultados de los niños, niñas y jóvenes en aspectos como la salud, la nutrición infantil o la preparación escolar, sin tener en cuenta el apoyo al éxito económico de los padres y/o madres o las capacidades de crianza que estos poseen (Shimt, Matthews y Golden, 2014). Los autores aseguran que un ejemplo de esto es que muchos programas prescolares en los Estados Unidos funcionan solo tres horas al día, lo que dificulta que los padres, madres y cuidadores que trabajan en empleos de bajos ingreso y con poca flexibilidad puedan disfrutar de estos servicios Asimismo, se puede trabajar una buena nutrición en la escuela o en los centros de cuido, pero el impacto es limitado si esa buena nutrición no se trabaja con la familia y no llega al hogar.

Del mismo modo, los programas enfocados en adultos muchas veces no consideran a los niños y niñas. Los programas y políticas, como los programas de desarrollo de la fuerza laboral y la educación postsecundaria, pueden tener como objetivo aumentar el éxito económico, pero es posible que no tengan en cuenta el papel de los adultos como padres y madres, y mucho menos las necesidades competitivas de sus hijos e hijas, las cuales podrían ser contrarias a la participación de sus padres y madres en un programa o curso de estudio en particular debido a los horarios en que se ofrecen estos servicios (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

Según Shimt, Matthews y Golden (2014), las áreas de oportunidad son múltiples, entre ellas: (1) combinar las vías de educación y formación con el cuidado infantil y la educación temprana; (2) expandir los programas de visitas domiciliarias para la primera infancia a través de inversiones estatales y federales, así como aprovechar otras oportunidades como brindar destrezas de crianza para ayudar a los padres y madres en los primeros años de sus hijos e hijas; (3) mejorar las políticas de cuidado infantil; (4) mejorar las políticas laborales para la fuerza trabajadora

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de bajos ingresos; y (5) ampliar el acceso a la atención médica y los tratamientos de salud mental. En el contexto local, una oportunidad de remover barreras a considerar es proveer un mayor acceso a la transportación.

Estas estrategias son atractivas para la implementación estatal y local de modelos bigeneracionales porque se basan en los servicios existentes, se coordinan con la comunidad empresarial local así como con las organizaciones filantrópicas y se pueden adaptar a las condiciones económicas regionales (King, Coffey y Smith, 2013). Los gobiernos estatales y locales cuentan con varias herramientas para promover el uso de modelos bigeneracionales. En el escrito de King et al. (2016) se presentan cinco áreas de acción: (1) el marco de la política pública, (2) liderato, (3) guías de implementación de programas; (4) fondos integrados y flexibles y (5) promoción de una cultura basada en la evidencia. Al consignar el uso de modelos bigeneracionales al incorporarlos en una gama de acciones de política pública, estos pueden ser acogidos a mayor escala y lograr mayor impacto

Ejemplos de programas bigeneracionales y sus resultados

La innovación ha estado presente en todo Estados Unidos y en algunos países hispanos como Chile y Puerto Rico, donde se está identificando y fomentando la participación efectiva de programas bigeneracionales. En la mayoría de los casos, los programas combinan el desarrollo de la fuerza laboral con la educación de la primera infancia (Early Head Start y Head Start), junto con otros servicios a las familias Estos programas no siempre se prestan a evaluaciones experimentales, aunque tampoco se pueden descartar (Smith, 2011). Aun así, los resultados cuasi-experimentales son prometedores.

Ejemplos de estos programas son:

• CAP Tulsa, Oklahoma

• Jeremiah Program, Minneapolis, Minnesota

• Vimenti, Puerto Rico

• Subsistema de Chile Seguridades y Oportunidades, Chile

• Pascale Sykes, Nueva Jersey

• Annie E. Casey Foundation, Civic Sites Atlanta y Baltimore

• Proyecto de Empleo para los Padres de Colorado

• HOST en 5 localidades de vivienda pública y subsidiada en 4 estados

• AVANCE, San Antonio, Texas

CAP Tulsa, en Oklahoma, es un programa bigeneracional que brinda capacitación y apoyo a padres y madres para que obtengan un título en el campo de la salud. Mientras se centra en las habilidades que conducirán a trabajos de apoyo a la familia, el programa también ofrece apoyo para equilibrar el cuidado infantil y la transportación CAP Tulsa vincula a Head Start con el apoyo intensivo a los padres y madres. Esto incluye educación y capacitación para ayudar a los padres y madres a desarrollar carreras en el campo de la enfermería u otros campos relacionados con el cuidado de la salud, con el apoyo adicional de coaches de apoyo emocional y transferencias de efectivo (Shimt, Matthews y Golden, 2014). Además, cuenta con el programa Career Advance, el cual ha

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informado resultados sobre obtención de certificaciones profesionales de parte del 61 % de sus participantes, 49 % de los cuales obtuvo un empleo en la industria de la salud. De igual forma han visto aumento de participación en actividades realizadas por el centro y una reducción en el ausentismo crónico de los niños y niñas en los centros educativos (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

El Jeremiah Program, fundado en Minneapolis en el 1993, actualmente ha expandido sus servicios ahora con recintos en nueve ciudades de los Estados Unidos 5 Este programa brinda educación de la primera infancia, así como vivienda y capacitación (life skills training) a madres jefas de familia. Su misión es “romper con el ciclo de la pobreza de las madres solteras dos generaciones a la vez” Además, se enfoca en grupos étnicos minoritarios en los Estados Unidos El programa destaca un retorno de inversión de $4 en beneficios sociales por cada $1 gastado 6 El cálculo incluye una reducción de la dependencia de asistencia pública, así como un aumento de los ingresos tributables y personales. Asimismo, los niños y niñas que reciben child care están cumpliendo o superando los hitos apropiados para su edad. Lo más impresionante quizá es que todas las recién graduadas han encontrado vivienda segura y asequible, lo que tiene un efecto estabilizador en toda su familia. Estos números son prometedores, no obstante, no se ha llevado a cabo una evaluación experimental hasta el momento (Chase-Lansdale y Brooks-Gunn, 2014).

Vimenti es un proyecto en Puerto Rico centrado en el modelo bigeneracional Se trata de un laboratorio escuela que presta servicios a toda la familia en el Residencial Ernesto Ramos Antonini, un complejo de vivienda pública en San Juan. Ofrece servicios educativos de calidad a niños y niñas de escuela elemental, manejo intensivo de casos, referidos a una variedad de servicios, y programas de desarrollo laboral a familias. Los resultados obtenidos para el año 2020-2021, con relación al año académico anterior (2019-2020), muestran un aumento de 8 % en la obtención de grados asociados y técnicos de parte de padres, madres y cuidadores; un aumento de 5 % de obtención de empleo de parte de personas adultas en el hogar; un aumento de 78 % en retención de empleos; y un aumento de 17 % en la cantidad de las familias clasificadas como estable (en la escala vulnerable-moderadaestable). Las y los estudiantes atendidos mejoraron su desempeño académico en las materias de español (38 %), matemáticas (48 %) e inglés (22 %) 7

Chile Seguridades y Oportunidades, también conocido como Ingreso Ético Familiar (IEF), es un programa orientado a combatir la extrema pobreza o indigencia mediante acompañamiento, transferencias monetarias y servicios y prestaciones sociales. A pesar de que este es un programa que cumple con las características de una estrategia para toda la familia, no es descrito de esta forma, tampoco como bigeneracional, en los materiales consultados. Hasta el 2013, el programa se llamó Chile Solidario y, según Larrañaga y Contreras (2010), se trata más bien de un sistema de protección social, visto que su objetivo es unificar el acceso de las familias participantes a un conjunto de programas y beneficios sociales. La transformación del programa en el mencionado año surge a partir de la inclusión de transferencias monetarias al programa en forma de bonificaciones de diversos tipos. El

5 Véase “Mission and History” Jeremiah Program. https://jeremiahprogram.org/about-us/our-mission/

6 Véase “JP by the numbers, Targeting Generational Poverty” Jeremiah Program. https://jeremiahprogram.org/our-impact/jp-by-the -numbers/ 7 Vimenti (2020-2021). Results, Learnings, Resilienc e. San Juan: Boys & Girls Clubs de Puerto Rico. https://vimenti.org/wpcontent/uploads/2019/02/Vimenti-Round -Table -Eng-Final.pdf

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informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “Chile Solidario y Combate a la Pobreza”,8 expone que el componente más importante del programa Chile Solidario fue el Programa Puente del Fondo Solidaridad e Inversión Social (Fosis), el cual se encarga de proveer un profesional o técnico social para desarrollar planes de trabajos personalizados con cada familia participante por un periodo de dos años; con el objetivo de desarrollar las capacidades del grupo familiar a través del apoyo psicosocial y facilitar el acceso a los programas de asistencia social. Chile Solidario, además de ser un programa principalmente intersectorial y de coordinar los programas sociales, exige a los programas sociales estatales que adapten su oferta al perfil de las familias participantes y que les otorguen acceso preferencial 9 Al momento de la publicación del informe, este programa había logrado impactar al 7 % de la población de Chile, no obstante, sus resultados no indicaron mejorías en el bienestar material de las familias. A pesar de esto, sí aseguraron tener logros con el apoyo familiar, lo cual describen como la dimensión subjetiva, en tanto fortalecen actitudes que convierten a las familias participantes en protagonistas de su propio desarrollo (Larrañaga y Contreras, 2010). En este contexto, surge la política más abarcadora de Ingreso Ético Familiar (IEF), el cual continúa dirigido a familias en pobreza extrema y preserva los pilares del programa anterior, sumando un nuevo componente de transferencias monetarias 10 Se trata del programa del Ministerio de Desarrollo Social y Familia de Chile con un enfoque de “[ ] brindar apoyo integral y continuo a las personas y familias más vulnerables, para que a través de su propio esfuerzo y compromiso superen su condición de extrema pobreza” 11

Desde 2013, la Fundación Pascale Sykes implementó el programa “Whole Family Approach” en 14 organizaciones sin fines de lucro en el sur de Nueva Jersey. Su enfoque es apoyar a las familias con dos adultos cuidadores12 mediante el establecimiento de objetivos individualizados, colaboración y apoyo personal constante. Ross Whiting, Ph. D., del Walter Rand Institute for Public Affairs (WRI), ha evaluado resultados y procesos relacionados con el enfoque de toda la familia desde su inicio, a través de una evaluación cuasi-experimental de métodos mixtos. La evaluación de resultados del WRI implementa escalas de ciencias sociales validadas para medir los cambios en tres áreas de resultados principales en las familias: (1) bienestar infantil, (2) relaciones saludables y (3) bienestar financiero.

La evaluación del WRI se enfoca en los cambios en la prestación de servicios y la asociación organizacional entre las colaboraciones que implementan el enfoque de toda la familia. La evaluación se llevó a cabo a través de cuatro (4) encuestas en intervalos de seis meses por un periodo de 24 meses (2 años), revisión de documentos, observación y grupos focales. Para lograr sus objetivos, contaron con dos grupos de comparación de 477 familias 346 bajo la intervención y 131 del grupo control. En cada familia se evalúa al cuidador/a 1 (A1-primario) y al

8 Este informe fue publicado también en el libro “Las nuevas políticas de protección social” Osvaldo Larrañaga y Dante Contreras editores. Santiago de Chile, 2010.

9 Los programas y servicios sociales cubren las dimensiones de: salud, educación, dinámica familiar, vivienda (en Chile lo nombran habitabilidad ), Empleo e ingresos, y dimensión identificación personal.

10 Para más información sobre los tipos de bonos que ofrece el programa, de acuerdo al perfil de los y las participantes, véase https://www.chileatiende.gob.cl/fichas/20055-ingreso- etico-familiar-ief

11 Chile Atiende, Ingreso Ético Familiar (IEF), junio, 2022. https://www.chileatiende.gob.cl/fichas/20055 -ingreso -etico-familiar -ief

12 Este programa tiene como requisito que la familia tenga dos adultos cuidadores, independientemente de la relación entre ellos, entiéndase no son solo matrimonios, sino que cualquier otro familiar adulto puede ser el segundo cuidador o cuidadora.

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cuidador/a 2 (A2-secundario). Entre los hallazgos informados a destacar, de acuerdo con el área explorada, se encuentran:

• Bienestar infantil: Mejora en calificaciones de las materias de matemáticas y lenguaje; menor hiperactividad y reducción de problemas entre pares.

• Relaciones saludables: Las familias intervenidas reflejaron un aumento en el sentido de reciprocidad a través del tiempo, en comparación con el grupo control. Las familias con ingresos más altos informaron un sentido aún mayor de reciprocidad, al igual que los matrimonios.

• Bienestar financiero: Las familias de enfoque informaron menos desafíos que las familias del grupo control. Las mujeres, las familias con ingresos más altos y los matrimonios informaron menos desafíos financieros.

La Annie E. Casey Foundation, como parte de sus estrategias para combatir la pobreza y fortalecer comunidades en pobreza, fundó los Civic Sites [centros cívicos] en Atlanta (2001) y Baltimore (1994) Su objetivo principal es construir e invertir en alianzas públicas, privadas y comunitarias, para mejorar la educación, las oportunidades laborales, la salud y las comunidades.

El centro cívico de Atlanta se estableció ya que en ese estado el índice de niños y niñas viviendo en comunidades de alta pobreza supera los números a nivel nacional 13 Un indicador clave para la Annie E. Casey Foundation es que los niños y niñas en ese estado mostraron un retraso en aptitudes de lectura. En ese contexto, su meta es ayudar a los niños y niñas a triunfar en la escuela y a mejorar su salud, las oportunidades económicas y las comunidades donde viven. Estos centros operan desde el paradigma bigeneracional al proveer asistencia holística a los niños y niñas, así como a sus padres, madres y cuidadores. Sus estrategias incluyen: (1) maestros y maestras efectivos, en un ambiente de aprendizaje que comprende lo físico, mental y social, el cuidado emocional y el apoyo para involucrar a los padres, madres y encargados en el desarrollo de sus hijos e hijas; (2) construir coaliciones públicas y privadas para mejorar el aprovechamiento académico de los y las participantes; (3) conectar a padres, madres y encargados a oportunidades laborales, adiestramientos, educación, recursos y otros beneficios; (4) proveer subvenciones a los líderes comunitarios con el fin de mejorar sus comunidades y capacitar nuevos líderes, así como herramientas para abogar por sus vecindarios; (5) transformar propiedades embargadas para atraer negocios y empleos al área; y (6) llevar a cabo campañas de abogacía, específicamente para que personas con antecedentes penales tengan acceso a empleos, vivienda y apoyo educativo, tanto para sí mismos como para sus familias. Sus logros incluyen un 40 % de mejoría en el aprovechamiento académico de los niños y niñas, un aumento de 35 % en la empleabilidad de los padres, madres y encargados y más de $ 160 millones de inversión pública y privada, entre otros.

El centro cívico de Baltimore14 tiene las mismas metas que el centro de Atlanta, no obstante, sus estrategias varían. En Baltimore desarrollaron una escuela de base comunitaria en la cual proveen servicios coordinados de naturaleza académica, así como de salud y familiares. Este centro tiene la particularidad de que

13 Para más información sobre las estrategias las comunidades cívicas, “Community Change” https://www.aecf.org/work/communitychange/civic-sites/atlanta-civic-site

14 Ibid https://www.aecf.org/work/community-change/civic-sites/baltimore- civic-site

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provee acompañamiento financiero y además se enfoca en apoyar programas de verano que ofrecen enriquecimiento académico, cultural, deportivo y destrezas de la vida, entre otros. Igualmente importante es su enfoque en reducir la mortalidad infantil, proveyendo cuidados para infantes y sus madres. Entre los resultados del centro se destaca la reducción de casi 30 % en este indicador desde que implementaron su iniciativa para reducir la mortalidad infantil en 2009. Así mismo, aseguran que las comunidades han visto una notable mejoría en la infraestructura, viviendas rehabilitadas y desarrollo comercial tras una inversión de casi $22 millones.

Otro programa que asegura tener resultados notables es el Proyecto de Empleo para los Padres de Colorado (CO-PEP) 2012. Este proyecto conecta padres a programas de paternidad y servicios laborales, los cuales han resultado en tasas más altas de empleo y pagos de manutención infantil más consistentes. Como parte de las estrategias de este programa, cuentan con mediadores para facilitar arreglos con el padre o la madre custodio, así como alianzas con industrias, centros de trabajo y organizaciones comunitarias para crear oportunidades de empleo. Según un informe de NCSL, al cabo de seis meses de haber completado el programa, el 65 % de los participantes encontró trabajo a tiempo completo y estaba pagando la manutención (McCann, 2019).

Scott, Popkin y Simington (2016) discuten el programa Housing Opportunity and Services Together (HOST), el cual fue diseñado para utilizar la vivienda como una plataforma para ofrecer servicios bigeneracionales destinados a abordar los desafíos de las familias altamente vulnerables. HOST se basa en las lecciones aprendidas de la Demostración de Administración de Casos Familiares de Chicago, el exitoso modelo de servicio envolvente que el Urban Institute y la Autoridad de Vivienda de Chicago (CHA, por sus siglas en inglés) pusieron a prueba desde el 2007 al 2010 para servir a 400 familias en los proyectos de familias Dearborn Homes y Madden/Wells. Incluso durante los ambiciosos esfuerzos de la CHA para transformar su vivienda pública, muchos de los residentes más vulnerables no pudieron cualificar o mantener una unidad en un nuevo desarrollo de ingresos mixtos o una unidad privada con un cupón. La Demostración de Administración de Casos Familiares de Chicago de tres años buscó ayudar a estabilizar a estas familias y lograr una transición exitosa a una nueva vivienda.

El modelo HOST tenía varios componentes, incluyendo servicios clínicos de salud mental en el mismo proyecto de vivienda,15 un programa de empleos de transición, capacitación en educación financiera y asesoramiento sobre el abuso de sustancias. La pieza central fue el manejo intensivo de casos para adultos, con una baja proporción de casos de 1:25, lo que permitió a los administradores de casos visitar a cada cliente de dos a cuatro veces al mes durante tres años.

Uno de los programas más longevos en términos del paradigma bigeneracional es AVANCE, el cual sirve primordialmente en Texas. Esta organización sin fines de lucros se estableció en 1973 para servir a familias de ingresos bajos y recursos limitados a través de sus programas de Head Start y Early Head Start Según su propia descripción, AVANCE es una guía confiable para ayudar a las familias de escasos recursos con menores a superar el aislamiento y la falta de oportunidades. Su metodología bigeneracional se enfoca en el establecimiento de relaciones y en la educación. En sus propias palabras, “nuestro objetivo es liberar a los padres y sus hijos del ciclo

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15 Proyectos de familias Dearborn Homes y Madden/Wells, Chicago.

de la pobreza en un entorno sin prejuicios y orientado a la familia. El resultado: Nuestras familias disfrutan de un futuro más próspero lleno de oportunidades y autosuficiencia económica” 16 Esta organización sirve alrededor de 5,000 participantes anualmente, distribuidos en sus centros y programas. Actualmente informan un incremento de 127 % en empleabilidad de madres, en comparación a cuando comenzaron en el programa (Robledo-Montecel, 2014, p. 61)

Uno de los pocos programas bigeneracionales que ha usado una metodología experimental es el Programa de Salud Infantil y Desarrollo (IHDP, por sus siglas en inglés) enfocado en infantes prematuros de bajo peso, implementado en ocho localizaciones de los Estados Unidos a mediados de la década del 1980 (Sparling et al., 1991) Se trata de un estudio longitudinal de 3 años, con seguimiento en las edades de 5, 8 y 18 años, diseñado para mejorar el desarrollo de los infantes prematuros y bajo peso mediante la combinación de (1) educación y servicios de apoyo a las madres y (2) cuido diurno educativo y servicios de salud para los infantes (Bradley et al., 1994) Bradley et al. (2010) encontraron que los grupos impactados tuvieron mejores resultados en cuanto a que las madres pudieron proveer experiencias enriquecedoras a sus hijos e hijas. Así mismo, al analizar el corte a los 3 años en un artículo anterior, Bradley et al. (1994) hallaron que el grupo intervenido tuvo resultados más favorables de acuerdo con la escala Home Observation for Measurement of the Environment (HOME). En el 2010, los autores aseguraron que estas intervenciones muestran evidencia de impactos sostenidos en la crianza, lo que sugiere que los programas de educación temprana bigeneracionales, cuidadosamente estructurados, pueden ser una buena inversión en la promoción de la competencia y el funcionamiento adaptativo en niños de alto riesgo.

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16 AVANCE, “about us” https://www.avancesa.org/about -avance/

Apoyo o coaching en los modelos bigeneracionales

El coaching (apoyo, mentoría o acompañamiento) es un elemento crítico de los modelos bigeneracionales. Muchos de los programas que centran su estrategia en la mentoría para lograr sus objetivos de acompañamiento guiado hacen visitas al hogar para así lograr un proceso que involucre a toda la familia (Babcock y Ruiz De Luzuriaga, 2016, p. 26). A pesar de que no todos los programas logran visitas al hogar, sí buscan otras estrategias que logren involucrar a cuantos miembros familiares sea posible. Existen múltiples acercamientos y herramientas que se pueden emplear desde un modelo bigeneracional centrado en el componente de coaching Sin embargo, es importante destacar que en pese a la multiplicidad se han demostrado resultados favorables y prometedores.

Babcock y Ruiz De Luzuriaga (2016) discuten cómo, con el fin de interrumpir los efectos intergeneracionales de la pobreza, EMPath en Boston ha desarrollado un modelo para trabajar con toda la familia abordando tres niveles desde el acompañamiento (coaching): (1) los resultados, (2) el estado interno del “yo” y (3) el nivel familiar. El Intergenerational Mobility Project (The Intergen Project o proyecto intergeneracional) incorpora la evaluación, el establecimiento de metas, el adiestramiento y los incentivos para cada individuo de la familia, así como para la familia en su conjunto. El Intergen Proyect ayuda a las familias a establecer metas individuales específicas, tanto para adultos como para niños, para mejorar los logros del nivel de resultados. Las herramientas individuales y el modelo de coaching trabajan intencionalmente en el desarrollo de habilidades y mentalidades de nivel interno del “yo” y, finalmente, el modelo de coaching familiar trabaja en mejorar las relaciones a nivel familiar al proporcionar una estructura para que la familia entera trabaje para ayudarse mutuamente a salir adelante.

EMPath entiende que las tensiones creadas por la pobreza, el trauma y la opresión afectan a adultos y niños en tres niveles [resultados, yo y familia] que son profundamente importantes en sus vidas. Esta última es particularmente relevante ya que, según Babcock y Ruiz De Luzuriaga (2016, p. 15), la evidencia sugiere que cuando se trata del estrés, la reacción humana normal es centrarse estrechamente en un problema inmediato a la vez. Cuando las personas hacen esto, puede ser más difícil considerar las necesidades de los demás, tener en cuenta múltiples prioridades en competencia o tomar decisiones diseñadas para optimizar las necesidades a largo plazo de la familia en su conjunto. Añaden, además, que los científicos sociales se refieren a esta experiencia como tunneling y puede hacer que los miembros de la familia se sientan aislados y actúen con propósitos cruzados entre sí. También hace que sea muy difícil para los miembros individuales de la familia centrarse en objetivos de orden superior, como el éxito en el trabajo, la escuela o la estabilidad financiera a largo plazo. En este sentido, el acompañamiento a la familia y desde una perspectiva familiar supone uno de los méritos de este programa.

Este proyecto tiene resultados prometedores que han sido examinados mediante diversos estudios. Entre ellos, se utilizó un diseño cuasi-experimental, preintervención-postintervención, con dos grupos de comparación contemporáneos: niños y niñas en entornos similares cuyas familias no recibieron la intervención y, niños y niñas en entornos en los que no se ofreció la intervención. Los resultados primarios son la mejora en cada una de las seis dimensiones de Teaching Strategies GOLD (TSG) (socioemocional, física, cognitiva, lenguaje, alfabetización y

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matemáticas) y el cumplimiento o la superación de las expectativas ampliamente aceptadas en todas estas seis dimensiones (Homer, Winning y Cummings, 2022).

Según Homer, Winning y Cummings (2022), dentro de los sitios que ofrecieron el programa de adiestramiento a través de EMPath, los niños y niñas cuyos padres y madres participaron del programa mostraron mejoras en dos (2) de las seis dimensiones de TSG, y también cumplieron o superaron las expectativas ampliamente aceptadas, en comparación con los niños y niñas cuyos padres no participaron del programa. Estos hallazgos apuntan hacia un posible impacto positivo del programa de EMPath Mobility Mentoring en el desarrollo infantil y sugieren continuar estudiando su trayectoria e incluso reproducir sus estrategias en otros programas o proyectos.

Además de este programa que busca apoyar a la familia hacia su movilidad económica, existen otros programas que se basan en apoyo o coaching a padres y madres, pero en el área de la educación. La diversa composición étnica en los Estados Unidos también ha fomentado el desarrollo de varios programas que buscan apoyar a padres y madres con la educación de sus hijos. Esencialmente, estos programas van dirigidos a apoyar padres y madres inmigrantes, latinoamericanos y asiáticos, para fomentar su participación17 en la educación de sus hijos e hijas. Según Crosnoe (2010), debido a que muchos inmigrantes no tienen dominio del inglés, carecen del conocimiento interno sobre las escuelas o la posición social que conduce a la participación esperada y recompensada por el sistema educativo estadounidense. Se entiende que involucrarlos más en el proceso educativo en el hogar, la escuela y la comunidad podría resultar en mejor rendimiento a nivel académico para sus hijos. Principalmente, estos esfuerzos se han dirigido a la participación de los padres y madres a través de, por ejemplo, programas para ayudar a los inmigrantes a construir entornos de alfabetización en el hogar o para ayudar a las maestras y maestros a comunicarse mejor con los padres inmigrantes.

Basados en la afirmación de que hay una relación entre la inmigración y la participación parental, surgen dos estrategias: (1) enfocarse en la escuela para fomentar la participación y (2) abordar la participación indirectamente considerando factores como la falta de educación y las barreras lingüísticas desde un modelo bigeneracional. La segunda de ellas ha sido la estrategia por la cual han optado programas como Abriendo Puertas, AVANCE, Lee y Serás, Home Instruction for Parents of Preschool Youngsters (HIPPY), Parent Engagement Education Program (PEEP) y Project Flame.

Todos estos programas, según Crosnoe (2010), intentan hacer que el entorno del hogar sea más estimulante cognitivamente y apoye la alfabetización temprana. Por ejemplo, Lee y Serás, patrocinado por el UnidosUS, enseña a los padres y madres a construir actividades de alfabetización a partir de la vida cotidiana; PEEP ayuda a los padres y madres a establecer áreas de estudio en el hogar para los niños y niñas, y el Proyecto FLAME enseña a los padres y madres a cómo leer a los niños y apoyar el uso del lenguaje. Mediante estas estrategias, varios programas (por ejemplo, Abriendo Puertas y HIPPY) reconocen que dar a los padres y madres capacitación sobre crianza y alfabetización basada en la evidencia del desarrollo infantil les ayudará a hacer cambios apropiados en el entorno del hogar por su cuenta.

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17 La participación de los padres en la educación se refiere a las formas en que los padres intentan apoyar y manejar las experiencias educativas de sus hijos. Véase Crosnoe, 2010.

Consideraciones finales

Aunque los programas bigeneracionales son tan diversos como las comunidades a las que sirven, varias características emergen como factores consistentes en su éxito. Estos incluyen los marcos de políticas de apoyo, el liderazgo, la administración de programas, los flujos de financiamiento integrados y flexibles y una cultura orientada a la evidencia. Los programas bigeneracionales son exitosos cuando las políticas a nivel estatal y local incluyen enfoques sistémicos que abordan simultáneamente las necesidades de los padres, madres, cuidadores y sus hijos e hijas.

Por la naturaleza de los modelos bigeneracionales y el auge relativamente reciente, existen diversos desafíos. Algunos autores han expuesto que la problemática reside en la incorporación de las familias y comunidades en el diseño o rediseño de los programas; otros entienden que es un asunto relacionado con los recursos humanos, la falta de colaboración entre agencias, una infraestructura pobre y la falta de financiamiento, mientras que otros se enfocan en que hace falta más investigación y desarrollo. En este sentido, según se implementen nuevos programas, serán necesarios sistemas sólidos de recopilación de datos y presentación de informes para evaluar la efectividad de las estrategias bigeneracionales y así apoyar la formulación de políticas basadas en evidencia. Lo antes expuesto no significa que los resultados de los programas que están actualmente operando deban ser descartados A pesar de que no siempre presentan evaluaciones experimentales, sus resultados cuasi-experimentales son prometedores. Programas como AVANCE, Pascale Sykes y Jeremiah Program, entre otros, han logrado evaluaciones con resultados alentadores

De igual forma, existen consideraciones teóricas y científicas que apoyan la viabilidad y eficacia de este paradigma. La neurociencia sugiere que los niños y niñas que experimentan alteraciones fisiológicas por el estrés tóxico durante los primeros años de desarrollo sufren consecuencias nocivas a lo largo de sus vidas. Se considera estrés tóxico la activación excesiva y prolongada de los sistemas de respuesta al estrés Investigadoras e investigadores del desarrollo positivo de los niños y niñas reconocen que es importante fortalecer las destrezas de crianza en los padres, madres, encargados y familiares allegados, por las particularidades del desarrollo en la primera infancia. Entre los diversos marcos teóricos que sostienen la efectividad de los modelos bigeneracionales en la prestación de servicios se destacan la teoría del aprendizaje social, la teoría del apego, las perspectivas del desarrollo psicoanalítico, la teoría ecológica y la teoría de sistemas familiares

A estas discusiones se suman importantes consideraciones sobre las condiciones de trabajo mal remunerado, lo que contribuye a que las familias tengan dificultades para cubrir sus necesidades, lo cual a su vez interfiere con la paternidad, maternidad y cuido infantil en general. Los empleos de salarios bajos pueden ser perjudiciales para ambas generaciones: padres, madres y cuidadores e hijos e hijas. De ahí que el enfoque laboral hacia empleos estables y de buena calidad esté presente en la mayoría de los programas bigeneracionales. No son solo los salarios bajos los que suponen desafíos para la crianza y el desarrollo de los niños y niñas, sino también las características de los trabajos de baja calidad, los horarios de trabajo inestables y la falta de vacaciones pagas, factores comunes en los empleos de salarios bajos (Shimt, Matthews y Golden, 2014).

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Hay un consenso creciente de que los niños y niñas enfrentan mayor dificultad de prosperar en hogares donde sus padres y madres luchan por cubrir sus necesidades y también de que los padres y madres de bajos ingresos tienen menor posibilidad de tener éxito sin un apoyo significativo para sus hijos e hijas (Gruendel, 2014). En respuesta, muchos profesionales están explorando modelos de dos generaciones dirigidos directamente tanto a los niños y niñas de bajos ingresos como a sus padres y madres, mediante la combinación de intervenciones de padres-madres e hijos-hijas para interrumpir el ciclo de la pobreza (Chase-Lansdale y Brooks-Gunn, 2014; Haskins, Garfinkel y McLanahan, 2014).

A nivel estatal y local, los funcionarios y funcionarias electos deben ser informados, no solo sobre cómo se pueden implementar las estrategias bigeneracionales, sino también sobre los posibles efectos a corto y largo plazo en los niños, niñas y sus padres, madres y cuidadores, los contribuyentes y la sociedad en general. Las disposiciones para las estrategias bigeneracionales deben atraer el apoyo de todas las vertientes políticas dado que la evidencia sugiere que tienen el potencial de producir resultados positivos a largo plazo para las familias y sus comunidades.

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