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5 Volviendo al Texto

C A P Í T U L O 5 Vo lviend o al Texto

ES IMPORTANTE entender cómo escuchar la enseñanza y también cómo entender las motivaciones e intenciones del maestro que la escribió. Se dice, por ejemplo, que cuando Thogme Zangpo estaba escribiendo este texto, no tenía suficiente alimento para comer o buena ropa para usar; de hecho, era muy pobre. Primero dio estas enseñanzas a algunos de sus estudiantes más cercanos, y a partir de ese momento se dice que los recursos materiales le llegaron de manera espontánea.

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Las Treinta y Siete Prácticas de los Bodhisattvas son bastante cortas. Las palabras son pocas, pero el significado es profundo, y aunque condensado, sus instrucciones son completas y prácticas, en realidad podemos usarlas en nuestra vida cotidiana. Todos los temas presentados en el texto tienen una base sólida en los sutras, tantras y tratados auténticos. Además, el consejo que da Thogme Zangpo no es simplemente lo que nos gustaría saber, sino lo que es valioso y relevante para las prácticas centrales del Budismo. En resumen, dentro de Las Treinta y Siete Prácticas se encuentran las dimensiones vastas y profundas de las enseñanzas. Es por eso que muchos lo han estudiado y adoptado estas instrucciones mientras recorrían el camino de la práctica. Si realmente contamos las estrofas en el texto, encontraremos cuarenta y tres, no treinta y siete. La primera estrofa es el homenaje, y la segunda, comenzando con “Budas perfectos, fuente de todo beneficio y felicidad”, es la promesa de componer Las Treinta y Siete Prácticas. Estas dos estrofas iniciales no están

incluidas en las treinta y siete porque no son instrucciones. Las últimas cuatro estrofas en el texto, comenzando con “Siguiendo el significado de los sutras y tratados”, tampoco se cuentan porque son las estrofas finales. Entonces las instrucciones reales son solo treinta y siete. En la tradición de la escritura Budista, un autor comienza rindiendo homenaje a los seres iluminados y lo sigue con versos que explican el título, dan elogios y establecen un compromiso de escribir el texto. El título del texto se relaciona con la manera cómo nos involucramos en la forma de vida de los Bodhisattvas. Se dice que un texto auténtico es virtuoso al principio porque da la razón para crear el texto, virtuoso en el medio porque revela el significado del cuerpo principal del texto, y virtuoso al final porque resume el significado en una conclusión. Para los principiantes Bodhisattvas, el camino y los consejos sobre cómo recorrerlo se explican gradualmente, y como las prácticas se condensan en treinta y siete y se establecen en verso, el texto se llama Las Treinta y Siete Practicas de los Bodhisattvas.

Homenaje

a

Namo Lokeshvaraya. Tu ves que todos los fenómenos ni vienen ni van Sin embargo, sólo buscas beneficiar a los seres vivos, Yo honro continuamente con cuerpo, palabra y mente Al Maestro supremo y protector Chenrezig.

Esta estrofa de apertura comienza con el saludo Namo Lokeshvaraya, que significa “rendir homenaje, o hacer una postración, a nuestro propio refugio especial”. En Sánscrito, namo significa “rendir homenaje”, loka significa “el mundo”, e ishvara significa “Señor”. En este caso, “Señor del mundo” es otro nombre para Avalokiteshvara, o Chenrezig en Tibetano. Entonces, el saludo simplemente significa: “Rindo homenaje a Avalokiteshvara”. Este homenaje y la siguiente estrofa están

estrechamente relacionados con el tema de todo el texto, ya que dan el significado condensado de las enseñanzas sobre la sabiduría y los medios hábiles. La primera línea, “Tu que ves que todos los fenómenos ni vienen ni van”, se refiere a la sabiduría omnisciente. La capacidad de conocer pertenece a la naturaleza de la mente, así que es algo que todos tenemos; sin embargo, como estamos ahora, no lo sabemos todo. No conocemos todos los objetos del conocimiento, porque ciertas condiciones oscurecen nuestro conocimiento. Sin embargo, estos oscurecimientos no son parte de la naturaleza de la mente; son oscurecimientos a la mente y no una cualidad de la mente. Si pertenecieran a la base misma de lo que es la mente, no podrían ser eliminados. Pero sabemos que un oscurecimiento es algo que se puede eliminar. Por ejemplo, se dice que las rayas son una cualidad del tigre: el tigre no sería un tigre si no tuviera rayas. Los oscurecimientos que cubren nuestra mente, sin embargo, no son así: no son parte de la naturaleza de la mente, porque la mente tiene la cualidad de ser clara y saber. Y los oscurecimientos tienen la cualidad de poder purificarse: ya que no pertenecen a la naturaleza de la mente, pueden eliminarse. Esto indica que se podría usar un antídoto para trabajar con los oscurecimientos, y de hecho hay ciertos métodos que pueden ser muy efectivos. Cuanto más trabajamos con ellos y cuanto más se levanten estos velos, más fuerte se vuelve nuestro conocimiento. Cuando todos los oscurecimientos e impurezas han sido erradicados, nuestra mente puede saberlo todo. Comprenderá claramente y experimentará completamente toda la gama de fenómenos, cada objeto de conciencia. Por diversas razones, colocamos un objeto de conocimiento en muchas categorías diferentes, como aflictivo o no aflictivo, compuesto o no compuesto. Dependiendo de si es dañino o beneficioso, también lo definimos como parte de samsara o nirvana. En general, es posible describir la naturaleza de un fenómeno de dos maneras diferentes: en términos de cómo es realmente en su naturaleza última y como parte de toda la gama de fenómenos que nos aparecen. Cuando hablamos de toda la

gama de fenómenos, nos referimos a cualquier cosa que aparezca, o cualquier cosa que sea posible ser experimentada por una conciencia. Es importante comprender que estas dos formas, la experiencia de un fenómeno y su naturaleza, son lo mismo, aunque podamos definirlo de dos maneras diferentes. La forma en que todos los fenómenos aparecen en nuestra mente y la forma en que realmente son, puede definirse de manera diferente, pero la comprensión ultima es que la mente iluminada lo ve todo, tanto cómo aparecen los fenómenos como su verdadera naturaleza. Llamamos omnisciente a la mente de Buda porque puede ser consciente de todo. Esto significa que la mente iluminada es completamente consciente; es capaz de ver exactamente la forma en que las cosas son, sin obstrucción o contaminación. Esto se llama mente iluminada o sabiduría iluminada. Por lo tanto, en la primera estrofa de Las Treinta y Siete Prácticas, “Tu que ves que todos los fenómenos ni vienen ni van” se refiere a la sabiduría omnisciente de un Buda. De esta manera de mirar con la sabiduría de una mente iluminada, en otras palabras, desde el punto de vista último o desde la perspectiva de la naturaleza de la mente, toda la gama de fenómenos de samsara y nirvana tiene el mismo sabor; samsara y nirvana son vistos como iguales. En los Fundamentos del Camino Medio de Nagarjuna, esta realización se produce a través de la negación. En el comienzo de este famoso texto encontramos:

Cualquier cosa que surja en dependencia No tiene cesación ni surgimiento No hay extinción y no hay permanencia Y ni ir ni venir, Y no es ni diferente ni lo mismo. Las construcciones mentales completamente calmadas, Se enseñan como siendo paz. Me inclino ante las palabras genuinas De los Budas perfectos.

En las enseñanzas de Madhyamaka, se dice que mirar las cosas sin investigación o análisis es la forma samsárica de ver. Con una mente no entrenada o no purificada, vemos que todo está separado por un enfoque dualista en lo bueno y lo malo, dentro y fuera, y así sucesivamente. Pero cuando miramos la naturaleza de las cosas de forma clara y directa con plena conciencia, las cosas no son como aparecen. En este nivel de comprensión o experiencia, que está más allá de ir y venir, los fenómenos realmente no existen; se les considera libres de cualquier base. La gente no “entra” o “sale” del samsara, ni “entra” en el nirvana. Aún así, para un estado de la mente oscurecido, estas cosas parecen suceder.

Vacuidad y Compasión Las personas iluminadas, que ven todo esto claramente, se llenan tanto de compasión que su único deseo es ayudar a los demás. No tienen otro propósito o actividad excepto trabajar en beneficio de aquellos atrapados en el samsara, que todavía no entienden los fenómenos como realmente son. Cuando se alcanza el nivel de realización más allá de ir y venir, una persona es un Bodhisattva o un Buda, capaz de aparecer en una variedad de formas. Para ayudar a las personas cuyas mentes necesitan someterse, aparecen en una forma iracunda. Para aquellos que necesitan trabajar con el apego, toman la forma apropiada. Para aquellos que están lidiando con la ira y el odio, aparecen en otra forma que es relevante para esta situación. De esta manera, los Budas y los Bodhisattvas manifiestan innumerables formas. Chenrezig es un Bodhisattva conocido por el amor y la compasión. Él irradia estas cualidades y, a través de ellas, trabaja por el bienestar de los seres sintientes. Por eso la primera estrofa honra al maestro supremo y al Protector Chenrezig, porque son inseparables. Hay una historia relacionada con nuestro texto que ilustra por qué a veces es necesario que los Budas o Bodhisattvas adopten diferentes formas para ayudar a los demás. Se dice que hace mucho tiempo, durante la época de otro Buda llamado Kashyapa,

el Primer Karmapa fue ordenado. En ese momento le dijo a otro monje: “Pareces un mono”. Por esta observación, se dice que durante sus siguientes quinientas vidas renació como un mono. Muchos años después, cuando este monje se convirtió en el Primer Karmapa, Dusum Khyenpa, no era muy guapo ya que se parecía un poco a un mono. Parece que antes de convertirse en monje, tenía una novia, que lo dejó porque no era guapo. Cuando eso sucedió, se entristeció tanto que se convirtió en un renunciante, entró en el monasterio y se dedicó a la práctica del Dharma. Después, habiendo alcanzado la realización, pensó: “Si tengo esta forma poco atractiva en el futuro, no creo que pueda ayudar a otros seres. Mi cara simplemente los alejará”. Por lo tanto, rezó con compasión: “En el futuro, que siempre tenga una cara bonita.” La compasión de un maestro, que abre la puerta al Dharma, puede tomar muchas formas. Se dice que para algunas personas, ninguna cantidad de enseñanza les ayudará. No obtendrán nada de hablarles mucho y necesitarán algo más. Entonces, a veces al manifestar una apariencia especial o una forma de ser inspiradora, uno puede ayudarlos a transformarse. A veces, una conexión mente a mente ayudará. El verdadero maestro es flexible para encontrar lo que se ajusta al estudiante.

Promesa para Componer

b

Los Budas perfectos, son la fuente de todo beneficio y felicidad, Surgen a través de la realización del Dharma genuino; Dado que esto a su vez depende de saber practicar, Explicaré las prácticas de los Bodhisattvas.

Este verso representa una promesa para componer el texto. La primera línea, que indica que los Budas perfectos son la “fuente de todo beneficio y felicidad” debe entenderse correctamente. Lo

que el texto significa es que la felicidad y el bienestar son el resultado de hechos positivos, y el Dharma tal como lo enseñan los Budas nos muestra qué hechos son positivos y cuáles no. Por lo tanto, si practicamos siguiendo estas instrucciones, lograremos la felicidad y podremos beneficiar a los demás. A veces las personas cometen el error de pensar que toda su felicidad depende directamente del Buda o del lama. Consideran a estos maestros como todopoderosos mientras piensan que ellos mismos pueden hacer muy poco o incluso nada en absoluto. Rezando a los demás, preguntan: “Por favor, hazme feliz. Hacer que todo vaya bien”. Sin embargo, creer que los Budas son omnipotentes y depender de ellos como si nuestra felicidad pudiera ser querida por ellos no es el camino. Los Budas no tienen el poder de darnos felicidad. Después de todo, si tuvieran ese poder, no habría problemas en el mundo, ¿verdad? Pero, de hecho, nuestra felicidad depende de nosotros. Tenemos que crearla: nadie más nos la puede dar. Por lo tanto, necesitamos saber cómo generar nuestra propia felicidad en lo profundo, y esto es lo que enseñan los Budas. Es extremadamente importante entender esto. ¿Cómo creamos nuestra felicidad? Trabajamos en nuestra motivación y nuestras acciones, y para hacerlo, debemos saber cómo practicar el Dharma. Entrenamos en ser cuidadosos y conscientes, conscientes de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Los beneficios que “surgen a través de lograr el Dharma genuino” no suceden solos, ni convertirse en un Buda sucede sólo. Como una fruta madura, el Buda maduró con el tiempo hasta convertirse en completamente iluminado. Del mismo modo, también tenemos que trabajar con el Dharma y practicarlo, porque no nos iluminamos sin ninguna razón, sin ninguna causa o condición. Se dice que la compasión es la causa raíz de la iluminación. Sin compasión, no es posible iluminarse, por lo que nuestra compasión es crucial. La Bodhichitta es el elemento principal en la práctica del Dharma, y las seis paramitas son consideradas como el método para desarrollarla. Los Budas y los Bodhisattvas

siempre están participando en ellas para entrenar sus mentes, y debemos seguir su ejemplo. Las prácticas de los Bodhisattvas explicadas en este texto ponen en marcha las causas y condiciones que nos llevarán al despertar completo.