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12 Intercambiándome por los demás

C A P Í T U L O 1 2 I ntercamb iánd o m e p or los D em ás

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Todo el sufrimiento viene de querer nuestra propia felicidad; los Budas perfectos surgen de la intención de beneficiar a los demás.

Por lo tanto, intercambiar verdaderamente nuestra felicidad

Por el sufrimiento de los demás, es la práctica de los

Bodhisattvas.

ESTA ESTROFA TRATA DE intercambiar lo que tenemos que es positivo por lo que otros tengan que no lo es. ¿Por qué es cierto que todo el sufrimiento en el mundo viene de desear la felicidad para nosotros solos? Si nos concentramos solo en nuestra propia comodidad y felicidad, nos volvemos egocéntricos y arrogantes, y tarde o temprano esto lleva al sufrimiento. Esto está claro para todos nosotros. Pero cuando decimos que desear la felicidad para los demás nos trae felicidad, ¿qué queremos decir con “los demás”? Una respuesta obvia son todos los seres vivos que no somos nosotros. También podemos observar que la vida no puede continuar sin el flujo de dar y recibir entre todas estas formas de vida. Nuestra propia respiración es un ejemplo de esto. Lo que exhalamos es bueno para otros seres vivos, y a su vez lo que exhalan es bueno para nosotros. Hay numerosas maneras en que los seres vivos dependen unos de otros. Lo sabemos intelectualmente, pero no lo entendemos de una manera práctica y experiencial. Y cuando en

realidad no vivimos nuestras vidas con este sentido expansivo de dar y recibir, nuestra práctica se convierte en lo opuesto a lo que pensamos, a lo que creemos; por ejemplo, va en contra de nuestras ideas de interdependencia o beneficiar a los demás. Es más, nuestra retención de dar nos impide recibir. Podemos hablar de la igualdad de nosotros y de los demás, o intercambiarnos con los demás, pero no entendemos que esto sucede en la vida cotidiana. Creemos que es algo especial o extraordinario, sin embargo, está sucediendo en nuestras vidas a diario. Damos algo, y eso abre la posibilidad de recibir: naturalmente recibimos algo cuando damos. Así es como vivimos, ya sea en el mundo de los negocios, en nuestras vidas sociales o en cualquier otro contexto. Dar y recibir está sucediendo todo el tiempo. Vivir depende de dar: damos y por lo tanto recibimos. Esta interdependencia es natural; sin embargo, se necesita un esfuerzo especial para entrenar nuestra mente, para conocer esto lo suficientemente bien como para que nuestro entendimiento sea claro y fuerte. Es apreciarnos a nosotros lo que bloquea este conocimiento. Cuando ocurre algo bueno, podemos pensar: “Está sucediendo debido a mi. Todo se debe a mi talento y energía”. Esto hace que el “yo” sea demasiado importante. Esto no quiere decir que no debemos hacer algo por nosotros mismos o que no tenemos que cuidar de nosotros. Por supuesto, tenemos que cuidarnos a nosotros mismos, pero no debería ser de una manera extrema: solo cuidarnos y dar demasiada importancia a nuestros propios objetivos y deseos. Si pensamos, “Soy la máxima prioridad. Ellos están más abajo en la línea, eso es un problema”. Necesitamos para practicar el dejar que otros pasen a primer plano y dejar desvanecernos en el segundo plano.

La Práctica Real

La práctica de la meditación de dar y tomar (tonglen) es una forma de revertir nuestro valoramiento. La práctica de dar y tomar pone menos énfasis en nuestros propios intereses y da mayor

prioridad a los intereses de los demás. Mientras meditamos, exhalamos, dando todo lo positivo que tenemos, e inhalamos, tomando todo lo negativo de los demás. Por ejemplo, para comenzar esta práctica, podríamos visualizar a otras personas que se encuentran en situaciones difíciles o colocar una fotografía de personas que están enfermas frente a nosotros. Una forma común de practicar tonglen es tomar la enfermedad, el dolor o los problemas de una persona que está en dificultad. A través de nuestras dos fosas nasales respiramos estos aspectos negativos como una nube negra o una solución muy oscura y turbia. Algunos de nosotros podríamos pensar que si estamos tomando de alguien que tiene un dolor de rodilla, por ejemplo, casi sentiríamos ese dolor en nuestra rodilla. Si estamos tomando de alguien que tiene un dolor de cabeza o problemas en su cerebro, sentiríamos un poco de inquietud en nuestra propia cabeza. Esto a menudo se considera una práctica tonglen auténtica. Sin embargo, este no es necesariamente el tipo correcto de práctica, porque el intercambio de nuestra felicidad por el sufrimiento de los demás no se trata de dar dolor a nuestro cuerpo o problemas a nosotros mismos. El objetivo de la práctica es disminuir el apego a nosotros mismos. Por lo tanto, no es que ataquemos o dañemos nuestro propio bienestar, esto no es realmente una práctica tonglen. Podríamos decir que la práctica real comienza con ver nuestra mente como si tuviera dos partes. Una parte piensa: “Quiero ser feliz y quiero que otros también sean felices”. Esta es la parte razonable de nuestra mente. Pero hay otra parte que piensa, “Soy el único. Solo soy yo quien necesita felicidad y bienestar”. Esta parte es todo acerca de “yo”, “mio” y “solo yo”. Es la parte de nuestra mente en la que tenemos que trabajar. Hay muchas otras formas de hacer esta visualización. Una es imaginar una vela como los aspectos negativos de nuestra mente, como ser egocéntrico. Todo lo negativo se absorbe en la llama. A través de la práctica a lo largo del tiempo, este estado mental egocéntrico disminuye y finalmente es eliminado. Este proceso no nos afectará de manera negativa; solo afecta nuestra auto

absorción, la forma equivocada de aferrarnos a nosotros mismos. El egoísta “yo” que visualizamos como una vela fue creado por nuestra imaginación, por lo que en realidad no nos estamos dañando, sino que aun estamos trabajando en la reducción de nuestra fijación del yo. Además, según la lógica tradicional, este egocéntrico, “yo” autónomo, no existe realmente, porque un “yo” solo puede existir en relación con otra cosa, por ejemplo, otra persona o un objeto, por lo que este “yo” no es independiente y unitario. Es imposible que un “yo” aislado realmente exista; solo está presente en dependencia de otra cosa. A través de esta práctica de intercambio, llegamos a ver que el yo y los otros son iguales; nuestro interés y el de los demás son iguales. Hacemos una fuerte plegaria de aspiración para que los demás reciban todo lo positivo que tenemos, sea lo que sea: larga vida, riquezas, poder, etc. Deseamos todo esto por los demás y sentimos que lo reciben. Este tipo de entrenamiento meditativo se beneficia tanto a nosotros como a los demás. Es importante entender que no es el caso de que nuestras cualidades positivas, como la duración de nuestra vida o nuestra energía positiva, sean trasladadas como un objeto y dadas a otros, ni estas cualidades positivas nunca se agotan, porque pertenecen a quienes realmente somos. Deseando algo bueno para los demás y hacer dedicatorias para su beneficio vienen de un poderoso deseo que se basa en una motivación positiva. Es por eso que otros podrían recibir algo mientras nosotros no perdemos nada. De hecho, hay muchas razones para creer que otros obtienen algún beneficio de esto, y es por eso que tonglen es una práctica muy importante. Sin embargo, la razón principal de esta práctica es reducir nuestras propias preocupaciones egoístas y aumentar nuestra intención de desearle lo mejor a los demás. Este es el verdadero enfoque de la práctica.