Revista Ciudad # 30

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Revista de Asuntos Urbanos • Edición 30 • ISSN: 0123-238X

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Contenido

Revista de Asuntos Urbanos • Edición 30 • ISSN: 0123-238X

Descolonizar la cotidianidad: Emancipar el pensamiento........................................................4 Por: Hernán Atehortúa Rivera

Cofundadores Ciudad, revista de asuntos urbanos en Presente ausencia:........................7 A la sombra de las muchachas en flor ...............................................................................................12 Por. Marcel Proust (1871-1922)

¡Léela y compártala!

La formación humanística: una perspectiva desde lo estético y las artes como una paideia................................................................................................................................................................14 Por: Óscar Jairo González.

Noches................................................................................................................................................................19 Por: Mailen Ortega

Versos diversos.............................................................................................................................................20 Por: Rubiel Escobar

Escritos .............................................................................................................................................................23 Por: Damaris Restrepo

Discurso que tendría éxito .....................................................................................................................24 Por: Roberto Arlt (1900-1942)

Murakami Haruki: Dance Dance Dance ........................................................................................26 Druk: Vinterberg y la embriaguez de la existencia...................................................................34 Por: Azucena Mecalco

Elucubraciones al filo de la nada ........................................................................................................39 Por: Diego Gómez

Manifiesto “El Gallinero”.........................................................................................................................42 Por Bernardo Ángel Saldarriaga

Del resplandor de mayo a la primavera latinoamericana......................................................43 Por: Faber Cuervo

Lo único a perdonar es lo “imperdonable” he ahí la imperfección de la paz................ 49 Por: Efraín Alzate Salazar

El Colombiano más determinante...de los últimos 50 años.................................................... 57 Por: Gustavo Adolfo Vivas Rebolledo

La vieja escalera que traquea.................................................................................................................59 Por: Orlando Flórez Rodríguez

Esta edición 30 de Ciudad, revista de asuntos urbanos ha sido patrocinada por las siguientes entidades y personas: Corporación Ciudad, Confiar, Imago Fotodiseño, Orlando Flórez Rodríguez, María Elena Giraldo, Bernardo Vélez, Juan Fernando Ocasiones

¡LÉELA Y PÁSALA!

CIUDAD, revista de asuntos urbanos Edición No. 30 - Diciembre 2021 Licencia 0013 de mayo de 1984 ISSN 0123-238X Sede: Carrera 39 #47-53 apt 601 - Cel: 301 787 4829 CORPORACIÓN CIUDAD, Centro de estudios urbanos Medellín, Colombia E-mail: corporacionciudad@une.net.co, lguillermoalvarez@gmail.com - revistaciudadcolombia@gmail.com Revista virtual http://issuu.com/revistaciudadcolombia Director Guillermo Álvarez Á. Asistente de dirección Olga Lucia Echeverry. Consejo Editorial Darlo Ruíz Gómez, Mario Vélez S, Olga Lucia Echeverri Gómez, Gustavo Vivas R, Osvaldo León Gómez C. Diseño y Diagramación IMAGO FOTODISEÑO Cel: 319 731 7060 Calle 98C # 84-25 apt 201 imagofotodiseno@gmail.com - www.imagofotodiseno.com Contabilidad Fabio Cardona Vargas Suscripciones y Ventas Carrera 39 N° 47 - 53 Int 601 Tel: 297 39 61 Cel: 301 787 4829 Corresponsales Gustavo Vivas R. España; Elsa Ruiz, Francia Gloria Havautis, EE.UU María Clara Mejía B. EE.UU Amantina Osorio R. Canadá Diana Madrigal, Alemania Fundadores John Jairo Hoyos Ochoa Luis Guillermo Álvarez Álvarez Cofundadores Estanislao Zuleta (+), Fernado Cruz Kronfiy, Fabián Rendón(+), Carlos Granada, Dario Ruíz Gómez, MarioVélez S. Andrés Velásquez R, Fernando Viviescas M, Gustavo Vivas R, Osvaldo León Gómez, Federico Giraldo Valencia, José Luís Rodríguez Solis, Hubert Ariza, Jaques April, Emilio Latorre, Edgar Váquez B, German Colmenares, Anibal Patiño, Alberto Saldarriaga R, Verónica Perfetti, Benjamín Barney, Jorge Mazo, Samuel Jaramillo, Antonio Montañas, Rogelio Salmona(+), Silvia Arango, Armando Silva, Pedro Santana, Gloria Gaitán, Saúl Sánchez, María Clara Mejía, Amantina Osorio R, Juan Camilo Ruiz, Fabio Betancur, Carlos Estaban Arrubla P, Jaime Jaramillo Panesso, Carlos Julio Calle (+), Juan Luis Mejía, Fernando Arbeláez, Alberto Aguire (+), Manuel Mejia Vallejo(+), Luis Guillermo Pardo, Juan Fernando Álvarez (+), Omar Castillo, Aura López, Juan Guillermo Betancur, Hernán Henao Delgado(+), Margarita Gómez, José Martínez S, Elsa Ruiz, Beatriz Gómez, Gloria Lucía George, María Eugenia Beltrán, Gloria Burgos, Victor Gaviria, Rubén Darío Lotero, Ramiro Tejada, Fernando Baena, Alberto Baena, Pedro Cano(+), Raúl González, Ligia Pimienta(+), Luz Ruiz de Baena(+), Jorge Rodas, Edwin Diez, Alvaro Pardo C.(+), Hernán Darío Villegas, María Eugenia Arango, Antonio Restrepo(+), Juan Guillermo López(+). CIUDAD, Revista de Asuntos Urbanos, es una publicación que revela, en palabras, e imágenes, el devenir de las ciudades colombianas y que se propone articular discusiones sobre la vida urbana, con el fin de hacer de la ciudad una humana y alegre residencia y morada para el ciudadano. Siendo de carácter pluralista e interdisciplinaria las opiniones expresadas son de los autores, reservando la sección editorial para manifestar los puntos de vista o criterios de la revista. «La Ciudad para los ciudadanos» Resume nuestro criterio urbanístico sobre la ciudad LAS OPINIONES FIRMADAS SON RESPONSABILIDAD ÚNICA DE SUS AUTORES


Descolonizar la cotidianidad: Emancipar el pensamiento Por: Hernán Atehortúa Rivera

Todo esto pasa, permanentemente, bajo nuestras narices, dentro de nuestro modo de pensar. H.A. Creo que arrastramos varias heridas de la mal llamada Conquista, la que intentó borrar todo rastro de las culturas nativas, las mismas que hoy, desde todos los continentes nos alertan de las patologías sociales y humanas que padecemos los habitantes de este bello planetica. Estamos atravesando el mar agitado de la cosificación, la cual perseguimos mediante una domesticación bien elaborada, desde la invasión de nuestros territorios mentales en la creación de los nuevos pueblos mestizos de todo el mundo. Los colonizadores fueron instalados con la vocación de hegemonía, como único propósito de instaurar las misiones para civilizarnos, lo que significaba evangelizarnos, alfabetizarnos, arrebatarnos la cultura e iniciarnos en los buenos hábitos de la servidumbre.

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El descubrimiento de Amérika lo seguimos repitiendo una y otra vez, no hemos terminado de indagar sus misterios, el saber médico de los chamanes y sus medicinas, la ingeniería hidráulica de los zenúes, el mito de Yuruparí, las ciudades Mayas las canciones Cuna para curar la locura, la filosofía de los koguis, las narrativas del Gran Río, los monumentos de San Agustín inscritos en la lista de los alienígenas ancestrales como lo es Nazca, las arquitectura de Machu Pichu, la Maloca Cósmica de los hombres jaguares de la Sierra de Chiribiquete, y con tantas otras muestras que enloquecen la academia enyesada, que no sabe dónde acomodar tanto enigma. Pienso que nos educaron en la idea de que estas tierras surgieron para la historia en 1492, a partir de las primeras masacres de la retaguardia de Cristóbal Colón, pero cada día descubro hechos sorprendentes, derrumbando la leyenda de que Amérika no había alcanzado la escritura, acabo de enterrarme de que los petroglifos del Chiribiquete tienen más de 20 mil años, cuando crecí con la idea de que los primeros pobladores del continente habían llegado hace 10 mil años.

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Aquí la historia comenzó hace más de 20 mil años con la presencia de grandes y avanzadas comunidades como los Aztecas, Mayas, Incas, chibchas, Emberás (Katios y Chamí), Guambianos, Mapuches, Sioux, Dakotas, Aruacos, Arsarios, Motilones, Charrúa, Aymara, Quechua, Guaraní, Inga, Wayuú, Witotos, Wiwa, Tikuna, Tukano, U’wa, Zenú y otros cientos más. No hemos podido ser “americanos”,… a veces somos intelectuales de Francia, refinados ingleses, sucursal del Vaticano, nos han perseguido con manuales, los reglamentos, los catecismos y la liturgia en latín, las disciplinas castrenses y monásticas, la censura moralista e inquisitiva, la retórica y la escolástica, el purismo idiomático para tratar de moldearnos a las etiquetas del mundo occidental, de las castas y familias reales de España o Francia que asignan a cada cual su estirpe o rango dentro de la sociedad como patética discriminación racista y económica. Por todo esto me he identificado con las justas reclamaciones de la “Minga Indígena”, y he presenciado, tanto la acogida como el repudio de las alianzas con las protestas sociales, repetidamente por décadas, el exterminio sistematizado de campesinos, líderes sociales, el sacrificio de la vocación agraria, la violencia en los campos, estimulada por los partidos políticos, las iglesias y los terratenientes, que marcaron una ruta de sobrepoblación urbana, no hubo industria, no hubo proyectos agrarios campesinos a excepción de la zona cafetera, ya que alcanzaba estatus a nivel internacional por su

manejo delicado, artesanal y simple de las fincas y de lo cual vivía el país, proliferaron los saqueos de recursos naturales para la gran industria del exterior, cada vez más agresivos. Así clasificamos como país subdesarrollado, con aspiraciones a ser como los países del norte o Europa y sus metrópolis, con su apetito interminable que aproxima la biodiversidad a una exterminación apocalíptica que nos asusta en las noticias de cada mañana. Las familias predominantes dentro de la cultura occidental, mediante sus periodistas de alquiler, académicos monotemáticos, escritores adoctrinados, presentadoras con glamur y locutores de pautas publicitarias, persisten en el viejo relato de que todo lo que había aquí era salvajismo y barbarie, nativos sin alma, otra variedad de animales y así justificar el trato esclavista y genocida. Nos han hecho creer que era benevolencia permitir vivir a los nativos en tierras que habitaban desde milenios. Negándonos a entender las cosmovisiones, que seguimos demorados siglos en entender, persistimos en el silencio, la repulsión y la discordia que no nos ha permitido mirarnos como coterráneos. La humanidad está amenazada, la naturaleza está siendo atacada, el aire, los alimentos y el hábitat, la minería a cielo abierto, el fracking, la tala indiscriminada, la contaminación de los ríos y mares y la guerra que no respeta nada. Todo esto, sin consultar nuestra propia vocación, nuestra condición única y privilegiada, de vi-

vir en un territorio muy rico en recursos naturales, sin tener que recurrir a la economía clandestina, a las industrias ilegales y la droga, sin corromper la política, inundarnos de divisas mafiosas, llenando nuestro suelo de constantes derramamientos de sangre y despojo. ¿Cuál es el horizonte? La permacultura aplicada por milenios por las comunidades nativas y sus tecnologías ancestrales, de relacionarse con el ecosistema, nos la ofrecen hoy, como un precioso recurso de valor cultural inmaterial, para salvar lo que nos queda, y poder así, garantizar una continuidad de una existencia digna y en condiciones de convivencia saludable y pacífica. He ido aprendiendo que los nativos son especialistas en diseño y orfebrería, astronomía, biología, agricultura orgánica, dendrología, gastrónomos, estampados, tejedores, artesanos, músicos, teólogos, danzantes, artistas, geógrafos, navegantes, botánicos, médicos, ingenieros hidráulicos y constructores, todos esos conocimientos patentados en la historia, en los museos del mundo donde reposa lo arrebatado y en sus actuales asentamientos que no pudieron borrar los conquistadores. A las tierras recónditas de Reservas indígenas, se les critica por tanta extensión, pero alguien dijo que: “era mucha tierra para cuidar por tan pocos habitantes”. Han tenido que venir la etnología y la antropología del siglo XXI a mostrarnos no solo la existencia de las 120 naciones nativas en

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Colombia a la llegada de los europeos, sino las 60 lenguas que se hablan todavía hoy. Estas ciencias han rescatado los mitos de los U´was de la sierra del Cocuy, el mito de Serankua de la Sierra Nevada, los mitos de los Desanas del Vaupés, el canto de los peces de los Sikwanis del Vichada, el mito amazónico del árbol de los frutos y las historias chocoanas de las serpientes que dialogan con el trueno. Sé que venimos ancestralmente de culturas que estuvieron y están enfocadas en el desarrollo de su “Buen Vivir”, respetando unas “leyes universales inmutables básicas”, que enfatizan en respetar un orden en la naturaleza y el cosmos para preservar la presencia de esta especie homínida, que hoy insiste en socavar la fuente de nuestra subsistencia biológica. A esto es a lo que se llama “descolonizar el pensamiento”, rescatar las tecnologías ancestrales, de relacionarse entre sí y con el planeta, con el universo y con todas las especies, conservando, cuidando y protegiendo la biodiversidad que nos alimenta y protege, utilizando

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las nuevas tecnologías y otras herramientas posibles. Hasta que no los reconozcamos como parte de lo que somos, aceptar la majestad de estas culturas, la sacralidad de sus características humanas, el sentido de las divinidades de la naturaleza, no lograremos salir de un laberinto de mezquindad y de sangre. Es importante recurrir a otros espejos para reconocernos, para continuar ese “redescubrimiento”, como una necesidad de ver los rasgos de un pueblo que ha padecido el fundamentalismo eurocéntrico (hoy en crisis), a fuego y espada, ahora encubierto con el neoliberalismo industrial y consumista. Es urgente buscar el respeto a un contexto milenario, casi sepultado por una invasión arrogante y mezquina. Remover los esquemas mentales mediante un pensamiento complejo, poner bajo sospecha lo que vemos, ampliando el ángulo, saliendo de la mono mirada y la mono realidad, adictos a la homogeneidad, es bueno entender que nuestros números son arábigos, que la revolución industrial em-

pezó 100 años antes en China y no en Inglaterra. Se debería retomar a todos los filósofos árabes, japoneses, hindúes, dejando de lado la idea, como si todo hubiese nacido en Europa, hay que repensar y revisar la historia desde una mirada sospechosa y decantada. No se trata de negar otros pensamientos, costumbres y avances del conocimiento, es darle espacio a unas vivencias del saber acumulado por generaciones, que puede brindarnos herramientas y tecnologías complejas del pensamiento sintetizado en una cosmovisión cuántica, por su globalización de la comprensión de la integralidad del universo (Pacha Mama – Gaia). Separar el cerebro derecho del izquierdo, es como separar el día y la noche, al hombre y la mujer, el cielo y la Tierra. El mestizaje es así, una integración de los pueblos en sus lenguas y modos de vivir, tomando lo mejor de sus orígenes, siempre en los términos de la buena y sana convivencia, en los mejores términos y textualmente como lo permita la buena voluntad.

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Cofundadores Ciudad, revista de asuntos urbanos en Presente ausencia: Estanislao Zuleta

Manuel Mejía Vallejo

Se destacó en la filosofía, la economía, el psicoanálisis y la educación. Dejó tratados sobre pensadores tanto de la Antigüedad como del mundo contemporáneo y la modernidad. Su pensamiento fue rico en materia sociológica e histórica con relación a Colombia y América Latina. Critico radical del sistema educativo propuso un sistema alternativo en ruptura con la escuela, así mismo el periódico RUPTURA por él fundado en sintonía con su pensar “la ignorancia no es vacío de ideas sino llenura de ideas erróneas sobre la realidad”

Como muchos de los grandes escritores, era amigo de la bohemia, que compartía con el poeta Carlos Castro Saavedra, Edgar Poe Restrepo, Óscar Hernández y Alberto Aguirre. Aire de tango, que además de versar sobre las zonas arrabaleras de Medellín, es su obra más elaborada, innovadora y compleja desde el punto de vista de la estructura literaria. Esa temática urbana ya la había mostrado por primera vez en Al pie de la ciudad, sobre las gentes que escarban en los desagües para buscar lo que se escapa por las cañerías

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En sus últimos años Mejía Vallejo vivió refugiado en una casa campestre, Ziyuma, que en guajiro significa “cerca del cielo”, en los alrededores de Medellín; allí escribió todas sus obras desde Tarde de verano. Es uno de los autores colombianos de quien más obras han sido llevadas a la pantalla de televisión: El día señalado, Las muertes ajenas y La casa de las dos palmas han sido adaptadas y realizadas por programadoras colombianas con un notable éxito de audiencia.

Alberto Aguirre

Antonio Restrepo Conocido en los círculos intelectuales de Antioquia y del país, por su columna Cuadro, en la que exponía sus conocimientos y las críticas más importantes de la actualidad del país, unos comentarios que también le obligaron al exilio en los años 80.

Jaime Jaramillo Panesso

Toño supo establecer una relación dinámica entre su inmensa cultura, su actividad como profesor y su vida generosa, divulgadora y creadora. Siempre fue intempestivo, original y afectuoso. Vivió con franqueza su pasión por la vida”. Alberto Castrillón Aldana

Carlos Julio Calle

Un luchador incansable por la paz. Panesso fue uno de los hombres más entregados a este propósito. Fue director ejecutivo de la Comisión Facilitadora de Paz

Hernán Henao Delgado

El urbanista de toda la vida “Una cosa es crear las condiciones para que la gente camine y otra muy distinta es hacer que la gente se apropie de los espacios”

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Sus investigaciones y publicaciones giraron alrededor de los siguientes temas: identidad y contacto interétnico, dimensión sociocultural de los estudios

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urbanos y regionales, planeamiento y desarrollo local y regional, conflicto social y violencia, así como problemáticas socioculturales de familia y género en el mundo actual. Sus reflexiones críticas con la realidad social y política circundante, provocaron su execrable asesinato.

Aura López

Rogelio Salmona Fue columnista de opinión en los periódicos El Colombiano y El Mundo. Estuvo al frente de la Librería Aguirre por más de 40 años y su voz fue estertórea en la radio. Una mujer comprometida con el empoderamiento femenino. “Vuelves a los libros como las olas, así no puedas describir sus imágenes. La relación con el libro no termina en la última página” Apodado como “El Transformador de Ciudades”, es considerado como una figura central de la arquitectura en Colombia.

Bernardo Ángel Saldarriaga

La mayor parte de su obra se encuentra en Bogotá. Durante su vida, colaboró con otros arquitectos colombianos como Hernán Vieco y Guillermo Bermúdez. Entre los colaboradores de Le Corbusier fue uno de los que más se destacó en la arquitectura moderna y contemporánea latinoamericana, con una amplia obra que le mereció ser candidato en 2007 al Premio Pritzker de Arquitectura]. En 2003ganó el prestigioso Premio Alvar Aalto, otorgado por la Asociación Finlandesa de Arquitectos (SAFA)

Fabián Rendón Su obra es una insistente indagación por la seducción sugerida en lo no estampado en la poética del linóleo.

Con el teatro, dice Bernardo Ángel Saldarriaga recordando a Artaud, hay que atacar el espíritu público. Su teatro es la superación de la máscara ...

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Juan Manuel Freidel

Dramaturgo, escritor y actor de teatro. Iniciador en Colombia del teatro citadino con personajes y asuntos urbanos. Asesinado en las calles de la ciudad de Medellín

atrás de este arte tan necesario para la memoria y la discusión. Con él, en esta apología, porque se la haré, porque se la merece, por su calidad, por su amistad, todo era sencillo, y simple, y fácil de compartir. Lejos de aquellos que se escudarían en el cine como conocimiento y se quedarán en nada, solo en el presentimiento de ser profesores universitarios sin obra. Rodrigo sí participó en muchas de esas actividades: cortos y documentales y películas, y es hora de hacerle un necesario reconocimiento a su aporte y no dejar su memoria disuelta en lo que ocupa a los antioqueños la recalcitrante trama de la inexistencia, la pequeña fama de un día, o la fallida cultura de los premios ocasionales como medida a sus artistas. No, Rodrigo es más que eso, es una presencia total en nuestro cine.

Ramiro Tejada,

Rodrigo Tamayo fue una de las personas esenciales del cine en la década del 80” Víctor Bustamante

Juan Guillermo Rúa

Las peripecias de un abogado que quiso ser actor, o las paradojas de la manzana verde

Rodrigo Tamayo Juan Guillermo Rúa Figueroa, un juglar que se recuerda ahora con Cartas a Tell, un libro. que recoge los textos que él escribiera a un personaje que puede ... un juglar, soñador, actor popular y callejero, que estaba siempre acompañado por un tambor, unos zancos

“Sí, Rodrigo Tamayo, siempre tan sencillo, siempre tan cerca, siempre ahí dispuesto a compartir lo que conocía, sobre todo en ese momento cuando el reinicio del cine era necesario para que la ciudad no quedara 10

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Mauro Álvarez,

“Me regalaste un libro tuyo titulado Virginal. En él, un personaje que bien podría ser tu alter ego narra su especial relación entre la música y la literatura. Sentado en un café, se sumerge en ensoñaciones musicales que le sugieren episodios y temas literarios.” Mauricio Álvarez Mesa

León Zuleta,

Ligia Pimienta Estrada

Distinguida directora, empresaria y escritora de la ciudad de Itagüí, líder y gestora cultural animadora de la universidad del arte, hoy escuela de arte Eladio Vélez. En su memoria está la Sala de Exposición Ligia Pimienta Estrada del Concejo Municipal de Itagüí, Lideró importantes proyectos culturales y sociales

Luz Ruiz de Baena Gestora social comunal promotora del centro comunitario San Pio, en el municipio de Itagüí. Brilló por sus reflexiones críticas y por su generosa disposición al activismo social y ambiental.

Presentación Uno de los grandes y recordados líderes del primer movimiento gay y precursor del movimiento LGBT en Colombia León Zuleta Ruiz nació en Itagüí, Antioquia, el 18 de noviembre de 1952 en una familia tradicional. Nació para retar y cuestionar el mundo

Ciudad, revista de asuntos urbanos 29 Homenaje a cofundadores en presente ausencia Martes 19 de octubre 2021 6 p.m. a 8 p.m. Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina Torre de la Memoria Se obsequiarán ejemplares

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A la sombra de las muchachas en flor (Fragmento)

Por. Marcel Proust (1871-1922)

(…) ¿Asistía a esa comida un escritor llamado Bergotte, señor de Norpois? — le pregunté yo, tímidamente, para que la conversación siguiera recayendo sobre los Swann. —Sí, allí estaba Bergotte —contestó el señor de Norpois inclinando cortésmente la cabeza hacia el lado donde yo me encontraba, como si, en su deseo de estar amable con mi padre, atribuyese gran importancia a todo lo suyo, hasta a las preguntas de un mozo de mis años, que no estaba acostumbrado a verse tratado con tanta cortesía por personas de su edad—. ¿Lo conoce usted? —añadió, posando en mí aquella mirada cuya penetración admiraba Bismarck. —Mi hijo no lo conoce, pero lo admira mucho dijo mi madre. —Pues yo dijo el señor de Norpois, inspirándome dudas mucho más grandes que las que por lo general me atormentaban sobre mi ca12

pacidad de inteligencia, al ver que lo que yo colocaba miles de veces más alto que yo, en lo más elevado del mundo, estaba, en cambio, para él en el ínfimo rango de sus admiraciones no comparto esa opinión. Bergotte es lo que yo llamo un artista de flauta; hay que reconocer, desde luego, que la toca muy bien, aunque con cierto amaneramiento y afectación. Pero nada más que eso, y no es gran cosa. Son las suyas obras sin músculo, en las que rara vez se encuentra un plan. No tienen acción, o tienen muy poca, y, además, no se proponen nada. Pecan por la base o, mejor dicho, carecen de base. En una época como la nuestra, cuando la creciente complejidad de la vida apenas si nos deja espacio para leer, cuando el mapa de Europa acaba de experimentar profundas modificaciones y está, acaso, en vísperas de pasar a otras mayores y hay tantos problemas nuevos y amenazadores asomando por doquiera, me reconocerá usted que tenemos derecho a pedir a un escritor que sea algo más que un ingenio sutil que nos hace olvidar en discusiones ociosas y bizantinas sobre méritos de pura forma ese

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rinconcito preferido peligro en que estamos de nuestra biblioteca. de vernos invadidos de En toda su producción un momento a otro por no doy con un libro un doble tropel de bárde esa clase. Claro baros, los de afuera y los que eso no quita que de adentro. Sé que esto las obras sean infinies blasfemar contra la tamente superiores sacrosanta escuela que al autor. Este caso es esos caballeros llaman uno de los que dan la del Arte por el Arte; razón a aquel hombre pero en estos tiempos ingenioso que dijo que hay tareas de más urno se debe conocer a gencia que la de ordenar los escritores más que palabras de un modo por sus libros. Es imarmonioso. El modo posible encontrar un como lo hace Bergotte individuo que respones muchas veces muy da menos a lo que son atractivo; estamos de sus obras, un hombre acuerdo; pero en conmás presuntuoso y junto resulta amanemás solemne, de trarado, muy poca cosa, to menos agradable. muy poco viril. Ahora Y a ratos Bergotte es comprendo mucho mejor, por esa admiración A la sombra de las muchachas en flor. Madrid. Alianza Editorial. 1982. Págs. un hombre vulgar, que habla a los demás de usted tan exagerada 57-59. como un libro; pero ni a Bergotte, esas líneas siquiera como un libro que usted me ensedominar un estilo del que usted a suyo, no, como un libro pesado, y ñó antes, y que yo tuve el buen sus años no puede conocer ni silos suyos, por lo menos, pesados acuerdo de pasar por alto, porque, quiera los rudimentos. Pero los no son. Es una mentalidad concomo usted mismo me dijo con defectos son los mismos: ese confusa, alambicada, lo que nuestros toda franqueza, no eran más que trasentido de poner unas detrás padres llaman un cultiparlista. un entretenimiento de chico (verde otras palabras sonoras, sin preY las cosas que dice son todavía dad que yo se lo había dicho, pero ocuparse por lo pronto del fondo. más desagradables por la manera no me lo creía así) ¡Misericordia Eso es tomar el rábano por las hoque tiene de decirlas. No sé si es para todo pecado, y sobre todo jas, hasta en los mismos libros de Loménie o Sainte-Beuve el que para los pecados de mocedad! Bergotte. A mí me parecen vacíos cuenta que Vigny chocaba por Después de todo, no es usted solo, todos esos jugueteos chinos de el mismo defecto. Pero Bergotte son muchos los que tienen sobre forma y esas sutilezas de mandano ha escrito el Cinq-Mars ni el su conciencia culpas de ésas, y no rín delicuescente. Por unos cuanCachet Rouge, donde hay págies usted el único que se haya creítos fuegos artificiales que arregla nas que son verdaderos trozos de do poeta en un determinado mocon arte un escritor, se lanza enseantología. mento. Pero yen eso que usted me guida a los cuatro vientos la califienseñó se aprecia la mala influen(…) cación de obra maestra. ¡Las obras cia de Bergotte. Cierto que no le maestras no abundan tanto como sorprenderá a usted que yo le diga Traductor: PEDRO SALINAS eso! Bergotte no tiene en su actique en ese trocito no se mostraba vo, en su catálogo, por decirlo así, ninguna de sus, buenas cualidauna novela de altos vuelos, uno des, porque es un maestro en ese de esos libros que se colocan en el arte, superficial, por lo demás, de Edición 30 • ISSN: 0123-238X • Ciudad, revista de asuntos urbanos

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La formación humanística: una perspectiva desde lo estético y las artes como una paideia 14

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In Memoriam de Sabine Weiss (23 julio de 1924- 28 de diciembre 2021)

Por: Óscar Jairo González. Profesor Facultad de Comunicación. Comunicación y Lenguajes Audiovisuales. Universidad de Medellín

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n estas reflexiones, es necesario decirlo en el comienzo mismo, en cada uno de nosotros, existe una inquietud sobre ella, se dan en nosotros en este mismo momento una serie de inquietudes que se radican: A) ¿Desde dónde me pronunció y cómo? B) ¿Desde dónde voy a ser escuchado, por qué y para qué?; y C) ¿Qué es lo que entre nosotros vamos a mirar y mirarnos de este momento en adelante o sea, como devenires que somos? Todos nosotros, querámoslo o no, tenemos un arte, un ars, o sea, una forma de hacer

las cosas y para hacerlas, tenemos que tener conciencia de sí (Husserl). Nada de relaciones de poder, sino de relaciones estéticas, que son las que determinan lo que somos y hacemos como los que se realizan en el ABC, que hemos indicado. Procedo a indicar que estas reflexiones son o deben ser consideradas como resultado, en constante proceso y transformación, desde lo que he construido en su forma y contenido como Masa Tentacular de Sentido Crítica (MTSC), que cede y se desarrolla desde lo intuitivo/racional, lo condicionado/incondicionado y lo real/irreal, como formas de hacer mixturas, de instalar dudas críticas y metódicas (insistenciales) de lo que hacemos

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y como nos movemos en esta estructura del humanismo y del arte. En medio de los constantes cambios y transformaciones del hombre, de su proyecto de vida, es evidente que lo que se prefiere es estar siempre en relación inmediata con el desarrollo y la evolución, que esos cambios y transformaciones prometen. En otros términos, no quedarse observándolos sino participar e involucrarse en ellos, para de esa manera vivir al compás de los tiempos, sin tampoco por ello, estar sometidos inexorablemente y de forma irreflexiva a esos cambios y transformaciones. En esa perspectiva la formación humanística, es fundamental en le medida en que se apoya en la necesidad de propender por instaurar en su estructura, una estructura que propicie el cambio y la transformación. O sea, que los impulse. La formación humanística, no es estática, sino que ella se soporta claramente en una búsqueda permanente de nuevos desarrollos, abre una campo sorprendente de infinitas posibilidades en el ser y lo fortalecen para acometer y enfrentar numerosas tareas que le comprometen a él mismo y la comunidad en la cual está realizando su experiencia vital. La formación humanística, tal y como la entendemos no está aislada de la realidad, de una realidad no hecha todavía, sino que está en todo momento en constante construcción; no es un accesorio que el ser tiene para sí, sino que es parte esencial de sus métodos de abordamiento de la realidad. Proporcionan al ser un estilo, una disciplina y un orden, en sí, una estética que le amplia la visión de

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sí mismo y de los otros, al hacer confluir en un mismo sentido la fuerza de la práctica racional con el poder de la sensibilidad. Todo esto orientado hacia la realización de lo humano. Es en la realización de lo humano, hacia donde orientamos la formación humanística. La formación humanística hace parte de una necesidad insustituible del hombre, en todas las épocas de la humanidad, puesto que le da al hombre mismo un carácter, lo forma en una ética creadora, le desarrolla la capacidad de construirse su propio destino, le dota de unos elementos estructurales de pensamiento, le aporta un cuerpo de principios básicos para desarrollar su vida en comunidad, le lleva a intensificar sus consideraciones sobre la realidad, le posibilita medios racionales y sensibles para operar en esa realidad. Le hace otro. La formación humanística, pretende contribuir en esa formación humanística del estudiante de Eafit. Por eso mismo está diseñada, con ese propósito. La formación humanística, está construida para ser suscitadora de una dimensión estética del mundo, que requiere el ser humano para encontrarle sentido a todo aquello que le parece sin sentido. Para lo cual, es necesario no solamente la experiencia sensible, sino también una experiencia racional, basada en el conocimiento. Es el conocimiento lo que se intenta desarrollar en la formación humanística, conocimiento como hemos dicho de sí mismo y de la realidad que lo rodea, de su medio y que el estudiante esté preparado y en condiciones de construir y acometer esa realidad. No es solamente, el que esté preparado para enfrentar la realidad, sino que a la vez,

esté en condiciones de construirla, para que no dependa de lo que está hecho, sino que participe y pueda intervenir de manera decidida en la construcción de nuevas realidades. Frente a las nuevas dinámicas sociales y culturales del mundo, que se proyectan en nuestro medio, y que de una manera protuberante inciden y problematizan el carácter, la función y la necesidad de la formación humanística, procura llevar a cabo esta tarea de transmisión de un conocimiento desde la perspectiva histórica y teórica, o sea no solamente enciclopédica sino también reflexiva y crítica de los fenómenos estéticos, y como ellos han permitido al hombre una mayor definición de su experiencia. A nosotros y a ellos, al que o las que sientan la necesidad de llevar sus vidas al arte, por medio de la formación humanística, se le proporcionan una serie de herramientas históricas y teóricas que le permitan halar una serie de conocimientos que a su vez, le abran las posibilidades para, como hemos dicho, participar e intervenir en la realidad, por eso su fundamento, su elemento fundante, se encuentra íntimamente conectado con la reflexión crítica y con la interpretación de su realidad. Es la formación humanística, es la que está en conexión con la realidad, no solamente la del arte. La formación humanística desarrolla habilidades para interpretar nuestra realidad y la realidad que nos rodea, y profundizar en ellas, para construir maneras de transformarla. El arte, no es un aditamento, por el contrario, constituye parte esencial de la experiencia

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del hombre, como lo afirma Georg Simmel:”(…) La finalidad permanente del arte es aliviarnos del confuso torbellino de la vida, procurarnos reposo y conciliación más allá de sus movimientos y contradicciones, cabe pensar que esta la liberación por el arte de lo inquietante o insoportable de la vida se consigue no sólo huyendo a lo contrario de tal, sino también y sobre todo estilizando de la manera más perfecta y depurando al máximo su propio contenido…” Frente a los cambios, disoluciones y dispersiones que ocurren sin cesar y de manera permanente en el mundo del arte, que lo expanden y lo contraen, que lo amplían y lo cierran y que lo liberan y lo cohíben es necesario tener la misma capacidad de poder involucrarnos e instalarnos en ese mismo movimiento que mencionamos, bien sea en el adentro o el afuera, en el centro o en la periferia, o, en el área o en la frontera. No debe el contemplador del arte, quedarse inscrito e instaurado en una sola definición, visión y posición sobre el arte, ortodoxa en su totalidad, ya que esto podría ir en contra de la heterodoxia y lo ecléctico que es el arte hoy. Esta heterodoxia y eclecticismo no han de ser resultado de una maniobra para forzar la estructura racional y sensible, sino resultado de una eclosión nueva de sentido proveniente de la fuente misma de la experiencia autónoma y de la necesidad de probar el alcance y la dimensión de esa experiencia. Las consideraciones y los exámenes que podemos hacer del arte, de la estética están contenidos y dominados por una multiplicidad de pensamientos, teorías, formas y de métodos que propician su abordamiento concreto y exhaustivo. Esto indica que no hay una determinada manera de contem-

plar, comprender e interpretar el arte y por ello mismo de acercarse a él. Lo cual no quiere decir, que sea necesario o que sé este impelido a recurrir a todas ellas para intentar llevar a cabo determinado abordamiento, pero sí es importante procurar su conocimiento y ensayar reflexiones desde otras consideraciones y exámenes (Disciplinas y campos). Hay quienes en su abordamiemto deciden cuales serían las más propiciadoras de una relación más racional, más sensible y más provocadora de conocimiento, sin que para nada se extravíe el hilo conductor de la intención teórica que tiene y que se proyecta en su posición sobre el arte. Al arte le son inherente el cambio, la disolución y la dispersión que le permiten estar en constante evolución y desarrollo, transformación e innovación, pero esto no quiere decir, que sean condiciones y características determinadas que lo condicionan impidiéndole también mantenerse inmóvil, quieto y estático. El arte no es solo explosión de estas características sino que también es implosión de las otras. En el arte hay comienzo y ese comienzo está dominado por un orden, una forma y una estructura determinada. Nada comienza de la nada, podríamos decir en este sentido. Ya que el arte hoy tiene un carácter muy acentuado en lo efímero y en lo precario de su sentido, es importante observarlo y examinarlo desde ahí, en sus instancias más evidentes y no evidentes. El arte ya no obedece a la ley establecida por la historia y la tradición en cuanto a la trascendencia y la indestructibilidad del mismo, sino que hay en él una condición de intrascendencia y destructibilidad inmediata. No hay más eternidad

y solidez para el arte. Entonces esto que decimos aquí, decide sobre una de las maneras de hacer nuestra intervención y mediación con lo que llamamos arte. El arte y quienes teorizan sobre el arte, tanto los artistas como los teóricos del arte: historiadores, hermeneutas, críticos, etc., lo hacen desde esta perspectiva en movimiento. Y por lo mismo, no podemos hablar de una estética determinada y establecida, sino que son incalculables. Esa es exactamente una de las características esenciales del arte. No es la historia, la estética, la hermenéutica o la crítica de arte, las que pueden decidir lo que tiene que hacerse en arte, son las que orientan, las que explican, la que hacen visible lo invisible que hay en el arte y por lo mismo deben ser tentadas por esa cantidad de formas, de estilos y de metódicas. El arte es para sentirlo, para experimentarlo y para el conocimiento de la vida. El hecho de provenir de las sensaciones, de las impresiones, de las percepciones o de las intuiciones no quiere decir ni demuestra que no esté en conexión y en comunicación total con el mundo de la razón, de la ciencia y sus principios. El arte también es un discurso teórico, no solamente exceso contaminado de sensibilidad, en la medida en que el artista requiere para realizar su hacer un conocimiento teórico y una técnica sobre las cuáles apoyarse. Del arte podemos extraer lo que hay de vida, lo que hay para la vida, porque construye una relación inextricable entre Mente, Mundo, Memoria y Acción. La estética es pues, una ciencia de lo sensorial y de los sentidos que se mezclan con la razón y propi-

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cian entonces una formación total y estructurada adquiriendo el carácter de un vehículo poderoso que fortalece la percepción visual, el conocimiento y la consciencia del ser y la intencionalidad de experimentar el placer y el goce de la vida que deviene de la contemplación del mundo del arte. Es el mundo nuevo, el de las percepciones, que forman, que son sentidas y experimentadas por las percepciones, en donde somos mirados, observados y nosotros miramos y observamos; en donde somos escuchados y nos escuchamos a nosotros mismos en otros y en donde somos formados desde como libros de lectores que somos nosotros mismos y de otros que nos leen como un tratado y como una biblioteca hermosamente, la Biblioteca de Babel, porque ahora cada uno tiene una percepción del mundo que lo instala en el otro y lo hace vivir y morir a sí mismo y en el otro, como decía Robert Nozick: Cuando yo tenía quince o dieciséis años me paseaba por Brooklyn con un ejemplar de la República de Platón, la cubierta hacia fuera. La había leído poco y la entendía menos, pero estaba excitado por el libro y sabía que era algo maravilloso. Ansiaba que una persona mayor me viera con él y se impresionara, que me palmeara el hombro y me dijera… no sé qué. A veces me pregunto, no sin inquietud, qué pensaría ese joven de lo que hace ahora en su versión adulta. Me gustaría pensar que estaría complacido con este libro. Ahora también me pregunto si esa persona mayor cuyo reconocimiento y amor buscaba no sería la persona que él llegó a ser cuando creció. Si alcanzamos la adultez transformándonos en padres de nuestros padres, y alcanzamos la madurez hallando un sustituto adecuado para el amor de los padres, al transformarnos en nuestro padre 18

ideal cerramos finalmente el círculo y alcanzamos la plenitud. El humanismo sin el arte, no es nada de lo que podría ser: una revolución incontenible e indestructible del yo (que tras su formación realice trayectos deseantes, hacia la construcción de la comunidad o de comunidades que así necesite) de la mismidad exaltada, del caos de la dimensión humana, que busca o desea como concentrar la densidad de su misterio humano, en otra humanidad, que es la que provoca y proporciona el arte, el mundo del arte o de las artes: las estéticas catárticas, o también las estéticas concentradas en la destrucción del sentido, no de la vida, sino del sentido, para insertar e involucrar otra vida, que no es ni será liberal, neoliberal, conservadora o neoconservadora, sino que será con todo lo que de humano se habrá de formar en la turbulencia causada por las constantes transformaciones del hombre, del mundo y de su realidad (realidad que también habrá de mantenerse en construcción constante, dado que ese es su carácter y su destino irreversibles). Por el momento, sin caer en falsos optimismos ni en falsos pesimismos, podemos decir que un nuevo humanismo, no será un tecnohumanismo; pero si tendrá que vérselas con él; ante ello quizá, tendremos que decir otras cosas, tener otras posturas, que ya por lo más, están dadas en la narrativa o el relato del ciberpunk. Es claro, que al ser humano, a lo humano y a lo que se mueve en él, todavía quedan los fantasmas, los demonios, lo desconocido, que rodean su mundo, sus visiones, sus sueños elementales, por el momento irreductibles.

BIBLIOGRAFÍA: LYOTARD, Jean François. Lecturas de la infancia. Joyce, Kafka, Arendt, Sartre, Valéry, Freud. Buenos Aires. Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1997. RICOEUR, Paul. Historia y verdad. Madrid. Ediciones Encuentro. 1990. KRAUS, Rosalind. La originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos. Madrid. Alianza Editorial. 1996. DANTO, C. Arthur. Más allá de la caja de brillo. Las artes visuales desde la perspectiva posthistórica. Madrid. Ediciones Akal. 2000. POMMIER, Gérard. El desenlace de un análisis. Buenos Aires. Ediciones Nueva Visión. 1989. GADAMER, Hans-Georg. Estética y hermenéutica. Madrid. Editorial Tecnos. 1986. CARRILLO, Castillo Lucy. Tiempo y mundo de lo estético. Sobre los conceptos kantianos de mundo, tiempo, belleza y arte. Medellín. Editorial Universidad de Antioquia. 2002. DOMÍNGUEZ, Javier. Cultura del juicio y experiencia del arte. Ensayos. Medellín. Editorial Universidad de Antioquia. 2002. NOZICK, Robert. Meditaciones sobre la vida. Barcelona. Editorial Gedisa. 1977.

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Noches Por: Mailen Ortega

Por las noches, algo sucede. Hay una especie de brillo en tus ojos que hace que mis pupilas se encandilen. Hay algo extraño en mis noches contigo, más allá de la agudeza de mis sentidos. Te miro, estas en mi cama, eres mi amante; acaricio tu espalda… Cierro los ojos, me siento a la orilla; el universo es plateado. Mis manos vibran con el vigor de tu cuerpo, estas en mi orbita, eres magia. En mi cabeza danzan mil trecientas veintinueve preguntas, todas en tándem y ninguna se sacia ante la inmensidad sideral… No comprendo, eres una especie de hechizo, extremas mis amuletos. Mi casa y yo éramos niebla; tú tocaste mi puerta, y con tus ojos pintaste la aurora boreal. No entiendo. En las mañanas,

en mi propia ausencia abro los ojos, siento el holocausto en la cabeza, el cerebelo es incapaz de mantenerme de pie, vivo de a poco a la luz del día; los sentidos se conducen insomnes, pero cuando el ocaso va consumiendo la luz, y se engalana el crepúsculo vespertino tu tocas mi puerta de nuevo y me cometa una fuerza excéntrica que contornea el cuerpo. Vibran las cuerdas vocales hacia adentro, emerge una sensación que irriga el ser. Entonces, más allá de la sagacidad de los sentidos algo sucede. El frio invernal que se anida en mi alma se hace cálido, me abraza la silueta sagas de tu alma, nos besamos como nunca. Me tiemblan las piernas; sonrisa eufórica. Me miro en el espejo, ahí están mis mejillas rosadas como sublimando tu cielo. Detrás de mí, estas tú, me miras, bebo el mar de tus ojos. Después, esta cama se vuelve una fiesta hasta el alba.

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Versos diversos Por: Rubiel Escobar

El niño de Heráclito Sentirse dilapidado también como humanidad, y no solo como individuo, a la manera como vemos que la naturaleza derrocha las flores, es un sentimiento superior a todos los senti-

mientos (Nietzsche)

La naturaleza juega como el niño de Heráclito Aquel que construye y destruye castillos de arena Así la naturaleza dilapida seres y flores Porque ella no siente ni dolor ni pena La naturaleza juega con todos los seres Inocentemente porque no tiene pareceres Todo le es lo mismo, no se preocupa por tal o cual Ella hace y deshace todo por igual El hombre también es el niño de Heráclito Que levanta y derrumba castillos de ilusiones Que teje y desteje lealtades y traiciones Que vive y revive las mismas pasiones

ZARATUSTRA

“Todos hablan de mí, pero nadie piensa en mí”. Nietzsche Soy Zaratustra, antípoda de moral Filósofo del más allá del bien y del mal Soy profeta del superhombre, voz para milenios Demoledor de imaginarios reinos Soy heraldo de todos los temblores Transmutador de todos los valores

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Soy Dionisos contra el crucificado Soy de mañana, de hoy y del pasado Bajé de la alta montaña A anunciar otro mañana Me desposé con la soledad Y al hombre le grité: ¡Libertad!

DESPIERTA LA CIUDAD “Dios hizo el primer jardín, y Caín la primera ciudad” A.Couley La ciudad despierta al nuevo día... Hombres y mujeres con porfía Inician su labor con nuevo aliento En busca del sustento Gentes recién bañadas Caminantes presurosos Ciudadanos laboriosos Al trabajo van Carros basureros Como carrozas hediondas Campanean su procesión Los voceadores de prensa Pregonan la noticia más violenta Un perro vagabundo Husmea a flor de piso Cualquier desperdicio

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Un policía con aire gruñón Cuida una esquina vacía Mientras la vitamina del Estado Rauda pasa en metálico furgón

De ese organismo imprevisible Soy conciencia y corazón

LAS VIEJECITAS

Vendedores ambulantes Importunan con sus parlantes

“La carne es triste”. Mallarmé

Oh mujeres, de la necesidad extrema Hijas de ignominioso destino Ruinas vivientes de lo hecho y no sentido Sacerdotisas del amor fementido

Los loteros venden la suerte Que ellos nunca han tenido Un limosnero habitual Con su llaga habitual Ocupa el andén habitual

Mujeres decrépitas de flácidos moldes Polveras públicas de públicas pasiones Retazos de lujuria, colchones palpitantes Madres de corazones sangrantes

En el piano de una cantina Suena una lánguida canción Los borrachitos, plenos de noche No quieren ver el sol Una prostituta con su cara de exceso Desde ya ofrece su sexo Ladrones sin tregua ni compasión En busca de cualquier bien Inician su labor ellos también Aún duermen varios gamines Sobre adoquines

La iglesia abre sus puertas Los feligreses su corazón De la academia se escucha El A. B. C. de la repetición Se prende la febril algarabía comercial Todo se compra, todo se vende, ley fatal

Renace la ciudad Se caotiza la ciudad ¡Vive la ciudad! De esa abigarrada manifestación Soy espectáculo y espectador

Oh Danaides del sexo Fingidoras amantes del subsuelo Manos callosas de caricias falsas Labios gastados de mendaces besos Cuerpitos agostados en busca del sustento Vida carnal que se hizo tormento

Un campesino sufre el rigor de la ciudad Medroso, desconfiado Atónito, desocupado

La industria toma nuevo aliento Ensordece su atareado rumor La rueda se pone en movimiento Cunde el ruido del motor

Glorias pasadas de pasados días Vetustas máquinas del amor rápido y frío Estrellas apagadas, soles idos

Ambulantes en la noche Habitantes del desprecio y el olvido Ciudadanas de lo mórbido y sexuoso Falsas enfermeras del vacío rijoso Oh demócratas del sexo Sempiternas lujuriantes De amantes desconocidos ¡Oh vergonzosos simulacros de los encantos perdidos! Oh mujeres, de vivencias tantas: Guarichas, madres o santas

A MEDELLÍN

Para ti, Medellín, soy conciencia y corazón Comprende mi pasado No arruines mi futuro Medellín, Medellín Tu sangre joven se derrama En torrentes de agresividad Edición 30 • ISSN: 0123-238X • Ciudad, revista de asuntos urbanos

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Encandilador destello Obnubila la mirada juvenil El alcahuete de todos los tiempos Hace a la gente vil

Porque pudiste ser mía Y llenar esta alma vacía De juventud, de magia, de color Muchachita en busca de amor

Medellín, Medellín

Tu mirada con la que no me mientes Y con tu risa llena de dientes Espero que de nuevo te presentes A este corazón renuente

Tus hijos fueron rayados Por violencias de escasez Ignominias de abandono Envenenaron su niñez Su futuro es bastante incierto Y el Estado les es infiel Sus mentes se circunscriben Y a la larga todo es cuestión de piel Queriendo ser faros del mañana Pudiendo jugar algún papel Se ven relegados e inútiles Lanzados a una guerra sin cuartel Juventud a la deriva Momento de dificultad Generaciones perdidas Por falta de humanidad Medellín, Medellín Restaña tu sangrante herida Rehabilita tus hijos, ennoblece sus vidas Alegra sus corazones, mejora sus días...

A UNA NEGRITA Muchachita de color

Toda negrura, todo primor Muchachita con sabor Toda llena de candor Te paraste, te volviste, te insinuaste Y pudiste ser mía Pero no te dije esta boca es mía Me miraste, te reíste y seguiste Y en un instante te me perdiste Negrita, ¿qué te me hiciste? Porque en un calvario me sumergiste Tú, la mujercita encontrada Que por conocerte no hice nada Y sólo cuando ya no te vi No sabes cuánto sufrí

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VIVIR

¡Cómo hubiera vivida de distinto Si hubiera sabido con certeza de instinto Que si hiciera lo que hiciera Que si viviera lo que viviera Y me comportara como quisiera Hubiera alcanzado este hoy, y aquí estuviera!

NACER No sé cuál es la gracia del nacer Si el ser viene con el perecer El entrar con el salir El vivir con el morir El gozar con el sufrir No entiendo por qué tanto alborozo al nacer Si después con la vida no sabes qué hacer

Y sólo te preguntas, ser o no ser…

DA LO MISMO

¿Por qué el hombre no puede ser considerado como innecesario? Si yo no hubiera nacido, Nada se hubiera perdido Por haber sido, nada ha sucedido Da lo mismo no haber existido Que haber sido, que haber aparecido Desde concebido el destino está decidido Es como nacer perdido Uno no es pedido, uno no es querido Uno es un simple aparecido Y para el todo no tiene sentido

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Escritos Por: Damaris Restrepo

Mitad y mitad Esa mañana salí de su casa con la firme idea de no volver jamás. Tenía un nudo en la garganta y el alma rota. Caminé sola varias horas con desgano por algunas calles vacías de la ciudad, mientras reprochaba a mi verdugo su abuso y crueldad. Luego, tomé el metro hacia mi casa y en el trayecto me recriminaba haber aguantado tanto “por amor”. Al llegar a mi domicilio, el nudo comenzó a desatarse y de mis ojos brotó un torrente de lágrimas, pero en medio del dolor, una lucecita dentro mío se iluminó y recordé la siguiente frase de Sartre: “mitad víctima, mitad cómplice”.

Desilusión Afecto de gusto amargo

La verdad

Aparece en lugares insospechados, cuando menos se busca y se renuncia al afán de tener la razón. No siempre es creíble y según Lacan, tiene una estructura de ficción. En ocasiones, es una invitada que tarda en llegar y es perseguida por los poderosos. Hay quienes la evitan, porque duele causa ira, y decepción. Hay oídos valientes capaces de escucharla he incautos que la asumen

como un absoluto para su vida, sin saber que también se muestra en la mentira.

Pueden percibirla mejor quienes están preparados para ver. La subjetividad también interviene en ella, pues cada uno ve el mundo por el marco de su propio fantasma.

que produjo un día el sabor dulce de una ilusión por algo, por alguien. Pues a veces, una esperanza que albergamos, un deslumbramiento, una exaltación termina en desencanto. Castillo derrumbado ante el peso de la realidad.

Estar fuera de sí mismo

Lo singular Hay algo en mí que me hace ser la que soy y no otra. Ni un gato, ni un perro, ni un árbol ni Julia, ni Marta, ni Juan. No pertenece al conjunto, ni categorías y habita en cada persona, animal o cosa.

Ópalo Tengo un amor tan bello como una puesta de sol en el valle de la luna. (Jordania). Es más hermoso que un arcoíris.

No lo cambiaria ni por diez atardeceres en Cable Beach.

Ira

y quedar a merced del capricho, como un planeta salido de su eje. Desatada enciende la sangre y apaga la razón, del irascible, sobre todo, en la guerra y en el amor. Frenesí, locura y pasión se despiertan.

Boca amada,

Boca

puerto de besos, fruta dulce. En ti saboreo cuanto quiero degustar del mundo. Cuando los amantes se besan en medio hay un abismo que el beso intenta borrar.

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Discurso que tendría éxito Por: Roberto Arlt (1900-1942)

He aquí el texto del discurso: “Señores” “Aspiro a ser diputado, porque aspiro a robar en grande y “acomodarme” mejor. “Mi felicidad no es salvar al país de la ruina en la que lo han hundido las anteriores administraciones de compinches sinvergüenzas; no, señores, no es ese mi elemental propósito, sino que, íntima y ardorosamente, deseo contribuir al trabajo de saqueo con que se vacían las arcas del Estado, aspiración nobel que ustedes tienen que comprender es la más intensa y efectiva que guarda el cora24

zón de todo hombre que se presenta a candidato a diputado. “Robar no es fácil, señores. Para robar se necesitan determinadas condiciones que creo no tienen mis rivales. Ante todo, se necesita ser un cínico perfecto, y yo lo soy, no lo duden, señores. En segundo término, se necesita ser un traidor, y yo también lo soy, señores. Saber venderse oportunamente, no desvergonzadamente, sino “evolutivamente”. Me permito el lujo de inventar el término que será un sustitutivo de traición, sobre todo necesario en estos tiempos en que vender el país al mejor postor es un trabajo arduo e improbo, porque tengo entendido, caballeros, que nuestra posición, es decir, la

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posición del país no encuentra postor ni por un plato de lentejas en el actual momento histórico y trascendental. Y créanme, señores, yo seré un ladrón, pero antes de vender el país por un plato de lentejas, créanlo… prefiero ser honrado. Abarquen la magnitud de mi sacrificio y se darán cuenta de que soy un perfecto candidato a diputado.

vayan al Departamento de Policía y consulten mi prontuario. Verán que performance tengo. He sido detenido en averiguación de antecedentes como treinta veces; por portación de armas –que no llevaba- otras tantas, luego me regeneré y desempeñé la tarea de grupí, rematador falluto, corredor, pequero, extorsionista, encubridor, agente de investigaciones, ayudante de pequero porque me exoneraron de investigaciones; fui “Cierto es que luego agente judicial, quiero robar, pero presidente de comité ¿quién no quiere parroquial, convenrobar? Díganme cional, he vendido ustedes quién es el quinelas, he sido, a desfachatado que veces, padre de pobres en estos momentos y madre de huérfanas, de confusión no tuve comercio y quequiere robar. Si ese bré, fui acusado de inhombre honrado Aguafuertes porteñas. Buenos Aires. Editorial Losada. 1998. Págs. 177-178. cendio intencional de existe, yo me dejo cruotro bolichito que tuve… cificar. Mis camaradas Señores, si no me creen, vayan eficaz de evitar la guerra que tetambién quieren robar, es cierto, al Departamento… verán ustedes niendo armas de ofensiva efectiva, pero no saben robar. Venderán que yo soy el único entre todos la regatearé el pienso al caballo del al país por una bicoca, y eso es esos hipócritas que quieren salvar comisario y el bodrio al habitante injusto. Yo venderé a mi patria, al país, el absolutamente único de la cárcel, y carteles, impuestos a pero bien vendida. Ustedes saben que puede rematar la última pullas moscas y a los perros, ladrillos que las arcas del Estado están engada de tierra argentina… Incluso, y adoquines… ¡Lo que no robaré jutas, es decir, que no tienen un me propongo vender el Congreso yo, señores! ¿Qué es lo que no romal cobre para satisfacer la deuda e instalar un conventillo o casa baré?, díganme ustedes. Y si usteexterna; pues bien, yo remataré de departamentos en el Palacio des son capaces de enumerarme al país en cien mensualidades, de de Justicia, porque si yo ando en una sola materia en la cual yo no Ushuaia hasta el Chaco bolivialibertad es que no hay justicia, sea capaz de robar, renuncio “ipso no, y no sólo traficaré el Estado, señores…” facto” a mi candidatura… sino que me acomodaré con comerciantes, con falsificadores de Con este discurso, lo matan o lo “Piénsenlo aunque sea un minuto, alimentos, con concesionarios; eligen presidente de la República. señores ciudadanos. Piénselo. Yo adquiriré armas inofensivas para he robado. Soy un gran ladrón. Y el Estado, lo cual es el medio más si ustedes no creen en mi palabra, Edición 30 • ISSN: 0123-238X • Ciudad, revista de asuntos urbanos

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Murakami Haruki: Dance Dance Dance

H

abía una mujer que de vez en cuando se quedaba a dormir en mi apartamento. Luego desayunábamos juntos, y ella se iba al trabajo. Tampoco ella tiene nombre, pero sólo porque no es un personaje de esta historia. Aparece brevemente y desaparece enseguida. Por eso no le pongo nombre, para no liar las cosas. Pero que nadie piense que me la tomo a la ligera. La apreciaba mucho, y la sigo apreciando ahora que ya no está. Eramos amigos, por así decirlo. Era, al menos, la única persona con la que podía decir que me unía cierta amistad. Tenía un novio formal, que no era yo. Trabajaba en una compañía de teléfonos, preparando las facturas con el ordenador. Ni yo le pregunté sobre su trabajo ni ella me contó demasiado, pero creo que era eso. Calcular el montante de las facturas telefónicas de otras personas, 26

preparar los recibos, algo por el estilo. Por eso todos los meses, al ver en el buzón el recibo del teléfono, me daba la impresión de estar recibiendo una carta personal. Además se acostaba conmigo. Dos o tres veces al mes, más o menos. Pensaba que yo había caído de la luna o de algún lugar semejante. ``¿Aún no te has vuelto a la luna?’’, me pregunta entre risas. Estamos en la cama, desnudos, nuestros cuerpos muy juntos, sus pechos contra mi costado. Así pasmos muchas noches, charlando hasta el amanecer. El ruido de la autopista no cesa ni un momento. En la radio suena monótona una canción de los Human League. Human League. ¡Qué nombre tan absurdo! ¿Por qué usarán un nombre tan sin sentido? Antes la gente era mucho más moderada a la hora de ponerle nombre a un grupo. Imperials, Supremes, Flamingos, Falcons, Impressions, Doors, Four Seasons, Beach Boys.

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Ella ríe cuando me oye decir estas cosas. Y luego dice que soy un tipo raro, distinto. En qué soy distinto, eso es algo que desconozco. Yo creo que soy una persona tremendamente normal con una forma de pensar tremendamente normal. Human League. ``Me gusta estar contigo’’, me dice. ``A veces me vienen unas ganas tremendas de estar contigo. En el trabajo, por ejemplo.’’ ``Aha.’’ ``A veces’’, dice ella marcando las palabras. Y luego deja pasar unos treinta segundos. La canción de los Human League ha terminado, y ahora suena algo de un grupo que no conozco. ``Ese es tu problema’’, continúa. ``Me encanta estar así los dos juntos, pero no se me ocurriría pasar todo el día contigo, de la mañana a la noche. ¿Por qué será?’’ ``Ni idea’’ ``No es que esté incómoda contigo. Es sólo que, cuando estamos juntos, a veces me da la impresión de que el aire se vuelve increíblemente liviano. Como si estuviéramos en la luna.’’ ``Este es un pequeño paso para el hombre...’’ ``No estoy bromeando’’, me contesta incorporándose en la cama y mirándome de frente. ``Lo digo por tu bien. ¿Hay alguna otra persona que te diga estas cosas? ¿Qué me dices? ¿Acaso tienes a alguien?’’ ``A nadie’’, le digo sinceramente. Absolutamente a nadie. Vuelve a tumbarse, apoyando sus pechos en mi costado. La palma de

``Pues eso. Cuando estoy contigo, hay veces que el aire se hace muy liviano, como en la luna.’’

``No, estoy hablando de ti’’, contesto. Estamos en Febrero. Junto a la ventana, su respiración se ha vuelto blanca, pero sólo al oir mis palabras parece tomar consciencia de ello.

``El aire de la luna no es liviano’’, le apunto. ``En la superficie de la luna no hay absolutamente nada de aire. Por eso...’’

Se apresura a volver a la cama. La abrazo, y noto el frío del pijama. Aprieta su nariz contra mi cuello. Está helada. ``Te quiero’’, me dice.

``Es liviano’’, susurra ella. No sé si ha ignorado mis palabras o si no las ha oído en absoluto. Pero oirla hablar en voz baja me pone nervioso. No sé por qué, pero hay algo en su susurro que me inquieta. ``Increíblemente liviano, a veces. Es como si tu y yo respiráramos aires totalmente distintos. Lo sé.’’

Quiero decir algo, pero no me salen las palabras. Ella me gusta mucho. El tiempo se pasa volando cuando estamos los dos así, en la cama. Me gusta dar calor a su cuerpo y acariciar su pelo. Escuchar el leve sonido de su respiración al dormir, llevarla al trabajo por la mañana, recibir la factura de teléfono que ella ha calculado (o eso quiero creer), verla con mi pijama puesto, que le queda grande. Pero no puedo expresarlo con palabras cuando llega el momento. No estoy enamorado de ella, pero tampoco vale decir simplemente que me gusta.

mi mano le acaricia suavemente la espalda.

``Faltan datos’’, le digo. `` ¿Quieres decir que no sé nada sobre ti?’’ ``Tampoco yo sé demasiado de mí mismo’’, contesto. ``Lo digo en serio, no es que trate de filosofar. Es más real que todo eso. Faltan datos así, en general.’’ ``Pues ya eres mayorcito. ¿Qué edad tienes? ¿Treinta y tres?’’ Ella tiene veintiséis. ``Treinta y cuatro’’, la corrijo. ``Treinta y cuatro años y dos meses.’’ Ella mueve la cabeza. Luego se levanta de la cama, se acerca a la ventana y abre la cortina. Se ha puesto mi pijama. ``Vuélvete a la luna’’, me dice mientras la señala con el dedo. ``¿No hace frío?’’, le pregunto. ``¿Quieres decir en la luna?’’

¿Qué se supone que debo decir? El caso es que no soy capaz de decir nada. No se me aparecen las palabras necesarias. Sé que mi silencio la hiere. Ella no quiere que me dé cuenta, pero lo siento. Lo siento mientras acaricio la suave piel de su espalda sobre la espina dorsal. Muy claramente. Nos abrazamos en silencio durante unos instantes, escuchando una canción de título desconocido. Su mano está apoyada en mi vientre. ``Cásate con una mujer de la luna y crea con ella una estupenda familia de lunáticos’’, me dice con dulzura. ``Es lo mejor que puedes hacer.’’ Sin dejar de abrazarla, observo la luna por encima de su hombro, a

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través de la ventana abierta. De vez en cuando atraviesan la autopista enormes camiones cargados de algo muy pesado y levantando un estruendo lleno de malos presagios, como un iceberg que comienza a derrumbarse. Me pregunto cuál será su carga. ``¿Qué tienes para desayunar?’’, me pregunta. ``Nada fuera de lo normal. Lo de siempre. Jamón, huevos, tostadas, la ensalada de patata que me hice ayer, y café. Si quieres, te lo preparo con leche caliente’’, contesto. ``Estupendo’’, me dice con una sonrisa. ``¿Por qué no preparas unos huevos con jamón, y me sirves el café con tostadas?’’ ``Ningún problema’’, le aseguro. ``¿Sabes qué es lo que más me gusta del mundo?’’ ``Francamente, no tengo ni idea.’’ ``Lo que más me gusta’’, me dice mirándome a los ojos, ``es estar en la cama una fría mañana de invierno, sin ninguna gana de levantarme. Y entonces oler el aroma del café, y oir el sonido de los huevos con jamón al freírse, y el crujir de las tostadas cuando las cortan, y saltar de la cama sin poderme contener.’’ ``Pues vamos a verlo’’, le digo riendo. * No soy un tipo raro. Eso creo, de verdad. No voy a decir que sea el prototipo de la persona corriente, pero no soy raro. A mi manera, soy un 28

ser humano absolutamente normal. Soy, necesariamente, todo lo normal que se pueda ser. Y esto es tan obvio, que lo que piensen los demás no me preocupa lo más mínimo. No es mi problema; en todo caso, será su problema. Hay quienes me tienen por más imbécil de lo que soy. Otros, en cambio, me creen excesivamente calculador. Pero eso me da igual. Además, ese ``más de lo que soy’’ es sólo una forma de expresar una comparación con la imagen que tengo de mí mismo. Los demás me pueden ver imbécil o calculador, pero ése es un problema que no me preocupa. No hay malentendidos en el mundo, sólo diferentes formas de pensar. Y esta es mi forma de pensar. Pero también hay personas que pueden extraer la normalidad que hay en mí. Son muy escasas, pero existen. Ellos/as y yo nos atraemos mutuamente de una forma completamente natural, como dos planetas flotando en el espacio oscuro del universo, y luego nos separamos. Aparecen en mi vida, se relacionan conmigo, y un buen día desaparecen. Son mis amigos, mis amantes, mi esposa incluso. A veces acabamos enfrentados. Pero siempre, en todos los casos, acaban yéndose. Se rinden, o pierden las esperanzas, o caen en el silencio (no sale nada del grifo, por muchas vueltas que le den), y finalemente desaparecen. Tengo una habitación con dos puertas. Una de entrada, otra de salida. Las dos no son compatibles. No se puede salir por la entrada, ni entrar por la salida. Esas son las reglas. La gente entra por la entrada, y sale por la salida. Hay muchas formas

de entrar y muchas formas de salir. Pero lo que no cambia es que todos acaban saliendo. Unos se fueron en busca de nuevas posibilidades, otros por ahorrar tiempo. Otros murieron. No ha quedado nadie. No hay nadie en la habitación, sólo yo. Tengo siempre muy presente su ausencia. La de quienes se fueron. Las palabras que dijeron, los alientos que exhalaron, las canciones que tararearon,... Todo lo veo flotando como un polvillo por las esquinas de la habitación. Probablemente, la imagen que ellos vieron de mí se acercaba bastante a la realidad. Por eso se me aproximaron, y por eso también se fueron. Ellos reconocieron la normalidad que hay en mí, y mis sinceros esfuerzos por conservarla. Me hablaron y me abrieron su corazón. Casi todos se portaron bien conmigo. Pero no había nada que yo pudiera darles, y si algo les di no fue suficiente. Siempre me esforcé por darles todo lo posible. Hice todo lo que pude. Y también buscaba algo en ellos. Pero al final no resultó. Y se fueron. Es duro, por supuesto. Pero más duro aún es el hecho de que salieran de la habitación mucho más tristes que cuando entraron. Salían con una parte de sí mismos erosionada. Yo me daba cuenta de ello. Es curioso, pero ellos parecían estar mucho más erosionados que yo. ¿Por qué será? ¿Por qué siempre quedo yo? ¿Y por qué queda siempre en mis manos la sombra de alguien erosionado? ¿Por qué? No lo sé. Faltan datos. Por eso nunca obtengo la solución. Hay algo que falta.

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Un día, al volver de una reunión de trabajo, encontré una postal en el buzón. Era una foto de un astronauta caminando por la superficie de la luna. No había remite, pero al primer vistazo supe quién me la enviaba. ``Será mejor que no volvamos a vernos’’, había escrito. ``Pronto me casaré con un terrícola.’’ Escuché el sonido de la puerta al cerrarse. Datos insuficientes. No hay solución. Pulse Borrar. Pantalla en blanco. Me pregunto cuánto tiempo más van a continuar así las cosas. Tengo ya treinta y cuatro años. ¿Hasta cuándo? No estaba triste. Al fin y al cabo, estaba claro que yo era el único responsable. Era natural que ella se alejara de mí, y lo sabía desde el principio. Los dos lo sabíamos.

Pero perseguíamos un modesto milagro, una oportunidad de cambiar las cosas en lo fundamental. Pero esa oportunidad no se presentó, claro. Y ella salió. Cuando se fue me sentí solo, pero era una soledad que ya había experimentado antes. Sabía que acabaría superándola. Ya estoy acostumbrado. Pensar estas cosas me hace sentir mal. Siento surgir en mis entrañas un líquido negro que pugna por subir hasta la garganta. Me pongo delante del espejo del cuarto de baño. Este soy yo. Sí, ése eres tú. También tú estás gastado, mucho más de lo que crees. Me veo la cara más sucia y envejecida que nunca. Me lavo la cara meticulosamente con jabón, y me doy una friegas con la loción. Luego me lavo las manos, y me seco bien con una toalla nueva. Voy a la cocina y ordeno los contenidos del frigorífico mientras bebo una lata de

cerveza. Tiro los tomates echados a perder, alineo las cervezas, cambio de sitio las fiambreras, hago la lista de la compra. Al amanecer estoy solo, y mientras miro distraídamente la luna me pregunto hasta cuándo seguirá esto. Seguramente encontraré a otra mujer dentro de poco. Y nos atraeremos de forma natural, como dos planetas. Y esperaremos inútilmente un milagro, malgastando el tiempo, erosionando nuestros corazones. Hasta que nos separemos. ¿Hasta cuándo?

ENTREVISTA A HARUKI MURAKAMI Canción triste de Tokio Los personajes del escritor suelen ser gente corriente, que a menudo sobrellevan vidas grises y se refugian

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de las tormentas del mundo en la calidez de la música y del alcohol. “Me encanta el tofu, Radiohead, García Márquez y, al mismo tiempo, soy un escritor japonés”, señala Murakami. Su libro “Tokio blues” se presentará en la Feria del Libro de Santiago a finales de octubre. Xavi Ayén Mu-ra-ka-mi. Cuatro sílabas que retener, que condensan el universo del acaso mayor escritor japonés de la actualidad. El hipnótico Haruki Murakami (Kobe, 1949) publicó recientemente “Tokio blues” (Tusquets) novela fenómeno aparecida en su país natal en 1987 y que consiguió vender más de cuatro millones de ejemplares y subyugar a lectores de medio mundo a partir de su muy posterior traducción al inglés. Se trata de una de las obras maestras del autor, que, sin demasiada publicidad, se ha encaramado a la lista de los libros más vendidos. Autobiográfica historia de un estudiante japonés en los setenta, “Tokio blues” es un relato de amor generacional y una exploración de los abismos del yo contemporáneo. Los narradores de Murakami suelen ser gente corriente, que a menudo sobrellevan vidas grises y se refugian de las tormentas del mundo en la calidez de la música y del alcohol. Seres a los que, de repente o progresivamente, les sucede algo excepcional que les sume en un mundo convulso, donde todo parece desajustado y confuso, especialmente los sentimientos. El universo Murakami es melancólico, etéreo, y en él suceden cosas tan extrañas que algunos críticos hablan de surrealismo, a pesar de que lo narrado resulte verosímil. Con un lenguaje simple en superficie, su literatura alcanza realidades muy profundas. Novela de título original difícil, “Tokio blues” es, en inglés, “Norwegian wood”, es decir, Madera noruega, en referencia a una canción de Los Beatles que actúa a modo de magdalena proustiana que activa los recuerdos del protagonista. Sus otros libros traducidos en España son “La caza del car30

nero salvaje”; “Sputnik, mi amor”; “Al sur de la frontera, al oeste del sol”, y “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Novelista de los sentimientos contemporáneos, que trata sin moralina, con la pasión de comprender, Murakami - que regentó un club de jazz durante varios años- cede la voz esta vez a Toru Watanabe, un hombre de 37 años que recuerda sus años universitarios en la ciudad de Tokio. Su mejor amigo, Kizuki, se suicidó un año antes de que él entrara en la universidad y, a partir de ahí, él inició una relación - más romántica que sexual- con la novia del fallecido, Naoko. Pero la frágil estabilidad mental de ella la acaba recluyendo en un sanatorio y Watanabe entabla una nueva relación con la alegre Midori. El dilema, nada banal, de Watanabe será entre su amor ideal (Naoko), consumido por la locura, o la felicidad presente (Midori). “NO SÉ QUÉ ES SER JAPONÉS” -Sus libros, repletos de referencias occidentales, son tildados a veces de poco japoneses. ¿Por qué? -Sinceramente, no sé lo que significa ser realmente japonés. Quizás por haber sido durante toda mi vida y en todo momento un japonés, me gustara o no, no poseo una noción exacta de lo que es japonés y de lo que no lo es. En otras palabras, soy demasiado japonés para estimar desde fuera cuán japonés soy. Pero si usted espera de mí ese tipo de historia en la cual los personajes comen sushi o tofu todos los días y van a ver teatro kabuki vistiendo kimonos y se hacen reverencias entre ellos todo el tiempo, es mejor que lea los libros de los viejos maestros, como Kawabata o Tanizaki. Si usted busca algunas escenas o paisajes exóticos, le recomiendo que llame a otra puerta y no a la mía. No estoy interesado en ese tipo de cosas. Es más, creo que a la mayoría de los lectores japoneses contemporáneos tampoco le interesa leer esa clase de relatos. -¿Qué es lo que les interesa, pues? -Supongo que -especialmente los jóvenesbuscan libros que les muestren una visión

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más clara del mundo en el que están viviendo en estos momentos. Y eso es lo que intento darles en mis novelas y relatos. Me parece que estamos viviendo en un mundo de caos absoluto. A veces es muy difícil para cualquiera de nosotros decidir cuál es el correcto camino que seguir y cuál el equivocado. Hay tantos caminos y tan pocos principios... En ocasiones, incluso no sabemos ni siquiera qué camino es el de delante y cuál el de atrás, qué lado es la derecha y cuál la izquierda, qué emoción es real y cuál de ellas es fingida. Por supuesto, no tengo la respuesta correcta a todo eso. No soy un profeta ni un líder de opinión. Pero, como escritor profesional de ficción, he estado intentando representar la situación de una manera fácilmente aceptable, tangible, a través de una narrativa viva y cautivadora. Como hizo Franz Kafka maravillosamente hace más de cien años. -¿Pero usted se inscribe en la tradición japonesa? -Ése es un tema que no me concierne, y que imagino que no

importa a la mayoría de mis lectores. Me encanta el tofu, la música de Radiohead, mi chaqueta de Comme des Garçons, leo a García Márquez y, al mismo tiempo, soy un escritor japonés. Auténtico o no, eso ya no lo sé. Pero escribo seria y sinceramente, y eso es lo que importa. -La novela deja una sensación de extrañeza referida a las cosas del mundo... -A mí me parece -al menos a míque la mayoría de las cosas que suceden en este libro son bastante naturales y sencillas. -¿Utiliza la enfermedad mental de uno de los personajes como metáfora de todos nosotros? -No me parecería correcto utilizar ninguna enfermedad mental como metáfora. Eso sería algo deshonesto o improcedente. Más bien quiero utilizar la metáfora como un síntoma de la enfermedad mental. -Dicen que usted refleja la abundancia del consumismo

y al tiempo su vacío espiritual, ¿está de acuerdo? -Me gustaría reflejar el vacío del consumidor y la abundancia espiritual, escribir sobre eso tiene bastante sentido. -Los diálogos son muy importantes en sus libros, que reflejan realidades profundas con un lenguaje sencillo. ¿Qué es lo que pretende? -Siempre me ha encantado escribir diálogos porque me resulta muy fácil. Llevo 26 años escribiendo novelas y cuentos, y jamás he sufrido ninguna dificultad a la hora de realizar los diálogos. En mi mente, los personajes hablan libremente, exponiendo sus propias razones y argumentos. Todo lo que tengo que hacer es escuchar lo que están diciendo y plasmarlo sobre el papel. Es una tarea muy agradable, a pesar de que uno debe ser muy cuidadoso para no olvidarse nada de lo oído. Cualquier cosa que se pierda será para mal. Cuando escribí “Tokio blues” sucedió exactamente la misma cosa. El único trabajo era perseguir sus

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de no pertenencia… De no encajar. Los secretos. Lo que se elige callar. Las mentiras. Las máscaras. Y por supuesto… La soledad. Parece un “checklist”, pero no lo es. Son algunos de los componentes presentes en las obras de Haruki Murakami.

voces. Fue divertido. Me gusta creer que soy bastante bueno en eso. -¿En qué trabaja ahora? -Trabajé hasta febrero en un puñado de cuentos, que serán publicados este otoño en Japón como un libro de relatos. Su título será “Cinco cuentos extraños desde Tokio”. Son historias en efecto extrañas. Y ahora estoy descansando. Bueno, traduzco una novela del inglés al japonés. Siempre hago traducciones en las pausas entre libro y libro. Un descanso productivo, podríamos decir. La verdad es que si a uno no le gusta escribir compulsivamente, este oficio de escritor es una auténtica pesadilla. © La Vanguardia (The New York Times Syndicate)

En la imagen Haruki Murakami, escritor japonés. Por sus obras ha recibido diversos premios y reconocimientos. En varias ocasiones ha sido considerado como candidato al Premio Nobel de Literatura; sin embargo, nunca se ha llevado el galardón.

21 dic 2021

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“La soledad” en las obras de Haruki Murakami Los libros que escribe Murakami suelen ser tildados de surrealistas, pero hay otro componente que los caracteriza: personajes con una profunda sensación de soledad. Danelys Vega https://www.elespectador.com/ el-magazin-cultural/la-soledaden-las-obras-de-haruki-murakami/ Un mundo surrealista, lleno de personajes con sueños ocultos. Sucesos que parecen irreales. De otro mundo. Lugares repletos de significados. Protagonistas tan humanos que “asustan”. Una música que se repite en cada historia. El jazz, el “acompañante ideal”. Dilemas tan comunes, pero que pocos se atreven a mencionar. El cansancio. La fatiga. El hastío de la vida…Del mundo…De la gente. La muerte. El llanto silencioso, ese que no se expresa, que no se llora, pero que se siente en el “alma”. El mundo interior. El escape de la realidad. El sentimiento

Si hay un patrón que se repite sin cesar en los libros de Murakami es la soledad, a veces ni siquiera por la ausencia de compañía física, sino por algo que va mucho más allá: la dificultad para expresarse… Para comunicarse con el otro. Eso mismo sucede en “Tokio Blues”, una de las obras de este escritor. Por un lado, tenemos a Toru Watanabe, el protagonista de la historia, quien carece de amistades. Quizá, su único amigo es “Nagasawa”, un chico de su universidad. Aunque ni siquiera con él es capaz de expresarse y de mostrarse tal cual como es. Por eso, Watanabe crea “el personaje” que más se ajuste a la situación. Las conversaciones con “Nagasawa” son superfluas y las reuniones se centran en lo que sabe que este le puede ofrecer. De esta manera se termina creando una relación de “cambio”, pero que jamás alcanza a “elevarse” a una amistad verdadera. Entonces aparece Midori en la vida de Watanabe. Con ella las cosas resultan más naturales, menos fingidas. Sin embargo, la relación que se construye entre los dos nace de una necesidad que ambos comparten: un lugar donde descansar de sus vidas. Porque Midori no puede ser ella misma con su novio, ni con su padre, y siempre, según ella, se ha sentido “reprimida”. En una de las conversaciones sobre los padres de Mi-

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dori, esta le confiesa a Watanabe “(...) Si ellos me hubiesen querido un poco más, yo, por mi parte, ahora me sentiría de otra forma. Siempre estuve hambrienta”. Por su parte, Midori es para Watanabe quien lo ancla al mundo real, a ese en el que no termina de encajar, sobre todo luego de sus visitas al “centro psiquiátrico” donde se encuentra Naoko, la mujer de la que se encuentra enamorado. Cada vez que él regresa de ese lugar le cuesta, aún más, relacionarse con los demás. Ver gente e ir a la universidad se convierte en todo un suplicio, pero con Midori las cosas son a otro precio. Por otro lado, tenemos a Naoko, con quien la soledad está latente. Una chica que ha tenido una relación con la muerte muy cercana. El suicidio ha marcado su vida. Primero fue el de su hermana mayor, de 17 años, a la que encontró muerta. “Algo murió en mi interior”, le confiesa un día Naoko a Watanabe. Pero el sufrimiento no paró ahí. Más adelante vino el suicidio de su novio Kizuki, el mejor amigo de Watanabe. A partir de ahí, a Naoko se le imposibilita habitar el mundo que otros habitan, hasta el punto de que termina recluida, por iniciativa propia, en un “centro psiquiátrico”. El lugar ideal para huir de la realidad. Watanabe es el único contacto que termina teniendo con el mundo exterior. Y aunque lo intente, ni siquiera este chico puede salvarla de ella misma. Entonces, uno lee otros libros como “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” y “Al sur de la frontera, al oeste del sur” y observa que el patrón se repite. La so-

ledad vuelve a ser la protagonista. Como si Murakami retratara la realidad a través de sus personajes. Como si quisiera darles una voz a esos “marginados” de la sociedad. En “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” aparecen personajes como Tokutaroo Mamiya, un militar que estuvo combatiendo en la guerra rusojaponesa. Un soldado que se encuentra afectado por las cicatrices que solo la guerra es capaz de dejar. Por la muerte de uno de sus compañeros. Por tener que ver con sus propios ojos cómo la vida de un ser humano se iba apagando de a poco mientras era desollado vivo. Por el oscuro pozo al que estuvo desterrado hasta que alguien vino a su rescate. Por aquel pequeño rayo de luz que era su única compañía. Y después de todo eso nada vuelve a ser igual. “Desde que volví a Japón he vivido como la muda vacía de un animal que ha cambiado la piel. Y viviendo como una muda, por más larga que sea la vida, no se puede decir que se haya vivido de verdad. Del corazón de una muda vacía y del cuerpo de una muda vacía no puede nacer más que la vida de una muda vacía”, le comenta Mamiya a Tōru Okada, el personaje principal de esta novela. Y luego debuta Creta Kanoo, una mujer que tiene una conexión especial con Tōru Okada a través de sueños. Esta mujer, durante mucho tiempo, se siente perturbada por el dolor físico del que sufre. Un dolor diferente al que sienten los demás. Como si su cuerpo fuera un recipiente de dolor. A causa de esto, decide acabar con su vida, aunque nunca llega a hacerlo. “(...) cuando cumplí los veinte, llegué a la conclusión de que, en realidad,

la vida no los valía. Había desperdiciado veinte años. Ya no podía soportarlo más”. La única persona con la que lograba comunicarse era con su hermana Malta. Creta veía el mundo a través de los ojos de Malta. Una vida en soledad era lo que tenía. “En mi familia yo me sentía completamente sola. Mi vida era solitaria. Mi adolescencia estuvo llena de angustias —más tarde le hablaré de ello— y no tenía a nadie a quien pedir consejo”, le dice Creta Kanoo a Tōru Okada, en una de las conversaciones que ambos sostienen. Y después uno se traslada al mundo de “Al sur de la frontera, al oeste del sur” y ahí uno se encuentra con Shimamoto, una mujer con una vida secreta. Hajime, el protagonista, nunca logra descifrar lo que esconde Shimamoto. La soledad vuelve a aparecer. En un viaje, Shimamoto desea morir, pero se da cuenta de que no es el mismo camino que Hajime quiere tomar. Luego de ese suceso, ella desaparece de la vida de Hajime, dejándolo sumido en una vida vacía. Porque, aunque se encuentra casado y con dos hijos, para él ya nada es igual. Como si Shimamoto se hubiera llevado la luz que alumbraba su vida y estuviera destinado a la penumbra, hasta llegar a la oscuridad. Tres obras distintas, pero de un mismo autor y con un mismo componente: la soledad como protagonista. Personajes que tienen gente a su alrededor, pero que se sienten como un frasco vacío. ¿No está solo el que está “acompañado”? ¿Qué es acaso la compañía? Preguntas para hacerse en nuestra era…

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Druk: Vinterberg y la embriaguez de la existencia

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Por: Azucena Mecalco (19-)

Me horrorizan los valores establecidos, que en vez de explicar la realidad, la domestican para uso que se pretende que sea colectivo, pero que finalmente no sirve a nadie» (Fellini, 1998, p. 67) aseguró alguna vez Federico Fellini. Como prueba consistente entre sus palabras y la realidad fílmica que decidió transmitir, creó una serie de universos en los cuales los valores obedecen de manera exclusiva a la particularidad del personaje que dibuja. Sin embargo, no es errónea su percepción, las películas, en su calidad constitutiva de universos fílmicos, siguiendo la línea de pensamiento de Étienne Souriau (1953), se constituyen al interior siguiendo una lógica determinada por las posturas creatoriales, en palabras del propio autor. Algunas de ellas aparecen en el filme de manera involuntaria y otras se encuentran ahí de forma descarada con un fin específico.

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En esta era de lo «políticamente correcto» en la que de acuerdo con Slavoj Žižek (2015) la corrección política hace que «prácticamente todo lo que hagas pueda ser malinterpretado» (p.92), es cada vez más complejo encontrar productos cinematográficos que no busquen la inclusión a costa de la estética o el argumento. Poco a poco nos quedamos con obras que apelan por completo a «lo obvio» y eliminan «lo obtuso» de las producciones; ese grano que Barthes encontraba en el cuerpo del artista al interpretar una canción y no en su técnica. Sin embargo, aún existen obras que desafían la corrección política para construir historias, universos en los cuales se entabla una conversación con el espectador a través de los bienes simbólicos que crea para su diégesis por medio del sonido y la imagen; y que,

como tal, al ser interpretadas hablan más de nosotros en la película que de ella en sí misma. Una obra con estas características sólo podía ser llevada al cine por un artista de amplio espectro, quien a lo largo de su carrera hubiese combatido contra los cánones en pos de consolidar una propuesta estética y audiovisual. Dicha propuesta además abre un contenido vastísimo, haciéndole posible crear una espiral de significados que sale de la pantalla, cual Tom Baxter (The Purple Rose of Cairo, Woody Allen, 1985), para embeber al espectador en una experiencia fílmica completa, en la cual se le concibe como ente comunicante capaz de completar el sentido de la imagen en su propia experiencia vital. Ese cineasta es sin duda Thomas Vinterberg, quien en su última producción, Druk (2020), reestableció la idea

de «libertad» tanto dentro como fuera de la pantalla. La premisa del filme se centra en la historia de Martin (Mads Mikkelsen), como personaje principal, y su grupo de amigos en un punto secundario para llevarnos a las entrañas de la monotonía: ¿qué pasa cuando la pasión de extingue? ¿somos nosotros quienes la agotamos o ella a nosotros? Luego de una junta con los padres de familia del grupo de último grado, Martin comienza a preguntarse a dónde fue la euforia de sus años juveniles, cuando era capaz de motivar a la clase entera, satisfacer a su esposa y agradar a sus colegas. Auspiciado por el vino y el vodka, decide compartir la frustración con sus amigos. Al escucharlo, Nikolaj (Magnus Millang) le explica que puede llegar a ser «eficiente» de nueva cuenta:

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lo único que necesita es un 0.05% de alcohol en su sangre de manera cotidiana, de acuerdo con un renombrado investigador. De esta manera, Martin emprende la búsqueda de su vitalidad extraviada. Pronto sus compañeros se suman al experimento y sus vidas comienzan a girar de forma drástica. Con un argumento que podría considerarse incluso criticable por algunas mentes puritanas o por aquellos que se detengan en la primera capa interpretativa del de la película, Vinterberg logró consolidar una historia en la que las situaciones y personalidades se revelan lentamente a la curiosidad del espectador en tanto más se sumerge él en la complejidad que entraña «lo cotidiano». En Espejo de fantasmas: de John Travolta a Indiana Jones (1993), Román Gubern explicaba de forma clara cómo los melodra36

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mas, las películas de aventura o aquellas pertenecientes al cine de terror «interpelan muy directamente a las regiones más oscuras de vuestro psiquismo con el lenguaje de la emocionalidad pura» (p.9-10) y de ello depende tanto la identificación del público como el éxito taquillero del filme. Pero no sólo son estos géneros los que intentan incitar en el público la aceptación e identificación con el universo construido para generar ganancias; sino también todos aquellos que intentan sumergir al espectador en su propio mundo, hacerlo resonar con las imágenes y provocar en él una reacción que vaya más allá de comprar un boleto en taquilla, para transformarse en la apertura a un nuevo punto de vista, pues como explica Christian Metz (2001): No nos vinculamos a los persona-

jes como si fuesen seres de carne y hueso, pero tampoco vemos en ellos únicamente a seres de película. Son más bien siluetas del recuerdo, de la ensoñación, los refugiados de una infancia esencial. De nuevo, lo irreal (p.17).

que él aunque en distintas etapas de la vida. Los encuadres grupales, con la cámara como testigo aburrido o participe de los actos, nos arrastra a esas interacciones dadas por la costumbre en el ámbito de lo cotidiano:

Así nos acercamos al tedio de Martin con el close up que nos lleva, por medio del coro interpretado por los músicos del restaurante, a «lo no dicho». La cámara, transformada en la visión del protagonista nos muestra cómo el fondo se transforma en un ambiente lejano del cual no puede participar. La disociación entre su presencia física y sus marañas mentales se visualiza en 10 segundos de paneo a la mesa donde Martin se siente ajeno. Pero es parte de un grupo, de un conjunto de cuatro hombres que se encuentran en las mismas condiciones

En suma, el espectador se identifica a sí mismo, a sí mismo como puro acto de percepción (como despertar, como alerta): como condición de posibilidad de lo percibido y por consiguiente como una especie de sujeto trascendental, anterior a todo hay (Metz, 2001, p. 63). Vinterberg no se molesta en crear escenas rápidas, tampoco recurre con frecuencia al cliché de lo contemplativo como vía de acercamiento: maniobra con el tiempo de lo vivido. Mikelsen, pero no en sí mismo; sino en Martin, mueve la trama a su paso, lento o agitado

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de acuerdo con su estado de ánimo. Nos posiciona en medio de una paleta de colores vívidos en contraste con la gris personalidad que comienza a fundirse con la paleta conforme avanza la trama, hasta encontrar un color propio y definido. Y justo en el centro de la fábula, como detonante visual, artístico y estético, se encuentra el alcohol, un leitmotiv recurrente que nos habla de todo menos de un estado etílico, porque no es su función moralizar, tampoco juzgar; sino ser parte de un rango de interioridad superior en donde las construcciones sociales se miden con la balanza del éxito y como tal existe su opuesto: «El fracaso produce un sentimiento de soledad, y esto no es divertido» (Fellini, 1998, p. 67) aseguró Fellini al hablar del choque entre la realidad y lo que uno espera de ella, y es precisamente en ese contexto en el que se inserta esta película, en la cual la música de John Mogensen, Maurice Brown, Franz Schubert, Pyotr Ilyich Tchaikovsky o Scarlet Pleasure ilustra la fusión insidiosa de emociones que se pueden 38

aglomerar en un solo individuo y cómo éste logra compartirlas de una manera u otra con su grupo social: La ficción puede conducirnos a una verdad más aguda que la realidad cotidiana y aparente. No es necesario que las cosas que se muestren sean auténticas. Generalmente es mejor que no lo sean. Lo que tiene que ser auténtico es la emoción que se experimenta viéndolas y expresándolas. (Fellini, 1998, p. 117) Y gracias a esta asombrosa conjunción de elementos audiovisuales Druk se transforma en una experiencia audiovisual única, mostrando que tal como aseguraba Óscar Wilde: «Vivir es lo más asombroso de este mundo, la mayor parte de la gente existe y nada más». Y con ello Thomas Vinterberg no sólo muestra una nueva faceta de su genio creativo, le permite a Mikelsen y compañía presumir su talento histriónico y al espectador reflexionar; sino también reitera que Wilde tenía razón: no hay cabida para la moral en el arte.

Fuentes de consulta: Barthes, R. (1986) Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces. Barcelona, España: Paidós Fellini, F. (1998). Fellini por Fellini. Madrid, España, Editorial Fundamentos. Gubern, R. (1993). Espejo de fantasmas: de John Travolta a Indiana Jones. Madrid, España: Espasa Hoy, 1993. Metz, C. (2001). El significante imaginario. Barcelona, España: Paidós Comunicación Souriau, É. (1953). L´univers filmique. París, Francia: Flammarion Vinterberg, T. (director). Sabine Hviid (productor). Druk [cinta cinematográfica]. Dinamarca: Zentropa Entertainments, Film i Väst y otras. Žižek, S. (2015). Pedir lo imposible. Madrid, España: Akal

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Elucubraciones al filo de la nada

Por: Diego Gómez

… porque es una búsqueda ontológica… que te confronta con tu cantaleta mental… será el “yo” o el Ser… diferencia fundamental para poder entender esta búsqueda … el abismo está ahí… la Nada está ahí… sólo que no damos el paso, el salto, por los miedos a la muerte (con todo lo que esto implica), a dejar este cuerpo…mí vehículo para poder existir en este espacio-tiempo. Por la necesidad de existir, de ser yo/otro, sujeto/objeto, cuerpo/vestido, cuerpo/espíritu Pensar… miedo a pensar… porque si lo hiciéramos, todo se iría a la mierda… ¡TODO SE IRÍA A LA MIERDA!: el estado, la religión, la academia, cualquier organización jerárquica. Estos estados de melancolía, angustia existencial, lo que la medicina cataloga como depresión, no es más que el estado natural del pensador crítico, porque él se cuestiona todo, absolutamente todo… hasta a sí mismo… cuestionamiento que lo puede llevar a la autonegación. ¿Por qué existir en un espacio/tiempo que las más de las veces le es adverso a la naturaleza de nuestro Ser? La

esperanza de poder llegar a existir tal cual soy es lo que nos mantiene anclados a esta espacio/temporalidad. El camino hacia la liberación ontológica, exige renunciar a la comodidad intelectual, a la felicidad que da la ignorancia voluntaria autoimpuesta en el camino hacia la esclavitud feliz, aceptada…deseada.Arriesgarse en el contacto con el otro…a sentir, a mutar… arriesgarse en ese otro humano, con sus diferencias y semejanzas… con su mundo, sus verdades… su esencia como ser… su maravillosa existencia, de la cual uno es invitado a hacer parte, privilegio que se gana abriendo también nuestra existencia a ese otro, que en ciertos momentos se fusiona con mi ser… relación simbiótica maravillosa… transmutación, mutación, transubstanciación… cambio… creación. Creación permanente de significados de sí mismo y de mí entorno, resignificación perpetua de estos conceptos y de nuestra existencia. Volver a mirar ese camino ya recorrido… contemplar la construcción que se ha hecho no sólo en estos últimos siete años, sino toda mi existencia, que se resume en el aquí

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y el ahora, la instantaneidad del espacio/tiempo… perpetuo presente, maravillosa contracción de la eternidad en un instante tan pequeño como queramos… ¡el ya! no sé qué escribir… no puedo estar en simpatía con ese otro… por más que sintamos compasión, nunca se equiparará al dolor de aquel que ha sido lastimado… sólo el dolor propio puede ser verdaderamente sentido y sublimado, se muta en creación aquel sentimiento desgarrador de carne y espíritu… ¿indolencia egoísta o evasión? Huida de sí mismo, de ese victimario que todos encarnamos más temprano que tarde… mirada en el espejo físico/metafísico de nuestra existencia, el único válido, y que puede devolver esa imagen construida por nosotros mismos ante nosotros mismos y ante los demás. Confluencias existenciales… utópicas… polivalentes… conflictivas… necesarias… ineludibles… del Ser. Dolor… ¿sensación? ¿sentimiento? Concepto fundamental en la existencia humana. Sólo a través de él aprendemos como individuos y como humanidad. ¿Es entonces un medio? ¿Lo habremos convertido en fin? Humanidad sadomasoquista, clamamos por verdugos que nos inflijan eso tan deseado. ¿O, por el contrario, es el miedo al dolor el que ha motivado la existencia del ser humano? ¿O ambos a la vez? Conceptos a redefinir: masa, individuo, libertad. Simplemente, soy un testigo de tu ser… testigo de tu existencia, intersticio entre dos Nadas materiales… ¿Nadas? Tu flujo exis40

tencial ¿será posible definirlo, enmarcarlo, limitarlo con algún concepto que implique principio y fin…? Es un devenir permanente, eterno entre la materialidad y la inmaterialidad… y esta realidad sensible, sensual (de los sentidos), de la percepción, me permite degustar eso que sos… inmortalidad encapsulada en ese cuerpo que me brinda placer a través de su placer… jugosa carnosidad que deseo, de la cual decanto el néctar que propicia mi embriaguez carnal, mi estertor orgásmico que va ligado a esa convulsión ontológica que estremece tejidos y espíritu… ¿Sólo un testigo?... pero no mudo… ni ciego… ni sordo… goloso. Narrador permanente de mi existencia, de eso que ningún otro ser podrá sentir… porque es mi experiencia vital, indelegable, intransferible, irrenunciable… y allí estás tú… en estos momentos eres parte de todo esto que llamo existir, serme. Todo lo observo… todo… absolutamente todo… seres, lenguajes verbales y no verbales, texturas, colores, composiciones… y todo ello presente en la cotidianidad, en la calle, en el asfalto, en el café, en la taberna, en la plaza, en la fila del banco, en el bus… a ti… elemento visual que me brinda no sólo placer estético… deleite cárnico, olfativo, táctil… Habitamos y mutamos el asfalto y el hormigón… nuestra carne se fusiona con la materia pétrea que cobra vitalidad al estos sujetos/ objetos que somos, deambular con andar cansino, afanado otras veces, automático las más… deli-

ramos en frenesí existencial, deviniendo en el otro, permaneciendo un tiempo en él… sin invadirlo, coexistiendo con ese otro… fluyendo en el asfalto, devorándolo con las suelas… arrancándolo a cada paso… devoramos y nos devoran: asfalto… seres humanos, indistintamente. Es la distancia crítica con el otro la que nos permite intuirlo, añorar su compañía, sus palabras, sus gestos, sus sonrisas… añorar sus caricias… esas miradas escrutadoras pero no intimidantes… sino cómplices en esa búsqueda del otro… esto va más allá de hombre/ mujer, tiene que ver con el ser, más allá de géneros, de profesiones, de nombres, de categorías… la única válida es la de SERES HUMANOS, en el completo sentido de este concepto. Es hurgar en lo humano, en nuestras existencias, en las experiencias sensuales (de los sentidos, lo estético, lo sexual) que habitan nuestro día a día… y cada uno de ellos, es maravilloso cuando se posee una mirada abierta a cualquier manifestación humana… sin prejuicios. Caminando la ciudad me sorprendí hablando solo… lo que para otros es locura para ti y para mí son la mirada estética, la reflexión en solitario o con otro Ser que comparte nuestra mirada, nuestra concepción de mundo…. Esa vista que tienes en tu ventana, mirada a la urbe palpitante debajo de esa piel pétrea hecha de hormigón y asfalto, de carne, sangre… humano, HUMANO. Conexión conmigo mismo, redescubrimiento de mis motivaciones existenciales… luchas internas… demonios olvidados… demiurgo

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incubando su próxima creación… vómito existencial fecundo en palabras e imágenes, en pensamientos y acciones… EXISTENCIALISMO PURO, doloroso… fortalecedor… intercambio ontológico con otros seres que propician mutaciones individuales… seres maravillosos… únicos… como cada ser humano… como cada individuo/sujeto/objeto que conforma ese gran organismo que llamamos humanidad. Crear… prioridad ontológica en estos momentos de mí existencia… Absurdidad completa y absoluta reclama nuestra existencia finita… El cuerpo, la tridimensionalidad, el espacio/tiempo son el campo de lo absurdo… nos permiten manifestarnos, comunicar nuestras verdades con las cuales creamos nuestro mundo… nuestra percepción de la realidad… la interpretación, recepción y emisión de datos sensoriales, conceptuales… existenciales. Utilización de los lenguajes para la manifestación del ser. Vuelvo a la calle… soledad nutricia… confrontación ontológica con la existencia cotidiana… solo… autoanálisis doloroso, no puede ser de otra manera… delirio cárnico… supuración de la materia pútrida… carroña existencial… sublimación de lo demasiado duro… postración del Ser… inmovilidad material y metafísica… corporal y espiritual… ontológica… dolor… paridera… desgarramiento interior… arrancando materia orgánica, viva… perecedera… intransigente… no negociable… obligatoriamente renunciable… humillado mi Ser se

revela; rebelión y revelación de lo invisible… reverencia hacia algo total y absolutamente intrascendente… materialidad, prisión que nos permite purgar nuestra condena que es nuestra redención… ¿me puedo considerar inimputable? ¿Renunciar… demostrar que ésta pena no aplica… escapar de este sistema penal ontológico?… ¡IMPOSIBLE! Erradicación del dolor… paradoja existencial que nos lleva a la negación. Negación estúpida de la paradoja que no logra aniquilar lo… ¿absurdo?... ¡LO REAL!... lo inasible… lo inconsciente que es lo más determinante de nuestra existencia… conciencia propiciada por el inconsciente… dilapidador de los símbolos… dador de sentido… ¿Cómo perder el miedo a la muerte… a dar el salto aniquilador… sumergirse en… ¿la NADA?... a sentir los estertores finales… la convulsión agónica de esta carcasa cárnica putrefacta que llamamos cuerpo… la nombramos, creamos el concepto, lo definimos, lo analizamos, lo descuartizamos conceptual y físicamente, lo hurgamos, lo sentimos… lo padecemos, lo gozamos, lo representamos, lo vestimos, lo modificamos, lo intercambiamos por dinero, lo ultrajamos, lo deseamos, lo volvemos significante social, lo despreciamos, lo idolatramos, lo creamos en laboratorio, lo penetramos… lo obviamos… lo reproducimos, lo intoxicamos, lo limpiamos… ¡ESTO ÚLTIMO SI ES HIPOCRECÍA! ¡LA ASEPSIA!... Lo normal, lo aceptable, lo deseable… el

prototipo… la locura… único pasaporte válido a la impunidad… ¡ME DECLARO INIMPUTABLE! Tratamos de limpiar cuerpo y alma… he ahí el error… la asepsia genera el rayón existencial… la norma es la verdadera locura… La misantropía es la ideología más coherente con la realidad humana, pero para ser consecuente con esta tendríamos que empezar por autoaniquilarnos… obligación de cada individuo racional… ¿Cuántos de nosotros está dispuesto a ser coherente?... Nunca fue dueño de nadie… ni siquiera de sí mismo… Nunca pudo controlar… ni siquiera a sí mismo… Nunca fue propiedad de nadie… ni siquiera… de sí mismo… …¿Para qué la esperanza?... …¿Para que el silencio en el alma?... …¿Para qué alcanzar la maestría existencial?... …¿Para qué encontrar el sentido?... ¿a qué? La humillación del Ser… del creador… de Dios… es decir… de mí mismo… máximo dolor existencial… Soledad y silencios absolutos… Renunciamiento consciente a la existencia… ¿Pecado en contra del Ser?...

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Manifiesto “El Gallinero”

Por Bernardo Ángel Saldarriaga - Mayo 11 de 2010

Acción severa de una obra que nos abre el cuerpo, que nos rota en días, que nos hace ver y padecer, volver a nacer… Malcom está con nosotros como natividad Emotividad Fruición Nos deja oír su voz… que es de todos… que es de ninguno… para que el hombre despierte y rote su muerte, su fe, su nadir. Es el sonido de un clarinete contra las mitras, los bonetes, los birretes. Malcom es cualquiera que se atreve a romper el cerco 42

en que nos tienen apretados y sumidos. Malcom tierra… Malcom aire Malcom fuego Malcom serpiente indio, negro, mulato, todos los substratos, los mentecatos, los maltratados, los vilipendiados. El día de la ira resuena en él Se abre el cielo en la tierra y él la recorre con su cuerpo furibundo… El Estado y la Iglesia contraen el karma para hacerlo perder Se oye lo que se oye en las nubes ¿De qué nos redime este hombre?

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Del resplandor de mayo a la primavera latinoamericana

Por: Faber Cuervo - Economista -Universidad de Antioquia-.

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olombia no necesita copiar ningún modelo político de país alguno por más “Primer Mundo” que sea; mucho menos, la continuidad de los gobiernos de los últimos treinta años. Lo que requiere es un gobierno aliado con una ciudadanía empoderada para hacer cumplir la Constitución de 1991, que contiene los derechos sociales, económicos, civiles, políticos, laborales, ambientales, y culturales; los mismos que nos niegan en la vida cotidiana, y se convirtieron en nuevos reclamos, derechos de petición, luchas jurídicas, desgaste, sufrimiento o resignación a su ausencia. La aplicación de los derechos consagrados en la Constitución Política de 1991 se volvió imposible, primero, por un entorno económico que destruyó la soberanía económica y las reglas democráticas en las decisiones de políticas públicas. Y segundo, por un entorno político, demagógico y dictatorial, que satanizó los sujetos políticos, desestimulando la participación ciudadana, tanto en procesos de democratización de gobiernos

locales y curules del Congreso, como en la toma de decisiones territoriales en los Planes de Ordenamiento municipales. El gran desafío que afronta Colombia en las elecciones del año 2022 no es sólo liberarse de la hegemonía política del Uribismo, sino de la doctrina de “gobernanza corporativa público-privada” que adoptaron los partidos políticos aliados de los gobiernos de los últimos treinta años. Dicha doctrina rige las decisiones sobre lo público (salud, educación, pensiones, obras públicas, servicios públicos, espacio público, justicia, orden público) con criterios economicistas, administrativos, gerenciales, de rentabilidad y beneficio para privados, de tal modo que los derechos constitucionales quedan a medias o no se ejecutan. Lo público se convirtió en feria de mercados dominados por agentes privados; cooptado por la ambición empresarial privada y por la corrupción política. Lo público es el presupuesto que se disputan grupos económicos empresariales privilegiados y las mafias contratistas articuladas con clanes políticos. El modelo de “gobernanza corporativa público-privada” impone la economización de las actividades humanas, des-

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truyendo el espíritu equitativo y solidario de la carta magna. En la historia de Colombia, hubo gobiernos que trataron de democratizar la economía y, de paso, garantizar algunos derechos fundamentales de la ciudadanía. Sus esfuerzos fueron parcialmente exitosos o tuvieron la resistencia enconada de los sectores y grupos que sentían perder privilegios. Son los casos de los presidentes Rafael Reyes (1904-1909), Alfonso López Pumarejo (1934-1938), y Carlos Lleras Restrepo (19661970). El primero, un General conservador; los otros dos, liberales. Rafael Reyes recibió un país en ruinas, empobrecido, desolado y abatido por las guerras civiles del siglo XIX. Las masas no se calzaban, apenas comían. El analfabetismo era de casi las dos terceras partes de la población; por la Constitución de 1886, éstas no tenían derecho a votar, tampoco las mujeres a las que les negaba otros derechos civiles. Había conflictos entre terratenientes favorecidos con concesiones de tierra por el Estado, y los campesinos despojados de esa misma tierra. La gente se dividía entre conservadores y liberales, se heredaba el odio partidista de padres a hijos. La Constitución de Rafael Núñez también prohibía el derecho de asociación, la formación de sindicatos, las reivindicaciones obreras y campesinas. Crispación política, miseria, ignorancia e injusticia, eran los rasgos principales de esa Colombia que saludaba el nuevo siglo. El General Reyes fue el político más inteligente en ese momento; se fue del país durante la Guerra de los Mil días (1899-1902) y regresó para reconciliar a conser44

vadores y liberales. Gracias a su gestión se vivió un largo periodo de paz y desarrollo económico. Esto creó las condiciones para un auge industrializador (textiles-alimentos), exportador (café-banano), urbanizador, transportador (carreteras-ferrocarriles-fluviales). Estos avances, junto con las crisis económicas mundiales derivadas de la gran depresión económica de 1930 y las dos grandes guerras, empujaron al modelo de sustitución de importaciones en nuestro país, en el que se producía internamente los productos que ya no se podían importar. La pacificación emprendida por Reyes se extendería hasta 1946, cuando estalla nuevamente la guerra conservadora-liberal. Reyes fungió como un reorganizador de una Colombia que entró en andrajos al siglo XX. Alfonso López Pumarejo, llegó a la presidencia en 1934, para consolidar la transición pacífica de la hegemonía conservadora (casi 50 años en el poder) hacia la República Liberal (1930-1946), iniciada por el liberal Enrique Olaya Herrera (1930-1934). López fue el primer presidente colombiano en abordar con gran sensibilidad los problemas sociales. Se enfocó en darle protagonismo a la clase obrera; aprobó el derecho a formar sindicatos; evitó cometer el error de los conservadores y su antecesor copartidario, de ser patronista en los conflictos obrero-patronales. López Pumarejo tomó siempre partido por los trabajadores. Estaba convencido de que a las masas excluidas de las oportunidades y comodidades había que involucrarlas en nuevas dinámicas económicas y sociales;

de lo contrario, aquellas se harían sentir, y no con modales aristocráticos. Se basaba en la huelga bananera de 1928 que terminó con una masacre de obreros agrícolas, lo que a la postre cobraría el electorado en las elecciones de 1930, donde los conservadores perdieron el poder. López llevó a adoptar la primera ley de reforma agraria en 1936; sin embargo, tuvo alcances moderados, entre ellos el que facilitaba la posesión de tierras ociosas a los campesinos desposeídos, y la imposición de tributos más altos a la tenencia de tierras improductivas. También elevó la tasa de impuestos a las firmas extranjeras, reglamentó los derechos de propiedad teniendo en cuenta las obligaciones sociales, suprimió la injerencia absoluta de la religión católica en la educación, eliminó el requisito del alfabetismo para votar. El principal aporte de López a la forma de gobernar fue poner en relevancia, por primera vez, los graves problemas sociales de Colombia. Carlos Lleras Restrepo fue el segundo presidente colombiano en volver los ojos al problema agrario que no cesaba de enfrentar a labriegos y terratenientes, lo cual terminaría generando las guerrillas liberales, transformadas luego en marxistas, en la década del 60, y un nuevo capítulo de violencia e inestabilidad política. El Frente Nacional conservador liberal (1958-1978) del que Lleras fue su tercer mandatario, impulsó una reforma agraria con el fin de detener la eterna violencia rural, reparar los daños causados, y fortalecer al campesinado. A pesar de que la Ley de 1961 creó el Instituto Colombiano de Reforma Agraria

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(Incora) para expropiar dominios privados y redistribuirlos a campesinos sin tierras que pudiesen cultivarlos, dicha Ley solo vino a materializarse durante el gobierno de Lleras Restrepo, con la oposición de políticos que no estaban muy convencidos de la necesidad de reestructurar la tenencia de la tierra. Lleras aceleró la asignación de títulos sobre terrenos públicos pretendiendo arraigar a los campesinos a sus tierras obtenidas para disuadir el éxodo del campo a las ciudades y controlar, así, el aumento del desempleo urbano. Lleras también apoyó la creación de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), a cuyos miembros benefició con programas de crédito, extensión agrícola y participación en la administración de los servicios al agro. Al finalizar su mandato, Lleras había conseguido afiliar a casi 800.000 campesinos en la Anuc, aproximándose al número de trabajadores sindicalizados. Quizás, sin el salvavidas de esa reforma agraria, el campesinado se hubiera diezmado a través de un proceso de proletarización anhelado por los industriales que en las urbes necesitaban como mano de obra barata. Lleras también intensificó la sustitución de importaciones, lo que llevó a una mayor participación en la producción industrial a las manufacturas de bienes de consumo durables y los bienes de capital. Además, promovió las exportaciones a través de créditos, información de mercados, exenciones fiscales para los exportadores, la adhesión al Pacto Andino, las minidevaluaciones controladas del peso para conservar su valor de cambio en los mercados mundiales.

La verdad es que los gobiernos anteriormente mencionados tuvieron limitaciones para lograr plenamente sus propósitos, porque estuvieron presos de un sistema bipartidista que excluía la participación democrática de terceras fuerzas en el acceso al poder, en el diseño de programas, al emprendimiento económico, a las propuestas renovadoras de las esferas de lo público y lo privado. No obstante, hacen parte de los esfuerzos de muchas personas que lograron reconstruir un país, con todo lo bueno y malo que contiene. Los años 70 y 80 prosiguieron con un buen comportamiento de la industria nacional, la producción agropecuaria para el autoabastecimiento, la cobertura en servicios públicos y educación pública, pero sobre todo una demandante explosión demográfica. A la par, la inconformidad por la ausencia de democracia participativa, por medidas represivas y leyes impopulares, y la protección que los gobiernos daban a los terratenientes y latifundistas que precarizaban la vida de los campesinos, hicieron nacer nuevos grupos guerrilleros, se fortalecieron y surgieron movimientos sociales-culturales, adquirió fuerza el movimiento sindical en las ciudades, arrancó el boom del narcotráfico. Los sucesivos gobiernos del establecimiento no entendieron lo que advirtió López Pumarejo, que los gobiernos debían canalizar las demandas populares hacia una solución pacífica, pues lo contrario sería erróneo y peligroso. En vez de dialogar, siempre respondieron con Estado de Sitio y una declaración de guerra a todas las manifestaciones de descontento, a las peticiones, la protesta social,

las mismas respuestas que se dan hoy en día, lo que profundizó y acrecentó más el descontento y la impaciencia. Son casi 100 años de crímenes del Estado oligárquico contra el pueblo inerme y los líderes sociales, los que se inauguraron con la masacre de las bananeras en 1928. El más grande paro nacional que tuvo Colombia en 1977, antes del estallido social actual que está transformando a Colombia, lo tuvo que padecer Alfonso López Michelsen, hijo de López Pumarejo. La conciencia de clase no se pierde en la estirpe política colombiana. Sólo ha habido un gobierno auténticamente democrático y popular en Colombia, pero apenas duró 9 meses. Lo derrocó la “gobernanza” de esa época, es decir, los terratenientes esclavistas-aristócratas, los comerciantes librecambistas y los políticos profesionales. Fue la presidencia del indígena José María Melo en el año 1854, apoyada por las comunidades de artesanos y campesinos. ¿Cuál es el gobernante que requiere hoy Colombia? El que esté dispuesto a conseguir lo mínimamente indispensable para contribuir a cambiar esa herencia deplorable que los últimos gobiernos nos dejaron. Se necesita con urgencia un gobierno comprometido con la pacificación, la democratización en todas las actividades, el respeto a todas las vidas sin importar su credo político, el acatamiento de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución del 91. Esas son las urgencias de nuestro país. No se soporta más demagogia, ni aplazamiento a tan vitales necesidades. El sufrimiento

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de millones de personas espera una mano amiga en el poder. ¿Cuáles serían los retos más grandes para el próximo presidente, gabinete, Congreso, y todas las instituciones? En primer lugar, el más importante, el que abordó Rafael Reyes en 1904, la pacificación del país, la que condujo a la industrialización y la producción del agro. Asegurar los Acuerdos de Paz y negociar con todos los reductos insurgentes, paramilitares y narcotraficantes que llenan de muerte los campos. Establecer una nueva estrategia contra la producción y comercialización de drogas, si fuese necesario. Este paso es una premisa para lograr la reconciliación nacional, para despejar el camino a la democratización de todas las esferas de la vida nacional. Sin paz no hay camino hacia la prosperidad de todos, sino a las cumbres borrascosas del miedo y la desesperanza. La paz 46

y el derecho a la vida son bienes inalienables. Ningún gobierno ha podido con el poder omnímodo de los terratenientes, los principales causantes del sufrimiento y la crisis eterna en el campo. El nuevo gobierno debería también negociar con este segmento para democratizar el acceso y la productividad de la tierra. El segundo gran reto sería desmontar la economía rentista, especulativa, importadora, antiambiental, contaminadora y excluyente. Y en su lugar, potenciar una economía incluyente, limpia, productora de bienes y servicios saludables, fundada en la elevación del nivel educativo de los jóvenes. No se trata de prepararnos para llegar a ser “Primer Mundo”, sino de convertirnos en un país donde cada ciudadano tiene sus derechos socioeconómicos garantizados. La medición del desarrollo de Colombia debería basarse por el indicador DCO, Derechos Constitucionales Ob-

tenidos. La categoría de “Primer Mundo” obedece a la obtención de un falso desarrollo que se logra a través de la agresión al medio ambiente, de la exclusión y condena a muerte de muchas personas. Es un desarrollo artificioso, fruto de la expoliación de cosas usando humanos vulnerables en territorios lejanos de ese espacio físico y mental denominado “Primer Mundo”. Ese falso desarrollo se mide con categorías como el PIB (producto interno bruto), renta per cápita o el Ingreso Per cápita, que ponen por encima el precio de las cosas al valor del buen vivir y la vida sagrada de los humanos y la naturaleza; o la Competitividad, que enfrenta a los humanos como fieras hambrientas en mercados donde ganan sólo los más fuertes y privilegiados. Antes de 1990, Colombia gozó de una industria nacional y un mercado interno medianamente protegidos. Y habían sido más exitosos los experimentos para

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diversificar las exportaciones. La traba más grande para nuestro país para avanzar hacia una economía desarrollada y socialmente democrática, ha sido el desprecio al conocimiento. Colombia ha sido cicatera para invertir en educación, ciencia y tecnología. Siempre ha pretendido que se nos haga el milagro sin volcar recursos a la educación con calidad; a la investigación en las ciencias básicas; a la investigación de nuestros recursos naturales; a la protección de la biodiversidad –banco farmacéutico y medicinal aún subutilizado-; a la transformación de las materias primas para generar valor agregado, a la apropiación de los saberes ancestrales para producir nuevos saberes, nueva ciencia y nuevas tecnologías. Esta tarea del orden educativo, sería un tercer reto para un nuevo gobierno. La Apertura Económica (1990 – Gobierno César Gaviria), reforzada con nuevos Tratados de Libre Comercio (2002-2018 –era Uribe y Santos), sumergieron a Colombia en el “Tercer Mundo”, es decir, esos países periféricos condenados a solo extraer materias primas para ofrecer al resto del mundo. Y de contera, condenado a mantener a gran parte de la población desprovista de sus más elementales derechos. Las políticas públicas al servicio de agentes privados y de la corrupción política, hacen más onerosa la vida de muchos colombianos excluidos, marginados de los circuitos laborales, comerciales, sociales y culturales. Pareciera que la consigna fuera “que les vaya bien a pocos a costa de que les vaya mal a muchos”. Y que este principio rigiera la vida general

en este país sin Constitución operativa, sólo existente en el papel y la demagogia política. La Constitución de 1991 reemplazó la obsoleta y anacrónica Constitución de 1886; pero nació simultáneamente con su verdugo, la Apertura Económica (1990). La imposición de una estrategia económica que beneficiaba el trabajo extranjero y a poderosos clanes comerciales importadores, se convirtió en el hacha del carácter soberano, social y democrático de la Constitución. No sólo eso. La Apertura Económica en una sola dirección (nosotros compramos lo de afuera, pero no les vendemos lo que producimos) para la cual no estaba preparado el país, estimuló la producción y exportación de cocaína, al arruinar la producción del agro y desindustrializar el país. La decisión antidemocrática y antisocial de las elites político-económicas abrió todas las puertas para que la economía subterránea del narcotráfico se potenciara y se convirtiera en el principal renglón exportador de Colombia. La doctrina económica aperturista sin aranceles en un país sin vías de comunicación, sin modernización del aparato productivo, con una educación para la infelicidad y el desempleo, sin inversión en ciencia y tecnología, con el campo desprotegido, propició la desintegración e inoperancia de la Constitución. Progresivamente, los efectos de la otra doctrina, la “gobernanza corporativa público-privada” en la vida de los colombianos socavaron más los derechos sociales, económicos, políticos, civiles, laborales, ambientales, que consagra la Carta de cartas.

Los primeros golpeados por la Apertura Económica y los posteriores Tratados de Libre Comercio fueron los campesinos, los indígenas, las negritudes, la gente que nos provee los alimentos, los que trabajan de sol a sol con la rudeza que exige la tierra, los que no tienen apoyo del Estado, y están desprovistos de políticas públicas que restituyan las pérdidas en cosechas. Colombia empezó a importar trigo, algodón, maíz, arroz, frijol y otros. Luego, importó harina, plátano, leche en polvo, carne. Hoy en día, los campesinos de Boyacá sacan la papa a las carreteras o la botan porque se está importando este producto. La quiebra y el hambre asolaron a miles de familias campesinas. Todo este desastre fue justificado con el argumento de que era más barato importar alimentos que producirlos aquí. La desindustrialización se profundizó con dicha Apertura improvisada que atendía intereses particulares, no los de la Nación; se sometió a la industria textilera y de confecciones a una desigual competencia con las telas provenientes de China y otros países asiáticos. Se le dio prioridad al capital financiero sobre el capital productivo; ya no fue importante producir mercancías aquí para abastecer el mercado interno (sustitución de importaciones), sino comprarlas afuera y traerlas. La especulación financiera se tomó los mercados; el sector servicios en telecomunicaciones y bancarios, sustituyó las plusvalías que generaban antes las fábricas; la especulación con el suelo y la construcción inmobiliaria se convirtió en el renglón que más rentas generaba a empresas legales e ilegales (lavadoras de

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activos). Se disparó el ingreso nacional por cuenta de las divisas lavadas del narcotráfico. La búsqueda desesperada de ingresos fiscales a través de la minería y los hidrocarburos, así como la construcción desbordada en las ciudades, llevó a desconocer todos los derechos ambientales, consagrados en la Constitución. Los treinta años que han transcurrido desde la promulgación de la Constitución, han sido una constante socavación de su espíritu. Colombia se quedó sin Constitución, sin brújula que evite el desmejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, precisamente su razón de ser. La Constitución es la columna vertebral de un país, la que orienta las actividades cotidianas, y llena de sentido el cumplimiento de deberes y derechos. Prácticamente, desapareció nuestra Constitución, porque se volvió normal que la ambición empresarial privada y la de la corrupción política, se lucraran de lo público; se volvió paisaje que el Estado subsidie con dineros públicos –de todos los colombianosa las grandes empresas y a los bancos. Se volvió normal el saqueo a los presupuestos destinados a la educación, la salud, niñez desamparada, obras públicas, cultura, alimentación, etc. Un cuarto reto para el nuevo gobierno sería cambiar el adoctrinamiento de la fuerza pública, que ha convertido a los ciudadanos en pie de lucha por sus derechos en delincuentes, merecedores de tratamiento de guerra. Ese adoctrinamiento de policías y soldados llevó a instituciones que nacieron para defender a la población civil

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y a la seguridad del Estado que somos todos, en enemigas de la convivencia pacífica y de la justicia social. Fueron convertidas en instrumentos politizados, serviles a una clase política corrompida, y a una maquinaria de “gobernanza corporativa público-privada”, adueñados de los recursos nacionales. Son muchos los aspectos a transformar en el diseño de las instituciones colombianas. Abundan los retos. Nos hemos ocupado de los más álgidos. Por algunos de ellos hay que empezar. Lo más importante es elegir un gobierno no comprometido con los entornos economicistas de “gobernanza corporativa público-privada”, en los que siempre ganan los más poderosos, y dejan las migajas para los excluidos de siempre. Cualquier candidato presidencial o aspirante al Senado o Cámara, que tenga vínculos con aquellos entornos, es más del mismo ácido que la sociedad ha tomado durante mucho tiempo.

En conclusión, Colombia requiere un nuevo gobierno que tenga la voluntad de paz de un Rafael Reyes, la amplificación de la sensibilidad social y democrática de Alfonso López Pumarejo, y la implementación de la Reforma Agraria que le sabotearon a Carlos Lleras Restrepo. Esta agenda en la que es columna vertebral desmontar la estructura económica de saqueo configurada en los últimos 30 años, ya es demasiado para empezar a reconstruir un agobiado país. La sociedad chilena ya empezó una tarea similar. De Chile nos importaron el modelo de “gobernanza corporativa pú-

blico-privada”. Nos la vendieron como ejemplo para salir del “Tercer Mundo”. Pero, lo que siempre ocultaron fue que ese modelo tenía como objetivo privatizar todo lo público, tal como ocurrió en ese hermano país. El hambre y la humillación, fueron inferiores a la decisión y dignidad, que llevaron a las Primeras Líneas a recoger los ecos aún frescos del esplendoroso Mayo de 1968 en Francia. Entonces, dejaron caer las hojas ocres y rojas de los árboles otoñales, para saltar a las ramas de los árboles reverdecidos que conducen a algunos países hacia la Primavera Latinoamericana. Ahora van por una nueva Constitución, digna y democrática, para sustituir la Constitución de la era Pinochet, obsoleta y anacrónica como la que imperó en Colombia desde 1886 hasta 1991. A diferencia de Chile, los colombianos tenemos una buena Constitución, a la que habría que hacerle unos pequeños ajustes. Los caminos son diferentes. Ellos apenas van a construir su Constituyente, nosotros ya la hicimos desde 1991. Pero, ellos ya lograron conquistar el poder político, lo que aún nosotros no hemos alcanzado. Extirpar la raíz que niega los derechos constitucionales a la mayoría de ciudadanos es nuestra prioridad y gran exigencia. Otros propósitos, no menos importantes, y la continuidad de lo que el primer gobierno democrático y popular haga, deberán ser acometidos por próximos gobiernos que se sintonicen con la misión iniciada.

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Lo único a perdonar es lo “imperdonable” he ahí la imperfección de la paz Por: Efraín Alzate Salazar

Plantearé en este texto, unas ideas alrededor de un tema que nos preocupa a muchos colombianos, como es el caso de los debates insultantes en el Congreso y demás escenarios de debate político por las posiciones encontradas alrededor de la búsqueda de la paz. El odio, el rencor, los señalamientos, ánimo exacerbado de castigo y discursos encaminados solo hacia lo imperdonable, nos permiten concluir que el escollo de la paz está en las percepciones y posiciones radicales que se tienen frente a términos y comportamientos tan complejos en nuestra Cultura como lo son: El odio y el perdón. Me apoyaré para esta disertación en los textos: “perdonar lo imperdonable y lo imprescriptible” de Jackes Derrida y la obra de Carolin Emcke “Contra el odio”. En una sociedad como la nuestra con sobredosis de ideas religiosas que ha establecido murallas entre lo venial y lo mortal, trascender la idea del perdón a los asuntos de orden político resulta complejo y difícil de entender, sobre todo porque es acá cuando ideólogos de partidos que se han lucrado de

la guerra pasan al “mesianismo profético”, para decir qué es y a quién se le se puede perdonar o no. Para dar el paso a la superación del odio, y transitar el empinado camino hacia el perdón, Carolin Emcke recomienda observar las distintas fuentes que alimentan el odio o la violencia en un caso concreto para rebatir el consabido mito de que el odio es algo natural, algo que nos viene dado. Como si el odio fuese más auténtico que el aprecio. Pero el odio no está ahí, sin más. Es algo que se fabrica. Tampoco la violencia se produce de forma espontánea. Es algo que se incuba. La dirección que toman tanto el odio como la violencia, las personas contra las que se dirigen, los umbrales y obstáculos que es necesario derribar… todo eso no es aleatorio, no viene dado sin más, sino que se canaliza. (Emcke, 2017) Los dos bandos enfrentados en los que quedó el Congreso después de los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno y las Farc y luego del supuesto voto mayoritario de los colombianos al NO al plebiscito, nos han hecho ver ante el mundo como una

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sociedad apegada a un pasado violento, aferrada a una historia sangrienta y temerosa de la paz. Desde esta perspectiva, en el parlamento colombiano existen dos fuerzas ideológicas enfrentadas: los que quieren volver a la guerra, o eliminar físicamente a los hombres y mujeres que se desmovilizaron de la guerrilla de las FARC y los que quieren dar la salida política definitiva a este conflicto armado que por más de cincuenta años ha enlutado a Colombia. No es esperanzador las medidas que pueda tomar el Congreso en favor de la paz o el bienestar de los colombianos, toda vez que en su mayoría los congresistas que llegaron a este escenario lo hicieron enarbolando las banderas en contra del proceso de paz. Es aún más paradójico y complejo cualquier intento de diálogo ya cercamiento hacia la paz, cuando medios de comunicación-radio, televisión y la mayor parte del periodismo- se han hecho voceros de la guerra, toda vez que los propietarios de estos medios son los mismos que se han lucrado con la guerra y el sometimiento por el miedo a los colombianos. Desde estas circunstancias, los postulados vengativos están en la mentalidad individual y colectiva de los ciudadanos y en un alto número de líderes políticos, que no han logrado entender la importancia de proponer nuevos discursos y permitir así la construcción de escenarios de concordia para todos. La ONU, la OEA y la gran mayoría de países del mundo han apoyado los intentos de paz que han planteado gobiernos en las últimas

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décadas, y que se gestó finalmente en la presidencia de Juan Manuel Santos, con la insurgencia de las FARC. El camino tal como vengo sosteniendo no ha sido nada sencillo; nuestros 200 años de historia como República han patinado entre el odio, el miedo a la paz y la imposibilidad del perdón, así mismo la intolerancia al contendor político llegando incluso hasta su exterminio. La construcción de la paz implica romper el miedo a la tolerancia política, al sacrificio de los postulados de la venganza por la alternativa del diálogo, a resolver las desigualdades anacrónicas de lo rural, a plantear un modelo de desarrollo basado en la obtención de libertades sustanciales, a entender el conflicto armado como un fenómeno complejo, y por tanto, carente de soluciones simplistas y cobardes como la guerra (…). El miedo a la paz es aún más deprimente que la guerra misma; porque esta se nutre de héroes de papel, de enemigos compartidos, de patriotismos oportunistas, en cambio la paz, al ser más compleja y radical, por ser la manifestación sublime del significado de la humanidad y del entendimiento colectivo, se es más fácil de ignorar y desconocer; y por tanto de asumir. (Trujillo, 2015) Nuestro devenir y nuestra antropología fueron cruzados en todo su proceso por la violencia atroz. Si bien una cultura no es el resultado de besos y abrazos sino la imposición del más fuerte sobre el más débil, para el caso de nuestra América y de Colombia para el tema que se plantea en esta oportunidad, sí fue una imposición

despiadada un crimen generalizado, un exterminio calculado que dio como resultado lo que hoy somos: una cultura fundamentada en el odio y en el miedo a imaginar al menos la paz dentro de lo utópico que ella encierra; nuestra sociedad tiene la venganza en su alfabeto antropológico, cultural y religioso. Desde esta perspectiva, el odio, el miedo a la paz y la imposibilidad del perdón se tornan contagiosos, y resulta fácil, al odio responder con el odio. Es extraña la forma como se construye una sociedad cuando su enfermedad más contagiosa es la que está alimentada por el virus del odio. Es necesario construir nuevos discursos y combatir el odio rechazando su invitación al contagio. Quien pretenda hacerle frente con más odio ya se ha dejado manipular, aproximándose a eso en lo que quienes odian quieren que nos convirtamos. El odio solo se puede combatir con lo que a ellos se les escapa: la observación atenta, la matización constante y el cuestionamiento de uno mismo. Esto exige ir descomponiendo el odio en todas sus partes, distinguirlo como sentimiento agudo de sus condicionantes ideológicos y observar cómo surge y opera en un determinado contexto histórico, regional y cultural (Emcke, 2017). Hay diversas miradas a nivel del mundo que nos motivan a dar el paso hacia la paz. Carolin Emcke, autora del libro sobre el odio, nos dice que, esto puede parecer insuficiente. Puede parecer modesto. Cabría objetar que los verdaderos fanáticos no se darán por aludidos. Es posible; pero bastaría

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con que las fuentes de las que se nutre el odio, las estructuras que lo permiten y los mecanismos a los que obedece fuesen más fácilmente reconocibles. Bastaría con que quienes apoyan y aplauden los actos de odio dudasen de sí mismos. Los feroces debates llenos de vísceras, en el parlamento colombiano nos demuestran la manera como la mayoría de políticos están armados de dentro hacia afuera por el odio, y esto gusta a un grueso de colombianos que también caen en el barril sin fondo de las pasiones humanas. Al exponer unas ideas para el debate en temas tan álgidos y coyunturales como el perdón y el odio para el caso de nuestro país, que ha dado unos tímidos pasos en la construcción de paz, puede verse un tanto contradictorio, toda vez que lo cotidiano y normal en nuestro medio es el odio: quien escribe este texto reconoce que, en algunos momentos de la vida no ha escapado al virus del rencor. Mi misma posición radical frente a los que pregonan la guerra es una muestra del contagio en el que he caído, y que de alguna manera se acerca al odio hacia aquellos que no piensan de manera favorable por el perdón y la paz. También caí en el contagio que nos advierte Carolin Emcke. Trataré de hacer mi propia catarsis para entender esta trama humana en la que nos desenvolvemos, y asumiré mi propia autocrítica para entender de otra manera el perdón y así motivar miradas diferentes que le den fortaleza a los debates académicos que no pueden estar ajenos a la realidad política de nuestro país .

El perdón en las circunstancias históricas de nuestro país por todas las atrocidades en las que se ha cimentado el conflicto armado, es una actitud compleja, tal como lo explica Derrida. Cada vez que el perdón está al servicio de una finalidad, aunque ésta sea noble y espiritual (liberación o redención, reconciliación, salvación), cada vez que tiende a restablecer una normalidad (social, nacional, política, psicológica) mediante un trabajo de duelo, mediante alguna terapia o ecología de la memoria, entonces el “perdón” no es puro, ni lo es su concepto. El perdón no es, no debería ser, ni normal, ni normativo, ni normalizante. Debería permanecer excepcional y extraordinario, sometido a la prueba de lo imposible: como si interrumpiese el curso ordinario de la temporalidad histórica” (Derrida, 2015) El perdón considerado como uno de los actos más nobles del ser humano se define según el Diccionario de la Lengua Española, como la “Acción de perdonar”. “Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”. El perdón tiene que ver con algo que alguien da, un obsequio, un presente, una decisión de dar, de obsequiar. En este sentido, se podría decir que, nuestra cultura, nuestra sociedad arropada en miles de normas, con una Constitución Política remendada permanentemente para favorecer el poder, con códigos punitivos para cada acción humana, no dan más que espacio a la ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente”. El perdón desde esta perspectiva

no trasciende los linderos de los pecados veniales para los que bastaría un “vete en paz y no peques más del confesor”. El perdón que se encamina a la construcción del tejido social y del país se encumbra por las laderas de lo imposible para hacer posible la vida en sociedad. Es tan complejo este paso en la vida de cada ser humano, que por lo general en las relaciones laborales, familiares e institucionales siempre aparece el odio y la dificultad del perdón. Por ello comparto plenamente la idea del filósofo francés Derrida, cuando nos expone que, el perdón puro va más allá de lo que para muchos podría ser imaginable, pensable, o admisible. Para abordar el concepto mismo de perdón, la lógica y el sentido común concuerdan por una vez con la paradoja: es preciso, partir del hecho de que, sí, existe lo imperdonable. ¿No es en verdad lo único a perdonar? ¿Lo único que invoca el perdón? Si sólo se estuviera dispuesto a perdonar lo que parece perdonable, lo que la Iglesia llama el “pecado venial”, entonces la idea misma de perdón se desvanecería. Si hay algo a perdonar, sería lo que en lenguaje religioso se llama el pecado mortal, lo peor, el crimen o el daño imperdonable. (Derrida, 2015) Agrega Derrida que, lo propio de quien perdona es la capacidad de olvidarse de sí mismo para situarse más allá de todo sufrimiento y asentarse en el lugar y cara a cara del ofensor. Pero no es un acto de intuición en el sentido de que el ofendido, de cara al verdugo, no construye razonamientos lógicos para perdonar al culpable; no

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es tampoco un acto de comprensión, porque la perversidad no tiene explicación ni justificación alguna. Más bien es una relación en la que lo que acontece es un acto de amor y desprendimiento que carece de explicaciones racionales. El acto que emerge de la víctima es, al conferir el perdón, un acto de coraje. Es el miedo y nuestra cobardía la que nos impide dar el paso para salir del odio y alcanzar el perdón, único camino posible para reconstruir nuestro tejido social. Recuerdo hace unos años un cuadro conmovedor que presentó la televisión de un encuentro entre víctima y victimario en un país africano en donde las luchas entre grupos, castas y por la liberación, fueron atroces. Un joven excombatiente de uno de los bandos se arrodilló ante una abuela a la que este joven soldado, le había asesinado su nieto. La abuela le preguntó: ¿por qué asesinaste a mi 52

nieto? El sólo respondió: abuela perdóname, estábamos en guerra. Ella lo abrazó y le dijo: te perdono.

párrafos de la Biblia lo que dice su jefe político para acrecentar el miedo y el odio.

Para el caso de nuestro país, pervive el pesado lastre del odio que cruza nuestra historia como República y por ello aun siendo uno de los pises más religiosos del mundo, hemos hecho altares al odio cuando muchos de nuestros dirigentes políticos se proclaman apóstoles del odio y la venganza; son los mismos que desde el Congreso con vísceras en mano expelen el odio con el que contagian a los incautos los que se convierten en caja de resonancia de los que anhelan la guerra, ya sea como negocio o como estrategia política. Aquel que permite que su esfera privada lleguen los tufos del odio, de una vez queda atrapado sin salida confinado en sus miedos repitiendo lo que escuchan sus profetas. En Colombia es muy diciente la actitud de Paloma Valencia, la que copia como

Al respecto la estudiosa de los conflictos a nivel del mundo encuentra que, los egoísmos y miedo a perder liderazgos ganados a partir del miedo son los que impiden ver el gesto más importante contra el odio cuando se advierten los peligros del individualismo. No dejarse confinar en la tranquilidad de la esfera privada, en la protección que brindan el propio refugio o el entorno más próximo. El movimiento más importante tal vez sea salir de uno mismo y dirigirse hacia los demás para reabrir juntos los espacios sociales y públicos. (Emcke, 2017) Quizá esta es una tarea que hace rato se viene dando en espacios de construcción de sociedad civil, a pesar de lo romántico que ello parezca, pero retomando el optimismo que la ONU y demás organismos y gobiernos internacionales le vie-

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nen aportando a nuestro imperfecto proceso de paz. Las imperfecciones que le señalan al acuerdo de paz firmado con la insurgencia de las FARC y desde donde argumentan el odio, los que se han lucrado de la guerra-empresarios, terratenientes, banqueros ganaderos y demás-, a través de los años de nuestra precaria república, tienen razón para advertir estas imperfecciones, ya que llegar a un acuerdo de paz luego de un conflicto armado interno de más de 50 años no es lograble desde los sesgos de la perfección y sobre todo por los que de ella se han lucrado. Cuando los debates frente a un acuerdo de paz, antes que mirar las circunstancias históricas y sociológicas del conflicto armado, se centran en la búsqueda de imperfecciones o en la negativa por no ser perfecto, el camino se torna sombrío, y la sociedad pierde su ruta. Mientras tanto, las ruralidades, el campo y los territorios que han vivido por más de 50 años el flagelo d ela violencia son ignorados en sus percepciones. Cuando la cultura se encamina a la construcción de la concordia entre los ciudadanos es algo que nos inspira optimismo, y esto se logra con acciones vinculantes desde la perspectiva de nación, municipio, ciudad territorio, frontera o territorialidad. Los espacios académicos y culturales han de cumplir un papel fundamental para pintar de nuevos colores los grises que han sustentado nuestra memoria histórica como nación. Quizá aquellos que han padecido la guerra y la violencia en los territorios, en pueblos lejanos y

casi olvidados, son los que podría asumir una posición frente a la urgencia de la paz. Lo paradójico es que son aquellos que se han lucrado de la guerra los que desde alfombradas oficinas en las grandes ciudades deciden las agendas de paz, guerra, odio o perdón que les conviene. Son los habitantes de los territorios los que han vivido conquista, colonización, desplazamiento, trasgresión y sufrimiento y por lo tanto los que tienen la claridad sobre las atrocidades de la guerra. Son ellos los que han salido despavoridos de sus tierras para salvar sus vidas amenazadas por los despojadores, muchos de ellos incrustados en la dirigencia política y económica del país. De igual manera el conflicto armado interno que ha vivido Colombia por más de 50 años, ha afectado a unos territorios más que a otros. Por ello, quienes definen las estrategias frente a la guerra lo deciden desde las grandes capitales, sin conocer las particularidades que viven los ciudadanos en los diferentes territorios. Es más sencillo disparar un fusil que discutir con argumentos y esa ha sido la lógica en nuestro país y que estamos dando algunos pasos para cambiarla. Buscar la perfección en los procesos que apuntan a la búsqueda de la paz y la convivencia es una gran equivocación. Los clásicos de la filosofía se refirieron al tema. Perfecto en sí se dice por tanto o de aquello a que no falta nada de lo que constituye el bien, de aquello que no es superado en su género propio, o de lo que no tiene fuera de sí absolutamente ninguna parte. Otras cosas, sin ser perfectas

por sí mismas, lo son en virtud de aquellas, o porque producen la perfección, o porque la poseen y están en armonía con ella, o bien porque sostienen alguna otra especie de relación con lo que propiamente se llama perfecto. ”. (Aristóteles, La Metafísica. Libro V, 16, 1994) Intelectuales, académicos, y el mundo universitario creemos que es desde los debates, políticos y sociales, desde los argumentos como llegamos a la necesaria búsqueda de la paz, por ello aportamos elementos para un debate racional en este momento histórico; en este sentido dejamos claro que la paz en ninguna parte del mundo ha tenido como paradigma la perfección y quienes solo aceptan la perfección en la búsqueda de la paz, de por sí están parados en una imperfección. Imaginar una paz perfecta, sería la realización de la Utopía, el logro de la felicidad. Lo que sí ha tenido como base la perfección ha sido la guerra: una perfecta bomba atómica para matar a miles de personas al menor costo posible; un perfecto avión de espionaje para contar el ejército enemigo y saber cuántos fusiles y soldados se requieren para el exterminio del enemigo; un perfecto dron para escuchar las conversaciones del enemigo y saber dónde están los jefes de la guerrilla para eliminarlos. Una perfecta mina quiebra patas que mutile bien al soldado que está en zona de combate. Los politólogos, violentólogos y estrategas militares han dedicado su vida al estudio de la guerra y los éxitos que esta reportó a un bando. Muy poco se estudia o se difunde procesos de

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paz que se han dado y aquellos hombres que han liderado la búsqueda de la paz, y que incluso han sido asesinados cumpliendo esta noble tarea y paradójicamente han quedado en el olvido. Pienso que existe mucha literatura para exaltar la guerra como faceta propia de la condición humana, y poca literatura que da cuenta de procesos exitosos en los que pueblos hastiados de la fiesta de la guerra asumieron la posibilidad de la paz desde diálogos racionales, para darse nuevas opciones de vida La paz imperfecta podría ser un buen instrumento para que los/as investigadores/as de la paz podamos incorporarnos al debate y a la construcción de nuevos paradigmas para comprender y construir mundos más pacíficos, justos y perdurables. Es necesario edificar desde la epistemología y adjuntar a las teorías políticas el concepto de imperfección, de tal manera que se abra la posibilidad de alejarnos de aquellas visiones objetivas cerradas, dogmáticas que han sido nuestro constructo histórico, para hacer posible el acercamiento a nuevas intersubjetividades abiertas y dispuestas a la palabra y la argumentación. ¿Qué proceso de paz ha sido perfecto en el mundo? Paradójicamente desde el mundo universitario hemos sido parcos frente a la enorme propaganda que se le hace a la guerra y a sus afectos. Hemos ejercido de manera sutil cierta fascinación por la violencia. Tenemos a la mano todo tipo de teorías y epistemologías sobre la guerra y todas sus formas de degradación de la condición humana mientras que por 54

la paz es poco lo que se escribe y se argumenta. Esa emocionalidad por la violencia ha traído como consecuencia: “la descompensación conceptual y epistemológica entre la violencia y la paz. (Muñoz, 2010) La historia de Colombia ha estado cimentada en teorías y epistemologías violentas fáciles de multiplicar en auditorios de las grandes ciudades con aire acondicionado y sonidos estereofónicos por aquellos que se lucran de la guerra. Se le ha dado más cámara y sonido al video de Iván Maquez con su nueva Marquetalia y a la muerte de Santrcich que a los excombatientes que aún permanecen en los territorios en donde trabajan en proyectos vinculantes hacia la paz. Los espacios territoriales de paz con proyectos productivos en donde están hombres y mujeres que dejaron las armas poco se muestran por las cadenas de televisión de Colombia, las mismas que han tomado posición política hacia la estigmatización de la paz. Todo acto violento que afecta la paz, es primicia al igual que las posiciones bélicas de los dirigentes políticos con poder económico La muerte gana auditorios y sintonía, la paz se percibe huérfana y solitaria. En la confrontación bélica la invitada principal es la muerte. La guerra es también fiesta, es la fiesta de la muerte. Su solemnidad es su fin. Pero con la guerra inevitablemente implica ver como hazaña el estar rodeado de cadáveres y de cuerpos mutilados. En la conflagración se alteran los cánones éticos para dar paso a la incitación desmesurada. “Son excesos permitidos y

de cierta manera regulados; pero el goce mismo se escapa a toda regulación posible, en tanto es lo más particular al sujeto”. (Castro, 1999) El lenguaje de la guerra es el elemento que ostenta el sujeto en estos tiempos y con ello quiere dejar plasmada su huella en la historia. Algunos pueblos curtidos por la guerra en Colombia intentaron plasmar una nueva huella, una nueva historia; otros en cambio a pesar del dolor de su pasado optaron por seguir las huellas que tenían la marca del dolor y el sufrimiento. Unos por la imposibilidad de vivir sin el dolor ni el rencor como razón de vida, otros por ser una opción de fructífero negocio. El analfabetismo político es la opción más lucrativa sobre la que cabalgan desde hace décadas los que llegan a gobernar y enriquecerse con los dineros del erario de la nación. Quienes han vivido y usufructuado la guerra, no tienen otra alternativa que quedarse ahí por ser esta una opción que afianza sus privilegios y para ello se blindan con la armadura de congresistas o de gobernantes. Saben muy bien que el despojo de tierras y el desplazamiento forzado son trofeos que les pertenecen y sin ellos se sentirían huérfanos de poder. Los territorios de guerra son su lugar favorito, para ello las cámaras y el periodismo amarillista son voceros e invitados preferidos al teatro de la guerra. En su círculo de encantamiento mortífero, la guerra deja sus marcas: ciudades descombradas y campos arrasados, cuerpos fragmentados, destruidos, huellas

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imborrables. Esa es su gloria y también su miseria. El verdadero soldado se miente a sí mismo, cuando dice que detesta la guerra. Ama profundamente la guerra. (Fallaci, 1992) Mostrar los mutilados por los bombardeos, incluso cuerpos de niños víctimas de la guerra, o gastar cámaras para hacerle ver a los incautos televidentes los aviones bombardeando poblados para atacar a las guerrillas, aunque esto conlleve a la muerte de campesinos inocentes al arrasamiento de poblados y a la muerte de ganados; o mostrar los aviones fumigando con glifosato acabando la selva y los ríos, nos hacen ver ante el mundo como un país que vive en la fiesta de la guerra. Que desaparezcan los pueblos, que ardan las aldeas tal como ardió Cartago en las guerras antiguas, así lo describe Albert Camus en su texto sobre los horrores de la guerra: “El gran Cartago lideró tres guerras: después de la primera seguía teniendo poder; después de la segunda seguía siendo habitable; después de la tercera ya no se encuentra en el mapa”. No ha sido suficiente medio siglo de atrocidades en Colombia para que sus ciudadanos no sientan el hastío por tanto dolor. El carácter siniestro de la guerra irrumpe para el sujeto cuando la guerra se hace familiar y comienza a atisbarse como un modo de vida. Cuando se torna cotidiana, próxima e íntima, puede hacerse insoportable porque ella a su vez entraña la muerte, la fragmentación, el horror. (Castro, 1999) Educar para la paz: hablar de paz en un escenario candente como

Colombia, resulta aventurado por la polarización de ideas entre los que consideran la derrota de la insurgencia y los que consideran el fin del Conflicto armado desde una negociación. Aun así imaginar un país más en el postconflicto armado nos permite pensar además en un país cuyos conflictos sociales podrán resolverse desde el debate racional y argumentado. Muchos de los que hemos sido testigos de las secuelas de un conflicto armado que lleva más de medio siglo pensamos que vale la pena apostarle a la búsqueda de la paz, sabemos que la educación en este difícil proceso ha de cumplir un papel fundamental. Tan solo si conociéramos las investigaciones sobre número de niños inmersos en la guerra en Colombia, nos daría escalofrió. Sin embargo hablar de paz en los colegios y universidades suena como algo destemplado, y aun así se debe insistir. No es extraña esta indiferencia cuando se ha hecho de la guerra y de la muerte algo cotidiano. Una cátedra para la paz desde la consolidación de una pedagogía para la paz podría ser una alternativa en la búsqueda de encuentros entre la escuela, la universidad, el territorio y la comunidad. De no ser así, la cátedra para la paz será una asignatura más llena de aburrimiento en la que los alumnos hacen lo menos posible. La escuela y la universidad son escenarios de vida, de encuentro entre seres humanos, muchos de ellos han vivido los dolores de la guerra, y desde sus sentimientos puede motivarse la importancia de una vida digna y en paz. No se puede caer en el error de pensar

que sólo con obtener conocimientos los estudiantes desarrollarán capacidades que les permitan respetar y solidarizarse con los otros y dirimir situaciones conflictivas de manera pacífica. Es necesario hacer de la paz un elemento de cultura escolar para que sea mediadora entre las relaciones educativas y las relaciones de poder. Por ello debemos tener apertura hacia nuevas opciones de vida para nuestros jóvenes, imaginando al menos la paz. No podemos tener como algo dado por cierto que: A los alumnos previamente se les ha decidido su futuro, es decir, que van a estudiar y hasta donde pueden llegar. Entonces, en el campo educativo, lo que se ve es una lucha constante” (Bourdieu, 2009) Las lecciones del paro nacional. El gobierno ha estigmatizado a los jóvenes. Incluso Senadores de la Republica les señalan de “Vagos”; el haberse negado a escuchar a los jóvenes y haberlos puesto como vándalos creó mayor resentimiento hacia las estructuras democráticas y de seguridad que ostenta hoy el Estado. Asesinatos, desapariciones y violaciones a mujeres que reclamaban escenarios de dialogo nacional nos demuestran que el mismo gobierno no cree en una paz justa y duradera. La ONU y la CIDH se pronunciaron sobre estos hechos desbordados en Colombia. Hoy muchos de los jóvenes que fueron líderes de la protesta popular, vienen siendo asesinados o asediados por el Estado para inculparlos por rebeldía. La tercera línea que fue una forma de autoprotección a los excesos de la policía ha sido

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estigmatizada como acto subversivo. Es la realidad en un país que mira con desprecio la democracia y pasa a ser policivo y punitivo Colombia ha optado por apostarle a la creación de condiciones para buscar salidas negociadas al conflicto armado colombiano, a pesar de las incertidumbres después del plebiscito, y las imperfecciones en las que se han centrado los detractores del acuerdo de paz, acrecentando con ello el odio, nos indican que no debemos bajar la guardia para la construcción de cultura hacia la paz y para ello es necesario que los conflictos no produzcan violencia; las diferencias se abordan con un espíritu de correspondencia; y las disputas resueltas de un modo que concilie y fortalezca las comunidades. Disparar fusiles es más sencillo que hablar, que ponerse de acuerdo. El odio es un virus tan contagioso como el Covid, y para evitar su propagación no es suficiente el tapabocas. A aquellas personas ciegas por el odio es importante observarlas detenidamente para imaginar al menos esos comportamientos en uno mismo. A muchas conclusiones podemos llegar tales como: distinguir este sentimiento agudo de sus condicionantes ideológicos y prestar atención sobre la forma cómo surge y opera en un determinado contexto histórico, regional y cultural. Lo propio de quien perdona es la capacidad de olvidarse de sí mismo para situarse más allá de todo sufrimiento y asentarse en el lugar y cara a cara del ofensor. Pero no es un acto de intuición en el sentido de que el ofendido, de cara 56

al verdugo, no construye razonamientos lógicos para perdonar al culpable; no es tampoco un acto de comprensión, porque la perversidad no tiene explicación ni justificación alguna. Por ello tal como he venido sosteniendo, será necesario mantener la esperanza intacta y la tenacidad para avanzar hacia la construcción de escenarios de concordia y de debate racional. Por ello creo con Derrida cuando expresa: El perdón no es, no debería ser, ni normal, ni normativo, ni normalizante. Debería permanecer excepcional y extraordinario, sometido a la prueba de lo imposible: como si interrumpiese el curso ordinario de la temporalidad histórica. El perdón que se encamina a la construcción de tejido social y de país se encumbra por las laderas de lo imposible para hacer posible la vida en sociedad. El perdón puro va más allá de lo que para muchos podría ser imaginable, pensable, o admisible. Para abordar el concepto mismo de perdón, la lógica y el sentido común concuerdan por una vez con la paradoja: es preciso, partir del hecho de que, sí, existe lo imperdonable. ¿No es en verdad lo único a perdonar? ¿Lo único que invoca el perdón? (Derrida, 2015) El pesado lastre del odio que cruza nuestra historia como República ha construido sus propios apóstoles en el entramado político, los mismos que desde el Congreso con vísceras en mano expelen el odio con el que contagian a los incautos, los mismos que se convierten en caja de resonancia de los que anhelan la guerra. Inten-

temos acudir a lo que nos recomienda Carolina E para combatir el odio. El gesto más importante contra el odio tal vez sea no caer en el individualismo. No dejarse confinar en la tranquilidad de la esfera privada, en la protección que brindan el propio refugio o el entorno más próximo. El movimiento más importante tal vez sea salir de uno mismo y dirigirse hacia los demás para reabrir juntos los espacios sociales y públicos. (Emcke, 2017)

Bibliografía Aristóteles. (1994). La Metafísica. Libro V, 16. Madrid: Gredos. Bourdieu, P. (2009). Los herederos. Buenos Aires: Siglo XXI. Castro, M. C. (1999). El fin de la guerra. Affectio Societatis No 4, 24. Derrida, J. (2015). Perdonar lo imperdonable y lo imprescriptible. Madrid: Alvarigani. Emcke, C. (2017). Contra el odio. Taurus. Fallaci, O. (1992). El fin de la guerra. Buenos Aires: Emcke. Muñoz, F. (28 de 01 de 2010). www.ugr/Fmuñoz/documentos/pdf. Recuperado el lunes de enero de 2018 Trujillo, J. J. (06 de 09 de 2015). El miedo a la paz. Diario del Huila, pág. 4.

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El Colombiano más determinante...de los últimos 50 años

G

Por: Gustavo Adolfo Vivas Rebolledo

racias, Diego, por compartir el artículo de Santiago Gómez, con el que puedo estar de acuerdo señalando que cabría hacer un ejercicio de reflexión colectiva sobre las/os colombianas/os más determinantes (positivamente) en la vida de la República en los últimos 50 años; no sólo políticas/os, sino ciudadanas/os de todos saberes, haberes y quehaceres de la sociedad. Es muy probable que el Dr. Humberto De la Calle Lombana esté en el grupo de las/os escogidas/os que podría ser muy amplio y diverso según los ámbitos que se determinaran. Pero no es algo urgente ni imprescindible... Tuve la grata oportunidad de conocer personalmente al Dr. De la Calle y a su esposa (+) en la visita que hicieron a la UPV en mayo de 1996, siendo

Embajador en España y Vicepresidente (aún) en el gobierno presidido por Ernesto Samper. Le envío copia del articulo publicado en referencia a esta visita para impulsar un importante proyecto hispano-colombiano de I+D+I, que se frustró por penosas razones conocidas en su momento. Mi voto al Senado en las elecciones parlamentarias, del 13 de marzo, será por el Dr. De la Calle. En las presidenciales, el 29 de mayo, dependerá de las opciones programáticas y coaliciones políticas que finamente se puedan construir para gestionar los cambios y recambios que necesita Colombia, sin descartar, para nada, la candidatura de Colombia Humana. Saludos y gracias, Gustavo Vivas

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VANGUARDIA

De La Calle representa el compromiso y la responsabilidad de afrontar retos sustanciales en favor de lo colectivo, en temas tan decisivos como la paz, la convivencia y la superación de violencias endémicas.

Viernes 21 de enero de 2022 De La Calle Es, sin duda y por encima de todos sus jefes, el colombiano más determinante en los principales cambios positivos que ha tenido el país en los últimos 50 años.

Es, sin duda y por encima de todos sus jefes, el colombiano más determinante en los principales cambios positivos que ha tenido el país en los últimos 50 años.

Santiago Gómez Este año serán más importantes las elecciones legislativas que las presidenciales. Primero, por la baja aprobación ciudadana y la fuerte deslegitimación del Congreso. Segundo, por la prevalencia de un escenario político altamente polarizado. Tercero, porque nunca antes el Centro Democrático llega con tan poca favorabilidad a una cita electoral. Cuarto, porque la abstención en elecciones legislativas es superior a la de las presidenciales. Quinto, en un sistema político como el colombiano, el Congreso debe fortalecerse cada día más de manera consecuente con los retos que impone la realidad política del país y los votos legitiman el actuar de los elegidos. Afortunadamente, hoy destacan varias opciones que reivindican 58

Su historia pública sin tacha alguna da la garantía de ejecuciones transparentes que culminan en procesos definitivos para preservar el orden, respetando los derechos colectivos.

el ejercicio probo de la política. La principal es la figura de Humberto de La Calle, que con el aval de la Coalición Centro Esperanza aspira a ocupar una curul en el Senado. De La Calle es quizás el colombiano que de manera más determinante ha incidido positivamente en el devenir de la historia nacional reciente, por su participación protagónica en la Constitución de 1991 y el Proceso de Paz que se firmó en 2016.

Su formación como abogado, su detallado conocimiento del país, su historial de ejecuciones políticas, una trayectoria destacada ocupando los principales cargos políticos alejado de escándalos, avalan la importancia de su presencia en el Senado. Defendiendo la construcción colectiva, la protección de la vida, el privilegio del bien común y el respeto por lo público, promoviendo las libertades y los derechos humanos, De La Calle debe ser protagonista de esta legislatura que viene. Una apuesta segura por el futuro de este país.

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La vieja escalera que traquea Por: Orlando Flórez Rodríguez2, para la actriz Nora Quintero. 1

E

n un primer plano, una mujer de la tercera edad, frente a un espejo en forma de media luna, al lado de una cama con almohadas y sábanas blancas, habla sola.

Oigo de nuevo los pasos… subiendo por la vieja escalera que traquea: El oso puercoespín lanzando dardos, el oso perezoso montado en mi espalda, el orangután pegajoso acercándose a mis labios, la abeja que besa la vida, descendiendo hasta el cáliz de mi flor. Vieja, flaca y llena de canas, no dejaré que me gane la aflicción. Mantendré, siempre en espera y en calma, la gruta de mi caverna, aun así, sea mirándome al espejo, esperando la llegada del Afuera. Ya no puedo más…estirar

1.Título inspirado en un poema de Juan Manuel Roca: Días como agujas: Estoy tan solo, amor, que a mi cuarto sólo sube, peldaño tras peldaño, la vieja escalera que traquea. 2. Del libro: El jaguar de la casa de Elena y otros acontecimientos del Afuera de Runo Rímac. Inspirado en otro intento más, de acercamiento al concepto “El Afuera” de Foucault.

las cuerdas de mi arco: Me hace falta el blanco objetivo del disparo, la velocidad del rayo calentándome las ganas, la voluptuosidad de mi héroe entrándome en galope. Esperaré que llegue, escalando mi garganta, y buscando, entre mis piernas, la fuente de sus besos, el calentador infernal de sus inviernos.

Pintándose los labios, frente al público, mirándolo. ¿Será que ya no me queda más… que abrazarme desnuda a su recuerdo, al mástil invisible de su cuerpo, al imaginario bosque de sus pechos? ¿Será…que ya no me queda más… que llorar mirándome al espejo, acariciando el deseo siempre presente entre mis sueños? Volveré añicos las verdades de este viejo tiesto, y abriré la puerta para que entren y salgan, siempre de nuevo, los cavernarios personajes de mi cuerpo, aunque corra el riesgo de huir en el intento.

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Se sienta, en una orilla de la cama, mirando hacia la puerta. No sé cuánto tiempo pasó, mientras me quedé tiesa y sonámbula, al frente de la puerta, respirando fuerte para calmar mis nervios, refrescar mi cuerpo, y poder oír claramente los traqueos de la escalera, causados por el zapateo acelerado de sus pasos. Desde que lo vi, sueño cada noche con la imagen de su boca abierta y sus brazos desnudos, apretándome la espalda, recostado en la camilla de mi oficina, mientras los dedos de mi mano izquierda rozan tiernamente sus labios, limpiando, con una mota de algodón, la blancura de sus dientes, después de la colocación, en sus caries, de la ultima amalgama. No puedo olvidar su lengua, erguida y flotan-

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te, enroscándose muy adentro de mi mano, ni sus cuerdas vocales, erizadas como cuernos, sintiendo un extraño deseo de besar suavemente su boca, estirar mi lengua, asomarme a ese abismo de su garganta que baja por el laberinto de su esófago, hasta observar el mar abierto de su estómago. Aterrada, interrumpió su recuerdo. Camina despacio, nerviosa, hasta la puerta, y la deja entreabierta, mirando hacia afuera. Peldaño, tras peldaño, oí traquear la escalera ante su paso. Lo esperé insinuante, con el hombro derecho descubierto, parada en medio de la puerta, sudando y chorreando agua entre mis senos. Ya sabía a lo que venía, desde que lo invité a visitarme en el hostal, hoy, en las horas de la tarde. Entró corriendo y se lanzó sobre mis brazos, y sentí su corazón, bombeando a mil, a la altura de mi tórax. Lenta e intensamente, re-

corrió con su boca abierta, echando fuego, mis pechos, mi cuello, hasta morder con rabia cada uno de mis labios. Aparté, sutilmente, mi boca, antes de que me desangrara, y susurré lentamente en su oído: Tu boca, ese charco en el que mi lengua enmudece al tocar sus aguas; tu boca, ese charco en el que mi lengua se lanza en clavado, sin salpicar la saliva de sus labios; tu boca, ese charco en el que mi lengua se ahoga, y flota, relajada como un muerto. Empezó a quitarse la chaqueta, sin dejar de besarme con su lengua navegando entre las aguas. Desnudó mi otro hombro; vio el blanco lecho de mis senos, y se pegó como un ternero. Me aparté, amablemente, para que no me desangrara, pero con arrebato, volvió a meter su nariz entre mi pecho, gimiendo como alma en pena en el infierno. Con su boca abierta y su lengua alargada e inquieta, bajó tiernamente por mi pubis, mientras con su mano

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izquierda me habría tiernamente los labios, hasta quedar sumergido, en el lago de mis bellos, musitando un poema: “Por el arcaduz de sol, mi noche en tu noche, mi sol en tu sol, mi trigo en tu artesa, tu bosque en mi lengua”3. Lamió y lamió como un juglar sediento. Lo aparté sutilmente, para que no me desangrara. Le abrí mi pierna izquierda y acerqué su cabeza sostenida entre mis manos. Metió su lengua inquieta, moviéndose de un lado para el otro, buscando no sé qué, talvez llegar hasta el cáliz de mis pétalos, mientras maúlla y gruñe como un gato. intempestivamente, sentí que me recorría, desde lo más profundo del cuerpo, un líquido oloroso y ardiente. Tiernamente lo aparté, para que no me desangrara, y pude ver su pelo y sus labios completamente manchados de rojo. Me miró con sus ojos encharcados de sangre, mientras me decía no te preocupes, soy acontista de oficio, acostumbrado a persistir entre la lava y el fuego, y volvió a meter su lengua en la comisura de mis labios, bebiendo y chupando mi sangre como Nosferatu. Suavemente, levantó la cabeza, abrió sus labios teñidos de rojo, y me dijo vengo de afuera y voy para adentro. 3. Inmanencia con: Paz, Octavio. Travesías: Tres lecturas. Tercera lectura: Eros. Guía de la audición y textos de la Antología, pág. 117. Biblioteca sonora de la literatura Escritores en su voz Documentos. Círculo de lectores, 1996.

una asta, maúlla y murmura, enmarcada en el espejo. Hasta que llega el clímax a su… sublime fogosidad. En ese momento…el sol penetra en la oscuridad, el amor se cadencia entre las piernas, y la espera estalla en mil esporas: Un escándalo en el cerebro, y un estupor por todo el cuerpo.

Decía, lo mismo que yo sabía, que su adentro venía… de su más lejano afuera. Intempestivamente, me agarró, me abrazó y me levantó entre sus brazos; me llevó a la cama, y me depositó, amablemente, entre las almohadas y las sábanas blancas; le dije no hay problema; no estoy enferma; es el ciclo, el que, sin esperarlo, todavía por estos días me llega. Abrió, tiernamente, mis piernas, como si fueran dos alas; me apretó, como si abrazara fuertemente a un árbol. Se extendió boca arriba sobre la cama, me acomodó en su carroza como una asta, y galopé y galopé, por un campo de llamas, hasta quedar los dos… tiernamente abrazados… tiernamente tiesos… en medio de un charco de sangre, enmarcado por un rectángulo blanco. Me muero, alcanzó a decir; se muere, le alcancé a responder, con mi lengua entre sus párpados. Sobre el cuerpo de su víctima, la mujer de la tercera edad, respirando todavía agitada, y anclada en él como

Estoy absorta, amor, después de volver a ‘tomar aire,’ encaramada en el tejado de tus labios; resguardando, en el tálamo de tu tiempo, mis fuerzas, mis ansias y mis desvelos. Ahí, en medio del fuego, oscilante de las estrellas, ardida de fiebre, encrespada de amor, y ávida, ahora sí, de libertad. Fuimos lo que fuimos: dromedarios. Un pozo seco en el desierto. La oscura primavera, que alguna vez se da. Quisimos ser normales para esta sociedad, pero preferimos que llegase el día, a partir del cual, la oscura primavera jamás retornará. Fuimos el alcance del otro: La atracción fatal, de algunos de los planetas. Fuimos galaxia mar y tierra: Estrellas fugaces, olas sin playa, y nómadas. Y hoy, volvemos a ser uno; tan profundo como el otro, y tan afuera de sí mismos. Vaciados de amor, en la más alta de las terrazas. Arrullados por la sala de máquinas. A orillas del balcón, muy cerca de las torres de control. Esperando la ley o el azar, en el interior de un espejo sin retrovisor, pero con tu más puro amor, bajando como un sol, del cuello hasta mis piernas.

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2 22 Un año más para demostrar que un mundo tejido con el hilo de la confianza, es mejor y rinde más.

¡Sigámonos tejiendo! www.confiar.coop 62

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