MEDIANTE EL ESQUEMA FIDUCIARIO

Un saludo muy especial para todos.

Creo que pocas cosas cuestan tanto esfuerzo en la vida como esta. De manera muy personal, pondría en el top 5 de cosas más difíciles de hacer el estudiar Medicina. Pese a todas las dudas y miedos sobre si se es capaz de hacerlo, cualquier descripción, metáfora o analogía se queda corta para describir la lucha personal que cada uno ha tenido que vivir para llegar hasta aquí.

Escribir este discurso fue una mezcla de satisfacción y de nostalgia: satisfacción, por la meta alcanzada, el hoy llamarnos «médicos internos»; y nostalgia, por abandonar la que fue para muchos nuestro segundo hogar.

Hoy culmina una de las etapas más importantes de nuestra vida. Pero, este logro no es solo nuestro, también es de aquellos quienes día tras día estuvieron ahí con nosotros, impulsándonos a seguir adelante, siendo siempre nuestros más fieles aliados. Este es uno de los pocos momentos en que podemos echar la vista atrás con la satisfacción de haber culminado un proyecto personal que nos acompañará por siempre. Muchos venimos de lugares donde decían que triunfar era imposible, y acá estamos, cada uno con una historia distinta, pero con el mismo desenlace. No ha sido fácil, ha sido un camino lleno de tropiezos, de altibajos, de momentos duros, pero nunca retrocedimos, no supimos rendirnos y acá estamos.

Aprendimos que no hay mejor maestro que el error, que ser profesional no es solamente aprobar todas las materias, sino que es una construcción que se realizan día a día en cada clase, en cada texto, en cada ronda, en cada práctica, en un giro en el turno. Nos vienen infinidades de recuerdos de un tiempo mezclado con el trabajo y sacrificio, y de haberlo disfrutado y pasado bien. Siempre había una excusa para ese café, para no estudiar en casa porque supuestamente no lográbamos concentrarnos; porque eso es la universidad, un lugar donde aprendes que imprimir un trabajo 10 minutos antes de la clase puede volverse una verdadera travesía.

Queridos compañeros, amigos, seamos faros de luz que alumbre en caminos y no que los opaquen, como lo expresó el gran Albert Einstein: «no intentemos convertirnos en personas de éxito, intentemos convertirnos en seres de valor». No obstante, no estamos aquí para despedirnos, es solo un «hasta luego», aún nos queda una meta más por alcanzar: el tan anhelado grado de médico.