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La gerencia educativa universitaria en la promoción de la convivencia social. Miriam Margarita Mejias Merlo

III. LA GERENCIA EDUCATIVA UNIVERSITARIA EN LA PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA SOCIAL

Miriam Mejias Merlo

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myriam_mejias@hotmail.com UNESR núcleo Aragua

Twitter @Serendipiamyr

Instagram @MiriamMargaritaMejiasMerlo @mirimarga

RESUMEN La universidad constituye un espacio privilegiado de convivencia interpersonal, social y organizacional, que proporciona significados y sentidos en la relación con los miembros de la comunidad universitaria. De ahí, el gerente universitario debe gestionar resultados en pro de la excelencia docente, administrativa, de investigación e interacción comunitaria que practiquen el aprender a vivir juntos, a ser, a conocer y aprender a hacer. Por ello, el artículo atesora como propósito, publicar hallazgos investigativos de un estudio que abordó un enfoque epistemológico pospositivista interpretativo, aplicando el método etnográfico. La fiabilidad de la investigación se obtuvo desde la triangulación de técnicas y entre los hallazgos investigativos emergieron: procesos burocráticos, ausencia del control en los procesos académicos y administrativos, directivos no formados para dirigir, sus funciones se orientan más a criterios políticos que institucionales, conflicto organizacional y pocas habilidades de negociación, generando antivalores en el quehacer universitario. Entre las conclusiones, el estilo gerencial perturba el clima laboral, discrepa el aprender a vivir, sustentado en el valor de la convivencia, que permite la eficiencia y eficacia organizacional. La teorización se enmarcó desde la contemplación formal de la experiencia, dimensiones filosóficas e ideas y principios que subyacen para conformar el corpus teórico. Descriptores: gerencia educativa, convivencia social, educación universitaria.

THE UNIVERSITY EDUCATIONAL MANAGEMENT IN THE PROMOTION OF SOCIAL COEXISTENCE

SUMMARY The university constitutes a privileged space for interpersonal, social and organizational coexistence, which provides meanings and meanings in the relationship with members of the university community. Hence, the university manager must manage results for excellence in teaching, administration, research and community interaction, which practice learning to live together, to be, to know and to learn to do. Therefore, the purpose of this article is to publish investigative findings from a study that addressed an interpretive post-positivist epistemological approach, applying the ethnographic method. The reliability of the research was obtained from the triangulation of techniques and among the research findings emerged: bureaucratic processes, absence of control in academic and administrative processes, managers not trained to lead, their functions are oriented more to political than institutional criteria, conflict Organizational and few negotiation skills, generating anti-values in the university work. Among the conclusions, the managerial style disrupts the work environment, learning to live disagrees, based on the value of coexistence, which allows organizational efficiency and effectiveness. Theorizing was framed from the formal contemplation of experience, philosophical dimensions and ideas and principles that underlie to form the theoretical corpus.

Descriptors: educational management, social coexistence, university education.

Preámbulo

La universidad es una organización que se orienta a cristalizar acciones fundamentales, interrelacionadas entre sí, desde la generación de conocimiento, promoción de una convivencia universitaria, formación de profesionales y la transformación social. Estas acciones son ejercidas por los miembros de la comunidad universitaria: gerentes educativos, personal académico, administrativo, de mantenimiento y estudiantado, sin perder la mirada del contexto sociocultural, económico, político, ético y estético donde está inmersa la institución educativa.

De manera que el compromiso es asumir la universidad como organismo vivo, abierto, dinámico, que requiere acciones articuladas desde el sentir y el pensar de la comunidad universitaria y esto es posible, desde las actuaciones de gerentes universitarios comprometidos con la vida, el amor y la paz, que permitan el alcance del respeto, la tolerancia y convivencia que debe prevalecer en la academia. Por ello, el contexto actual requiere el establecimiento de criterios de eficiencia, que pueden ser logradas a través de un modelo de gerencia abierto, flexible, cooperativo, participativo, innovador y con enfoque humanista (González et. al., 2017)

En este contexto, la gerencia educativa es una actividad considerada universalmente como la forma de organizar el sistema educativo de cada nación, con sus características, necesidades, intereses, normas, estatutos y reglamentos; pretendiendo cumplir con los objetivos y planes de un país. De allí, que los gerentes de instituciones educativas reflexionen que el desempeño de su gestión, impacta en la dinámica organizacional, en los actores educativos, comunidad y especialmente en la formación integral del estudiante, en sus logros sociales y personales. Un gerente tiene la riqueza y el compromiso de propiciar una convivencia social, permitiendo el respeto a los distintos pensamientos, intereses e ideas, que frecuentemente no viene ocurriendo, generando antivalores en el quehacer universitario.

Los sujetos que practiquen el rol de gerente universitario, deben exaltar una relación social constante, dinámica, es decir, contextualizada, en donde siempre esté presente un trasfondo como factor motivacional que produce emociones, búsqueda de información, saberes, sentidos, contradicciones, opiniones, imágenes, representaciones (Méndez 2020, p.6), y a su vez estimulando la convivencia que se traduce en paz. Así que, las universidades juegan un papel crucial en diversos procesos de transformación, demandando la presencia de gerentes formados para afrontar los retos de este mundo cambiante.

La convivencia social, ha sido uno de los lineamientos emanado por Delors (1997) en su propuesta denominada “La Educación Encierra un Tesoro” del Informe de la Unesco, propiciado por la Comisión Internacional para la Educación del Siglo XXI, el cual establece como uno de los pilares fundamentales el “Aprender a vivir juntos”, es decir, establecer una convivencia universitaria armónica desde la interrelación de los diferentes miembros de una organización educativa, incidiendo significativamente en el desarrollo ético, socio-afectivo e intelectual de sus actores sociales. La universidad constituye un espacio privilegiado de convivencia interpersonal, social y organizacional. Asimismo, González et al., (2017), plantean que las instituciones de educación universitaria, no sólo deben gestionar para la productividad, sino también para la convivencia social y la solidaridad. Esto, con la necesidad de establecer una cultura de participación y comunicación efectiva como estrategia transformadora para que cada quien pueda tomar las decisiones pertinentes y adaptarse a los cambios, por lo tanto, se requiere de una cultura gerencial para el mejoramiento continuo de los procesos, a través del cuestionamiento organizacional, que en

definitiva conformen una base de confianza y credibilidad que impulse la transformación.

No obstante, actualmente se percibe en algunos casos, ausencia de autoridades universitarias comprometidos con la gerencia educativa de cambio, compromiso, responsabilidad social y académica; además, no promueven un clima de trabajo armónico entre sus miembros. Esta realidad implica el deterioro de la funcionalidad académica e investigativa exigidas por la dinámica social, referente a la formación de profesionales cónsonos con los requerimientos del avance de las ciencias humanas, administrativas, sociales y técnicas, así como al desarrollo de líneas de investigación, que colaboren con responsabilidad social a solucionar la serie de problemas que presenta el sector educativo y otras organizaciones.

Lo anterior es corroborado por Carrera y Castellanos (2020), señalando que la gerencia en las universidades, aún no ha sufrido cambios significativos que promuevan la transformación de sus miembros, los cuales apremian cambios substanciales o medulares en la gestión universitaria, redimir la excelencia académica, dar paso a la investigación, aportar soluciones a los problemas internos y externos. No se debe arraigar en un tradicionalismo, en donde el interés individual y de grupos de poder, predominen por encima de la comunidad universitaria. Razón por la cual es necesario y urgente aplicar cambios organizacionales en el accionar humano para mejorar la convivencia.

De las consideraciones anteriores, no escapan las autoridades de la universidad contexto educativo estudiado, quienes no conciben la gerencia de forma diferente, considerando que aún se visualizan procesos burocráticos retardatarios; asignación de cargos gerenciales unilaterales, sin considerar los concursos de credenciales ni libre elección de la comunidad universitaria, ni la conciliación con sus miembros; falta de acoplamiento con las prácticas de participación social; resistencia hacia los movimientos de transformación universitaria venezolana y ausencia del control en los procesos académicos y administrativos.

A lo antes mencionado, se adiciona, que existen otros acontecimientos dinamizadores que intervienen en la actuación gerencial de esta institución, como es el otorgamiento del poder desmedido a los estudiantes, propiciando hechos de violencia e intolerancia; directivos no preparados para dirigir y responder las exigencias actuales; sus funciones se orientan más a criterios políticos que institucionales, excesivo conflicto organizacional y pocas habilidades de negociación, entre otras.

Lo anterior detallado, es contrario a los preceptos de una convivencia universitaria, (Torres y Da Silva, 2019); reflejando, que la gerencia educativa en el contexto estudiado viene alejada del paradigma de una gerencia eficiente, capaz de aportar cambios sociales, que puedan favorecer el desempeño en beneficio de los miembros de la comunidad universitaria.

Atendiendo a lo precedente, se esbozó la necesidad de interpretar la actuación de los gerentes educativos, pertinente a la creación, conformación y cumplimiento de la convivencia universitaria, considerando su condición de modelos que impactan en estudiantes y docentes. Esta acción justificó el estudio, significando que el estilo gerencial perturba el clima laboral, derivando conflictos, desinterés y desmotivación en los miembros de la comunidad universitaria.

A la luz de lo expuesto, el artículo atesora como propósito, publicar hallazgos investigativos de un estudio que resalta la importancia en lo gerencial, apuntando que el sistema educativo es responsable directo de superar las restricciones que emana la deficiente aplicación de diversos postulados de la gerencia actual, demandando con urgencia, gerentes que aporten resultados en pro de la

excelencia educativa, que practiquen el desarrollo del ser, aprender, convivir y hacer.

Adicionalmente, la relevancia del estudio conlleva a repensar las prácticas gerenciales para un desempeño más eficiente y confiable, favoreciendo una convivencia armónica hacia la promoción de esfuerzos para fortalecer valores como constancia, responsabilidad, honestidad, solidaridad, apuntando la labor pedagógica, andragógica y los procesos administrativos en la universidad, encaminados a una gestión exitosa. El estudio se desarrolló en una institución educativa universitaria en Maracay estado Aragua.

Asimismo, el artículo “La gerencia educativa universitaria en la promoción de la convivencia social”, ostenta la siguiente organización: inicia con el preámbulo, se discurre sobre la gerencia universitaria, seguidamente se describen los fundamentos de convivencia institucional, posteriormente, se desarrolla lo concerniente a la gerencia educativa universitaria y convivencia, para después presentar la metodología empleada, hallazgos investigativos, conclusiones, generación teórica, reflexiones y referencias.

Gerencia Universitaria

La gerencia es un compromiso social, se asocia con la manera eficiente de conducir una organización y la eficacia para alcanzar los resultados. El gerente responsable de numerosas funciones, debe poseer características y competencias propias gerenciales, desde representar a la sociedad frente a terceros y coordinar los recursos económicos, tecnológicos, materiales y el talento humano, a través del proceso de planeamiento, dirección, ejecución y control a fin de lograr la misión, principios, valores y objetivos establecidos en la organización. Al respecto, Rodríguez (2018), señala: La gerencia constituye un proceso social que incluye las responsabilidades de planificar, organizar, dirigir, controlar y evaluar, además de regular y ejecutar las operaciones de una organización para lograr un propósito dado. Dicho proceso constituye, además, un soporte estructural que afecta a los diversos sectores dentro de una organización, por lo cual opera en un entorno cada vez más exigente en el mundo de hoy, lo cual implica intrínsecamente el uso efectivo y eficaz de todos los recursos disponibles para alcanzar los resultados esperados en término de rendición de cuentas (p. 13).

De lo señalado anteriormente, se vislumbran las universidades, instituciones educativas de espacios gerenciales multidinámicos por los procesos que allí se desarrollan, sometidas a fuertes presiones del contexto interno y externo, que imponen el surgimiento de métodos de renovación y reconfiguración para alcanzar calidad, eficiencia, eficacia y dar respuesta a la misión institucional. Para ello se requiere, un conjunto de competencias gerenciales que permitan accionar favorablemente ante la gestión institucional y de todos los aspectos afines con la universidad, cumpliendo con sus funciones misionales, como son, la investigación, docencia y extensión, pero también focalizada en lo humano, la convivencia y el rescate de la ética.

Desde esta mirada, Pérez y Moreno (2017) sostienen, que las competencias gerenciales deben hacer énfasis en responder a los desafíos que se presenten, con una visión global y de largo plazo, y decisiones que conduzcan a potenciar en las comunidades académicas y comunitarias, sus capacidades, habilidades y recursos, para lograr desempeños superiores que las lleven hacia la promoción de la

transformación universitaria. Por ese motivo, es imprescindible un conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes, aptitudes y valores que forman parte activa en el desempeño responsable y eficaz del gerente universitario, para el ejercicio de un conjunto de actividades cotidianas dentro de un contexto determinado.

De lo expuesto, es evidente que las mencionadas competencias del gerente universitario, impulsen desafíos de cambio profundo a nivel del subsistema de educación universitaria venezolana, donde las instituciones corresponden reinventarse hacia el advenimiento progresivo de procesos en nuestra realidad social. A propósito, Téllez (2014) esboza, que las instituciones de educación universitaria deben reinventar sus sentidos, es decir, las ideas y fuerzas que orienten su transformación universitaria como un proceso creativo, democrático y emancipador. En este sentido, se involucra una pluralidad de dimensiones enlazadas a los cambios radicales en los modos de pensar, decir y hacer, desde una perspectiva que apunta y apuesta a la reinvención de la universidad como espacio público democrático.

De allí que urge el compromiso del gerente educativo, en la aplicación de procesos dirigidos a la transformación universitaria, profundizándose desde el accionar de los miembros de la comunidad universitaria, como bien explica Carrera y Castellanos (2020), implica hacerlo a partir de la conformación de equipos de trabajo con alto desempeño, impulsados por una motivación elevada como parte integrante de la toma de decisiones y desde la valoración de sus competencias individuales. En consecuencia, en la primera tarea se necesita un cambio de actitud, en la manera de llevar a cabo los procesos, y evidentemente hacer los diagnósticos con respecto a las condiciones que se dan en el entorno institucional universitario, pero todo fundamentado bajo el principio de una interacción cristalina.

La transformación universitaria, es un compromiso de todos los actores sociales, interpretando ineludiblemente, que responde a los retos que plantea la realidad social venezolana con respecto a la educación universitaria necesaria. Desde esta perspectiva, la gerencia universitaria está comprometida a direccionar desde diversas dimensiones, para el logro de la eficiencia, efectividad, productividad, excelencia y calidad. La nueva gerencia universitaria debe entonces asumir elementos para su transformación.

Fundamentos de Convivencia Institucional

La convivencia como reflexión lógica, es una realidad eminentemente social, surge como una fuerza para regular las diferentes relaciones complejas del hombre en sociedad. En correspondencia, la institución educativa universitaria es un sistema social, donde los actos humanos son considerados complejos, es allí donde la convivencia tiene como intención fundamental, comprender los actos humanos en todas sus dimensiones: espiritual, afectiva, física, estética y social. Desde la posición de Téllez (2014), la institución es un espacio donde están presentes diversos procesos de intersubjetividad, dinámicas que promueven la convivencia en la búsqueda del entendimiento, la empatía y la armonía.

Al destacar, que la convivencia está en la búsqueda de la armonía y el convivir, es imprescindible, evitar el engaño, respetando los derechos sociales, revelando honestidad, sinceridad y asumiendo compromiso social. Además de ofrecer confianza, actuar con justicia, solidaridad e integridad como manifestación última de los valores de convivencia, que describan la actuación personal, profesional y social de los miembros de una colectividad institucional. A continuación, se visualizan en la figura 1, otros fundamentos relevantes de la convivencia institucional:

Figura 1. Fundamentos de la Convivencia Institucional.

Fuente: La investigadora (2016)

En la figura anterior, se observa el primer fundamento como es la ética y la convivencia, tarea que nutre todos los niveles de la existencia humana, encuentra su desarrollo en una sociedad tolerante y plural, donde tienen acomodo todos los miembros de una institución educativa universitaria. La ética como un instrumento, ayudará al ser humano a regular la convivencia con sus semejantes, desde el diálogo, la confrontación sana y constructiva, del respeto a los demás, de la tolerancia, y de una actitud limpia y honrada para formar una comunidad universitaria libre, que se necesiten mutuamente, así es la ética de la convivencia.

Como lo hace notar, Millán y Vélez (2017), la valoración de la diversidad y del pluralismo, nos remite a la posibilidad de una convivencia social pacífica entre personas y grupos diversos, formulada como aspiración ética compartida, donde se ingtenta construir un mundo de respeto a las diferencias, se propicien oportunidades equitativas, para que las personas puedan llevar a cabo sus ideales de vida, se trata de la configuración progresiva y particular de un pluralismo moral en nuestra sociedad.

Ahora bien, desde una ética de la responsabilidad, se articula el papel central de la Universidad, en la construcción de un tejido de valores compartidos y comunes. Por ello, al abarcar los procesos universitarios bajo principios éticos responsablemente, permite articular la doble exigencia de una actuación hacia dentro y hacia fuera de la institución. Así, uno de los valores privilegiados por la responsabilidad universitaria, ha de ser la coherencia institucional entre lo que se busca hacer afuera y lo que se practica adentro.

Al respecto, Stassi y Hoffmann (2019), indican que la ética correspondiente a la responsabilidad, es la ética desde la acción, respondiendo por tanto a las consecuencias inmediatas y futuras de las acciones. No se agota con las relaciones causa - efecto unidireccionales, sino que abarca al campo de todos los efectos colaterales y retroacciones posibles generado por las acciones. Desde un punto de vista ético, las universidades exitosas, individuos y profesionales exitosos son aquellos que realizan en su vida práctica, una ética de la responsabilidad, como uno de los fundamentos de su trabajo y de su desempeño.

En relación a los fundamentos de acuerdos y normas en las instituciones desde una perspectiva ética, es posible considerar el funcionamiento equilibrado de una

institución, como un permanente esfuerzo en proponer, desarrollar y alcanzar niveles crecientes de acuerdos, en relación a los valores que la orientan, a partir de las actuaciones de la comunidad universitaria, el proceso académico/administrativo y actuaciones concretas de la vida cotidiana. Según Medina (2019), las normas de convivencia y los acuerdos se construyen desde valores compartidos, a través de una reseña clara, precisa a un código de ética operativo, cimentados desde la interpretación de las posiciones divergentes.

En la medida que los acuerdos y normas en las instituciones generen mecanismos aceptados y no mediante la presión, las conductas consideradas por el conjunto de la institución universitaria como valiosa, se previenen y se evita un número importante de conflictos. Las organizaciones educativas y especialmente las Universidades, viven actualmente momentos de necesaria revisión, actualización y mejoramiento de sus plataformas éticas, lográndose canalizar, desde el diálogo fecundo con otros actores sociales.

La gestión ética en las organizaciones universitarias, parte de la relevancia moral en la actuación de los gerentes educativos y miembros de la comunidad universitaria en general, como resalta Pirona (2016): Las universidades deben asumir un papel transformador en la promoción de la innovación de los procesos gerenciales y educativos, basados en los valores que promuevan la ética en la gestión, a través de sus diferentes direcciones, departamentos, unidades, y equipos académicos, desde donde se debe liderar los esfuerzo para explorar, cultivar, promover e implantar políticas y estrategias que garanticen un desarrollo interinstitucional basado en los principios filosóficos de gestión compartida. La praxis ética contribuye en el desempeño institucional y colectivo, en sus condiciones personales, profesionales y gerenciales (p. 124)

Lo citado, encamina a pensar, que las organizaciones están marcadas por la gestión ética en las universidades, quienes reciben un valioso fundamento del legado ético en la formación de profesionales como núcleo básico de conductas, consideradas deseables para el ser humano, individual y social, en cuanto a virtudes, excelencias o disposiciones activas de los agentes morales. Al respecto, Schwalb, et al., (2019) desde una reflexión contemporánea, recogen críticamente el legado de la ética de Aristóteles en la convivencia, considerando la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, como importantes fundamentos para la toma de decisiones en la gestión ética de las universidades.

Asimismo, en la convivencia institucional la participación representa una oportunidad para desarrollar actitudes de ciudadanía, de democracia interna, donde se practican los valores que deberían permanecer en el pensamiento y comportamiento profesional. La participación como fundamento convivencial, es clave en las instituciones de educación universitaria, potencia las diversas capacidades, al proporcionar un marco idóneo de creatividad, aprender a desarrollar la competencia social, el respeto al otro y las actitudes diarias no agresivas.

En virtud de ello, Stassi y Hoffmann (2019) sostienen, que la universidad debe promover la comunicación en todos los sentidos, favoreciendo el intercambio de ideas y perspectivas desde la participación activa y protagónica de todos los integrantes de la comunidad universitaria, es así como se impulsa la excelencia, el compromiso social, la equidad y el respeto, valores fundamentales para el logro compartido de los objetivos institucionales, desde el convivir y el hacer.

La tolerancia como parte de la convivencia institucional, es uno de los fundamentos claves en el proceso de convivir juntos, en la práctica democrática, desde el respeto y la aceptación del otro. Las universidades están llamadas a promover y estimular la práctica de esta, a través de las interrelaciones, control de emociones, entre otras acciones, propiciando cambios en pro de la convivencia institucional. De acuerdo a Medina (2019) la tolerancia es fundamental en la gerencia universitaria, para fortalecer los lazos de convivencia, como una práctica social en el acontecer diario de los actores universitarios. En este sentido, la tolerancia es una competencia social que sustenta la convivencia, específicamente en el vivir universitario.

Gerencia Educativa Universitaria y Convivencia

Abordar la convivencia cómo tema de estudio y sus implicaciones en la gerencia universitaria, refleja toma de decisiones a fin de orientar de manera eficiente y real los procesos académicos, administrativos y comunitarios. De allí, supone reflexionar ¿cómo los gerentes educativos interpretan la convivencia social? considerando que aún permanecen gerencias centradas en la tecnología, la estructura, los sistemas y procedimientos, más que en las personas. Pirona (2016) expone, que esta situación ha generado que los principios de convivencia no originen relevancia en el quehacer gerencial, permitiendo que los valores derivados de esa convivencia sean considerados prácticas elocuentes.

Desde este aspecto, y en respuesta a la interrogante expuesta, la gerencia visualizada en el nuevo milenio, está centrada en la persona, como ente protagónico del proceso. Los nuevos paradigmas destacan que el valor del talento humano debe practicarse armónicamente, para beneficio de intereses organizacionales y el grupo de individuos que la conforman. Esta postura del comportamiento organizacional, se enmarca en valores humanísticos, que permiten volver a reencontrarse con los principios de convivencia hacia la transformación de las realidades sociales.

La gerencia universitaria apremia la construcción de una convivencia en los niveles de la existencia humana y especialmente en organizaciones educativas (Stassi y Hoffmann, 2019). Es decir, la gerencia encamina la responsabilidad principal en la actuación organizacional, entendida esta, como una comunidad de personas orientadas a un fin común, que requiere de procesos de discusión, alineación valorativa, formulación de prioridades y asignación de recursos para el cumplimiento de la misión, visión y valores de sí misma; a tal efecto, es relevante repensar las prácticas gerenciales para un desempeño de eficiencia, calidad y productividad.

El gerente universitario no solo debe gerenciar para la productividad, sino también para la convivencia social, la solidaridad. De modo que, los elementos ética, valores y desarrollo humano son necesarios considerarlos en el cambio y la transformación radical de las universidades de estos tiempos; la universidad que algunos estudiosos han llamado de la era postmoderna; la nueva gerencia universitaria debe considerarlos como fundamentales y decisivos, partiendo de la condición humana de valores y ética de quienes conforman la comunidad universitaria. Estos gerentes, deben armarse de paciencia, tolerancia, sabiduría y apoyo.

Ahora bien, el proceso de transformación en la convivencia desde Maturana (1999), ocurre en todas las dimensiones relacionales del vivir, como redes de conversaciones (el entrelazamiento del hacer y el emocionar) definen cotidianamente lo deseable y lo no deseable, lo legítimo y lo ilegítimo, lo hermoso y lo feo, lo honesto y lo deshonesto, lo aceptable y lo no aceptable (…) en el convivir de la comunidad, en este caso la comunidad universitaria. Bajo la postura de Maturana, la convivencia se logra en la medida que los seres humanos interaccionan,

considerando que el ser biológico se relaciona con los otros, desde una dinámica estructural, emocional y operativa.

Esto revela que una convivencia universitaria armónica, es antecedente decisivo que contribuirá a enriquecer la convivencia ciudadana; desde este propósito, la universidad constituye un espacio privilegiado de convivencia interpersonal, social y organizacional, proporcionando significado y sentido a los estilos de relación con los miembros de una comunidad universitaria, especialmente en los estudiantes como futuros ciudadanos del país. Una de las formas de avanzar en la construcción de una democracia sana y sustentable, es reconocer la importancia de la acción educativa que promueva la convivencia social.

Adicionalmente, Pirona (2016) sostiene que, en la gerencia, respetar la convivencia, fomenta la disposición a la apertura de la escucha, al diálogo, al reconocimiento crítico de la diferencia y toma de decisiones basada en el más alto respeto y dignidad de los miembros de la organización. Por esa razón, el proceso de convivir y alinear los valores en las universidades, puede ser modelado y ajustado mediante una buena actuación gerencial, sumado a la conciencia colectiva, como sentido y significados entre la ética convivencial y la gerencia universitaria.

Metodología

La realidad del estudio, se abordó desde una postura paradigmática pospositivista interpretativa y naturalista; permitiendo estudiar al mundo y sus fenómenos, interpretándolos tal como el sujeto lo vivencia. Como lo plantean Gil, et al., (2017), “el paradigma interpretativo, también llamado cualitativo, humanista o etnográfico, centra su estudio en los significados de las acciones humanas y la vida social, en medio de una realidad dinámica, múltiple y holística” (p.73). De modo que, la investigación se orientó hacia la generación de una teoría, que describió e interpretó formas específicas de la vida social. La validez de la teoría que emergió, se ubicó en términos de coherencia, consistencia y poder interpretativo, expresada en lenguaje cualitativo.

Adicionalmente, la investigación se referenció por las dimensiones ontológica, axiológica, metodológica, teleológica, gnoseológica y epistemológica, brindando sustento, orientación y relevancia al estudio. Evidentemente, el estudio estuvo impregnado por los valores de la investigadora y los informantes clave que hacen vida en el recinto universitario y las acciones que promueven la convivencia social desde los fundamentos, elementos, normas y acuerdos que garantizan un ambiente armonioso, orientados a la paz universitaria.

Con respecto al método, según Duarte y Parra (2015) “es el camino práctico que asume el o la investigadora, para obtener una visión más amplia de la realidad estudiada y que le permita concretar los propósitos del estudio” (p.169). En concordancia con la postura paradigmática interpretativa, el estudio se realizó abordando el método etnográfico, empleado profundamente en el ámbito educativo, con la clara finalidad de descubrir, describir, comprender e interpretar desde adentro el fenómeno de estudio, de inmenso valor para el presente estudio, donde se conoció a profundidad las acciones del gerente universitario y la convivencia social.

Como informantes clave, participaron dos (02) gerentes universitarios, dos (02) docentes y dos (02) estudiantes de la institución educativa universitaria. Se aplicó la triangulación, contrastando tres técnicas cualitativas: entrevista en profundidad, observación participante y revisión documental, aplicadas para recoger la información, posteriormente, se logró alcanzar la fiabilidad de estudio. Finalmente, en la fase generativa, se sistematizaron los hallazgos que emergieron, generando las

ideas y principios que conformaron el corpus teórico de la Aproximación Teórica a la Gerencia Educativa para la Promoción de la Convivencia Social en las universidades.

Hallazgos investigativos

La interpretación de los hallazgos investigativos, se realizó desde un proceso de saturación y categorización, hasta alcanzar la fiabilidad del estudio a través de la triangulación de las técnicas, como lo refiere Parra (2013). De alli, un buen investigador debe saber escuchar y utilizar todos los sentidos, ser reflexivo y disciplinado para escribir anotaciones, así como flexible para cambiar el centro de atención, si es necesario (Hernández, Fernández y Baptista 2010, p. 408).

Desde lo citado anteriormente, la investigadora aseguró la veracidad, pertinencia y fiabilidad de la investigación y en consecuencia, brotaron los hallazgos esperados, como aportes a los miembros de la comunidad universitaria, especialmente al gerente educativo. Asimismo, se representa en la siguiente figura 2, las categorías y subcategorías que emergieron del estudio, obtenidas de la informacion suministrada por los informantes clave.

Figura 2.

Categorias y Subcategorias.

Fuente: La Investigadora (2016)

Se observa en la figura anterior las categorías y subcategorías que emergieron en los hallazgos investigativos del estudio, obtenidas de la informacion suministrada por los seis (06) informantes clave, utilizando la técnica de zig-zag para la saturación de las mismas. De tal manera que la investigación implicó un proceso continuo de interpretación de la información, situación que se practicó de forma simultánea y permanente ya que la investigadora observó, interpretó y reflexionó continuamente durante el desarrollo del estudio.

Conclusiones

La profundización en los hallazgos investigativos del estudio, permitieron la descripción de las conclusiones, proporcionando respuestas a los objetivos esbozados en la investigación. Se desprenden a continuación: En lo referente a las acciones del gerente educativo en la promoción de la convivencia universitaria, emergió que en el recinto universitario no existe un desempeño gerencial que gestione requerimientos de los actores universitarios; concurre una alta rotación de directivos, algunos de ellos no han sido miembros de la universidad, designados sin

formación gerencial para asumir la responsabilidad de innumerables situaciones problemáticas que durante mucho tiempo acontece en la vida institucional, generando conflictos no resueltos. Carecen de un acuerdo de convivencia.

El profesional que asume la gerencia de la universidad, debe estar conscientes que la convivencia universitaria depende de la relación entre los actores institucionales, considerados sujetos de derecho y responsabilidad, tanto los estudiantes como los docentes y directivos. En relación a las funciones organizacionales que compete a cada grupo, la mayor responsabilidad siempre recae en los gerentes. De igual manera, la convivencia es un intento de equilibrio entre lo individual y lo colectivo, resultando indispensable para la construcción de la convivencia social. La convivencia no puede separarse del conflicto (institucional, grupal o singular) que debe canalizarse respectivamente.

Referente a los elementos que afectan el proceso gerencial y las relaciones de convivencia entre los actores socioeducativos de la comunidad universitaria, emergió una falta de formación de los gerentes, reflejando una crisis de valores, violencia universitaria, baja percepción de la convivencia y resolución de conflictos, ofensas, amenazas con palabras y armas, comentarios infundidos, agresiones físicas y verbales. Presencia de subgrupos de docentes desligándose de actividades de desarrollo personal y profesional.

Los directivos y coordinadores tienen una gestión confusa, presencia incluso de maltrato psicológico por no compartir una tendencia política, comunicación incongruente sin planificación, control y evaluación de resultados. Estos hallazgos vienen ocurriendo sin correctivos ni un convenio para gestionar una cultura de paz; este convivir afecta a todos los miembros de la comunidad universitaria. El contexto sociocultural develó un modelo de antivalores en la convivencia social de la universidad, hecho preocupante, considerando la formación universitaria como un proceso que permite enriquecer al sujeto en su formación personal y profesional y no viene ocurriendo. La gerencia universitaria ejercida durante los últimos 10 años según los actores sociales estudiados, se aleja de la promoción adecuada de una convivencia social.

Es relevante incluir en una construcción de valores, aspectos relacionados con uno de los pilares propuestos por la UNESCO “aprender a convivir juntos” con proyectos enriquecedores y principios éticos, aunados a compartir en un ambiente convivencial armónico, regido por normas conversadas y ofrecidas en la construcción teórica del siguiente apartado, para la gerencia educativa universitaria.

Generación teórica

La generación de la teoría implica profundizar en una postura epistemológica desde las vivencias de los informantes clave. En referencia, Parra (2013) destaca, que una construcción teórica desde una postura pospositivista interpretativa, empleando método etnográfico, asume como propósito precisar y profundizar en las características de los grupos humanos y sociales, para comprender la conformación del colectivo estudiado. Por ello, el proceso para la sistematización de la teoría, emergió desde tres perspectivas en la generación de aportes teóricos cualitativos, como son: 1) Contemplación formal de las experiencias develadas en los hallazgos investigativos: “El Ser”, 2) Dimensiones que referencian la aproximación teórica a la gerencia educativa para la promoción de la convivencia social: “Deber Ser”, 3) Principios que conforman el Corpus Teórico: “Deber Ser”.

De alli que emergió la teoría del contexto investigado definida por Duarte y Parra (2015), como “teoría de lo singular” modelo propio de investigaciones cualitativas, presentada en la siguiente figura como una representación resumida:

Figura 3. Aproximación teórica a la gerencia universitaria para la promoción de la convivencia social en las universidades.

Fuente: La Investigadora (2016)

Reflexiones

La realidad de la Gerencia Universitaria en el contexto estudiado, representa un hecho significativo de la profunda carencia de valores como la paz, respeto, tolerancia, amor, trabajo productivo y convivencia, reflejados en la sociedad venezolana. Es de gran preocupación, los hallazgos investigativos revelados en el estudio, significando que emergen de una institución educativa formadora de profesionales en diversas especialidades comprometidos con nuestro país.

Desde esta apreciación, los aportes de la aproximación teórica en la dimensión teleológica, apuntan la mirada hacia lo interno de la universidad y proceder a iniciar desde una perspectiva amorosa/participativa, cambios y transformaciones en la convivencia social de esta comunidad universitaria. Por lo antes expuesto, en atención al momento histórico venezolano la generación de conflictos políticos –sociales, se reflejan en todos los ámbitos y solo desde el abordaje de los valores, la educación para la paz y la convivencia, la aceptación del otro desde su perspectiva, lograremos un venezolano nuevo hacia un país productivo.

En este sentido, se requiere de una gerencia donde la participación pueda generar una acción motivadora de la convivencia para la construcción de la eticidad prevista en la normativa organizacional universitaria, llamada a fortalecer hacia adentro y hacia afuera, la misión, visión, valores organizacionales que ameriten una revisión y evaluación para irradiar el principal aprendizaje, como es, vivir en una

sociedad participativa y democrática, donde los conflictos se resuelvan a través del diálogo constructivo y no a través de la violencia verbal y física.

Desde esta mirada, se puede iniciar con una gerencia universitaria que promueva a través de acuerdos, los valores por los antivalores existentes: será un proceso difícil porque implica múltiples orientaciones de los actores involucrados, pero no imposible a través de estrategias gerenciales para el fortalecimiento y cumplimiento de normas de convivencia. Son esenciales, a voluntad, el interés y la disponibilidad de los miembros de la institución y el establecimiento de las mismas, facilitará los acuerdos prácticos, elaboración conjunta de normas y mejorará las relaciones, obteniendo excelentes resultados en el trabajo común del escenario educativo.

La convivencia en el contexto educativo es un antecedente decisivo en la configuración de la convivencia ciudadana. Por ello, una de las formas de avanzar en la construcción de una democracia sana y sustentable, es reconocer la importancia de la acción gerencial abriendo nuevos espacios de participación con la presencia de actores sociales, basados en el respeto mutuo y orientados a la búsqueda de soluciones de manera conjunta.

Igualmente, se hace necesario elaborar normas de procedimientos, considerando que las situaciones conflictivas que interfieren y afectan el funcionamiento del sistema de convivencia institucional, se generan o se agravan cuando se interrumpen, alteran o no se cumplen los procedimientos adecuados. El sistema estructurado como organización, que cada parte está ligada al todo y cualquier alteración, en una de ellas, afecta a las demás.

Finalmente, la Gerencia universitaria requiere estrategias que aporten al bien común, es decir, la gestión ética de la organización debe estar articulada a la resolución de problemas, la conciencia social y la dignidad humana a través de los valores. Igualmente, los aportes teóricos de la Generación de la Teoría: Aproximación Teórica a la Gerencia Educativa para la Promoción de la Convivencia Social en el contexto de estudio, permitirán el alcance del respeto, la tolerancia y convivencia que debe prevalecer en la academia.

Las descripciones expuestas, justifican la publicación del presente artículo “La gerencia educativa universitaria en la promoción de la convivencia social”, como un aporte significativo en el campo gerencial - académico.

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Miriam Margarita Mejias Merlo

myriam_mejias@hotmail.com Celular: 0412 – 496 87 47 Posdoctorado en investigación UBA (2018). Doctora en Ciencias Gerenciales, UNEFA Caracas. Magíster en Educación, mención: Gerencia Educacional. Profesor de Educación Integral, mención Ciencias Sociales con mención honorífica: magna-cum laude, títulos obtenidos en la UPEL Maracay. Personal Docente y de Investigación, condición ordinario, dedicación exclusiva, categoría agregado en UNESR Maracay. Subdirectora de Educación Avanzada e Investigación UNESR Maracay desde abril 2012 – noviembre 2016.