conVersos nº32

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conVersos ta invit e o p ad o

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ario Obr e r o Revista digital de poesía / nº32 / año XI


Índice

Re t ra t o en au t o

C arn e t d e identida d

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Poeta a la carta Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de

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tiempo que soy” Por: Tirsa Caja Fo nd o d e a rma rio Carmen Crespo Claudio Carrillo Esther Lucio Marino Tirsa Caja

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“Ciudades Inclinadas”

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M i rad o r Acuarelas de Raquel Figueiras Textos de Paloma Espartero Notas sobre la artista plástica Raquel Figueiras

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Te rri tori o s diVersos “Chocolate con churros” por: Manuela Sola Castro

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conVersos 32 / pag 2

Mario Obrero Notas sobre el poeta Mario Obrero

83 105

O bra s pú b l i c a s Lista de publicaciones de los conVersos

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Ficha técnica

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Carnet de identidad

Los tilos ya han florecido. Los he estado observando durante mis paseos. Sus hojas tienen forma de corazón, bordes aserrados, y son ligeramente peludas. Las flores, ocultas bajo las hojas, nacen en pequeños racimos amarillos y huelen, como dijo Rimbaud, a las tardes de junio:

No puedes ser formal con diecisiete años. ─Es una hermosa tarde, de bocks y limonadas, De cafés ruidosos con arañas brillantes. ─Y vas por la avenida, bajo los tilos verdes.

Desafiante y aburrido el joven poeta camina por la ciudad hablando solo, buscando algún modo de perder el tiempo o de matarlo. Diecisiete años son quizá pocos años para un poeta, pero son en cambio muchos para un tigre. Si nacen en libertad, los tigres viven solo unos diez años. En cautiverio, sin embargo, su esperanza de vida aumenta y pueden vivir hasta veinte. Así que Rimbaud, aquella tarde, debía de ser un poeta muy joven o un tigre que acababa de escapar del zoo. Diecisiete años tiene también Mario Obrero, el poeta que nos acompaña como invitado estrella (las de mar, si son grandes, viven hasta los treinta años) a este número 32 de conVersos. Con Rimbaud, además de la precocidad, Obrero comparte ese no-sé-qué-cosa-es: si audacia o temeridad, si inocencia o descaro. conVersos 32 / pag 3


Carnet de identidad

es difícil vivir en un río nombrado por todos los poetas en una higuera poblada de todos los pájaros (…) todo lo que sé todo lo que no sé promulga su anuncio entre los peces

Raquel Figueiras, artista plástica y poeta, ha venido a visitar nuestro Mirador por segunda vez. En la primera ocasión (fue en el número 17 de la revista) Figueiras nos trajo sus Nidos de la mano de Esther Lucio Marino. En esta, es Paloma Espartero quien dialoga con sus ciudades inclinadas: «Los ojos» escribe Paloma «de las ciudades pájaro carecen de párpados». Maravilla.

Otro tesoro que nos trae este número 32 es el recorrido que Tirsa Caja, en Poeta a la Carta, hace sobre Blanca Varela. El viaje comienza con una foto de la poeta y Octavio Paz en París; para luego perder su rastro en una de esas curvas que solo Varela sabe dar: «más antigua y oscura que la muerte / a mi lado / coronada de moscas / pasó la vida»; y acaba en las manos reposadas de Gamoneda.

El toque alegre y picante de la revista lo pone Manuela Sola Castro en Territorios diversos, con una di-versión de Caperucita roja, «Chocolates con churros», que estoy segura habría hecho las delicias de Rimbaud. Y, para terminar, conVersos 32 / pag 4


Carnet de identidad

nuestra habitual y querida sección de Fondo de armario, donde nos acompañan los poemas astrales de Carmen Crespo; los tan delicados y quietos de Claudio Carrillo; las palabras que se-asoman-y-no de Esther Lucio Marino; y la poesía horizontal y deliciosa de Tirsa Caja. Esperamos que os guste la revista. Y, por favor, cuando hayáis terminado de leerla, no dejéis de dar un buen paseo entre los tilos con Rimbaud: «¡Los tilos huelen bien, en las tardes de junio! El aire es tan suave, que hay que entornar los ojos».

Nieves Pulido

conVersos 32 / pag 5


Poeta a la carta

Tirsa Caja nos entreabre la puerta para acceder al cuerpo poético de Blanca Varela en: Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”-


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Hay una foto circulando en alguna publicación de internet que muestra a una jovencísima Blanca Varela sentada en el respaldo de un banco, en París. A su lado Octavio Paz y su marido el pintor Fernando de Szyszlo. Nostálgica foto, en el París de 1949, epicentro cultural que nos sitúa en la ebullición literaria y artística de entonces; envidiable, a pesar de que fueron años difíciles en una devastada Europa marcada por la penuria física y moral de la posguerra. El papel de la literatura desde ahí era defenderse, defender la vida, como afirma Octavio Paz en el prólogo a Ese puerto existe, primer libro de la autora, del que fue impulsor, propiciando su publicación. “No creíamos en el arte. Pero creíamos en la eficacia de la palabra, en el poder del signo. El poema o el cuadro eran exorcismos, conjuros contra el desierto, conjuros contra el ruido, la nada, el bostezo, el claxon, la bomba. Escribir era defenderse, defender la vida. La poesía era un acto de legítima defensa. Escribir: arrancar chispas a la piedra, provocar la lluvia, ahuyentar a los fantasmas del ruido, el poder y la mentira. Había trampas en todas las esquinas. La trampa del éxito, la del “arte comprometido”, la de la falsa pureza. El grito, la prédica, el silencio: tres deserciones. Contra las tres, el canto. En aquellos días todos cantamos. Y entre esos cantos, el canto solitario de una muchacha peruana: Blanca Varela. El más secreto y tímido, el más natural.” Suficiente motivación esa foto para situar y definir la poética de la autora, enmarcarla en el contexto histórico y cultural, en el antes y el después, en las oportunidades para una labor creadora a la que se entregó desde niña, aun sin saber qué sucedía dentro de ella y por qué esa necesidad de escribir. “Yo fui a París en 1949, el mismo día que me casé con Szyszlo, porque todos los jóvenes de mi época pensaban que era el centro del mundo artístico, donde las ideas estaban naciendo.” Europa señala su entrada definitiva en la poesía, en contacto con un grupo de creadores, en un tiempo despojado de ilusiones y de perspectiva. Ese “largo túnel”.

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Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

En este contexto, en ese tiempo irrepetible, tendría oportunidad de conocer a escritores y artistas de la época como Sartre y Simone de Beauvoir, Breton, Fernand Leger, Henri Michaux, Giacometti, entre otros. Con ellos frecuentaría los cafés emblemáticos compartiendo reuniones y tertulias. En pleno escenario del surrealismo y existencialismo, la participación pública de las mujeres en la poesía era casi irrelevante. Blanca en un mundo exclusivo de hombres, en el que, sin adherirse explícitamente a ninguna bandera feminista, lleva en todo momento una vida que habla por sí misma del derecho a la libertad. Libertad que ella misma se otorgó: “Yo creo que de lo que se trataba era de que la poesía fuera un lenguaje para todos. No pensaba en la mujer o en el hombre, pensaba en un individuo, un ser humano que me daba lo mismo fuera hombre o mujer. (…) Lo más interesante que está pasando en el Perú, en particular, es el movimiento poético femenino. Las mujeres están escribiendo cada vez mejor. Y ese titulito que le ponen a veces a la poesía femenina, eso de poesía erótica femenina, me parece que sobra. (…) El hombre escribe lo que le da la gana. Y eso también deben hacer las mujeres.”

Nacida en 1926 en la ciudad de Lima, venía alimentándose de las vanguardias de los años treinta en su país, del desgarro de Vallejo, del surrealismo de Moro y Westphalen. Desde su entrada en la universidad, fue compañera de generación de Sebastián Salazar Bondy, de Javier Sologuren y Jorge Eduardo Eielson entre otros, con quienes compartió inquietudes, tertulias literarias y primeras publicaciones en revistas. En sus años en París, surrealismo y existencialismo eran corrientes estéticas que conformaban la atmósfera artística del momento y que fueron dejando algún rastro en la poesía de Varela. En el caso del surrealismo, esta influencia es más reconocible en sus primeros versos, aquellos que forman parte de El fuego y sus jardines, presencia que va difuminándose y con la que explícitamente no se identifica, por exceso de verbosidad. El surrealismo le atraía por la riqueza de las imágenes y por la ruptura y libertad que representaba, pero lejos del automatismo y la intervención del subconsciente, en su poética no todo queda en manos del azar. En contacto con Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, con la que mantuvo buena sintonía a pesar de la diferencia de edad, incorporó el existencialismo como actitud filosófica ante el mundo: “Conviví muy de cerca con los existencialistas y arraigaron en mí el dolor de existir y el compromiso con la vida. Con los surrealistas comparto sólo su rebeldía y su afán conVersos 32 / pag 8


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

de libertad”, llegó a decir. El existencialismo de alguna manera marcó su poesía para siempre, en el tono nihilista de muchos poemas, el absurdo, el desasosiego, el abandono de dios, presentes siempre a lo largo de su trayectoria. Aún así su obra no acaba de encajar en ninguna de las tendencias literarias del momento, sino que las ignora para emprender su solitaria y particular aventura literaria, sin precio, sin claudicación, desde la honestidad siempre, nutrida de reflexiones acerca del ser humano. Ni la llamada generación de los 50, ni aquella clasificación simplista entre poetas puros y sociales, bastan para contener su poesía. Octavio Paz la excluyó definitivamente de cualquier clasificación: “Blanca Varela es un poeta de su tiempo. Y, por eso mismo, un poeta que busca trascenderlo, ir más allá. Apenas escrita la última frase, siento su inexactitud: en poesía no hay más allá ni más acá. Vanidad de las clasificaciones literarias (…): a nada se parecen más estas líneas de un poeta del siglo XIV (el Almirante Hurtado de Mendoza): A aquel árbol que mueve la hoja, / Algo se le antoja..., que a estos versos de Blanca Varela (que también recuerdan a Buson y a Bashô): Despierto. / Primera isla de la conciencia: / Un árbol. La poesía no tiene ni nombre ni fecha ni escuela. Ella también es un árbol y una isla. Una conciencia que despierta.”

OBRA POÉTICA

Toda persona que se aventure a leer a Blanca Varela se expone a quedar marcada por esa herida de vida que está presente ya en el primer poemario y que mantendrá como temática central con pocas variaciones. “Esa podría ser mi poesía, un riesgoso viaje a ninguna parte, para volver y empezar otra vez y otra vez.” La exploración de la realidad y la aceptación de la misma, a la que interroga sin obtener respuesta. “Creo que comencé a escribir para ver si «alguien» contestaba mis más secretas y obsesivas preguntas; esas que sólo pueden hacerse los niños cuando descubren la sordera total de los mayores, de Dios, del mundo, del cosmos.” conVersos 32 / pag 9


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Desde su primera publicación, se aprecia un tránsito gradual que va desde la búsqueda de sentido, el escepticismo, el nihilismo , el desgarramiento metafísico. Su producción no demasiado extensa suma un total de ocho libros publicados: Ese puerto existe ( 1949- 1959), Luz del día (1960-1963), Valses y otras falsas confesiones (1964-1971), Canto villano (1972-1978), Ejercicios materiales (1978), El libro de barro (1993-1994),Concierto animal (1999) y El falso teclado (2000-2001). Poética de lo que acontece, el existir mismo con todo lo que lo que acarrea. Pronto aprendió que la poesía no estaba en la superficie de las cosas. Constantemente huyó de la expresión efectista, del ruido poético, de la hojarasca. Por el contrario, por encima de ningún reconocimiento social se mantuvo fiel a su particular identidad poética, apostando por la autenticidad, a través de una escritura honesta y libre, despojada de ínfulas, sabiendo lo difícil de su empresa, el duro enfrentamiento de la escritura a la dificultad de decir. Ser poeta no es fácil.

Último poema de junio ( Ejercicios materiales)

Pienso en esa flor que se enciende en mi cuerpo. La hermosa, la violenta flor del ridículo. Pétalo de carne y hueso. ¿Pétalos? ¿Flores? Preciosismo bienvestido muertode hambre, vaderretro.

Se trata simplemente de heridas congénitas y felizmente mortales. conVersos 32 / pag 10


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Luz alta. Bermellón súbito bajo el que te despiertas de pie, caminando a ninguna parte. Pies, absurdas criaturas sin ojos. No se parecen sino a otros pies. Y además estas manos y estos dientes, para mostrarlos estúpidamente sin haber aprendido nada de ellos.

(…)

Dulce animal, tiernísima bestia que te repliegas en el olvido para asaltarme siempre. Eres la esfinge que finge, que sueña en voz alta, que me despierta.

Blanca se esforzó en equiparar la verdad con la vida, de ahí la constante preocupación por estar “en el sitio de mi alma”. Busca no mentir cuando no puede hacer otra cosa que escribir inevitablemente desde la desesperación, el absurdo, la necesidad de entender. En ella hay una constante preocupación por la autenticidad y la lucha por conseguirla. Habla del alma como lugar y señala un fuerte contraste materia/espíritu: “verbo que no alimenta, cifras que no sacian.”

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Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

Conversación con Simone Weil

─los niños, el océano, la vida silvestre, Bach ─el hombre es un extraño animal.

En la mayor parte del mundo la mitad de los niños se van a la cama hambrientos.

¿Renuncia el ángel a sus plumas, al iris, a la gravedad y a la gracia?

¿Se acabó para nosotros la esperanza de ser mejores ahora?

La vida es de otros. Ilusiones y yerros. La palabra fatigada. Ya ni te atreves a comerte un durazno. conVersos 32 / pag 12

por:Tirsa Caja


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Para algo cerré la puerta, di la espalda y entre la rabia y el sueño olvidé muchas cosas.

La mitad de los niños se van a la cama hambrientos.

─los niños, el océano, la vida silvestre, Bach. ─el hombre es un extraño animal.

Los sabios, en quienes depositamos nuestra confianza, nos traicionan.

─los niños se van a la cama hambrientos´ ─los viejos se van a la cama hambrientos.

El verbo no alimenta. Las cifras no sacian.

Me acuerdo. ¿Me acuerdo? conVersos 32 / pag 13


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

Me acuerdo mal, reconozco a tientas. Me equivoco. Viene una niña de lejos. Doy la espalda. Me olvido de la razón y del tiempo.

Y todo debe ser mentira porque no estoy en el sitio de mi alma. No me quejo de la buena manera. La poesía me harta. Cierro la puerta. Orino tristemente sobre el mezquino fuego de la gracia.

─los niños se van a la cama hambrientos. ─los viejos se van a la muerte hambrientos

El verbo no alimenta. Las cifras no sacian.

─el hombre es un extraño animal. conVersos 32 / pag 14

por:Tirsa Caja


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Este poema, en comparación con otros, incluso dentro del mismo poemario está hiper puntuado. Utiliza todos los tipos de puntuación, guión dialógico, interrogación, comas y puntos para separar cada verso, cada oración. Poema collage hecho de múltiples yuxtaposiciones, mediadas de silencios, en el que conviven varias voces. Los versos entrecortados y secos producen un gran impacto expresivo. La repetición intensifica el sentido que va y vuelve y señala lo que importa. Su poética cargada de significados en tensión se construye con la menor carga posible de referencias personales sobre sus propias vivencias. Escéptica voz que no da por sentado ningún orden, sino que observa y cuestiona la realidad. Se nutre de la vida, sus vaivenes y circunstancias, de la condición humana. En ella hay crudeza, desgarro, desesperanza. Y silencio. Con una estética esencialmente austera, limpia de adornos innecesarios, mezcla sin embargo, incluso dentro de un mismo libro, poemas de una estricta concisión con otras composiciones expansivas, de verso largo, versículo o bien alternancia de ambos.

A la realidad

y te rendimos diosa el gran homenaje el mayor asombro el bostezo

conVersos 32 / pag 15


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

En su primer poemario Este puerto existe, su yo poético, masculino al inicio, pronto cambia. Alguna máscara o personaje en ocasiones suplanta ese yo, para huir de lo confesional. La poesía ─viene a decir─ no tiene género. El sujeto lírico no es otro que el ser humano y el animal humano. Este yo masculino se hace evidente en el poema Puerto Supe: “En esta costa soy el que despierta/ entre el follaje de alas pardas” O en este otro fragmento de:

Los pasos:

Cuando niño di muchos aquellos cuentan hasta morir, los más puros y crueles. Aquel hacia la mariposa o hacia el gato que murió al poco tiempo, o aquel hacia la madre, para llorar sobre su oscura falda sin olores, sobre su vientre que amo todavía como mi casa, pecera, nido sombrío y fresco.

conVersos 32 / pag 16


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

En su búsqueda del sentido de la existencia, puede aún generar poemas esperanzados:

La lección Como una moneda te apretaré entre mis manos y todas las puertas cederán y lo veré todo y la sorpresa no quemará mi lengua y comprenderé entonces el crecimiento de las plantas y el cambio de pelaje de las pequeñas crías. Hallaré la señal y la caída de los astros me probará la existencia de otros caminos y que cada movimiento engendra dos criaturas, una abatida y otra triunfante, y en cada mirada morirá la apariencia y desnudo y bello te arrojará la fábrica entre nosotros. conVersos 32 / pag 17


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Luz del día se configura como una alternancia entre la oscuridad y su sombra. La sombra es un lugar en el que se puede confiar, la luz por el contrario proporciona una visión plana: “Somos una forma que cambia con la luz/ hasta ser solo luz, solo sombra.” Utiliza en el siguiente poema, igual que en otros muchos casos, el juego de contrarios para conseguir tensión: “inmóvil río que crece. Centro de la niebla, desgarrón luminoso.” También enumeraciones exhaustivas y repeticiones, recursos expresivos que son frecuentes en casi todos sus poemas.

No estar

No estar, no estar, no estar. Un reflejo a la entrada de la cueva, la carrera en medio del día, la mañana invisible, la nube de polvo. Desde el fondo tirar la red. ¿Quien cae? ¿Quién vive? Esto es la noche. Esto soy yo. No quiero ver las estrellas. no quiero ver lo que ha de morir,

conVersos 32 / pag 18


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

ni imaginar tu rostro ni moverme hacia lo que amo.

Inmóvil tras mi cuerpo soy un río que crece, que avanza en la noche.

Tiempo, rostro de limo, espejo trizado. Repite este aire caliente que gira, hazlo una piedra, un círculo en el agua que me devora. Lánzame mil veces de espaldas, despéñame, lléname de ojos devuélveme mis palabras, mis pensamientos, más violentos que la luz.

Recuerdos donde tú eres yo Y haces el mismo gesto de amor en la oscuridad.

conVersos 32 / pag 19


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Voy hacia la ventana, me asomo al día negro y allí estoy, al centro de la tiniebla. algo roto, sustancia herida, desgarrón luminoso súbitamente borrado, color apartado de los labios, luz ambigua, noche de fuego y hielo, silencio, muros de ecos, ser de espaldas.

En su tercer poemario, Valses y falsas confesiones, empieza a prescindir de la puntuación, aunque ya antes había experimentado con la ausencia de la misma. Los “Valses” son poemas que apuestan por la imagen, la metáfora y la extensión frente a la contención. Composiciones largas, más abiertas, ligadas al recuerdo de su Lima natal en algún caso, con cadencia que imita los movimientos de vals, vueltas que vuelven.

Vals del ángelus

Ve lo que has hecho de mí, la santa más pobre del museo, la de la última sala, junto a las letrinas, la de la herida conVersos 32 / pag 20


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

negra como un ojo bajo el seno izquierdo. Ve lo que has hecho de mí, la madre que devora a sus crías, la que se traga sus lágrimas y engorda, la que debe abortar en cada luna, la que sangra todos los días del año. Así te he visto, vertiendo plomo derretido en las orejas inocentes, castrando bueyes, arrastrando tu azucena, tu inmaculado miembro, en la sangre de los mataderos. Disfrazado de mago o proxeneta en la plaza de la Bastilla ─Jules te llamabas ese día y tus besos hedían a fósforo y cebolla, de general de Bolivia, de tanquista en Vietnam, de eunuco en la puerta de los burdeles en la plaza México. Formidable pelele frente al tablero de control; gran chef de la desgracia revolviendo catástrofes en la inmensa marmita celeste. Ve lo que has hecho de mí. Aquí estoy por tu mano en esta ineludible cámara de tortura, guiándome con sangre y con gemidos, ciega por conVersos 32 / pag 21


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

obra y gracia de tu divina baba. Mira mi piel de santa envejecida al paso de tu aliento, mira el tambor estéril de mi vientre que solo conoce el ritmo de la angustia, el golpe sordo de tu vientre que hace silbar al prisionero, al feto, a la mentira. Escucha las trompetas de tu reino. Noé naufraga cada mañana, todo mar es terrible, todo sol es de hielo, todo cielo es de piedra. ¿Qué más quieres de mí? Quieres que ciega, irremediablemente a oscuras deje de ser el alacrán en su nido, la tortuga desollada, el árbol bajo el hacha, la serpiente sin piel, el que vende a su madre con el primer vagido, el que solo es espalda y jamás frente, el que siempre tropieza, el que nace de rodillas, el viperino, el potroso, el que enterró sus piernas y está vivo, el dueño de la otra mejilla, el que no sabe amar como a sí mismo porque siempre está solo. Ve lo que has hecho de mí. Predestinado estiércol, cieno de conVersos 32 / pag 22

por:Tirsa Caja


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

ojos vaciados. Tu imagen en el espejo de la feria me habla de una terrible semejanza.

“La poesía tiene una música interior: la respiración del individuo, del ser humano. Yo creo en la poesía como expresión y creación, no como asunto verbal ni juego de palabras. Soy muy feroz a veces... uso adjetivos que no son los que poéticamente tienen prestigio y no me importa, porque la necesidad del poema es mucho más importante que mi propia necesidad. La poesía para mí es un motivo para vivir. Si tengo una religión, sería la poesía” Feroz, efectivamente con los adjetivos, feroz con lo postizo y lo convencional, la crítica feroz a lo institucionalizado. Irreverente, su religión es otra. Poema de tono y forma muy diferente, por su desnudez y concisión es este perteneciente al mismo poemario. En él aparece la ironía como modo de rebajar la tensión que produce tan atroz realidad:

Poderes mágicos

No importa la hora ni el día se cierran los ojos se dan tres golpes con el pie en el suelo, se abren los ojos conVersos 32 / pag 23


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

y todo sigue exactamente igual En Canto villano la relación del sujeto con el mundo se va estableciendo en un ámbito más cotidiano, de ahí el calificativo de villano. Hay elementos que se van domesticando, lo que contribuye a intensificar su significación. Aunque la estética de la autora se mantiene austera, se aprecia una mayor inquietud expresiva. Dos formas completamente opuestas en su composición se alternan: poemas brevísimos, a veces algo sentenciosos, dan paso a otros de largo desarrollo, incluso de varias páginas.

Reja

cuál es la luz cuál la sombra

La voz poética va progresando hacia el escepticismo. Aparece la ironía al tratar temas tabú, al desacralizar y mirar con ojos no creyentes. Desengañada de las tradiciones cristianas y maestra en el arte de manejar los contrarios, da la vuelta a las interpretaciones bíblicas, humaniza lo divino: “desprotegido niño hecho a medias.” La última estrofa una vez más expresa la dificultad de decir, la escritura sin asideros.

Cruci-ficción

de la nada salen sus brazos conVersos 32 / pag 24


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

su cabeza sus manos abiertas sus palmípedas manos su barba redonda negra sedosa su rostro de fakir

hecho a medias un niño un dios olvidadizo lo deja sin corazón sin hígado sin piernas para huir en la estacada lo deja así colgado en el aire en el aire arrasado de la carnicería

ni una línea para asirse ni un punto conVersos 32 / pag 25


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

ni una letra ni una cagada de mosca en donde reclinar la cabeza

En el siguiente poema, representativo de su yo lírico femenino, son de destacar los tres últimos, potentes adjetivos: “atenta, desarmada, sola.” Animal de palabras, a media voz entre la palabra y el silencio. En el “casi”. Y sola y desarmada.

Media voz

la lentitud es belleza copio estas líneas ajenas respiro acepto la luz bajo el aire ralo de noviembre bajo la hierba sin color bajo el cielo cascado y gris acepto el duelo y la fiesta conVersos 32 / pag 26


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

no he llegado no llegaré jamás en el centro de todo está el poema intacto sol ineludible noche

sin volver la cabeza merodeo su luz su sombra animal de palabras husmeo su esplendor su huella sus restos todo para decir que alguna vez estuve atenta desarmada

sola

casi en la muerte casi en el fuego conVersos 32 / pag 27


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

El atrevimiento, la curiosidad y la desobediencia son castigados, cuando se trata de una mujer. Blanca fue considerada por algunos como no feminista. La propia apreciación de Octavio Paz, que, de manera un poco ambigua la define como un verdadero poeta (así, en masculino) donde, según como se mire, puede hallarse una crítica soterrada a otras escrituras escritas por mujeres o bien una defensa de la independencia de género en la poesía. Ella fue poeta, fue mujer y fue, a mi modo de ver, feminista de la forma más autentica de serlo: de comportamiento. Las actitudes no se cambian solo con banderas. El siguiente poema podría representar quizá la rebeldía que es imprescindible para que las actitudes cambien. Su desobediencia dará lugar a la obtención de un nombre propio femenino, pasando de ser animal de sal a ser animal de palabra.

Va Eva animal de sal si vuelves la cabeza en tu cuerpo te convertirás y tendrás nombre y la palabra reptando será tu huella conVersos 32 / pag 28


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

En este siguiente, como en otros poemas, está presente también la ironía como modo de afrontar el desengaño o la desesperanza. La huella del existencialismo transversal a toda su obra, lo absurdo, la falta de sentido. Una vez más la imposibilidad de decir: ”boca pintada del silencio”, también boca irreverente que se atreve a decir sobre la ciencia. El poema termina parodiando a Quevedo, “polvo seremos más polvo enamorado”.

Monsieur Monod no sabe cantar

querido mío te recuerdo como la mejor canción esa apoteosis de gallos y estrellas que ya no eres que ya no soy que ya no seremos y sin embargo muy bien sabemos ambos que hablo por la boca pintada del silencio con agonía de mosca al final del verano y por todas las puertas mal cerradas (…)

querido mío conVersos 32 / pag 29


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

a pesar de eso todo sigue igual el cosquilleo filosófico después de la ducha (…)

sigue apta para todos la vida perdurable intacta la estupidez de las nubes intacta la obscenidad de los geranios intacta la vergüenza del ajo los gorrioncitos cagándose divinamente en pleno cielo de abril Mandrake criando conejos en algún círculo del infierno y siempre la patita de cangrejo atrapada en la trampa del ser o del no ser (…)

conVersos 32 / pag 30

por:Tirsa Caja


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

tú sabes la pasión

la obsesión

la poesía

la prosa

el sexo

el éxito

o viceversa el vacío congénito el huevecillo moteado entre millones y millones de huevecillos moteados tú y yo you and me toi et moi tea for two en la inmensidad del silencio en el mar intemporal en el horizonte de la historia porque ácido ribonucleico somos pero ácido ribonucleico enamorado siempre

conVersos 32 / pag 31


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

En el poema que da título a su quinto poemario, está muy presente la animalidad del ser humano a través de lo corporal incluyendo el adentro, vísceras, grasas, fluidos. El cuerpo como si se tratara de una res se entrega al matarife, con el dolor casi humano del propio ser humano. Lo que a su vez implica la humanización del animal. El destino, despiadado, se materializa en la mano de dios. Ese dios con minúscula, que así siempre lo nombró. Las enumeraciones, numerosas y recurrentes son chorros de voz que parecen emanar sin mediación de ningún propósito previo, sino que aparecen sin ser buscadas y propician el poema en desarrollo.

Ejercicios materiales

Convertir lo interior en exterior sin usar el Cuchillo (…)

lo exterior jamás será interior el reptil se despoja de sus bragas de seda y conoce la felicidad de penetrarse a sí mismo como la noche conVersos 32 / pag 32


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

como la piedra como el océano conocimiento amor propio sin testigos

conocerse para poder olvidarse dejarse atrás una interrogación cualquiera rengueando al final del camino un nudo de carne saltarina un rancio bocadillo caído en la agujereada faltriquera de dios enfrentarse al matarife entregar dos orejas un cuello cuatro o cinco centímetros de piel moderadamente usada un atadillo de nervios conVersos 32 / pag 33


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

algunas onzas de grasa una pizca de sangre y un vaso de sanguaza sin más condimento que un dolor casi humano (…)

que así vamos y estamos que así somos en la mano de dios

En esta escena final, materializa conceptos tan abstractos como la eternidad: “bisagra, pequeño ruido en la noche de la carne.” La puerta adquiere en su obra una fuerte simbología, que suele tener relación con la muerte

Escena final

he dejado la puerta entreabierta soy un animal que no se resigna a morir conVersos 32 / pag 34


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

la eternidad es la oscura bisagra que cede un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte o una ciudad ferozmente cercada por la vida o tal vez no soy nada solo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros desierto destino inexorable el sol de los vivos se levanta reconozco esa puerta no hay otra

hielo primaveral y una espina de sangre en el ojo de la rosa

conVersos 32 / pag 35


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Ejercicios materiales, en clara alusión a los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, plantea el contraste cuerpo/ espíritu, que se resuelve en una cierta renuncia cercana al ascetismo. Los sentidos y las percepciones que llegan a través de ellos.

Lección de anatomía más allá del dolor o del placer inescrutable balbuceando su lenguaje de sombras y brumosos colores la carne convertida en paisaje en tierra en tregua en acontecimiento en pan inesperado y en miel en orina en leche en abrasadora sospecha en océano en animal castigado en evidencia y en olvido (…) conVersos 32 / pag 36


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

flor de carne carnívora entre los dientes de carbón ah la voz gangosa entrecortada dulcísima del amor saciándote saciándome saboreando el ciego bocado los mondos los frágiles huesecillos del amor ese fracaso de hambre esa tristeza futura como el cielo de una jaula (…) Más allá del dolor y del placer la negra estirpe el rojo prestigio la mortal victoria de la carne

A menudo sus poemas entran en diálogo con obras del arte y la cultura de su tiempo. conVersos 32 / pag 37


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Estos parecen en ocasiones un pretexto para tratar con distanciamiento del yo sus temas obsesivos: el desengaño, el desencanto. En Malévitch, más que el propio tema pictórico, interesan sus reflexiones metafísicas: la abstracción como reducción de la realidad que es compleja, incierta e inexacta. Trazos existencialistas que nunca abandonará.

Malévitch en su ventana 1 ah mon maitre me has engañado como el sol a sus criaturas prometiéndome un día eterno todos los días

de lo inexacto me alimento y toda el agua de los cielos es incapaz de lavar esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy

polvo rebelde si con los cabellos de polvo desordenado para siempre jamás por un peregrino pensamiento persigo toda sagrada inexactitud suave violencia del sueño conVersos 32 / pag 38


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

palabra escrita palabra borrada palabra desterrada voz arrojada del paraíso catástrofe en el cielo de la página hinchada de silencios

aquí el ojo comienza a desteñirse a no ser y la voz se quiebra inaudita (alguien ha perdido definitivamente su balsa) a la deriva sobre el océano sopla el viento de la indiferencia por la puerta entreabierta llega la aurora más silenciosa y pálida que nunca (…)

3 hoy me despierta conVersos 32 / pag 39


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

con su delgado resplandor abstracto la esperanza la oscuridad del naufragio se escapa como un gato por la ventana y alguien vuelve si alguien vuelve desvelado y sin prisa con un pequeño rectángulo de eternidad entre las manos

Sin fecha A Kafka

Suficientes razones, suficientes razones para colocar primero un pie y luego otro. Bajo ellos, no más grande que ellos ni más pequeña, la inevitable sombra que se adelanta y voltea la esquina, a tientas.

conVersos 32 / pag 40

por:Tirsa Caja


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Suficientes razones, suficientes razones para desandar, descaer, desvolar. Suficientes razones para mirar por la ventana. Para observar la mano que cuenta a oscura los dedos de la mano.

Poderosas razones para antes y después. Poderosas razones durante. La hoja de afeitar enmohecida es el límite. (…)

Defenderse del incendio con un hacha. Del demonio con un hacha, de dios con un hacha. Del espíritu y la carne con un hacha.

No habrá testigos. Se nos ha advertido que el cielo es mudo. A lo más se escribirá, se borrará. Será olvidado Y ya no existirán razones suficientes para volver a colocar conVersos 32 / pag 41


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

un pie y luego el otro. No obstante, bajo ellos no más grande que ellos ni más pequeña, la inevitable sombra se adelantará. Y volteará la misma esquina. A tientas.

Los animales en manos de los hombres, seres indefensos al igual que los niños “una niña, un animal, una idea” que no pueden zafarse de la crueldad, en este caso simbolizada en los tábanos. La corona de moscas parece una referencia a la pasión cristiana, bajando una vez más el tono hacia un suceso “menor”, cotidiano y a veces invisible. Y por ello mucho más despiadado.

Ternera acosada por tábanos

podría describirla ¿tenía nariz ojos boca oídos? ¿tenía pies cabeza? ¿tenía extremidades?

Solo recuerdo el animal más tierno llevando a cuestas conVersos 32 / pag 42


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

como otra piel aquel halo de sucia luz

voraces aladas sedientas bestezuelas infamantes ángeles zumbadores la perseguían

era la tierra ajena y la carne de nadie

tras la legaña me deslumbró el milagro mortecino la víspera el instinto la mirada el sol nonato

¿era una niña un animal una idea? ah señor qué horrible dolor en los ojos conVersos 32 / pag 43


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

qué agua amarga en la boca de aquel intolerable mediodía en que más rápida más lenta más antigua y oscura que la muerte a mi lado coronada de moscas pasó la vida

El libro de barro es su poemario más unitario, compuesto por 23 poemas en prosa, con evidentes rasgos surrealistas que dan como resultado composiciones de una extraordinaria belleza expresiva. Basado en la memoria y el olvido colectivos, en busca del origen. La especie se replica en cada individuo. El barro que somos, el barro al que volvemos.

Hundo la mano en la arena y encuentro la vértebra perdida. Sombra de marfil, desangrada. Mi padre sonríe. De este lado del mar la espuma es oscura. Huele a fiera me dice la pequeña amiga. El mar huele a vida ya a muerte, respondo. Supongamos que es así. La salud aferrada a la roca. Piedra sensible a la luz. El cazador carece de manos y pies. Es ciego y desea. Y su deseo es el bosque bajo el agua, poblado de sexos en flor o de flores maestras que horadan el silencio con sus grandes picos rojos y lentos.

conVersos 32 / pag 44


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Pero clasificar estos poemas como prosa poética no es tal vez adecuado. Lo que se aprecia aquí son numerosas yuxtaposiciones que, indistintamente, podrían haberse distribuido como cortes versales. Una vez más Blanca pasa por encima de toda convención formal, al hacer lo que el momento del poema le pide.

La mano de dios es más grande que él mismo. Su tacto enorme tañe los astros hasta el gemido. El silencio rasgado en la oscuridad es la presencia de su carne menguante.

Resplandor difunto siempre allí. Siempre llegando. Revelación: balbuceo celeste.

Día cerrado es él. Dueño de su mano, más grande que él.

Se evidencian, continuamente recurrentes en ella, la imposibilidad de nombrar y el juego de contrarios:

¿Qué dice ese cuerpo inmóvil en su movimiento? Está solo. Lo otro es aire alrededor de la isla que danza. conVersos 32 / pag 45


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Digo isla y pienso en mar. Digo mar y pienso en isla. ¿Son lo mismo?

Se suceden vacío continuo y plenitud sin nombre.

Los poemas de Concierto animal se desarrollan en torno al más desgarrado dolor. Aquí no siempre ha conseguido eludir la referencia personal, un yo doliente y desesperanzado. Un aullido en silencio frente a la muerte de lo más amado, el hijo. Aparece la vejez, el deterioro, la aceptación de la muerte.: “Morir cada día un poco más/recortarse las uñas/ el pelo/ los deseos”

La muerte se escribe sola una raya negra es una raya blanca el sol es un agujero en el cielo (…)

la pobre niña sigue encerrada en la torre de granizo el oro el violeta el azul enrejados

conVersos 32 / pag 46


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

no se borran

no se borran

no se borran

Para leer a Varela también hay que estar dispuestos a leer entre líneas. Las yuxtaposiciones abundantes crean huecos de silencio que el lector ha de llenar. El verso “no se borran” con largos silencios en medio ha de ser llenado de un dolor para el que no existen palabras. En El Falso Teclado, su último libro, vuelve a la palabra contenida y exacta.

Visitación

dejé el demonio encerrado en un cajón en su pequeño lecho de crespón

afuera el ángel vuela toca la puerta conVersos 32 / pag 47


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

espera

en una mano la rima como una lágrima en la otra el silencio como la espada

échame de mi cuerpo son las doce sin sol ni estrellas

Nuevamente la sabia lección del animal que nos enseña la aceptación y la serenidad ante la muerte como parte de la vida:

Nadie nos dice

nadie nos dice cómo voltear la cara contra la pared y conVersos 32 / pag 48


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

morirnos sencillamente así como lo hicieron el gato o el perro de la casa o el elefante que caminó en pos de su agonía como quien va a una impostergable ceremonia batiendo las orejas al compás del cadencioso resuello de su trompa

solo en el reino animal hay ejemplos de tal comportamiento cambiar el paso acercarse y oler lo ya vivido y dar la vuelta conVersos 32 / pag 49


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

sencillamente dar la vuelta

Sencillamente morirnos, sencillamente dar la vuelta. Los numerosos críticos y estudiosos de su obra y ella misma coinciden en que una feroz auto exigencia la llevaba a repasar exhaustivamente su trabajo, dándose pocas veces por satisfecha. Ese puede ser el motivo de su más bien escasa obra publicada, a pesar de escribir mucho. Pero al lector esa escritura, que afirma ser tan trabajada, parece llegarle como recién salida de la entraña, como obedeciendo a un mandato en el que la poeta es vehículo y tiene el deber de transmitir, obligación de la que no puede sustraerse. Tal es su autenticidad y su fuerza. Tampoco los lectores podemos sustraernos a su lectura que nos arrastra desde el primer poema.

No se me ocurre otro modo de terminar esta humilde y siempre insuficiente tentativa de ahondar en la poética de Blanca Varela que con un fragmento del epílogo que Antonio Gamoneda aportó para su poesía reunida bajo el título Donde todo termina abre las alas, en donde el propio autor confiesa que ante la experiencia de su lectura, que refiere como breve y cegador aspecto textual, nada puede hacer, sino entablar un diálogo entre los poemas de Blanca y sus propias palabras, que se funden, “no para valorar el texto ni interpretarlo convencionalmente, sino para comulgar con su tensión”.

conVersos 32 / pag 50


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

Blanca:

Tu infancia cerca del pájaro carnívoro. ¿Conoces

Puerto Supe

pues al alcaudón verdugo? Canta y las aves acuden a sus blancas uñas. Luego las crucifica en los espinos. Desgarra y canta a causa del amor y se alimenta de lo que ama y crucifica. Sueña con pétalos sangrientos, no se sabe si es pájaro que llora. Blanca: ¿vino a ti alguna vez el alcaudón llorando?

conVersos 32 / pag 51


Poeta a la carta / Blanca Varela - “Esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy”

por:Tirsa Caja

BIBLIOGRAFÍA

Blanca Varela: Donde todo termina abre las alas: Poesía reunida (1949-2000), comentada por Adolfo Castañón. Galaxia Gutemberg, 2001. Blanca Varela: Como Dios en la nada (Antología 1949-1998), comentada por José Méndez. Visor, 2005. Blanca Varela: Y todo debe ser mentira, selección y prólogo de Olga Muñoz Carrasco. Galaxia Gutemberg, 2020. Blanca Varela: Canto Villano: Poesía reunida, ( 1949- 1996), (Prólogos de Paz, de Roberto Paoli y Adolfo Castañón). Fondo de cultura económica, 1996, México. Olga Muñoz Carrasco: Sigiloso desvelo. Fondo editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2007.

conVersos 32 / pag 52


Fondo de armario

Con los conVersos: Carmen Crespo Claudio Carrillo Esther Lucio Marino Tirsa Caja


Fondo de armario/ Carmen Crespo

Ca

rm

en Cre

spo

conVersos 32 / pag 54


Fondo de armario/ Carmen Crespo

poemas del libro inédito ASTRO

O TRAVESÍA

(i) reconocimiento

conVersos 32 / pag 55


Fondo de armario/ Carmen Crespo

poemas del libro inédito ASTRO

ya lo era en el libro

| en el principio

pero también en este gong algún

llamante y llameante

sonido

algún paisaje

que acerca liturgia a

extraño y melódico

la espina arrebatada de

a lo largo de estos días

un sonar

un redoble

en este

discurrir

casi

en esta torpeza

lo que nos deshabita

en esta

mesura

en resonancia así las cosas

así

la palabra que

revelación

desconoce en qué lugar ha de situarse en

qué

lugar habrá de ser dada

conVersos 32 / pag 56

–como dijo J en su

O TRAVESÍA


Fondo de armario/ Carmen Crespo

poemas del libro inédito ASTRO

O TRAVESÍA

esa especie de inexistencia sin bordes

y

pequeña trashumante

sin embargo en el silencio que | ahí está

no calla

que

se alza en finísima iluminando la noche

clarividencia

corazonada

con arpegios minúsculos que percuten

que predican

evangélicamente

de ser cuerpo naciente

huérfana cada día

en su devenir en

naciente

en eso que nos toca

en lo que

lo que nos toca a pesar de la piel

nos toca

| al fin

a pesar de conVersos 32 / pag 57


Fondo de armario/ Carmen Crespo

poemas del libro inédito ASTRO

(iv) salmo

conVersos 32 / pag 58

O TRAVESÍA


Fondo de armario/ Carmen Crespo

poemas del libro inédito ASTRO

O TRAVESÍA

de todo aquello que reinicia en cada nacer en cada bulbo absorbiendo resonancias

resonancias

agua limo

retoños o

o alacrán

| pobre

animal sumido en su

revelaciones sonoras en piedra este ir y venir

en este desorden

fragilidad

atronador que nos rodea

astro

tejiendo lenguas

lo incubado prójimo

en lo que sólo o un sentir

| ecos

o travesía corazonadas de

del primer vagido

seres

garantes

conVersos 32 / pag 59


Fondo de armario/ Carmen Crespo

poemas del libro inédito ASTRO

resonancias oh resonancias

rabillos de

ojo deslumbrando llanuras y de nuevo

mirando todo lo que es

esos retumbos

alas

todo

lo que está a punto de

custodias arrojando sed

apetencias para

lo desecado

aparecer

quiénes sois

allí | quiénes donde desiertos son que os sucedéis como

atajos

lugares

extramuros

insólitas reverberaciones en

donde

la lengua mesetas

enciéndense fuegos nuevos

donde

como bocas que aglutinan lugares

| no para el exilio

centinelas

conVersos 32 / pag 60

O TRAVESÍA


Fondo de armario/ Claudio Carrillo

Cla

ud

io Ca

rrillo conVersos 32 / pag 61


Fondo de armario/ Claudio Carrillo

Se abre la noche

No deseo que mi voz llegue a turbar el bosque,

y la memoria vibra

a los chopos que agitan sus hojas reclamando al aire su locura,

lenta, desmorona las rocas morada de lagartos que viven con el cuerpo expuesto al sol. Cuesta bajar al día y que la luz destierre al olvido, la vida a la ceguera. Como alas de gaviota en los tejados amanece y soy la acacia en la ventana donde el dolor se posa y luego vuela.

conVersos 32 / pag 62

arrogantes de amor, todo verdad, proyectan sobre mí su sombra pedazos de silencio donde habita el miedo la indecible soledad de las cosas


Fondo de armario/ Claudio Carrillo

Zaguanes que se adentran en los patios

Un susurro de soledad y parar el tiempo

exentos de música o de ecos

hasta el último vestigio ciego, azul

un escalón de cinabrio y verdín

del ocaso terminado

hasta la habitación tan fría.

en el lienzo rojizo de los cirros

Tras el biombo de tela enmohecida

y, en la transparencia,

luz de plata ondulada en los cristales

la tristeza devora las figuras,

indeciblemente solo.

surge el silencio y lo nuevo

Cómo, cómo llamarme a través

me anida y calla.

del párpado tenaz que atrapa el mismo sueño, el instante que se acuna entre mis manos como si no pasara nada.

conVersos 32 / pag 63


Es

th er

Lu

cio Marino

conVersos 32 / pag 64


Fondo de armario/ Esther Lucio Marino

acallas la reverberación de la lluvia en copos apenas susurrantes

Un mar es la vida

hay

ondulante, a tiempos

un compás robado al tiempo

frenética

el hilo imperceptible y sosegada

arrullo tras el bosque

un compás de arritmias.

razón para las olas.

Si te dicen amor si te lanzan una mirada

como aquella

cruzas sin pensar y acomodas dulce el cuerpo abrazando la arena

si cuando los pies sienten frío conVersos 32 / pag 65


Fondo de armario/ Esther Lucio Marino

La noticia reciente los sueños confundidos. Mi pecho descompuesto negándome tu muerte.

Recuerdo en el museo el compás de los pasos la mirada cóncava el afecto convexo.

Una sonrisa joven escapando despacio de unos labios abiertos. Mensaje de profetas. conVersos 32 / pag 66

“Iria siempre”

Una puerta tras otra… el abrazo final.


Fondo de armario/ Esther Lucio Marino

La gota

Stromboli

Quisiera detenerme

Un desembarco una isla.

en-len-te-cer la caída ensanchar mi existencia

Un camino magnético

y la del que sigue mi cauce.

blanco y negro ancestral

Me aferro a cualquier cornisa

perímetro de casas encaladas

confío en salir indemne

todo lejos

en cuanto me asomo

también la grieta.

un poco me arrastra la melodía.

Pero el rumor en los pies y una vibración vertical encendiendo la noche

atravesándonos

con su manto de lava. conVersos 32 / pag 67


Fondo de armario/ Tirsa Caja

Tir

sa

Ca

ja

conVersos 32 / pag 68


Fondo de armario/ Tirsa Caja

A Luis, que hablaba con los pájaros

gayuba que resiste con sus frutos camino del invierno boj que tallabas

Estaban los helechos respirando

para otorgarle otra oportunidad

los líquenes abrazados a los troncos en el último intento de escalar el oxígeno

vive el bosque de lo que se termina la generosamuerte las esporas el musgo

escuchaban las setas tu llamada en latín

su reconciliación

lactarius rússula lepista personata resistente micelio silencioso nadie les dijo nada sobre lo frágil tú rezabas el nombre de los pájaros ya migrabas con ellos hacia esferas muy altas yo pronunciaba quejigo enebro aliaga siempreviva más cerca de la tierra conVersos 32 / pag 69


Fondo de armario/ Tirsa Caja

líquido desde tu nacimiento manantial y regato agua sin cauce Pilotando la inmensidad del mar

al tiempo de crecer vas descendiendo

como si pudieras andar sobre las aguas

fluyendo cuesta arriba desde el vórtice que arremolina

la corriente del río por el recodo a salvo madriguera donde las truchas duermen en el hondo y azul de tus ojos adentro

conVersos 32 / pag 70

hacia la desembocadura que te lleva hacia otro océano


Fondo de armario/ Tirsa Caja

A la hora perpleja ábrego abrupto muralla de mar e

l

h

o

r

i

z

o

n

t

e

no da paso a nada nada detrás del plano de la tierra el universo pintado en su bóveda las estrellas colgadas como el cielo de un dibujo infantil resumidos los árboles nos- otros arbustos hibernados las pestañas de escarcha quietos

conVersos 32 / pag 71


Mirador

“Ciudades inclinadas”, un trabajo conjunto de la artista plástica Raquel Figueiras y de la poeta Paloma Espartero, es un viaje al imaginario de las ciudades que, como dijo Calvino, residen en nuestra memoria colectiva.


Mirador / ciudades inclinadas

Acuarelas: Raquel Figueiras / textos: Paloma Espartero

la ciudad de la lluvia fue golpeada por pájaros marinos comieron sus soles esperando un signo

todos aguardan en la intemperie se miran en un espejo sin reflejos

hacen muecas sin sonido

¿para qué una escala que nadie usa?

conVersos 32 / pag 73


Mirador / ciudades inclinadas

Acuarelas: Raquel Figueiras / textos: Paloma Espartero

NAAR, la ciudad del tiempo, fue sometida por los agasidas lomos de QRN

el tótem sagrado de los conquistadores

avanzaba conforme a lo esperado

descansábamos en el orden

ahora mira, mira esa pata que se ladea y retrocede parece estar igual inesperado

pero sucede un pequeño gesto

todo algo

algo que se descoyunta y rompe lo establecido

un caos dentro del control vientre y avanza

conVersos 32 / pag 74

a

ahora la incertidumbre abre su


Mirador / ciudades inclinadas

Acuarelas: Raquel Figueiras / textos: Paloma Espartero

la uña azul del bibliotecario señala el lugar del expolio hoja arrancada del libro cae una nieve terca y mansa

de la que

borra la memoria

fanales de luz protegen a los insectos que incuban las palabras de sus élitros ruedan huevos blancos que se deslizan

rotos

entre las baldosas

en el silencio de los sótanos se oyen sus susurros

conVersos 32 / pag 75


Mirador / ciudades inclinadas

Acuarelas: Raquel Figueiras / textos: Paloma Espartero

Los ojos de las ciudades pájaro carecen de párpados su materia y su nido

no hay necesidad de protección para

quienes saben rendirse en levedad sueñan que desovan verde noche conVersos 32 / pag 76

la luz es

los ojos de los durmientes


Mirador / Biografía de Raquel Figueiras

de poesía Francisco Sánchez Bautista, 2006), Sin canción desesperada (Atlantis, 2008), Cuerdas (2008), entre otros. Su última publicación es el libro de relatos La piel del ciruelo (Arranca, 2020). Aunque su formación académica ha estado en el ámbito de la psicología, ha explorado y experimentado a través de distintas técnicas su universo artístico. Pintura, escultura y poesía han coexistido a lo largo de su trayectoria. Ha hecho exposiciones individuales y colectivas a caballo entre Galicia y Madrid. Su última muestra individual ha sido en Galicia (Casa da Cultura Lois Pereiro, Monforte de Lemos, 2019) y participa también en el mismo año en la Exposición colectiva 2 de Mayo (Conde Duque, Madrid) tras haber sido seleccionada una de sus piezas de escultura cerámica de la serie “Ciudades inclinadas”. De esta serie, aunque estén más erguidas, son también las acuarelas que aparecen en conVersos.

Parte de su obra se ha difundido en antologías tanto en castellano como en gallego, así como en revistas literarias y de arte. Actualmente trabaja en su próximo proyecto expositivo con esculturas de madera siguiendo en la línea de su serie “Ciudades inclinadas”, aunque tal vez pasen a llamarse “Ciudades móviles”, atendiendo a un anhelo remoto (que se hace más presente en estos tiempos) de una existencia nómada.

Ha publicado los libros de poesía Libro de las pertenencias (Premio Leonor de Córdoba, 2005), Demoliciones (Premio conVersos 32 / pag 77


Territorios diVersos

“Chocolate con churros” o la revisitación de “Caperucita Roja”. Por Manuela Sola Castro


Territorios diVersos / “Chocolate con churros”

por: Manuela Sola Castro

Catalina, joven y guapa, vive con su madre en una urbanización con jardín y piscina, en las afueras de la ciudad. Ecologista, está en contra de la tala de árboles, la destrucción de la selva Amazónica, la emisión de gases tóxicos. Firma todas las peticiones de “salvemos el planeta” que le son enviadas por e-mail, a algunos les da una ojeada, pero los firma igualmente, por si las moscas. Siempre usa algo rojo, reminiscencias de la militancia de su madre en el partido comunista: en invierno un gorrito de lana y en verano una flor, ambas piezas tricotadas con esmero por su abuelita. Su abuela, antigua profesora de bailes de salón, tuvo un accidente la semana pasada, cuando, saltándose todas las normas, se desplazaba en su vieja Vespino para tomarse una copa con su amigo Antonio. Quedó la señora espachurrada en medio de la calle, el moño junto al bordillo. La falda remangada, dejaba entrever unas braguitas de un sexy encaje rojo y los zapatos de tacón, se asemejaban a unas merceditas. Los daños físicos fueron leves aunque la contusión que sufrió en su pierna derecha la dejó inmovilizada por algún tiempo. Cuando Catalina llega a su casa se entera, por su madre, de lo sucedido y ésta le dice: ─Debes visitar a tu abuela y saber si necesita algo. Pero, no cruces por el campo. Con la de obreros que hay por allí y lo hermosa que eres, te echarán tantos piropos que se te pondrá el cuerpo revuelto. Mejor vete por la carretera que es más seguro. ─Pero mamá ─le contesta Catalina─ ¡cómo has cambiado! ¿No deberías defender a la clase trabajadora? La chica coge la bici y sin pensarlo dos veces, cruza el campo. Total, escuchar los dichos de los obreros, hasta le daba conVersos 32 / pag 79


Territorios diVersos / “Chocolate con churros”

por: Manuela Sola Castro

morbillo. Piensa ella. Samuel, hijo de constructor y poco dado a los estudios, salía de visitar una de esas urbas “alto standing” que la empresa de su padre construía por todo el país, aunque hubiera que sacrificar encinas, pinos, o cualquier otra cosa que se le interpusiera en el camino. Se cruzan Catalina y Samuel en medio del campo, o lo que restaba de él. Ahora brotaban viviendas en lugar de champiñones. ¡Brotaban como churros! Frecuentaban el mismo colegio y se conocían desde niños. ─Derribando unos cuantos árboles más, ¿no es verdad? Declara Catalina que chocaba profundamente con el modo cómo Samuel se plantea las cosas. ─Pero Cat, si empleamos materiales ecológicos, colocamos placas solares, separación automática de los residuos… Explicaba y explicaba el muy matrero, con el único antojo de gustarle o degustarla. ¡Muy faldero este Samuel! ─¿A dónde vas? Pregunta Samuel. ─A visitar a mi abuela que tuvo un accidente ─contesta Catalina. ─Pues cojo mi coche y me encuentro allá contigo. Visito a tu abuela y luego podemos tomarnos una copa. ¡Qué plasta! Pensó Catalina. Aunque reconozco que está muy bueno. Bellos ojos, cuerpo armonioso, boca carnosa… conjeturaba Catalina para sí misma. Y siguió pedaleando mientras Samuel se montaba en el coche y salía disparado hacia la casa de la abuela.

conVersos 32 / pag 80


Territorios diVersos / “Chocolate con churros”

por: Manuela Sola Castro

Llegó Samuel antes que Catalina. La abuela le hace pasar y le invita a un chocolate. Después de dos tazas: Hum, es atractiva esta abuela, piensa Samuel. Y en un pis-pas, también se comió los churros. Llega Catalina y huele algo en el ambiente. La abuela más exuberante que nunca. Samuel con esos ojazos brillantes y saltones, la boca suculenta. No se resiste. En un pis-pas, mientras la abuela habla por teléfono, lo degustó en la habitación de al lado. Después, se tomó el chocolate. Suena el timbre y Catalina abre la puerta. Es Antonio que vino a visitar a la abuela. Hombre atractivo, elegante y caballeroso. Una taza más de chocolate caliente y mientras se comían los churros, Catalina sentía que los ojos de Antonio se detenían en su cuerpo. El chocolate se estaba enfriando. Moraleja: no hay nada más sensual que los churros. Y si quieres mojarlos en chocolate aún caliente, recuerda atajar camino.

conVersos 32 / pag 81


Retrato en auto

“Poeta joven” es

un calificativo que le sienta como un guante. Mario

Obrero tiene ahora 17 años y, con 16, ha ganado el premio Loewe, 2020 de poesía joven. Dice que escribió sus primeros versos con 7 años, observando las gotas de lluvia que empapaban el cristal del coche (en un interminable atasco y con la Nintendo sin batería). Benditas gotas de lluvia que fertilizaron poesías maduras y jugosas. Os invitamos a saborear estos frutos.


Retrato en auto / Mario Obrero

M a ri o

Ob re ro

conVersos 32 / pag 83


Retrato en auto / Mario Obrero / autobiografía

“¿Cómo me hice yo marxista? Pues bien… andaba entre cándidas florecillas y acianos de primavera, ésos que nacen justo después de las prímulas […]” Así iniciaba Pier Paolo Pasolini en Poeta delle Ceneri la respuesta a una seria pregunta, definitoria, circunspecta. Del mismo modo, no podría hablar de mi relación con la poesía sin nombrar la lluvia sobre un atasco en verano, el olor

a

jacinto

o

la

ingente

cantidad

de

colzas

en

las

carreteras

leonesas.

Comparto en esta revista algunos poemas que ya son eternamente vuestros. La posesión y la acumulación primitiva no son, por lo común, temas que preocupen al poeta. Desde lo colectivo (esto es, desde el amor a la comunidad humana) se roza apenas con una cerilla aquella larga canción ya cantada por nuestras pasadas y nuestras futuras. Así pues, dejo en estas páginas un recorrido cronológico de la poesía de un muchacho Obrero. Pequeño sendero plagado de preguntas que nunca serán resueltas, descubrimientos e intuiciones alumbradas y el salitre de un viejo e ignoto mar.

conVersos 32 / pag 84


Retrato en auto / Mario Obrero

No supo el perro si tirarse al mar necesitaría gafas para ver los colores de pensamientos enfrascados que giran como una peonza giran giran giran si todos los sonajeros fueran impulsados a sonar por el peso del silencio abejas de fuego por las dunas de tu espalda emigrante el cromañón escribe su vida en un átomo de luz ¿qué hago yo con tanto mar?

Inédito, 2014

conVersos 32 / pag 85


Retrato en auto / Mario Obrero

hay un zapador entre los pétalos de la primera rosa esa que ahora crece en los dialectos ocultos El cierzo vidrioso allá donde nace el canto humano de la gaviota leva tu memoria de entre las algas también le duele al féretro que fue árbol en los patios gorrión sobre los adoquines resquebrajados en los pabilos de la sibila hundirse entre el sol y la lluvia abandonar las raíces en un bosque de piedra y tinajas vacías discernir el cielo del mar croa la campana y flota entomología del corazón primitiva luz que tiene la oscuridad

conVersos 32 / pag 86

Carpintería de armónicos, 2018


Retrato en auto / Mario Obrero

Hay un vencejo dormitando en el techo del alfolí opilión tras opilión en la fragilidad de la sal caminan torpes una manada de fisuras y ángeles toda iglesia produce reverberación del mensaje lapiar abierto tras un recuerdo marino y la geología de aquellos humanos sumergidos a las orillas de los estuarios un lobo en la sombra ruidosa guardé mi corazón en un enebro el barco de sabinas desanda el frágil sendero del opilión guardé mi corazón en un enebro los vencejos continúan su vuelo

Carpintería de armónicos, 2018

conVersos 32 / pag 87


Retrato en auto / Mario Obrero

¿Lo escuchas? escribo sobre una guitarra en este cielo de levadura el poeta ferretero construye tornillos para las mesillas de noche se lo comen los pájaros los pájaros pájaros en este suelo de cañadas para hormigas sin pastor el poeta bello como niños de verano y aligustres se encuentra en los puentes un camino de abetos y vuestros versos hermosos igual que palabras científicas o tinta morada miramos al sol que no existe el arroz son pájaros conVersos 32 / pag 88


Retrato en auto / Mario Obrero

son pájaros pájaros en el barniz al otro lado resuenan las migajas luminosas del domingo en las plazas verdes mi bosque bestiario de caminos los dedos John Berger levanta su bizcocho de cebolla y la revolución estalla un perro, los pájaros los pájaros pájaros ser poeta soy poeta po-e-ta soy tres sílabas potae eopta soy opeta antes de la incineración hay ceniza que no se convierte en pájaro

conVersos 32 / pag 89


Retrato en auto / Mario Obrero

pájaro pájaro música, hormigas una milonga vuestros versos de pan y aceituna él en su columpio lleno de padres e hijos un poeta po-e-ta saca su pluma azul ganchillo del estuche repleto de bicicletas ¿lo escuchas? escribo sobre el cuerpo del sol y tu reflejo naranja al otro lado de la guitarra.

Carpintería de armónicos, 2018

conVersos 32 / pag 90


Retrato en auto / Mario Obrero

Escribiré trece compases tiempo del trapecista que lava boniatos mirando la catedral música de vendedor de grifos gentes griegas que dibujáis en la arena sandías el que abandona azoteas y deja un cuerpo encalado como el patio de los santos llegué muy joven a un mundo que era muy viejo oraré por los almendros del olivar la marinera masca espelta en un tren soniquete de las flores del pájaro moscón el rey incendiado en la sartén de los jornaleros un gato recorre en la estación el cuerpo amarillento de las ideas la abuela no sabe restar garita donde doy letra al espejo él tan antiguo Ese ruido ya pájaro, 2019

conVersos 32 / pag 91


Retrato en auto / Mario Obrero

Con cuatro orejas llegó pedaleando el poeta a ese río de hojas y cruces caídas enciende el salvaje salitre sobre la cabeza del hierro mira esta abubilla que pasa ese cuerpo de mujer que habita la calle de los rosales es el día y su luz desnatada en el aullido de las amapolas comercian quesos de toda condición y clase social maldito el pianista del XIX que leía chistes en su sonata 2 en si bemol menor malditos los que ladráis y la cara amelocotonada del encamisado este su último estío y no dejan de florecer los pechos de las vacas los cerdos índigos el aplauso de concurso de piano o un borracho que llama con el musgo a esos cantos de infancia mira la abubilla el pelo de los adolescentes el dulce talón de los adolescentes subidos al secreto púrpura de las higueras y mi lar de leña como una cabritilla enjabonada Ese ruido ya pájaro, 2019 conVersos 32 / pag 92


Retrato en auto / Mario Obrero

Los calcetines negros la conversación en una pescadería de confianza entre la fallecida belleza de los ojos del mero ese bosque que caminan en la menor las chelistas ¿qué río querrán pisar los zapatos del zagal cosiendo la luz tendida sobre el pelaje de los zorros? silente silbo de sal el aroma de las fresas las acuareladas vértebras de la imaginación y esa vieja extranjera y su gato con cara de lucio adulto humedecen el alma los dudosos cuernos de las cabras sonámbula menstruación que doblas amapolas en la cómoda chirriante un violinista en columpio acicala su barba y lanzan pompas de jabón al pelo teñido de las ancianas la chaqueta de barman con que riegas el olmo de Schumann limpian sus gafas afinan el día después del eclipse naranja boca de los peces fluviales que mascan el pie de dios caminan solubles en el camposanto mi país llena de banderas las vidrieras de costa en las fosas comunes no hay murciélagos pero sí noche güio güio güio gentes que guardáis las sábanas de Isabel la Católica en el bolsillo de vuestro pantalón de puntillas mi escritura él corre mucho mucho mucho nunca estornudó aquel azucarado gorrión que el humanismo pinta en el techo de las ferreterías amanece en las ventanas más pequeñas de la aldea el pianista saca su lengua Ese ruido ya pájaro, 2019 conVersos 32 / pag 93


Retrato en auto / Mario Obrero

Es el día que junto a un ser marino me hago buscar como el que pela las zanahorias podridas cuando entró la nieve en casa y los espíritus del amor hacían con ella pájaros azules poco más son que una lengua muerta en las escamas del lenguado son su irrealidad y cientos de jóvenes tras las puertas y cientos de bisturíes en el canto del sol donde lo no real a la belleza y su ética hace mítines pidiendo el voto precario de las palmeras poco más puedo reivindicar que la verdad la verdad como el nieto que va a la playa cuando empieza la misa del domingo o el azul que de la piel brota y hace cancioncillas para piano igual que un trapo roído su alegato todo ladrante tras un dálmata de plástico nada quejoso como una llamada de cumpleaños son yo y llevan el vello en un salero de cobre cerca de la linde es donde los frutos se hacen sonar y el lobo ama como un cuchillo bajo la piel de la nectarina conVersos 32 / pag 94


Retrato en auto / Mario Obrero

la mantarraya solo ha dicho emancipaos sueños del otoño en el espigón que acontezco con la luz encendida de mi ser el espigón donde pescan música los geógrafos es un obrero haciendo poemas de agosto los poemas como un frasco de espelta en el horno de pan el que busca los zahoríes dan un bulbo a las muchachas no encuentra el que busca conversa con lo amargo del café como se habla con Wisława Szymborska los honorables días de mercadillo el explorador poco más desea que no encontrar un destino la quietud en el alma es un solo vencejo absorto en el aroma de las bolsas de té88 como la sábana que compra la madre como la raíz de las cañas que arranca mi abuelo al mediodía como en fin todos los buzos del mundo hundidos en la respiración solo procuro ser ser no es más que no matar al escarabajo negro que habita las ínsulas ser es transitar solo procuro transitar por una belleza y su ruido

conVersos 32 / pag 95


Retrato en auto / Mario Obrero

por las cañas de pescar y su manera triste de abrazar al viento en la duda morada de los campos de Brihuega el obrero es entonces una luz lo importante el alumbramiento de los metales todo es belleza encendida palpitando en el amor mamífero y la belleza se ha de transitar como laurel en los patios ampliamente sumergido en el azar de los gorriones

Ese ruido ya pájaro, 2019

conVersos 32 / pag 96


Retrato en auto / Mario Obrero

La poesía amanece a las 6:52 en el condado de Fayette y las muchedumbres entran al Olimpo a comer panqueques los que besan abejas bajo los arrozales y los presbiterianos cenan sándwiches de pavo en la iglesia el cuarto miércoles de agosto las ardillas con traje de mirlo saben que el primer miércoles tomaron pollo frito el segundo miércoles pizza y zarzaparrilla el tercer miércoles llegó la barbacoa y habló el contable sobre los valores antropológicos de las armas en su país con su vestido de sweet sixteen una cumpleañera tira dólares a la orilla del Chattahoochee caen como espliego entre latas de cerveza y banderas a un dólar caen a un río de los suburbios donde las ciervas perdidas dormitan en cajas de cereales América abona sus secuoyas con peces muertos del humedal donde los niños ahogados y miles de republicanos con la cara de Ronald Reagan en sus camisetas celebran el porvenir los pilotos tragan helado y pesticidas delante de su perro Toby aduladores de los peniques hijos del plástico gritan subidos a sus cortacéspedes conVersos 32 / pag 97


Retrato en auto / Mario Obrero

I pledge allegiance to the flag of the United States of America and to the republic for which stands one nation under God indivisible with liberty and justice for all entre fastfoods e iglesias baptistas encuentro al viejo barbudo regando flores invisibles le invito a una Coca-Cola light sabor vainilla y le cuento que de donde vengo las libélulas no hablan de su futuro ascenso laboral bajo la lluvia una tortuga llena de cucharas soperas canta en mí sin tutearme limpia el piano que muere en el fondo del melocotón el viejo se despide con sus piernas cansadas but I am that which unseen comes and sings, sings, sings le dice a los Chevrolets y a las biblias de los hoteles

Peachtree City, 2021

conVersos 32 / pag 98


Retrato en auto / Mario Obrero

En una peluquería de Fayetteville Washington se hace las mechas mientras Jefferson y Hamilton discuten las ventajas e inconvenientes del champú con olor a arándanos las madres y sus cabezas enjabonadas leen poemas de Plath y los alcaides llevan flores de caucho en la solapa de sus chaquetas el espejo está lleno de cisnes de papel plegados por gerentes del Chick-fil-A entre aquelarres de Romare Bearden ves entrar a Arthur Miller con un canario en el hombro ves entrar a los obreros inaugurando un nuevo partido de izquierdas y a las niñas con estrellas de óleo rojo ves a los extranjeros decir solo las puntas y blasfemar en sus lenguas la peluquería atestada de grandes daneses envuelta en batatas y caparazones vacíos la moqueta se va inundando de mensajes rizados

Peachtree City, 2021

conVersos 32 / pag 99


Retrato en auto / Mario Obrero

Si una lluvia fuese la luz que nace en las raíces la muchedumbre haría pan durante su servicio militar y los cuatro caballos de la muralla de Ávila aprenderían ebanistería yo que no sueño en la noche y que busco las voces del mar tiemblo ante la vida ante las tiendas de bricolaje y los muladares con banderas confederadas encontré mis manos sobre el césped del vecino mi cuello abrazado al nido de los petirrojos mis tibias tendidas en alguna ventana con mosquiteras encontré a los niños besándose bajo los huesos relucientes es difícil vivir en un río nombrado por todos los poetas en una higuera poblada de todos los pájaros la escarcha sobre un día laborable de otoño no soy esa gente que cita a Jean Paul Sartre mientras hace turismo en las tiendas de colchones todo lo que sé todo lo que no sé promulga su anuncio entre los peces conVersos 32 / pag 100


Retrato en auto / Mario Obrero

y la nostalgia cuenta fábulas a los corales y a las lavanderas que leen a oscuras galletas de la suerte

Peachtree City, 2021

conVersos 32 / pag 101


Retrato en auto / Mario Obrero

Con el perdón de August Spies Adolph Fischer Albert Parsons Louis Lingg y George Engel el Día del Trabajador en Estados Unidos es ideal para ir a las tiendas de segunda mano y al hipermercado a comprar calcetines blancos y tarteras para guardar judías mirar la sección de Navidad los brownies con la bandera estadounidense llegar a casa entre bolsas marrones de plástico ver la competición nacional de rodeo calentar pizzas del día anterior volver al televisor ver Worst Cooks in America cereales de postre cenar en un italiano en Marietta té dulce y ensaladas de garbanzos con los Smith ir a su garaje a comer tarta con helado entre herramientas máquinas de gimnasio lavadoras industriales arriba el mueble bar fotos de la boda botellas de whisky de Tennessee un sofá reclinable de cuero y una cruz sobre el televisor de fondo el especial de Shark Week una cabeza de ciervo en las escaleras tímida la bandera confederada quitarse las botas hablar de las ofertas en el hipermercado con una sonrisa estrepitosa había brownies con la bandera americana oh sí brownies y muffins de calabaza comprar un batido extragrande sabor crema de cacahuete y en los labios del extranjero tintinean los versos de la Internacional

Peachtree City, 2021 conVersos 32 / pag 102


Retrato en auto / Mario Obrero

I

He venido como las olas de bahía acuden a la arena por primera vez veo pelícanos tumbados sobre los montículos de conchas este mar es el mismo canto que se mecía en los maizales de Touriñán é o primeiro vagalume na aperta dos barcos e as follas de palma un niño en Port Saint Joe anda conectando la manguera de la caravana fraterniza con los nenúfares del lago Eufaula estuve en el silencio de los molinos contando espigas con un diccionario en la cabeza poco sabemos yo y estos árboles de lo que llega a las costas de Milwaukee el fuego es una palabra corta en japonés hace pájaros y escapa en reunión con las olas de la otra orilla.

II conVersos 32 / pag 103


Retrato en auto / Mario Obrero

Las mariposas que revolotean en el contenedor de la basura los hombres que seguidos por una congregación de nutrias preguntan a Fray Luis de León el porcentaje de impuestos en un país con economía mixta son esas las almas que ante las aguas de plata y desierto le dicen al sol palabras invisibles las palmeras y el humedal me abrazan tan cálidos como el corazón de los faros yo como mi primer marshmallow y veo al humano nuevo nacer por los siglos y los milenios tremolar en el yerbal con remos invisibles dormir su cuerpo en el huerto repleto de lechugas y en los graneros del sueño entonces la certeza me ataca y descubro que ya nombraba la saudade como una flor en el cajón de las especias que mi corazón es grande porque no es mío sino de la mar y de mis antepasadas y mis futuras otro continente y otra lengua para ver los mismos pelícanos dormitar un espigón donde las vasijas y los peroles se llenan de luna y sangre vieja las conchas que construyen una bahía un hombre un universo Peachtree City, 2021 conVersos 32 / pag 104


Retrato en auto / Mario Obrero / notas biográficas

Mario Obrero comenzó a escribir poesía a los 7 años de edad. En 2018 recibió el Premio de Poesía Félix Grande con su libro Carpintería de armónicos y en 2019 publicó su segundo poemario, Ese ruido ya pájaro (Ediciones Entricíclopes). Cursó 1º de Bachillerato en Estados Unidos donde escribió Peachtree City, ganador del XXXIII Premio LOEWE a la Creación Joven. Es alumno de Humanidades en el instituto público IES La Senda, en Getafe.

conVersos 32 / pag 105


Obras públicas

Publicaciones de los conVersos


Obras públicas

Antoni a R oig

Cuerpo o el corazón del mundo todavía Editorial Sol y Sombra, 2015.

Nueve piezas de fuga y tres divertimentos

De música y otras pieles

Ediciones Vitruvio, 2012.

Editorial Polibea, 2015.

Pavana y aria para un adiós

Poemario breve

Alacena Roja, 2013.

Editor Manuel Ayllon, 2014. T al vez huésped

C ar m e n C r e s p o

Editorial Devenir, 2014. Premio de Poesía Bal Hotel, 2013

lana Editorial Trea, 2019.

Ca rmen Díaz -Maroto

pájaros, caballos Ediciones Gabriel Viñals, 2017.

Alguien Surge

Teselas

Polibea, 2014.

XIII Premio de Poesía César Simón 2016.

Alimento del aire

Editorial Denes, 2016.

Premio Blas de Otero de Poesía, 2006.

Todo ardió Luminoso

Universidad Complutense, 2007

Armagord, 2016. conVersos 32 / pag 107


Obras públicas

E sthe r L u c io M a r in o

Fran García

Cómo trabajar una duna

Mare Nostrum

Editorial Devenir, 2014.

XXI Certamen de Poesía Marc Granell

Bricolaje (con el pseudónimo Javier Koblan)

Edicions 96, 2018

Lf ediciones, 2006.

J osé Pérez Carran q u e E v a Y árn oz No sabría decirte Filiación

XIV Premio “Águila de poesía”

Premio Flor de Jara de Poesía 2016.

Ilmo. Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, 2018

Diputación de Cáceres, 2017.

Universalia ante Rem

J ua n H osp ital

Neopátria, 2015.

Cauces del que teje

Gris: una teoría

Ediciones Trea, 2019.

Amargord, 2012.

conVersos 32 / pag 108


Obras públicas

J ul i o C é s a r N a v a r r o

(1 9 7 0 - 2 0 0 9 )

Todo sigue así (Poesía completa) If ediciones, 2009.

Mar ga M a y or d omo Pájaros Tattoo

M igue l d e Fran cisco

(1949-2012)

Dalton Peabody (Poesía completa) Amargord ediciones, 2012.

Nie ve s P u lid o Grandes éxitos

Cuadernos del Laberinto, 2019.

XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía, 2010.

Dedos de Martini-Dry.

Excma. Diputación de Soria, 2011.

Colección Melbea, 2014.

Mi gue l C u e r d o M ir Álgebra de la memoria Ediciones Vitruvio, 2012.

Tirsa Caja Los más queridos nombres Amargord ediciones, 2011

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Ficha técnica

Grupo de los poetas conVersos:

En la portada:

Alicia Naya, Antonia Díaz Rodríguez, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Esther Lucio Marino, Eva Yárnoz, Fran García, José Pérez Carranque, Juan Hospital, Manuela Sola Castro, Marga Mayordomo, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja

Fotografía de Manuela Sola Castro

Y también: Elisa Fernández de Castro, Julio César Navarro y Miguel de Francisco

Comité de redacción: Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja

Secretaria: Carmen Díaz-Maroto

conVersos 32 / pag 110

Diseño y maquetación: Manuela Sola Castro

Correctoras de estilo: Esther Lucio Marino y Nieves Pulido

La revista fue ideada en: Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)

Número 32 editado digitalmente el día 12 de junio de 2021


conVersos

Revista digital de poesía , nº32 año XI



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