conVersos nº26

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Versos revista de poesía / nº26 / año VIII

poeta invitada:Miren Agur c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1


Índi ce

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Carnet de identidad

Mirador “La casa de las Flores” 39 por: Claudio Carrillo

Poeta a la carta Sharon Olds por: Tirsa Caja

6 Retrato en auto Miren Agur Meabe 46

Fondo de armario Carmen Díaz-Maroto 23 Eva Yárnoz 25 Fran García 29 Nieves Pulido 31 Pepe Alcamí 33

Territorios diVersos “Oda al guisante” 37 por: José Pérez Carranque

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Obras públicas Publicaciones de los poetas conVersos 82

Ficha técnica

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C a rnet de id e nt idad

Interiores olvidados

El 29 de marzo muere Agnés Varda, la cineasta Belga considerada la precusora de la nouvelle vague. Sincronicidades o no, el día 31 del mismo mes, se manifiesta en Madrid “la España vaciada”. Lo digo porque en su penúltima película Visages, villages, la cineasta nos invita a recorrer la Francia profunda. La Francia olvidada. Con su amigo y fotógrafo francés J. R., casi 60 años más joven que ella, recorren los intersticios de Francia a bordo de un camióncámara-fotográfica. Les separan 60 años, pero mantienen un diálogo tan vivo como si Varda fuera todavía la joven de su primera película, La pointe courte (1955), rodada en una pequeña aldea de pescadores en el Languedoc. Los fotogramas de Visages, Villages, son de una enorme y tranquila belleza, como solo el ojo sensible y altruista de Varda consigue captar. J. R. capta los rostos de la gente de provincia que cuenta su historia personal y enternecedora y luego los plasma en tamaño gigante ya sea en las casas que habitan, ya sea en la plaza del pueblo, ya sea en los lugares más bellos de esa Francia rural e inquietante.

Fue para mí una experiencia inolvidable asistir al discurrir de esa película. Con tanta belleza y emoción tuve unas ganas inmensas de abrazar la pantalla antes de abandonar la sala. El dramatismo de la España vaciada, que nos lleva al extremo de pensar quién enterrará al último habitante, me deja, pese a todo, un poso dulce en el corazón: la pureza y la belleza de los lugares donde no hay cicatrices de urbanidad. Esa España que se resiste, que se manifiesta para que la miren, la mimen, la guarden, fue la España de mis veranos de infancia, que dejó un tierno agasajo en mi memoria. Y del interior de esa tierra brota el guisante al que José Pérez Carranque le dedica unas palabras en “Territorios diVersos”. Claudio Carrillo nos hace mirar en “Mirador” la casa de las flores, un edificio pionero diseñado por Secundino Zuazo en los años 30. Sus ventanas, pequeños jardines donde brotaban flores. “Fondo de armario” cuenta en este número, con los poemas de Carmen Díaz-Maroto, Eva Yárnoz, Fran García, Pepe Alcamí y Nieves Pulido. En “Poeta a la carta” Tirsa Caja nos acerca a la poeta norteamericana Sharon Olds. Siguiendo el cometido de la revista de dedicar el año 2019 a las lenguas de España, os ofrecemos en ”Retrato en auto” la poesía de

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C a rnet de id e nt idad

Miren Agur Meabe que nació en Lekeitio, Vizcaya, en 1962. Antes de invitaros a la lectura del nº26 de la revista de poesía conVersos, os dejo el homenaje de Pepe Alcamí a Notre Dame de París, que Victor Hugo ha considerado como el gran libro de la humanidad.

Notre Dame de París, 2019 - Pepe Alcamí

¿Qué libro se reescribirá desde ese interior vaciado? Manuela Sola Castro

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Po eta a la car ta Sharon Olds - la poeta del cuerpo Por Tirsa Caja


Poeta a la carta / S haro n O l ds

SHARON OLDS “La suya es una poesía que insiste en que todo lo que conocemos es el cuerpo y que el modo más seguro y fiable de conocimiento es el modo en como el cuerpo lo sabe.“ Roland Flint

La escritura de Sharon Olds daría para mucho en una sesión de psicoanálisis o para ser analizada desde el enfoque de la terapia familiar. Pero es cosa bien distinta. Es poesía. Irreverente, cruda, transgresora. Sin necesidad de interferir y haciendo uso de un lenguaje directo y sin artificios, la autora accede a esos lugares a veces escalofriantes, a menudo residuos de la infancia, y entra en ellos sin juzgar, con su personal estilo, como simple obsevadora que constata, nombra la huella y vive con ella.

LA AUTORA. SU CONTEXTO Sharon Olds nació en San Francisco en 1942 y fue educada en, las llamas del infierno calvinista, según sus propias palabras. Tal como explica ella misma, tras recibir su doctorado en Literatura Americana en la Universidad de Columbia, decidió cerrar un trato con Satán por el cual renunciaría a todo lo que allí había aprendido c o n Ve r s o s n º 2 6 / 6

por: T i rsa Ca j a

a cambio de poder escribir poemas verdaderamente personales. No en vano su primer libro de poemas, publicado en 1980 a la edad de 37 años, tiene por título Satan Says. Será tal vez esa voluntad de escribir sin condicionamientos o concesiones lo que la hace excepcional. Influenciada por Whitman ¬como él, canta también al cuerpo como celebración¬ se la considera incluida dentro del grupo de poetas norteamericanos llamados confesionales como Adrienne Rich, Anne Sexton, Mary Oliver o Sylvia Plath. Al igual que ellas, sus temas más destacables son las relaciones familiares, el sexo, la maternidad, la condición de las mujeres y las injusticias sociales. Sin embargo, a pesar de las semejanzas en cuanto a temática, la poesía de Olds se desmarca por carecer del resentimiento, la angustia y la rabia de las anteriores poetas. En una entrevista concedida a Laurel Blossom, Olds manifiesta su rechazo ante el término confesión: “Creo que una confesión es una revelación, pública o privada, de un error que uno ha hecho, lo que uno lamenta. La confesión es una forma de intentar llegar al otro lado y cambiar nuestra naturaleza “. Describe su poesía como “aparentemente personal“ sosteniendo que es imposible trazar una frontera exacta entre lo biográfico en cuanto tal y su construcción literaria, así como entre la identidad individual y la experiencia compartida.


Poeta a la carta / S haro n O l ds

Se ha hablado acerca de su compromiso político. Es muy conocido el rechazo a Laura Bush, denegando su invitación a participar en el Festival Nacional del Libro en Washington, D.C., en el 2005: “Muchísimos norteamericanos que sintieron orgullo por nuestro país, ahora sienten angustia y vergüenza, por este régimen vigente de sangre, heridas y fuego“, le escribió. En una entrevista durante la entrega del premio Leteo, en 2015 declaraba: “Cuando era joven iba a las manifestaciones contra todas las guerras de ataques imperialistas(…) cuando tenía catorce años me encontré con una manifestación contra la segregación en el Sur. (...) Di un paso adelante y me uní al círculo“. También de su feminismo activo. Cómo no estar dentro de esa generación de mujeres que quieren romper las limitaciones impuestas por el hecho de ser mujer. A través de su obra lo que observamos es una mujer rompedora, que no espera a que nadie le de permiso para actuar según considere. Así también su escritura.

por: T i rsa Ca j a

puñado de publicaciones y premios, entre las que se encuentran The Dead and the Living (1983) que obtuvo el National Book Critics Circle Award for poetry (1984), The Gold Cell, (1987), The Father, (1992), The Wellspring, (1996), Blood, Tin, Straw, (1999),The Unswept Room, (2002), Odes (2016). La obra de Olds ha sido ampliamente antologada y su poesía traducida a varios idiomas, siendo cinco los títulos traducidos al castellano. En la lectura de estos últimos nos centraremos sobre todo. Satán dice, ha sido traducido al castellano por Rosa Lentini y Ricardo Cano Gaviria (Igitur, 2001). Se trata de un libro atrevido, que aborda con naturalidad los temas físico eróticos, el sexo en la adolescencia y la complejidad de las relaciones familiares. Explora la transgresión en la poesía, poniendo de manifiesto que no existen temas sobre los que no se pueda escribir, atreviéndose incluso con aquellos considerados tabú, con su estilo directo e irreverente. El satán al que alude el título, así como el primer poema del libro, es el satán de la insumisión, pero se trata de una rebeldía en cierto modo condicionada por la esclavitud del amor.

OBRA POÉTICA Su primer volumen de poemas, Satán Says (1980) recibió el Galardón inaugural San Francisco Poetry Center. Fue seguido por un buen c o n Ve r s o s n º 2 6 / 7


Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

en la caja infantil sobre su cómoda, bajo Satán dice

el terrible ojo redondo del estanque

Estoy encerrada en una cajita de cedro

punteado de rosas al aguafuerte, donde

Satán

el desprecio de sí misma se encaraba con

se acerca hasta la hermética caja

la tristeza.

y me dice: Te sacaré. Di

Mierda. Muerte. Que se joda el padre.

Mi padre es una mierda. Digo

Algo se abre. Satán dice:

que mi padre es una mierda y Satán

¿No te sientes mucho mejor?

se rie y dice: Se está abriendo.

(...)

Di que tu madre es una alcahueta.

No, también

Mi madre es una alcahueta. Algo

los quería, tenso

se abre y rompe cuando lo digo

los músculos del cuerpo

(...)

dentro de la casa de cedro.

Di mierda, di muerte, di que el padre se joda,

Satán sale por succión del ojo de la cerradura.

me dice Satán al oído.

Me deja en la caja, sella

El dolor de un pasado encerrado zumba

con el lacre de su lengua la cerradura en forma de corazón.

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Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

Ahí tienes tu ataúd, dice Satán.

Yo apenas pude sentir tus gruesas y ásperas

Apenas le oigo;

palmas sobre mí, tan leve fue su contacto.

caliento mis frías

El suave roce de la mejilla como una pata

manos contra el ojo de rubí

de insecto

de la bailarina-

en mi seno, nadie me había

el fuego, la súbita revelación de lo que es

tocado antes, ni siquiera sabía abrir

el amor

bien las piernas, pero sentí tus muslos, revestidos de un vello de rojo dorado,

Las monarcas

abrirse

Toda la mañana, mientras sentada

como un par de alas

pienso en ti,

entre mis piernas.

pasan las monarcas*. A siete pisos de altura

La marca de mi bisagra de sangre en tus muslos-

a la izquierda del río se dirigen

como algo alado fijado allí con un alfiler-

hacia el sur, sus alas el negro rojizo de

y luego saliste, como saldrías

tus manos como manos de carnicero, las erguidas

una y otra vez, mientras cantidades de mariposas

venas de sus alas como tus cicatrices.

pasaban frente a mi ventana, flotando c o n Ve r s o s n º 2 6 / 9


Poeta a la carta / S haro n O l ds

hacia su metamorfosis en el sur, cruzando fronteras durante la noche, su difusa nube color sangre, mi cuerpo bajo el tuyo y la belleza y el silencio de las grandes migraciones (*Mariposa de color blanco)

El objeto del amor El amor inventa un cuerpo que no es objeto, una polla que no es cosa, un pecho tan personal como un amante. El noble animalito de los sexos que preferiríamos morir antes que devorar. (...)

Su segundo libro, Los muertos y los vivos, ha sido traducido al castellano y prologado por J. J. Almagro Iglesias y Carlos c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 0

por: T i rsa Ca j a

Jiménez Arribas, editado por Bartleby en 2006. Aquí Olds aborda los temas sociales en mayor medida que en el resto, pero de aquella peculiar manera que pone el punto de mira en lo personal. Así, la primera parte de Los muertos, se compone de una serie de poemas basados en fotografías de momentos y lugares de la historia, a través de los cuales nombra el dolor particular causado por una determinada problemática social. Pero son poemas que, finalmente, se centran en el cuerpo que sufre.

Fotografía de una niña La niña está sentada en la tierra dura, áspero molde de Rusia en la sequía de 1921, aturdida, los ojos cerrados, la boca abierta, un crudo viento abrasador le sopla arena en la cara. Hambruna y pubertad se apoderan de ella. Echada sobre un saco, el calor descoloca todo lo que lleva puesto,


Poeta a la carta / S haro n O l ds

curvado el tierno radio de su brazo.

por: T i rsa Ca j a

la bayoneta en mitad del pecho.

No puede no ser bella, pero

Veo la cara de su madre, a golpes,

se muere de hambre. Adelgaza cada día, y sus huesos

ha tomado la forma de una planta,

se hacen largos, porosos. El pie de foto dice

un cactus con espinas grises y carnosos

que se va a morir de hambre ese invierno

brotes de color granate oscuro.

con miles de otros seres. En la sima de su cuerpo

Veo el largo de su brazo sobre la pequeña;

los ovarios liberan sus primeros óvulos,

su muñeca descansa inmóvil con todo su peso, sobre las

dorados como el grano

diminutas costillas. No me hables de

Conflicto

política, tío. Que tengo ojos.

(Rodesia, 1978) Deja ya de hablar de conflictos. Veo la cabeza pálida como el vientre de una araña de la recién nacida encima de la hierba, con la tela de araña de venas visibles en su cráneo, la piel gris y fulgente, el limpio corte de

En la segunda parte del poemario vuelve a su temática recurrente, las tortuosas relaciones familiares y sus secuelas, aún cuando en algún poema, como en el que nombra a Hitler y Napoleón, se aprecie una clara referencia social, o este en el que compara a la crueldad del padre con la del Sha. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 1


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El destierro

de repente oir nuestras voces, empezaste a

¿Sollozabas como el Sha cuando te fuiste?¿Olvidaste

valorar de nuevo la oscuridad de nuestro pelo,

cómo habías mandado atarme a la silla, igual

te preguntaste si quizás hubiéramos merecido vivir,

que él olvidó a aquellos amarrados con correas a las rejas

nos amaste, pues?

en su nombre? No nos conocías más que él a ellos, sus más humildes súbditos, sus sirvientes, y permanecimos en silencio frente a ti, así, arqueadas hacia atrás en reverencia, sin hablar, sin comer hasta que nos lo mandabas, el vaso empotrado en los dientes, inclinado como un embudo de latón en las celdas insonorizadas de Teherán. ¿Olvidaste la sangre, las luces cegadoras, aporreando la puerta como él olvidó el cable, el dolor agudo, la mesa de piedra? ¿Llorabas al marchar como Reza Phalevi lloró cuando se alzaba sobre la llanura dorada de Irán, deseaste c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 2

Destacar también en la segunda parte del libro algunos poemas como el que sigue, que hacen referencia a las secuelas dejadas por el maltrato. Charla final con mi hermano (...) Siempre temí que te suicidaras, te he visto hacerlo durante treinta y cinco años, célula a célula. Veo cómo te deshaces del cuerpo con la facilidad con que metiste aquella vez el pulgar entero


Poeta a la carta / S haro n O l ds

en el engranaje, (...) Por favor, no hagas el trabajo por ellos, no generes una vida interrumpida como cualquier obra de arte, la botella en el suelo lejos de tu mano abierta. No es demasiado tarde, tienes toda la vida por delante, te preceden treinta y cinco años de muerte - he visto a un hombre de ochenta soltarse de las manos de sus padres y darse la vuelta.

por: T i rsa Ca j a

de anécdotas y situaciones cotidianas para, a partir de la segunda, volver a las problemáticas generadas en el seno de una familia disfuncional, al padre, tema central de toda su poesía, a los temas de contenido abiertamente sexual y a los hijos. Ella misma dice que es escritora de poemas, no de poemarios. Su forma de organizar los contenidos es extender en el suelo las hojas con los poemas que ha escrito de manera independiente e ir agrupándolos con el criterio de mayor afinidad. El tema de la huella dejada por la vida, la inocencia propia de otras edades, queda patente en el poema:

Vuelvo a Mayo de 1937 Los veo en pie, en la puerta principal de sus universidades, veo a mi padre saliendo bajo el arco de arenisca ocre, los

La Célula de oro (Bartleby Editores, 2017), traducido al castellano y prologado por Óscar Curieses, sigue una estructura similar al anterior. Se evidencia en la primera parte el tema social, a través

baldosines rojos brillando como placas de sangre dobladas detrás de su cabeza, veo a mi madre con unos cuantos libros ligeros junto a la cadera

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Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

en pie ante una columna hecha de ladrillos diminutos,

la cara arrrogante y bella de mi padre volviéndose hacia mí,

la puerta de hierro forjado está todavía abierta detrás de ella, las

su lastimoso cuerpo precioso y puro,

puntas de flecha brillan en el aire de mayo,

pero no lo hago. Quiero vivir. Los

están a punto de graduarse, están a punto de casarse,

alzo como muñecos de papel

son unos críos, son tontos, todo lo que saben es que son

macho y hembra y los junto

inocentes, jamás harían daño a nadie.

por las caderas, como pedacitos de sílex, como si

Quiero alcanzarlos y decirles Parad,

fueran a salir chispas de ellos, y digo

no lo hagáis, ella no es la mujer adecuada,

Adelante, hacedlo, que yo lo contaré.

él no es el hombre adecuado, vais a hacer cosas que no podéis imaginar que haríais, vais a hacer cosas terribles a los niños, vais a sufrir de maneras completamente desconocidas vais a querer morir. Quiero llegar hasta allí con esta luz de finales de mayo y decírselo, la cara bonita y hambrienta de mi madre volviéndose hacia mí, su lastimoso cuerpo precioso y puro c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 4

Los poemas sobre la maternidad y los hijos también ocupan un lugar relevante, tratados una vez más sin falso sentimentalismo.


Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

No quiso hablar del cielo,

La plegaria (para mi hija)

no quiso hablar de la muerte,

Hoy recuerdo la sequedad de su boca mientras

no quiso hablar del zumo de naranja,

se sentaba en la sala de espera subterránea, cuando

no quiso hablar de la sed,

gaseaban sus jerbos. Fue lo único que pudo

solo quiso decirlo, una vez tras otra,

decir y que lo dijo una y otra vez,

del mismo modo en que se repite algo cuando se aprende

Tengo sed, como una plegaria, mientras él extraía el aire

por primera vez, Tengo sed. Tengo sed.

de la caja de eutanasia e introducía monóxido, y ellos se acurrucaban de lado, sus bebés, (…) la adrenalina bombeaba su cuerpo para

El Padre, ha sido considerado por por la crítica como su mejor libro. Su versión en castellano, según la traducción de Mori Ponsowy fue editada por Bartleby en 2004.

que quitaran

Siendo el asunto central y recurrente de la poesía de Olds, no es de extrañar que aparezca en este libro, la temática única de la agonía y muerte de su padre. En él describe con su habitual minuciosidad, la lenta degradación de un hombre ya enfermo terminal.

de en medio los tumores azules, y ella

Lo que verdaderamente sorprende es la mezcla de emociones y

darle fuerza suficiente y permanecer en su silla y dejar

se sentó allí y dijo Tengo sed, tengo sed. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 5


Poeta a la carta / S haro n O l ds

sentimientos encontrados; nada es blanco, nada es negro, nada se juzga. Las vivencias traumáticas de la infancia se entremezclan con la compasión, así como las emociones contrapuestas, conviviendo desprecio, admiración, amor, justificación y misericordia en el mismo espacio del poema. Cada milímetro de piel del padre, cada huella de la enfermedad, cada uno de sus gestos, cada signo de deterioro corporal es tratado a partes iguales de amor e impudor. No hay pudor al nombrar al detalle los fluidos, el pus, la flema, la costra de saliva reseca. Su cuerpo desnudo y vulnerable. Lo que somos.

por: T i rsa Ca j a

(...) Comenzó a oscurecerse una hora antes de morir, su respiración se detenía por segundos y volvía a empezar. Su cuerpo se arqueaba alejándose de la ventana, su piel era de un amarillo verdoso, respiraba y se detenía respiraba. Pasé mis dedos por su cabello y besé las comisuras de sus labios resecos (...)

El último día

Luego la enfermera levantó sus párpados,

El último día de la vida de mi padre

y en lo blanco, bajo cada iris,

Lo bañaron por la mañana, doblaron la sábana hasta su cintura,

había aparecido una línea oscura.

yo me senté con ellas y lo lavaron, clavículas

La enfermera le alzó la bata, vi su abdomen

hombros, costillas, pecho, la piel ocre,

relajado y gris, cubierto de pelo

irregular

como una promesa de bondad animal, (...)

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Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

El cuerpo muerto Puse mi cabeza en la cama al lado de la suya

No soportaba dejarlo solo en la habitación

y respiré pero él no respiraba, respiré y

después de que murió. Durante meses

respiré pero él oscurecía,

siempre hubo alguien con él, estuviera dormido

mi padre. Apoyé mi mano en su pecho

despierto, en coma, siempre alguien

y lo miré, miré sus pestañas

(...)

los poros de su piel, las grietas de sus labios

ese hombre que tuvo tan poca conciencia, que fue

los pelos de su nariz.

90% cuerpo. Yo no soportaba

Entonces acomodé su cabeza sobre la almohada,

esa forma de tratarlo como basura, íbamos a quemarlo

se movía tan fácilmente, y su oreja,

como si solo importara el alma

aplastada durante la última hora

(...)

se desdobló en el aire

Y qué si su alma no estaba,

abriéndose como una flor.

yo lo conocí desalmado toda mi infancia, lo veía acostado en el rincón más oscuro de la sala con la boca abierta en el sofá y ahí no había nada más que su cuerpo. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 7


Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

Así que en el hospital me quedé a su lado,

Entré en su cuarto y le pregunté

acaricié sus brazos, su cabello,

“Cómo estás,“ y contestó, “Yo a ti también“.

(...)

Desde entonces, temí perder esas palabras.

Mas allá del peligro

(...)

Una semana después de que murió

Pero un rato después de que murió,

de pronto entendí

de pronto pensé, con asombro, ahora

que su amor por mí estaba seguro:

siempre me amará, y me reí:

ya nada lo podría alterar.

Estaba muerto, ¡muerto!

(...) Respetaba mi arrojo: La vez que me ataron a la silla, ataron a alguien que él respetaba, y cuando dejaba de hablar semanas enteras,

El salto del ciervo, ha sido traducido al castellano por Joan Margarit y Eduard Lezcano. (Edición bilingüe, Igitur, 2018). En el prólogo, Margarit manifiesta su admiración por la poeta californiana:“Por primera vez, sin rodeos, siento el fin del Romanticismo. Nunca las vanguardias supieron decir la verdad, lo

alguien con un lugar en su vida.

que hacían era buscar otra verdad, como si eso fuera posible. (…) Se acabó -y creo que por primera vez va en serio- la identificación entre Belleza y Verdad“.

La última semana lo dijo sin querer:

El salto del ciervo aborda el duelo por el final traumático de su

yo era uno de esos seres a quienes no hablaba,

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Poeta a la carta / S haro n O l ds

matrimonio, con poemas que sacan a la luz detalles acerca de las emociones más íntimas en el contexto de una ruptura matrimonial. Con aciertos expresivos como “todo es cortesía y horror“ , nos mete de lleno en la frialdad del amor cuando se acaba.

por: T i rsa Ca j a

de una profunda mirada, como una madriguera o un pozo, (...) Todo es cortesía y horror. Y después del primer minuto, cuando digo: “¿Se trata

Innombrable

de ella?“, y él dice: “No, se trata

Ahora alcanzo a ver el amor

de ti“, no la nombramos más.

de un modo nuevo, ahora que sé que no estoy bajo su luz. Quiero preguntarle a mi apenas-ya-marido cómo es no

REFLEXIONES FINALES

amar, pero él no quiere hablar de eso,

(...)

Después de leer a Sharon Olds, resulta sorprendente como consigue colocarnos en primera línea de la emoción y en situaciones límite con una poesía tan desnuda de recursos.

Ahora quiero decirle: ¿qué

Puede contar su experiencia vital mediante la transformación y

sentías al amarme? Cuando me mirabas,

reconciliación a través del lenguaje. Lo consigue sin resentimiento apenas, mucho más allá de lo éticamente correcto en apariencia.

quiere un final tranquilo

¿qué veías? Cuándo me amaba, yo miraba hacia el mundo como desde dentro

Exenta de cualquier sentencia moral, su poesía simplemente constata el desastre y la barbarie, los comportamientos humanos y c o n Ve r s o s n º 2 6 / 1 9


Poeta a la carta / S haro n O l ds

por: T i rsa Ca j a

sus errores. La indefensión en la infancia, los lazos de la dependencia, el horror en el seno familiar son temas que encauza a través de la escritura hacia la redención.

los casos se trata de lo social más inmediato, personajes públicos, detalles personales de los que puede derivarse una repercusión social.

Nos encontramos ante una poesía narrativa y exhaustivamente descriptiva, que pormenoriza cada detalle físico. Se podría decir que trata con una ternura extaordinaria cualquier elemento del cuerpo. Eso que tantas veces se obvia por considerar impúdico, para ella constituye el eje central de la emoción que trasmite al poema.

Se la conceptúa como poeta que aborda con desmesura lo sexual; hay quien habla del ensalzamiento de la pornografía, incluso del incesto en sus poemas. Sin embargo más bien pareciera tratar lo sexual como una parte más de lo corporal, se podría decir de lo fisiológico, que tiñe el conjunto entero de su escritura de una naturalidad exenta de cualquier perversión.

Sharon acerca su lupa, entra en el corte limpio de una herida, en las marcas de sutura, en la piel casi vista al microscopio, en los detalles del nacimiento de cada pelo, en el sexo que despierta ingenuamente en la adolescencia, la vulva, el pene, los silenciosos óvulos liberándose internamente, pero también el coño, la polla. El sexo con y sin amor, que pocas veces ha sido tratado con tanta verdad. El amor, el no amor. A través de detalles ínfimos vuelve una y otra vez al padre, a las relaciones familiares. Habla en primera persona de su familia más directa, escribe el nombre de sus hijos. Así y todo, no se considera poeta confesional. Su yo, ese yo tan directo, podría ser cualquiera, viene a decir. Es cierto que también trata temas sociales, aunque esta implicación tiene menos peso en sus poemas que lo personal. En la mayoría de c o n Ve r s o s n º 2 6 / 2 0

Con un estilo absolutamente personal, la originalidad de su hacer poético está en que lo consigue prescindiendo de grandes artificios. Ella misma manifiesta que opta por escribir acerca de experiencias que ha vivido en primera persona, sin hacer uso de una retórica excesiva. Para Olds la metáfora sustituye a la realidad. Utiliza símiles y repeticiones. Prefiere usar abundantemente la comparación para la cual no necesita introducir ningún elemento ficticio. La mayoría de las veces estas comparaciones se establecen sobre objetos cotidianos y vulgares, que contribuyen a que el poema entre directo en el lector, sin adulteración ninguna. Estamos ante una poesía directamente sacada del cuerpo, sin intermediación. De ahí la potencia de sus versos que muchas veces puede, en una superficial lectura, parecer que rozan la amoralidad.


Poeta a la carta / S haro n O l ds

Dicho con sus propias palabras: “No le pido al poema que se llene de piedras los bolsillos. Me basta con ser una observadora cualquiera que vive y siente y se deja invadir por la experiencia a través del bolígrafo, por el brazo, de modo que la experiencia sale del cuerpo y llega sin distorsión a la página, al cuaderno.“ En efecto, parece ser el cuerpo el auténtico vehículo de su poesía, el centro de cualquier percepción del mundo.

por: T i rsa Ca j a

argumento (...) porque en estos poemas todo es parte imprescindible de ese camino que conduce a la poeta hasta lo más cerca posible de la verdad“. Sí, decididamente, nada sobra en su poesía, nada que precise ser analizado como separado del bloque poético de esta autora, que podríamos incluir entre las poetas norteamericanas más interesantes de la segunda mitad del siglo veinte.

Si nos centramos en lo formal, abundan los encabalgamientos, en ocasiones extraordinariamente forzados. Alguna que otra vez el uso de la mayúscula para resaltar, la distribución arbitraria de los versos y la utilización no convencional de los signos de puntuación. “Me encanta saltarme la estructura de los versos tradicionales: ponme un límite dibujando una raya en la arena y me lo saltaré“, dice en una entrevista concedida a Ana Merino. Pero da la impresión de que tampoco necesita hacer uso de grandes rupturas formales.

De cualquier modo es preferible inclinarse hacia las certeras consideraciones de Joan Margarit, que, acerca del estilo de Olds, vierte en el prólogo de El Salto del Ciervo: “En Sharon Olds no hay nada meramente formal. Decidir una mayúscula o una minúscula, una cierta puntuación, un final de verso y no otro, todo conforma el poema con tanta fuerza, con tanta necesidad como lo hace el propio c o n Ve r s o s n º 2 6 / 2 1


Fo ndo de arm a r i o Carmen Díaz-Maroto Eva Yárnoz Fran García Nieves Pulido Pepe Alcamí


Fondo de arm ario / C ar m e n D í a z- M a ro to

nacer

La casa, el desapego. Camino hacia la herrumbre.

para el leño al amparo de un sol en eclipse agujero de materia y trama

Las puertas guardan lo que fue. El vacío suplanta los objetos, las risas. Ya sólo las alimañas en sus nidos, su olor a orín.

en la panza de metal todo el chirrido el clamor de lo incandescente el imán lo consume

Fuera los pájaros rompen el azul y, en ocasiones, cantan.

y lo verde tímido en su presencia crecimiento doméstico leño vivo

c o n Ve r s o s n º 2 6 / 2 3


Fondo de arm ario / C ar m e n D í a z- M a ro to

Habanera “Cinturas que se hablan,

manos de labio en el otro.”

Palabras-cerradura. Sonido de cuerda tensa se hace fuerte en su espacio. Cómo navegar en océanos rotos si no hay tierra que olvide el colmillo en la caricia. La ventana de par en par y la piel en la lluvia.

c o n Ve r s o s n º 2 6 / 2 4

CDM

Un yo perenne su fiebre. Posesión acústica. De repente el hueco un silencio la mano derrota a la boca y gobierna el lápiz. Ya no yo. Alguien surge.


Fondo de arm ario / Eva Yá r noz

mañana que habitas

no me marcho a ninguna parte. no abandono la miel que habito. no dejo atrás el aire quieto que está. si en tus manos encuentro algo, es el hombre que se mira y se pierde. se mira y se pierde en el espejo y ya no es inocente. sin mirarse el ojo alcanza la mano que está en lo alto. en la mañana el aire está quieto. en tus manos interpenetro el cuerpo que habitas hoy. por la mañana. eternamente no abandono tu interior con la sangre. tus dedos erguidos que me llaman, como en una escalera iluminada, las manos contra el muro blanco. en el muro tu cuerpo que reposa, y es eternamente blanco con él como la mañana que habitas. comprendo que los dedos se mueven como el cuerpo que avanza en el aire. contra la muerte tú eternamente en la mañana que habitas. sin sombra contra muros blancos que traspasas. como canción blanca, como aspas tus dedos que traspasan. traspasan los muros que hablan. hablan los muros como aspas que giran, eternamente tus palabras.

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Fondo de arm ario / Eva Yá r n oz

santuario automático

colige donde Estás. tú entre las piedras que son sonido. colige entre sol y los cuarzos que asolan el pensamiento. colige ahora que no escuchas el ritmo de tus dedos. el santuario automático dispensa aguas a los sedientos. en las horas luminosas de las ranuras vende el alma a los quicios negros de las puertas. si piensas se estanca como lodo el líquido y la fuente es semiautomática en la duda. pero yo sólo recupero en mi almacén vacío tus dedos. breve prisión en el aire de un rastro breve. incluso menos, es el tiempo todo el tiempo al mismo tiempo. en el mismo lugar lo uno.

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Fondo de arm ario / Eva Yá r noz

ojo ningún (A. M. Matute)

en junio habitó los caminos. habitó muchos junios entre el aire de los árboles. con mente única a través de los ojos ningún de los animales. ojos ningún, mirada horadada de cuento, poesía de dictado en la historia que transige. transige con las palabras que dan forma. y narran como collares las cosas en sucesión mientras permanecen ningún como ojo del niño. entre los mantos de las hojas permanentemente. como ojo ningún tu ojo de agua. niña congelada del ojo que mira a través de las aguas. a través de los ojos la niña tartamuda. tartamuda con llanto habita los caminos todos los junios. en los junios de los niños están los caminos sin tiempo. donde las piedras se horadan con la lluvia y los metales se desgastan al contacto de la mano. solo queda prendido tu ojo clavado en mí. sostenido en el aire. con fantasía de fuente. con fantasía ningún de fuente que permanece.

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Fondo de arm ario / Eva Yá r noz

capullos blancos

así es lo que quiere nacer como capullos blancos que preguntan su nombre. en las vertientes del agua quieta nacen sin consignas nuevas las viejas palabras. convierte el llanto con alquimia y la fe del ojo que sueña con nombres. la vida sin sueños en el ojo.

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Fondo de arm ario / F ra n G a rc í a

Habita al borde del precipicio

Pero no alzaron la lluvia de granitos.

único donde apearse y ser

En la ladera desprendida hallaron el azul casi negro del cielo y las rocas quebradas.

confinan su existencia.

No hubo luz para nada más.

Su carne temprana ¿a quiénes decía?: “avanzar o entregarse: ahí queda la oruga. Traedme el mar. Ya va siendo la hora”.

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Fondo de arm ario / F ra n G a rc í a

Soplan todos los vientos en busca de abatir el atlas. Tanta lejanía de arena tanto temblar hasta la huida y el momento de volver y acabar y desangrarse a salvo.

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Creo en este silencio escuchar el canto de un ave. Creernos vivos. Única salida.


Fondo de arm ario / Nieve s Pul i do

La primavera según Tirsa

«Words are not birds» Gertrude Stein

Las palabras no son noches. Lo mismo sucede

3.

Para Tirsa Caja

con la palabra unicornio. El unicornio vive

1.

en la imaginación del bosque.

Las palabras no son pájaros.

Tiene esa capacidad

Este es el estribillo,

para la sorpresa

la manzana,

que solo tienen algunas moras.

la caída en desgracia. 4. 2.

Las palabras no son moras.

La granja

Está, eso sí, la enciclopedia

donde veranea

de la infancia,

Dylan Thomas

el frufrú al pasar las hojas,

desaparece cada noche

¿te acuerdas, Tirsa?

llevada en lo alto

El asombro al leer

por una pareja

los nombres

de lechuzas.

que tienen las partes

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Fondo de arm ario / Nieve s Pul i do

de una amapola gigante:

quizá en la noche

la corola, los estambres, el pistilo.

un zorro rojo la cruzaba.

5. Las palabras no son amapolas.

7.

Las palabras están llenas

Esto no es un poema.

de fantasmas,

Un poema

arrumbadas

es solo y solo

como una bicicleta

una bandada

dorada contra un muro.

de golondrinas que anuncia la primavera.

6. Volvía a casa en bicicleta bajando Shakespeare Road. Era una calle poco transitada: quizá en la noche un zorro

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Fondo de arm ario / Pepe A l ca m í

Aquel que eres 4.0

Calma tu impaciencia, con el clamor de los silencios y la música milagrosa del hombre, dirige tu mirada en la noche al cinturón de estrellas, y escucha.

Serás para siempre esa palabra que siempre estuvo, sin tú saberlo, anclada en la carne, y que susurra en el dolor, tu nombre verdadero.

Contempla los años y sus arrugas como un regalo, asómate al volcán extinto y sumérgete en el agua oculta y su caricia. Descansa y construye más allá del resplandor vacío del día, del espanto de tus noches, porque es tu destino alcanzar aquello que ya eres. Sumergido en la oscuridad espera, la luz que te habita reptará por tu mirada hasta que la voz resucite de entre las piedras.

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Fondo de arm ario / Pepe A l ca m í

Besa mi carne muerta 2.0

Besa mi carne muerta, pero sólo tú que la besaste cuando estaba viva, que la abrazaste en las noches de cicuta y espanto. Solo tú y aquellas amantes de los días antiguos, cuando el mundo era joven, y toda palabra un camino y el sexo un océano. Regaladme esa despedida última un beso carnal sobre mi piel anestesiada que ya nunca brotará en recuerdos de sudor y caricias. No dejes que se acerquen los que me odiaron, los que te hicieron llorar sin consuelo, no quiero que aquellos que callaron abracen mi cadáver. Es la muerte mi amor, y detuvo los relojes, ya no hay tiempo para la hipocresía azul o el arrepentimiento, porque ya no podré perdonar la oscuridad que nos procuraron. Que no profanen mi cuerpo, mi alma, mi recuerdo perdido aquellos que nos despreciaron, los justicieros, los que se revistieron de corazas frente a tu dolor y [mi dolor.

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Por favor, que no profanen mi muerte como profanaron mi vida, deja pasar a mis amantes y que los amigos celebren una fiesta y brinden sobre mi ataúd. En algún lugar sonreiré y descansaré en el sueño de los muertos que ya no tienen pasión, ni futuro, ni el recuerdo áspero de los días y las noches en que vivimos el [infierno.


Fondo de arm ario / Pepe A l ca m í

Contar una historia

Polvo 1.0

¿Qué puedo decir?

Polvo en las venas, polvo en el páncreas y las encías, el polvo de los pasos sobre la herida del hombre, el polvo sagrado del quejido de las madres huérfanas de hijos y palabras.

Que hay historias que nunca debieran contarse para que su dolor no quiebre el mundo, que el llanto es un deber a veces y la risa la red que nos salva. Que hay dignidad en el dolor de los cuerpos devastados y que busco la palabra con que poder atravesar cada noche, la noche que me alcanza.

Sólo las dunas construyen la historia.

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Te rrito rios diVe rs o s “O da a u n a le gu m i n o s a ” u n h o m e n a ge d e Jo s é Pérez Ca rra nque a ese ser redond o, d im in u to y d e co l o r verd e a l q u e l l a m a mos ca ri ñosa m e nte “g ui sa nte”. S erá p o rq u e, g u i s a d o s co n ja m ó n , s o n u na a utént i ca del i ci a .


Te rri tor io s d iVe rso s / O da a un a l e g um i n o s a

Oda a una leguminosa

Me refiero a esas pequeñas esferas verdes acunadas en vainas de lisura materna que llamamos guisantes: Las semillas de la especie Pisum sativum con cuyo nombre conocemos por metonimia esa planta. Bolitas preciosas cuyo tacto produce un placer indefinible; pocas sensaciones pueden compararse con meter las manos en un saquito lleno de estas turgentes maravillas. Al explotar su cremosa textura en la boca, el gusto alcanza grados de éxtasis con su sabor de caviar dulce, de lágrima vegetal. Su Volksgeist, que diría un romántico, es su gran capacidad para agruparse colaborativamente. Parafraseando a Nietzsche, la fusión de lo dionisíaco e indefinido con lo apolíneo y singular de esta legumbre, está en el origen de la Menestra. Siempre se sienten bien en compañía de otros sujetos colectivos, entre ellos, pero sin perder la conciencia de sí mismos. Hans Christian Andersen destacó su importancia individual. Su entendimiento con el jamón troceado en unidades discretas se ha convertido en una empatía de referencia. Aun en las peores condiciones están a favor de los proyectos solidarios, un ejemplo: congelados y constreñidos en paupérrimos envases de

Por: José Pérez Ca rra nque

plástico, se adaptan a cualquier cabeza, codo, rodilla, dispuestos a mitigar la inflamación y el dolor ajenos. Además de ser estrellas de la farmacopea y la cocina, han sido fundamentales en la aparición de las que llamamos nuevas ciencias, como la genética. Nueva para nosotros pues ellos llevan practicándola millares de años de forma natural en su nada pretencioso reino, satisfechos con lo que tienen y con lo que son. Envidio a estos seres, armonía y diálogo entre lo uno y lo múltiple, siempre dispuestos a llenar un vacío. Mi precomprensión del guisante en el mundo incluye cierta disposición afectiva como parte del proceso de conocimiento que amplía y estimula mi propio Dasein. Bienvenido compañero.

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Mirador Claudio Carrillo enfoca su mirada y sus palabras a “La casa de las flores” un proyecto arquitectónico innovador, realizado por Secundino Suazo en 1931 para el madrileño barrio de Chamberí.


Mi ra do r / L a casa de l a s f l o re s

Po r : Cl a udi o Ca rri l l o ( tex to y fotos)

CASA DE LAS FLORES

Situada en el madrileño barrio de Chamberí, en la manzana formada por las calles Hilarión Eslava, Menéndez Valdés, Gaztambide y Rodríguez San Pedro, fue diseñada en 1931 por Secundino Zuazo y construida entre los años 1931 y 1932. Es considerada la construcción más interesante del moderno ensanche madrileño. El hecho de disponer de un gran patio central ajardinado y, en sus balcones y ventanas, de grandes maceteros de hierro le dio el nombre de Casa de las Flores. En la casa vivió el poeta Pablo Neruda cuando fue nombrado cónsul en Madrid en 1934, su amigo Rafael Alberti fue el que le encontró esta residencia. Durante la defensa de Madrid, en la Guerra Civil, la proximidad del frente hizo que algunos obuses impactaran sobre el edificio lo que provocó graves daños en su estructura. Fue restaurada durante los años 40. En 1981 el conjunto fue declarado Monumento Nacional.

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Mi ra do r / L a casa de l a s f l o re s

El silencio se oculta tras de los párpados, la larva espera en sueños el sonido de su lengua arañando el vidrio, el batir de sus alas sobre la tierra.

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Po r : Cl a udi o Ca rri l l o ( tex to y fotos)


Mi ra do r / L a casa de l a s f l o re s

Po r : Cl a udi o Ca rri l l o ( tex to y fotos)

Tlac un paso tlac tlac tlac y otro y otro avanza el cuerpo el paso trĂŠmulo de los que empiezan tlac tlac tlac tlac tlac tlac tlac repica el acero, los amores pasan y los pasos pesan tlac tlac tlac solo la reja aguarda vestida de negro tlac

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Mi ra do r / L a casa de l a s f l o re s

Hablo de pasear la calle, del muro desafiando la lĂĄmina del cielo, del acero interpuesto entre el aire y nosotros, entre la conciencia y el vĂŠrtigo. Los recodos de tierra donde anidan las palomas, arquitectura viva que reflejan sus cristales una mano que traza su verdad.

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Po r : Cl a udi o Ca rri l l o ( tex to y fotos)


Mi ra do r / L a casa de l a s f l o re s

Po r : Cl a udi o Ca rri l l o ( tex to y fotos)

El aire ocupa el hueco de los pájaros el de los rectángulos y su equilibrio el reflejo roto de las acacias negras también el rastro de tu piel ondulada.

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Mi ra do r / L a casa de l a s f l o re s

Po r : Cl a udi o Ca rri l l o ( tex to y fotos)

Veo aristas de barro sobre barro trepando por las ramas de los tilos como piedras ingrĂĄvidas. Veo la losa de tierra interrumpida la geometrĂ­a que guarda el grito de los corazones. Veo la luz flotar sobre la sombra la linde entre el recuerdo y el olvido.

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Ret rato e n auto La poesĂ­a de Miren Agur Meabe, nos habla de lo cotidiano. Un cotidiano lastimado e irreversible. Las palabras de la poeta estĂĄn a flor de piel, una piel fina y a la vez increĂ­blemente resistente.


Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

M iren Ag u r M ea be

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Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

A modo de a utobi ograf í a

FRAGMENTOS DEL LIBRO DE RELATOS HEZURREN ERRETURA (QUEMA DE HUESOS).

Estamos sentadas en el murete adyacente a una elegante casa, camino de la playa de Karraspio. Mi madre hace punto y mi madrina hojea un libro. He arrancado las hojas a una planta y las he extendido sobre la piedra, como telas en un mostrador. Les hago agujeros con una aguja de hacer calceta. Cuidado, cariño. Quiero bordar en la hoja, grabar, escribir. Reflejos del sol en los falsos plátanos. *** El cuaderno tenía tapas marrones duras y hojas de color crema cosidas con hilo grueso. No sé qué me parecería a mí aquella libreta repleta de números, fórmulas y diagramas—tal vez una constelación de signos asombrosa— y no recuerdo el momento concreto en que mi mano cogió el rotulador. Sobre los apuntes del chico, inventé hoja por hoja toda una construcción, rayas rectas, curvas, quebradas y espirales, como si un impulso interior me hubiese dictado que creara conocimientos más vinculados a la imaginación que al cálculo. Creo que en aquel gesto se hallaba el embrión de la relación que iba a tener más tarde con las letras. ¿Qué es lo que me guió al trazar los rayones? ¿Qué intención tenía, quizás escribir un cuento? ¿Y qué cuento? No tengo respuestas. Sin embargo, tengo muy presente el éxito de mi “primera obra”. El chico me dió un empujón y se marchó. Papá me puso morros por el estrago. La mujer me secó una lágrima con el delantal y se metió en la pequeña cocina. Perdida en aquel caos de malas caras, me acurruqué junto al paragüero. Llovía a cántaros. **** El profesor de Latín, con su cara de Pantocrator, nos machacó a base de traducciones. Las citas que nos proponía eran puntadas destinadas a darnos de lleno. Ut sementem feceris, ite metes. De lo que siembres recogerás. Vitam regit fortuna, non sapientia. La fortuna rige la vida, no la sabiduría. Mi compañera, D., sonreía todo el tiempo, imaginando la cara de su bebé. Entonces no existían las ecografías. Yo inventaba cuentos para él, que escribía en hojas cuadriculadas. Tenía la triste sospecha de que tras el parto nos alejaríamos inevitablemente. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 4 7


Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

A m odo de a utobi ograf í a

— Amor omnia vincit —me consolaba ella.

****

De pequeña dibujaba árboles. Ponía en todos ellos un nido, con dos pájaros dentro, el pico abierto. Aunque eran unos dibujos muy esquemáticos, me producían bienestar. Esa sensación aumentó cuando se me ocurrió añadir frutas en las ramas. Colocaba en las ramas una pera, una manzana, un plátano, el par de cerezas, un higo, naranja, el limón, una piña, e incluso una fresa diminuta, el muestrario de la fruta que yo conocía. Creo que el esplendor de aquellos árboles absurdos residía en la abundancia —que me sugería seguridad y gusto—, si bien yo no lo racionalizaba así entonces. De todos modos, enseguida adquirí conciencia de que mi mano, por medio del trazo, tenía la capacidad de metaforizar mis anhelos, al menos en parte: reflejaba mis divagaciones inconcretas a través de los dibujos. La niña, como el adulto, es capaz de hacer la síntesis de una abstracción en un garabato. ¿Encontraba yo en aquellos dibujos puntos muertos o espacios vacíos, semejantes a las calles sin salida que me surgen hoy en día cuando escribo? Es de suponer que sí. El afán de analizar la vida me empuja a reunir en el mismo eje pasado y presente en busca de paralelismos, a pesar de que las similitudes se basen, no en la lógica, sino en la intuición y en la experiencia.

****

Le dije al médico que antes de la operación quería terminar el libro que tenía entre manos. Cómo. Tenía la impresión de que me parecía a Colette, mi gato, jugando con lo que no se puede ver. A veces se agazapaba frente a la mesilla de noche y permanecía al acecho, como si debajo hubiese algo; otras veces se abalanzaba, como si hubiese distinguido una forma dentro de la luz y quisiera cazarla. Mi diario empezó a llenarse de inciertos pasajes sueltos.

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Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

Poem a s

HIRIAN IBILTZEKO JARRAIBIDEAK Soka ukitu. Soka ukitu bide-gurutzeetan ez galtzeko. Umeltasuna igarri. Umeltasuna igarri zapatetan eta begien barruan, arimaren pisuari zubietan biltzera dei egiten dion zer hori. Paraleloan pentsatu. Paraleloan pentsatu errailek bezala eta diagonalki begiratu

espaloian etzandakoari, mantari, ardo-brickari, txakurrari, kakaputza naiz, hobe nukeen sekula jaio izan ez banintz.

Parkeetako sinfonia aditu.

Parkeetako sinfonia aditu txoriak urkatuz eta zuhaitzen kimuak hozkadaka zikiratuz.

Arkupeak zeharkatu. Arkupeak zeharkatu eta aldarez aldare jardun soseguaren bila, itzalean artean alderrai dabilen Didoren pareko. Listua irentsi.

Listua irentsi jauretxe arteko plaza bateko kamareroari galdetzean

ekarrikoaldidazutilabatzikutarekin? barkatu, tekila bat?, ezgildabat.

Tarte batez museoetan bizi. c o n Ve r s o s n ยบ 2 6 / 4 9


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Mendeen pildarrak bizi eztakadun amantaletan, burdin brintzaz beteriko otzaretan. Bularrak igurtzi. Haragi abandonatuzko aingeru bi horiek igurtzi eta bela-oihalak erretzen ikasitako emeen larruan jarri. Hiriaren gogokoa izan nahi izan, ahapeka kantuan ari delarik kutxa bat naiz, zoo bat naiz, karpeta bat naiz: hemen beti dago tokia beste pizti batentzat, Jainkoaren zerrendetan legez. Hegoak jantzita dituzula egiaztatu, jakinik ilunpean ez dela urrezko sagarrik. Oinetan geratzen zaizkizun behatzak zenbatu, uso gaixoa. Eta soka ukitu, soka ukitu, soka ukitu.

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Poem a s


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Poem a s

INSTRUCCIONES PARA ANDAR EN LA CIUDAD Palpar la cuerda. Palpar la cuerda para no perderse en las encrucijadas. Notar la humedad. Notar la humedad en los zapatos y dentro de los ojos, eso que invoca al peso de las almas a concentrarse en los puentes. Pensar en paralelo. Pensar en paralelo como los raíles y mirar en diagonal a quien está tendido en la acera, a la manta, al brick de vino, al perro, soy una mierda, más me valiera no haber nacido. Escuchar la sinfonía de los parques. Escuchar la sinfonía de los parques ahorcando pájaros y capando a mordiscos los brotes de los árboles. Cruzar los pórticos. Cruzar los pórticos y actuar de altar en altar buscando sosiego como una Dido errante vagando entre las sombras. Tragar saliva. Tragar saliva al preguntar al camarero de una plaza entre palacetes ¿metraesunatilaconcicuta? disculpe, ¿un tequila?, nounagilda. Vivir un rato en los museos. Vivir jirones de siglos en delantales con escamas, en cestos llenos de escoria. Frotarse los pechos.

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Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

Frotarse esos dos ángeles de carne abandonada y ponerse en el pellejo de las hembras que aprendieron a quemar las velas. Querer gustar a la ciudad que canturrea soy un caja, soy un zoo, soy una carpeta: aquí siempre hay sitio para una bestia más, como en los listados de Dios. Comprobar que llevas puestas las alas sabiendo que no hay manzanas de oro en la oscuridad. Contar los dedos que te quedan en los pies, paloma enferma. Y palpar la cuerda, palpar la cuerda, palpar la cuerda.

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Poem a s


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Poem a s

MARY SHELLEY ETA BERE PIANO GARDENA

Pianoa gardena zen, armazoia, tapa, sokak zuriak. Mary Shelley aulkian jarrita zegoen palmondo nano baten aurrean, palmondoa beirate baten azpian, beiratea alabastrozko ezkataz apaindurik. Ezkata haiek zera izan zitezkeen, Maryren bular zanpatuak, mihiari ebakitako zatiak, burmuin-lobuluen erdia, betazpietako zirku-pista. Itsasontziaren atondoan, Mary zurbilak pianoa jotzen zuen hildako amarengatik, hildako seme-alabengatik, hotzak hildako ahizpaorde F.rengatik, jaiobako lerroengatik. Gizon bi albotik pasatu zitzaizkion salba-txalekoekin, baina ez zuten ikusi. Eta bera teklak astindu eta astindu zebilen, bere eskuak balira bezala galeoi baten mailuak galernarekin borrokan. Ekaitzaren mende zegoen Maryren maitea, hiltzear, bera berriro ere bakarrik uzteko, bizitza osoan legez, beste behin bakarrik eta beti. Zuk, neure idazkari laztanak, ordena itzazu nire paperak eta zeureak, eta maita nazazu. Eta pianoaren tekleriatik lurrun-piltzarrak jalgitzen ziren eta bakoitza mamu bat zen, ama izan ez zitzaion ama, gauak irentsitako seme-alabak, urruntasunak suntsituriko ahizpa, testu hilaurtuak. Maryren birika-albeoloetan, berrogeita hamapiku urteetako estrogeno iharretan, zelulen gazteluetan, arima zurtzean, taup egiten du elektrizitate zurrumurru batek, haragizko gargola batek, hazi errepikakor batek, bere hatzek ukitu ezin baina erlojuaren orratz laburrak bihotzera apuntatzen dionero lokietan pausatzen zaion hori josten duen hariak. c o n Ve r s o s n ยบ 2 6 / 5 3


Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

Mary Godwin, gero Shelley, zure maitea itotzen ari da hemendik ez urrun. Eta Byronek, zutik itsas leize baten aurrean, lerdokeriak aldarrikatzen ditu uluka, hala nola maitasuna bizitzaren parte bat dela gizonentzat, baina emakumeentzat, aldiz, bizitza osotara. Eta orain, Porto Veneren, etxerako aire-freskagarriek haren izena daukate eta Chanelen estiloko perfume-bonbiltxoetan saltzen dira. Eta moilako hormetan grafitiak errepasatzen dituzte George Sandek, Passolinik, Montesquieuk. Hitz gutxi batzuk aski dira historia gatzezko azal bihur dadin San Pietroren gangan nahiz Liguriako marinelen bodegetan. Maryk ez du txalorik espero. Partitura digitala piano gardenaren gainean pasatu, eta tremoloak eta eskalak praktikatzen dihardu, kontrako eztarrian zauriak, ideiak, letrak, trangoak trabatu bitartean. Betaurrekoak galduta, ez du tutik ikusten. Bozgorailu eleaniztunek afalordurako abisua eman dute, kaioek sehaska-kantak egin dituzte oka, zientzialariak teorizazioan dabiltza poesiaren balizko ahalmenaz materia bizigabea berpizteko eta Prometeo berriek beren patuari egiten diote uko. Dena da orbain itzela.

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Poem a s

MARY SHELLEY Y SU PIANO TRANSPARENTE

El piano era transparente, el armazón, la tapa, las cuerdas blancas. Mary Shelley se hallaba en la banqueta ante una palmera enana, la palmera bajo una cristalera, la cristalera adornada con escamas de alabastro. Aquellas escamas podían ser sus pechos aplastados, trozos de su lengua cortada, la mitad de sus lóbulos cerebrales, la pista circense de sus ojeras. En el vestíbulo del buque, Mary la pálida tocaba por su madre muerta, por sus hijos muertos, por su hermanastra F. muerta de frío, por las líneas no nacidas. Dos hombres pasaron junto a ella con chalecos salvavidas, pero no la vieron. Y ella aporreaba las teclas como si sus manos fueran las mazas de un galeón luchando en la galerna. A merced del temporal estaba su amado, a punto de morir, para dejarla sola una vez más, como toda su vida, una vez más y siempre. Tú, secretaria mía, ordena mis papeles y los tuyos, ámame. Y de las teclas del piano se alzaban jirones de vapor y cada uno era un fantasma: la madre no madre, los hijos que se comió la noche, la hermana que la distancia aniquiló, los textos abortados. En los alveolos de sus pulmones, en los secos estrógenos de sus cincuenta y tantos años, en sus castillos celulares, en su alma huérfana, palpita un rumor de electricidad, una gárgola de carne, la semilla repetitiva, el hilo que cose eso que sus dedos no pueden palpar pero se le posa en las sienes cada vez que la aguja corta del reloj le apunta al corazón. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 5 5


Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

Mary Godwin, luego Shelley, no muy lejos se ahoga tu amado. Y Byron, en pie ante una gruta marina, aúlla tonterías tales como que el amor es parte de la vida para un hombre, pero para una mujer es toda su existencia. Y ahora, en Porto Venere, los ambientadores para hogar llevan su nombre y se venden en frasquitos que imitan perfumes de Chanel. Y en los muros del muelle repasan sus grafitis George Sand, Passolini, Montesquieu. Unas pocas palabras bastan para que la historia se convierta en corteza de sal en la bóveda de San Pietro o en las bodegas de los pescadores de Liguria. Mary no espera aplausos. Pasa la partitura digital sobre el piano transparente, y practica trémolos y escalas mientras se atraganta con sus llagas, sus ideas, sus letras, sus socavones. Ha perdido las gafas, no ve nada. Los altavoces poliglotas anuncian la hora de la cena, las gaviotas vomitan nanas, los científicos teorizan sobre el hipotético poder de la poesía para dotar de vida a la materia inerte y los nuevos Prometeos reniegan de su destino. Todo es una gran cicatriz.

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Poem a s


Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

Poem a s

ILARGIA GENOVAREN ONDOREN

Non jartzen du musikariak pentsamendua, jo bitartean? Marguerite harrerara jaitsi da paper eske. Premiazkoa zaio zerbait adieraztea bidaian zehar bizkar tristean gora egiten dioten akordeen gainean. Porta Sopranaren eta Cristoforo Columbusen etxearen arteko kalexkan bikoteak musuka ari dira altzifreen kontra, eta lizunak ahulduriko txolarreak kandelatzar higatuen antzeko kapitel inausietan pausatzen. Orain ez zaio axola il amore, tell me more, tell me more; baina bai estatua mutilatuak, parkeetako dolore. Marguerite geldi dago begiekin itsaso bila. Premiazkoa zaio bide-orria deskribatzea, eta laztan dagio folioaren ikur urdinari. Urdina zen ipuin urdin hartako zazpi merkatarien irrikaren istila. Denek desio zuten harribitxi ederrena. Baina bitxiak urtu egiten dira hatz gosetiek eta aho ezjakinek ukitu eta batera. Berak badaki ez dagoela azkenean saririk, euripeko eskalearen nini itsuan preso hartutako argia izan ezik. Orain ez zait axola il amore, tell me more, tell me more; baina nire sostenaren igarobide-arkuak, ai, oi, ei, traidore. Margueriteren ahoan hiru Lur-globo dabiltza dantzan, bere asmakariak. Premiazkoa zaio bere listuan pirritaka erabiltzea terra incognitara ailegatu artean. Telefono-mezu batek asaldatu egin du: “Ez ezazu kapitaina konkistatu, ama, ze itsasgizonak alderrai ibili zaleak dira eta zure katuak ez luke hori jasangoâ€?. Zer dirudi ubera horrek popan, zilarrezko eta c o n Ve r s o s n Âş 2 6 / 5 7


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petroliozko hostopila. Orain ez zaigu axola il amore, tell me more, tell me more; baina bai gnomoak, danborra jotzen balekite dotore. Non jartzen du musikariak bihotza, eskutik helduta brankara daraman bitartean? Margueritek uste du badirela gauza arraroak munduan: Bulgarian zazpi tigre bezatzen diharduten gizonak, bera maitatzen hasteko zazpi urte behar dituzten gizonak, beragatik bizia zazpi segundotan emango luketen gizonak. Haztamuka makurtu, eta bere pixean kordokan isuri du bere arimako arraintxo hilaurrena. Ilargiak, nakarezko txanponak, malko bat argitzen du, ez duena bertuterik, akatsik ez duena.

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LA LUNA DESPUÉS DE GÉNOVA

¿Dónde pone su pensamiento el músico mientras toca? Marguerite baja a recepción a pedir papel. Le urge expresar algo sobre esos acordes que trepan por su triste espalda en el viaje. En la calleja entre Porta Soprana y la casa de Cristóforo Columbus las parejas se besan contra los cipreses, y los gorriones consumidos de moho se posan en capiteles desmochados como velones usados. Ya no le interesa el amor, tell me more, tell me more, pero sí las estatuas mutiladas del parque del dolor. Marguerite permanece quieta buscando el mar con los ojos. Le urge describir la ruta y acaricia el membrete azul del folio. Azul era la charca del deseo de los siete mercaderes de aquel cuento azul. Todos ellos anhelaban la gema más hermosa. Pero las joyas se licúan al contacto con los dedos hambrientos y las bocas ignorantes. Sabe que no hay premio final, tan solo la luz presa en la pupila ciega de una mendiga bajo la lluvia. Ya no me interesa el amor, tell me more, tell me more, pero sí los arcos de tránsito de mi sujetador. En la boca de Marguerite danzan tres globos terráqueos de su invención. Le urge que rueden en su saliva hasta llegar a terra incognita. Un mensaje en el móvil la perturba: “No conquistes al capitán, mamá, que los navegantes llevan una vida errante y tu gato no podría soportarlo”. Qué parece esa estela en la popa, un hojaldre de petróleo y plata. Ya no nos interesa el amor, tell me more, tell me more, pero sí los gnomos que tocan el tambor. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 5 9


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¿Dónde pone el músico su corazón, ahora que la toma de la mano para llevarla a proa? Marguerite piensa que hay cosas raras en el mundo: hombres que entrenan siete tigres en Bulgaria, hombres que precisan siete años para empezar a amarla, hombres que en siete segundos morirían por ella. Se agacha a tientas, y en su orina se agita el pececillo moribundo de su alma. La luna, moneda de nácar, alumbra una lágrima sin virtudes ni faltas.

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POTXINGOA MOILAN To have sean what I have seen, see what I see! Ikusi dudana ikusi izana, ikusten ari naizena ikusi.

W. Shakespeare, Hamlet

Zeure buruari begira zaude moilako potxingo batean eta ostadar antzeko belo batek apaintzen dizu aurpegia. Paradisu zahar batera zaramatza gasolio-aztarnak. Argiak atzenengoz atera du mingaina zure ektoplasma uretan ezabatu orduko. Barrenbarrenean ikusten zara, lore artean bere istripua onarturiko Ofelia bat bezala. Hika-mikan zabiltza guardasolaren muturrak zure islari diktatzen dizkion zirkuluekin. Iletargiak atoian dakartza arrapalan tripaz gora jarritako txalupak, galipota eskuetan, hareatan utzi eta hareak berak ezabatutako oinatzak, itsas goroldioen usaina ilean, kresalarena gonan. Eta zauri guztiak eguzkitan sanotzen. Arraun eta sareez mintzo den kanta bat diozu xuxurlaka. Umetan, hondartza jotako izurde hilaurren haren ninia zure ninian endredatu zenean, harexek iragarri zituen zure mapak eta zure zoriak: “Zeure hatsarekin puztuko dituzu belak. Purpurinaz jantziko arrankilakâ€?. Belarriak estaltzen ari zara marinel baten kantu hilgarria ez aditzeko. Pinturaz zipriztinduriko galtzada-harriak, arimaren narrurako makillaje-laginak. Mahoizko amantalak balkoietan, ezkaten lentejuelak. Norai ugertuak, mozorro-festarako karroza mugigaitzak. c o n Ve r s o s n Âş 2 6 / 6 1


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Estrepu bi dauzkazu eskuturretan, ezerezari lotzen zaituzten berbazko txikotak. Zergatik ez zenuen ikasi amuekin olgetan? Zuri, arrainen noblezian sinisten zenuen horri, bihotza jaten ari zaizkizu orain, kirurgia eta botanika formulak ikertzen diharduela. Putzuaren dzingoan arrantzan egin eta zeure burua atera nahian zaude, baina hariak palt egiten dizu. Eta irudiak ihes. Eta ur hustuak urruntzen uzten zaitu, portuan aurrera, bakarka bidean.

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CHARCO EN EL MUELLE To have sean what I have seen, see what I see! Haber visto lo que he visto, ver lo que veo.

W. Shakespeare, Hamlet

Te miras en un charco del muelle y un velo de arco iris adorna tu rostro, rastros de gasoil que te conducen a un antiguo paraíso. La luz saca la lengua por última vez antes de que en el agua se borre tu ectoplasma. Te ves muy adentro, como una Ofelia que acepta entre flores su accidente. Discutes con los círculos que la punta del paraguas dicta en tu reflejo. La luna trae a remolque barcas volteadas en la rampa, galipot en los dedos, huellas en la arena que la misma arena borra, olor a algas en el pelo, a salitre en la falda. Y todas las heridas curándose al sol. Susurras una canción que habla de remos y de redes. De niña, cuando la pupila de aquel delfín moribundo varado en la playa se enredó en tu pupila, predijo tus suertes y tus mapas: “Con tu aliento inflarás las velas. Con purpurina vestirás las anclas”. Te tapas los oídos por no escuchar el canto mortal de un marinero. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 6 3


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Adoquines salpicados de pintura, muestras de maquillaje para el cuero del alma. Delantales de mahón en los balcones, lentejuelas de escamas. Bolardos oxidados, inmóviles carrozas para un baile de máscaras. Llevas en las muñecas dos estrobos, sogas de palabras que te atan a nada. ¿Por qué no aprendiste a jugar con anzuelos? Tú que creías en la nobleza de los peces, ahora te comen el corazón, que investiga fórmulas de cirugía y botánica. Deseas pescar en la hondura del pozo y sacarte a ti misma, pero el hilo se rompe. Y tu imagen se escapa. Y el agua vaciada deja que te alejes, caminado en el puerto, navegando sola.

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MAHATSAREN ANDRE MARIAREN MANDATUA

Behorren zintzarriak lainotzan. Haritz, elorri eta pagoek adarrak isurtzen dituzte bidera. Sagar bat eta ura besterik ez daramatzat: urritasuna du gaixoak gidari, eta nik beti daukat minen bat. Arroila barruan, Leviatan, aho-zuloa zabalik, kondenatuen ilararen zain dago, aingeruek arimak zein bere balantzan pisatu bitartean. Goroldioz blaituriko harkaiztegi batean zuhaixka bitxi bat ageri da, mahatsondo bakana. Andre eder bat berbetan ari zait idulki horretatik, mahats mordo bat erakutsi ahala. Belauniko natza belar hezean. Itzal bat daukazu zeure baitan, diost berak, ankerra, filoxeraren antzera. Hartu ardo hau, haragiak busti dituena, busti otarrainak. Egin zurrut arina eta segi aurrera. Likore honek soinua dauka. Esnatu egin nau bere lo-kantak eta, hura bezala, izerditan ni izara artean. Ni naiz kristala bere sehaskan etzanda, eta ni botilaren lepoa eta ezpaina. Eta fruta heldua ni, eta etiketa, eta nire izena gaur leihate bat da. Zenbat gradu ote bodega honetan? Hotz dago hemen. Ortozik jaiki naiz. Kortxo bat eskuan, neure etxean nabil, noraezean. Pilula bat, lixto, irentsia. Eta etorri datoz ametsak berriro, garauak etorri ohi diren bezala, ez ni nabilen moduan, aihen bakartia buztinari erauzia.

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Gizonak mahatsa zapaltzen dolarean. Haiekin da faltan hartzen ditudan oinak dituena. Atera da paparra airean, eta igarri dut haren hatsean erromero eta lekale, fruitu gorri, ezkai, tailerreko trapuen nahastea. Durduzatu egiten nau kresalak. Zu, ilelaranja hori, deitu dit, erdu hona, apetitoa daukat eta. Laranja dut adatsa, nire bekatua halakoa, txerri-aziendaren tindu berekoa, jaki aratzaren karantza. Eta banoa galapan ihesi amesgaizto honetatik, gizon hori neurriz gain dastatzeagatik ahuspez erori bainintzen upel batera eta, tentetu ezinik, sorbaldan dut garraio neure gurutze sorta: nire egarriarenzat ez zen izan aserik; haren gulak, ordea, nire jakitegiak utzi ihar eta agorturik. Berriz esnatu naiz, eta nire sabelak lehortea du sufritzen. Buruko min hau zera da, ausentzien ajea. Eta gau hau aukeratuko banu agur esateko nire ohearen eremu pobrean? Oraintxe baldin badut bekokia bendaz loturik, baldin baditut masailak izozturik, nire gainera abailtzear badira txingor zaparrada, xomorro eta eguzki, zer uztalditara arte behar dut gorderik? Ars moriendi seguru honetatik zer atal falta da? Eta ametsera nago berriz itzulirik: nik ez dut jaberik.

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Neskatxo bat saltoka ezkaratzean. Zazpi bekatu ditu jolas-lelo. Buruz kantatzen dizkio amabitxiri, honek dotrinari eskuan eutsita nola oreinak pausoari leizearen ertzean. Gula denontzat, eta denok gularentzat. Eta zein ote zigorra eternitatean? Apoak eta sugeak jan, oka egin artean. Horixe izango du bizitzan erronka: berba ustelak mamurtzea trokan. Eta argitu du egunak. Gaua lokartu da eta ni esnatu. Kortxoa umel dago, bularretik zilborrera pirritan ibilita. Almohadan agondu eta negarrez hasi naiz. Ardoaren usaina geratu da gelan. Amaren argazkia dakusat argilunetan, kopa batekin topa eginez niri diosalka. Azalean dago dena, laztana, diost xuxurlaka, zuk ez eman amore. Batu zure arima lur sakonetatik eta segi aurrera.

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ENCOMIENDA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS UVAS

Cencerros de yeguas en la niebla. Robles, hayas y espinos derraman sus ramas sobre el camino. Sólo llevo una manzana y agua: la templanza es la guía del enfermo, y yo siempre sufro algún dolor. Al fondo de la cañada, Leviatán, con sus fauces abiertas, espera a los condenados en hilera mientras los ángeles pesan cada alma en su balanza. Junto a un roquedo empapado de musgo veo un arbusto raro, una vid singular. Una mujer hermosa me habla desde esa peana mostrándome un racimo. Caigo de rodillas en la hierba mojada. Tienes una sombra dentro, dice, cruel como la filoxera. Toma este vino, que ha regado carnes, regado langostinos. Bebe un ligero sorbo, levántate y anda. Este licor tiene ruido. Me despierta su música de nana y, tal que él, transpiro entre las sábanas. Yo soy el cristal recostado en su cuna, y soy el cuello y el labio de la botella. Y soy la fruta madura, y la etiqueta, y mi nombre es hoy una ventana. ¿Cuántos grados habrá en esta bodega? Hace frío aquí. Me levanto descalza. Con un corcho en la mano, vago por mi casa. Trago, ya, una pastilla. Y los sueños regresan como llegan los granos, nunca como yo ando, sarmiento solitario arrancado a la arcilla. Hombres pisando uva en el lagar. Con ellos está el de los pies que añoro. Baja con el pecho desnudo, y noto en su aliento una mezcla de romero y cereales, fruto rojo, c o n Ve r s o s n º 2 6 / 6 8

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tomillo, trapos de talleres. El salitre me aturde. Tú, la del pelo naranja, me llama, ven, que tengo apetito. Naranja es mi cabello, igual que mi pecado, del color del cerdo y del manjar inmaculado. Y huyo corriendo de esta pesadilla, pues por probarle a él más de lo debido resbalé en un barril de bruces y, sin poder erguirme, aún llevo al hombro mi variedad de cruces. Mi sed jamás se vio saciada; su gula, en cambio, dejó mis despensas mustias y agotadas. Vuelvo a despertar y mi vientre padece la sequía. Este dolor de cabeza es resaca de ausencia. ¿Y si escojo esta noche para despedirme en la parcela pobre de mi cama? Si es que ahora tengo la frente vendada, si es que mis mejillas se quedan heladas, si sobre mí se abaten tormentas de piedra, insectos y soles ¿hasta qué vendimia debo estar guardada? ¿De mi cierto Ars moriendi qué fragmento aguarda? Y retorno al sueño: yo no tengo dueño. Una niña salta en la cocina. Siete pecados son su cantinela. Se los canta de memoria a su madrina que sostiene el catecismo como una gacela el paso al borde del abismo. Gula para todos, y todos para la gula. ¿Y cuál será el castigo en la eternidad? Comer sapos y culebras hasta vomitar. Ese será su reto también en la vida: mascar en el precipicio palabras podridas. Y al fin amanece. Se duerme la noche y yo me despierto. El corcho está húmedo de rodar entre mi ombligo y mis pechos. Me incorporo en la almohada y me echo a llorar. En el cuarto queda el aroma del vino. Atisbo una foto de mi madre en la penumbra: brinda con una copa y me saluda. Todo está en la piel, bendita mía, susurra, tú no cedas. Recoge tu alma de la tierra profunda, levántate y anda. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 6 9


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WENDYK ZUBI BATETIK SALTO EGIN 2018KO EKAINAREN 3AN Idaztea da asesinato sotil bat, ahaztura edo suizidoa gainditzen dituena,

Jaume Pérez Montaner

Aspaldian utzia zuen Wendyk Sekula Ez Betiko Uhartea, eta Peter Pan trankil zebilen surf eta skate jolas berriak asmatzen haur galduentzat, bere bikientzat. Urrun jada, Wendy kamisoien andremaistra gauero azaltzen zen bere otoitza esatera zeruari begira: “Koralaren eta algen jonkie puta bat naiz. Umemoko horrengandik aparte egongo naiz”. Izaretan baziren oraindik huskeriak: hazia, maskorrak, hegaztien lumak. Eta haren bagina lehorra jarioka hasten zen ametsetan. Eta esnatzean, arrazoiaren zartailuak adina ekartzen zion gogora: “Agortzear duzu berpizteko denbora”. Gaixoak erotxikilioak zituen erantzuna: “Independentzia nire arimarentzat! Independentzia!” Ispiluari aditu eta ez zuen bere burua ikusten apenas. Ingerada birpasatzen zuen uraren kontrako errotulagailu ezabagaitzez, nor zen ez ahazteko, odola harpilatuta, hezurrak haustuta, bataio-agiriak erreta. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 7 0

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Wendyk beste aldera igarotzea zerabilen buruan: “Aliceren modukoa banintz, hori bai hori. Ispilu, ispilutxoa: urrundu nigandik kaliza amaibakoa”. Nola ezabatu xiringakaden markak, nola haizatu errautsa. Terapeutaren epaia akatsa zen etengabe: “Okerrago ezin, txarto ere txarto. Ez duzu ikasten hitzetan kokatzen. Kopiatu ehun bider ez-dut-peter-maiteko-berak-inoiz-maite-ez-nauelakoeta-nik-hori-banekielako. Pilula barik zigortuta!” Inork ez dakarkio Wendyri ez tilarik, ez tiritarik. Builak zoratu beharrean dauka. Eta azkenik, egin du esperimentua: pausoa luzatu aurrera, agur idatzi, eta salto egin du hutsera. Zubitik amildu da biharamuna zer datekeen jakiteke. Eta ez da hil, oraindik ere arnasa hartzen ari da.

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WENDY SALTA DE UN PUENTE EL 3 DE JUNIO DE 2018 Escriure es un assassinat subtil,

que ultrapassa l´oblit o el suicidi.

Jaume Pérez Montaner

Hacía tiempo que Wendy había abandonado la isla de Nunca Jamás, y Peter Pan se había quedado tranquilo, inventado nuevos juegos de surf y skate para los niños perdidos, sus gemelos. Ya lejos, Wendy maricamisones se asomaba cada noche a decir su oración mirando al cielo: “Soy una jodida yonqui del coral y las algas. Me mantendré apartada de ese maldito crío”. En las sábanas aún quedaban bagatelas: semen, plumas de aves, conchas. Y su vagina seca volvía a manar en sueños. Y al despertar, el látigo de la razón le recordaba su edad: “Se te agota el tiempo para resucitar”. Y la pobre reaccionaba con gritos de lunática: “¡Independencia para mi alma! ¡Independencia!”. Se miraba en el espejo y apenas se veía. Repasaba su silueta con rotuladores gruesos resistentes al agua para no olvidar quién era, saqueada la sangre, quemadas las partidas bautismales, quebrados los huesos.

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Wendy pensaba en cruzar al otro lado: “Si yo fuera como Alice, ésa sí que sí. Espejo, espejito: aleja de mí este cáliz infinito”. Cómo borrar las marcas de las jeringuillas, cómo aventar la ceniza. La terapeuta sentenciaba continuamente, siempre error: “Mal pero requetemal. ¿No aprendes a instalarte en el lenguaje? Copiarás cien veces no-quieroamar-a-peter-porque-él-nunca-me-amó-y-yo-ya-lo-sabía. ¡Castigada sin pastillas!” Nadie lleva a Wendy ni tilas ni tiritas. Las risas la están volviendo loca. Finalmente, prueba el experimento: da un paso al frente, escribe adiós y salta. Se lanza desde un puente sin saber qué será el próximo día. Y no ha muerto, respira todavía.

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ZAZPI EMAKUME ZORTZIGARREN BIDAIARIAREN AURKA

Nire lurra beste bat da. Ahanztura hasi da.

Eduardo Moga

Poema honek azpitestu feminista garbia dauka. Abisua nabigatzaileei. Zure Nostromoaren alerta-seinaleak laguntza eske-seinaleekin nahasten badituzu, ez egotzi zeure buruari errua: inork ez du sumatu izaten izu distiragarri eta lehorrezko film bat hastear denik nebulosa arrosa eta planeta eraztundun irisatuen artean. Inbasio kontuan berdin da 2122. urtea edo Victoria erreginaren aroa izatea. Telefonoak jotzen badu, ez hartu. Aldizka, aliena belarrian barrena sartzen da xuxurlada batean. Igarri gabe gauzatzen du okupazioa. Hala ere, umotzen denean —zizarea, piztia, gauza—, bortizki azaltzen zaizu bularretik eta almohadaren mamian ostentzen, bricolajearen kaxan, argazkien albumean. Haren odola azidoa da argiaren kableak marraskatzen. Ilunpean geratzen zara. Lasterka zoaz zure ontziko edozein zokotan gordetzera.

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Hori gertatuz gero, atera lehenbailehen bazterrettik, hartu kontrola, tekleatu: “Ez zara nire parte. Ospa”. Ezer ez esatea welcome baten pareko da, enjoy baten baliokide. Xenomorfoa menderatu beharra dago, eta desokupazioa zera da, leherketa bat, mutilazio bat, eragindako abortu bat. Androidea izan nahi zenuke hori jasan ahal izateko. Ni ez naiz Ripley eta ez nekien saskibaloian. Zazpi marine espazialek banatu zituzten sostengu-zereginak: arrastaka eraman ninduten paseoan, mukiak garbitu zizkidaten, maitagarrien hautsen errezetak luzatu zizkidaten, top secret dokumentuak eskaneatu zituzten (maite-hartzeaz eta ziria sartzeaz), ezpainak pintatu zizkidaten Joker bilaka nendin, galaxiako astro nagusia —NI— seinalatu zidaten, ahizpa deitu. Izan pazientzia: borroka irabaziko duzu eta Izakia airean aterako da espaziora. Garaipenaren uhara utziko duzu atzean. Eta azken eszenan, sar zaitez berriz hiperloan Lurrerako itzuleran abiatu orduko. Hobe katua izanez gero.

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SIETE MUJERES CONTRA EL OCTAVO PASAJERO Mi tierra es otra. El olvido ha empezado.

Eduardo Moga

Este es un poema con un claro subtexto feminista. Aviso a navegantes. Si confundes las señales de alerta de tu Nostromo con señales de auxilio, no te culpes: nadie suele sospechar que una película de terror brillante y seco esté a punto de empezar entre nebulosas rosas e irisados planetas anillados. En cuestión de invasiones da igual que sea el año 2122 o la era victoriana. Si suena el teléfono, no lo cojas. En ocasiones el alien penetra por el oído en un susurro. Perpetra la ocupación sin que la notes. Sin embargo, cuando madura —el gusano, la bestia, la cosa ésa— emerge violentamente de tu pecho y se esconde en el relleno de tu almohada, en la caja de bricolaje, en el álbum de fotos. Su ácido es sangre que corroe los cables de la luz. Te quedas a oscuras. Corres a esconderte en cualquier hueco de tu nave. Si eso sucede, sal cuanto antes del rincón, toma el control, teclea: “No eres parte de mí. Vete”. No decir nada equivale a un welcome, es un igual a un enjoy. La desocupación es comparable a un estallido, a una mutilación, a un aborto provocado. Desearías ser un androide por no soportarla. c o n Ve r s o s n º 2 6 / 7 6

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Yo no soy Ripley y no sabía jugar al baloncesto. Siete mujeres, mis marines espaciales, se repartieron la tarea de apoyo: me arrastraron de paseo, hasta la grúa Carola, me limpiaron los mocos, me extendieron recetas de polvo de hadas (Ignatia Mara, Nux Vomica, Natrum Muriaticum), escanearon documentos top secret (sobre amar y timar), me pintaron los labios para convertirme en Joker, me señalaron el astro central de la galaxia —IO—, me llamaron hermana. Ten paciencia: ganarás el combate y el xenomorfo saldrá despedido al espacio. Deja tras de ti la estela de la victoria. Y en la escena final, vuelve a entrar en el hipersueño antes del retorno a la Tierra. Mejor si tienes gato.

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(horrek esan nahi du nire lagunek ez nautela aipatzen

DISTANTZIA

eta azkenerako denok sinistu dugula inoiz ez naizela izan). nire bizitzatik erretiratu naiz hiri batetik bezala lurrikara ez behar bezain bortitz baten ondoren.

Letitia Ilea

Distantzia da nire lekua. Nagoen tokian airezko zutabeen gainean pausa ditzaket nire barrukiak eta tu egin sasijainkoei. Haien ahotsek harramazka egiten didate atzetik loreak landatzera jartzen naizenean edo aurpegia haize alde duen ubarroiari so egitean. Hemen askatasunaren baliokide dira hesteetako mina, zapatu iluntzea leihotik begira, hezurren krakada konpainia-piztiarik gabe, Lachesis Mutus zaporeko arnasa geldoa, asfaltoan zapaltutako tximeleta zuri-beltza. Euriak ezabatu egin du nire argazkia bazterretan

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Hor kanpoan, esferen valsak Vienako tiobibo soinua dauka, baina norentzat da melodia hori? Infernua bakarka sekula zeharkatu ez edota itzulera abiatu orduko prestatzen dutenentzat. Nik neure buruarekin egiten ditut biltzarrak hitzek pagamendua eskatzen duten gela hutsetan: wanted, wanted, wanted. Bihotzean zepoa eta garunetan izarrak, ausikika ari naiz hausten hariak nahiz kateak, oroit dudan zorionaz zer egin ebatzi bitartean. Distantzia da nire lekua orain.


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LA DISTANCIA me he retirado de mi vida

como de una ciudad después de un terremoto no suficientemente fuerte

La distancia es mi lugar.

Letitia Ilea

Donde estoy puedo posar mis despojos sobre columnas de aire y escupir a los falsos dioses. Sus voces me arañan por detrás cuando me dispongo a plantar flores o a mirar al cormorán que da la cara al viento.

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Para los que nunca cruzan solos el infierno o preparan el camino de vuelta antes de echar de andar. Yo celebro congresos conmigo misma en habitaciones vacías donde las palabras exigen recompensa: wanted, wanted, wanted. Con un cepo en el corazón y estrellas en los sesos, arranco a dentelladas hilos y cadenas, apartada, mientras decido qué hacer con la felicidad que recuerdo. La distancia es mi lugar ahora.

Aquí la libertad equivale a dolor de intestinos, a sábado por la noche desde la ventana, a crujido de huesos sin animal de compañía, a respiración lenta con sabor a Lachesis Mutus, a mariposa blanca y negra aplastada en el asfalto. La lluvia ha borrado mi fotografía en los rincones (esto quiere decir que mis amigos ya no hablan de mí y al final todos hemos acabado por creer que no existí). Ahí fuera, el vals de las esferas suena a tiovivo vienés, pero ¿para quién es esa melodía? c o n Ve r s o s n º 2 6 / 7 9


Ret rato e n auto / Miren A g ur M e a b e

Datos persona l es

Nací en Lekeitio, en 1962. Estudié Magisterio y Filología Vasca, y trabajé en la enseñanza y en la elaboración de libros de texto en euskera. Hace unos años decidí dedicarme profesionalmente a la escritura, así que me gano la vida gracias a actividades relacionadas con ella, entre ellas la traducción de obras literarias. Mis poemarios Azalaren kodea (El código de la piel) y Bitsa eskuetan (Espuma en las manos) fueron distinguidos con el Premio de la Crítica en 2001 y 2011. También escribo para niños y jóvenes, y he recibido el Premio Euskadi de Literatura Juvenil en tres ocasiones, por las obras Itsaslabarreko etxea (La casa del acantilado, 2002), Urtebete itsasargian (Un año en el faro, 2006) y Errepidea (La carretera, 2011). Asimismo, el álbum Mila magnolia-lore (Mil flores de magnolio) fue incluido en la Lista de Honor del IBBY 2012. En 2013 publiqué la novela Kristalezko begi bat (Un ojo de cristal, 2014) que obtuvo el premio de los lectores y ha sido traducida al castellano, catalán, inglés e italiano. Acabo de presentar un libro de relatos, Hezurren erretura (Quema de huesos) que forma un díptico con dicha novela. He participado en encuentros como el Dublin Festival Writers (2003), XXI Festival Literario de Vjlenica (Eslovenia, 2006), Edimburgo (2007), Cervantes de Viena (2008), Basques Studies Centres de Santa Bárbara y Reno (2008), Feria de Frankfurt (2009), Deux Pennents de Pau (2012), Cosmopoética de Córdoba (2014), Tocats de Lletra, de Manresa (2015), Festival de Poesia de la Mediterrània (Mallorca, 2016), Reading Month Festival (EslovaquiaChequia-Ucrania-Polonia, 2016), Voix Vives (Toledo, 2017), Poemagosto (Allariz, 2017), Hay Arequipa-Perú (2018), etc. Algunos de mis textos se han traducido a otras lenguas y al braille, y aparecen en diversas antologías.

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O bras púb lica s Dos nuevas publicaciones de los conVersos: Lana de Carmen Crespo Cauces del que teje de Eva Yárnoz


O bra s públicas

Antonia Roig

Poemario breve

Nueve piezas de fuga y tres divertimentos

Editor Manuel Ayllon, 2014.

Ediciones Vitruvio, 2012.

Tal vez huésped

Pavana y aria para un adiós

Editorial Devenir, 2014.

Alacena Roja, 2013.

Lana Editorial Trea, 2019.

Carmen Crespo

pájaros, caballos

Ediciónes Gabriel Viñals, 2017.

Teselas

XIII Premio de Poesía César Simón 2016.

Editorial Denes, 2016.

Todo ardió Luminoso

Armagord, 2016.

Cuerpo o el corazón del mundo todavía

Editorial Sol y Sombra, 2015.

De músicas y otras pieles Editorial Polibea, 2015.

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Carmen Díaz-Maroto

Alguien Surge

Polibea, 2014.

Alimento del aire Premio Blas de Otero de Poesía, 2006. Universidad Complutense, 2007

Esther Lucio Marino

Cómo trabajar una duna

Editorial Devenir, 2014.


O bra s públicas

Eva Yárnoz

Juan Hospital

Filiación

Gris: una teoría

Premio Flor de Jara de Poesía 2016.

Amargord, 2012.

Diputación de Cáceres, 2017. Universalia ante Rem

Neopátria, 2015.

Julio César Navarro (1970-2009)

Cauces del que teje

Todo sigue así (Poesía completa)

Ediciones Trea, 2019.

If ediciones, 2009.

Fran García Mare Nostrum XXI Certamen de Poesía Marc Granell Edicions 96, 2018

Marga Mayordomo

Pájaros Tattoo

Cuadernos del Laberinto, 2019.

Dedos de Martini-Dry.

Colección Melbea, 2014.

José Pérez Carranque No sabría decirte XIV Premio “Águila de poesía”

Miguel Cuerdo Mir

Ilmo. Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, 2018

Álgebra de la memoria

Ediciones Vitruvio, 2012.

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O bra s públicas

Miguel de Francisco (1949-2012)

Dalton Peabody (Poesía completa)

Amargord ediciones, 2012.

Nieves Pulido Grandes éxitos XXVI Premio Gerardo Diego de Poesía, 2010. Excma. Diputación de Soria, 2011.

Tirsa Caja

Los más queridos nombres

Amargord ediciones, 2011

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Fi cha técnica

Grupo de los poetas conVersos:

En la portada:

Alicia Naya, Antonia Díaz Rodríguez, Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Claudio Carrillo Aranda, Esther Lucio Marino, Eva Yárnoz, Fran García, José Pérez Carranque, Juan Hospital, Manuela Sola Castro, Marga Mayordomo, Miguel Cuerdo, Nieves Pulido, Paloma Espartero, Pepe Alcamí y Tirsa Caja.

Foto de Esther Lucio Marino

Y también: Elisa Fernández de Castro, Julio César Navarro y Miguel de Francisco

Comité de redacción: Carmen Díaz-Maroto, Carmen Crespo, Esther Lucio Marino, José Pérez Carranque, Manuela Sola Castro, Nieves Pulido y Tirsa Caja

Secretaria: Carmen Díaz-Maroto

Diseño y maquetación: Manuela Sola Castro

Correctoras de estilo: Esther Lucio Marino y Nieves Pulido

La revista fue ideada en: Café Ajenjo, Madrid, 2010 (cafeajenjo.com)

Número 26 editado digitalmente el día 10 de junio de 2019

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