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Mario Obrero

Mario Obrero

“¿Cómo me hice yo marxista? Pues bien… andaba entre cándidas florecillas y acianos de primavera, ésos que nacen justo después de las prímulas […]” Así iniciaba Pier Paolo Pasolini en Poeta delle Ceneri la respuesta a una seria pregunta, definitoria, circunspecta. Del mismo modo, no podría hablar de mi relación con la poesía sin nombrar la lluvia sobre un atasco en verano, el olor a jacinto o la ingente cantidad de colzas en las carreteras leonesas. Comparto en esta revista algunos poemas que ya son eternamente vuestros. La posesión y la acumulación primitiva no son, por lo común, temas que preocupen al poeta. Desde lo colectivo (esto es, desde el amor a la comunidad humana) se roza apenas con una cerilla aquella larga canción ya cantada por nuestras pasadas y nuestras futuras. Así pues, dejo en estas páginas un recorrido cronológico de la poesía de un muchacho Obrero. Pequeño sendero plagado de preguntas que nunca serán resueltas, descubrimientos e intuiciones alumbradas y el salitre de un viejo e ignoto mar.

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No supo el perro si tirarse al mar necesitaría gafas para ver los colores de pensamientos enfrascados que giran como una peonza giran giran giran

si todos los sonajeros fueran impulsados a sonar por el peso del silencio abejas de fuego por las dunas de tu espalda emigrante el cromañón escribe su vida en un átomo de luz ¿qué hago yo con tanto mar?

Inédito, 2014

El cierzo vidrioso allá donde nace el canto humano de la gaviota leva tu memoria de entre las algas también le duele al féretro que fue árbol en los patios gorrión sobre los adoquines resquebrajados en los pabilos de la sibila hundirse entre el sol y la lluvia abandonar las raíces en un bosque de piedra y tinajas vacías

discernir el cielo del mar croa la campana y flota entomología del corazón primitiva luz que tiene la oscuridad hay un zapador entre los pétalos de la primera rosa esa que ahora crece en los dialectos ocultos

Carpintería de armónicos, 2018

Hay un vencejo dormitando en el techo del alfolí opilión tras opilión en la fragilidad de la sal caminan torpes una manada de fisuras y ángeles toda iglesia produce reverberación del mensaje lapiar abierto tras un recuerdo marino y la geología de aquellos humanos sumergidos a las orillas de los estuarios un lobo en la sombra ruidosa guardé mi corazón en un enebro el barco de sabinas desanda el frágil sendero del opilión guardé mi corazón en un enebro

los vencejos continúan su vuelo

Carpintería de armónicos, 2018

¿Lo escuchas? escribo sobre una guitarra en este cielo de levadura el poeta ferretero construye tornillos para las mesillas de noche se lo comen los pájaros los pájaros pájaros en este suelo de cañadas para hormigas sin pastor el poeta bello como niños de verano y aligustres se encuentra en los puentes un camino de abetos y vuestros versos hermosos igual que palabras científicas o tinta morada miramos al sol que no existe el arroz son pájaros

son pájaros pájaros en el barniz al otro lado resuenan las migajas luminosas del domingo en las plazas verdes mi bosque bestiario de caminos los dedos John Berger levanta su bizcocho de cebolla y la revolución estalla un perro, los pájaros los pájaros pájaros ser poeta soy poeta po-e-ta soy tres sílabas potae eopta soy opeta antes de la incineración hay ceniza que no se convierte en pájaro

pájaro pájaro música, hormigas una milonga vuestros versos de pan y aceituna él en su columpio lleno de padres e hijos un poeta po-e-ta saca su pluma azul ganchillo del estuche repleto de bicicletas ¿lo escuchas? escribo sobre el cuerpo del sol y tu reflejo naranja al otro lado de la guitarra.

Carpintería de armónicos, 2018

Escribiré trece compases tiempo del trapecista que lava boniatos mirando la catedral música de vendedor de grifos gentes griegas que dibujáis en la arena sandías el que abandona azoteas y deja un cuerpo encalado como el patio de los santos llegué muy joven a un mundo que era muy viejo oraré por los almendros del olivar la marinera masca espelta en un tren soniquete de las flores del pájaro moscón el rey incendiado en la sartén de los jornaleros un gato recorre en la estación el cuerpo amarillento de las ideas la abuela no sabe restar garita donde doy letra al espejo él tan antiguo

Ese ruido ya pájaro, 2019

Con cuatro orejas llegó pedaleando el poeta a ese río de hojas y cruces caídas enciende el salvaje salitre sobre la cabeza del hierro mira esta abubilla que pasa ese cuerpo de mujer que habita la calle de los rosales es el día y su luz desnatada en el aullido de las amapolas comercian quesos de toda condición y clase social maldito el pianista del XIX que leía chistes en su sonata 2 en si bemol menor malditos los que ladráis y la cara amelocotonada del encamisado este su último estío y no dejan de florecer los pechos de las vacas los cerdos índigos el aplauso de concurso de piano o un borracho que llama con el musgo a esos cantos de infancia mira la abubilla el pelo de los adolescentes el dulce talón de los adolescentes subidos al secreto púrpura de las higueras y mi lar de leña como una cabritilla enjabonada

Ese ruido ya pájaro, 2019

Los calcetines negros la conversación en una pescadería de confianza entre la fallecida belleza de los ojos del mero ese bosque que caminan en la menor las chelistas ¿qué río querrán pisar los zapatos del zagal cosiendo la luz tendida sobre el pelaje de los zorros? silente silbo de sal el aroma de las fresas las acuareladas vértebras de la imaginación y esa vieja extranjera y su gato con cara de lucio adulto humedecen el alma los dudosos cuernos de las cabras sonámbula menstruación que doblas amapolas en la cómoda chirriante un violinista en columpio acicala su barba y lanzan pompas de jabón al pelo teñido de las ancianas la chaqueta de barman con que riegas el olmo de Schumann limpian sus gafas afinan el día después del eclipse naranja boca de los peces fluviales que mascan el pie de dios caminan solubles en el camposanto mi país llena de banderas las vidrieras de costa en las fosas comunes no hay murciélagos pero sí noche güio güio güio gentes que guardáis las sábanas de Isabel la Católica en el bolsillo de vuestro pantalón de puntillas mi escritura él corre mucho mucho mucho nunca estornudó aquel azucarado gorrión que el humanismo pinta en el techo de las ferreterías amanece en las ventanas más pequeñas de la aldea el pianista saca su lengua

Ese ruido ya pájaro, 2019

Es el día que junto a un ser marino me hago buscar como el que pela las zanahorias podridas cuando entró la nieve en casa y los espíritus del amor hacían con ella pájaros azules poco más son que una lengua muerta en las escamas del lenguado son su irrealidad y cientos de jóvenes tras las puertas y cientos de bisturíes en el canto del sol donde lo no real a la belleza y su ética hace mítines pidiendo el voto precario de las palmeras poco más puedo reivindicar que la verdad la verdad como el nieto que va a la playa cuando empieza la misa del domingo o el azul que de la piel brota y hace cancioncillas para piano igual que un trapo roído su alegato todo ladrante tras un dálmata de plástico nada quejoso como una llamada de cumpleaños son yo y llevan el vello en un salero de cobre cerca de la linde es donde los frutos se hacen sonar y el lobo ama como un cuchillo bajo la piel de la nectarina

la mantarraya solo ha dicho emancipaos sueños del otoño en el espigón que acontezco con la luz encendida de mi ser el espigón donde pescan música los geógrafos es un obrero haciendo poemas de agosto los poemas como un frasco de espelta en el horno de pan el que busca los zahoríes dan un bulbo a las muchachas no encuentra el que busca conversa con lo amargo del café como se habla con Wisława Szymborska los honorables días de mercadillo el explorador poco más desea que no encontrar un destino la quietud en el alma es un solo vencejo absorto en el aroma de las bolsas de té88 como la sábana que compra la madre como la raíz de las cañas que arranca mi abuelo al mediodía como en fin todos los buzos del mundo hundidos en la respiración solo procuro ser ser no es más que no matar al escarabajo negro que habita las ínsulas ser es transitar solo procuro transitar por una belleza y su ruido

por las cañas de pescar y su manera triste de abrazar al viento en la duda morada de los campos de Brihuega el obrero es entonces una luz lo importante el alumbramiento de los metales todo es belleza encendida palpitando en el amor mamífero y la belleza se ha de transitar como laurel en los patios ampliamente sumergido en el azar de los gorriones

Ese ruido ya pájaro, 2019

La poesía amanece a las 6:52 en el condado de Fayette y las muchedumbres entran al Olimpo a comer panqueques los que besan abejas bajo los arrozales y los presbiterianos cenan sándwiches de pavo en la iglesia el cuarto miércoles de agosto las ardillas con traje de mirlo saben que el primer miércoles tomaron pollo frito el segundo miércoles pizza y zarzaparrilla el tercer miércoles llegó la barbacoa y habló el contable sobre los valores antropológicos de las armas en su país con su vestido de sweet sixteen una cumpleañera tira dólares a la orilla del Chattahoochee caen como espliego entre latas de cerveza y banderas a un dólar caen a un río de los suburbios donde las ciervas perdidas dormitan en cajas de cereales América abona sus secuoyas con peces muertos del humedal donde los niños ahogados y miles de republicanos con la cara de Ronald Reagan en sus camisetas celebran el porvenir los pilotos tragan helado y pesticidas delante de su perro Toby aduladores de los peniques hijos del plástico gritan subidos a sus cortacéspedes

I pledge allegiance to the flag of the United States of America and to the republic for which stands one nation under God indivisible with liberty and justice for all entre fastfoods e iglesias baptistas encuentro al viejo barbudo regando flores invisibles le invito a una Coca-Cola light sabor vainilla y le cuento que de donde vengo las libélulas no hablan de su futuro ascenso laboral bajo la lluvia una tortuga llena de cucharas soperas canta en mí sin tutearme limpia el piano que muere en el fondo del melocotón el viejo se despide con sus piernas cansadas but I am that which unseen comes and sings, sings, sings le dice a los Chevrolets y a las biblias de los hoteles

Peachtree City, 2021

En una peluquería de Fayetteville Washington se hace las mechas mientras Jefferson y Hamilton discuten las ventajas e inconvenientes del champú con olor a arándanos las madres y sus cabezas enjabonadas leen poemas de Plath y los alcaides llevan flores de caucho en la solapa de sus chaquetas el espejo está lleno de cisnes de papel plegados por gerentes del Chick-fil-A entre aquelarres de Romare Bearden ves entrar a Arthur Miller con un canario en el hombro ves entrar a los obreros inaugurando un nuevo partido de izquierdas y a las niñas con estrellas de óleo rojo ves a los extranjeros decir solo las puntas y blasfemar en sus lenguas la peluquería atestada de grandes daneses envuelta en batatas y caparazones vacíos la moqueta se va inundando de mensajes rizados

Peachtree City, 2021

Si una lluvia fuese la luz que nace en las raíces la muchedumbre haría pan durante su servicio militar y los cuatro caballos de la muralla de Ávila aprenderían ebanistería yo que no sueño en la noche y que busco las voces del mar tiemblo ante la vida ante las tiendas de bricolaje y los muladares con banderas confederadas encontré mis manos sobre el césped del vecino mi cuello abrazado al nido de los petirrojos mis tibias tendidas en alguna ventana con mosquiteras encontré a los niños besándose bajo los huesos relucientes es difícil vivir en un río nombrado por todos los poetas en una higuera poblada de todos los pájaros la escarcha sobre un día laborable de otoño no soy esa gente que cita a Jean Paul Sartre mientras hace turismo en las tiendas de colchones todo lo que sé todo lo que no sé promulga su anuncio entre los peces

y la nostalgia cuenta fábulas a los corales y a las lavanderas que leen a oscuras galletas de la suerte

Peachtree City, 2021

Con el perdón de August Spies Adolph Fischer Albert Parsons Louis Lingg y George Engel el Día del Trabajador en Estados Unidos es ideal para ir a las tiendas de segunda mano y al hipermercado a comprar calcetines blancos y tarteras para guardar judías mirar la sección de Navidad los brownies con la bandera estadounidense llegar a casa entre bolsas marrones de plástico ver la competición nacional de rodeo calentar pizzas del día anterior volver al televisor ver Worst Cooks in America cereales de postre cenar en un italiano en Marietta té dulce y ensaladas de garbanzos con los Smith ir a su garaje a comer tarta con helado entre herramientas máquinas de gimnasio lavadoras industriales arriba el mueble bar fotos de la boda botellas de whisky de Tennessee un sofá reclinable de cuero y una cruz sobre el televisor de fondo el especial de Shark Week una cabeza de ciervo en las escaleras tímida la bandera confederada quitarse las botas hablar de las ofertas en el hipermercado con una sonrisa estrepitosa había brownies con la bandera americana oh sí brownies y muffins de calabaza comprar un batido extragrande sabor crema de cacahuete y en los labios del extranjero tintinean los versos de la Internacional

Peachtree City, 2021

I

He venido como las olas de bahía acuden a la arena por primera vez veo pelícanos tumbados sobre los montículos de conchas este mar es el mismo canto que se mecía en los maizales de Touriñán é o primeiro vagalume na aperta dos barcos e as follas de palma un niño en Port Saint Joe anda conectando la manguera de la caravana fraterniza con los nenúfares del lago Eufaula estuve en el silencio de los molinos contando espigas con un diccionario en la cabeza poco sabemos yo y estos árboles de lo que llega a las costas de Milwaukee el fuego es una palabra corta en japonés hace pájaros y escapa en reunión con las olas de la otra orilla.

II

Las mariposas que revolotean en el contenedor de la basura los hombres que seguidos por una congregación de nutrias preguntan a Fray Luis de León el porcentaje de impuestos en un país con economía mixta son esas las almas que ante las aguas de plata y desierto le dicen al sol palabras invisibles las palmeras y el humedal me abrazan tan cálidos como el corazón de los faros yo como mi primer marshmallow y veo al humano nuevo nacer por los siglos y los milenios tremolar en el yerbal con remos invisibles dormir su cuerpo en el huerto repleto de lechugas y en los graneros del sueño entonces la certeza me ataca y descubro que ya nombraba la saudade como una flor en el cajón de las especias que mi corazón es grande porque no es mío sino de la mar y de mis antepasadas y mis futuras otro continente y otra lengua para ver los mismos pelícanos dormitar un espigón donde las vasijas y los peroles se llenan de luna y sangre vieja las conchas que construyen una bahía un hombre un universo

Peachtree City, 2021