2 minute read

Lejanías

“Disculpen las mejoras”, es el eslogan de la última campaña de Cercanías con el que Adif, claramente, pretende reírse de los usuarios de la C-3.

Los ciudadanos ya se atreven a hacer sus propias estadísticas del servicio. “Solo uno de cada ocho viajes en la C3 llega a su hora”, dicta el itinerario de un vecino entre la semana del 23 al 27 de enero. El resto de la historia ya es conocida por todas las pobres almas que tienen que utilizar el tren para llegar al trabajo o a estudiar: retrasos de más de media hora, convoyes atestados en los que no entra un alfiler, interrupciones del servicio, cambios repentinos de destino o directamente servicios cortados que obligan a los usuarios a recurrir a taxis o VTC para poder llegar a sus casas.

Advertisement

La otra broma que ha preparado Adif para este año es el cierre del túnel de Sol. Debido la remodelación del hall de Chamartín, desde el 4 de febrero y hasta el 23 de diciembre, los viajeros de la C3 ya no tendrán conexión directa con Sol, Nuevos Ministerios o Chamartín y deberán que bajar en Atocha y realizar trasbordo en caso de que quieran llegar más allá. Las obras costarán 326 millones de euros a los españoles y más de 235 horas perdidas* al año a los usuarios de la C3 (esto en el hipotético caso de pensar que este 2023 todos los trenes llegarán a su hora, sabiendo que esperar puntualidad en la C-3 es una quimera).

Pero para qué van a compensar desde el Ministerio de Fomento a los vecinos afectados. Si los problemas en la C-3, por mucho que insistamos desde los medios de comunicación, ya no son noticia. ¿No eran los atascos una “seña de identidad” en Madrid según la presidenta Isabel Díaz Ayuso? Pues asumámoslo, la mierda de la C-3 forma ya “parte de la vida” de los vecinos de Valdemoro, Pinto, Ciempozuelos y Aranjuez. ¿De verdad que luchar por respirar en un vagón, avisar en el trabajo de que vuelves a llegar tarde o pagar un taxi para que te lleve a casa no te hace sentir especial? ¡Vamos!

De la misma manera que los políticos locales se han levantado en armas por una más que necesaria sanidad digna, es momento de dar un golpe sobre la mesa en materia de transporte. En juego están la calidad de vida y las oportunidades laborales de los valdemoreños, razones de suficiente peso como para hacer de este asunto una prioridad política de todos los partidos con representación en las corporaciones municipales de Valdemoro, Pinto, Ciempozueols y Aranjuez, los principales municipios afectados por la C-3. No somos ciudadanos de senguda, Renfe nos está robando nuestro tiempo, llegar tarde por culpa de un servicio deficiente no puede convertirse en costumbre para nadie.

Mientras tanto, al menos en Valdemoro, una buena manera de concienciar al Ministerio de Fomento de las carencias en materia de transporte que sufre Valdemoro sería renombrar al tren en consonancia con el pésimo servicio que ofrece y que aleja a los vecinos no solo de Madrid, sino de plantearse siquiera su uso. Cambiemos el nombre de Cercanías por el de Lejanías.

En Datos

PARO. El año 2022 acabó de forma positiva en términos laborales para los vecinos de Valdemoro. El número de personas inscritas en las oficinas de los servicios públicos de empleo se redujo en 914 vecinos a lo largo del año (-19,68%) hasta los

3.730, lo que supone una mejora por encima de la de 2021 (-13,41%). En lo que respecta exclusivamente a diciembre, se registraron 101 desempleados menos respecto al mes anterior (-2,64%).

A nivel nacional, el paro descendió en 268.252 personas en el último año (-8,64%) de manera que el número de empleados en España ha pasado a ser de 2.837.653. La mejora interanual fue todavía más acentuada en la Comuni- dad de Madrid (-18,5%) tras perder 67.918 desempleados en los últimos doce meses. Así, actualmente hay 297.789 parados en la región