3 minute read

Memorias de la pandemia

Por: Jacy

La pandemia por Covid-19 afectó de manera negativa la vida de todos los seres humanos que fueron alcanzados por ésta, en diversas áreas de la vida como lo social, sanitaria, económica, política, cultural y desde la vida cotidiana misma. Cambió la forma de ver e interactuar con las personas, para muchos ha sido un tormento en lo absoluto y para otras incluso le vieron el “lado positivo” a el tiempo de aislamiento. Personalmente la pandemia cambió mi manera de ver las cosas, más no mi manera de ser ni me

Advertisement

“volvió mejor persona”. Sin embargo, sí me enseñó a disfrutar las cosas simples que pasan desapercibidas por la cotidianidad del día a día.

Desde el inicio de la pandemia la compañía de mi familia, la estabilidad económica que gozo, y la satisfacción de todas mis necesidades básicas hicieron que el tiempo de aislamiento fuera “fácil de llevar” físicamente. El estar constantemente acompañada por mis seres queridos convirtió de hecho al aislamiento en un tiempo positivo con mi familia, existieron ciertos momentos en que la convivencia no era tan afable, a pesar de ello lo supimos resolver en conjunto, sumado a todo ello el hecho de que vivo en un espacio rural rodeado de naturaleza y relativamente de poca población hicieron que aprendiera a disfrutar de lo que estoy rodeada.

Existieron algunos momentos en donde mi estabilidad emocional colapso el pensar que allá afuera no todos estamos en la misma situación, en las miles de muertes que se escuchaban en los medio de comunicación, las noticias de muertes en Ecuador, la crisis que estaba sucediendo, fueron todo un caos cada vez era más difícil encender el televisor y no llorar por escuchar cada suceso, hasta el punto en que me aislé virtualmente, es decir no escuchaba radio ni prendía la televisión para no ver noticias incluso bloquee páginas de noticias en las redes sociales para evitar saber, en un acto egoísta de protegerme mentalmente. En mi familia cercana nadie se enfermó de Covid-19 y no tuve perdidas familiares por esta pandemia, así que de cierta manera estoy agradecida.

Los momentos en los que peor me sentía eran cuando creía que la mitad de mi vida universitaria estaba yéndose al alejarme de las clases presénciales, el sentimiento de pérdida de buenas experiencias universitarias me llevó a una crisis de sentimientos, hoy por hoy ya las puedo manejar. Para términos de Junio de 2020, comencé a salir de nuevo con el miedo constante de contraer el virus, al principio sufrí del “síndrome de la cabaña” que según expertos es

Una serie de pensamientos catastrofistas vinculados a lo que se encuentra más allá de los límites del hogar, relacionándose a nivel fisiológico con la emoción de miedo y todas sus manifestaciones (taquicardia, hiperventilación,

sudoración...) así como asociado a una respuesta motora en la que prima la evitación y el escape de todos aquellos aspectos que probabilizan la aparición de dichas señales. (Seoáñez, 2020)

Al evitar a toda costa salir aunque sea al patio de mi casa al ver que gente se movilizaba por la calle, pero poco a poco empecé a salir más hablando con amistades y con seguridad lo pude superar hoy en día ya no puedo estar un día completo en casa ya que me genera reacciones emocionales al estar mucho tiempo en casa, comencé con actividades deportivas para contrarrestar otros efectos de la pandemia que ayudan con mi salud mental, el ejercicio como tal me ha ayudado a cambiar varias concepciones que se generaron durante la pandemia. Salgo todos los días aun con un poco de temor, pero por otro lado el estar en casa todo el día tampoco me agrada.