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Covid-19 en mi salud mental

Por: Mireya Quito

El coronavirus ha afectado varios aspectos de mi vida, hace más de un año que junto a mi familia hemos tratado de acostumbrarnos a las modalidades para afrontar la situación. Usar mascarilla a cualquier lugar que vayamos resultó fastidioso y lo sigue siendo y no poder salir con libertad fue algo que me generó muchas emociones negativas. El miedo invadía nuestra mente por ver cómo otras personas morían a causa de la enfermedad o sufrían en los hospitales.

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Antes de la pandemia mis emociones no eran muy variadas, a veces sentía preocupación por presentar a tiempo alguna tarea de la universidad o resultaba agradable hacer planes para una salida con amigos o con mi pareja. Si pasaba algo que causaba algún tipo de tristeza o si se tenía un mal momento, eso se disipaba cuando se compartía una conversación con algún amigo o amiga en la universidad. Era como si hubiera un equilibrio en mi realidad pues compartir con personas allegadas proporcionaba sensaciones de felicidad que tranquilizaba mi interior. Más allá de eso el mundo vivía en un “cada quien en lo suyo”, supongo que los demás tenían sus buenos y malos momentos, pero de eso una no estaba muy enterada.

Cuando en el país declararon emergencia sanitaria, la situación no parecía tan grave. Conforme pasaron los días, el confinamiento se alargaba y las personas comenzaban a asustarse y a abastecerse de productos de primera necesidad. A pesar de ello yo no sentía mucha preocupación, ya que como vivo en una zona rural no iba a tener que estar todo el tiempo encerrado en mi casa, pues no corría mucho peligro de contagio. Ya al pasar el tiempo se iba notando la necesidad de las demás personas al no tener alimentos ni recursos económicos, eso comenzó a generar preocupación en mi porque emocionalmente influía mucho ver tal situación. Cada vez iba pasando más el tiempo y mantenerse únicamente en la casa estaba afectando, surgía la necesidad de salir, de ir a la universidad otra vez. La educación virtual a la que tenía que acostumbrarme no era de mi agrado, pues me distraía con facilidad, también comenzábamos a tener docentes nuevos que no pudimos conocer en persona, pero bueno, al menos no era la única que vivía eso, aunque parezca egoísta lo que digo.

La situación me afectaba más cuando veía en los medios de comunicación como aumentaban más los contagiados y como muchos morían, parecía que de nada servía quedarse en casa, pero es que la realidad eran otra pues habían personas que no podían quedarse porque iban a pasar hambre, eso era muy triste y más cuando las autoridades y otras personas eran indolentes pues trataban de obligarlas a que no salieran de casa sin siquiera abastecerles de productos necesarios e incluso se los criticaba fuertemente sin tener empatía de su situación. Además, daba tanta impotencia, ver como muchos políticos

comenzaron a aprovecharse de la situación, cometiendo actos corruptos con insumos médicos que donaban o llegaban al país. Daba tanta rabia, tristeza, impotencia de lo que pasaba y una frase muy fuerte salió en ese entonces que siempre me darán tanta decepción de los políticos de mi país. Esta frase decía…

“Yo pensé que los pobres saldrían a robar y asaltar los mercados por hambre, pero fueron los políticos quienes salieron a robar el dinero de los pobres”

Sin embargo, tenemos que continuar con nuestras teniendo que adaptarnos a la nueva modalidad como le decían, y fue difícil, porque la vida se limitaba a estudiar virtualmente tener distracciones o la mala conexión a internet a la vez que se perdió el contacto y las formas de relacionarse con otras personas cara a cara. Actualmente me doy cuenta que he adquirido cuadros de ansiedad, de repente se siente una desesperación e intranquilidad por la incertidumbre de lo que pasará después es algo incontrolable y es difícil recuperar una buena estabilidad y más aún cuando situación ha vuelto a complicarse y comienzan a contagiarse personas conocidas y cercanas a la familia y sentimos más fuerte el miedo de contagio pues cada vez está más cerca.

Los episodios de ansiedad aparecen con facilidad cuando se acumulan muchas tareas de la universidad porque uno sobre piensa como va a realizarlas o no se sabe si se están haciendo de forma correcta, además de que el tiempo para hacerlas no alcanza pues en el área rural hay muchas actividades por hacer y mi mamá necesita que le ayude tanto en labores de agricultura como en labores domésticas, a veces no puedo ayudarle por ocuparme de lo académico y ella se molesta conmigo y me hace sentir aún peor, a ello se acumula un mal descanso por las noches ya que la tensión y estrés no permiten conciliar el sueño de forma correcta.

También ha influido mucho el ver que varias personas que conozco han migrado a otros países, principalmente a Estados Unidos, y es que la realidad económica de este país parece ir de mal en peor y si hablamos en cuestiones de género, las mujeres son las más afectadas, entonces las migraciones que empiezan a aparecer también generan en mí, ánimos para querer hacer lo mismo, sin embargo tengo la esperanza de que aquí lograré conseguir un buen trabajo y en últimas instancias tengo que ser yo misma la que me tranquilizo y auto animo cada día.