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La monotonía del día a día en la pandemia

Por: Sebastián P.

La pandemia Covid-19 que atravesó por todo el mundo sin excepción llegando hasta los lugares menos conocidos y más remotos del planeta, fue un total cambio en el estilo de vida de cada ser humano, sin distinción de clase social, etnia, edad, género, religión, descendencia, impactó de manera directa en todo el sistema en general. En la ciudad de Cuenca la pandemia tomó fuerza en el mes de marzo cuando se declaró a nivel mundial el virus como global, el gobierno implementó estado de excepción en todo el territorio ecuatoriano generando así un desequilibrio ya en la vida de los cuencanos tanto económico, físico, mental, social, entre otros.

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Dentro de lo correspondiente a la salud mental que se vio implicada por el encierro en mi vida personal fue tan repentina por estas medidas que tuvimos que adaptarnos por salvaguardar nuestras vidas y la de los que nos rodean, podríamos comenzar hablando sobre el miedo que fue sembrado principalmente por la prensa en general, ya que los medios de comunicación fueron los principales en hacer saber a la población sobre cómo se sobrellevaba la pandemia dentro del país, en unos casos más alarmantes, en otros más exagerados, en otros con cifras alteradas o erróneas, debido a esta prensa que nos vendía una imagen de cómo estaba el país en momento de crisis, desde lo personal uno se impacta y se ponía alarmante, alterado, preocupado por saber qué mismo pasa en realidad, otro de los aspectos era los síntomas que aparecían sobre los que contraían el virus, síntomas similares a los que aparecen al momento de contraer una gripe, no sé si era producto de la imaginación que empezaban los ardores de garganta, el malestar del cuerpo, síntomas que de una u otra forma preocupaban y te hacían pensar durante días en qué momento me agravo y me toca ir al hospital o que un médico me atienda, esto que en términos científicos por así decirlo es llamado persona hipocondríaca que piensa que tiene cualquier enfermedad cuando escucha algún testimonio y ya se siente enfermo con todos los síntomas, y creo que no solo en mi caso fue que me sentí así ya que en la mayoría de personas que he comentado han sentido lo mismo, alrededor de tres ocasiones imaginé que me contagie cuando creo que fue producto de mi mente porque al terminar el día todo estaba normal.

Otro de los aspectos que sobresaltaron en la pandemia dentro de mi vida personal fueron la baja autoestima, el cansancio por nada, el estrés, el despecho por estudiar, desde lo personal lo económico también influyó mucho en el hogar ya que al mandar a la casa a cuarentena no se recibía una remuneración por parte de los que sostenían el hogar económicamente, así que comenzaban las preocupaciones, los disgustos, el mismo hecho de pensar qué comeremos en un mes que se terminen los ahorros, tal vez ya llevaba a una crisis de salud mental en todos los integrantes de la familia; otro aspecto a la par con este,

fue el de la monotonía de las actividades realizadas en el hogar en el contexto del encierro cuando estábamos durante el toque de queda y no se podía salir, todo era monótono: levantarse, desayunar, arreglar el cuarto, sentarse en el celular, almorzar, recibir clases, hacer tareas, otra vez el celular, y dormir, esta monotonía alteraba el entorno familiar y provocaba en mucho de los casos disgustos de que no se hace nada más que lo mismo cuando en realidad no había nada más que hacer, algunos ya estaban perdiendo la cabeza.

Otro aspecto importante fue la relación social que no era lo mismo, mantener esa comunicación que se tenía con amigos, pareja, familia, decepcionó en la cuarentena, aburría ya pasar en el celular preguntando “y qué haces”, cuando la respuesta iba a ser siempre “aquí encerrado en el celular”, pasó igual o creo que aún se mantiene en esta misma línea la educación, en mi caso estudiar y ver el mundo de afuera como está la verdad si despechaba seguir entrando a clases muchas de las veces no entrabamos y poníamos excusas de que no hay conexión de que un familiar está enfermo pero era ese cambio de ánimo y la modalidad de recibir las clases que a uno le despecho por completo seguirse educando en esa metodología, bueno en los últimos tiempos ha cambiado porque ya se comenzó a reactivar la economía, se podía salir ya a comer o socializar obviamente respetando las medidas de bioseguridad pero ya era un avance para cambiar la rutina.

Otro aspecto fue el estado físico en pandemia que afectó a la mayoría que subió de peso gracias a la ansiedad que producía hambre en todos, y como uno estaba acostumbrado a realizar actividad física diaria esto era impedimento y realizar actividad física en el hogar era casi nulo porque no existía la fuerza, las ganas, el ánimo para esas actividades y si nacían duraban durante dos días y ahí quedaba la actividad física. Esta ansiedad también muchas de las veces se presentaban en síntomas de falta de aire, generando una crisis de pánico en la mayoría también fue en mi caso cuando en realidad todo fue el poder de la mente que controlaba y jugaba con nuestro cuerpo, tal vez cansado de no salir al aire libre, a des estresarse y observar, a pasear o vacacionar, a muchas personas nos hacen falta esas actividades que eran habituales en las vidas diarias.

Todos estos efectos post COVID que han dejado y siguen las secuelas plasmadas en cada uno de nosotros de una u otra forma nos han hecho cambiar nuestra forma de ser, nuestros hábitos, a relacionarnos más en familia, entre otros esperemos lograr superar la pandemia sin contagios aún en la familia y con la salud física que se ha venido abarcando e intentar mejorar esa salud mental que hace falta en nuestras vidas desde lo personal es posible conseguirla cambiando los hábitos y a veces cuestionando el sistema en general.