ALDAMIR Edición Especial

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DICIEMBRE 2020

En memoria de José Said Saffie

1930 - 2020



Entrevista Patricia Arancibia

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Su vida familiar

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Perfil Empresarial

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Fundación Belén 2000

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Un hombre de Fe

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Mundo Árabe

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Directora: Paulina Yarur Chamy Editora: Sofía Debarbieri Löwener Comité editorial: Fernando Lolas, Ricardo Hepp, Mario Nazal, Alexis Sfeir, Jorge Sahd, Sofía Debarbieri y Paulina Yarur. Escribieron en este número:
 Cristina Correa, Paulina Latrach, Sofía Debarbieri y Paulina Yarur. Dirección de arte: Agencia Mandarina www.mundomandarina.cl Fotografía: Paulina Latorre Albi Revista bimestral de la Fundación Palestina Belén 2000.

Dirección comercial: Rosario Norte 555, of. 805, Las Condes. Santiago. Teléfono: 22719-0500 Venta de avisos: info@belen2000.cl Impreso por A Impresores Visite la versión online de la revista en www.aldamir.com y su misión solidaria en www.fundacionbelen2000.cl



Editorial

HOMENAJE A NUESTRO PRESIDENTE

El jueves 23 de julio de este año partió un grande. La muerte de José Said Saffie nos conmovió a todos y nos dejó un dolor profundo, no sólo a quienes formamos parte de la Comunidad Palestina de Chile y a sus colaboradores en las distintas empresas que lideró, sino que a todos quienes lo conocieron, tanto en nuestro país como en el extranjero. Así lo demostraron las infinitas muestras de cariño y la gran cantidad de publicaciones dedicadas a su memoria. José Said Saffie fue un hombre con infinitas cualidades humanas y empresariales. Un líder que dejó una insondable huella en todos los que formamos parte de su vida. Como una manera de agradecer su dedicación, su cariño y su amor hacia Palestina, Aldamir ha querido rendir un homenaje a quien fuera, por más de veinte años, el presidente de Fundación Belén 2000. Durante este año debido a la pandemia, nuestra revista sólo ha estado presente como un medio digital, pero hemos querido hacer un esfuerzo y desarrollar esta edición impresa en honor a José Said. Aprovecho de agradecer a todas las personas e instituciones que colaboraron en esta revista tan especial. A través de estas páginas haremos un recorrido por su historia, su vida espiritual, familiar y laboral. Mostraremos algunos hitos de su trayectoria y describiremos esas cualidades que lo transformaron en ese líder que dejó huella. José Said era un hombre culto, un verdadero caballero, con una sencillez y

empatía únicas. A sus noventa años era una persona vigente y, en más de una oportunidad, me confesó que su secreto para mantenerse tan bien era seguir activo y nunca dejar de trabajar. Nos regaló su tiempo, sus enseñanzas y su profunda convicción de que lo único que genera valor y compromiso es el trabajo bien hecho.

“Palestina soy yo. Palestina eres tú. Palestina somos todos”. Así se sentía José Said con respecto a la tierra de sus orígenes. Por ello, en el último Maklube Fraterno, realizado en octubre vía streaming, se le recordó como un hombre que trabajó para mejorar la calidad de vida de los niños y jóvenes de Palestina. Ese lugar que siempre llevó en el corazón y se despidió de él con una maravillosa misa efectuada en la Iglesia de la Natividad, el mismo jueves que murió. Hay muchas razones para estar agradecido de este gran mentor. Si bien, hoy ya no está físicamente con nosotros dejó un profundo legado a las futuras generaciones. Gracias querido José por enseñarnos que el amor hacia Palestina es nuestra manera de honrar a nuestros antepasados.

Paulina Yarur Chamy Directora Revista Aldamir

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ESPECIAL JOSÉ SAID

Patricia Arancibia Clavel:

“Espero que mi investigación reconozca el inmenso rol que cumplió como persona y hombre de negocios” La historiadora, que está escribiendo un libro sobre la familia Said, tuvo la oportunidad de conversar en profundidad con José sobre una gran variedad de temas.

En esta edición especial de Aldamir en honor a José Said, entrevistamos a Patricia Arancibia Clavel quien, a través de su relato, cuenta la historia de la familia Said desde su llegada a América y rescata la esencia de un hombre que dejó huella.

negó rotundamente a que señaláramos que él estaba detrás del financiamiento. Era una persona de bajo perfil, que no le gustaba salir en los medios. Hacía suya la frase “que no sepa la mano izquierda lo que hace la mano derecha”.

- ¿Cuándo conociste a José? - Lo conocí alrededor del año 2006. El contacto me lo hizo su gran amigo, Orlando Sáenz, a quien había entrevistado en mi programa “Cita con la Historia”. Apenas nos vimos hicimos buen “feeling”. Me invitó a almorzar al banco, cuando aún estaba en Pedro de Valdivia con 11 de septiembre. Pensé que quería hacer un libro sobre él y su familia, pero para mi sorpresa, me dijo que eso podía esperar que era mucho más importante escribir la historia de la inmigración árabe en Chile. “Poco se sabe de ello- me comentó- y creo que sería un gran aporte que usted intentara estudiar la llegada de los inmigrantes árabes cristianos provenientes no sólo de Palestina, sino que también de El Líbano y Siria”.

- ¿Siguieron en contacto luego de terminar el libro? - Nunca más perdimos el contacto. Tres o cuatro veces al año nos reuníamos a almorzar, con su sobrino Jaime Said Handal o nos juntábamos en la casa de sus grandes y queridos amigos, Alberto Kassis y Anita Sabag. Reuniones donde yo aprovechaba a preguntarle sobre su vida, sus padres y abuelos. Era un hombre tremendamente entretenido, tenía mil historias y anécdotas que contaremos en el libro que estamos escribiendo sobre los Said.

- ¿El libro llegó a buen puerto? - Claro que sí. “Tras la huella de los árabes en Chile” tiene ya dos ediciones y él fue fundamental para su publicación. Generoso con su tiempo, nos juntamos alrededor de dos años en la sede de la Fundación Belén 2000 para darle cuenta de los avances. Nunca dejó de asistir y nos incentivaba a seguir adelante contactándonos con instituciones y personas que pudieran entregarnos información lo más certera posible. Cuando terminamos, se 6

- ¿Cómo lo definirías como persona? - La primera palabra que se me viene a la mente cuando pienso en él es que era un verdadero “gentleman”. Distinguido, elegante, formal, su figura se imponía sólo por presencia. Sin embargo, tenía poco de conservador, en el sentido de vivir del pasado. Por el contrario, era un visionario, un emprendedor que siempre iba dos pasos más adelante que los demás buscando nuevos proyectos e ideas que impulsar. Por otra parte, fue un hombre de convicciones profundas y de una corrección a toda prueba. Era común escucharle que la palabra empeñada valía para él más que cualquier firma y se angustiaba ante la sola posibilidad de causarle un perjuicio a alguien. Los


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3. 1. José junto a su querida mamá, Ana Saffie. 2. Acompañado de sus padres, Ana Saffie y Salvador Said, José siempre sintió gran cariño por ellos. 3. José Said, Nelly Said, Paulina Gatica y Leonie Voto Bernales, en Lima, Perú.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

adquirió un acendrado espíritu humanista y un profundo sentido social. Siempre repetía que tuvo la mejor escuela: la del Padre Hurtado, quien fue su profesor y guía espiritual. - Era un hombre con una gran memoria. - Sí, excelente. Me contaba que cuando chico vivían en la Alameda, pasado Brasil y que se iba caminando al colegio que quedaba en Alonso Ovalle. Imagínate que se acordaba que a veces tomaba el tranvía N°17 que lo dejaba en la Alameda con Dieciocho, donde estaba el Café Torres. Era pícaro para sus cuentos. Se acordaba que cuando estaba en humanidades invitaba, con otros amigos, a las chiquillas de colegios cercanos a una dulcería que se llamaba Juanita donde tenían una cuenta que pagaban una vez por semana con la mesada. Junto a la historiadora Patricia Arancibia.

que lo conocieron más íntimamente, saben que detrás de esa apariencia de formalidad, se escondía una enorme sencillez, desenvoltura y sentido de humor, que, unido a su cordialidad innata, lo hacía un personaje tremendamente atractivo.

Asi comienza la historia de los Said Patricia Arancibia cuenta que José Said siempre se sintió orgulloso de sus raíces palestinas, en especial de Belén, la ciudad natal de su abuelo que visitó varias veces. “El primero de su familia directa que llegó a América fue justamente su abuelo, Issa Sahurieh, quien siendo muy joven partió con un amigo a Filipinas y, debido a una peste, siguió rumbo a Perú, específicamente a Arequipa. Como su familia tenía un taller de objetos religiosos, enviaron a este joven a abrir mercados en el extranjero y a José le gustaba decir que el único capital que éste llevaba cuando partió eran 50 libras esterlinas”, afirmó. La historiadora explica que, tal como le pasó a muchos inmigrantes árabes que llegaron a Sudamérica, “la dificultad para pronunciar y escribir Sahurieh, llevó a los funcionarios de migraciones de Arequipa a registrarlo como Issa Said, que en verdad eran los dos nombres de su abuelo”. - ¿Qué te contó sobre su padre y de su llegada a Chile? - Su papá -Salvador- se vino a Chile en 1935 ya con una muy buena situación que, junto a sus hermanos, habían logrado hacer tanto en Perú como en Bolivia. Se casó con Ana Saffie y tuvieron nueve hijos, de los cuales el único hombre fue don José, quien nació en Arequipa y llegó a Chile a los cinco años. Entre paréntesis, él no lleva el nombre de su papá porque, antes que él, habían nacido cinco mujeres y su mamá le hizo una manda a San José para que fuera hombre. Bueno, se educó en el San Ignacio y fue el mejor alumno de su curso. Allí 8

- ¿Qué pasó con su vida universitaria? - Entró a estudiar Derecho a la Universidad de Chile, aunque lo que a él le gustaba eran las matemáticas, los números y quería ser ingeniero. Pero su papá se enfermó justo cuando él iba a entrar a la Universidad y prefirió estudiar Leyes porque eso le permitía ir a clases en la mañana y trabajar en Rayón-Said en la tarde, la industria familiar que su padre tenía con sus hermanos. En todo caso, estudiar y trabajar nunca fue problema para él. Era simplemente su deber. Más aún, cuando siendo el único hombre de la familia, fue formado para que, llegado el momento, pudiera asumir los negocios familiares. Recuerdo que me contó que, estando recién egresado de la carrera, sus padres lo enviaron a “buscar novia” a Belén, pero que nadie le interesó. Ya de vuelta, cuando estaba en Paris, recibió un llamado del doctor Hernán Alessandri, quien le comunicó la muerte de su papá. La noticia lo golpeó profundamente. Tenía 22 años y de ahí en adelante tuvo que suplir su ausencia y dedicarse por entero a trabajar. - Fue un hombre que trabajó hasta sus últimos días. - Así es y, sin lugar a dudas, fue un hombre exitoso. Pero nada le fue regalado. Otra de sus frases típicas era que en el único lugar donde el éxito precede al trabajo es en el diccionario. Nunca concibió el trabajo como un sacrificio o una pesada carga, sino que como una opción de realización personal. Le encantaba ir a la oficina y estar informado de todo y hasta el final estuvo en contacto con sus socios y colaboradores a través de medios tecnológicos. Como todos, supo de fracasos y dolores. Durante la Unidad Popular, gran parte de las empresas industriales y financieras que la familia había levantado fueron tomadas, requisadas o expropiadas y tuvo que partir casi de cero, siempre con el impulso de su señora Isabel Margarita. También vivió duros momentos durante la crisis del 82. Pero él tenía una enorme capacidad para reinventarse, le gustaba hacerse de buenos socios y nunca perdió el norte.


“Para mí fue un privilegio compartir con él, que me haya dado su confianza y espero aportar con una investigación seria y documentada que reconozca el inmenso rol que cumplió como hombre, padre, amigo y hombre de negocios al quehacer económico y social de nuestro país”. Un libro familiar - ¿Cómo fue que se entusiasmó en hacer un libro de su familia? - Yo creo que lo que primó en él fue su íntimo deseo de trasmitir a las generaciones jóvenes la verdadera historia de sus antepasados, con sus luces y sombras, y la enorme importancia que le daba a la unidad familiar como base fundamental del éxito alcanzado. La insistencia de Alberto Kassis, de su hijo Salvador y de su sobrino Jaime para que dejara un testimonio de sus experiencias y de la historia de los primeros Said fueron claves y, al fin, el año pasado tomó la decisión de hacer este libro. - ¿Alcanzaste a avanzar en el proyecto? - Él fue muy creativo y junto a Jaime organizó un emotivo encuentro donde invitó a almorzar -con comida árabe- a un representante de cada rama Said Somavía y Said Handal. Era la generación de sus nietos y sobrinos a quienes les contó que estábamos planificando escribir este libro, y se entusiasmó contando una y mil historias de sus abuelos, padres y de él mismo. Con ese estilo tan suyo, quiso que cada uno de los presentes preguntara y comentara lo que quisieran, generándose un grato ambiente de conocimiento mutuo. Lo vi muy feliz y, pese a la pandemia que nos impidió juntarnos personalmente este año, junto con Jaime, nos reunimos un par de veces vía zoom, comentando los avances del proyecto. Para mí fue un privilegio compartir con él, que me haya dado su confianza y espero aportar con una investigación seria y documentada que reconozca el inmenso rol que cumplió como hombre, padre, amigo y hombre de negocios al quehacer económico y social de nuestro país. - ¿Cuál crees que es el principal legado que deja a nuestro país? - Don José fue un hombre de acuerdos y de paz. Se entendía bien con todo el mundo y, sin aspavientos ni poniendo su nombre por delante, realizó innumerables esfuerzos para lograr que se llevaran a cabo políticas públicas consensuadas y en unidad. Como empresario, hizo aportes sustantivos al crecimiento y desarrollo del país y se preocupó especialmente de

José Said en su juventud.

la educación de los jóvenes, base para él de todo avance para el futuro. Siempre tendió puentes, luchó por hacer de Chile un país más abierto, innovador y equitativo, inculcando la responsabilidad individual, el trabajo bien hecho, la trasparencia y la honestidad a la hora de emprender. Paulina Yarur Chamy

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ESPECIAL JOSÉ SAID

L A FA M I L I A SU LEGADO MÁS PRECIADO

57 años de matrimonio con Isabel Margarita Somavía Dittborn, 4 hijos y 15 nietos. Esa es la familia que dejó José Said al morir. Su “empresa más importante” se le escuchó decir en incontables ocasiones. Sus hijos, Constanza y Salvador, entrevistados por Aldamir, cuentan quien fue su papá y lo que aprendieron de él. La vida de José Said siempre estuvo marcada, de forma muy fuerte, por la familia, incluso mucho antes de que formara la suya propia. Fue el único hombre entre los 9 hijos del matrimonio integrado por Salvador Said Kattán y Ana Saffie Duery, y siendo muy joven, por una enfermedad de su padre, le tocó hacerse cargo no sólo de los negocios familiares, sino que también de su madre y sus hermanas. Luego, vino el turno de formar su propia familia. Se casó en 1963 con una joven viñamarina, Isabel Margarita Somavía Dittborn, quien, en más de cinco décadas de matrimonio, se transformó en su principal socia, llegando incluso a ser reco-

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nocida como “su puntal fundamental”. Tuvieron cuatro hijos. Un hombre y tres mujeres. El mayor, Salvador, estudió en el Colegio Tabancura y luego se tituló de ingeniero comercial. Lo siguieron sus hermanas Isabel, Constanza y Loreto. Las tres fueron alumnas del Colegio Los Andes y, al egresar, se inclinaron por carreras humanistas. Isabel es abogado; Constanza, psicóloga y Loreto, historiadora y periodista. Ellos cuatro, le dieron al matrimonio Said Somavía 15 nietos, formando el clan familiar, el cual, como cuentan sus cercanos, fue lo que más atesoró José. “Mi papá era una persona muy preocupada de su familia, fue su prioridad absoluta. Algunos podían pensar que el tema de los negocios era lo más importante, pero


no fue así, la familia y la unidad familiar fueron siempre su principal preocupación, lo que incluso lo llevó a desarrollar un protocolo familiar que establece, más que el manejo de los negocios, la unión entre los hermanos”, afirma Salvador. Además, cuenta que siempre buscaba que los hermanos estuvieran unidos, los congregaba y los incentivaba al diálogo. “Para él debía haber tiempo para estar en familia. Promovía almuerzos, reuniones, charlas familiares. Quería además que las generaciones más jóvenes se conocieran, interactuaran y participaran de estos encuentros”, dice Salvador. Constanza concuerda que su padre quería que los hermanos fueran muy unidos. “Le preocupaba que nos quisiéramos, que estuviéramos unidos, que nos preocupáramos los unos de los otros. En esta tarea, él jugó un papel protagónico y lo logró porque, a pesar de que somos muy distintos, hemos aprendido a querernos y respetarnos con nuestras diferencias”. Al preguntarles cómo describirían a José, ambos coinciden que era un hombre muy trabajador, ordenado, exigente, perseverante, tremendamente generoso, sencillo, de buen carácter, de fácil trato y muy sociable. Salvador, quien lo acompañó en el ámbito de los negocios, destaca que su papá era un emprendedor nato. Incluso hasta el día en que murió pensaba en desarrollar cosas nuevas. “Era de mente emprendedora y trataba de inculcar esa línea de pensamiento. Creo que eso fue lo que lo mantuvo siempre activo”. Otra de sus características según su hijo mayor fue enseñarles el valor del esfuerzo. “En un principio le costó aceptar la

diversidad de carreras profesionales en la familia. Para él sólo existía la Ingeniería, la Economía y las Leyes. Sin embargo, supo transmitir con el tiempo a los hijos y nietos que lo importante no era la elección profesional, lo que fueran a estudiar, sino el esfuerzo que ponían al hacerlo. La necesidad de destacarse en lo que se hace. Nos educó en la escuela de la excelencia en el trabajo y nos guiaba en la toma de decisiones importantes”, puntualiza, pero también valoraba, dentro de la dimensión de la salud, el debido descanso “Cuando me veía cansado, me decía que tenía que cuidarme, que estaba trabajando mucho, que no quemara la máquina antes de tiempo, que la salud era lo más importante. Y que debía dedicarle tiempo a la familia”. En cuanto a las cosas que disfrutaba, ambos hermanos coinciden que lo que lo hacía más feliz era estar en familia. Era un gran conversador, le gustaba hablar con sus hijos, con sus nietos, compartir sus valores, su visión del mundo, de la política y de los negocios. Así lo expresó su nieto, Pablo Álvarez Said, al leer la carta en representación de los nietos, para la despedida de su abuelo. “Cómo olvidar esa pasión tuya por los negocios y el entusiasmo con que nos hablabas de economía, porque, aunque a veces nos riéramos y nos diera lata, tuvo muchos frutos…”. “Cuántos nietos comerciales te salieron. Y todos, sin falta, esperamos poder aportar a nuestro país desde nuestras carreras y, quererlo, al menos una parte de lo que lo querías tú”. Salvador recuerda que le gustaba viajar e invitar a los amigos a almorzar. También disfrutaba la comida, leer el diario (ya que para él era clave estar informado) y la tecnología, que lo apasionaba. “Salió el Outlook y, de inmediato, aprendió a

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de las infinitas muestras de cariño en sus 90 años de vida. “Era cariñoso a su manera y muy generoso. Siempre preocupado del detalle”, comenta Salvador. Constanza dice que siempre salían de su casa con algún regalo o les mandaba regalos a la casa como tortas, verduras etc. Trataba de no perderse ningún evento familiar importante como cumpleaños, nacimientos de nietos, sacramentos, premiaciones, graduaciones, etc. “Un año –cuenta- dos nietas se graduaron el mismo día y, aunque el papá ya estaba mayor, fue primero a una de las graduaciones, y luego a la otra pudiendo participar en ambas ceremonias. Estuvo presente en todos los momentos importantes, buenos y malos. A su manera, siempre estuvo preocupado de hacer familia”. Y no sólo le preocupaba la familia que él había formado, sino también su familia de origen: se preocupaba mucho de su mamá, de sus hermanas, de sus sobrinos. Se sentía responsable de todo el grupo familiar. Salvador también remarca que les transmitió el apego a sus raíces a través de la comida. “Nos mandaba comida árabe a nuestras casas para que sus nietos aprendieran a disfrutarla”. Por su parte, su nieto Pablo, plasmó en su discurso de despedida, que su abuelo, era sencillo, austero y muy generoso. “Eso sí, hay que aclarar que con nosotros siempre mezclaste esa austeridad con generosidad, además de los grandes abrazos que nunca te ahorrabas, también eran generosas las cajas de chocolate, comida árabe, empanadas salteñas o los regalos de cumpleaños que nos mandabas”.

Valores muy claros Su hijo Salvador fue quien lo acompañó siempre en el ámbito de los negocios.

mandar mails y hacer cadenas de correos. Después, con el Iphone, creó sus grupos de WhatsApp, siendo el que tenía con sus nietos su favorito, a los que mandaba noticias, artículos de interés, comentarios y hasta chistes. Eso lo hacía gozar y creo que lo mantenía muy activo, porque siempre tenía inquietudes. En los últimos años, también, fue muy ordenado con las comidas y hacía ejercicios con un kinesiólogo, pues le gustaba mantenerse físicamente impecable. Era de una disciplina admirable”.

Infinitas muestras de cariño y preocupación Si bien sus hijos confiesan que no era un hombre cariñoso verbalmente, de decir “te quiero”, sí demostraba su amor de diferentes maneras. Los regalos, el estar presente en todos los eventos importantes, acompañar en las dificultades y las llamadas por teléfono para saber cómo estaban, eran algunas

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La impronta de José fue vivir guiado por valores donde ConstanQuienes lo conocieron son unánimes al decir que era un hombre que no tranzaba en principios y valores. Para él la palabra empeñada era sagrada; el respeto por las personas, la honestidad, la responsabilidad y la perseverancia fueron de sus principales características y se preocupó especialmente inculcarlo en sus sus hijos y nietos. Salvador comenta que su padre siempre les transmitió el valor y el respeto por las raíces. Aunque no tuvieron en su educación una influencia tan arraigada de la colectividad árabe, aprendieron de su padre el amor por Palestina. “Viajé con él a Tierra Santa y al Medio Oriente. Visité los lugares santos y nuestra casa en Belén. Ahí conocí sus tradiciones, costumbres, y sobre todo el respeto por la personas mayores como poseedoras de mayor experiencia y sabiduría”. Constanza también destaca esa enseñanza. “Nos mostró su amor por Palestina, por Belén, la ciudad de sus antepasados, la importancia de ser orgulloso de sus raíces, de las tradiciones, que con el tiempo lo hemos ido valorando cada vez más. Personalmente, lo que más me atrae de Palestina es que mi bisabuelo


haya nacido en el mismo lugar que nació Jesús. Eso es maravilloso. Cuando estuve en una peregrinación por Tierra Santa, desarrollé una sensibilidad mayor por Palestina y los palestinos porque nos tocó ver más de cerca la realidad tan difícil que viven”. Fundación Belén 2000 fue una de sus obras más queridas. Así lo destacan Constanza y Salvador. “La Fundación fue su pasión. Ahí el papá pudo canalizar su amor por Palestina y su gente”, dice Constanza. Hoy los cuatro forman parte del directorio de la Fundación Familia Said Somavía que está trabajando en diversos proyectos sociales. “A través de la fundación queremos retribuir en algo todo lo que hemos recibido, ayudando a sectores muy vulnerables del país”, agrega Constanza.

Salvador enfatiza en que un aspecto fundamental de su padre fue su convicción en la importancia de la responsabilidad social empresarial -heredada de los jesuitas- la cual primó en su trayectoria de empresario. “Como abuelo, siempre les hablaba a sus nietos -sobre todo a los mayores- de que no podían mantenerse aislados de la contingencia, fomentaba la preocupación social por su país, la importancia de involucrarse en proyectos sociales” e incluso cuenta que, cuando conversaba con él durante la pandemia, ya en sus últimos días, le preguntaba qué estaba pasando con la gente que trabajaba en las empresas del grupo. “Sabía lo que estaba pasando y me decía: ‘Aguanten lo que más puedan antes de despedir a las personas que trabajan con nosotros. El trabajo es importante para ellos y para sus familias’”.

José, junto a sus hijas Loreto, Isabel y Constanza.

Sus nietos La carta de despedida que redactaron sus nietos, y que uno de ellos -Pablo Álvarez Said- leyó en su funeral es un buen resumen de lo que significó José Said para su descendencia. Dejar una huella en lo que hicieran en la vida; trabajo, perseverancia y servicio, “gran consejo”; y lo más importante “que la familia es siempre lo primero. Hoy debes estar muy contento, viéndonos a todos juntos, como tantas veces tú nos reuniste”. Además, destacaron el cariño por Palestina, su gusto por la comida, los viajes y un sin fin de experiencias que, sin duda, recordarán siempre. “Fundación Belén 2000 es tu legado visible, pero el invisible está en todos nosotros…”, enfatizó. Pablo Álvarez Said es uno de los pocos nietos que no se inclinó por el mundo de los negocios. Estudió Medicina y gracias

a ello fue quien estuvo más cerca de su abuelo en sus últimos días. “Nunca olvidaré como siempre me decías que ibas a ser mi primer paciente… y yo, como a mucha otra gente, te decía que sí, que feliz te atendería, aunque sin pensar que realmente ibas a ser mi primer paciente como doctor”….En ese momento demostraste la gran confianza que tenías en mí…. estuviste tranquilo y le pediste a los demás que estaban en la

pieza “que me dejaran tranquilo, porque yo sabía lo que estaba haciendo”. “Siempre nos dijiste lo orgulloso que te sentías de tus nietos. Hoy nos despedimos nosotros muy orgullosos de nuestro abuelo. No por todos los premios, que fueron muchos, y tampoco los olvidaremos, sino por tu cariño, por tu energía, por tus consejos, tus valores y por tu ejemplo”. 13


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Su hijo Salvador Constanza contó que Salvador, por ser el único hombre, era el regalón. Salvador, señalando que a todos los quiso de igual manera pero que con él tuvo más cercanía, lo atribuye a que “Yo vivía en su mismo mundo. Comencé a trabajar con él en el año 90, hace 30 años. Trabajamos mucho juntos. Me aconsejó y escuchó cuando no tuvimos la misma opinión, pero siempre llegamos al consenso. Nos acompañamos en distintas etapas. Además, hubo otro factor muy relevante: la Florencia, mi hija mayor, fue la primera nieta y desde chica fue una de sus regalonas y, después de ella, tuve cinco hijos hombres, con lo que el papá estaba felíz porque el apellido Said se conservaría”. Para él, su padre, fue un modelo de ejemplo y consecuencia. Además, un hombre de gran fortaleza que supo salir adelante ante las dificultades. “La historia lo marcó. Durante la Unidad Popular y la crisis del 82 lo perdió todo, pero se levantó de nuevo. Eso lo marcó como persona, al igual que su educación ignaciana que lo hicieron ser austero y muy cuidadoso. El estilo de los jesuitas es bien especial. Tienen un tema con la solidaridad y la política social muy marcada. Mi papá tenía gran interés por la política, por su país y siempre estuvo conectado con sus orígenes, no sólo palestinos, sino que también peruanos”. Al recordarlo hoy, extraña sus llamadas por teléfono en las mañanas para hablar de cualquier tema. También extrañará saludarlo como lo hacía cada vez que se veían. “Nunca lo saludé de la mano. Más de alguna vez, al llegar más tarde al directorio, lo primero para mí era saludarlo de beso. Él se paraba, me abrazaba y me decía ´gusto de verte´. A muchos les llamaba la atención lo que para mí era muy natural”. Aunque Salvador dice que su papá no era de los abuelos “amigos” que le preguntaban a sus nietos por las fiestas, los pololos o pololas, el cariño y respeto de sus nietos era evidente. “Fue una persona que nos transmitió valores, que nos marcó mucho a todos”. 14

Su hija Constanza Constanza, al igual que sus hermanos, pudo acompañar hasta el último día a su padre. Lo destaca como un hombre amable, conciliador, respetuoso y que perdonaba rápido: cuando se molestaba con algo, daba vuelta la página como si nada hubiera pasado”. Recuerda también que fue una persona muy cariñosa. Cuando ella estuvo internada en la clínica, él estuvo muy cerca, siempre atento a lo que pudiera necesitar. “Lo sentí muy cerca, ningún día dejó de pasar, preocupado por mí y por mi familia”. Otra característica que menciona es que, a pesar de su edad, se preocupaba de estar siempre vigente, al día, informado de todo lo que pasaba a su alrededor. Le interesaron los temas de negocios, política y economía hasta el último día de su vida. También comenta que el trabajo bien hecho, el esfuerzo y la disciplina fueron características importantes de su papá y que a ella la marcaron mucho. Cuenta que, en el último tiempo, su padre fue más cariñoso verbalmente. “Fue más afectivo, especialmente con sus nietos. Mi hijo Pablo, que estudia Medicina, pudo ayudarlo con algunos procedimientos durante su enfermedad y mi papá se sentía orgulloso de que él lo hiciera y se lo decía”. De los últimos días antes de su muerte nos dice: “Nunca había estado tan cerca de mi papá como en ese período, me sentí más unida a él que nunca. Para mis hijos también fue muy bonito poder acompañar al tata en esos momentos. Fue un regalo de Dios”.


Su hija Isabel

Su hija Loreto

“Said significa feliz”, dice Isabel, la mayor de las mujeres. Y agrega que si tuviera que describir a su papá en una palabra sería: humildad. “Hombre sencillo, de Fe, preocupado por el prójimo. Más que un empresario, para mí era un consejero, un hombre generoso, agradecido de su familia y de sus raíces palestinas. Siento una admiración tremenda hacia mi padre. Nos enseñó que lo más importante es ayudar en silencio, sin interés en uno mismo. Como dijo una amiga mía: era un don todo y, a la misma vez, un don nadie”.

Es la menor del clan Said Somavía. Al igual que sus hermanos, destaca en su padre un sinfín de cualidades humanas que supo inculcarles a través del ejemplo y que ella hoy, luego de su partida, las recuerda con mucho cariño y orgullo. “Mi papá fue una persona de muy buen carácter y muy preocupado por nosotros. Siempre estaba pendiente de cómo estábamos y de lo que hacíamos. Era un hombre correcto, de valores claros, como la importancia de la familia, la perseverancia y la honestidad”.

Confiesa que, a pesar del dolor por su partida, siente un orgullo inmenso de haber sido su hija. “Seguiremos su legado y sus enseñanzas quedarán en las nuevas generaciones. Sus 90 años fueron intensos. Sin duda partió feliz, como el significado de Said: feliz de todo lo que formó, sobre todo de su familia. Siempre me harás falta papá, pero llevaré con honra nuestro apellido”.

Al hablar de lo que echa de menos hoy, Loreto cuenta que sus conversaciones telefónicas diarias es algo que extraña de él. “Todos los días yo llamaba al papá, en general, en la mañana. Lo increíble era que, si yo no lo hacía, en la tarde, o en la noche, él era quien me llamada y me preguntaba si me había pasado algo. Como no lo había llamado, creía que había tenido algún problema. Ahora, a veces, me levanto y digo, ‘voy a llamar al papá’. Y me doy cuenta que ya no está. Eso lo extraño”.

“Debemos preocuparnos de lo que realmente es importante: ¡Problema-Causa-Solución!” José Said.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

Pasión, Perseverancia y Prudencia:

LAS VIRTUDES

EMPRESARIALES DE JOSÉ SAID SAFFIE Su visión y sencillez es lo que más recuerdan quienes compartieron, por años, negocios junto a él. realmente lo hacía brillar era su inteligencia, su visión y sencillez, su real legado para las futuras generaciones. De hecho en el 2018, cuando recibió el Premio al Empresario del Año, otorgado por el Diario Financiero, una de las frases que más destacaron los medios fue su sencillez al recibir este homenaje. “Lo mejor que hemos hecho toda la vida es nunca ser dueños de los negocios, somos socios de negocios. No tenemos el control, sino que formamos parte de éste. Eso nos ha permitido formarnos y hoy tenemos presencia en varios países”.

La partida de José Said Saffie remeció no sólo a su familia, amigos y cercanos colaboradores, sino también dejó una huella en el mundo empresarial. Lideró innumerables proyectos, sueños y negocios durante toda su trayectoria. Fue un empresario dedicado a mantener siempre unida a su familia, que era el gran motor de su vida. Quienes compartieron con él a lo largo de los años, concuerdan en su innegable calidad humana y capacidad de mantener estrechas relaciones de amistad. Conocido por sus impecables trajes de sastre y corbatas de fina seda, lo que

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A su sobrino, Gonzalo Said, esta pérdida lo ha afectado muchísimo por la cercanía que tenía con su tío. “Era mi gran consejero, una tremenda persona, muy sensible y siempre preocupado de todos. Era un hombre totalmente de familia, más que de negocios, porque mi tío era una persona muy humana, siempre interesado en saber de ti, de todo lo que a uno le pudiera estar pasando. Le gustaba preguntar y juntarse con mucha gente y estar al día en todo. Era impresionante verlo conectado a través de la tecnología. Imagínate que casi un mes y medio antes de que muriera, él estaba conectado por videoconferencia en los directorios que teníamos en el banco y, eso que tenía 90 años. Puedo decir que fue un hombre que cultivó amistades por años, era de tener socios de toda la vida, como un matrimonio. En materia de negocios, su presencia siempre se imponía, con respeto, bastaba mirarlo y, su mirada decía muchas cosas. No le gustaba que hubiera conversaciones simultáneas sino que nos centráramos en una sola donde todos opinaran y decía: ‘Oigan, mantengamos una sola conversación. No que hablen todos’. Era realmente un gran, gran hombre”.


Al preguntarle acerca de cómo describiría al hombre de negocios, su sobrino comparte detalles de cómo era en el día a día. “Era impresionante verlo dirigiendo la presidencia del banco. Era realmente notable como persona, muy humano, muy cariñoso y siempre disponible. Por ejemplo, si uno lo llamaba -con todo lo ocupado que era- él siempre te devolvía el llamado durante el día. Mi tío era un hombre que siempre tuvo un muy buen humor frente a los problemas, era positivo para salir adelante, buscaba una salida y no se amargaba. Puedo decir que aprendí muchas lecciones de él para mi vida, pero sobre todo, destaco el respeto por sus socios y la importancia de tener buenos socios en los negocios. Esa es una gran lección de vida. Para él la clave era escuchar”. Gonzalo Said agrega: “Tampoco puedo dejar de lado y reconocer el tremendo trabajo que hizo para la colonia Palestina en Chile, porque ayudó a posicionar de mejor manera la ayuda a muchas personas. Era un hombre que pensaba en voz alta, muy iluminado, y eso a mí me encantaba porque así uno lograba llegar a la idea que él quería concretar o, te daba soluciones, miles de ideas. Con mucho orgullo puedo decir que fue un gran mentor. Le gustaba traspasar sus conocimientos, su vida y todo lo que él vivió a las generaciones más jóvenes. Siempre valoré eso de él”.

“Era amable y cercano con todos” Lo cierto es que la figura de José Said en la vida de su sobrino Gonzalo fue muy relevante, porque cuando éste último perdió a su papá, su tío de alguna forma adoptó el rol paternal por casi 16 años, hasta su muerte. Y todo ese aprendizaje y sabios consejos los llevará por siempre en su corazón. “Lo primero que debo decir es que aprendí de mi tío una de sus virtudes: la paciencia. Sus años de circo en la calle fueron muy importantes. Aprendí también a escuchar y me guió

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Como destacado empresario fue portada de Revista Capital, tras su llegada a Embotelladora Andina.

siempre en todo. Lo que más me gustaba de él era su postura frente a un problema determinado, cómo lo enfrentaba para buscar la solución de una manera optimista, no se amargaba por nada”. Y agrega que “siempre contaba que cuando estaba en el colegio San Ignacio, un profesor jesuita le había inculcado que, frente a un problema: causa y solución. Eso siempre me quedó grabado porque era como su lema. ¿Cuál es la causa? Entonces había que buscar la solución. Fue siempre una bellísima persona, muy preocupado de cómo estaba mi familia, mis hijos, muy pendiente de sus sobrinos, de todos en general. Junto a él, las horas se pasa-

ban volando. Se nos fue un gran, gran hombre. Su humildad, su sencillez… Siempre saludando a todo el mundo. Se subía a un ascensor, saludaba a Pedro, Juan y Diego y les deseaba a todos que tuvieran un buen día. Era muy amable. No era soberbio sino todo lo contrario, era muy cercano de todo el mundo y muy preocupado”.

Su trayectoria empresarial Al recibir un premio de Icare en 2003, José Said indicó que había dedicado toda su vida a crear empresas. “Lo que en verdad más que un trabajo, constitu-

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ESPECIAL JOSÉ SAID

“El empresario debe preocuparse que los colaboradores se sientan realizados con sus vidas. Un colaborador realizado se puede transformar en el mejor socio”, José Said. ye para mí una pasión”. Y lo cierto es que supo cultivar amistades y generar lazos comerciales más allá de todo. Pero, ¿cómo llegó a forjarse este empresario de tomo y lomo? Tras la muerte de su padre Salvador, José Said debió convertirse en el jefe de la familia y asumir el patriarcado de los negocios y empresas que, hasta ese entonces, había desarrollado su padre, como Industria Química de Cobre Cerrillos, Seguros La Panamericana y las tejedurías Rayón Unidas, vinculada al negocio textil, que fue donde comenzó precisamente su historia empresarial. Años más tarde, su carrera empresarial lo llevó a diversos proyectos relacionados con la banca y el sector inmobiliario, lo que permitieron construir la base de lo que sería hoy su gran legado. Pero fue en la época de los ’80 cuando José Said Saffie hizo historia con un núcleo económico hasta ese momento impensado. Era su gran apuesta empresarial y comercial porque el mercado estaba exigiendo la apertura a diversas marcas extranjeras que de alguna forma querían tener presencia en Sudamérica. Levantó Mall Parque Arauco, una de las principales cadenas de centros comerciales en Chile y el continente. También formó parte del grupo de accionistas de Embotelladora Andina y controló EDELPA, fabricante de envases. Eso sí, su mayor pasión era el mundo de la banca. No es menor que su familia ya en los ’50 había fundado el Banco Panamericano, para luego dar paso al Banco del Trabajo y más tarde, el ingreso a Banco BHIF, Banco Nacional y después la fusión con BBVA. Tras la venta de BBVA Chile a Scotiabank, el grupo se mantuvo como accionista y José Said como presidente del directorio de la entidad fusionada. Respecto a su relación con la banca y que dan cuenta que era un pilar importante en la vida empresarial de José Said, el ex presidente del Banco Chile, Lan Chile y de la Asociación de Bancos, Jorge Awad, lo describió así en el diario La Tercera: “Fue un hombre que tuvo la virtud de siempre convivir en sus empresas con socios sin tener conflictos, permaneciendo mucho tiempo en sus grandes sociedades, desde el Banco del 18

Trabajo hasta el Scotiabank. Fue un enamorado de mejorar las relaciones entre los árabes y los chilenos. Fue uno de los fundadores de Fundación Belén 2000, pero realmente él estuvo en todos los orígenes de las instituciones chileno-árabes, incluso en la idea del Bank of Palestine”, resaltó. Cabe destacar que ambos mantenían un nexo comercial a través de la empresa de envases EDELPA y cultivaron esta amistad y compañía por casi 17 años. “Aprecié su don de buscar consensos y de ayudarme en situaciones en las que él tenía más conocimiento y experiencia. En momentos difíciles para mí en la Asociación de Bancos, cuando uno de los bancos me pidió la renuncia, tuve el irrestricto apoyo de Pepe Said. No olvidaré cuando me llamaba a mi casa los fines de semana para darme consejos sobre algunas situaciones relevantes que estaban ocurriendo en la banca, como era en ese momento la seguridad de los cajeros automáticos ante una gran ola de robos. Fue un gran hombre y un gran empresario, con una linda familia”, compartió. José Antonio Garcés, socio de José Said, escribió lo siguiente en El Mercurio: “Decidí escribir estas líneas para contar una faceta desconocida de quien fuera un amigo entrañable, un socio leal, un empresario visionario y, sobre todo, un mentor profesional. Sobre esta última faceta suya quiero profundizar, dando cuenta de su inmensa generosidad. Nos conocimos laboralmente en roles jerárquicos muy diferentes a fines de los años setenta, donde él ya era un empresario consolidado y yo, en esa época, un empleado con horario buscando llegar a fin de mes, como la inmensa mayoría de los chilenos, y que evidentemente, no se sentía empresario y quizás tampoco lo pretendía. Y es en ese momento donde nace mi eterna gratitud por José, porque no sólo me abrió los ojos y la mente convenciéndome de mis capacidades, sino que también me abrió un camino que me llevó a convertirme en su amigo, socio y orgulloso empresario”. En esta publicación, también destacó que “José siempre hablaba directo y jamás en clave. Con él no había entrelíneas, tampoco dobles lecturas porque era admirable su capacidad de mirar bajo el agua. Era claro, astuto y estratégico y lo demostró en cada negocio que emprendió y en cada decisión personal que tomó”. José Antonio Garcés afirmó que José Said “entendía como nadie que hacer empresa requiere de una mirada de largo plazo, la misma que considera los ciclos positivos y negativos de la economía y de la política para la toma de decisiones. Sabía esperar su momento y jamás fue de “pasadas”, porque para él todo se construía día a día con mirada de futuro. No sólo la familia y el matrimonio sino que también la amistad, la relación societaria y las empresas en las cuales estuvo involucrado hasta su último día, con más de 90 años”. Al hablar de su legado agrega que “el sector privado siempre lo recordará como un hombre de una ética y esfuerzo invaluables, creador de valor y con una visión de negocios sofisticada”.


Ignacio Deschamps, José Said, Bernardo Larraín, Gonzalo Said, Felipe Larrain, Francisco Sardón, Brian Porter y Salvador Said.

Amor a Palestina Durante su gestión a la cabeza de la Fundación Belén 2000, José Said siempre quiso estrechar aún más los lazos comerciales con Palestina y entregar ayuda a miles de niños que viven en situaciones extremas de pobreza o que no pueden tener una vida normal debido a los bloqueos y asentamientos judíos. De ahí que fuera el precursor de generar una alianza con Bank of Palestine, con el fin de facilitar el trabajo que desde la Fundación se estaba haciendo. Dedicó gran parte de su valioso tiempo a desarrollar proyectos para preservar la cultura y las raíces de su querida Palestina. En esa iniciativa, por casi 20 años, estuvo trabajando codo a codo junto a dos grandes amigos: Mario Nazal y Alberto Kassis, también empresarios, quienes confiaron en su visión y liderazgo. De hecho, el trío viajó en varias oportunidades a Palestina, compartieron con el Papa Juan Pablo II, quien había sido invitado por el presidente Yasser Arafat. El mundo empresarial, tras su muerte, lloró su partida. De hecho, el presidente de Quiñenco, Andrónico Luksic, le dedicó unas palabras con profunda tristeza publicadas en Pulso. “Siempre tuvo una profunda visión de futuro y se mantuvo activo hasta el final. Lo conocí durante muchos años y sé que también fue un gran hombre de familia, abuelo y padre muy cercano a los suyos… Una enorme pérdida para Chile”, agre-

Directorio de Scotiabank.

gó. En tanto, desde la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), su presidente, Juan Sutil, señaló: “Se va un gran hombre y un gran empresario, un ejemplo de trabajo, integridad, esfuerzo y creatividad”. En tanto, Álvaro Saieh, fundador de Corp Group dijo a La Tercera, que “José Said fue un empresario visionario, que abrió caminos a los que vinimos después. Amante de su familia y comprometido con Chile. Orgulloso de sus raíces palestinas, dedicó mucho tiempo y energía al país de sus antepasados. Deja un importante legado”. Paulina Latrach

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ESPECIAL JOSÉ SAID

HISTORIA EMPRESARIAL Familia Said Somavía

1933

1943

1950

La primera empresa de los Said en Chile fue fundada por el padre de José, Salvador, en 1933, en sociedad con la familia Yarur. Era una manufacturera de algodón llamada “Said y Yarur”. Su abuelo Issa y su padre Salvador tenían negocios en Bolivia, Perú y Chile.

Posteriormente en 1942, ya fallecido el abuelo Issa, su padre Salvador inaugura en Chile la empresa Rayón Said, en Quillota. La sociedad familiar, llamada “Said e Hijos”, tenía inversiones en Perú, Brasil, Argentina y Estados Unidos. En Chile también fundaron en 1948 una empresa de alambres y cables de cobre, Cocesa.

A comienzos de los 50, José Said, aún estudiante universitario, comienza a trabajar en las empresas de la familia. Cuando tenía 22 años, por enfermedad de su padre, asume el liderazgo de su rama familiar en los negocios.

1955 - 1960

1962

1970

A mediados de la década de los cincuenta, la familia ingresó al mundo de la banca, fundando, con otros socios, el Banco Panamericano y, posteriormente, en 1960, el Banco del Trabajo.

En 1962, crearon la compañía Resinas Arica SACI, proveedora de materia prima para la industria plástica.

Los años 70 fueron especialmente duros para José y su familia. Las empresas más importantes de la familia fueron expropiadas. Les significó prácticamente volver a empezar. También debieron rearmarse después de la crisis de los 80.

1982

1984

1985

En 1982, junto a otros socios, inauguraron el Mall Parque Arauco, pionero de lo que hoy es Parque Arauco S.A. y del cual José Said fue presidente de su directorio hasta su fallecimiento. La empresa cuenta hoy con más de 50 inmuebles distribuidos en Chile, Perú y Colombia.

En 1984 adquieren EDELPA, empresa fundada en 1967, dedicada a envases flexibles y packaging, la que hoy es uno de los líderes de su industria.

En 1985, junto a sus socios toman el control de Embotelladora Andina, empresa fundada en 1946. Hoy tiene presencia en Chile, Argentina, Brasil y Paraguay y es una de las cinco mayores embotelladoras de Coca-Cola en el mundo, prestando servicios a más de 54 millones de consumidores.

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1986

1999

2005

En 1986, junto a un grupo de socios, entra en la propiedad del banco BHIF, el que años después, y tras una fusión con Banco Bilbao Vizcaya, comenzó a operar bajo la marca BBVA Chile.

En 1999 deciden ingresar al mundo de la salud mediante la adquisición de Clínica Reñaca. Fue el primer paso para conformar, en los años siguientes, el Grupo “Cruz Blanca Salud”, que integraba las clínicas San José de Arica, Antofagasta y Reñaca, además de las Isapres Cruz Blanca y Normédica, y la red de centros ambulatorios de salud Integramédica/ Sonorad, el cual en 2014 fue vendido al consorcio inglés Bupa.

En 2005, junto con otras familias de origen palestino, pasan a tomar la propiedad del Club Deportivo Palestino SADP, equipo de fútbol profesional que es el único que defiende los colores de la bandera palestina fuera del mundo árabe.

2008

2009

2011

En 2008, junto con la familia Kassis, forman Agrícola La Reserva de Llancay, mediante la cual cultivan olivos para posteriormente producir y exportar aceite de oliva de alta gama.

En 2009 toman parte en el mercado de la energía en Chile, junto a los socios con los que conformaron “Energía Llaima”, empresa que opera centrales de energía hidráulica y solar en Chile y que está asociada con la multinacional canadiense Innergex.

En 2011, junto con un grupo de socios, iniciaron la construcción del Hotel Punta Piqueros, de estándar cinco estrellas y emplazado en la comuna de Concón.

2018

Sus negocios hoy

En 2018 la familia Said, continuando con su tradición bancaria, pasa a integrar la propiedad de Scotiabank Chile, tras una operación que implicó la fusión de éste con BBVA. José Said fue presidente de Scotiabank hasta el momento de su muerte.

En la actualidad, el Grupo Said posee 25% de Parque Arauco S.A., 11% de Embotelladora Andina, 47% de EDELPA, 14% de Scotiabank Chile. Además, cuenta con inversiones en diversos sectores tales como energía, agrícola e inmobiliario.

ALGUNOS RECONOCIMIENTOS A JOSÉ SAID • Premio Icare en 2003 y 2018. • “Ignaciano Más Destacado 2005”. (Asoc. de ex alumnos Compañía de Jesús). • Familia Empresaria, ESE 2010.

• Orden al Mérito, Gobierno Peruano, 2016. • El Mercurio - EY, Empresario del año 2018 junto a su hijo Salvador. • Empresario del año 1998 y 2018, Diario Financiero.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

“H

oy sólo nos despedimos de José Said Saffie en forma física porque su espíritu siempre estará junto a nosotros. Fundación Belén 2000 es su legado y nuestro desafío es continuar fortaleciendo este espacio de conexión eterno entre

Chile y Palestina e invitar a nuevas generaciones a ser parte de este proyecto. Mantener el prestigio que se ha ganado esta Institución, gracias al rol activo que tuvo como presidente de Belén 2000, es nuestra manera de honrar su memoria”.

Alberto Kassis:

“José fue para mi como un hermano mayor” El cofundador y presidente del Consejo Superior de Fundación Belén 2000 y propietario del holding CIAL S.A., recuerda su relación con José Said y el germen de la organización que cumplió 20 años llevando educación y salud a los niños palestinos. - ¿Cuándo y cómo conoció a José Said? - Lo conocí hace unos 50 años. Cuando mi padre llegó a Chile, al poco tiempo fue a hablar con su papá, Salvador, para que le hiciera un préstamo para iniciar sus actividades. No tenía mucho contacto con José en esa época pero mis hermanos sí. Posteriormente, por el Banco del Trabajo empecé a tener más contacto con él. Ahí nació una amistad muy fuerte. Salíamos a comer, lo invitaba a almorzar al campo junto a su señora. Fui a los matrimonios de sus hijos. Empezamos a juntarnos más hace unos 30 años. Nació una excelente relación porque nos entendíamos. Además, tenía un carácter amable. Era una persona que llegaba muy bien a todos, muy sencillo y no le gustaba demostrar lo que tenía. - ¿Cómo describiría el amor de José por Palestina? - Era algo increíble. Siempre participaba en distintas actividades ligadas al mundo árabe, antes de la Fundación. Incluso, tratamos de formar un directorio para hacernos cargo del Estadio Palestino. Lamentablemente no funcionó. El nacimiento de la Fundación fue revelador. José se entusiasmó y por eso le dedicó tanto tiempo y cariño.

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Una fundación para Palestina - ¿Cómo surge la idea de crear la Fundación? - Partió en el año 2000, luego de que el presidente Yasser Arafat nos invitara para la visita del Papa a Belén. Nos invitó oficialmente y nos recibió en la Casa del Gobierno en Belén. Tuvimos la oportunidad de compartir con Arafat, su señora y Juan Pablo II, quien celebró una misa en la ciudad Santa, donde estuvimos sentados justo detrás de Arafat. Fue muy emotivo, la plaza estaba llena de gente, tenían un helicóptero dando vueltas y estaba repleta de soldados vigilando. Le dije a José: “si disparan, estamos sonados”. Afortunadamente, no pasó nada. Mario Nazal llevaba un regalo para el Papa. Cuando se levantó a entregarlo, lo pararon los guardias, pero la señora de Arafat dijo: “déjenlo pasar” y así lo entregó. Luego, el presidente nos invitó a almorzar en Ramallah. Fue muy emocionante porque en la mesa éramos José, Mario y yo, uno en frente y uno a cada lado de Arafat. Fue una comida al estilo árabe y conversamos de todo. Íbamos por una semana, pero estábamos tan fascinados que nos quedamos dos semanas más. Hasta nos bañamos en el Mar Muerto. ¡Fue un viaje maravilloso! Recorrimos muchos lugares. Ahí llegamos con la idea de formar una fundación que conectara a la colectividad en Chile con nuestra tierra palestina.


En la tierra de sus orĂ­genes, JosĂŠ junto a Mario Nazal y Alberto Kassis.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

En uno de los aniversarios de la Fundación Belén 2000, Jorge Rabie, José Said, Alberto Kassis y Mario Nazal.

Una increíble coincidencia es que el abuelo de José está enterrado en el cementerio ortodoxo, muy cerca de los míos y visitamos sus tumbas juntos. José estaba muy motivado y este viaje aumentó ese amor por las raíces. Nos emocionó mucho observar las condiciones en las que vivían los palestinos, ver a los niños y la pobreza, el hecho de estar en permanente estado de guerra. Eso nos movió a apoyarlos. Hicimos dos viajes más. En uno de ellos fuimos a una reunión con el rey de Jordania. Después estuvimos en Palestina con nuestras respectivas señoras que se llevaban muy bien. - ¿Qué anécdotas recuerda del viaje? - Tenemos muchas anécdotas. Una de ellas es cuando fuimos a ver a Husein I, rey de Jordania, por el día. Cuando veníamos de vuelta, en la frontera judía me dicen: “¿Por qué si vino en la mañana, ya está de vuelta?”. Yo le respondí: “Y a ti que te importa” y se fue con el pasaporte, nos dejó una hora esperando, mientras que en el lado palestino nos estaba esperando el embajador. - ¿Cómo fueron los inicios de la Fundación Belén 2000? - Al viajar a Palestina nos sentimos 24

comprometidos con la tierra de nuestros antepasados, por ello quisimos contribuir y hacer algo allá. Empezamos a funcionar en las oficinas de Mario Nazal. Luego, nos cambiamos a la oficina en Nueva Las Condes. Belén 2000 fue tomando cuerpo y fuimos invitando a distintas personas de la comunidad que, al igual que nosotros, tuvieran interés en colaborar. Y en eso estamos desde hace ya veinte años. En el último tiempo comenzamos la renovación del consejo del directorio para incluir a personas más jóvenes que permitan que la fundación perdure en el tiempo. - ¿Qué características de José admiraba? - La sencillez, su caballerosidad, lo honesto, transparente, todas las cualidades que lo hacían ser una persona valiosa. Aunque tenía una muy buena situación económica y un gran prestigio, era sencillo, agradable, condescendiente, una persona maravillosa. Siempre fue muy creativo, inteligente, hábil en el sentido de tener una visión de futuro y muy aterrizado en todo sentido. Era un hombre que caía bien en todos lados porque era humilde y tenía mucho mundo. Sabía de todo y era capaz de hablar de lo que sea con cualquier persona. A José siempre lo consideré un herma-

no mayor. Nos teníamos mucho cariño y confianza mutua. Por eso podíamos viajar juntos y nunca tuve una discusión con él. - ¿Cómo evalúa estos veinte años de Belén 2000? - Fue una semilla que se sembró y logró que muchas personas se preocuparan de lo que pasa en Palestina. Siempre hubo gente de la colonia que tenía contactos, pero no había una fundación que los congregara a todos, les permitiera tener un contacto más directo y hacer actividades en conjunto. Todos los años hacemos nuestro Maklube Fraterno que es una reunión en la que todo el mundo quiere participar y se agotan las entradas. La de este año se hizo en memoria de José y se hizo vía streaming. Creo que hemos colaborado para generar lazos, mantener viva la memoria y no perder el cariño por la patria de nuestros antepasados. Creo que es la institución más prestigiosa que hay en la Comunidad Chileno Palestina. Lo digo con mucho orgullo de lo que nosotros -José, Mario y yo- logramos construir. No es mérito de uno sino que de todos. La ventaja era que la presidía José, que tenía un liderazgo excepcional.


Mario Nazal Momares:

“José Said es un orgullo para chile” Los unió el amor hacia Palestina. Desarrollaron una entrañable amistad y crearon una fundación que los llena de orgullo.

También cofundador de la fundación, Mario Nazal, habló en memoria de José Said, a quien admiraba profundamente. En este sentido, destacó el prestigio ganado por esta organización en medios de comunicación, hospitales y otros centros comunitarios de Palestina. Prueba de esto es que sus tres fundadores recibieron la máxima condecoración que otorga el gobierno palestino, por su colaboración con la causa, de manos del presidente Mahmoud Abbas en Ramallah, en 2018. Para Mario Nazal, tener a una persona como José Said era un orgullo para el país. Relata que conoció a José en 1996 cuando estaba promoviendo reuniones con empresarios palestinos para “crear un ambiente que permitiera cambiar la imagen que teníamos en Chile. Después de 1948, éramos tratados en la prensa como los terroristas y eso me daba mucha rabia. Organizábamos comidas e invitábamos a un referente o charlista. Eso le agregaba valor a los encuentros y nos dio muy buen resultado”, afirmó Mario Nazal. “Cuando conocí a José -continúa- se produjo inmediatamente una empatía mutua que fue fundamental para lo que vendría después. Nos pusimos a trabajar para crear esta fundación. Junto a Alberto Kassis, primero quisimos presentamos los tres a la dirección del Estadio Palestino. En la asamblea, inmediatamente pensaron que queríamos aprovechar el estadio para nuestro interés propio y hacer edificios. Usaron palabras fuertes y decidimos retirar nuestra candidatura. Ahí dijimos vamos a hacerlo por otro camino”.

Los tres fundadores de Belén 2000 compartían en diferentes ámbitos de la vida y forjaron lazos muy fuertes entre ellos.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

Varios viajes a Palestina impulsaron los inicios de Fundación Belén 2000.

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Junto a Yasser Arafat en Palestina.

Mario Nazal agrega que en 1999 José Said tomó la iniciativa. Nos dijo: “Vamos a Palestina y aprovechamos de conocer en terreno su situación real y visitamos los lugares santos. Organizamos el viaje y estuvimos con Juan Pablo II, Arafat y otros dirigentes del gobierno palestino. Causamos una buena impresión. Especialmente José que tenía una forma de manejarse muy inteligente, hábil, pero a la vez sobria. Se ganaba la simpatía por los hechos, no por buscarla. Tuvimos reunión con Arafat, intercambiamos regalos, nos invitó a almorzar. Fue divertido, porque todavía tenía la costumbre de dar la comida en la boca. Entonces, a la izquierda de Arafat estaba sentado José, en frente Alberto y yo a la derecha. Alberto le hablaba árabe, con palabras propias de abuelos y padres, pero lo celebrábamos. Arafat le puso la comida en la boca y tuvo que aceptarla. Nosotros nos escapamos porque estábamos a su lado”, explicó. El cofundador de Belén 2000 señala que estas vivencias crearon un vínculo muy fuerte entre ellos y, lo que sería una visita de sólo siete días, se prolongó por más de veinte. “José tenía un entusiasmo y fe religiosa espectacular. El pensamiento de uno era el de todos, tuvimos un entendimiento fantástico, nos reímos mucho, hicimos muchas cosas. Así, el sentimiento de compromiso con Palestina fue tomando una forma más profunda. Mirábamos

todo con mucho interés, visitamos algunos colegios y la Universidad de Belén. La marca de Palestina en José era evidente y nosotros participamos por igual, realmente nos interesaba todo. Hicimos las 12 estaciones de Cristo y José las leyó completas. Nunca voy a olvidar la fe con la que leía los párrafos de cada una de las estaciones. Era realmente admirable”, agregó. Mario Nazal comenta que hicieron muchas reuniones de trabajo y hablaron de la necesidad de buscar a una persona experta que pudiera ayudar a la economía palestina. “Llevamos a Hernán Büchi quien tuvo entrevistas con ministros y la asamblea de empresarios de ese país sobre los cambios que necesitaban hacer en su economía. Hernán se levantaba tempranísimo y se iba a trotar, incluso por lugares no muy convenientes, pero iba igual. Durante todo este proceso se fue armando un sentimiento de cooperación, de un nivel distinto al que se había visto hasta ese entonces, más profesional y con un estilo bien específico. El objetivo era ayudar no solo con dinero, sino que con ideas y otras cosas. De esta manera, el compromiso con Palestina iba adquiriendo cada vez más importancia”. Mario Nazal recuerda que en el avión de regreso de ese viaje reflexionó sobre lo que habían vivido en esos días. “Me senté 27


ESPECIAL JOSÉ SAID

Alberto Kassis, José Said y Mario Nazal en el Santo Sepulcro.

aparte y me vine pensando en que si queríamos ayudar teníamos que concretar una forma de hacerlo, porque hacerlo a título personal, no cumplía con los objetivos que teníamos en mente. Les dije que esto requería de la creación de una fundación porque en Chile no hay ninguna que pueda hacer un trabajo de esta naturaleza. Ahí partimos”. - ¿Cómo fueron los primeros años de la Fundación Belén 2000? - Una de las cosas que nos impresionó en el viaje fue cuando visitamos las escuelas de Enseñanza Básica. Vimos que a los niños les faltaban muchas cosas, desde libros hasta comida. Llegamos a la conclusión de que si Palestina tenía algún futuro, eran esos menores los que tendrían la misión para llevarlo adelante. Desde un inicio nos centramos en los niños y nos dimos un plazo de cinco años para conseguirlo. Los primeros años fueron muy difíciles porque había que establecer un criterio distinto, que fuera una organización que generara unión. Queríamos mejorar el ánimo, hacer actos de un nivel que no se hubieran hecho en el pasado y dar a la comunidad una imagen nueva. Yo tenía la dirección ejecutiva y administrativa, además la fundación funcionó esos años en mi oficina. Debo decir que tener una fundación con Alberto y José es un privilegio, por la generosidad y confianza que se dio entre nosotros. Hicimos grandes cosas juntos. Le dimos a la comunidad una imagen distinta. Desarrollamos muchos proyectos, creamos el Maklube, hicimos desfiles de moda, creamos la Revista Aldamir, rescatamos el archivo del diario Mundo Árabe y lo pusimos a disposición de todos en internet. Fue un trabajo arduo, pero los 28

resultados eran muy halagadores para satisfacción de José, Alberto y mía. Juntos, creamos nuevos caminos. - ¿Cómo era su amistad con José? - Intercambiamos todo tipo de infidencias personales, nos desahogábamos con el otro. Mi casa fue sitio de reunión donde nos juntábamos siempre con Alberto, José y nuestras señoras. Intercambiábamos programas y discutíamos ideas. Fue una amistad más que de hermanos, muy sólida, de confianza, de una gran calidad emocional. - ¿Qué admiraba de él? - Su sabiduría. Era un hombre que tenía respuesta para todo lo que se le preguntara, era una verdadera biblioteca. Sabía la historia de casi todas las familias y contaba cómo había sido el abuelo y el tío. Muchas veces le dijimos que redactara un libro con su biografía, pero era muy reservado, decía que eran cosas personales. Nunca promovió una pelea, siempre encontraba las respuestas cuando había discrepancias. Cuando surgían opiniones diversas, él siempre supo encontrar el término medio. Se manejaba en forma espectacular con autoridades. Era un hombre muy culto, completamente admirable. - ¿Qué siente con su partida? - Su muerte me ha impactado mucho porque he perdido a un amigo como nunca había tenido en mi vida. Cristina Correa Siade


JosĂŠ disfrutaba de los viajes. Rumbo a Palestina visitaba tambiĂŠn otros paĂ­ses.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

“Una vez dada la palabra hay que cumplirla tanto o más que una escritura pública o un documento firmado. Por eso, no hay que dar la palabra en forma precipitada. Hay que ser prudente, cauteloso, paciente y estudiar las cosas”. José Said.

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Alexis Sfeir:

“Don José fue mi mentor” El gerente general de Fundación Belén 2000 cuenta que José Said lo marcó profundamente y que, para honrar su vida, el Maklube Fraterno 2020 se celebró en su nombre vía streaming, el 15 de octubre.

“Lo que te diga es poco. Ha sido una de las personas que me ha marcado en la vida”, dice Alexis Sfeir acerca de José Said. El gerente general se integró a la fundación en 2011, después de 15 años trabajando en publicidad, llegando a tener su propia agencia, que había vendido en el mismo momento en que se presentó esta oportunidad. “Era una forma de conectarme con mis orígenes de una manera diferente. Para mí fue un cambio de vida completo”, asegura sobre lo que significó pasar de trabajar para la venta de productos a tener que convencer a las personas sobre la importancia de invertir en el futuro de un niño palestino. Haber dado ese paso es “un crecimiento profesional, espiritual y de conexión”, confiesa y eso especialmente por la impronta de José Said, con quien tuvo la suerte de tener una relación muy estrecha. “Hablábamos todos los días porque él estaba muy involucrado con Belén 2000, que era su pasión”, comenta Alexis Sfeir, quien destaca que aprendió mucho de él. “Para mí fue mi mentor, me guiaba mucho, me habría oportunidades, me presentaba personas. Don José estaba convencido de que el mejor capital son los buenos contactos y conmigo fue muy generoso en ese aspecto. Me regaló lo más importante que un ser humano puede entregar: su tiempo. Me regaló conversaciones constructivas y agradables, por lo que me siento halagado de haber compartido con él”, afirma. Es claro que José Said fue también un maestro para muchos otros. “Le gustaba formar gente y empoderar a las nuevas generaciones”, precisa el gerente general, del mismo modo que destaca su carisma, sabiduría y entrega. “Su generosidad y capacidad de atención a los demás lo hacían una persona extraordinaria, de una memoria maravillosa, sabía la historia completa de la comunidad palestina en Chile. Una persona fascinante y siempre pendiente de los detalles”, recuerda el ejecutivo.

Innumerables reuniones tuvieron el presidente del directorio de Belén 2000 y su gerente general.

La edición 2020 del Maklube Fraterno se celebró en memoria de José Said Saffie y, al ser vía streaming, permitió integrar a personas de regiones y del extranjero. “Al principio teníamos dudas, pero la partida de don José nos convenció de que era el camino que debíamos seguir. Él hubiera querido que continuáramos trabajando por la fundación con más fuerza”, cuenta sobre esta edición de la cena solidaria que tuvo un formato televisivo. Las entradas se vendieron a través de fundacionbelen2000.cl, y quienes viven en Santiago pudieron además incluir una experiencia gastronómica, que fue muy exitosa. 31


ESPECIAL JOSÉ SAID

Luego del discurso realizado en el Maklube 2018, José Said brinda con la animadora del evento y directora de Revista Aldamir, por los niños de Palestina.

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José Said estuvo siempre presente en las diferentes actividades de la comunidad palestina en Chile y de Fundación Belén 2000. Era su conexión con la tierra de sus antepasados.

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4. 1. Fernando Lolas, Leonidas Montes, Ignacio Echeverría, José Said, Carolina Echeverría y Agustín Edwards, 2. José junto a sus nietos, 3. Maria Agnes Salah,Pamela Gidi y José Said, 4. En la premiación a mujeres palestinas. Sabas Chahuán, Paulina Yarur, José Said, Alejandra Mustakis y Mario Nazal.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

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5. 1. José Said y Pamela Gidi, 2. Odde Rischmague, Alberto Kassis, José Said, Michelle Bachelet, Pablo Zalaquett y Gonzalo Said, 3. José Said Saffie hablándole a los asistentes al Maklube 2018, 4. Aniversario Fundación Belén 2000, 5. Los fundadores de Fundación Belén 2000 acompañados de Ana María Sabag y Jenny Larach.

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“La perseverancia es algo esencial. No sirven las buenas ideas si no van acompañadas de perseverancia”. José Said.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

UN HOMBRE DE VALORES PROFUNDOS Quienes conocieron a José Said coinciden en que era un hombre sencillo, tremendamente humano y con valores profundos, que supo transmitir, no sólo a su familia, sino que también a sus amigos, a sus socios y a todos los que se relacionaron en algún momento con él. Jesuita de corazón. Esa formación que recibió desde pequeño cuando llegó a Chile y fue matriculado en el colegio San Ignacio de Alonso de Ovalle, lo marcó du-

Su trayectoria escolar quedó plasmada en los anuarios del Colegio San Ignacio de Alonso de Ovalle.

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rante toda su vida. Sobre todo por su relación con Alberto Hurtado, quien fue su profesor jefe y guía espiritual, e inspiró en José Said un profundo sentido social. “Estoy muy agradecido de toda la formación que he recibido y, en especial, de parte del Padre Hurtado. Lo que más recuerdo era su frase: “Haz las cosas bien y cumple con todo”, contó “Pepe” -como le decían sus cercanos- más de alguna vez. Máxima que inculcó y que lo llevó a ser distinguido como “Ignaciano Destacado 2005”. En esa oportunidad reiteró una vez más cómo influyó en él su paso por el San Ignacio. “La formación ignaciana marcó definitivamente mi vida universitaria, familiar y me ha acompañado en mi larga trayectoria en

el mundo de la empresa”, destacó al recibir la distinción y también recordó en esa oportunidad que el Santo fue su maestro y ejemplo. Y realmente fue así. Sus cercanos recuerdan que siempre hablaba mucho del padre Hurtado y sus enseñanzas. Por eso, participar en la ceremonia de Canonización de su maestro en Roma y leer la primera lectura de la homilía fue un momento que atesoró en sus recuerdos. Cuentan que para él fue tan importante, que ensayó una y otra vez y, detrás del púlpito, José se arreglaba su corbata celeste para que estuviera perfecta, preparándose para leer en la ceremonia.

En la foto junto a sus compañeros de la promoción 1946.


Participar en la canonizaciรณn del Padre Alberto Hurtado en Roma leyendo la primera lectura fue un hito que lo llevรณ siempre en el corazรณn.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

En 1944, José cursaba Cuarto Año de Humanidades.

El padre Fernando Montes fue uno de los grandes amigos de José Said. Y esa cercanía, junto a la influencia recibida del Padre Hurtado, fue lo que lo mantuvo siempre ligado al Hogar de Cristo y a la Universidad Alberto Hurtado, de la cual fue miembro del Consejo Directivo. Cuenta el sacerdote que ubicaba a José porque era ex alumno del Colegio San Ignacio y compañero de curso de su hermano mayor. Sin embargo, se convirtieron verdaderamente en grandes amigos a partir de 1997, cuando él fue nombrado rector de la Universidad Alberto Hurtado y se acercó a José para pedirle ayuda. Desde entonces, fueron forjando una amistad que perduró siempre. “Era un caballero. Un hombre con una capacidad de acogida muy grande. Mostró siempre un cariño y un amor extraordinario a su colegio y a los jesuitas que lo formaron. Me di cuenta que ahí había algo más que un posible benefactor. Era un hombre de profundos valores cristianos, extraordinariamente generoso y de gran corazón”, enfatizó.

Ética y responsabilidad social Su impronta de actuar guiado por valores profundos fue lo que lo distinguió siempre y la supo transmitir. Muchos destacan su Fe en Dios y su preocupación por los problemas sociales. De ahí que estuvo comprometido con múltiples causas sociales. Además, esa

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convicción de vida era tema en los diferentes discursos e intervenciones que realizó en su trayectoria empresarial o bien, al recibir alguna de las distinciones que lo destacaron como hombre de negocios. En 2003, ICARE lo distinguió en la categoría Empresario, en su discurso señaló: “Más que el valor material de las cosas, importa el bien que nuestros actos dejan en los demás….Es un desafío ético, para nosotros empresarios, armonizar la integración personal con las responsabilidades sociales….En nuestras acciones debemos reflejar un deseo de servir más que de controlar, una capacidad de escuchar más que de mandar, procurando transmitir felicidad y confianza en todos los ámbitos, en suma, procurar ‘ser más que tener más’… En todo momento me he entregado por entero a ser empresario. Lo siento como una forma de contribuir al engrandecimiento del país, creando empleo, generando una mejor calidad de vida para muchos, y especialmente, inculcando valores permanentes en nuestro quehacer”. El padre Fernando destaca que siempre le llamó la atención que José era un hombre con una visión integral. “Tenía gran preocupación por la marcha del país en su conjunto. Era un hombre extraordinariamente cristiano. No en el sentido del beato, sino que entendió que un evangelio debía transformarse en una sociedad más fraternal, más justa”, afirmó el sacerdote. Agrega que esa manera de actuar era reflejo de la influencia del Padre


Hurtado, quien era un hombre piadoso, de gran fe, pero no ritualista. “No todo lo religioso era para él confesarse, comulgar y rezar el rosario, sino que iba más allá de la misa diaria y de los ritos de la Iglesia. Y José también. Sé lo que a él le ayudaba y le gustaba cuando hacía una buena confesión”, – acotó sonriendo que puede hablar porque él no era su confesor-. “Para mí era muy alentador ver que un alto empresario demostraba que no sólo le interesaban los problemas económicos, de la bolsa, sino que también los grandes problemas éticos, sociales, políticos, religiosos y humanos que tenía la sociedad”. Explica que todo lo decía con sencillez; no como un erudito que costaba entenderlo, sino que hablaba en forma muy clara. “Por eso, yo sabía que era una persona de actos profundos y serios”, puntualizó el jesuita.

Amor incondicional por la famila “José Said era de conversaciones profundas”, comenta el padre Fernando. En forma frecuente invitaba al sacerdote a almorzar, algunas veces solo, otras lo acompañaban distintas personas, donde conversaban a fondo sobre diferentes temas. Jornadas, que cuenta el presbítero, le resultaban muy interesantes, porque él se sentía tremendamente escuchado. “José hablaba siempre de sus tres grandes amores. En primer lugar estaba su familia. Para él era lo más importante. Gozaba mucho cuando contaba la situación de su familia, de sus nietos, del compromiso social y religioso de ellos, de su hija que lo acercaba a Dios. Me parecía una persona de religión bien sólida y me contaba que eso permeaba a todo el resto de la familia”. Además, –comenta- fue muy querido en su casa, por su madre y hermanas. Siempre se preocupó de ellas. “Conversábamos de su hogar materno y demostraba mucho cariño. Yo lo bromeaba diciéndole que a él lo habían criado todas sus hermanas, porque era el único varón de su familia. Eso lo hacía muy bien educado, pero yo le decía que lo habían malcriado”, confiesa riendo. Otro de sus amores era la tierra de sus orígenes. “Impresionante era su cariño por Palestina y sus conciudadanos palestinos. Se sentía orgulloso y a la vez responsable de ellos. Me hizo conocer todo lo que ha hecho la comunidad palestina en Chile y el enorme aporte que ella ha tenido en nuestro país”. El padre cuenta que también “sentía un tremendo amor a Chile. Demostraba siempre su interés por los problemas de fondo de nuestra sociedad con gran humanidad, propio de un buen cristiano”. Enfatiza que siempre hablaba de los valores que estaban en juego para que Chile fuera una nación más justa y con futuro. Pero si duda, lo más significativo de la vida de José Said fue cómo supo trasmitir esos valores esenciales a su familia. El padre Montes es un convencido que no hay mejor manera de inculcar algo, que siendo coherente en el actuar. “Creo que sus hijos se sintieron queridos y se sintieron admirados. Él sentía como muy propio lo que sus nietos hacían. Cuando me contaba

Fernando Montes.

un éxito de alguno de sus hijos, uno se daba cuenta que irradiaba cariño. Pienso que eso es una manera de transmitir valores. Es muy importante, porque no significa sólo tener éxito, sino que a veces, esos valores, la fidelidad se expresa mejor cuando hay grandes problemas y uno no se deja abatir por ellos, sino que permanece fiel”. Y así también lo entendieron sus nietos. En la carta de despedida leída en su funeral, le agradecieron, además de su cariño, haberles inculcado valores. “Tata gracias por todo… por tu ejemplo….perdimos a un gran abuelo y el país perdió una gran persona y a un gran empresario. Realmente dejaste una huella imborrable”, leyó su nieto Pablo Alvarez Said. Debido al Covid-19, el padre Montes no pudo ver a José. Conversó por teléfono con él días antes de su muerte. Cuenta, que ciertamente el veía que el fin llegaba. A su funeral, pudo asistir –dice- gracias a la gestión realizada por los hijos de José. “Fue mi única escapada durante la pandemia”. Para él, José fue un gran amigo. Se llegaron a conocer a fondo y destaca en él su sencillez, su cercanía y las innumerables muestras de delicadeza que le demostró siempre. Por eso, se mostró muy contento de poder conversar acerca de las virtudes y sus vivencias con “Pepe”. “Me da gusto, a través de esta entrevista, reflejar de alguna manera mi cariño. Era un hombre que supo trasmitir la importancia de actuar en valores esenciales. El valor de ser discípulo de Jesús, del respeto, de saber escuchar, de no sólo vivir guiado por el éxito, sino involucrado con los grandes problemas de la sociedad, fueron sin duda aspectos fundamentales para él, que supo transmitir a sus hijos, a sus nietos, siempre. Me llamó la atención, siendo 10 años mayor que yo, como era vigente hasta el final. Estaba con las antenas desplegadas y eso me parece también propio de un buen cristiano”. Sofía Debarbieri Löwener

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ESPECIAL JOSÉ SAID

“Estoy muy agradecido de toda la formación que he recibido y, en especial, de parte del Padre Hurtado. Lo que más recuerdo era su frase: “Haz las cosas bien y cumple con todo”. José Said.

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1. José en la Iglesia de la Natividad de Belén junto a Alberto Kassis. 2. Siempre se destacó por sus discursos. En la foto, en un aniversario de la Fundación. 3. José, Alberto y Mario en la puerta de la Iglesia de la Natividad.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

Mundo Árabe

SU VIDA EN LAS PÁGINAS DEL

MUNDO ÁRABE Importantes hitos de la carrera y vida de José Said Saffie están reflejadas en publicaciones del periódico Mundo Árabe, que prueban la relevancia de su legado para el quehacer del país y la agenda social.

APARICIONES EN LA VIDA SOCIAL Su matrimonio El 31 de enero de 1964, Mundo Árabe dedicó dos páginas al matrimonio de José Said Saffie con Isabel Margarita Somavía, que se realizó en la Recoleta Dominica y fue oficiado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez. Luego, se efectuó una fiesta a la que asistieron 600 invitados. Las fotos muestran a los felices novios durante la ceremonia religiosa. Al cumplir sus bodas de oro, el mismo diario publicó en sus páginas un breve comunicando sobre la renovación de los votos del matrimonio Said-Somavía.

En la entrada de la Recoleta Dominica, José junto a los padrinos.

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Junto a su padre, Isabel Margarita entrando a la iglesia.

José e Isabel Margarita frente al altar.

Los recién casados.


Con presidentes y autoridades José Said tenía la virtud de conversar y compartir con todo tipo de personas. Su impronta le valió codearse con presidentes y otras autoridades en distintos eventos ligados a la comunidad árabe. El 30 de octubre de 2005 se publica en la portada del diario la foto de José Said entregando la Medalla al Mérito al entonces presidente Ricardo Lagos, por su constante política de apoyo al pueblo palestino. Este reconocimiento se entregó en el marco de las celebraciones del cuarto aniversario de la Fundación Palestina Belén 2000. Otro ejemplo fue la celebración del aniversario número 72 del Club Palestino, donde fue retratado junto al presidente Sebastián Piñera, durante su primer periodo, en la foto publicada un 15 de enero de 2011.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

EMPRESARIO Y FILÁNTROPO Inicio de su carrera Después de egresar de Derecho en la Universidad de Chile, José Said asume la gerencia general de Rayón Said, empresa creada en 1942, por su padre Salvador Said. En 1956, un grupo de periodistas de El Mercurio y La Unión de Valparaíso visitó la planta Trasluz, ubicada en Quillota. En la foto, José Said explica el proceso de creación del papel celofán, que se distribuía en Chile, Perú, Argentina, Ecuador y Venezuela, entre otros países.

Jubileo: el germen del proyecto Belén 2000 Con miras a la celebración del Jubileo que se realizaría en Palestina, Mario Nazal, Alberto Kassis y José Said protagonizaron un encuentro en el Hotel Hyatt, consignado en el periódico Mundo Árabe el 1 de abril de 1999, con el objetivo de mostrar a posibles inversionistas latinoamericanos el proyecto que denominaron Belén 2000. Esta iniciativa levantaría fondos para las actividades contempladas en Palestina desde la Navidad de 1999 hasta la Semana Santa de 2001 donde se esperaba una gran afluencia de peregrinos a Tierra Santa. Al evento asistieron diplomáticos y autoridades gubernamentales, religiosas y empresariales.

Inauguración oficina Belén 2000 Las dependencias, ubicadas en el edificio Parque Isidora Golf, fueron bendecidas por el sacerdote Raúl Hasbún, en una ceremonia que congregó a diplomáticos, empresarios y líderes de opinión de diversos rubros, el 1 de febrero del año 2000.

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Primer Aniversario de la Fundación El primer año de vida de la Fundación fue celebrado en Casa de Piedra con 1.400 invitados, oportunidad en la que también se estrenó el documental “Crónica palestina: los caminos de la ira”, de Miguel Littin. Asistieron personalidades de todos los ámbitos del quehacer nacional, tanto político como cultural. Entre ellos destacó la presencia del ministro del Interior de la época, José Miguel Insulza.

Ignaciano destacado 2005 “La formación ignaciana marcó definitivamente mi vida universitaria, familiar y me ha acompañado en mi larga trayectoria en el mundo de la empresa”, dijo José Said al recibir la distinción de Ignaciano Destacado 2005. Además, recordó en esa oportunidad los sentimientos que tuvo cuando realizó la primera lectura en la ceremonia de canonización del Padre Alberto Hurtado en el Vaticano, recordando que el Santo fue su maestro y ejemplo.

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RECONOCIMIENTOS Distinguido por Fearab Con fecha 30 de septiembre de 2001, en la Casa Central de la Universidad de Chile, Mundo Árabe consignó la premiación realizada por la Federación de Entidades Chileno-Árabes a distintos líderes por sus destacadas cualidades humanas y profesionales, entre ellos a José Said. Junto a él también fueron galardonados Nicolás Abumohor, Faride Zerán y Sergio Bitar, entre otros.


Mejor Empresario Icare 2003 “Con un bajo perfil a toda prueba y de convicciones profundas, sus ejecutivos de confianza en los negocios y quienes lo conocen de cerca, no dudan en describirlo como un hombre austero, entusiasta, claro en sus conceptos y muy afable en el trato. Un hombre exigente, pero motivador. Alguien que reconoce el trabajo bien hecho y que, en forma permanente, establece metas más altas, porque no ve límites en el crecimiento de las empresas, todas cualidades que contribuyen a resumir su condición de líder excepcional”, dijo Hans Eben, presidente de Icare en 2003, sobre José Said al entregarle el premio en la Categoría Empresario. Volvería a obtener este galardón en 2018.

Premio Embajada de Palestina

Homenaje Embajada de El Líbano

En la conmemoración de la Declaración de Independencia Palestina, celebrada en enero de 2012 en el Club Palestino, la embajadora Mai Al Kaila entregó a José Said un reconocimiento por la labor desarrollada en Fundación Belén 2000.

El 7 de abril de 2011 , la Embajada de El Líbano efectuó una ceremonia para distinguir a todas las instituciones árabes creadas a partir de 1913 al 2011. Uno de los protagonistas fue José Said, como presidente de Fundación Palestina Belén 2000.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

PALABRAS DE HOMENAJE

Maurice Khamis, presidente Comunidad Palestina de Chile ”A Palestina la llevaba en el corazón. Su apoyo no se limitó sólo a la fundación sino que ayudó a muchas otras instituciones palestinas y nunca comentaba sus aportes. Siempre estuvo muy preocupado por la ocupación de Palestina y mantuvo contacto con el gobierno chileno de turno para apoyarla, pero siempre con un muy bajo perfil”.

Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) “Los aproximadamente 13 mil kilómetros existentes entre Chile y Palestina parecen no sentirse cuando uno visita vuestro país. Una de las personas que impulsó ese acercamiento fue don José Said. Para él, olvidar su patria de origen nunca fue una opción. Fue una de las primeras personas en venir a Palestina para ofrecer su ayuda para la reconstrucción durante el proceso de paz. La fotografía de don José junto al Papa Juan Pablo II y al presidente Yasser Arafat en Belén en el año 2000 inmortalizó ese momento. Don José no fue solo un gran empresario. Más importante aún, fue un gran esposo y padre guiado por sólidos valores que se reflejaban en su compromiso con Palestina, aportando desde allí a un mundo más justo. Mientras las campanas suenan en ritmo de luto en su amada Iglesia de la Natividad, los rezos por su alma se multiplican y su recuerdo se ha inscrito entre los grandes que han contribuido a que en algún momento, más temprano que tarde, se logre la libertad, la paz y la justicia en Palestina”.

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Padre Fernando Montes “Era un caballero. Un hombre con una capacidad de acogida muy grande. Era una persona que supo trasmitir la importancia de actuar en valores esenciales. El valor de ser discípulo de Jesús, del respeto, de saber escuchar, de no sólo vivir guiado por el éxito, sino involucrado con los grandes problemas de la sociedad, fueron sin duda aspectos fundamentales para él, que supo transmitir a sus hijos, a sus nietos, siempre. Me llamó la atención, siendo 10 años mayor que yo, como era vigente hasta el final. Estaba con las antenas desplegadas y eso me parece también propio de un buen cristiano”.

Valentina Giacaman, ex directora ejecutiva de Fundación Belén 2000 “Tuve el privilegio de trabajar diez años con don José y su directorio. Una experiencia que sin duda marcó mi vida profesional y personal. Incesante, creativo, ingenioso, minucioso y riguroso son alguna de las cualidades que me traspasó. Pero son sus valores lo que más lo marcan como mentor. En cada una de sus constantes llamadas telefónicas, cada vez que se le ocurría una idea, aprovechaba de traspasarnos profundos valores como la unidad de la familia, y de la comunidad, el valor de la alegría, la gentileza y la cordialidad y, sobre todo, un cariño inmenso. Y como buen árabe nunca regalaba las oportunidades. Nos daba las herramientas para forjarnos los caminos, de los cuales después nos felicitaba orgulloso por nuestros logros”.


Daniel Daccarett, director Fundación Belén 2000 “A don José le gustaba conectar a las personas, sobre todo a emprendedores y empresarios. Nunca olvidaré cuando me tomó del brazo y me llevó a sentarme en primera fila, al lado de Carlos Slim. Luego de una elocuente presentación, me dejó ahí, sentado al lado del hombre más rico del planeta. Durante la conversación, me recomendó ser distribuidor de Claro Chile, negocio que he mantenido por años. Cuando me invitó a trabajar por Fundación Belén, sólo me dijo: ‘si no sabes de dónde vienes jamás sabrás hacia dónde ir’. Lo tendré siempre presente”.

Paulina Ready, presidenta del directorio ejecutivo de Fundación Belén 2000 “Tuve el privilegio de conocer el lado más humano de José Said al compartir varios almuerzos con él cuando visitaba a su hermana mayor. Al igual que todos los que lo conocimos, lo admiraba por sus grandes cualidades como empresario, pero por sobre todo, por su incondicional amor a la familia y a sus orígenes palestinos. Durante alguna de esas reuniones, me invitó a participar como directora de la fundación, una de sus obras más queridas. Me dijo que las nuevas generaciones serían las continuadoras de la obra y que sin el recambio, el proyecto no lograría subsistir. Él me inculcó el compromiso con la causa palestina y, en especial, la preocupación por los niños, que eran el futuro de esa nación. Fui descubriendo a Palestina primero a través de sus ojos. Y luego, por su insistencia, viajé a verla con los míos. Hoy, gracias a él y a sus enseñanzas, no sólo soy más orgullosa de mi sangre palestina que viene de todos mis abuelos, sino que también tengo a Palestina en mi corazón. Como directores de Fundación Belén 2000 tenemos la gran responsabilidad de continuar con el legado de quien fuera nuestro presidente y mentor, y proseguir su obra con la pasión que él nos enseñó”.

René Abumohor Touma, miembro del Consejo Superior de Fundación Belén 2000 “He querido hacer público mi testimonio de cariño y especial admiración por quién no solo fue un gran empresario sino un gran ser humano, José Said Saffie. Me honra decir que me unió a él una gran amistad. Fuimos socios en empresas donde lo importante eran los resultados económicos, pero también lo fuimos en empresas donde lo importante era la ayuda a los más necesitados. Compartimos muchos momentos sociales y familiares. Formó una hermosa familia. Fue un hombre lleno de virtudes. Su tenacidad e inteligencia marcaron su éxito en los negocios. Su generosidad y amor a la tierra de sus ancestros, lo hicieron en el plano de la solidaridad. Cuanta falta le hace a nuestro país, en estos momentos, hombres de buena voluntad como tú. Amigos, padres de familia, profesionales, empresarios y sobre todo, líderes. Hombres que al final de sus días puedan despedirse con la conciencia de haber dado a esta tierra y a la de sus ancestros, nuestra amada Palestina, lo mejor de lo nuestro. Hasta siempre José”.

Javier Khamis, director Fundación Belén 2000 “Don José es un referente de la Comunidad Palestina en Chile. Representa una generación de paisanos de esfuerzo, emprendimiento y preocupados de aportar a su entorno. Haber podido compartir con él en la fundación estos últimos años me deja un gran aprendizaje y mantiene vivo el desafío que tiene Fundación Belén 2000, tanto en Palestina como en Chile, de apoyar a la comunidad. Seguiremos trabajando aun más fuerte para honrar su legado y no olvidaremos nunca el anhelo por la libertad en nuestra tierra natal”.

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ESPECIAL JOSÉ SAID

Adriana Yañez, secretaria de José Said “Fui secretaria de don José Said por más de 30 años y por eso me siento muy afortunada. Aprendí a conocerlo, a verlo trabajar con absoluta dedicación y a relacionarse con personas muy distintas. En eso siempre fue un maestro. Tenía la palabra precisa para cada interlocutor y sabía ponerse en el lugar del otro. Fue un jefe muy comprensivo y era muy fácil trabajar con él. Siempre recibí sus enseñanzas, afecto, cariño y comprensión. Aprendí mucho de él en lo personal y profesional. Conocí su generosidad cuando la necesité. Era de esas personas con las cuales uno podía contar siempre, era muy cálido y efectivo al momento de apoyar. Una persona muy sensible. Anteponía siempre los sentimientos ante otras consideraciones, tenía un profundo sentido de la amistad y siempre su gran orgullo fue su familia. Fue una bendición y una extraordinaria experiencia trabajar con él”.

Fernando Lolas, director de Fundación Belén, en su columna de El Mercurio escribió: “Si hubo alguien que encarnó de manera eminente las cualidades del emprendedor, del empresario, del filántropo, ese fue José Said. Los amigos del sabio Critilo recuerdan no solamente sus numerosas actividades empresariales, su profunda fe católica y su liderazgo en la Fundación Palestina Belén 2000, sino también su calidez y su entrañable afecto por todos quienes buscaron su consejo y su apoyo. Con él se pierde un patriota atento siempre a los avatares de Chile y al recuerdo entrañable de la Palestina ancestral. Su vida, que se extendió por noventa años, estuvo plena de actividades y alternativas. Era una inagotable fuente de recuerdos y anécdotas, que relataba con entusiasmo ante numerosas y siempre atentas audiencias. No había quien no le conociera y a quien él no hubiera alguna vez conocido, fugaz o profundamente. De su época de estudiante del colegio ignaciano, primero, y de la Facultad de Derecho, después, guardaba la enseñanza, y sabía inculcarla, de que las obras hacen a los hombres. En español antiguo hubiéramos dicho un hidalgo. Un 'hijo de algo'”.

Karen Bergholz, asistente ejecutiva de Fundación Belén 2000 “Hace 11 años llegué a la fundación y quien tenía que firmar mi contrato fue don José. Era muy atento cuando llamaba a la fundación y vino el primer directorio donde lo conocí, muy risueño y carismático. Me gustaba cuando llegaba temprano y se tomaba su tiempo para conversar de los acontecimientos del día u otros temas. Le gustaba el tecito “no muy cargado”. Siempre preguntaba por la familia y se iba con una palabra amable. Más de alguna vez llegó con chocolates y me regaló un pañuelo maravilloso que guardo con gran cariño y lo uso en ocasiones especiales. Me quedo con su sencillez y amabilidad”.

Jorge Daccarett, embajador de Chile en Emiratos Árabes Unidos, ex director de Fundación Belén 2000 y del Consejo Empresarial Chileno-Árabe “Don José encarnaba lo que en la tradición palestina se conoce como el “Mukhtar”, el patriarca sabio y justo de la comunidad. En lo personal, tuve el honor de conocerlo el 2004 y el privilegio de trabajar cerca suyo por 15 años, considerándolo mi mentor. Don José enseñaba con el ejemplo, guiándote sutilmente, evaluándote discretamente y abriéndote puertas cuando estimaba que estabas listo para el siguiente paso. ¡Y que gran recompensa era verlo emocionarse con los logros del discípulo! Un gran ser humano, siempre cercano, del cual me quedo con poderosas lecciones de vida, certeros consejos y un profundo agradecimiento”.

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