Pausa 290

Page 1

@periodicopausa

AÑO 14 - Nº 290

Periódico Pausa

EDICIÓN DE 16 PÁGINAS

periodicopausa

www.pausa.com.ar

JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022 PRECIO: $150

Inundación de 2003: un crimen sin justicia A 19 años del ingreso del río Salado a la ciudad a través de una obra inconclusa, sigue vigente el reclamo por memoria para las 158 víctimas fatales y las 130 mil personas afectadas. Pese a que hubo una sentencia judicial, los máximos responsables políticos nunca fueron juzgados.

PÁGS. 2-5

Los relatos de quienes vivieron la violenta creciente en sus infancias son un puente para sensibilizar a las nuevas generaciones

A sala llena

La Fiesta Provincial del Teatro volvió tras dos años de pandemia. PÁGS. 8-9

El tesoro más preciado

A 40 años de la Guerra de Malvinas, Londres le muestra al mundo la pérdida de un tesoro argentino: la casaca azul de Maradona. Una opinión sobre la polémica subasta de la camiseta del 10. PÁG. 10

ENM: encuentros y desencuentros

La UCR, en marcha hacia las elecciones

Los dos modelos que tensionan al gobierno

El tradicional encuentro de los feminismos se desdobló y hay dos fechas para la cita de este año en San Luis. Militantes santafesinas reflexionan sobre qué implica, para el movimiento de mujeres y disidencias, esta doble convocatoria.

Galdeano, Losada, Scarpin y Barletta quieren disputarle el liderazgo partidario a Pullaro. Los dos sectores coinciden en que el radicalismo tiene que encabezar la propuesta opositora para 2023. ¿Se viene el frente de frentes?

El kirchnerismo añora las épocas de Cristina, en las que nunca se terminaron de sentar las bases para ampliar el ingreso de divisas. El gobierno actual ensaya un modelo de crecimiento que permita superar la falta de dólares.

PÁG. 11

PÁG. 6

PÁG. 7

AD+

,,

Belén Degrossi te cuenta diez cosas que no sabías sobre la teoría reptiliana PÁG. 14 "Anatomía de un escándalo", una serie sobre violencia y consentimiento PÁGS. 12-13


2

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | ESPECIAL INUNDACIÓN 2003

A nuestros lectores

Pasaron 19 años desde la inundación de 2003, el crimen hídrico que le costó la vida a 158 personas y que afectó a 130 mil vecinas y vecinos. Durante este tiempo acompañamos la lucha del movimiento de inundados por Memoria y Justicia. Aunque los poderes del Estado demoren un reconocimiento justo sobre su responsabilidad y quieran que las imágenes de aquellas horas se borren como el agua del río Salado borró las fotos de infancia, las letras de los libros y la ciudad que Santa Fe era hasta entonces, hay quienes persisten -como las cruces de la Plaza 25 de Mayoen exigir que lo que pasó no sea olvidado. Esa exigencia implica devolverle la dignidad al cordón oeste de Santa Fe, al Pueblo Inundado. El reclamo debe ser colectivo y comprometer a toda la ciudad y a las generaciones futuras si queremos construir una comunidad más empática y menos hipócrita. Desde Pausa apostamos, durante estos años y en este nuevo aniversario, a hacer un aporte en ese sentido.

STAFF DIRECTOR Ezequiel Nieva JEFE DE REDACCIÓN Juan Emilio Pascual SECRETARIA DE REDACCIÓN Mariángeles Guerrero COLABORADORES Ileana Manucci, Gastón Chansard, Alan Valsangiácomo, Mari Hechim, Marcelo Przylucki, Milagros Argenti, María Luisa Lelli, Bautista Veaute, Agustina Lescano, Lucía Guadagno, Federico Coutaz, Analía Giordanino, Javier Gatti, María Belén Degrossi, Gabriela Carvalho y Sebastián “Rebo” Pérez CONTACTOS Tel: (0342) 154 344 277 pausadigital@gmail.com

Los artículos firmados no reflejan necesariamente la opinión del editor.

Pausa Nº 290, 28/4/2022 Propietario: Cooperativa de Trabajo Bajo el Fresno Limitada Director responsable: Ezequiel Nieva Domicilio legal: Lavalle 3447, Santa Fe Registro de la Dirección Nacional de Autor en trámite Impreso en DWP SRL, Ayolas 241 Bis, Rosario (Santa Fe)

Causa inundación: cuando sentencia no es igual a justicia Debieron pasar casi 16 años para que tres funcionarios fueran condenados por los hechos de 2003, pero el fallo judicial tuvo gusto a poco. La causa está en la Corte. José Almeida

Por Milagros Argenti “Ese día va a quedar siempre en nuestra mente. Disparar del río fue aterrador. No sabíamos qué iba a pasar. El agua subió muy rápido y no dio tiempo a nada. Y lo que vino después fue más aterrador: la oscuridad, el frío, el hambre, la desolación. Escuchar a tu vecino pidiendo que alguien lo saque. Y el Estado ausente, como siempre, en todo”. Quien habla es Patricia Pavón y se refiere al 29 de abril de 2003, cuando un enfurecido río Salado entró a Santa Fe y tapó un tercio de la ciudad. Ella integra la Marcha de las Antorchas, el movimiento que, desde entonces y hace 19 años, se planta frente a Tribunales a recordarles a los jefes de ese palacio lo que los inundados jamás olvidarán. “Creamos la Marcha con el objetivo de pedir justicia, de no quedarnos en nuestra casa a llorar, de salir adelante de aquello que nos habían hecho. Era necesario salir a gritarlo”. Por Patricia, y por los más de 130 mil damnificados directos de la catástrofe, la por entonces titular del Sindicato de Amas de Casa, Ana Isabel Zanutigh (“Chabela”) presentó una denuncia ante el fiscal Ricardo Favaretto el 5 de mayo de 2003, pidiendo que se investiguen presuntos ilícitos penales durante la inundación y se identifique a los funcionarios responsables de una tragedia que ya comenzaba a palparse como evitable. La denuncia fue tomada por el juez de Instrucción de la 7ma nominación, Diego de la Torre. La sentencia llegaría recién el 1° de febrero de 2019. Casi 16 años después. Quien las hace, las paga

La causa Inundación estuvo regida por el Código Procesal Penal viejo, ese disparate en el cual los jueces que llevaban adelante las investigaciones también resolvían sobre la base de lo investigado por ellos mismos, y en el que las víctimas no tenían voz porque no concebía la figura de la querella. Sin embargo, Milagros Demiryi y Jorge Castro hallaron un vericueto para involucrarse en el proceso, y en marzo de 2004 se constituyeron en actores civiles, en representación propia y de sus hijos, contra quienes resultaren responsables para la Justicia, y contra los Estados municipal y provincial. Para el matrimonio, y para el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos que los

El máximo responsable, Carlos Reutemann, ni siquiera fue acusado; pero el movimiento de inundados sostiene la memoria hace 19 años.

respalda, mirar para un costado no era una opción: “Existen responsabilidades penales y políticas ante hechos que pretenden presentarse como imposibles de prever, como obras de la naturaleza. Era necesario demostrar que, en democracia, quien las hace las tiene que pagar”. Entre 2003 y 2005, De la Torre llamó a declarar a 34 personas, sobre todo, funcionarios. Entre ellos, a Carlos Alberto Reutemann, quien a pesar de ser el gobernador durante la inundación solo fue citado en calidad de mero testigo de los hechos. Distinta suerte corrieron su ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli, y su director de Hidráulica, Ricardo Fratti, quienes junto al intendente Marcelo Álvarez y a otros siete servidores públicos sí debieron atravesar indagatorias. Mientras tanto, Jorge Obeid, el mandatario provincial que inauguró en 1997 la defensa inconclusa por la que arremetió el agua seis años después, pasó totalmente desapercibido. En 2005, los peritos Jorge Bacchiega, Jorge Maza y Juan Carlos Bertoni fueron designados por sorteo para realizar un informe técnico sobre las causas y efectos de la catástrofe. Sus conclusiones resultaron lapidarias para las gestiones de Reutemann, Obeid y Álvarez. Establecieron, entre otras cuestiones, que “la capital provincial presentaba problemas estructurales que no correspondían ser resueltos en una situación de emergencia, sino que debieron haberse evaluado y corregido en forma previa”, e hicieron

especial hincapié en el cierre de la defensa a la altura del Hipódromo, la cual, aseguraron, no tenía posibilidades de éxito “una vez iniciado el escurrimiento hacia el interior de la ciudad”. Es decir: se llegó tarde y mal. Asimismo, indicaron que “el inicio del ingreso del agua a la ciudad y su incremento el 27 y 28 de abril conforman un aviso importante que debió haber determinado acciones de evacuación”, y garantizaron que “con los registros existentes en poder de las autoridades de la Provincia y la utilización de modelos matemáticos de fácil y libre disponibilidad, era técnicamente factible establecer tanto la fecha como la cantidad de agua y velocidad de la misma”. Matriz de impunidad

A fines de 2005, la causa recayó en el juzgado a cargo de Jorge Patrizi, cuya actuación más destacable fue su fallo. El 19 de abril de 2006 resolvió procesar al ex intendente Álvarez, el exministro de Obras Públicas Berli y al exdirector de Hidráulica Fratti por el delito de estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas. Asimismo, dictó la falta de mérito para otros siete imputados y en un desconcertante apartado, aseveró: “En el estado actual del proceso no existen elementos suficientes como para sospechar que Carlos Alberto Reutemann ha participado de los hechos”. Hasta el día de hoy persiste la duda: ¿por qué el magistrado dispensó de responsabilidades a alguien que nunca fue

siquiera indagado, que solo declaró como un testigo más y que no estaba entre los imputados sobre los que debía fallar? Reutemann hizo su primera declaración testimonial el 12 de abril de 2004, por escrito, como se lo permitían sus fueros de senador nacional. El texto puede resumirse en una frase: “Ningún organismo técnico nacional, provincial ni municipal, ni ninguna autoridad o persona, dio aviso de la magnitud que alcanzaría el hecho, que constituyó una verdadera catástrofe, repentina, intempestiva, inédita e imprevisible”. Una versión reloaded del tristemente célebre “a mí nadie me avisó” que esgrimió en el momento más doloroso y álgido de la inundación. En 2013, el expiloto de Fórmula 1 volvió a declarar, en iguales condiciones (como testigo, por escrito y con fueros). El 58% de esa testimonial es copia exacta de la anterior. La novedad estuvo en que, al “nadie me avisó” añadió el “no recuerdo”. El exgobernador acusó amnesia, por ejemplo, acerca de quién debía auditar la obra de defensa habilitada en 1997. Como para cada inundado, para Demiryi “la máxima impunidad consagrada por todos los poderes del Estado ha sido hacia Carlos Alberto Reutemann”. Una impunidad que “fue construida desde la Justicia, de la mano con el Poder Legislativo, con el poder político y hasta con el poder económico”. Para ella, no caben dudas: “acá se construyó una verdadera matriz de impuni-


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

ESPECIAL INUNDACIÓN 2003 | PAUSA José Almeida

la inexistencia del tramo III de la defensa. La sentencia de Silva fue apelada por Fratti y Berli, que perdieron en esa segunda instancia. El exministro murió el 12 de mayo de 2021, tras contraer coronavirus. ¿Llegó la justicia?

La sentencia dejó en claro que los hechos de 2003 fueron evitables y que los funcionarios provinciales sabían el riesgo que corría la ciudad.

dad”. Una matriz cuyo núcleo es el presidente de la Corte Suprema de Santa Fe, Rafael Gutiérrez, primo hermano de Noemí “Mimicha” Bobbio, primera esposa y madre de las dos hijas del exmandatario; es decir, su exprimo político. En cualquier caso, Reutemann falleció el 7 de julio de 2021, sin haber tenido que pisar jamás los Tribunales santafesinos. Los únicos destacables

El 5 de marzo de 2008, el fiscal Norberto Nisnevich formuló el requerimiento de elevación a juicio, con el fin de solicitar que comience de una vez por todas el juzgamiento de Álvarez, Berli y Fratti. Fue el primer funcionario judicial que dijo sin rodeos que los procesados “se desempeñaron en forma negligente al no haber adoptado los recaudos ten-

Milagros Demiryi: “Son desastres producidos por la acción de los hombres y por la irresponsabilidad de los funcionarios”. dientes a minimizar los efectos del ingreso de las aguas”; y el primero en dar “por probado que la inundación del río Salado era previsible”. Tres años después comenzó el plenario, la etapa definitoria. La causa se abrió a prueba, y tras pasar de mano en mano como papa caliente, en 2013 quedó a cargo del juez de Sentencia Gustavo Urdiales y la fiscal Mariela Jiménez. Tras interponer una queja ante la Cámara Penal por las “dilaciones” de Urdiales, Jiménez consiguió acelerar la reapertura de la etapa de testimoniales. Además, junto a los actores civiles y sus abogados, logró

que por primera vez sean llamados a declarar Jorge Obeid y Juan Carlos Mercier, el pluriministro que entre 2001 y 2002 ocupó la cartera de Obras y Servicios Públicos, además de la de Hacienda durante los dos mandatos de Reutemann. El 12 de junio de 2013, Obeid, el jefe del Ejecutivo provincial que inauguró sonriente la inconclusa defensa Oeste, pasó por el Palacio de Justicia por primera vez. En calidad de testigo, claro. Lo que declaró es que cuando asumió en 1995, los tramos I y II de la defensa estaban ya en ejecución, conforme a los pliegos diseñados por la primera gestión de su antecesor, el expiloto. Y que no recordaba haber recibido en 1997 ninguna observación o crítica sobre la terminación del tramo II. También se justificó en el hecho de que, al momento de la catástrofe, él se encontraba en Buenos Aires porque era diputado nacional. El exgobernador —fallecido el 28 de enero de 2014— salió ese día escoltado por la Guardia de Infantería, sorteando los huevazos que le propinaron los inundados que había ninguneado minutos antes. En la misma fecha, Mercier hizo una compleja exposición, en la que asignó a la Nación la responsabilidad de hacer el tramo III del terraplén Oeste. También aseguró que asistió a la inauguración en 1997 en calidad de invitado, pero que en ese entonces desconocía si la defensa estaba bien terminada o no. Llegó la sentencia

El 1° de febrero de 2019 el juez Octavio Silva condenó al exministro de Obras Públicas Edgardo Berli y al exdirector de Hidráulica Ricardo Fratti a tres años de prisión condicional, por el delito de estrago culposo agravado por la muerte de 18 personas. El tercer imputado, el exintendente Marcelo Álvarez, había fallecido el 9 de abril de 2018. En un tramo del fallo de 149 pá-

ginas, el magistrado aseveró que “el anegamiento pudo haber sido prevenido y retrasado e incluso aminorado los volúmenes de ingreso que al final alcanzarían a los mismos niveles embalsados adentro de la ciudad”. El juez fue lapidario con ambos funcionarios reutemannistas: "No caben dudas de que este peligro inminente, en términos de cálculo de probabilidades, en el marco de las funciones públicas específicas que desempeñaban los acusados y sus capacidades individuales como ingenieros hidráulicos, era un riesgo conocido o al menos cognoscible y que por sus roles jerárquicos debían y les era exigible conocer". Además, alude a la abultada evidencia que prueba que los acusados estaban bajo aviso de que la ciudad corría peligro por

Para Demiryi, el fallo de Silva “tiene gusto a poco” porque “no abarcó a todos los responsables ni se les dio la condena que consideramos que se merecían, y quedó afuera el máximo responsable”. Pero al mismo tiempo, valora: “En el contexto en el que nosotros peleamos, con un Código que limita mucho la participación activa, logramos sostener la causa, junto con la lucha, la gente en la calle, el reclamo permanente y la memoria viva. Y aún con las limitaciones que teníamos y con esta Justicia, que es una Justicia bien de clase que beneficia a los poderosos, haber llegado a una condena penal a funcionarios públicos no es menor”. “Esto ha sentado precedente y jurisprudencia”, agrega. “No existía en nuestro país ninguna sentencia que condenara a funcionarios públicos por su mala actuación, inoperancia o negligencia ante lo que se presenta generalmente como desastres naturales. Que en realidad no lo son: son desastres antrópicos, producidos por la acción de los hombres y por la irresponsabilidad de los funcionarios. Falta todavía mucho por recorrer, y si bien es limitado, yo veo el vaso medio lleno”. María Claudia Albornoz, integrante de la Carpa Negra por la Memoria, la Verdad y la Justicia, es menos contemplativa: —El 1° de febrero de 2019 hubo sentencia en la causa Inundación. ¿Hubo justicia? —No, no hubo justicia, hubo sentencia.

Memoria es otra cosa

A principios de abril, tres diputados del bloque Vida y Familia ingresaron un proyecto para que se construya en Santa Fe un “monumento o espacio conmemorativo”en honor a Carlos Reutemann, por su“trayectoria deportiva” . También proponen la creación del“Día Provincial del Automovilismo Deportivo” coincidente con el natalicio del expiloto de Fórmula 1. La idea de Nicolás Mayoraz, Natalia Armas Belavi y Juan Domingo Argañaraz es“erigir un busto o un monumento, o diseñar un espacio temático en la capital”para“contribuir a mantener viva la memoria” . Sí, “la memoria” , dicen. “Esto es una expresión de lo que nos falta recorrer en esta ciudad y en este país, y una expresión de que la memoria

se construye. Esto es una memoria sesgada” , opina, indignada, Milagros Demiryi.“Necesitan borrar la historia” , agrega Jorge Castro. Para Claudia Albornoz, la iniciativa es“una provocación” “¿Quiénes . son los sectores que le siguen cuidando la espalda al inundador, por más que esté muerto?” , cuestiona. Y ella misma responde:“sectores que han comido mucho con él. Hay mucha gente que hoy está en cargos políticos en el gobierno provincial y nacional gracias a Reutemann. Y sectores de la derecha, que aprovechan espacios y se les ocurre hacer un monumento, justo en abril, al inundador” . “Y eso también les da prensa” , continúa.“Porque son hábiles en ese sentido: necesitan que hablemos de ellos. En realidad, hay que preguntarse cuántos proyectos presentaron, cuántas veces fueron a la Legislatura, cuánto están cobrando y qué hacen

3

No obstante, reconoce: “Se cerró una parte, que también era impensado en la Justicia santafesina y en la Argentina. Un juicio tan largo, con tantas trabas, con tanta suciedad. Se cerró algo que para nosotros era impensado: que se dicte una sentencia, y que diga que todo lo que dijimos durante un montón de años era así. Porque cuando dicen que hay culpables, en algún momento nos dan la razón. Así que no hubo justicia, hubo sentencia: hay culpables, dos se murieron, y uno está vivo y sigue generando inconvenientes, igual que la Provincia”. 19 años sin condena firme

En marzo de 2020, la Cámara de Apelación integrada por los jueces Bruno Netri, Fernando Gentile Bersano y Alejandro Tizón ratificó el fallo de primera instancia, y con él las condenas para Berli y Fratti, quienes argumentaban que debían ser sobreseídos porque la causa había prescripto cuando se dictó la sentencia. Además, el tribunal dio lugar a los reclamos de Castro y Demiryi, relativos a daños e indemnizaciones. Los pagos corren por cuenta de los demandados, lo que incluye a la Provincia. En consecuencia, la Cámara abrió el camino para la apertura de nuevas demandas civiles contra el Estado. Por ello, el Ejecutivo santafesino y el único condenado sobreviviente al día de hoy (Fratti), recurrieron a la Corte Suprema de Justicia provincial, donde reposa el expediente esperando resolución del Cuerpo conducido por Rafael Gutiérrez. Albornoz y todos los inundados lo saben: las cosas se pueden complicar. Pero también saben que la memoria está activa y que la lucha no se detiene. “No esperamos mucho de la Corte. De la impunidad, nada. Sí esperamos, siempre, de la gente”.

con la plata que nosotros les damos. Estos que quieren levantar el monumento a la impunidad, en realidad, quieren fama y se prenden de una idea bastante macabra, para tenerla” . “Al no estar más Reutemann, yo diría que sería el lugar al que podríamos ir a tirarle cosas. Nosotros lo corrimos a él, históricamente, de todos lados. Le tiramos huevos, cascos, celulares. Justamente porque la Justicia nos era esquiva y él también. Entonces, si hacen un monumento, tendremos un lugar para ir a decirle a Reutemann que todavía no pagó con la Justicia” , promete. Patricia Pavón, por su parte, no puede ocultar su ira ante la propuesta.“Para nosotros es una trompada. Tantos años gritando acá en la plaza que es un asesino, que nos abandonó. Y siempre lo tuvieron ahí arriba. No merece más que nuestro odio y nuestra bronca, que va a ser eterna” .


4

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | ESPECIAL INUNDACIÓN 2003

¿Por qué inundaron Santa Fe en 2003? Al momento de inaugurar la obra inconclusa por donde entró el río Salado a la ciudad y en los días previos a la creciente, primaron la rosca política y el calendario electoral por sobre la responsabilidad institucional. Por Mariángeles Guerrero Dos aspectos de la inundación de 2003 en Santa Fe son difíciles de explicar a quienes no vivieron la experiencia, ya sea de inundarse, de trabajar voluntariamente en un centro de evacuados o de haber transitado la ciudad por aquellos días: la magnitud del desastre y el origen de la catástrofe. El desastre

El primer elemento podría resumirse, a grandes rasgos, en tres escenas. Vivís sobre las barrancas de un río, ves un terraplén que se horada por la correntada, llamás a las autoridades y avisás. Nadie viene. Vivís sobre las barrancas de un río, pero de ríos sabés poco, porque el Salado es tranquilo, porque la inundación es algo que pasa lejos, en las orillas, y tu casa está en una calle pavimentada y con cordón cuneta. Nadie te dice. Vivís en las barrancas de un río y una tarde lluviosa escuchás un murmullo: que se viene el agua, pero todavía confiás en la radio y en los anuncios oficiales, entonces el rumor se vuelve ajeno –algo inaudible– y te vas a dormir tranquilo. Nadie te salva. Ese estado de cosas se rompe en cinco minutos, cuando el agua fría te moja la cintura y no tenés adónde ir. No lo esperabas. No sabías. Tenés miedo y el agua es sucia y turbulenta, escuchás gritos y llantos. No sabés qué hacer y nadie a tu alrededor lo sabe. Te estás inundando en minutos. Cargaste bolsas de arena hasta recién, subiste la heladera a

La información no era solo información: la inundación ya estaba ocurriendo y la ciudadanía fue convocada a votar como si nada. la mesa, pensaste qué hago. La violencia del río avanza sobre la arena, tira la mesa, la heladera y solo te queda caminar a ciegas hacia un pedazo de suelo seco. Pasás muchos días en una escuela que ahora se llama centro de evacuados, en un departamento que te prestaron o en el techo de tu casa. Pensás en las cosas que perdiste, el esfuerzo de toda una vida de pobre. Pedís comida desde tu terraza a las canoas que pasan o vas a buscar lo que reparten en algún lugar. Tu ca-

beza pasa de no saber qué hacer a pensar qué hubiera pasado si en lugar de cargar arena te hubieras ido antes, tal vez podrías haber rescatado algo, no sé, una frazada o ropa. El agua baja y vuelve al río. Ya pasaron semanas, tal vez meses. Volvés a tu casa. Te acordás de que la última vez que pisaste tu vereda seca estabas yendo al laburo, te da miedo pensar qué vas a encontrar porque mientras caminabas ya viste tu barrio destruido, las montañas de muebles podridos de tus vecinos en las esquinas. Y en tu casa no hay nada, o mejor dicho: hay todo, pero todo muerto, la madera hinchada, las fotos borroneadas, la heladera que dejaste arriba de la mesa es un cajón blanco lleno de roña. Y el olor también es a muerto porque no, no te entró agua limpia de río: con el Salado vino la mierda de las cloacas, la grasa subterránea de la ciudad, la bosta de los caballos y las cagadas de las ratas. Esa mezcla de porquería pinta todo de marrón y tenés que salir afuera para respirar, para no vomitar o no seguir llorando. El por qué

Cuando las circunstancias personales se piensan colectivamente, la pregunta que sigue es inevitable: por qué pasó lo que pasó. Otra vez, a grandes rasgos, podrían enumerarse: una obra inconclusa, impericia de los gobernantes, falta de un plan de evacuación y de un plan sanitario serio (que incluya la atención de la salud mental) para el después. Todo el borde oeste de la ciudad, el más pobre, se perdió en pocas horas bajo las aguas mientras los funcionarios brillaban por su ausencia. Hay quienes se atreven a escribir, tras la muerte de Carlos Reutemann, que algunos lo recuerdan por su cercanía a la gente durante la tragedia. No le consta a esta periodista quiénes tienen esa imagen en su retina: sí que estuvo en el Hospital de Niños el mediodía del 29 de abril –horas antes de que se inundara por completo– y que se fue, insultado y abucheado por la gente y sin dar respuestas. El 30 de abril, el gobernador dijo en conferencia de prensa: “No hay registros históricos del río Salado, el parámetro lo estamos midiendo ahora y queda para la historia". Luego tomó la palabra su ministro de Gobierno, Carlos Carranza, y anunció las dos primeras muertes de las 23 que el Estado provincial reconoció oficialmente, sobre un total de 158. En la cabeza del gobernador, la muerte de dos personas serviría a las generaciones futuras para evitar desastres hídricos. Al otro día repitió lo mismo en la apertura de se-

Reutemann (izq.) dijo no saber que venía el agua. Obeid (der.) inauguró la obra sin terminar.

siones ordinarias de la Legislatura; fue aplaudido de pie en un recinto cerrado y seco, mientras la gente se moría afuera. Los 158 fallecimientos por la inundación –personas ahogadas, infartos, suicidios, secuelas físicas– se registraron entre el 29 de abril y agosto de 2004. La inundación de Santa Fe fue consecuencia de las políticas neoliberales que comenzaron en la última dictadura y que se acentuaron en los años 90. Fue en un recital de Tina Turner que Carlos Menem conoció personalmente al corredor de autos, el Lole Reutemann, y Eduardo Duhalde le dio la idea de proponerlo como candidato para lavarle la cara al peronismo santafesino a principios de esa década. Las elecciones de 1991 eran clave para el riojano y para ganar en distritos como Tucumán y Santa Fe ensayó una fórmula que se repitió luego a lo largo de los años. Convocó a Palito Ortega y a Reutemann – los primeros outsiders de la política tradicional– para ser candidatos en ambos distritos. En 1991, Reutemann asumió la gobernación de la provincia y alternó ese cargo con Jorge Obeid durante 16 años. En 1993 fue electo para conducir el PJ de Santa Fe. El corredor no solo supo anclarse

en la estructura partidaria sino además generar círculos fieles que siguieron militándolo hasta que se mudó al PRO en 2015. En 1994, durante su primera gestión, el entonces ministro de Hacienda y Obras Públicas, Juan Carlos Mercier –también funcionario de alto rango en la dictadura– anunció la apertura de la licitación para la construcción de la zona oeste de la Avenida de Circunvalación, entre la Ruta Nacional 11 y la avenida Blas Parera, en inmediaciones del Hipódromo de Las Flores. Esa obra tenía una doble función: vial y de defensa ante crecientes del río Salado. En el proyecto original, se rodeaba la ciudad hasta el norte en tres tramos, pero solo se construyeron los dos primeros. Este último no se terminó; se inauguró con un cierre de mampostería –a la altura del Jockey Club– y quedaron 1500 metros sin defensa. Los planos de la obra indicaban que, en caso de crecientes extraordinarias, había que hacer un cierre provisorio en ese segmento. La obra sin terminar, e irregularmente licitada, se inauguró el 8 de agosto de 1997: dos meses y medio antes de las elecciones de medio término. El PJ jugaba con Oscar Lamberto como candidato a dipu-

tado nacional. El acto tuvo toda la pompa: globos rojos, blancos y azules, corte de cintas y Obeid –el histórico militante peronista, entonces gobernador– levantando las manos de un tímido Reutemann ante las cámaras de televisión. Desde el gobierno provincial decían entonces: “Se construyó un terraplén cohesivo para darle una solución definitiva a las inundaciones provocadas por las aguas del río Salado en épocas de creciente”. El 10 de marzo de 2003 se produjo un socavón en la Circunvalación a la altura de Santa Rosa de Lima. Los medios informaban que los camalotes destruían los terraplenes inaugurados en 1997 por no tener el mantenimiento adecuado. Ese mismo día, las defensas desbordaron en el norte de la ciudad y muchos perdieron sus casas. Entre el agua y el barro, los vecinos reclamaban lo mismo: hacía tiempo venían pidiendo intervención estatal y no habían tenido respuestas. El cierre provisorio nunca se hizo y por allí empezó a entrar el agua a toda velocidad el 28 de abril por la tarde. El año 2003 también fue electoral y Carlos Reutemann estaba más abocado a la rosca y a bancar la candidatura a presidente de Carlos Menem –su padrino político– que a atender la situación de crisis que atravesaba la ciudad. El 27 de abril, dos días antes de que un tercio de la ciudad quedara tapada por el agua, se celebraron los comicios. El Salado tenía 7 metros de altura. “La situación es realmente preocupante”, reconoció el entonces intendente Marcelo Álvarez a los medios. Reutemann acotó: “Tenemos enorme cantidad de gente con todas sus casas, sus cosas personales afectadas por el agua, gente que jamás ha tenido su propiedad bajo el agua, así que nuestra cabeza está en el tema de la provincia”. ¿Por qué, entonces, no cerraron la obra a la altura del Jockey? ¿Por qué no dieron la orden de evacuar los barrios donde el agua todavía no había llegado? Tanto al hacer la obra como al momento crítico de la creciente, primaron los intereses partidarios. La información no era solo información: la inundación en la ciudad ya estaba ocurriendo y la ciudadanía fue convocada a votar como si nada estuviera pasando. La mayor parte de los muertos se registraron en el sur de la trama urbana, que se inundó entre la tarde y la noche del día 29. Tuvieron dos días, como mínimo, para elaborar un plan de contingencia. Pero a esa gente el río la encontró durmiendo en sus casas.


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

ESPECIAL INUNDACIÓN 2003 | PAUSA

5

Las niñas y los niños de la inundación Los testimonios de las personas que vivieron su infancia durante la inundación de 2003 en Santa Fe. Por Emilia Spahn y Larisa Cumin (*) Un nene y su amiguita están solos en una casa alejada cuando empieza a subir la marea. Mientras el agua se apodera del paisaje uno sonríe, el otro se preocupa. Parecen más chiquitos ante la inmensidad de las olas. Sin embargo, a través de la magia logran agrandar una lanchita de juguete que funciona a vapor, a la que luego se suben para partir en busca de la madre del niño. Para ese entonces el agua ya entró a la casa y todo es maravilloso, brillan las amebas, los barcos flotan como barriletes y los peces nadan entre las cosas del patio y las amarras. En ese acto ambos crecen, se inflan (así como inicialmente ocurrió con el barco) hasta volverse además de los protagonistas, los héroes de esta película japonesa de Studio Ghibli, Ponyo en el acantilado. La película prosigue y ellos encaran una aventura surreal que no deja de hablarnos del cuidado, el descuido y la infancia. De este lado de la pantalla, en que no disponemos de los trucos de la ficción, sabemos que son principalmente los niños quienes necesitan y dependen del amparo y el cobijo de los adultos. Responsables de garantizar su bienestar son tanto aquellos que los rodean prodigando un cuidado inmenso y constante (afecto, abrigo, la estabilidad de una rutina, cuatro comidas diarias, tiempo para jugar todos los días, ambientes seguros); como aquellos que están a cargo de las instituciones y del Estado, que deben ocuparse de que el cuidado se prodigue más acá y más allá del hogar (salud, educación, vivienda, alimentación). Hablamos de derechos universales que cuando se vulneran trastocan el orden esperado dejando las infancias a la intemperie. Gran parte de la población quedó desamparada a finales de abril del 2003 cuando el río Salado inundó un tercio de Santa Fe, arrasando en apariencia con las perspectivas, al achatar los volúmenes de las casas bajo la planicie rasa que el agua dibujó junto a los techos. Muchos adultos se tornaron de golpe demasiado chiquitos y muchos niños se asumieron bruscamente grandes. En alguna medida, aunque con dispares condiciones de vulnerabilidad, la sociedad en su conjunto se encontró en el común de la desprotección y la incertidumbre. Nosotras, como tantos otros y otras, formamos parte de una generación cuya infancia estuvo atravesada por esa gran inunda-

Laura Venturini es una de las personas que brindó su relato. A la izquierda, ella con su muñeca; a la derecha, la misma muñeca tras el agua.

ción. Éramos niñas ingresando en la adolescencia cuando, por negligencia política, el río cubrió el cordón oeste de la ciudad. Y aunque ya hace tiempo dejamos de serlo, guardamos en la memoria la marca de haber pasado por la inundación a cierta edad. Por alguna razón, es una experiencia que al día de hoy no deja de inquietarnos y nos vuelve a convocar en el hacer en torno a la misma. Quizás se debe a que lo que hacemos es muy poco frente a la magnitud no solo del caudal de agua que ingresó a la ciudad, sino también de la inoperancia del momento y de la impunidad todavía persistente.

A partir de la experiencia de los niños de entonces podría alzarse un puente para acercar la vivencia a los nacidos después de 2003. Durante 2021, sentimos la necesidad de registrar y dar difusión a las singularidades de las historias de nuestros pares en relación a la catástrofe. Por un lado, porque sabíamos que hasta entonces sus miradas no habían sido documentadas con sistematicidad y, por otro, porque al preguntarnos acerca de cómo contarle la inundación a quienes no la vivieron, consideramos que a partir de la experiencia de los niños y adolescentes de entonces podría alzarse un puente

capaz de acercar la vivencia a los jóvenes nacidos después de 2003. Preocupación que nos trasciende, si tenemos en cuenta que también el año pasado se sancionó la ley Nº 14.037, según la cual en las escuelas debe tratarse el “Día de la Memoria y la Solidaridad de la Inundación de Santa Fe y alrededores”. Iniciativa que celebramos y pretendemos acompañar con el material que aquí presentamos. Así fue que decidimos emprender un libro que saldrá en 2023 en la editorial Vera Cartonera, dentro de la colección Quiloazas de no ficción, y hacer una columna de publicación quincenal en pausa.com. ar. Para esto, invitamos por medio de una cadena boca a boca a amigos, compañeros y vecinos de entre veinte y treinta y seis años a remontarse aproximadamente dos décadas atrás para relatar sus recuerdos en torno a la inundación. Con esta propuesta no apuntamos a recuperar la mirada, de por sí inalcanzable, de los niños que ya no somos, pues no se nombra el mundo de la misma forma a los 11 que a los 30. De alguna manera, estas entrevistas son una forma de ponerle (de seguir poniéndole) palabras casi veinte años después a una experiencia personal y colectiva desmesurada. Contar la tragedia desde el presente es habilitar un espacio para la fábula de la memoria, es resignificar el pasado y descubrir las huellas que vivir esa circunstancia durante la infancia dejó en los adultos que nos tornamos. Así como el río removió lo que las casas llevaban dentro, durante las entrevistas removimos los recuerdos en busca de marcas. Las

que dejó el agua en las paredes, líneas pardas como renglones infinitos extendidos de cocinas a jardines. Las que borró el agua, como aquellas trazadas por los padres durante años en los marcos de las puertas para señalar el crecimiento de sus hijos. Las que impuso el agua, al obligar a crecer de repente a los más pequeños. Las que expuso el agua, a modo de frontera entre el este y el oeste. Dicho de otro modo, las marcas de las injusticias evidenciadas en la desigualdad entre quienes tuvieron que evacuarse y quienes no necesitaron hacerlo, entre los que pudieron alojarse en la casa de

Contar la tragedia desde el presente es habilitar un espacio para la fábula de la memoria, es resignificar el pasado. algún familiar y los que debieron refugiarse de manera improvisada en escuelas o clubes. Las charlas que tuvimos a través de videollamadas e intercambios de audios, guiadas por una lista de preguntas, nos permitieron recopilar una serie de narraciones que hilan el antes, el durante y el después de la tragedia. Son testimonios que no pretenden dar cuenta del hecho histórico con rigurosidad, pues para eso existen otro tipo de documentos. A fin de

facilitar su lectura, presentamos cada una de las entrevistas editadas en forma de relato sin las interrupciones propias del diálogo. Para conocer el acontecimiento al que aluden las experiencias narradas, sugerimos la lectura del artículo publicado en este mismo periódico por Juan Pascual, Crónica del horror y el abandono (2013). También recomendamos sus otros textos Refugiados: de la tragedia a la organización (2012) y A mi casa no entran negros (2019), que constribuyen al análisis de las desigualdades sociales patentes al ocurrir la catástrofe. Además, el documental La lección del Salado, realizado por el canal de cable C&D, recupera todo el archivo audiovisual del momento, exponiendo la manera en que fue vivida la situación por distintos actores con el paso de las horas y los días. Otros testimonios, informaciones y reflexiones en torno al tema pueden encontrarse en los libros Contar la inundación (2005), coordinado por María Angélica Hechim y Adriana Falchini; Verdades locas contra impunes mentiras. Fábula política inundada bajo el Reino de los Fangos (2011) de Jorge Castro; Lo que el Salado sigue gritando diez años después (2013) de Miguel Cello, Julieta Haidar y Carlos del Frade; A mí nadie me avisó. De crímenes hídricos y monumentos de hormigón. Apuntes para subvertir el silencio oficial (2013), organizado por las agrupaciones universitarias Andamio, Mate y Martín Fierro junto con el Centro Cultural y Social El Birri y el Colectivo Editorial 4Ojos, entre otros. Esta columna se suma a las producciones mencionadas con el objetivo de seguir cambiando las redes de silenciamiento y echar luz sobre un colectivo cuya voz en relación a la tragedia hídrica casi no fue registrada. La multiplicación de relatos que proponemos es fruto de la insistencia y del entendimiento de que, así como la construcción de la memoria colectiva y el reclamo de justicia, también es nuestra responsabilidad el cuestionamiento acerca de los modos en que la desidia estatal sigue afectando e impactando de manera dispar la forma en que vivimos, habitamos y hasta recordamos la ciudad. * Realizadoras del proyecto Niñas y niños de la inundación. Recopiladoras, entrevistadoras y editoras de los relatos. Instagram @ninasyninosdelainundacion Correo relatosdelainundacion@gmail.com


6

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | ASUNTOS PÚBLICOS

Los radicales agitan su propia interna Julián Galdeano, Carolina Losada y Dionisio Scarpin quieren disputarle el liderazgo a Maximiliano Pullaro. Ambos sectores coinciden en que la UCR tiene que encabezar un gran frente opositor para 2023. Por Ezequiel Nieva Mientras Maximiliano Pullaro recorre la provincia de Santa Fe en busca de instalar su precandidatura a gobernador para 2023, hay otro espacio predominante de la UCR local que no quiere quedarse atrás y salió a mostrarse públicamente en las últimas semanas. Está liderado por los actuales senadores nacionales Carolina Losada y Dionisio Scarpin –ganadores de las elecciones de 2021– y cuenta entre sus filas al ex intendente de Santa Fe Mario Barletta y al diputado provincial Julián Galdeano, armador de la estrategia política que les permitió vencer en los recientes comicios intermedios. De capa caída, el PRO santafesino pone sus fichas en uno y otro espacio, mientras que el socialismo parece haber dejado de lado sus posturas irreductibles y ahora, al menos, estudia seriamente la posibilidad de confluir con radicales y macristas en un gran “frente de frentes” para disputarle la provincia al peronismo el año que viene. Los armados políticos aceleran a fondo en esta primera etapa del año no electoral, mientras el grueso de la ciudadanía observa con preocupación y angustia otras variables mucho más terrenales: la inseguridad, la violencia urbana, el aumento constante de los precios, las dificultades para acceder a los servicios básicos y la incertidumbre sobre el futuro de la provincia. Con la certeza de que el electorado le pasará factura a los oficialismos después de dos duros años de pandemia, el radicalismo de Santa Fe ya puso primera rumbo a 2023. Esta semana, el senador provincial del departamento San Cristóbal, Felipe Michlig, asumió la conducción de la UCR provincial en reemplazo de Carlos Fascendini. Los dos militan en el sector antes conocido como NEO, hoy llamado Evolución. Uno de los líderes de ese espacio, el actual diputado provincial Maximiliano Pullaro, apunta a que su propio partido lo consagre como precandidato para la interna de un hipotético “frente de frentes” que aún no está conformado formalmente aunque sus distintos componentes parecen dispuestos a sellar el acuerdo más temprano que tarde. En torno a ese armado, todavía persisten algunas dudas. ¿Conseguirá la UCR liderar finalmente una propuesta opositora con real vocación de poder? ¿Qué papel jugará el PRO santafesino, golpeado aún por el pésimo recuerdo de la gestión de Mauricio Macri? ¿Aceptarán los socialistas integrar un

espacio político que, hasta hace poco, aborrecían? ¿Cómo influirá en Santa Fe la disputa dentro del campo opositor por las candidaturas presidenciales? Para conocer las respuestas a esas preguntas, no será necesario esperar hasta 2023: la carrera electoral ya está en marcha. Perro que ladra…

Los sectores de la UCR santafesina que no están alineados con NEOEvolución no quieren hacérsela tan fácil a Pullaro. En los últimos días, el diputado Julián Galdeano dio a entender que Carolina Losada podría dar pelea por la precandidatura a la Casa Gris: “Está dispuesta a ocupar el rol que tenga que ocupar”. Igual que sus correligionarios de NEO-Evolución, Galdeano también promueve la construcción de un frente amplio no peronista para las elecciones del año que viene: “La oposición va tomando volumen y se va empezando a unificar, como criterio principal. Todavía sin liderazgo establecido, ni de partidos ni de personas, pero sí empezamos a dialogar todos con todos vertebrando de alguna manera un posible espacio político que compita con mucho volumen en las elecciones de 2023. En eso estamos laburando todos, más allá de la agenda de recorridas, de presencias o de temas que cada uno tiene en lo particular”. Para el diputado radical, la salida hacia 2023 consiste en “trabajar sobre los puntos que nos unen” a partir de lo que considera como “un diagnóstico preocupante”, en

“Difícilmente el PRO admita ir debajo del liderazgo del socialismo, o el socialismo del PRO”. Julián Galdeano, diputado de la UCR. referencia a la actual gestión del gobernador Omar Perotti. “Eso envalentona mucho más a la oposición”, se sinceró Galdeano en una entrevista con El Ciudadano. Del mismo modo que Pullaro, en el sector de Galdeano-LosadaScarpin también consideran que, a la luz de los últimos resultados electorales, la UCR tiene que conducir el futuro “frente de frentes” en la provincia de Santa Fe: “El radicalismo va a tener un papel protagónico en esa coalición y va a hacer una convocatoria a las fuerzas

Los socialistas Joaquín Blanco, Clara García y Pablo Farías recibieron a los senadores nacionales Dionisio Scarpin y Carolina Losada.

opositoras en Santa Fe”. Hasta las elecciones de 2021, el PRO y el socialismo se mostraron poco predispuestos a avanzar hacia un gran frente opositor. Los resultados ordenaron el tablero político y ahora la situación es diferente. La UCR no solo puede sacar pecho por haber ganado los comicios intermedios; también pretende posicionarse como “prenda de unidad”, a nivel provincial, entre socialistas y macristas. —¿La aspiración del radicalismo es a liderar el frente? —Por lo pronto, protagonizarlo. Después para liderar falta un trecho. Pero sí ser protagonista y articulador. Y tal vez nos tocará ser quienes amalgamemos posiciones que no siempre son coincidentes de dos fuerzas políticas aliadas, como el PRO y el socialismo. —¿Hay resistencia de esos sectores frente a un virtual protagonismo de la UCR? —Yo no percibo eso. Percibo que difícilmente el PRO admita ir debajo del liderazgo del socialismo, o el socialismo del PRO, pero el radicalismo en eso es un perro ladrador. —¿Por qué? —No muerde (risas). Es amigable con los chicos y con los viejos. Losada y Scarpin dan pelea

Desde que saltó a las primeras ligas de la política nacional como referente anti-expropiación de Vicentin, el ex intendente de Avellaneda y actual senador nacional Dionisio Scarpin también busca posicionarse como candidato para 2023. “Tenemos una oportunidad única para que el radicalismo lidere un proceso de cambio en Santa Fe”, declaró hace menos de un mes

durante una reunión del Foro Nacional de Intendentes Radicales. “Tenemos que tener la suficiente inteligencia para darnos cuenta que la sociedad nos pide que estemos al frente y asumamos el liderazgo de la provincia”. Con argumentos similares a los de Galdeano, el senador nacional electo en 2021 postula la necesidad de una confluencia entre los partidos que integran Juntos por el Cambio y las fuerzas que componen el diezmado Frente Progresista. Según Scarpin, el radicalismo tiene la oportunidad de encabezar ese proceso porque “tiene excelentes líderes locales, provinciales y nacionales. Todos podemos dar algo, todos podemos ser capaces de trascender en nuestra comunidad, en nuestras provincias y en la Argentina. Tenemos en nuestras manos el 2023”. Con una agenda política dirigida al sector agropecuario, Losada y Scarpin salieron a recorrer la provincia para no perderle pisada a Pullaro. El 21 de abril estuvieron en la ciudad de Santa Fe, donde se reunieron primero con los senadores provinciales de la UCR y, luego, con referentes del socialismo como Pablo Farías, Clara García y Joaquín Blanco: la mesa chica del sector que tuvo como principal referente al gobernador Miguel Lifschitz. El dilema del socialismo

Las fotos de Galdeano, Losada y Scarpin con los referentes del socialismo –impensada hace apenas un año– alimentan todo tipo de especulaciones. Debilitado por la muerte de Lifschitz y por la salida masiva de los radicales hacia Jun-

tos por el Cambio, el Frente Progresista “residual” se debate entre sostener sus banderas históricas –aun bajo el riesgo de caer en la testimonialidad– o aceptar el convite de la UCR para integrar un frente no peronista de cara a las elecciones de 2023. En medio de esos tironeos, las principales figuras del partido de la rosa se reunieron el jueves 21 en Santa Fe con el pretexto de debatir y fijar posición sobre la autonomía municipal. El encuentro fue encabezado por el intendente Emilio Jatón, anfitrión de la jornada, quien todavía no se expidió sobre el comentado “frente de frentes”. Antonio Bonfatti, Clara García, Enrique Estévez, Pablo Farías, Alberto Ricci, Laura Mondino, Andrea Uboldi, Ángel Sciara y Claudia Balagué, entre otros dirigentes del socialismo, rodearon a Jatón para la foto de unidad. Mientras su colega rosarino Pablo Javkin aún cavila sobre el rumbo que tomará su partido Creo en las elecciones del año próximo, Jatón asoma como una de las principales cartas electorales del socialismo. En esa última reunión partidaria, ensayó un mensaje de fuerte tono político: “Encontrarnos hoy acá habla de muchas cosas, de la organización, de la pertenencia y, sobre todo, del compromiso real de cada persona de este partido con las y los santafesinos. Sabemos cuáles son las prioridades, sabemos qué se necesita en la provincia y en cada pueblo y ciudad de Santa Fe y estamos dispuestos a aportar nuestro tiempo, nuestros conocimientos y todo lo que tenemos para mejorar la calidad de vida de cada vecino y vecina”.


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

OPINIÓN | PAUSA

7

Kulfas, el tractorazo y el 2023 El modelo que impulsa parte del Gobierno busca debilitar a la patronal del campo como actora política. Por Juan Pascual La infumable interna a pantalla abierta del gobierno nacional puede llevarlo a su derrota el año que viene, incluso con un resultado económico final muy por encima de lo heredado en 2019. Los malentendidos se repiten, las descalificaciones recíprocas no cesan. Cuando la cosa mengua más bien se agazapa para volver a dispararse. Cualquier decisión sustantiva –Vicentín, tarifas, deuda, control de precios– se deshilacha después de haber sido lanzada, incluso por el presidente mismo. El gobierno no logra conciliar –la experiencia del siglo XX muestra que es imposible hacerlo– los dos programas que intentan convivir en su interior. En verdad, uno es el que está efectivamente implementado. El otro es el que puja por volver, poniendo condiciones desde las segundas y terceras líneas de la gestión, que a veces luce como un combo de contradicciones y zancadillas administrativas que harta y al que cualquiera puede ningunear. Pasado y presente

Del lado de la vicepresidenta está el proyecto que le otorgó a la población uno de los mayores niveles de bienestar alcanzados desde el retorno a la democracia. En 2015 el peso de la deuda externa era insignificante, la inflación –para nuestros promedios– era relativamente baja, la ocupación era casi plena, el dólar estaba controlado con un cepo mucho más abierto que el actual, los salarios incrementaban su poder adquisitivo y, pese a que había una pobreza que iba del 25% al 30%, según la medición, el principal eje de discusión sindical era el impuesto a las ganancias. Ese programa, no obstante, estaba forzando sus límites ya desde el inicio del segundo mandato de CFK. Esos límites tienen un nombre muy conocido en la bibliografía económica argentina: restricción externa. “El proyecto”, tal como se lo llamaba en ese entonces, comía dólares a lo loco. El crecimiento y la inversión impulsados casi pura y exclusivamente por la solvencia de la demanda interna fueron un potente motor durante casi 10 años. Sin embargo, nunca se habían terminado de asentar las bases para ampliar el ingreso de divisas. Es cierto, había muchísimo por hacer. En 2003, había apenas unas dos o tres autopistas en todo el país, el sistema de seguridad social e YPF estaban siendo saqueados por privados, había un endeudamiento impresionante, desempleo de dos cifras, desguace industrial…

El sábado 23 de abril entidades del agro hicieron un tractorazo para oponerse al pago de impuestos y a su contribución con el Estado.

El programa verdaderamente en ejecución hoy se explica casi completamente en evitar ese intríngulis estructural de la economía nacional: cómo crecer –y distribuir– sin quedarnos estrangulados por la falta de dólares. Su punto de partida es peor, por el 50% de inflación heredada del macrismo y por la peor crisis global del capitalismo, causada por la pandemia. Este programa está siendo llevado con ejemplar consistencia. Sus artífices son Martín Guzmán (más ministro de Hacienda que de

Ampliar las exportaciones extractivas es achicar el peso del campo en la economía nacional y reducir su volumen como sujeto político. Economía) y Matías Kulfas (más ministro de Economía que de Desarrollo Productivo). Uno logró dos renegociaciones de deuda que le dieron al menos cuatro años de aire externo a la economía y que evitaron dos veces el default y sus consecuencias. El otro lleva a mano firme el despegue de YPF, la ampliación de la minería y una sólida, sostenida y diversificada recuperación industrial. En el camino, a veces cae vencido ante la lógica y razonable resistencia de los movimientos ambientales.

Que vengan los dólares primero, lo otro se acomoda después (y con el ambiente, ya veremos). Con dólares adentro se ancla la inflación a la estabilidad del tipo de cambio, no se estrangula el ingreso de insumos y eso dinamiza la industria y la baja de la desocupación. Y recién con la ampliación del empleo en general, y el registrado en particular, se fundan las condiciones para una mejor disputa sindicalizada entre salarios y precios. Los voceros de redes sociales le dicen “desarrollismo peronista”. Y tiene otro horizonte, más amplio y jamás declarado, porque es político. Hegemonía, una introducción

Desde 2008 y la 125 para acá, la histórica tensión entre el campo y los gobiernos peronistas afloró en todo su pus. Desde las provincias agroexportadoras y la ciudad de Buenos Aires se fue cocinando un movimiento político reaccionario, que ya supera a Juntos por el Cambio, cuyas consignas públicas se fueron radicalizando hasta volverse tan impracticables como violentas. Hay demasiados millones de habitantes como para volver al siglo XIX, de formas democráticas. Se sabe, siempre hay otras formas. Basta ver el hilo de golpes blandos y duros que hubo en América Latina durante los últimos 15 años. Hasta su efímero triunfo con Mauricio Macri, ese movimiento político fue enfrentado por el peronismo con la más irritante e inútil de las herramientas: eso que dieron en llamar “la batalla cultural”. El resultado fue patético:

siempre la estabilidad cambiaria –con ella, todo el sistema económico– dependió de las exportaciones de un sector social vilipendiado desde estrados, medios y periodistas oficiales. Poco importa la mayor o menor veracidad de los fundamentos o justificaciones de las diatribas lanzadas desde el kichnerismo al campo. En el mundo exterior al batifondo contra “la corpo”, los socios económicos estructurales del gobierno eran, al mismo tiempo, el sostén social y político de “la opo”. En ese dilema suicida se fue dilu-

Los voceros de redes sociales le dicen “desarrollismo peronista”. Y tiene otro horizonte, jamás declarado, porque es político. yendo el 54% que obtuvo CFK en 2011. El macrismo le puso nombre y lo capitalizó: “cerrar la grieta”, dijo allá lejos. Una hegemonía política tiene un marco de determinaciones, que establece las reglas de funcionamiento de la disputa política. Las relaciones de dominación se pueden establecer dentro de ese marco o, también, se puede cambiar ese marco para establecer relaciones hegemónicas distintas. El campo, el neofascismo, el macrismo tienen totalmente en claro este asunto.

La insistencia de Kulfas en ampliar la explotación de hidrocarburos y minerales tiene también ese profundo sentido político. Kulfas entiende que enfrente no hay un mero sector económico sino algo mucho más potente: un sujeto político. Un sujeto político al que no se puede vencer nunca en el marco de las determinaciones existentes, porque se depende estructuralmente de lo que produce para que no vuele el dólar por los aires. Un sujeto político no se disuelve a través de triunfos electorales y avatares más o menos sofisticados de Sandra Russo o Eduardo Feimann. Ampliar el volumen de exportaciones extractivas es achicar el peso específico del campo en la economía nacional y reducir su volumen como sujeto político. Por ese camino Kulfas quiere independizar políticamente al Estado del campo, sobre todo en un marco donde la demanda internacional de alimentos seguirá tan firme como en las últimas dos décadas, siguiendo el tranco del ascenso de China como primera potencia global. Pero el bolsillo

Qué lindo teóricamente todo, pero faltan apenas 17 meses para octubre de 2023, dicen desde la otra orilla de la interna del gobierno. Y en estos dos años todavía no se recuperó ni un solo puntito del poder adquisitivo perdido entre 2015 y 2019. En la vida diaria, los primeros resultados del modelo vigente distan de ser malos. La desocupación hoy es del 7%, la cifra más baja desde 2015; el producto interno ya recuperó todo lo perdido en la pandemia; la pobreza cayó cinco puntos en un año y se encamina a terminar 2022 por debajo del 35,5% que dejó el macrismo; el trabajo registrado ya está por encima de los niveles de 2019. En la vida diaria, también, a los bolsillos se los carcome la inflación, un fenómeno que se experimenta colectivamente, a pura puteada vecinal en la carnicería, a diferencia del desempleo, que se sufre en soledad y con culpa. Mientras, los formadores de precios se refriegan las manos, remarcan duro y obtienen ganancias como nunca, al menos así se revela en las alimenticias. Ven que el gobierno ni coordina internamente una para ese lado. Y que, en esa dispersión, naufraga. Sea en enhebrar el acuerdo o la pax de campaña entre los dos programas en puja, sea en dialogar adentro y dejar de jetonear hacia afuera, en todos los casos, hoy es la política, no la economía, estúpido, por toda respuesta.


El teatro volvió con todo 8

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | OCIO Y CULTURA

El Instituto Nacional del Teatro junto al gobierno provincial y el de la ciudad de Santa Fe organizaron la 36° Fiesta Provincial del Teatro, que celebró el retorno a las salas tras dos años de pandemia. Por Agustina Lescano Los tramos de la escalera del Teatro Municipal que lleva a la Sala Marechal están llenos de gente que espera para entrar. Afuera, en la noche de repente fría del viernes, hay fila. Dicen que el elenco cambió de sala, que iba a ser en la Sala Mayor. Si fue así, la elección fue acertada. Cuando empiece la obra y el Fausto de la versión de Gustavo Guirado se resista a la muerte, cuando su corazón se detenga por unos segundos y las palabras se sequen en su boca, parecerá que se hunde en las profundidades de la caja negra. La obra, de Rosario, es Fausto o la pasión según Margarita, una de las obras invitadas a la Fiesta Provincial del Teatro. Cuenta con la dirección de Guirado y las actuaciones, impresionantes, de Edgardo Molinelli, Paula García Jurado y Anahí González Gras. Es difícil verla en Santa Fe y no pensar en Fernando Birri, que filmó su propia versión. Fausto aparece en camisón en una escena compuesta como una casa llena de libros y objetos cubiertos de polvo y, al contrario de las últimas imágenes que quedaron de registro de Birri, el conocimiento lo agobia. La muerte lo impacienta y lo aterroriza a la vez. La Fiesta se hizo con la ciudad de Santa Fe como única sede con la participación de 15 elencos. María Pesacq, Sandra Franzen y Luciano

Del Prato conformaron el jurado, convocado por el Instituto Nacional del Teatro (INT), que seleccionó las obras participantes entre 76 que se presentaron a la convocatoria y elegirá cuáles podrán presentarse en la Fiesta Nacional del Teatro 2022. Fuera de la competencia, hubo además obras invitadas de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, que habían sido elegidas para encuentros regionales del INT en ediciones anteriores. Nuevas formas, nuevos mundos

En la puesta de Guirado de la obra de Goethe, una de las más versionadas de la literatura universal, será la joven Margarita la que tome una decisión sobre qué hacer con su alma. Mefistófeles será un troll andrógino de negro y gomina, con unas botitas de tacón tan preciosas como sólo el diablo podría conseguir. En un momento comparará los libros con los cadáveres de Néstor Perlongher, tirados por todas partes, y luego los recitará de memoria. "Qué tonto sos, Fausto", lo gasta todo el tiempo Mefisto, "todo esto leíste y no sabés nada: hay que firmar". Después de acordarse de una tarde con Fernado Pessoa o Sandro Botticelli, Mefisto puede, inmediatamente, aparecer con un falo enorme desde el fondo de la casa o ponerse a chupar un crucifijo. Los diálogos cruzan textos literarios y dramatúrgicos con un humor contemporáneo, que tira de un lado

para salir con un chiste por otro. La mezcla es un lenguaje popular que sabe hacer reír y llorar y se burla de lo impostado. Mientras Fausto no se decide sobre qué pedir, entre viajar al pasado, la sabiduría como en la versión de Goethe, la juventud o las mujeres; Margarita sabe bien lo que quiere. Por primera vez, la joven podrá elegir qué quiere para ella misma. Aunque su deseo no sea nada grandioso, es suyo. El hilo azul, de Edgardo Dib, fue una de las obras de la ciudad seleccionadas por la Fiesta. Dib empezó a escribirla en pandemia, cuando necesitaba textos para trabajar por videollamada con sus estudiantes de la Escuela de Teatro. Las performances escénicas llegaban pixeladas en un registro entre lo audiovisual, lo doméstico y lo documental: el zoom de cada clase. De esos ensayos virtuales se nutrió la obra, que estrenó a fines de 2021. ¿Cómo escribir una escena cuando la escenografía del mundo está desarmada? El hilo azul empieza con un poco humor, para abrir el juego a las capas de emociones que luego la obra pone en funcionamiento: para adentro, para atrás, una y otra vez hacia la médula familiar de la identidad. El mosaico, los cuadrados de cada participante en la pantalla de las reuniones virtuales, se trasladó a la escena con el recurso de sentar al elenco en filas, en un juego de planos. La pantalla des-

aparece y se hace presente la potencia poética del teatro para construir, en cada plano y con los cuerpos del elenco en movimiento entre las luces, otros espacios temporales, tejidos entre el recuerdo y el más allá. También de la ciudad participó La invocación, protagonizada por Eduardo Fessia, Gabriela Feroglio (una gran actriz que cada vez es más graciosa), Miguel Pascual y Ruy Gatti, don la dirección de María Flavia Del Rosso y Sebastián Roulet; y La luna en el aljibe, protagonizada por Yanina Bileisis, Mónica Marraffa, Antonela González, Karen Temperini y dirigida por Mariana Mosset, que hace un tiempo está de regreso en Santa Fe y lleva adelante creaciones y exploraciones personales y grupales. Ambas estrenaron el año pasado y, con distintas esté-

ticas, ponen en escena historias de mujeres de otras épocas que buscaron su autonomía. Como sucede en todos los campos, la búsqueda por nuevas representaciones de las mujeres atraviesa la dramaturgia. El regreso

La primera fila está llena de niñes. El más chico, sentado chinito en la silla, no llegaría con los pies al piso, y el más grande tiene un arito colgando de la oreja derecha. “¿Te gustó la obra? Mamá es la primera vez que viene al teatro”, le pregunta la madre a uno de ellos, cuando termina la función No tenemos palabras: es una obra de clown del grupo Juglarines, dirigida por Cristian Wilhjelm. Para el elenco, de Reconquista, fue la primera vez en la Fiesta Provincial. “Durante la pandemia buscamos formas alternativas, porque había muchas necesidades de todo tipo, económicas y expresivas, pero el teatro es esto, se completa con el otro en el espacio escénico y con el público”, marca Sandra Franzen a la salida de la obra, que se presentó en la sala de teatro del Birri. Franzen destaca la importancia de espacios comunitarios para el quehacer teatral: “Quizás entre el público hubo alguien que al ver la obra se dijo esto me gusta, yo puedo hacer esto, o se pudo poner a pensar en alguna cosa. El teatro no va a cambiar el mundo, pero no tengo dudas de que puede hacer muchas cosas buenas”. “Santa Fe tiene un teatro de excelencia, con artistas con mucho talento y una forma de actuación muy particular. En la selección están representados todos los géneros porque afortunadamente la provincia produce todo ese teatro”, celebra Franzen. Valeria Folini, directora de Diario de olvidos, obra de Teatro del Bardo que participó como invitada de Entre Ríos, comparte que “significó muchas cosas poder participar de la Fiesta, en principio sentir que se recupera un poco el espíritu


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

OCIO Y CULTURA | PAUSA

La obra "Fausto, o la pasión según Margarita" (dirigida por Gustavo Guirado) llegó desde Rosario y se lució con destacables actuaciones.

de los circuitos de trabajo regionales, con intercambios que son muy valiosos”. En ese sentido, hubo dos conversatorios: Actores y actrices trabajadores, en el teatro sin patrones, con la Asociación Argentina de Actores; y un encuentro de hacedoras teatrales que convocó a mujeres y disidencias para conversar sobre

la realidad de la escena provincial desde la perspectiva de género. Además, se presentó el Observatorio para la Erradicación de Violencias del INT. El futuro

La comunidad teatral, así como la del cine, la música y las bibliotecas

populares están en alerta por la posibilidad del ajuste a la cultura que podría darse de concretarse el artículo n°4 de la Ley Ley 27.432. Esta norma dispone que una serie de recursos recaudados por el Estado dejen de destinarse a organismos públicos de la cultura y la comunicación y puedan usarse a

discreción. “Nos tenemos que juntar quienes formamos parte de la actividad cultural para que el apagón no suceda, porque quitarles todos esos recursos a institutos como el INT y el Inamu sería catastrófico, se desmantelaría lo construido, muchísimo trabajo social y cultural”, advierte Franzen. El ajuste sería una nueva interrupción en la búsqueda de estrategias para una de las problemáticas que atañe al sector teatral: la necesidad de nuevos públicos. “El retorno a la presencialidad plena en las salas es una maravilla y a la vez nos enfrenta a una problemática que ya teníamos antes de la pandemia: nuevamente estamos en una meseta de cantidad de público”, puntualiza Folini en ese sentido. “Necesitamos generar públicos genuinos para nuestras obras y repensar la relación del teatro independiente con los públicos; tanto como problematizar la relación entre los eventos organizados o subsidiados por el Estado que pueden permitirse el valor de una entrada muy accesible o libre y gratuita, y el teatro independiente que necesita de las entradas para poder existir”, apunta, y concluye: “queremos que los espectadores se multipliquen y para eso tenemos que repensar las formas de llegarles, desde lo comunicacional, lo estratégico y lo económico”. La obra que dirige Folini tiene

9

también la mirada abierta hacia el futuro. Con la actuación de Laura Torres, parte del cuento Autobiografía de Irene de Silvina Ocampo. “Ella nos tomó a nosotras, le dio estructura a la dramaturgia y al estar en escena de Laura, que es lo que le da textura al espectáculo”, responde Folini a la pregunta de por qué tomaron el texto. “La idea hermosísima de una persona que no tiene recuerdos y sólo ve el futuro, una Cassandra pero al revés, es muy interesante y nos unió en un lenguaje y una búsqueda”, cuenta. Por la ciudad de Santa Fe participaron además Herido de amor huido, ¿Quién está bien? y Tiburón XXL. Como obras invitadas de la provincia, además de Fausto, se presentaron Manifiesta (cuerpo en expansión) y Grotesca, suite criolla. De Rosario, participaron Concierto Clap; Mi animal. Entre el grito y el canto; Cinco. Ficción física y Dos viejos judíos. De Funes, Las Juanas, una herejía cósmica. De Rafaela, Destino insular. De Capitán Bermúdez, No apagues la luz. Las otras obras invitadas fueron Fiebre guacha y Rtte: un pájaro, de Córdoba. Las funciones fueron en el Centro Cultural Provincial Francisco Paco Urondo; el Teatro Municipal 1° de Mayo; La Abadía; el Foro de la UNL; el Centro Cultural y Social El Birri; La treinta sesenta y ocho y el espacio MABA.


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | DEPORTES

“Donde mueren los pajaritos” 10

En el mes de los 40 años de la Guerra de Malvinas, Londres le muestra al mundo la pérdida de un tesoro argentino: la casaca azul de Maradona. Aquí, un texto sobre la polémica subasta de la camiseta del 10. Por Gastón Chansard y Diego Spontón

Desde el 19 de abril hasta el 4 de mayo se subasta la camiseta azul de Maradona: esperan recaudar entre 5 y 7 millones de dólares. El “manto sagrado del fútbol argentino” quedó en manos del exfutbolista británico Steve Hodge y fue utilizada por Diego en la histórica victoria a los ingleses en México 86. “Ha habido una oferta de 4 millones de libras esterlinas (5,2 millones de dólares). Sinceramente, creo que excederá el precio que estimamos y que se convertirá en la pieza de fútbol que más dinero ha alcanzado en una subasta”, indicó Brahm Wachter, jefe de la sección de objetos modernos de la casa de subastas Sotheby’s en el día de la apertura. Ezequiel Fernández Moores nos recuerda que en “buena parte de los tesoros de la humanidad están en Inglaterra. El Imperio saqueó monumentos, obras de arte y hasta mármoles y estatuas del Partenón de Atenas, históricamente reclamadas por Grecia y que son atractivo central del Museo Británico. Millones de piezas de todos los continentes (algunas pocas devueltas en estos años) apoderadas con el pretexto de que en los grandes museos de Europa Occidental tendrán mejor cuidado y porque pasaron a ser 'patrimonio de la humanidad'. También hay un 'lado B' en Sotheby’s, la casa de subastas fundada en 1744 en Reino Unido. Lo cuentan algu-

Un casco de soldado es un símbolo que lo identifica. La camiseta del jugador es su armadura como defensor de la Patria futbolera. nos libros (El arte de robar) y hasta la historia de Al Taubman, su propietario cuando Diego convirtió 'La Mano de Dios' y que, en 2002, con 78 años, fue encarcelado diez meses en Estados Unidos por un esquema de fijación de precios con Chritie’s, su competidora. La camiseta de Diego, cuya subasta online se extenderá hasta el 4 de mayo, no es fruto de ninguna piratería. Y, para dolor de algunas hijas del 10, es auténtica”. La camiseta histórica de Diego, el mes de los 40 años de la Guerra de Malvinas y esta polémica subasta de uno de los derrotados en México 86 se unen en este artículo.

Donde mueren los pajaritos

“Sabíamos que habían muerto muchos pibes argentinos allá, que los habían matado como pajaritos”, dijo Diego Maradona en una entrevista a la revista Roling Stone Argentina en el año 1999. La noticia recorre los portales de todo el mundo: Steve Hodge subasta la camiseta que cambió con Maradona en México 86. Espera recaudar 7 millones de dólares. Tardaron apenas 48 horas para publicarla, a sólo dos días de haberse cumplido 40 años de aquella guerra irracional, tan incomprensible como la subasta. Pero alguien llamado Charles Darwin demostró que los animales de una misma especie no sólo compiten entre sí por el morfi diario, se disputan el refugio y hasta apuestan por aparearse; sino que también luchan por la capacidad de adaptarse a su entorno. EL 22 de junio de 1986 en la capital mexicana, con el pleno sol de mediodía en el Estadio Azteca, jugaron los seleccionados de fútbol de Argentina e Inglaterra por los cuartos de final de la Copa del Mundo. Hasta acá un hecho deportivo, una disputa atlética más, aunque determinante por la instancia que se jugaban dentro del deporte rey. Steve Hodge subasta la camiseta... Un perverso error de la Historia, una imperfección, una falla; es como si al casco de Ayrton Senna, el nacional amarelo, se lo encuentre en una compraventa organizada por Alain Prost. Una verdadera y escalofriante injusticia. Pero tres días antes del partido a Carlos Bilardo le informan que su selección deberá jugar nuevamente con la camiseta alternativa. Algunos jugadores habían intercambiado la casaca azul en el encuentro anterior con los uruguayos, no había dos juegos de camisetas sustitutas. Sí, había una tercera, blanca, que nunca se estrenó oficialmente. De inmediato ordenó a un empleado administrativo de AFA salir a comprar camisetas aireadas a una casa de deportes al centro del gigantesco Distrito Federal, no sólo para cumplimentar con lo requerido por FIFA sino también, para aplicar aquella teoría darwinista. Es decir, como la prioridad en la hoja de ruta era combatir la altura y el calor, invitó a bordadoras mexicanas a zurcir escudos y planchar números plateados y brillosos sobre las improvisadas camisetas azules, a fin de que los jugadores se sientan más aclimatados a la hora de correr al rayo del sol y así poder adaptarse a un contexto a priori desfavorable. Steve Hodge subasta la camise-

El ex jugador inglés Steve Hodge se quedó con un tesoro invaluable: la camiseta que usó Diego Armando Maradona el 22 de junio de 1986.

ta... Como si se pudiera comer un chupín de surubí bien regado en Chiquito sin los guantes de Carlos Monzón como testigo. Como todo el mundo sabe, el 2 de abril de 1982 la dictadura militar argentina ordenó el envío de tropas de soldados a las islas del Atlántico Sur para disputarle la soberanía y enfrentarse, en absurda desigualdad, al ejército sofisticado del Reino Unido.

Cuando un soldado argentino recibe un casco le coloca su nombre. Por eso la camiseta con el número 10 es solo de Diego y de nadie más. Un profundo significado cultural que se agiganta, a partir de aquella charla de mañana en el bufet del América desayunando un pebete de mortadela con Coca Cola bien fría; crece más tarde desde el ómnibus cantando una canción épica de Valeria Lynch camino al Azteca; y luego se hincha desde la arenga del vestuario, se cuela en el pasillo del túnel que los deposita en el campo, hasta nuestros días (no importa cuándo estés leyendo esto, ni desde qué lugar del mundo lo hagas). Siempre presente el significado. Un significado digo, cultural pero,

por lo popular, por lo sobresaliente por lo inmensamente público y notorio. Además, didáctico: porque primero les explicó, como se siente estar en los borceguíes de un pibe congelado por el frío, con el fusil oxidado haciéndole frente a la oscuridad y a la nada. Les expuso cómo se siente ser afanado, afanándolos; recién ahí repararon en el saqueo, cuando le fueron a llorar al tunecino. Y luego continuó con su pedagogía, se tomó cinco minutos y eligió su mejor pincel para trazar el serpenteo más bello, puro y audaz que se recuerde, sobre un bastidor verde de 107 metros por 70. Ahora sí, de un sorbo probaron el sabor a soledad de quedar en medio de un relámpago de ametralla. Steve Hodge subasta la camiseta... Como si la 14 emblemática del flaco Cruiff estuviese en manos de Helenio Herrera, un exponente del catenaccio, en lugar de atesorarla su hijo Jordi en el placard. Un casco de soldado, no es sólo un elemento de protección sino más bien un símbolo que identifica al soldado, en este caso la camiseta del jugador es su armadura como defensor de la Patria futbolera. Cuando un soldado argentino recibe un casco le coloca su nombre, y aunque esté perforado por las esquirlas de mortero lleva el nombre de su dueño, por más que se lo hayan pirateado de Monte Longdon como trofeo de guerra. Por esto la camiseta azul tiene un vínculo irrompible. Esa con el número 10 de fútbol americano, es

solo de Diego y de nadie más. Y porque el que vende turrones en el bondi es un excombatiente; y cuenta que ese día, cuando escuchó bien fuerte en la radio las declaraciones de Maradona después del partido, lloró sin lágrimas, como rumiando el mejunje de gloria y dolor. Steve Hodge subasta la camiseta... Como si al Williams FW 07 de Reutemann lo hubiese transferido Emerson Fittipaldi. De ese audio se extrae la muestra cabal de la teoría naturalista: “Era como ganarle a un país, no a un equipo de fútbol. Si bien nosotros decíamos, antes del partido, que el fútbol no tenía nada que ver con la Guerra de las Malvinas…y se despachó: “Y esto era una revancha, era recuperar algo de las Malvinas. Estábamos defendiendo nuestra bandera, a los pibes muertos, a los sobrevivientes”. Así lo proyectó sin rodeos, con la granada antitanque que desclavó en el segundo tiempo contra el Comando de los Royal Marines vestidos de shortcito y botines preparados para tirar centros a la olla. Ese hombre entrecano del bondi, con las chirolas en el sombrero, hace equilibrio con la caja de turrones y antes de bajarse en la Plaza de las Banderas asevera en su perorata final. Que allá lejos, bien al sur del sur, donde el cielo está siempre encapotado, en el mástil de la entrada al cementerio de Darwin, como un eterno centinela, flamea bien alto un paño azul con un número 10 plateado. Sí, allá donde mueren los pajaritos.


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

SOCIEDAD | PAUSA

11

Tensiones, encuentros y desencuentros

El tradicional encuentro de los feminismos se desdobló y hay dos fechas para la cita de este año en San Luis. Militantes santafesinas reflexionan sobre qué implica la doble convocatoria para el movimiento. Gisela Curioni

Por Ileana Manucci Desde 1986 se realizan en el país los encuentros de mujeres. Su masividad, difusión y la capacidad para generar estrategias y acciones políticas, los han hecho crecer no solo en convocatoria sino en representatividad, y eso trae tensiones y debates que parecen estar, hoy, en su punto más álgido. En este 2022, y tras dos años sin encuentros por la pandemia, la edición 35° debe realizarse en San Luis. Pero en las últimas semanas sucedió algo inédito: a través de las redes sociales se lanzaron dos convocatorias, en fechas distintas, para el Encuentro en San Luis. El 8, 9 y 10 de octubre -fecha habitual de realización- será el 35º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Mientras que el 19, 20 y 21 de noviembre será el 35° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). “Tenemos la responsabilidad política de darle respuestas a esos miles de compañeres que vienen expresando desde hace años que no se sienten nombrades cuando se habla del encuentro nacional. Y tal cual nos enseñó el feminismo, lo que no se nombra no existe”, indicó en una conferencia de prensa la Comisión Organizadora del encuentro plurinacional. “Por eso nos llena de orgullo, alegría y responsabilidad hoy asumirnos plurinacionales y mujeres diversas, trans, travestis, bisexuales, no binaries y lesbianas”, destacaron. Por su parte, desde la organización del ENM, no hicieron referencia al cambio de nombre sino al cambio de fecha. “Resolvimos que será el fin de semana largo de noviembre, a partir de un pedido que recibimos de la Confederación Mapuche de Neuquén y el Centro Zomo Newen (Fuerza de Mujer)”. Según indicaron, esta Confederación realizará el 14° Encuentro de Naciones y Pueblos Originarios en octubre, coincidiendo con los 530 años de la invasión al continente y por esta razón le solicitaron a la Comisión Organizadora que “el Encuentro Nacional de Mujeres no se haga en el mes de noviembre de manera de no superponer esfuerzos que irán en desmedro de ambos eventos”. De esta forma ambas comisiones hicieron públicas sus convocatorias. En esas primeras horas, la sorpresa de buena parte del movimiento feminista fue grande y los grupos de Whatsapp y las redes sociales ardían de comentarios, charlas y discusiones al respecto. Por primera vez el Encuentro se partía.

Octubre de 2019: 34º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis y No-Binaries en La Plata. Fue el último antes del Covid.

Mabel Busaniche, histórica militante feminista de Santa Fe, reflexionó en diálogo con Pausa. “En San Juan ya hubo dos encuentros: las católicas dogmáticas hicieron el suyo, con mucha gente, muy masivo, paralelo pero simultáneo al otro Encuentro plural”. Mabel se refiere al ENM que se realizó en 1997 en San Juan, donde los archivos y registros de aquellos días marcan una fuerte irrupción de las mujeres católicas, que pugnaban por sus espacios dentro del Encuentro. “No eran con la masividad que vemos hoy, pero cuando llegamos a San Juan hubo dos encuentros grandes, esto ya sucedió”, afirma la entrevistada. Con este recuerdo Mabel busca traer un poco de calma a las aguas revueltas y más jóvenes del movimiento. “Creo que hay una mayoría que quiere unirlo, a mí me gusta la unidad, y más después de la pandemia. Sería importante hacer un solo encuentro, masivo. De otra manera, sería un error político. Pero tampoco le tengo miedo a la división. La historia nos ha demostrado que nos podemos dividir pero que después nos podemos volver a unir, y vamos a luchar por lo mismo”. Debates e identidades

Quien haya ido alguna vez a un Encuentro y caminado por las calles de la ciudad sede en esos días, sabe muy bien que el Encuentro no es sólo de mujeres. Desde sus inicios las lesbianas están ahí, las bisexuales, las originarias. Tiempo después, con la irrupción en la escena de la gran militante trava Lohana Ber-

kins, también las trans y travestis fueron parte. Las identidades más “nuevas” -en términos de nombramiento y visibilidad- como las intersexuales y no binaries, también están desde siempre. ¿Qué pasa entonces ahora con esa representatividad? ¿Qué cambia con cambiar el nombre? ¿Se borra algo o se suman muches? Para Victoria Stéfano, militante trava santafesina, esta doble convocatoria era necesaria. “Creo que se está cristalizando una ruptura que era inminente por las posiciones ideológicas respecto de los pueblos originarios, pero también de las personas LGBTI y, en particular, de la participación de las personas trans. Y esa es una discusión bastante vetusta, ¿de qué estamos hablando? Hace más de 10 o 15 años que Lohana Berkins empezó a discutir si las personas trans podíamos participar o no de los encuentros. Bueno, esto de alguna manera viene a ponerle fin a estas discusiones y a decir: si ustedes no quieren que las personas trans participen, no vamos a hacer el Encuentro juntas”. Para Silvia Ferrero, de la Asociación Civil Palabras, este quiebre también se veía venir. “No me sorprende porque en los últimos encuentros ya venían dándose debates con respecto al nombre, pero sí me sorprende que haya dos encuentros, pensé que el debate lo íbamos a dar dentro del mismo. Creo que hoy, y con todo lo que en los últimos años ha implicado pensar la interseccionalidad en el movimiento feminista, no podemos convocar solo a un

encuentro que se llame 'nacional de mujeres'. Tiene que ser un encuentro con todas sus diversidades y, en todo caso, ir debatiendo qué significa esa interseccionalidad hoy y después de una pandemia”. Unir o devenir

Más allá de las cuestiones políticas y partidarias que también aparecen para intentar explicar este quiebre, las razones son mucho más profundas y tienen que ver, sin dudas, con un cambio de época y con las necesidades de colectivizar luchas, reclamos y encuentros en tiempos de fuerte crisis económica, social y política luego de los años del neoliberalismo macrista y la pandemia. Entonces ¿es necesario hacer un esfuerzo por la unión o hay que entender esta ruptura como parte del devenir del movimiento? Para Silvia Ferrero, y en una postura que también expresó de forma oficial la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, se debería “hacer un esfuerzo para unificar las partes”.

Para la militante “las diferencias que tengamos que debatir tenemos que hacerlo dentro de un mismo Encuentro. En estos espacios se piensan las problemáticas, las luchas y, fundamentalmente, vamos diseñando estrategias, y ahí tenemos que estar todas y todes”. Victoria Stéfano, por su parte, entiende que ya no se pueden seguir postergando los debates y las tensiones que subyacen desde hace mucho tiempo en ciertos espacios. “No podemos seguir fingiendo un ‘como si’… como si las personas trans estuviéramos incluidas, como si las personas originarias estuviéramos incluidas; tenemos que pensar en niveles de participación política reales y concretas que definan agendas de lucha colectiva, y eso tenemos que pensarlo de forma estratégica, porque yo no creo que compartir espacios con una terf sea algo motivador o cómodo, pero al mismo tiempo reconozco en esa mujer, en esa compañera, una serie de opresiones y de violencias que yo también sufro, y desde ese lugar, estratégicamente, estoy parada en la misma posición que esa compañera, es parte de mi lucha. Para mí es indistinto tu nacimiento, yo no siento que ella por ser mujer debería tener menos derechos que yo, por el contrario, creo que avanzamos hacia un horizonte de igualdad, pero eso tenemos que discutirlo”. Para finalizar, Stéfano reflexiona sobre la avanzada trans-excluyente dentro de ciertos feminismos. “Lo vimos primero en Europa y hoy esa discusión nos está empezando a atravesar acá, por eso siento que es estratégico seguir debatiendo. No creo que la separación haga concretamente a la cuestión de saldar discusiones, sino que no hace más que sentar firmemente dos posiciones, yo creo que esas posiciones tienen puntos de encuentro y esto no es tibieza, es la clara convicción política de que la única manera en la que vamos a conquistar la igualdad va a ser reconociendo un enemigo en común y concreto, y que no está del mismo lado que nosotras”.


12

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | OCIO Y CULTURA

Cuando el poder justifica el abuso “Anatomía de un escándalo”: una miniserie que se centra en un poderoso funcionario acusado de violación. Por María Luisa Lelli Se pueden cruzar en uno de los pasillos de las oficinas en las que trabajan. O encontrarse en el departamento de cualquiera de los dos. En un hotel, también. Si se pasaron de copas, el desenfreno puede ser mayor. Son amantes y parten del juego de la seducción para no demorar en arrancarse las prendas. La atracción, la pasión y la libertad total para desgarrar camisas, levantar polleras y romper la ropa interior mientras las manos presionan el cuerpo del otro o la otra. En esas circunstancias media el deseo. No hay nada que explicar, todo está justificado. Estas características pueden componer el cuadro de una típica escena de sexo en el cine o la pantalla chica. Es una representación casi clásica que, con algunos matices, sintetiza una semiosis estandarizada en torno a los encuen-

tros sexuales. Ahora bien, ¿qué sucede si ese mismo encuentro es narrado de otra forma? En términos de construcción de una escena al hilo de una determinada narración, aquella pulsión puede habilitar el erotismo y hasta el placer. Sin embargo, esa situación no equivale a que el sexo sea consentido (y, por favor, dejar de lado el concepto de “hacer el amor”). Entonces, si el mismo acto se cuenta de otra forma, aquello que se naturalizó como apasionado –a fuerza de repeticiones en el registro de la industria audiovisual– puede ser comprendido como una violación. En ese terreno poco firme, casi sutil, se ubica gran parte de la estructura de Anatomía de un escándalo (Anatomy of a Scandal, 2022. Netflix). Esta miniserie británica (seis episodios son más que suficientes) se ubica por estos días entre las más vistas en la gran pla-

Cada capítulo de la serie saca a flote un hecho del pasado que enturbia el presente del protagonista, el político James Whitehouse.

taforma del streaming (lo cual no la constituye como una gran obra, sino en un mero éxito). Todo comienza cuando se hace público el affaire que el ministro James Whitehouse (Rupert Friend) mantuvo

con una colaboradora, Olivia Lytton (Naomi Scott). Rápidamente, la prensa se hace eco del escándalo político, los operadores comienzan a activar las declaraciones y el primer ministro del gobierno respalda

a su funcionario. La esposa Sophie (Sienna Miller) soporta la infidelidad pese a todas las preguntas que le espeta al marido. Para ella, será el comienzo de una etapa de transformación en su vida.


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

“Anatomía de un escándalo”es una serie que da vuelta los privilegios de clase y género.

Pero el asunto se agudiza cuando la abogada Kate Woodcroft (Michelle Dockery) lleva a los tribunales al propio James a raíz de la denuncia de violación que realizó la joven Olivia. Para la familia Whitehouse, el poder gubernamental, los medios y el sistema judicial la bomba es más que potente. En esta instancia, el varón proveniente de una familia rica, egresado de una prestigiosa universidad y amoroso esposo y padre podrá haber cometido algún exceso en sus años juveniles, pero violar a una mujer nunca. Tal es el fundamento sobre el que apoya su defensa. ¿Será capaz James de pensar que sí ha violentado a una mujer sin saberlo? O más bien, ¿podrá aceptar que lo que él considera atracción fatal es violencia machista? En esa senda argumental, las mujeres se vuelven las verdaderas artífices de la trama al promover las preguntas y los cuestionamientos, así como al identificar que las libertades privilegiadas de la alta sociedad supo moldear hombres abusadores. Y que su condición de clase y de género les ofrecía la suficiente protección e impunidad para violentar. A lo largo de los capítulos, la idea del abuso, el acoso y la violencia sexual se apodera de la atmósfera como sospecha, como certeza y como negación. Sobre la base de la novela escrita por la periodista Sarah Vaughan,

Anatomía de un escándalo (esta es la primera entrega de sucesivas temporadas con otras historias independientes) entrelaza las telarañas del poder con las vidas personales de sus personajes, a caballo de la emergencia del pasado en el presente. El relato, a propósito, se nutre de efectos especiales para retratar los años universitarios de los y las protagonistas y, así, poner en crisis las verdades del presente. Las dos décadas que median entre el antes y la actualidad se contraponen de la mano de la fotografía, la iluminación, el sonido y un recurso bien aplicado: exponer el mismo hecho con dos versiones diferentes (no es lo mismo sujetar y penetrar a una mujer si ella aceptó o si no lo hizo). Eso determina que la serie explote de buen modo el nudo dramático en un ensamble de suspenso e intriga. A propósito, las actuaciones y la dirección de S.J. Clarkson (también detrás de cámara en la miniserie Collateral) resultan muy efectivas y eficaces a los fines de poner en discusión el consentimiento (decir sí o no) como legitimación de una relación sexual (no la pulsión del deseo). Y lo que no es un detalle: la masculinidad construida sobre la base de la (in)moralidad que supone asumirse el más astuto de la banda gracias al poder que confiere el dinero y llegar al punto de responsabilizar a su víctima.

OCIO Y CULTURA | PAUSA

CONCEJO DE LA CIUDAD DE SANTA FE

concejosantafe Concejo de la ciudad de Santa Fe ConcejoSantaFe Concejo Santa Fe www.concejosantafe.gov.ar

13


14

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | NO SOY UN ROBOT

Te ahorramos googlear“reptiliano” ¿Existen realmente especies superiores a la humana caminando por nuestra tierra? Tranquilos: eso no lo vamos a responder en esta nota.

Por Belén Degrossi La tierra es redonda. No vengo aquí a hacer un revisionismo de las teorías copernicanas, ni a adentrarme en el mundo del heliocentrismo ni mucho menos. No me voy a remontar a las primeras aproximaciones de Tales de Mileto sobre este tema, ni a los posteriores aportes de Pitágoras, de Platón, de Aristóteles. Vengo a sumergirme en el terreno pantanoso e insensato que consume cada vez más nuestras conversaciones mundanas: las teorías conspirativas. Allá lejos y hace tiempo, cuando en lugar de pantalón se usaba una toga y los hombres se amaban entre sí sin encontrar en eso una afrenta a sus masculinidades, quizás alguno planteó cualquiera de las teorías fundacionales de la física, la matemática o la arquitectura con la misma soltura con la que tu primo ahora esboza, en medio de una reunión familiar, que quizás no es que la tierra es redonda si no que “eso es lo que nos quieren hacer creer”. En mi corta pero fructífera investigación en el mundo de las teorías conspirativas me he encontrado con un fenómeno que puede carecer de lógica, pero no de belleza. El conspiranoico encuentra en las certezas que se fabrica una suerte de paz mental que le envidio. Pero el terreno en el que más crece es en el de las respuestas que refutan sus hipótesis: para el que se alimenta de las conspiraciones, una respuesta

A secas, los reptiloides son aquellas personas humanas que nos parecen demasiado extrañas como para formar parte de nuestra misma especie. negativa no hace más que engrosar el discurso de que existen poderes mundiales que no quieren que te enteres de la verdad. En síntesis, nunca pierden. Y ya me dirán ustedes si esa no es una forma espectacular de vivir la vida. Mis investigaciones han estado siempre enmarcadas en la curiosidad que me caracteriza y el compromiso que tengo para con mi público, que me hace querer mejorar todo el tiempo (aunque el resultado final no sea siempre el deseado). He navegado las aguas de Youtube, Reddit e incipientemente la deepweb para toparme con puntos

neurálgicos de discusión que harían temblar al mismísimo Chiche Gelblung (hombre que, por algún extraño motivo, ha sido citado varias veces en estas líneas). A saber: la teoría de que la tierra es en realidad plana no es ni por asomo la más descabellada que circula en estos otros espacios cibernéticos. A la mayoría de ellas, por absurdas, las olvidé. Mi mente no fue capaz de retenerlas. Sin embargo, hubo una que logró interpelarme: la de los reptilianos o reptiloides. A secas, los reptiloides son aquellas personas humanas que nos parecen demasiado extrañas como para formar parte de nuestra misma especie. Un ejemplo claro y largamente citado en todas las discusiones entre personas de Argentina es Santiago del Moro. Con su tez casi transparente, su cutis perfecto y de porcelana, sus ojos tiesos y su jornada laboral de 19 horas por día no sorprende que quizás alguien pudiera llegar a pensar que él no es, en definitiva, del todo humano. O para nada humano, en todo caso. Según Wikipedia, los “reptilianos o reptiloides” son el resultado de “la evolución de una raza inteligente en la Tierra de forma paralela a la humanidad, de origen extraterrestre o intraterrestre, entidades sobrenaturales o los restos de una antigua civilización pre humana”. En la deepweb te dirían que en realidad son un poco todo eso y mucho más. Ustedes me dirán que esto es parte de una trama de ciencia ficción. En realidad, empezó como un mito o una leyenda que intentaba explicar por qué ciertos humanos vivían más de lo estipulado, tenían penes de tamaños exorbitantes o podían aguantar temperaturas muy bajas sin pegarse siquiera una gripe. Allá lejos y hace tiempo, nuestros ancestros mayas y aztecas podían permitirse este tipo de conjeturas. Ahora, sin embargo, la cosa no cambió mucho. Tendremos internet y algo más de información, pero ya juzgaremos si eso es para mejor o peor. De hecho, en 2016 se realizó un estudio durante las elecciones en EEUU y casi 12 millones de votantes, un 4% del electorado, creía en la llamada “conspiración de los reptilianos”. No puedo enfatizar lo suficiente lo mucho que esto me interesó: 12 millones de yankees creen que las élites mundiales son o están controladas por unos extraterrestres con forma de lagarto que se ocultan entre nosotros, camuflándose entre la gente, usando ropa de Balbi y comiendo bizcochos Don Satur. En retrospectiva, quizás ellos no entendieron que la trama de V,

Barack Obama pertenece, según la teoría sobre los reptilianos, al grupo que no es del todo humano y que por eso domina el mundo.

Invasión Extraterrestre era simplemente de ciencia ficción, y dedicaron su vida a detectar entre las multitudes a las personas que andan disfrazadas de humanos. Dividen incluso entre los “reptilianos de pura sangre”, que son aquellos que no han modificado su ADN, y los “reptilianos híbridos”, que como ya deben imaginarse son los que sucumbieron ante las mieles de aparearse con gente de sangre caliente y engendraron nuevas generaciones de seres más especiales que el humano común pero menos especiales que Thalía (que según los conspiranoicos mexicanos, no sólo es reptiloide sino que además oficia de Alma Mater de ese país para el resto de los de su tipo). Los creyentes (y adeptos) de esta teoría sostienen dos más: que durante mucho tiempo los reptiloides se ocultaron y que desde las sombras construyeron su poder usando a sus esbirros humanos (los Illuminati, que tienen nombre de banda de cumbia para niñes pero que son una especie de mezcla de masones con Steve Jobs); sin embargo, en los últimos años han preferido hacerse cargo de las tareas de sumisión desde roles más protagónicos. Es así como Barak Obama, Vladimir Putin, Donald Trump y la Reina Isabel lograron hacerse de todo el poder que se les confirió. No, no por la vía de sistemas preestablecidos de elección. Simplemente, por ser reptilianos. Eso explicaría la cantidad de años vividos por la reina o el hecho de que Donald Trump no pueda salir a la luz del sol y deba adquirir su

bronceado en una crema comprada en alguna perfumería de Queens. Hasta acá, todo esto me resultaba poco más que interesante. Entonces encontré un hilo de Twitter que hablaba de lo verdaderamente importante: los reptiloides se alimentan, sobre todo, de nuestras emociones. En esa lista de gente que vive para molestarnos, para generarnos sensaciones y sentimientos con los que se hacen más fuertes, más indestructibles, aparecen individuos que influyen en la vida de todos nosotros: Mark Zuckerberg, Michael Jackson, Walt Disney, Elon Musk, Justin Bieber, Angelina Jolie, Rihana, Beyoncé, entre otros.

En Argentina, la lista se hace sola: Mirta Legrand, Los Pimpinella, Claudio María Domínguez, Maru Botana, Iván de Pineda, Horacio Rodríguez Larreta, Adrián Suar, Marcelo Tinelli, Silvio Soldán, El Polaco, Valeria Lynch y Yanina Latorre. Twitter y Taringa aportan a esta lista. Disienten en algunas personas, pero estas son las indiscutidas. Elijo creer que tenemos aquí la punta para desentrañar los discursos de derecha que de a poco se van colando entre nosotros. No es que de pronto la gente quiera que nos gobierne (de nuevo) un club de amigos incompetentes.

A mis cuantiosos fans

Habrán notado, como buenos y fieles seguidores de esta columna, que desde hace un par de semanas ha pasado a llamarse“No soy un robot”. Esto ocurre por varios motivos, pero son dos los que puedo compartir con ustedes. Primero, es para que se entienda de una vez y por todas que no pretendo aquí esbozar ni una sola idea completa y acabada, ni erigirme como nuevo pilar moral de la nación, sino solamente hacer reír un poco (sobre todo si es esa risa incómoda y natural que nos surge sin que la podamos evitar). En segundo lugar, porque a partir de ahora

esta columna formará parte del multiverso de Belén Degrossi, que contará con una saga de once libros auto-exploratorios que se llamarán“Acepto los términos y condiciones”, dos talleres presenciales que podrán ser encontrados por el título“Cómo pagar el mínimo de la tarjeta y vivir para contarlo”y mi propia gira por el país con la obra“Billetera Santa Fe: el musical”. Les pido que me acompañen, me consuman y más que nada me protejan de mi misma cuando empiece a ceder bajo el peso de mi propia fama y mi ascenso astronómico en el mundo del espectáculo.


AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

LITERARIAS | PAUSA

OTRO YO MISMO

MÉDIUM

Coleccionar

Calibrama Por Analía Giordanino

Por Mari Hechim “Porque, ¿qué otra cosa es esta colección sino un desorden al que se ha adaptado el hábito a tal grado que parece orden?”. Walter Benjamin. No a todo el mundo le interesa coleccionar objetos. Hay como un espíritu de coleccionista, que te lleva a buscar, y, eventualmente, a encontrar cosas de la misma clase que te resultan particularmente atractivas. Por ahí ocurre que algo te causa una fascinación y querés tenerlo al alcance de la mano, o de la mirada. En realidad, más que tener algo que te gusta, lo que te motiva es atesorarlo, es decir, no simplemente que esté cerca de vos, sino también que nadie se puede atrever a moverlo de lugar o tocarlo demasiado. Cuando yo era chica iba bastante seguido a la casa de mi abuela, y solía caminar mirando el suelo. Si veía un clavo, oxidado y viejo, que se habría desprendido de su función de unir y quedaba allí, suelto, yo lo alzaba y me lo guardaba en un bolsillo. Siempre encontraba cosas interesantes, como retazos de un documento o revista, piedritas, pedacitos de vidrio, hojas de árboles de formas caprichosas, tornillos: el colmo de la buena suerte podía ser encontrar una moneda. Hay otra manera de atesorar objetos, que, en este caso, poseen la particularidad de retener en él la memoria de un ser querido. Una silla algo desvencijada pero que el padre usaba para tomar mate; el cardigan de hilo azul cuyo tejido con arabescos la madre amaba llevar: en el objeto queda vibrando una vida que se fue, pero el depositario ve en él un pasado transformado en presente perpetuo. De grande, colecciono todo tipo de cosas. Por ejemplo, cafeteras de porcelana. Sólo tengo tres, porque son muy caras. Pero la forma de ese objeto me

encanta. Digo tres, y podría haber dicho cien; la cuestión es que una colección nunca está cerrada, y, obviamente, no sirve para nada. Es decir, desde el momento en que junto cafeteras, este utensilio se aleja de su función principal, que es contener el café para servirlo y tomarlo. Siendo parte de una colección, sólo sirve para que yo lo admire. También colecciono cucharitas. Mi hermano, que vive en Suecia, en cada viaje me trae un montón. Tengo tres vasos de vidrio llenos de cucharitas. De nuevo, no sirven para revolver un té de modo de diluir el azúcar. Sólo están ahí porque me gustan. También colecciono anillos. De distintos materiales y formas. Pero siempre uso tres, y sólo los que son sencillos de llevar en los dedos de las manos, cosa de que no se enreden con el pelo, ni sobresalga una piedra que puede entorpecer los movimientos en el teclado, por ej. Hay quienes dicen que el coleccionista quiere imponer un orden donde el desorden de las cosas tiende al caos. Puede ser. Los objetos son consistentes. Y si van de mano en mano para ser utilizados por las personas, entonces el objeto detenido, el objeto en quietud, es doblemente sólido y estable. Por otra parte, si pensamos que el planeta gira a una velocidad altísima, arrastrando consigo la atmósfera, por eso no lo percibimos, podemos pensar que todo cambia en el mundo segundo tras segundo. Si tuviéramos plena conciencia práctica de ello, la vida sería insoportable. Necesitamos rutina. Necesitamos que mañana el sol salga por el este. Que todas las mañanas podamos hacernos un café. Que las cosas estén quietas. Y que estén allí al otro día, significa que existe el futuro. Que el caos se puede controlar, y, por lo tanto, podamos hacer planes y proyectos a cumplir en el porvenir. Y es muy valioso que así sea, porque también sabemos que basta un gesto, un accidente, un aburrimiento de la Tierra que la detenga, para que todo salte por los aires.

Mi mamá y mis abuelos hacían tareas que para mí eran un misterio: almidonar, planchar, hacer arroz con leche, budín de pan o un guiso. En todas hay un cambio de la materia de un estado a otro: para almidonar hacía falta almidón con agua en dosis equilibradas, así como para planchar al vapor hacía falta el balance de la humedad en el trapo o para el arroz con leche, el ojo puesto en el espesor de los líquidos que hierven, en el azúcar quemado. Los amarillos que asaba mi abuelo en el patio venían con la fragancia del río y se iban embebiendo en limón y ajo. Esas conversiones de lo crudo a lo cocido, de lo arrugado a lo liso, del líquido a lo espeso, son acciones que siguen siendo un misterio para mí. Cuando cocino, no deseo saber todo. Quiero la imperfección de hacer una y otra vez, hasta el punto preciso. Ese ensayo y ajuste, ese calibrama, movilizaba la lengua familiar: ¿le faltará largar más jugo? ¿tiene suficiente azúcar? Para la próxima habría que hacer más ensalada criolla. A mí me gusta más caldudo, con más papa. En los noventa mi abuelo cocinaba con maestría, administran-

do la única entrada de la casa, su jubilación. Nada se iba, todo se quedaba en casa, transformado en golosinas sabrosas que alimentaban la panza: pencas fritas de acelga pasadas por huevo y pan, torrejas de arroz, paté para untar, pucherito de gallina. Mi hermano hacía tortas los fines de semana, tenía mano para batir y rociar con las claras hechas espuma. Pero en los noventa, dejamos de mover la lengua. No más calibrama: comíamos rico, pero era la cantidad y la durabilidad de los alimentos lo que valorábamos. La pizza, de masa casera. Aprendí a amasar y a guisar. En los dos mil, cuando me fui a vivir sola, podía pagar el alquiler y los impuestos y comer con lo justo. Todos los recursos de la cocina estuvieron para alimentarme. Lo que sabía sobre los alimentos también fue (sigue siendo) un conocimiento preciado. Invoco a veces esos sabores en mi memoria porque sí, sin cocinarlos. Me traen a quienes me enseñaron a cocinarlos, por eso los invoco. Haría un taller de relatos de comidas familiares, para volver a ese calibrama. Por ejemplo: los huevos, sacarle galladura blanca, hacerlos romper en el borde del plato y lograr el golpe seco que abre en dos y deja resbalar el interior. Verlos acomodarse como átomos chocando entre sí, una maravilla amarilla y transparen-

15

te. Después rociarlos con varios puñados de azúcar que se agarran a esa envoltura brillosa que tienen los huevos, batir hasta que se disuelva y el azúcar no raye el fondo del plato. Ahora un chorro oscuro de vainilla, cómo llena la nariz de madera dulce, florecida. Ahora se echa la harina de la taza. Plop, integrar envolvente con la espátula, dejarle globos de aire para que respire y se hinche. Los grumos son hermosos de pelear, se disuelven y la masa cremosa dan ganas de probarla. Un dedo hundimos en la crema y la lengua dice está muy rica. Media taza más de harina, los vamos a freír en grasa ¿pero le ponemos pasas o quedaron nueces? Pocas, le ponemos lo que queda, igual huelen dulces y agrias, me como una porque no aguanto. El polvillo de las nueces picadas también lo hecho adentro, la masa queda con lunares. Vos no freís, porque la grasa quema, lo hago yo. Me quedo a escuchar cómo bullen y se doran, abuela. Te veo cocinar que es como verte bailar, salen los buñuelos de a uno, con hilitos que parecen fuego, como debe ser el sol si estira los rayos, en lenguas. Salen humeantes, me queman las yemas de los dedos, esperá que se enfríen un poco. Parto al medio y soplo, ffu, ffu, ffu, la boca se llena de masa suave y explota explótame expló el crocante entre los dientes.

VARIOPINTA: 10 AÑOS

Dinosaurios Por Alejandra Zina (*) Mi sobrino tiene cuatro años y lleva la mitad de su vida admirando a los dinosaurios. Como tantos otros chicos, tiene muñecos, tiene libros (alguno se lo regalé yo), ve películas y videos en YouTube y tiene la obsesión y la voracidad de saber. Está estrenando el mundo y le apasionan esas criaturas de los orígenes. Se me ocurrió que el museo del Parque Centenario era el lugar ideal para nuestra primera salida a solas, en especial la sala de paleontología. Y allá fuimos. Antes de entrar sentí su ansiedad y su miedo, las ganas de ver a sus animales preferidos, pero no vivos. Le prometí que no los vería vivos y entramos. Hubo una caminata excitada entre las peceras del acuario hasta que llegamos a la sala principal y encontramos a toda esa familia de huesos portentosos, alas de varios metros desplegadas en el aire, colas y cuellos

larguísimos, garras, mandíbulas, dientes, aletas, colmillos. El amante de los dinosaurios estaba en éxtasis y me hizo leerle todos los cartelitos, había llevado uno de sus muñecos y lo comparamos para ver a cuál se parecía. El de mentira y los de verdad. De a poco fuimos entrando en un tema más espinoso, por qué las especies se matan y se comen entre sí. Una inquietud que se transformó en cuestión vital y centro de la visita. Quién mata a quién y de qué manera (colas venenosas, mordidas, garras). Al final todos los animales se matan entre sí para comerse. En su razonamiento no había lugar para la excepción, o la excepción era tan poco interesante que quedaba descartada. ¿A quién le importan los bichos que comen pasto? ¿Qué gracia tiene ser animal y no matar a nadie? Su dinosaurio favorito fue, sin duda, el que tenía en la boca a otro que arrastraba ya muerto. Visitamos las otras salas del

museo y seguimos hablando de la muerte. Ese era el tema. Pero volvimos a los dinosaurios. Recorrimos cada vitrina, cada dibujo, cada huesito. La infancia tiene esa forma de ser minuciosa, perpleja y leve, donde las preguntas se repiten como si nunca se hubiesen pronunciado. Una vez y otra vez. Me pregunto ahora por la felicidad de ese domingo juntos, la suya y la mía. La vida que vivimos es pesada, apenas la salva el humor desencantado de la ironía. Nuestra meta debería ser volver a esa levedad original, por fuera del toldo sombrío de las decisiones. Los dinosaurios de la infancia no tienen nada que ver con los dinosaurios de los adultos. Me animaría a decir que son casi lo contrario. El recuerdo persistente de que todo en cualquier momento puede terminar. (*) Del libro Íntima distancia, editorial Dábale arroz, Buenos Aires, 2021.


16

AÑO 14 - Nº 290 | JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

PAUSA | COCOLICHE

El tiempo está después Por Adrián Brecha H.G. Wells planteaba que“tal vez aprender a manejar la máquina del atrevimiento, para viajar instantáneamente a los límites de la vida inmediata, para fundar de vez en cuando un breve paraíso sin porvenir ni pasado, sin el doble chantaje de la nostalgia y del miedo”sería mejor que otros viajes. Pero qué seríamos sin pasado... Si la máquina del tiempo fuera una realidad y estuviera al alcance de la mano por fuera de todas las paradojas físicas ¿adónde viajaría? No sé qué les pasa a ustedes. Cuando suelo preguntar a las personas que me rodean, por lo general me responden que no votarían a Milei y que si pudieran elegir, optarían por el viaje al pasado. Claro, la vida no es un test por más que nos gobiernen los algoritmos que les generan ingresos excesivos a personas que concentran la riqueza en modo faraones y que si bien no nos piden pirámides, quieren explorar el espacio exterior, colonizar Marte y hacer minería a galaxia abierta. Sí, esos serían los primeros en sacar un pasaje al viaje en el tiempo. Viajar al pasado implica ir hacia un lugar que conocemos o al menos creemos conocer. La "paradoja del abuelo peronista", plantea un escenario en el que un nieto viaja al pasado para matar a su abuelo antes de que tuviera a su padre. El problema es que, si mata a su abuelo, el viajero nunca podría haber nacido. Si no puede nacer, no puede viajar, así que el viaje en el tiempo tampoco sería posible. Están quienes viajan a reparar cosas como si la máquina tuviera una mecánica temporal que pueda ser mejorada. También hay turismo de época, quienes desean conocer a la humanidad antes de las guerras. Conocer el espíritu rebelde de los años 60 siempre está entre las opciones elegidas. Donde los sueños de revoluciones tenían otro clima, con colores saturados de posibilidades. A medida que baja la edad de quienes son consultados pueden optar por moverse a los años 80. Sí, el glam tapa al capitalismo financiero. Nunca falta el turista bagallero, que viaja al pasado a comprar cosas más baratas o insumos de mejor calidad sin obsolescencia programada. El viajero arbolito que quiere ir a los 90 a buscar que la convertibilidad le solucione las vacaciones. Hay quienes sueñan con volver al pasado con un machete que registre todos los juegos de azar para salir de la rutina laboral. No falta el viajero que se centra en modificar resultados deportivos, que por lo general buscan títulos mundiales. Nunca falta el viajero meritocrático que quiere ir a antes de 1945 o si le da la nafta a 1880. Por lo general viajan en una Hilux.

@periodicopausa

periodicopausa

Periódico Pausa

www.pausa.com.ar


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.