Pausa 268

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Pausa periódico quincenal

AÑO 13 - Nº 268 SANTA FE, JUEVES 25 DE MARZO DE 2021 EDICIÓN DE 16 PÁGINAS PRECIO: $100

Ilustración: Manuel Manso


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AÑO 13 - Nº 268 | JUEVES 25 DE MARZO DE 2021

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La quincena

Cannabis La Cámara de Diputados mexicana aprobó la legalización del uso recreativo del cannabis, por 316 votos a favor y 129 en contra. Sin embargo, la iniciativa volverá al Senado por algunas modificaciones menores que sufrió el texto. La propuesta permite la portación lícita de hasta 28 gramos de marihuana por persona y autoriza el cultivo casero de hasta ocho plantas, pero veta el acceso al cannabis a menores de 18 años y el consumo en áreas de trabajo y oficinas. El 12 de enero último el gobierno de Andrés López Obrador reglamentó su uso medicinal. Se estima que hay 18.000 presos en México por haber sido encontrados con cantidades menores a los 28 gramos. Ahora, una cláusula transitoria habilita su inmediata liberación. La sesión legislativa incluyó la discusión de 215 reservas y propuestas de modificación, pero el texto fue aprobado finalmente en general por 316 votos a favor, 129 en contra y 23 abstenciones. Entre las modificaciones intro-

ducidas aparece la negativa a crear un instituto regulador del flamante mercado, como propuso el Senado, y dejar en cambio la responsabilidad en la Comisión Nacional contra las Adicciones, dependiente del Ministerio de Salud. La legislación pone a México en el camino de volverse el tercer país en legalizar el cannabis a nivel nacional para uso recreativo, después de Uruguay y Canadá. Los votos favorables fueron aportados por las bancadas del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y los partidos Verde, de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT). El proyecto había logrado media sanción en noviembre en el Senado, fue aprobado el martes en comisión en Diputados y atravesará sin dificultades su vuelta a la Cámara Baja. Andrés Manuel López Obrador llegó al poder defendiendo la legalización de la marihuana y otras drogas, como estrategia de lucha contra el crimen organizado.

Lula Da Silva 2022 Luego del escándalo generado por la filtración de mensajes que desnudaron el trabajo conjunto entre fiscales y el entonces juez Moro para condenar al ex presidente Lula Da Silva, un juez del Supremo Tribunal anuló todas las condenas por corrupción. Con esta decisión, Lula queda habilitado para enfrentar a Bolsonaro en 2022.

Además, el martes 23 el Supremo Tribunal Federal resolvió que el exjuez Sergio Moro, que fuera ministro de Justicia de Bolsonaro, fue parcial en la condena del expresidente en el caso del triplex de Guarujá. Los magistrados le dieron la razón a Lula en un recurso que presentó en 2018, cuando Moro aceptó entrar en el gobierno del Bolsonaro. El fallo podría tener

$57.997 para no ser pobres Según el Indec, en febrero una familia tipo de cuatro integrantes necesita casi 58 mil para no ser pobre. La canasta básica total del Indec, aumentó un 46,4% en el último año. La línea de indigencia se traza en ingresos de $24.575, un 42,2% más alto que en 2020.

Si bien la inflación global en la comparación entre febrero 2020 y 2021 es de 40,7%, las variaciones interanuales de las líneas de pobreza e indigencia son más altas. Así se revela cómo la inflación impacta más en los que menos tienen

Inversión de casi 370 millones de pesos STAFF DIRECTOR Ezequiel Nieva SECRETARIO DE REDACCIÓN Juan Emilio Pascual COLABORADORES Lic. Ramiro, Alan Valsangiácomo, Gonzalo Andrés, Ileana Manucci, Gastón Chansard, Mari Hechim, Marcelo Przylucki, Bautista Veaute, Lucía Guadagno, María Luisa Lelli, Mariángeles Guerrero, Agustina Lescano, Federico Coutaz, Analía Giordanino, Javier Gatti, Belén Degrossi, Mauricio Centurión, Rodrigo Barba y “Rebo” Pérez

Los artículos firmados no reflejan necesariamente la opinión del editor.

Propietario: Cooperativa de Trabajo Bajo el Fresno Limitada Director responsable: Ezequiel Nieva Domicilio legal: Lavalle 3447, Santa Fe Registro de la Dirección Nacional de Autor en trámite Impreso en DWP SRL, Ayolas 241 Bis, Rosario (Santa Fe)

Las mujeres y las disidencias sumaron 40 Puntos Violetas La provincia presentó el lunes 22 los 40 Puntos Violetas, una iniciativa que consiste en la apertura de espacios en 40 localidades santafesinas donde mujeres y personas LGBTIQ podrán acceder a los programas, iniciativas y políticas públicas de la Secretaría de Estado de Igualdad y Género. Cuenta con un financiamiento de cerca de 370 millones de pesos, en el marco del Plan Incluir. Con presencia en toda la provincia, en los Puntos Violetas funcionarán espacios de contención y asesoramiento, de articulación con organizaciones y asociaciones para proveer de herramientas teóricas y prácticas para el acceso al trabajo, la producción, el empleo y la autonomía económica de mujeres y disidencias; programas de ATR Juventudes y propuestas culturales, entre otras iniciativas. Además, allí se trabajará en la prevención y el abordaje integral de situaciones de violencia por motivos de género. En la presentación estuvieron presentes el gobernador Omar Pe-

rotti, la vigeboernadora Alejandra Rodenas y la secretaria de Estado de Igualdad y Género, Celia Arena. El acto se realizó en las instalaciones de La Redonda. Perotti señaló que “poner en marcha este programa es algo que deseábamos profundamente desde el primer momento que se definió tener un rango mucho más importante para hablar de igualdad, género, mujer y diversidades. Esa decisión tenía que plasmarse también con una firme decisión de avanzar en derechos e igualdad. Tener un presupuesto con perspectiva de género es un desafío porque nos interpela a todos”. Respecto del programa, indicó: “Creemos en el desarrollo y en la formación de los equipos locales. De nada serviría concentrar un equipo en Santa Fe o Rosario y sacarlo de vez en cuando a dar una vuelta por la provincia, seguramente llegarían tarde y mal, la cercanía es clave, donde se necesita trabajar en el día a día es cerca”.

35% Cifra mágica de la paritaria

Durante la última quincena, el Estado santafesino, en sus diferentes niveles, cerró el tramo central de sus paritarias con una cifra que coincide en todos los casos. Amsafe y Sadop por los docentes, ATE y UPCN por los administrativos y Festram por los municipales firmaron en sus negociaciones subas salariales por el 35% anual, a cobrar en tres tramos y de diferentes formas, en todos los casos con cláusulas de revisión cerca de fin de año. Todavía queda pendiente el acuerdo con los trabajadores más golpeados por pandemia, el sector de la salud nucleado en Amra y Siprus. De acuerdo al presupuesto nacional y al ministro de Economía, Martín Guzmán, se espera un 29% de inflación para 2021. Lo cierto es que en apenas dos meses, enero y febrero, ya se acumuló una suba de 7,8%. ¿Habrá reapertura paritaria para las fiestas?

consecuencias en otros casos de la operación de lawfare Lava Jato El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva recuperó el lunes 8 sus derechos políticos. El juez Edson Fachin, del Supremo Tribunal Federal, anuló todas sus condenas por corrupción. La anulación de dos condenas y otra tercera causa abierta beneficia a Lula, favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales del año próximo con una intención de voto del 50%.

Obra pública

Parque Mitre y El Birri, de mejoras Comenzó la puesta en valor del edificio de la Estación Mitre y de sus alrededores. Se invertirán 36 millones de pesos y en la primera etapa se hará una intervención integral en todo el predio. “La Estación Mitre forma parte de un nuevo frente urbano para la ciudad de Santa Fe”, dijo el intendente Emilio Jatón, que recorrió el lugar el 12 marzo. La primera etapa de trabajos durará ocho meses. Se trata de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, que durante muchos años, estuvo abandonado. A ese deterioro se suman los daños que sufrió durante un importante incendio a mediados de 2019. “El proyecto habla de un parque integral, del Parque Mitre, que se materializará en una segunda y tercera etapa. Eso será un espacio público para los santafesinos, como debió ser siempre”, indicó Jatón y anticipó que “estamos a la espera de que algún día pueda volver el tren, por eso vamos a reparar los andenes. Aquí está el Centro de Distrito, El Birri, La Baulera, van a convivir todos, pero este lugar forma parte de un nuevo frente urbano para la ciudad”. Los fondos (36 millones de pesos en una primera etapa) surgieron del pago que hizo una empresa de una multa por la demolición de un edificio patrimonial.


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La golpista, a la cárcel Las autoridades bolivianas confirmaron en la madrugada del sábado la detención de Jeanine Áñez, gobernante de facto de Bolivia, acusada de “terrorismo, sedición y conspiración” por los golpe de Estado de noviembre de 2019 que terminó con el derrocamiento de Evo Morales. “Informo al pueblo boliviano que la señora Jeanine Áñez ya fue

aprehendida y en este momento se encuentra en manos de la Policía”, anunció el ministro de Gobierno boliviano, Eduardo Del Castillo Del Carpio, en un mensaje en las redes sociales. Poco después de que se confirmara su detención, Áñez denunció mediante un tuit un acto de “abuso y persecución política” del Movimiento Al Socialismo. “Me acusa de haber participado en un golpe de Estado que

-9,9%

Caída del PBI en todo 2020 y Transporte, almacenamiento y comunicaciones (17,0%) e Industria manufacturera (7,7%) por su incidencia en el total. Después de caídas interanuales de 5,2% en el primer trimestre, 19% en el segundo, con el impacto total de la pandemia, y 10,1% en el tercero, el cuarto trimestre tuvo una merma de 4,3%, lo que indica que hay una leve recuperación en curso. El impulso viene siendo la inversión, que subió 14,1% en el cuarto trimestre, en comparación con 2019. El contraste es con un año sin pandemia, en el final del ciclo macrista. De hecho, la inversión es lo que menos cayó en todo el 2020.

Reemplaza a Gioja

Alberto Fernández también es presidente del justicialismo Alberto Fernández asumió el martes 22 la presidencia del Consejo del Partido Justicialista (PJ) a nivel nacional. Fernández reemplazó a José Luis Gioja en la conducción del peronismo. Entre sus objetivos centrales para esta nueva etapa se encuentra la idea de “modernizar el partido” y darle una estructura “más ágil”. La renovación de autoridades partidarias se produce luego de casi cinco años de mandato de Gioja. Dicha etapa estuvo marcada por la di-

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Hora libre

La quincena

El Indec estimó que el PBI de 2020 estuvo un 9,9% abajo del de 2019. En el último trimestre se produjo la menor caída del año en la comparación con 2019, indicando una lenta recuperación. El producto está en los mismos niveles que en la crisis de 2009. Todo cayó: el consumo privado se contrajo 13,1% interanual, la inversión cayó 13%, las exportaciones 17,7%, las importaciones 18,1%. De los 16 sectores actividad, 14 mostraron caídas, sobresaliendo la de Hoteles y restaurantes (49,2% para atrás) y Otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales (38,9%) por su magnitud,

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visión del peronismo tras la derrota del 2015 y la intervención judicial en 2018. Fernández asumió con una lista denominada “Unidad y Federalismo”, que representa a los distintos espacios dentro del movimiento justicialista, incluidas agrupaciones como La Cámpora, que había quedado afuera del PJ en 2016. Desde Santa Fe, son parte de esta nueva etapa el gobernador Omar Perotti y el ministro de Defensa, Agustín Rossi.

nunca ocurrió. Mis oraciones por Bolivia y por todos los bolivianos”, señaló. La orden de detención de Áñez, de cinco ex ministros y seis jefes militares, fue emitida el viernes por la Fiscalía General del Estado de Bolivia en el marco de la causa por el golpe de Estado de 2019, que derrocó al entonces mandatario Evo Morales, y que dio paso al período de facto entre noviembre de ese año y el mismo mes de 2020.

Chau El ex diputado Jorge Lagna asumió en el Ministerio de Seguridad tras la fallida experiencia de Marcelo Sain, que duró 15 meses. La salida de Sain estaba cantada tras la difusión, días atrás, de un audio en el cual trata de “negros pueblerinos” a los policías de Santa Fe y, a la vez, intenta descalificar a la provincia al compararla con Uganda, en una doble injuria prejuiciosa y racista. “Tenemos una decisión férrea del gobernador Perotti de encarar el problema de la seguridad”, sostuvo Lagna, ex diputado provincial del PJ y ex funcionario municipal de Venado Tuerto, quien se venía desempeñando como secretario de Gestión Institucional y Social de la Seguridad. Con más anuncios y diagnósticos que resultados concretos, Marcelo Sain dejó la gestión a 15 meses de haber asumido, a poco de que inicie la campaña electoral.

“A vos que no te cuesta casi nada…” Por Licenciado Ramiro El otro día un amigo, porrón mediante, me contó que a un amigo de él le habían ofrecido un laburo copado y que el loco tenía muchas ganas de hacer desde hace rato. “¡Qué bueno!”, pensé y le propuse pedir otra birra para celebrar por su amigo. “Sí, pero gratis. Le dijeron que no había plata”, me respondió antes de pararse para ir a buscar esa fresca. Obvio que brindamos igual. Eso dio pie a que me pusiera a pensar en el célebre refrán que reza que “de la muerte y de que te pidan un trabajo de onda o gratis no se salva nadie”. ¿Qué tiene de malo eso? Todo. ¿Por qué? No sé, pero igual voy a escribir esta columna tratando de fundamentarlo. En primer lugar, está mal porque “trabajo gratis” es un oxímoron, una contradicción lógica y flagrante; una paradoja de esas que podrían alterar la continuidad espacio-temporal. Imagínense el respeto que le tengo yo a la lógica, que por esta misma razón no tomo mates de té (si es mate no es té, y viceversa; dicta la Ley Lógica de no contradicción), así que mucho menos voy a considerar como algo positivo trabajar gratis con lo poco que me gusta agarrar la pala. En segundo lugar, trabajar siempre implica favorecer a alguien al tiempo que quien trabaja también lo hace. En otras palabras, sería intercambiar un beneficio por otro. Si no se produce ese intercambio, entonces el laburo se transforma en una “gauchada”. Y así como Macri y Scioli no eran lo mismo, trabajar y hacer un favor tampoco lo son. Por favorecer, la RAE entiende que es el “acto que se realiza para ayudar, complacer o prestar un servicio a una persona por amabilidad, amistad o afecto”; mientras que al trabajo lo define como una “ocupación retribuida” o como el “esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza”. Digamos que “riqueza” es una exageración y conformémonos con “beneficio”. Burdamente podríamos concluir que el trabajo de onda es hacer un favor, porque si fuera un trabajo se remuneraría. De otro modo, no es trabajo. Y si no es trabajo, entonces no esperen que haga como si lo fuera. Ya les dije lo que me pasa con las paradojas y con agarrar la pala. En tercer lugar, es dable afirmar que no todos los trabajos, profesiones u oficios son víctimas por igual del tra-

bajo ondístico. Hay algunos que nunca son solicitados sean hechos de manera gratuita y otros sí. Como dice mi amigo el de los porrones: “Nadie llama al plomero con la idea de no pagarle. Nadie le dice que haga su trabajo para mejorar su Currículum”. A un arquitecto no le pedís que te haga gratis el plano de tu chalet en el country. Tampoco le pedís a tu amiga la cirujana que te extirpe el yeyuno-íleon de onda. A lo sumo le pedís que te firme un certificado para no ir a laburar. O le pedís un turno para que te dejen cruzar el túnel Subfluvial en pandemia. Hay otros trabajos, en cambio, que no gozan de ese privilegio. “Che, a vos que no te cuesta nada…”; “Escuchá, necesito que te hagas un dibujo de esos que seguro no te llevan nada de tiempo”; “Hey, vieja: a vos que te sale bien escribir coso…” o “Mi sobrino rinde en marzo Ética y si no la saca repite. Vos que sos profesor, ¿no le darías una mano?”, entre otras son la excusa para pedirme no solo que trabaje gratis sino además para conceptualizar mi trabajo como una pavadita o una cuestión de un ratito. Entonces, así como hay ciudananxs de primera y de segunda, pareciera que también hay trabajos ondísticos que cuadrarían en la misma clasificación: estarían los laburos a los que nunca se les exige favores, por un lado, y dentro de los que sí admitirían concesiones los que implican solo una “firmita” y un poco más abajo las Ciencias Humanas o Sociales. No sé qué pensarán ustedes sobre los privilegios, pero yo solo los admito si me benefician. Y si no lo hacen los considero una desigualdad social. Y ahí protesto como estoy haciendo ahora. Saber escribir, saber dibujar, tener una opinión formada, dar un diagnóstico médico, recetar, saber meter la mano en la mierda para destapar una cañería, saber que se escribe Peirce y no Pierce, liquidar impuestos o administrar un consorcio; o sea, ser “experto/a” no son virtudes innatas: son productos de años de formación y experiencia; de ensayo y error; de tiempo invertido en transformar un golpe de suerte en un trabajo. Y eso tiene un valor dado por conocer la diferencia entre el azar y el método. Si no lo tuviera lo podría hacer cualquiera y no habría necesidad de pedirle al otrx un favor, de pedirle algo que el otrx posee y yo no. Y si con todo esto no los convencí, pregúntenles a las amas de casa qué opinan de laburar de onda.


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Coronavirus: la segunda ola Campaña de vacunación

Ya hay más de tres millones de inoculados en Argentina En 11 semanas, desde el 2 de enero hasta el 20 de marzo, el 5,61% de la población argentina fue inmunizada contra el coronavirus y el 1,34% ya recibió la dos dosis de las vacunas. En Santa Fe, ese porcentaje llega a 5,55% y 1,24%, respectivamente. El distrito que más avanzó fue la Ciudad de Buenos Aires, con el 7,99% de la población inmunizada. Las peores cifras se observan en Entre Ríos y Corrientes, que están en los peores puestos tanto en la cantidad relativa de vacunados como en la eficacia para aplicar las dosis. Nueve provincias utilizaron más de 80% de las vacunas que tenían disponibles, el promedio general de Argentina está muy cerca de esa cifra también. En otras palabras, se necesita disponer lo más rápido posible de más dosis para poder retomar el ritmo de vacunación que se había logrado en la primera semana de marzo. Para cumplir ese objetivo, el gobierno nacional se aseguró una nueva partida de vacunas Sputnik V. También deberían llegar tres millones de dosis de Sinopharm en

las próximas semanas. La mala noticia: las vacunas de Oxford Astrazeneca llegarían recién en mayo. Desde la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana se explicó que el laboratorio Liomont, responsable del envasado y distribución final, todavía no cumple con los requisitos regulatorios. De hecho, México está solicitando vacunas de Oxford Astrazeneca a Estados Unidos y Europa, mientras que el laboratorio argentino mAbxience sigue produciendo a granel el antígeno. En paralelo, cuatro vacunas contra el coronavirus que ya se aplican en nuestro país (Sinovac, Pfizer, Moderna y AstraZeneca) están siendo probadas en niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, una población que si bien la mayoría de las veces tiene formas asintomáticas o leves de la enfermedad, transmiten el virus como cualquier adulto y, en este caso, el principal objetivo de la inoculación es disminuir el contagio poblacional y asegurar la protección individual.

Pandemia y economía

Sin vacunas contra la recesión Mauricio Centurión

El impacto de la pandemia sobre la economía de nuestro país se puede medir de muchas maneras. Una de ellas, por la evolución del Producto Bruto Interno (PBI): según el Indec, cayó 9,9% en 2020 y se ubicó en los mismos niveles que durante la crisis global de 2009. No obstante, sobre fin de año se empezaron a observar signos de reactivación: en el cuarto trimestre de 2020 el retroceso interanual del PBI fue del 4,3%. Otro indicador que da cuenta del desastre económico son los salarios. El año pasado, solo tres gremios le ganaron en sus respectivas paritarias a la inflación, que fue del 36,1% a nivel nacional: los Vitivinícolas (40,3%), los Metalúrgicos (39,6%) y los Molineros (37,9%). Hubo otros

dos sectores que salieron “empatados” en la pelea entre precios y salarios: los bancarios y los trabajadores de los laboratorios. En el resto de las actividades, los trabajadores perdieron contra la inflación, en algunos casos por paliza, como la administración pública nacional que cerró 2020 con un aumento del 25% en cuatro cuotas, 11 puntos por debajo del índice de precios. Los datos fueron compilados por el Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma. En un informe reciente, señalaron que “tanto el empleo como los salarios sufrieron las consecuencias de una de las mayores crisis económicas de las que se tenga memoria”.

Coronavirus: un fracaso general La pandemia deja a la vista la incapacidad de

coordinar a las naciones frente a un destino común, la

inexistencia de organizaciones que puedan realizar esa tarea y la grave crisis ambiental que se avecina. Por Juan Pascual Como al pasar, el 16 de marzo el gobierno nacional emitió un parte de prensa sobre un encuentro del presidente Alberto Fernández, el ministro de Economía Martín Guzmán y la asesora Cecilia Nicolini con representantes de 18 fondos de inversión soberana, es decir, carteras financieras manejadas por los estados. Se mencionaron Vaca Muerta, el litio, la producción agropecuaria. Los fondos eran de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Estados Unidos, China, Japón, Baréin, Singapur, Kuwait, Italia, Omán, India, Brasil, Tailandia y Azerbaiyán. Por parte de los inversores, sólo se citó en el comunicado la voz del organizador del encuentro, Kirill Dmitriev, que valoró de la Argentina “la determinación en la lucha contra la pandemia”. “Es un ejemplo de cooperación eficaz para otros países en la región”, dijo el CEO del Fondo de Inversión Directa de Rusia, los que ponen la plata para la investigación, producción y comercialización de la vacuna Sputnik V. Cecilia Nicolini es la gestora principal del envío de dosis desde Rusia. Después de un largo período de propaganda mediática y denuncias judiciales contra la vacuna rusa, el 22 de marzo Juntos por el Cambio largó uno de sus habituales comunicados instando al presidente a aceptar las condiciones que Pfizer impone en los países que quieren sus vacunas. Entre otros requisitos, Pfizer pide que los estados se hagan cargo de toda responsabilidad, poniendo activos soberanos –como un glaciar o un acuífero– como garantías. Israel hizo un acuerdo sin condiciones con Pfizer y ahora está por llegar al 60% de la población inoculada. A cambio, entregó toda la información sanitaria de cada uno de sus ciudadanos. Pfizer es uno de los laboratorios insignia de los Estados Unidos, cuyo Departamento de Salud reconoció en su informe de 2020 haber presionado a diferentes países para que no compren la vacuna rusa, entre ellos Brasil y Panamá. En varios países de Europa se detuvo la aplicación de la vacuna de Oxford y Astrazeneca por algunos casos mortales de embolia. El porcentaje de muertos sobre el total de aplicados no dista mucho

del de Pfizer, una veintena en millones. El prístino The Guardian llegó a elucubrar que las acusaciones contra la vacuna inglesa eran una ofensiva continental en el marco del Brexit. La distribución de las vacunas en el mundo es completamente desigual y posee complejos problemas logísticos. No hay capacidad instalada para producir los miles de millones de dosis necesarias, hay escasez de botellitas para el envasado, hay dificultades en el mantenimiento de la cadena de frío y hay un puñadito de países que tienen garantizadas provisiones que multiplican varias veces sus poblaciones, mientras la mayoría del mundo mira atrás del vidrio y un grupito va recogiendo las sobras que puede. Y dentro de cada país con vacunas –porque basta leer uno o dos medios internacionales para relevarlo–, hay vacunatorios para privilegiados o privilegiados volando en jets privados para hacer turismo de pinchazo. La vacuna es la mercancía más sobresaliente que hayamos conocido. Todo el mundo la necesita inmediatamente y hay muy, muy,

La distribución de las vacunas en el mundo es completamente desigual. Solo un puñado de países tienen garantizadas sus provisiones. muy poca para vender. Entonces, de cualquier forma, hay que lograr que lleguen más vacunas, como si la vacuna fuese dulce jovencita o fornido chongo al que hay que seducir y atraer. En verdad, el atractivo que tienen las vacunas es uno solo: la patente. Es decir, lo que distingue a la vacuna como mercancía. Que toda la política, en todo el mundo, en todos los niveles, esté enfrascada en cómo conseguir vacunas antes que en cómo liberar las patentes indica cuál es el gobierno real del planeta y qué está haciendo con la humanidad en el trance más decisivo de su historia. Está haciendo guita.

Fetichismo

Para que un tótem o fetiche deje de manifestar al Dios, hay que profanarlo hasta que se convierta a la vista en el simple tronco de madera tallada que es. Lo mismo corre para la cruz o la mercancía. Para que el secreto de la vacuna se revele, hay que dejar de observarla como objeto de deseo y mostrar su mecanismo de producción, donde la patente ocupa el lugar distintivo. Si la vacuna es la mercancía que sintetiza lo que vendrá en el año dos de la pandemia, la fuerza y tiempo de trabajo –y su presentación como fetiche– fue la mercancía que sintetizó los conflictos y contradicciones del año uno, el año de las cuarentenas. El mundo vivió intermitentes y extensos paros generales sin que el sistema entrara en crisis en lo más mínimo. Todo lo contrario. Los trabajadores fueron reprimidos ferozmente en Francia, Alemania o Inglaterra mientras protestaban en contra de las cuarentenas. “No nos dejan trabajar” y “Que abran las escuelas”, fueron slogans que repitieron en todo el mundo, incluso por boca de líderes como Trump o Bolsonaro. La humanidad, en su mayor crisis, no puede pensarse más allá de su sistema, incluso al precio del contagio propio, del contagio de los seres queridos, del sacrificio. En el reverso se muestra que el verdadero pedido es por la continuidad de la explotación de la fuerza y el tiempo de trabajo. No se ha visto en el mundo marcha de trabajadores, sean organizados o no, para pedir por el Aporte Solidario Extraordinario, el IFE o el ATP, se llamen como se llamen en otras naciones. Los trabajadores nunca se presentaron –en ningún lugar del mundo– como seres humanos reclamando que se sostengan sus vidas por otros medios que no sea el de poder vender la pura fuerza de trabajo. Las protestas apuntaron contra la cuarentena, en tanto restricción de la libertad –siempre aparente– de vender la fuerza de trabajo en el mercado. Como ideal, el capitalismo fue salvado por los trabajadores. Pero, en lo concreto, los únicos países que sí volvieron a una dinámica económica de cierta proximidad con el pasado son los de Asia-Pacífico, los más pretorianos en el manejo de la pandemia. Para poder volver a encender


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Coronavirus: la segunda ola Andrew Testa / New York Times

Londres desierta. El aislamiento social dispuesto en casi todo el mundo en marzo de 2020 duró poco. Los estados mostraron sus limitaciones ante el poder y las presiones del mercado.

la máquina a pleno, hay que encerrar, controlar, restringir y reprimir al palo. Australia y Nueva Zelanda pisaron al virus por cerrar totalmente las fronteras y decretar cuarentenas absolutas en ciudades enteras ante la aparición de cinco o seis casos. Japón y Corea del Sur tienen seguimientos digitales de ciencia ficción sobre sus poblaciones, con reportes continuos de las personas desde sus celulares, que registran a cada segundo movimientos y conductas. Ajena al paradigma del individualismo liberal,

El atractivo que tienen las vacunas es uno solo: la patente, lo que distingue a la vacuna como mercancía. Y hay muy, muy pocas. China combina ambos formatos y suma encierros obligatorios de 15 días para visitantes. La contradicción es insoportable. Donde las oleadas vuelven y vuelven y aparecen mutaciones cada vez más malignas, las cuarentenas se disuelven y se regeneran bajo la imposible consigna de “convivir con el virus”. Contra toda la evidencia epidemiológica, sin tomar registro de ninguno de los países que sí tuvieron éxito sanitario y económico en el primer año, todos los países de Europa y América basculan entre el encierro obligado por el incremento exponencial de los contagios –cuarentenas forzadas por el terror y la muerte– y la

liberación casi total de las restricciones a la circulación –porque hay que ir a trabajar y guardar a les niñes en la escuela–, hasta que la curva de casos vuelve a acelerar. Así el virus no para y la máquina no termina de arrancar nunca. Comentarista

A no pasarse de rosca. Es evidente que los estados sólo pueden pelear entre sí por las vacunas o dejar a sus poblaciones en la intemperie; es evidente que el único modo de conseguir sustento es dejarse explotar o explotar a otro; lo otro que hay es cagarse de hambre y ya. No estamos para revoluciones, apenas soñamos volver a esa cruel ruina del pasado que llamamos “normalidad”. La humanidad sólo se puede plantear las tareas históricas que puede cumplir. Prueba de eso es la ONU. La Ilustración soñó con una institución mundial como camino a la paz perpetua entre las naciones. El acuerdo entre los países vencedores en la Segunda Guerra Mundial la volvió realidad, como mecanismo de mediación entre naciones con capacidad de demoler el mundo por bombazo nuclear. Un par de guerras, genocidios y delitos contra la humanidad después, el coronavirus terminó de exponer los límites de este intento de gobierno político unificado y racional del mundo. Las normativas de la ONU carecen de toda fuerza de ley. Como un faro, anuncia por dónde ir, pero no timonea ningún barco. Señala barbaries como las atrocidades contra refugiados o la destrucción del medio ambiente y marca los caminos a seguir, como en la pandemia. Es un metro moral; hasta el Vaticano sigue teniendo más alcance político. En su perfecta inoperancia, la

ONU prescribe la necesidad de cuidados y la recomendación de cuarentenas y nadie le hace caso, excepto cuando estallan las terapias intensivas. Denuncia como “grotesca” la brecha entre países ricos y pobres en la vacunación, pero su fondo de vacunas COVAX, destinado a los que menos tienen, de tan mínimo es inútil. Poco logra la ONU respecto de la liberación de patentes, menos todavía cuando recomienda a las naciones el cobro de impuestos extraordinarios a la riqueza mientras la desigualdad

La contradicción es insoportable: donde las oleadas vuelven y aparecen mutaciones más malignas, las cuarentenas se disuelven. entre los magnates y los pobres acelera al ritmo de la tos. Ni siquiera sirve para cumplir una de sus metas fundacionales: la Justicia global. La ONU hace surgir la Declaración de Derechos Humanos y los Tribunales Penales Internacionales como herencia de su íntima relación con los Juicios de Nurembeg, Esos juicios se produjeron entre 1945 y 1946 y condenaron a prisión o muerte a 24 jerarcas nazis por delitos que, hasta ese momento, no existían como tales, sino que se inventaron para la ocasión. No había una ley mundial que hablase de crimen contra la humanidad, ni existía la idea de genocidio. Se formalizaron para esos juicios.

¿Por qué la ONU no puede tipificar del mismo modo el delito de abandono de la humanidad? ¿Qué otra cosa sino es lo que hicieron Donald Trump y Jair Bolsonaro con las poblaciones de sus países? ¿Son ellos menos asesinos que el yugoslavo Slobodan Miloševic? Abandonar no es perder, tampoco desechar. El abandono es crear una población –sobre todo la pobre que se ve obligada a exponerse al virus– que está a la vista de quien gobierna, pero como algo dejado de lado. Si bien no tiene lugar el exterminio sistemático activo de la violencia armada, el abandono también es una acción que produce masacres. Repasar todas las tropelías sanitarias de ambos asesinos es agotador. Trump terminó enfermándose de coronavirus y Bolsonaro hoy tiene saturadas todas las camas de todas las terapias intensivas de todo Brasil, mientras que bajo su mirada surgió una de las mutaciones más contagiosas del coronavirus, la P1 o cepa de Manaos. Ambos países son los focos mundiales desde hace meses. Mientras tanto, puntualmente dos veces por semana, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director de la Organización Mundial de la Salud, nos cuenta cómo va la cosa a través de YouTube y Twitter. Who cares?

Para sus programas sociales en pandemia y con una desocupación récord que dejó chiquita la crisis del 30, Estados Unidos imprimió una cantidad inconmensurable billetes, clavando varios PBI de la Argentina por semana, a pura emisión. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que durante 2020 en América Latina el

total de personas pobres ascendió a 209 millones, 22 millones más que en 2019, llevando la tasa de pobreza extrema al 12,5% y la de pobreza al 33,7%. De no ser por los estados, el aumento de la miseria hubiera sido todavía mayor. Los gobiernos de la región implementaron 263 medidas de protección social de emergencia, que alcanzaron al 49,4% de la población, aproximadamente 84 millones de hogares o 326 millones de personas. Sin esas medidas, la incidencia de la pobreza extrema habría alcanzado el 15,8% y la pobreza el 37,2% de la población. El estado de excepción general de marzo de 2020 se pulverizó ante la lógica victoriosa y suicida del mercado; la demanda de planificación política continua cedió y el abandono de la población al virus se volvió el nuevo paradigma para comprender el epicentro de la pandemia. Eso no quiere decir que la política no haya respondido, con las pocas y precarias herramientas que tiene. En Argentina, el Estado a través del IFE puso comida en la mesa de millones de personas, el ATP sostuvo la mayor parte del sector privado sobreviviente, la capacidad hospitalaria aumentó cerca de un 50% de un saque y nadie tuvo que hacer cola en un pasillo esperando un respirador. Pero esa acción y ese contraste con el abandono puro y duro se borronea porque al final el cierre de empresas fue masivo, el crecimiento de la pobreza y la indigencia es inocultable y la cuenta de muertos supera las 50 mil personas. Para ponerlo en cifras: el Indec estimó que el PBI de 2020 estuvo un 9,9% por debajo del año anterior, por lo que el producto está en los mismos niveles que en la crisis de 2009. Los primeros dos años de pandemia muestran el fracaso del primer ensayo general enmarcado en la inevitable crisis ambiental que se avecina. La expansión mundial de una enfermedad zoonótica producida por el avance de la vida urbana sobre ecosistemas dominados por animales salvajes forma parte, en el sentido estricto, de la imparable degradación a la que sometemos a nuestro medio ambiente. Cada país hizo lo suyo, con más o menos esfuerzo, empatía, rigor o indiferencia. El resultado final de este primer ensayo general es desastroso y permite observar las líneas gruesas de lo que puede venir en las décadas que se avecinan. Pobreza a la intemperie clamando por un salvataje o una forma de zafar, magnates de riqueza incalculable protegidos y privilegiados, menguantes clases medias hundidas en cavernas iluminadas con un incesante y lánguido resplandor de pantallas, desigualdad extrema y creciente hasta el feudalismo. Incapacidad de coordinar a las naciones frente a un interés y un destino compartido y común, inexistencia de organizaciones que puedan llevar adelante esa tarea, el mercado capitalista y sus mercancías repitiendo ciegamente su básico algoritmo de destrucción y, encima de todo, una pila monumental de cadáveres.


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Coronavirus: la segunda ola

Nos quedamos en casa y qué pasó Plena de incertidumbres, la pandemia cumplió un año. Docentes de Psicología Social y sociólogas reflexionan sobre los cambios en las rutinas, la vida privada y la desigualdad. Mauricio Centurión

Por María Luisa Lelli “Quedate en casa”. La consigna, el pedido, el compromiso, la interpelación que desde el 20 de marzo de 2020 se ha replicado bajo un concepto central: fuera de casa hay un peligro. Para ilustrar la emoción del momento cabe solo recordar la desolación de las calles. Por lo tanto, el hogar se convirtió en un ámbito seguro de cara al “enemigo invisible”, pero no por ello la incertidumbre y la angustia dejaron de dominar el ánimo personal y social. El cometido de evitar la propagación de Covid 19, así como de contagiarse, supo alterar “organizaciones” y demandó sobrellevar el confinamiento con las muchas o pocas herramientas a mano. Un año después, las ciencias sociales ofrecen sus análisis sobre las implicancias de un suceso inédito y cuando, aún, no se sabe ni cuándo ni cómo terminará esta etapa en la historia de la humanidad. “La pandemia irrumpió en nuestra vida de una manera brutal, modificando nuestros estilos de vida por la idea de que el otro me podía contagiar y dañar. Y el hecho de estar encerrados produjo muchísimo dolor. En un principio hubo una mirada romántica, idealizada, en la que trabajábamos la solidaridad. Primero iban a ser 15 días y eso implicó ajustarse hasta ahí y un poquito más. Paso un año y, consciente o inconscientemente, trabajamos mucho en generar una nueva vida cotidiana lo más cómoda posible dentro de las condiciones que cada quien tiene”, analizó Mercedes Martorell, integrante del equipo directivo de la Escuela de Psicología Social Dr. E. Pichón Rivière de Santa Fe. En ese marco, la docente hizo hincapié en los relevamientos sobre el “sufrimiento psíquico” habida cuenta de “situaciones no resueltas, duelos no resueltos, mucho dolor y angustia” que emergieron durante el aislamiento. “El nuevo período también

En conexión Ya sea como nexo social y afectivo o como una entidad, las redes sociales no son nocivas o benignas per se. “Antes había un gran debate acerca de si la ciencia era sin ideología o apolítica. Con las redes pasa lo mismo. Es según para qué se usen –indicó Martorell–. Hubo redes que permitieron los encuentros familiares”, ejemplificó. En tanto Marmet resaltó que “es un aprendizaje que vino para quedarse y es bueno; sirvió para una organización sólida y muy fuerte”. En paralelo, “también está el caso de las personas que las usan para dañar”. En la primera cuarentena, la desolación se adueñó de las calles y el hogar se convirtió en un ámbito seguro contra el “enemigo invisible”.

está cargado de incertidumbre”. Y lo que no es menor: “Despierta nuevamente tensiones sociales”. La vacuna, el mejor ejemplo. Desde la perspectiva de María Angélica Marmet, integrante de la misma comunidad educativa, “lo romántico del inicio tiene que ver con que la pandemia nos igualó. Nos podía tocar a cualquiera. La fantasía fue que igualó y destapó una enorme desigualdad. Lo que a corto plazo entendimos es que estábamos en el capitalismo igual. Eso mostró cuál iba a ser el camino. El sistema tiene cómo defenderse y se potencia la disputa de poder, por la concentración y la apropiación. Eso impregna todas las instituciones y es un grave problema”, definió dirigiendo el foco hacia la “desorganización de las sociedades”, modificándose también “la dimensión de futuro y de planificación”. En ese sentido, ambas docentes reflexionaron en torno “al miedo a la muerte”. “Sabemos que nos vamos a morir, pero no sabemos cuándo. Ahora (con el Covid 19) esta

posibilidad se ve más concreta. Hay posibilidades de que te mueras aun estando sano/a –por las características de un virus del cual poco se sabía 12 meses atrás–. Mientras buscábamos cómo ayudarnos y entender lo que estaba pasando, el capitalismo se organizaba para que cinco países tuvieran todos los recursos para enfrentar la situación. Parte de esta organización conlleva que nos dividamos y confrontemos”. Por su parte, Sociología del Litoral Asociación Civil (SLAC) trajo al análisis “el modo en que se construyeron nuevas rutinas: uso de barbijo, distanciamiento social, utilización de alcohol, la limpieza de todos los objetos que ingresaban a la casa”. Todo ello en un contexto caracterizado por lo que “el gobierno definió como el ‘enemigo invisible’, en una estrategia de búsqueda de involucramiento de la ciudadanía. Así, se fue convirtiendo al virus en un adversario común, lo cual hasta despertó atisbos de patriotismo. Toda persona contagiada o extranjera, o argentina recién llegada al

país, se la trató como un ente problemático que debía ser controlado por la ciudadanía, por el cuerpo médico, incluso por la Policía”, plantearon Sonia López, Jimena García Fernández y Luciana Serovich, de la Comisión de Técnica y Ciencia de la SLAC. Dicho de otra forma: para las sociólogas lo que operó fue “una nueva autoridad que se consolidó con el paso de las semanas: toda la ciudadanía custodiaba para que el enemigo invisible no le gane la pulseada al país. Es decir, las medidas del Estado fueron eficaces porque sus discursos se tradujeron a numerosas autoridades individuales que monitorearon el cumplimiento de las normas”. Al desandar lo acontecido en los últimos meses, Martorell se refirió a la desconfianza personal y social en virtud de “tener sobrados motivos para temer a que nos pase algo porque nos han pasado sistemáticamente cosas. No hay una institución a la que recurrir y en la cual se confíe plenamente. También el estallido de las instituciones hace que

Sindemia: más allá del virus

A clases, ¿de qué forma?

“Esta pandemia no es solo un problema físico, biológico. Opera en la subjetividad. No es que a todos nos pasa de la misma manera. Por eso hablamos de sindemia. El Covid 19 actúa en cada persona según elementos prevalentes o no”, analizó Martorell. A propósito, su par Marmet subrayó el aprendizaje que implicó “salir del temor y la obsesión (en la limpieza de objetos y alimentos, por ejemplo) al recaudo; eso fue modificando los hábitos de la organización familiar”. No obstante, “recuperar un ambiente sereno, tranquilo y sin peligro nos

La reapertura de las escuelas y las discusiones en torno a la bimodalidad marcaron la agenda de los gobiernos. Martorell evocó lo ocurrido en Santa Fe con la inundación de 2003, cuando los establecimientos escolares fueron centros de evacuados. “Empezó a circular que los chicos estaban muy tristes porque no podían ir a clases y se confrontaba (ese sentimiento) con los inundados que estaban en las escuelas. Hoy, la pregunta es: ¿hay condiciones para que las escuelas estén abiertas o no?”. En palabras de Marmet, “la escuela

va a costar”, advirtieron. Y continuaron: “No cambió mágicamente el sistema, pero tampoco no aprendimos a vivir. El cambio no es mágico, tampoco es que no pudimos hacer nada. Fue un año muy costoso, de mucho padecimiento, que no es igual para todos los sectores sociales, pero también hubo solidaridad, organización colectiva y por abajo. Está corroborado que la organización de un sector siempre genera mejores condiciones de vida. Para poder cambiar hay que hacer un proceso de análisis crítico, con darse cuenta no alcanza”.

es necesaria como institución que organiza a determinadas edades y prepara para la inclusión en determinada sociedad. La escuela es otra institución que la pandemia desorganizó. La bimodalidad es un aprendizaje. Ni siquiera está explorado todo lo que se podría hacer con la bimodalidad. Que los chicos/ as tienen que estar en la escuela solamente, es pensar una organización social que hoy no puede existir”, amplió y acompañó la idea de “pensar creativamente qué es lo mejor que se puede hacer y qué es lo que hay que enseñar”.

no podamos confiar”. De modo que la dialéctica entre confianza y desconfianza encontró –en palabras de Marmet– su anclaje en la “hegemonía de la posverdad y la dificultad de creer en la ciencia”. “Todo eso abonó la idea de que podían vendernos cualquier cosa. Frente algo nuevo, el conocimiento es proceso. No existe lo automático, pero se creyó en el conocimiento automático. (Así) cualquier cosa calza por la desestructuración, porque se desorganizó la vida y no hay parámetros”. Su colega agregó: “No se pudo soportar que científicos no tuvieran las respuestas. La incertidumbre genera mucha angustia porque falta el soporte de la vida cotidiana”. Y si de vida cotidiana se trata bien cabe cavilar en torno a las esferas pública y privada, en tanto el hogar se convirtió en un espacio de trabajo, estudio y recreación, bajo una convivencia alterada. Para las docentes de Psicología Social, el reto se observó en su propia tarea. “Formar y acompañar, cuando compartir un ámbito (físico) no era posible, cambió todo. Se veía cuando dábamos clases y había gente con la cámara apagada porque no quería o no podía mostrar. El problema está cuando hay un solo aparatito para un montón. Los bienes internos y los lugares de ese ámbito empezaron a ser disputados (hijos/as con clases, parejas con trabajo). Eso no transcurrió sin tensiones familiares y como no se puede salir tampoco se puede descargar. Es muy probable que las diferencias que antes estaban disimuladas, al tener que compartir más tiempo, pusieran en evidencia más las tensiones que los encuentros. Lo externo no solo se metió dentro de lo interno, sino que le modificó la pertinencia”, distinguieron Martorell y Marmet. Por su lado, el grupo de Sociolo-


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Coronavirus: la segunda ola gía puso el acento en dos “fenómenos contrastantes”. “Por una parte, existió un uso acelerado de los recursos digitales, que han llegado para quedarse y expandirse. La ‘re-rutinización virtual’ de la vida cotidiana nos mostró que a nivel institucional e individual, el mundo social continúa instalando en las conciencias la necesidad de establecer prácticas que nos brinden sentidos. Por eso seguimos haciendo actividad física, aprendiendo, trabajando, haciendo yoga y bailando en el interior del hogar”, precisaron las voceras de la SLAC. Al mismo tiempo, esgrimieron una lectura crítica a instancias de que “los recursos materiales y simbólicos para estar incluidos socialmente en este proceso de digitalización de la rutina no estuvieron igualmente distribuidos entre todos los grupos”. “La virtualización del ámbito escolar dejó en evidencia la desigualdad de acceso a las herramientas tecnológicas, agudizando las desigualdades que ya existían en la presencialidad. No solo por los recursos materiales que se precisaban, sino también porque no todos los alumnos tenían madres, padres o tutores que pudieran suplir el rol del docente”. En un carril similar se instala lo concerniente al mundo del trabajo. “La virtualización laboral también fue posible sólo para algunos sectores. En algunos casos, las dificultades se debieron a que determinadas prácticas laborales no podían llevarse a cabo sin la presencialidad. Y en otros casos, las actividades podrían haberse realizado en la virtualidad pero no todos contaron con el acceso a los recursos”. Serovich, García Fernández y López señalaron, además, las diferencias de género puestas sobre relieve. “Sobradas son las estadísticas que demuestran que fueron, fundamentalmente, las mujeres quienes se pusieron al hombro la educación de sus hijos e hijas y quienes debieron desarrollar tareas laborales y cuidar a su familia, al mismo tiempo y en el mismo ambiente”, recalcaron. “Transcurrido un año de pandemia, el temor subsiste pero las necesidades económicas y el hartazgo dan cuenta de comportamientos contradictorios. Por un lado, se agudiza la exigencia de estrictos protocolos y, por otro lado, se da un creciente incumplimiento de ellos ante la necesidad y el deseo de socialización presentes en la ‘juntadas’. Es decir, al comienzo del aislamiento existió un comportamiento más homogéneo. Hoy, priman las necesidades específicas de cada grupo social, en una sociedad sumamente individualizada y heterogénea. En ese sentido, las diferencias socioeconómicas agudizan las desigualdades porque se incrementaron la desocupación y la precarización laboral”, adujeron.

Ivana lo hizo de nuevo ¿Barbijo? ¡A donde vamos no llevaremos barbijo! Por Belén Degrossi Lejos han quedado los tiempos en los que nos parecía posible que la pandemia (y sus infinitas ramificaciones) provocara un sismo tal hacia el interior de las frágiles mentes humanas que pudiera derivar en la superación de la especie. Pues bien, esa vieja idea de que el coronavirus iba a sacar “lo mejor de nosotres” a flote, falleció con la rapidez con la que murieron miles de masas madre a lo largo y lo ancho del país. Fofas, flojas y con olor a pedo, nuestras expectativas se vieron subyugadas por la cruenta realidad: nada fermenta en el terreno de las frustraciones, la angustia y la incertidumbre. Nada, claro, a excepción de los discursos tóxicos y las salidas mágicas. En criollo: allí donde la masa madre no pudo crecer, Ivana Nadal triunfó. Que se entienda que no tengo nada en contra de Ivana Nadal. No la conozco, no se quién era antes de ser la chica que hace videos raros en Instagram y apenas si se quién es ahora. Pero algo en toda su performance me remite siempre a los viejos magos de circo que iban, de pueblo en pueblo, haciendo trucos baratos frente a las miradas ingenuas de quienes aún no conocían la luz eléctrica. El último mago o maga que habitó esta tierra fue la persona anónima que inventó el bidet y que probablemente murió en la extrema pobreza. Así pasa siempre con nuestros héroes, lamentablemente. La cuestión es que Ivana se dedica ahora a propagar frente a sus más de dos millones de seguidores de Instagram algunas ideas que podrían considerarse frescas y revolucionarias si no tuvieran tanto olor a “gente con privilegios que cree que tiene un alma de cristal porque nunca tuvo que ponerle agua al shampoo”. Ivana, con su agradable rostro, su cuerpo hegemónico y su tono de carmelita descalza, nos ofrece desde su plataforma de influencer una serie de tips para la vida, la salud, el amor y la igualdad que sólo podría aventurarse a seguir quien tenga una obra social al día. Predicando un discurso New Age en el cual el amor es la fuente de sabiduría eterna y etérea que puede salvarnos de todos los males (desde un orzuelo hasta el Covid), propone el tipo de discurso prefabricado y masticado que todes preferimos. Porque seamos en esto claro, sinceros, concisos: a nadie le gusta pensar. Realmente. A todos y todas nos gustaría poder encontrar el sentido de la vida en el horóscopo, la religión, las ideas de Ivana o la doctrina radical (si es que esto existe, no tengo pruebas de momento). Su último video, para quienes no lo sepan, comenzó con la sutil fra-

En su último video viral, la influencer la emprende contra su archienemigo el barbijo.

se: “La única realidad que existe es la que vos elegís vivir. ¿Existe el Covid? Sí, como diez millones de enfermedades más”. Ese fue el puntapié para que Ivana se explayara acerca de su más reciente enemigo: el barbijo. Así como lo leen. Ivana llega un año tarde a decirnos que el tapabocas no sirve. O que, en todo caso, el Covid es una ilusión a la que podemos mantener fuera de nuestro cuerpo si vibramos lo suficientemente alto. Lo más alto que yo he llegado a vibrar es aquella vez que viaje en el asiento encima de la rueda del 9 camino a la Ciudad Universitaria. No creo que Ivana se esté refiriendo a eso. A su entender, el barbijo no sólo es inútil, sino que (¡atención!) sentís cómo respirás aire caliente, como el dióxido de carbono da vueltas adentro del barbijo y vos te lo metés para adentro y lo sacás. Realmente Ivana jamás podría transitar el verano santafesino o santiagueño, si lo que ella considera mortal es el aire caliente que te queda detrás de la tela del tapabocas. Fallecería un 6 de enero en la esquina de Tucumán y 1º de Mayo mientras espera que aparezca algún remís. Pero lo preocupante no es que Ivana milite en contra de todo lo que, hasta acá, con sus bemoles, ha logrado que el sistema de salud no colapse. Lo preocupante es que Ivana milita a favor de cosas más nocivas. Su tesis, avalada por un puñado de libros de Brian Weiss mal leídos, es que todo puede curarse con amor. Hace un par de meses tiró, así como si nada, que si te enfermás, de lo que sea, es porque simplemente no le pusiste la garra suficiente. Maravilloso. Asumo, y en este gesto me desvisto de todo rigor periodístico (si acaso existiera), que Ivana posee una buena cobertura de obra social

y ninguna comorbilidad. También entiendo que al menos en su círculo más estrecho no existe nadie que corra peligro de vida si Ivana de pronto no vibra lo suficientemente alto, se chupa el reposabrazos de la butaca del cine y se pesca manso Covid. Llegado el caso, Ivana nos sirve de ejemplo para todas las recetas mágicas, incluida la vieja y conocida del neoliberalismo: podés adentrarte en el desconocido territorio de lo espiritual, lo new age y los fundamentalismos si contás con el respaldo de los bellos privilegios que te convierten en un ser de luz. ¿Se animaría Ivana a vibrar alto si no tuviera que recurrir después al vapuleado sistema público para tratarse de una apendicitis de urgencia? ¿Acaso nos invitaría a quitarnos el barbijo y despojarnos así de la primera barrera de protección si el resultado de esa epopeya no fuera a conducirnos a una cuarentena en un monoambiente de 32 metros cuadrados sin luz natural y sin ventilación cruzada? Lo dudo. De hecho, Ivana produce sus videos desde la comodidad de un hotel del tipo All Inclusive en México. Y nos lo muestra y nos enrostra su pulsera de papel de color que indica que es una VIP entre les más VIP del condado. No sabemos si llegó hasta ahí vibrando alto. Probablemente llegó presentando algún PCR con una oración sobre-escrita en crayón que dice que ella es un caso positivo de espíritu. Me recuerda mucho a un ex compañero de natación que solía decirnos que, en su paso por República Dominicana, adonde había ido en un dudoso intercambio del que poco sabíamos y sobre el que aportaba escasa información, había aprendido a nadar mejor. El agua de ahí, nos decía, era menos dura y por

consecuencia más amable a la brazada. Pero lo mejor era que según él eso lo había dotado de la capacidad de nadar desde el alma. Que despojado de la resistencia que le imponía el agua del acuífero guaraní, había logrado destrabar en él la capacidad de nadar, no ya con sus extremidades, sino con su ser. Un pánfilo atómico. Obvio que, en las prístinas aguas de República Dominicana, embebido en el alcohol de alta graduación que suele tomarse por esos lares, te parece que nadas desde el centro mismo de tu concepción atómica. En círculos y meándote en la zunga, probablemente. Pero el ser de luz jamás nos brindó ese tipo de detalles. Jamás nos brindó detalle alguno, de hecho. No supimos por qué se fue ni porqué volvió, ni cómo hizo un vendedor de pan lactal para conseguir semejante curro. Salvo, claro, que los panes de los que él hablaba no hayan sido precisamente para consumo familiar. Era comprador, el muy irresponsable. En dos minutos te vendía un buzón viejo sobre la base de un discurso de amor propio y meritocracia que te volvía medio pelotudo al instante. Si no le entregué todos mis activos fue porque en realidad no poseía activos. Siendo honesta, ni siquiera sé a qué se refieren cuando hablan de “activos”. Pero ahora me siento muy boba como para preguntar. Como pasa siempre en la vida. Mejor deberíamos preguntarnos por qué nacen, crecen, se reproducen y desaparecen las ivanasnadales et al. de vez en cuando y cuando las papas queman. Se asientan en los canales de noticias en las horas de la madrugada, en programas de cable y de radio que siempre llevan alguna cortina de Enya de fondo y mezclan papas con manzanas hablando del budismo, los valores cristianos, la medicina alternativa y, si así lo requiere el caso, el mismísimo Gauchito Gil. De Papá Noel para acá estamos programades para creer a rajatabla todo lo que se nos venda como una suerte de respuesta mágica y favorable frente a nuestras buenas acciones. Todes caemos en alguna, más tarde o más temprano. Sobre eso se sostienen la Iglesia Católica, las estafas piramidales, la lotería y Herbalife. A favor de Ivana diremos que, a diferencia de su predecesor, Claudio María Domínguez, al menos ella no encubrió abusadores. También agregaré, en este ejercicio sororo de no pegarle tan de lleno como podría, que el argumento a prueba de balas que Ivana usa para defender sus ideas es simplemente brillante y aplicable a todos los planos de la vida: el deseo, el amor, el trabajo y las discusiones sobre si es mejor el verano o el invierno. Frente a quienes la critican, Nadal contesta: “Me van a volver a atacar de todos lados y van a volver a decir que estoy diciendo pelotudeces. ¿Y sabés por qué es eso? Porque voy por el camino correcto”. ¡Quién pudiera vibrar tan alto como para tener ese nivel de paz mental!


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Asuntos públicos

Lo que mata es el extractivismo El trabajo “Cuerpo-Territorio” da cuenta de diez problemas ambientales y su impacto en la salud, entre ellas los incendios, la megaminería, la explotación forestal y el fracking. Mauricio Centurión

Por Lucía Guadagno María del Carmen Seveso nació en Maciel, provincia de Santa Fe. Estudió medicina en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y en 1977 se mudó al Chaco. Trabajó en hospitales y clínicas de Resistencia y Roque Sáenz Peña. Sus especialidades son la Toxicología y la Terapia Intensiva, entre otras. “Siempre me interesaron las enfermedades de los que trabajan, me parece algo muy injusto que se enfermen trabajando”, dice. Cargada de esa sensibilidad, en el Chaco dedicó su vida a denunciar los efectos de los agrotóxicos en la salud de la población. Explica que, en esa provincia, la red de centros de salud tiene una buena distribución geográfica. Pero que los servicios no lo son tanto. Entonces, apenas un caso se complica, lo mandan a Resistencia o a Roque Sáenz Peña, donde ella trabajó durante décadas. De ese modo, pudo conocer de qué se enferma la población de casi toda la provincia. Desde hace años, junto a otros médicos e integrantes de la Red de Salud Popular Ramón Carrillo, visitan pueblos y campos, relevan casos, hacen investigaciones y denuncian el efecto del modelo de producción agroindustrial basado en transgénicos y fumigaciones con agrotóxicos: cáncer, malformaciones, problemas respiratorios, en el sistema nervioso y en el sistema endócrino, entre muchos otros. Su tarea fue siempre a contracorriente en una provincia donde tanto funcionarios públicos como buena parte del sistema de salud mira hacia otro lado, calla y oculta. “Nos da mucha bronca”, dice Seveso a Pausa. “En general, los servicios de salud no profundizan, no tocan al paciente, no le preguntan nada

(menos aún visitan los lugares donde viven). Entonces las personas vuelven a su lugar de origen sin haber resuelto su problema”, relata. Lo que ocurre en el Chaco ocurre en todo el país. Los problemas de salud vinculados a la contaminación y a las actividades industriales o extractivas no son detectados, menos aún denunciados, por la mayor parte de los profesionales y trabajadores de la salud. Allí es adonde apunta el último trabajo realizado por el grupo Iconoclasistas junto al Instituto de Salud Socioambiental (InSSA) de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario. Se trata de un póster titulado “CuerpoTerritorio”, en el que se representan diez problemáticas socioambientales en Argentina y en Sudamérica y sus consecuencias para la salud. Las actividades seleccionadas son la agroindustrial, los feedlots, los incendios, la megaminería, las explotaciones forestales, el fracking, las salmoneras (redes para pesca intensiva), las hidroeléctricas y la extracción de hidrocarburos. La ilustración (disponible en la web de la Fundación Rosa Luxemburgo rosalux-ba.org) muestra los impactos en la salud que pueden producir cada una de las actividades. El trabajo es el resultado de relevamientos e investigaciones bibliográficas realizados por los participantes del curso “Introducción al análisis de los procesos de salud en contextos de extractivismos”, dictado en forma virtual por el InSSA durante 2020. Participaron trabajadores de la salud e integrantes de organizaciones sociales no sólo de Argentina, sino también de Colombia, Ecuador y Chile, entre otros países. El mapa muestra, por ejemplo, cómo la contaminación producida por la cría intensiva de ganado en

Las quemas intencionales causan intoxicaciones agudas, problemas respiratorios y cardiovasculares, según el mapa Cuerpo-Territorio.

feedlots puede generar inflamación en la piel, problemas respiratorios o enfermedades zoonóticas, entre otras. O que la extracción de hidrocarburos mediante la técnica de fractura hidráulica (fracking), puede causar distintos tipos de cáncer. Cada caso corresponde a un área geográfica determinada. “El curso estaba pensado para trabajadores de salud. A raíz de que participaron personas del campo de salud, pero también de organizaciones sociales y de otros sectores, queríamos tener un material que nos permitiera llegar específicamente al sector sanitario”, explicó Gabriel Keppl, médico y docente de la UNR. Keppl explica la dificultad que encuentran en que la medicina tradicional o hegemónica vincule los problemas ambientales con los problemas de salud. “Con este póster buscamos mostrar esa vinculación

que muchas veces permanece invisibilizada o que ni siquiera surge como pregunta o como posibilidad”, sostiene. “Por el momento es sólo el póster. Lo que estamos haciendo ahora en una segunda etapa es planificar talleres o actividades específicas para poder trabajarlo”. ¿Por qué se necesita sensibilizar? ¿No es evidente la realidad como para que médicos y trabajadores de salud puedan notarlo? “Médicos y médicas ingresan a trabajar en el sistema de salud, sea el sistema público o privado, y en realidad lo que se les exige es otra cosa”, sostiene Keppl. “Si lo único que les van a exigir es resolver problemas de salud individuales difícilmente estas cuestiones vinculadas a la salud socioambiental sean una preocupación o tengan herramientas para trabajarlas. Muchas veces se reconoce el aumento de casos de

una determinada enfermedad vinculada a alguna fuente de contaminación, pero cuando llega la hora de la acción concreta se quedan en la prescripción individual de algún tratamiento o de algún diagnóstico. Lo que falta es articular esa parte de los procesos biológicos individuales con procesos más generales, como pueden ser estas cuestiones socioambientales”. —¿Por qué ocurre esto? —Está todo cooptado por el discurso médico hegemónico sostenido por la industria farmacéutica. Entonces, lo más probable es que un congreso de psiquiatría organizado por un laboratorio para mostrar los últimos desarrollos farmacológicos tenga los cupos llenos. Y cuando proponés una actividad vinculada a los temas socioambientales, hay menos gente, cuesta más. Pero en el último tiempo eso está cambiando.


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Asuntos públicos Carolina Cazaux es médica, estudió en Buenos Aires y vive en Lago Puelo, Chubut, una región azotada por los últimos incendios forestales y por la amenaza de la megaminería. Participó del taller virtual del InSSA y considera fundamental cambiar la formación de los trabajadores de la salud para generar un pensamiento crítico. “Es necesario poder entender que los procesos de cómo se enferma una población necesariamente tienen que ver con las actividades que se realizan, con los hábitos culturales, con los vínculos. Si pensamos en la salud como un tejido social que tiene que estar sano, fortalecido, necesitamos que haya gente capacitada para trabajar desde esa perspectiva”, afirma. Señala que, en cambio, la formación que predomina en las facultades de medicina es la contraria. “Es una carrera mercantilista, fragmentada, que disocia. Se enseña a diagnosticar enfermedades y prescribir tratamientos.” Cazaux considera que, para los trabajadores de la salud, lo más cómodo es seguir esa línea, no cuestionar: “Poner en duda esa formación, ese sistema de creencias, genera conflicto”. Así lo vivieron en la Facultad de Medicina de la UNR los integrantes del Instituto de Salud Socioambiental. Uno de los casos más graves ocurrió en 2016, cuando autoridades de la UNR clausuraron con cadenas la oficina donde se guardaban las encuestas y resultados de los

campamentos sanitarios realizados en pueblos fumigados por parte de los mismos estudiantes de la universidad. Una actividad que formaba parte de la práctica final de la carrera, a cargo del médico y docente Damián Verzeñassi. Responsabilidades

Desde el Chaco, María del Carmen Seveso reconoce que parte del problema es el paradigma hegemónico. “La mayoría de los profesionales de la salud están esquematizados. Si empiezan a denunciar casos como las enfermedades por agrotóxicos pierden la estabilidad, se les desordena lo que aprendieron”, señala. “Pero tienen mucha responsabilidad, cuánto se podría haber evitado si más médicos denunciaran los casos”, reflexiona. Reconoce, asimismo, que denunciar es comprometedor y en algunos casos, genera problemas laborales. “En los pueblos los intendentes son los dueños de los campos de soja. Y hasta a veces son médicos también”, advierte. “Hubo casos de pediatras de hospitales públicos que recibieron amenazas por denunciar que los chicos estaban afectados por las fumigaciones”, cuenta. Jubilada pero activa, Seveso publicó el año pasado el libro “Resistiendo al modelo agrobiotecnológico. Para evitar la complicidad de las víctimas”, en el que sistematiza datos y casos relevados durante sus años de trabajo en esa provincia.

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Deportes

Una gloria olímpica y santafesina Alicia Kaufmanas participó de los Juegos Olímpicos de Tokio 64 y México 68. A pocos meses de la gran cita atlética de 2021, dialogamos con una protagonista histórica del deporte santafesino. Por Gastón Chansard

Malas actuaciones

Por estos días, luego de la reprogramación que confirmara el inicio de los Juegos Olímpicos a partir del 23 de julio, la información más destacada es que se les negará la entrada a Japón a los espectadores extranjeros que deseen asistir a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Un año después de lo estipulado, el mundo del deporte vuelve a llenarse de expectativas por la llegada de un nuevo Juego. Como hace 57 años, Tokio será la sede para establecer las nuevas marcas.

El medallero argentino en Tokio 1964 fue paupérrimo, el deporte albiceleste apenas consiguió una medalla de plata en equitación. Mientras que en México solo se subió dos veces al podio, con una medalla de bronce en boxeo y otra del mismo brillo en remo. El nulo apoyo estatal y las circunstancias políticas previas de un país sin libertades democráticas fueron el resultado de dos pobres Juegos Olímpicos.

Volver a Tokio Las dos bombas atómicas, la recuperación de la derrota de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de Estados Unidos entre 1945 y 1952 en tierras niponas ya eran parte de un pasado reciente. En el año 1964 Japón estaba en un desarrollo pleno y con un crecimiento económico que era mirado con asombro desde Occidente. Dentro del gran plan de recuperación el pueblo del emperador Hirohito le demostró al mundo que era capaz de organizar los Juegos Olímpicos en la ciudad capital, Tokio. Además, se convertía en el primer país asiático en organizar la máxima cita deportiva. Se calcula que la inversión total de aquella época rondó los 3.000 millones de dólares, suficientes para transformar la arquitectura y urbanística de una ciudad arrasada en una de las más avanzadas capitales del mundo. Fueron tan importantes estos Juegos Olímpicos, que se convirtieron en los primeros en ser televisados en color y transmitidos en directo, vía satélite para los Estados Unidos y gran parte de Europa. Además, fue la primera vez en utilizarse la “cámara lenta” y las computadoras para registrar los tiempos en las competiciones. En nuestra Argentina estábamos muy lejos de ver en directo alguna competencia y mucho más de la televisión a color. La radio y el diario eran los medios dominantes, los que, por ejemplo, le contaban a todo el país que una atleta santafesina, Alicia Kaufmanas, iba a representar a la Argentina en la disciplina atlética de “posta 4 x 100 llanos”. La joven de Velocidad y Resistencia era una de las seis mujeres que integraban una delegación compuesta por 102 atletas.

Historia presente Alicia Kaufmanas, la hija de una madre y un padre lituano que huyeron de la guerra, forjada por una enorme voluntad y un gran sacrificio es una mujer íntegramente deportista. Ya con 80 años y contenta porque el 16 de marzo recibió la primera dosis de la vacuna para contrarrestar el Covid-19, le cuenta a Pausa que el primer recuerdo que tiene de Japón es que “todavía no era pista sintética,

Alicia Kaufmanas (la segunda desde la izquierda) en una tradicional ceremonia del té japonés durante los Juegos Olímpicos Tokio 1964.

era de ladrillo, pero lo que más me llamó la atención era la organización que tenían los japoneses, eran exactos en todo, cada competencia no se demoraba ni un minuto, la Villa Olímpica era excelente y también recuerdo que nos llevaban a diferentes casas para mostrarnos la ceremonia del té, nos hacían arrodillar en la alfombra y participábamos activamente de esas ceremonias, era hermoso”. Toma aire y expresa: “¡La primera experiencia como olímpica fue una barbaridad!”. En lo estrictamente deportivo a la santafesina le explota en su boca

“Para clasificar pedían superar los 6 metros, así que me entrené y llegué a los 6,15. Hace 58 años que tengo ese récord en Santa Fe”. un nombre: “En ese momento tenía el récord Tatiana Schelkánova, una rusa, y para mí fue una satisfacción muy grande verla competir en Tokio y encontrarme con semejante ídola”. La soviética llegaba a los JJOO de 1964 con una marca de salto en largo de 6,70m, que la había conseguido en Moscú el 4 de julio de ese mismo año. Alicia, en diálogo telefónico, subraya: “Siempre participé en 100 metros y salto en largo, pero allá también hicimos la posta 4x100, y nos fue bastante bien”. La web oficial de la Confederación Argentina de Atletismo analiza la competencia de aquellas mujeres que participaron en diversas disciplinas con gratos recuerdos. “Tal vez, el

desempeño más lúcido de ese equipo argentino le correspondió a la posta femenina 4x100. Si bien no accedió a la final (quedó quinta en su serie con 46s.76), el equipo integrado por Margarita Formeiro, Susana Ritchie, Mabel Farina y Alicia Kaufmanas estableció el récord sudamericano, que recién pudo ser mejorado por otro equipo argentino con 44s90, once años después en los Panamericanos de México (y que todavía hoy, a 46 años, se mantiene como tope nacional)”. Kaufmanas recuerda que le tocó participar en el segundo tramo de la posta, “la primera fue Formeiro y después salí yo”. Además menciona que también compitió en salto en largo. “Antes de ir a Japón tuve que hacer récord argentino y sudamericano para poder llegar a los Juegos. En octubre del 63 hice una marca de 5,94, pero para clasificar pedían superar los 6 metros, así que me entrené todas las vacaciones para llegar a esa marca y llegué a los 6,15”. Con orgullo cuenta que esa marca a nivel provincial todavía no la pudieron romper, “hace 58 años que tengo ese récord en Santa Fe”. En la disciplina de salto en largo la argentina no logró clasificar a la ronda final y la rusa que tanto admiraba se quedó con la medalla de bronce. La historia de la atleta de la capital santafesina tiene otro capítulo más por descubrir, y ese capítulo se llama “México 1968”.

Sello latino Norma Enriqueta Basilio Sotelo, también conocida como Queta Basilio, fue la atleta mexicana que quedó en la historia, ya que llevó la antorcha olímpica y encendió el pebetero, de esa manera por primera vez una mujer cumplía con el acto más simbólico de un Juego Olímpico. El acontecimiento tuvo lugar el 12 de octubre de 1968.

Vale recordar que 10 días antes se produjo la Masacre de Tlatelolco, donde policías y militares dispararon a una multitud pacífica, compuesta en su mayoría por jóvenes estudiantes que se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México. 1968 se caracterizó por un año con mucha intensidad en las calles mexicanas, ya que gran parte del pueblo azteca se manifestaba en contra de un gobierno autoritario y violento, comandado por Gustavo Díaz Ordaz, del PRI (Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México durante toda la segunda mitad del siglo XX). También fueron los JJOO del “Black Power”. El 16 de octubre, durante la ceremonia de premiación de los 200 metros, los medallistas Tommie Smith (oro) y John Carlos (bronce) realizaron el saludo del poder negro en protesta por la segregación racial en los Estados Unidos. El ganador de la plata, Peter Norman (australiano), los apoyó al portar la insignia del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos. En ese contexto llegó a México la delegación argentina, que presentaba a 89 deportistas, de los cuales sólo cinco eran mujeres, entre ellas estaba Alicia Kaufmanas, era el segundo certamen olímpico para la atleta santafesina.

Piso, control y nulo apoyo Previo a recordar los JJOO de 1968 destaca que un año antes participó de los Panamericanos que se llevaron a cabo en Canadá (Winnipeg 1967). “En esos Panamericanos se usó la pista sintética, que era toda una novedad, y recién en México se usaron todas las pistas sintéticas. Al principio muchos atletas se lesionaban, era algo nuevo, recuerdo que hubo muchas lesiones en el tendón de Aquiles”. La memoria de Alicia la llevó a otro tema

muy importante para la historia del deporte olímpico: “En México aparecieron las pruebas de antidopaje”. Se oficializó que a partir de ese Juego Olímpico se realizarían los exámenes de orina, aleatorios a los atletas, en la búsqueda de sustancias que serían consideradas prohibidas, como los estimulantes, narcóticos, antidepresivos y tranquilizantes. En México la compatriota participó de los 100 y 200 metros llanos y de salto en largo, en ninguna de las disciplinas pudo pasar a las rondas finales. A la hora de hablar del apoyo estatal para competir en la competencia máxima que puede aspirar una atleta, la representante del Club Velocidad y Resistencia de Santa Fe asegura “que no había nada de apoyo, yo ya tenía la marca para ir y en lugar de concentrarme para entrenar solamente en las pruebas tenía que hacer, tenía que trabajar mucho más como profesora de educación física, salía muy temprano, también me iba a dar clases a Gálvez, volvía como a las siete de la tarde, me bajaba en el Parque del Sur y me estaba esperando mi entrenador para poder entrenarme. Todo era muy sacrificado, nada que ver con las competidoras de los otros países, donde casi todas se dedicaban solamente a entrenar. Hasta los trámites del pasaporte tuve que hacer”.

Naturalmente deportista “En toda mi juventud me dediqué al deporte, me recibí de profesora de educación física, en 1970 me casé y después me dediqué al vóley, más grande jugué al pádel y luego terminé haciendo tenis criollo. Hasta el año pasado jugaba con las veteranas en Banco Provincial, hasta que nos llegó la pandemia. Me mantengo físicamente, por suerte en el edificio donde vivo hay un gimnasio arriba, pero lo que me mató es que no pude seguir con el tenis criollo”. En un nuevo año olímpico le colgamos la medalla de oro a nuestra Alicia Kaufmanas, una atleta excepcional que agrandó al deporte santafesino.


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El feminismo y la comunidad friki La Brigada Otaku Feminista denuncia acosos en las convenciones y ofrece contención. Por Agustina Lescano En la cultura japonesa, otaku es un término despectivo que se usa para cualquier persona fanática de algo, con una connotación de obsesión. En Argentina y demás países de habla hispana, la palabra está resignificada e identifica a quienes integran la comunidad alternativa o friki, amantes del animé, el manga y las distintas expresiones como el cosplay, el fandom y más recientemente, la explosión del k-pop. En Santa Fe, la comunidad tiene presencia en distintos espacios desde hace años. Así como los floggers en su momento se daban cita en la Peatonal San Martín, el circuito otaku tuvo su paso por el shopping Recoleta y convenciones como la Pulp Fiction y la Undertown. Hoy, se encuentra principalmente en locales como Tutopía y en J.A.J.A., un evento de entrada libre y gratuita que, antes de la pandemia, solía hacerse en el patio del Molino Marconetti o el Mercado Progreso. Reúne actividades en principio destinadas a todos los públicos, como stands de figuras y dibujos, cosplayers y certámenes coreográficos. Consumidoras conscientes, decididas a poner límites a distintas situaciones de acoso y subidas a la marea verde, cuatro integrantes de la comunidad decidieron formar la Brigada Otaku Feminista. Ellas son Gogo, Kiki, Malena y Jimena. Tienen entre 17 y 24 años y forman parte de la comunidad desde niñas. En sus asambleas semanales las pibas cuentan que desde que abrie-

Gogo: “Soy de una generación en la que la sexualización de los cuerpos femeninos menores y la violación estaban naturalizadas”. ron la cuenta en Instagram les llegan mensajes de distintas partes del país para replicar la iniciativa. Explican que no conocen organizaciones similares en Argentina, solo el podcast chileno Brigada Otaku Antifascista, que lanzó la consigna #CosplayNoEsConsentimiento y contó con la participación de Dizhy, el hijo de Alberto Fernández. Otra de las respuestas que recibieron a través de las redes fueron testimonios de situaciones de acoso. Particularmente, denuncias al accionar de un varón –aunque no es el único– que frecuentaba las convenciones con todo el accionar del acosador: cuentas múltiples para contactar a menores y acoso. Un hecho

particularmente agresivo, durante la Marcha del Orgullo 2019, fue la gota que rebalsó el vaso y le dio a la Brigada el impulso para nacer. Como buenas otakus y artistas que son, ya tienen diseñados sus trajes, que confeccionan ellas mismas. Se basaron una tendencia pop de 1970 en Japón llamada sukeban, que interviene los típicos uniformes de colegiala para volverlos la ropa de una delincuenta juvenil, algo así como Sailor Moon o Sakura pero más aguerrida. Cada una de las cuatro polleras tiene detalles en un color: violeta por el feminismo; verde por el aborto legal, seguro y gratuito; naranja por la separación de la Iglesia y el Estado; rojo por la furia. Si bien comenzaron hace poco a activar como organización, las cuatro llevan años de reflexiones personales y compartidas y tienen muchísimos contenidos para difundir. Participaron, por primera vez como Brigada, de la última marcha del 8 de marzo. Para comenzar eligieron dos consignas, con las que pintaron los carteles para llevar a la plaza: “Hay acosadores en las convenciones” y “Lolicon es pedofilia”. —¿Cuáles situaciones de acoso o agresión denuncian en las convenciones? —Gogo: Los eventos, se supone, están pensados para niñas, niños y sus mamás y papás, jóvenes y cualquier persona que quiera ir. Porque el animé y el manga es para todes, para chiques y para grandes, yo lo miraba, lo sigo haciendo y me emociona. Pero soy de una generación en la que la sexualización de los cuerpos femeninos menores y la violación estaban naturalizadas, hasta decíamos “es re violable” cuando nos gustaba alguien. Ahora, por suerte, se están cuestionando algunas series que promueven cosas que no están buenas, pero siguen normalizadas algunas prácticas, como los dibujos que cosifican a los personajes femeninos, y que se muestran sin cuidado a les niñes que pasan por ahí. No se trata de censurar, sino de no exponer a las infancias. Por ejemplo, muches artistes simplemente tienen esos dibujos en una carpeta y los muestran a quienes tengan la edad adecuada. —Kiki: En Estados Unidos, como el circuito es tan grande, hay salones específicos para el gore y géneros similares. Acá no tenemos la escala para hacer eso, pero podemos darnos otras estrategias. Hay cosas que nosotras pensábamos que ya desde 2015 no iban a pasar más, pero las seguimos viendo. Por ejemplo, algo que se usaba hace varios años son los carteles de “Abrazos gratis”, incluso yo, cuando tenía 11 años. Ahora volvemos a ver tipos, de nuestra edad o mayores, con un cartel invitando a niñas y niños a que lo abracen... es raro. ¿Por qué

Con pocos meses de vida, la Brigada Otaku Feminista reúne a cuatro integrantes que activan en las redes sociales y en las calles.

lo hacen? ¿Sabemos siempre qué intenciones tienen? —Malena: Está instalado que cuando tenés un cosplay se pueden sacar fotos con vos y tocarte, hasta agarrarte de la cintura o la cadera, que no tendría por qué pasar. Porque tenga una pollera no significa que me puedas tocar e invadir mi espacio personal. —Jimena: Pasa mucho que te toquen aunque vos no quieras y te persigan por toda una convención porque les dijiste que no.

Jimena: “Pasa mucho que te toquen aunque vos no quieras y te persigan por toda una convención porque les dijiste que no”. —¿Qué es el lolicon? —Kiki: Es un subgénero del hentai, un género de pornografía animé. El lolicon/shotacon es con menores de edad, niñas y niños alrededor de siete años. Esto en el marco de que hasta 2014 en Japón era legal la tenencia de pornografía infantil. Loli viene de Lolita, la novela de Nabokov, y shota viene del vocablo japonés para decir niño. Desde la industria alegan que no es pedofilia porque es un dibujo. Pero lo más habitual es cuando empezás a ir a las convenciones sos una niña o una adolescente, y yo, como seguramente les ha pasado a muchas chicas, en un momento he dejado de participar porque me había cansado

de que tipos me quieran manosear y me persigan. —Jimena: Cuando sos chica es muy común que en las convenciones los hombres más grandes te digan que sos una lolita, que sos muy tierna y bonita. Tiene que ver incluso con el estereotipo de belleza japonés: ser menuda, blanca, flaca y con cara aniñada. —Kiki: Son chabones que bebieron eso toda su vida y hay una generación de ese gusto, si todo lo que ves son niñas hipersexualizadas, por más que sean dibujos, no podés decir que no pasa nada. La industria de animación japonesa mueve mucha plata, trabajo y producción, y tiene muchísimos nichos, además del hentai. El yaoi son relaciones de pareja entre varones, menlovingmen, que incluyen lo sexual, escritas por y para mujeres heterosexuales, es decir que replican ese tipo de relaciones, con personajes masculinos súper masculinizados y otros súper feminizados. El yuri es lo mismo que el yaoi pero con chicas lesbianas. Hay algunos escritos por mujeres, pero los más conocidos están escritos por y para varones. También existe el shoujuai, que es lo mismo pero sin lo sexual, aunque no es tan conocido. El shunenai cuenta historias de amor, aptas para todo público pero que también son escritas por y para mujeres heterosexuales. Lo que advierte la Brigada Otaku Feminista es que no hay instancias de reflexión sobre lo que se consume, no siempre hay adultes para acompañar y los algoritmos de internet no cuidan lo que le ofrecen a las infancias y las adolescencias, desde las series hasta los videos de reacciones y los vtubers (youtubers

que usan avatares diseñados con herramientas digitales para hacer sus videos, y suelen modificar también sus voces). —Kiki: En todo esto hay muchos estereotipos de género y formas de vincularse muy toxicas y fetichizadas. De ahí, que es o era normal ver en a las fujushi, que son las fans del yaoi, obligando a chicos gay menores de edad a besarse como si fuera un espectáculo. O, que si sos una persona travesti o trans, o tu identidad de género no es evidente por la razón que sea, te digan trapo o trapito, para insultarte. Nosotras también somos parte de la comunidad LGBT+ y apuntamos a ser espacio de sostén y contención para todo el abanico de situaciones, para que todes podamos estar cómodes, segures y disfrutar de lo que nos gusta. Para ver

Después de la entrevista, las pibas recomiendan algunas series para quienes quieran entrar al mundo del animé y el manga, o simplemente comenzar a ver otro tipo de producciones. Las ya viejas Sailor Moon, Sakura Card Captors y Ranma 1/2 son obra de un reconocido grupo femenino de mangakas llamado CLAMP, que se dirigen a un público juvenil y femenino. Otras para ver son Wander egg priority; Love live! School Idol Project; K-on! y Eizouken. También, todo lo de Ghibli, ya que Miyazaki ha hecho pública su decisión de no crear princesas ni iconos sexuales, si no niñas, jóvenes y mujeres reales. Para más recomendaciones y para seguir los próximos pasos de la Brigada en Santa Fe, las podés buscar en Instragram en la cuenta @brigada_otaku_feminista.


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Sociedad

La basura nuestra de cada día El municipio avanza con el reciclaje, pero aún falta mucho para tener una ciudad limpia. Por Bautista Veaute Con el comienzo del aislamiento obligatorio por el coronavirus cambió la forma de tratamiento de los residuos domiciliarios de la ciudad de Santa Fe. “Por recomendaciones nacionales e internacionales, antes de que se supiera que los contagios por Covid 19 se daban mayormente por vía respiratoria y no por contacto con superficies, los desechos de los santafesinos dejaron de ir a la

“EcoBarrios es un programa de recolección diferenciada barrio por barrio”. Edgardo Seguro, secretario de Ambiente municipal. planta de clasificación”, explicó a Pausa Edgardo Seguro, secretario de Ambiente municipal. Es decir que los residuos secos, separados por las personas en sus casas, recolectados usualmente los lunes y jueves y llevados a la planta para ser seleccionados y reciclados, empezaron a ser ubicados en el relleno sanitario. Con el correr de los meses en pandemia, hubo pocas certezas respecto de cómo debía ser el tratamiento domiciliario de los residuos. Es que, previo al inicio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio en marzo de 2020, el intendente de la ciudad, Emilio Jatón, había presentado el programa

EcoBarrios. El mismo planteaba una separación diferenciada en origen, con camiones que pasaran a contraturno y que estuvieran rotulados con la palabra “secos”. Al inicio de la pandemia, el programa municipal se pausó por las razones que Seguro explicó a este medio. —Al comienzo de la pandemia hubo cambios respecto a la recolección diferenciada. ¿Cuál es la situación actual de la gestión de residuos? —En ese momento lo que hicimos fue no enviar esos camiones de lunes y jueves a la planta de clasificación, porque las recomendaciones sanitarias indicaban que tenías que tener estacionado el residuo 72 horas. Ese desecho, que sigue teniendo una mezcla de húmedo, no resiste esa cantidad de tiempo. Entonces se recomendó poner todo eso en el relleno sanitario. Y empezamos a trabajar más sobre lo que llamamos EcoBarrios, que es el primer programa de la ciudad que plantea una recolección diferenciada: en contraturno y en días distintos a la recolección habitual, barrio por barrio. Eso nos da que al final de 2020, lo vendido (los materiales reciclados) por la asociación que trabaja en la planta sea muy parecido a lo vendido en 2019, año en el que no hubo pandemia. Es decir que a pesar de que bajó el volumen de residuos recibidos, se recicló casi lo mismo que en el año anterior. De alguna manera, los barrios que están dentro de EcoBarrios empiezan a aportar un residuo de mejor calidad. Y a pesar de ser un volumen menor, produce una recuperación mayor. —¿Cómo funciona el programa de reciclaje?

Desde el partido Igualdad y Participación trabajan en un proyecto de ordenanza para prohibir los plásticos de un solo uso en la ciudad.

—Este programa, que ahora empezamos a llamar Recolección Diferenciada para que se entienda mejor, es tomar el barrio, ver cuál es la recolección que tenía y empezar a establecer qué día se va a pasar a recoger el residuo seco y en contraturno. Este programa plantea una comunicación puerta a puerta con el vecino, para que ellos entiendan que tienen un nuevo servicio: que va a pasar un camión en un horario y en un día en particular a recoger el material seco. Hoy el programa funciona en los barrios Sargento Cabral, María Selva, Mayoraz, Alvear, San Roque, Fomento 9 de Julio, Colastiné Norte, Candioti Norte y Sur, Puerto y Peato-

nal San Martín. La idea es seguir expandiéndolo, para que la ciudad tenga una verdadera recolección diferenciada. —Para el vecino y la vecina donde no llega el programa, ¿los lunes y jueves tienen que seguir sacando los residuos secos? —Sí, tienen que sacar secos lunes y jueves. Hoy, con los cambios que se han venido dando con las normativas y las nuevas previsiones por el Covid, ya está establecido que el contagio en mayor medida se da por vía respiratoria y no por contacto. Entonces lo que estamos haciendo es aumentar el aseguramiento del personal. —En general, ¿cómo es la

propuesta de la Municipalidad respecto a la sostenibilidad de la gestión de residuos? —Por un lado, apuntamos a incrementar la recuperación de material seco. Trabajar mucho con lo que es educación y concientización de los ciudadanos para que aumente el porcentaje de personas que hace este trabajo. Otra propuesta que está activa son los Puntos Limpios, ubicados en 15 lugares distintos de la ciudad, donde se puede llevar el material separado en papeles, cartones, plásticos, vidrios o metales. Eso ha tenido muy buena repercusión, se llenan esas campanas sistemáticamente. Lo otro son los Ecocanje, que son los incentivos para entregar este material, que consiste en la entrega de plantas a cambio de los residuos. Por otro lado, como anunció el Intendente cuando abrió el nuevo período de sesiones del Concejo Municipal, lo que se viene próximamente es la planta de tratamientos de aparatos eléctricos y electrónicos. Además, ya tenemos las terminales verdes en distintos lugares, para que los carreros puedan trabajar adecuadamente, sin generar micro basurales. Esta medida se relaciona con la intervención de las micro empresas sociales, que están hoy en más de 30 barrios, haciendo la recolección de residuos donde las empresas formales de recolección no llegan, porque se han hecho asentamientos irregulares o hay falta de infraestructuras. Estos eran lugares donde se generaban micro basurales y estas empresas sociales sacan todos estos residuos para que las empresas formales lo puedan recolectar en una ruta segura. Son distintas pautas que hemos ido incorporando, dentro de un programa de gestión integral de residuos.


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Sociedad Lejos de la Basura Cero

La provincia de Santa Fe tiene la Ley 13.055 de Basura Cero, sancionada en 2009. Esta normativa es descriptiva de la problemática que atraviesa la provincia y la ciudad. En ella, en sus primeros dos artículos, se reconoce que es necesario adoptar un criterio de Basura Cero y lo define como el principio de progresiva de la disposición final de los residuos sólidos urbanos, con plazos y metas concretas, por medio de la adopción de un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la generación de residuos, la separación selectiva, la recuperación y el reciclado. Sobre la Ley de Basura Cero, Cintia Balaudo, abogada integrante de la Asociación Civil ambientalista Capibara, afirmó: “Es una ley muy interesante, que tiene un contenido muy rico, donde se apunta precisamente a lo que es la reducción, la reutilización y el reciclaje. Allí también se establecen una serie de reglas que se ponen en diálogo con comunas y municipios. Pero, lamentablemente, seguimos viendo que no se han alcanzado los mínimos objetivos que persigue esta ley”. Al ser consultada sobre el marco regulatorio local del tratamiento de residuos domiciliarios, la abogada respondió: “En Santa Fe y Argentina tenemos una cantidad de

normas ambientales que son muy ricas, pero ¿por qué no son suficientes? Por muchas razones. Hay cuestiones políticas de fondo, intereses económicos muy grandes, y todo eso termina contribuyendo a que esas normas sean un pedazo de papel, que no alcancen objetivos, o que los persiga de una manera muy lenta. Mientras se siguen dando todas esas pujas, las problemáticas seguirán ahí”. “Con escasos presupuestos asignados, cuando llevás

“Lamentablemente, seguimos viendo que no se han alcanzado los mínimos objetivos de la ley de Basura Cero”. Cintia Balaudo, Asociación Capibara. las leyes a la realidad, no son operativas”, afirma Balaudo. Por otro lado, Pausa entrevistó a Joaquín Azcurrain, referente del partido Igualdad y Participación. Esta agrupación tiene a la política ambiental dentro de sus ejes principales de acción. Actualmente están desarrollando RedCicladores, una iniciativa que trabaja sobre la el reciclaje de residuos secos.

—¿Qué piensan sobre la publicidad de las políticas ambientales y de recolección de residuos? —Estimamos que hay una falla de parte de la administración anterior y de la actual, en cómo comunicar esto y tomarlo con la seriedad correspondiente. Estamos hablando de que hay muchos barrios que conviven con la basura en la puerta de su casa, que conviven con microbasurales. Es un problema concreto. No es un problema ambiental de un par de iluminados ecologistas, que estamos en una cátedra. —¿Cómo creés que debería abordar la ciudad esta problemática? —Con propuestas concretas. Acá estamos hablando de ir a una ordenanza madre, que trabaje el tema de la prohibición de los plásticos de un solo uso. Que dé alguna suerte de beneficio económico, ya sea perdonando impuestos para que no se utilicen plásticos. Eso está funcionando en muchos lugares. Nos parece que también es importante trabajar sobre una ordenanza de educación ambiental y en una fuerte campaña de publicidad orientada a reducir los consumos, a reutilizar lo que se consume.

Rafaela

Silvia Suppo, un crimen oscuro y once años sin justicia Se cumplen once años, este 29 de marzo, del asesinato de Silvia Suppo en Rafaela. Silvia era testigo y denunciante en causas por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar en Santa Fe. Dos jóvenes fueron condenados a prisión perpetua como autores materiales, pero los autores intelectuales de su crimen todavía están impunes. La causa que investiga el móvil político está a cargo del juez federal Marcelo Bailaque. “Seguimos reclamando justicia y basta de impunidad”, dijo Marina Destéfani, hija de Suppo. “También sabemos que sostener su nombre en presente es un modo de intervenir en el devenir discursivo cotidiano

de la ciudad: su nombre se asocia a ‘otra’ Rafaela, una que denuncia la violencia policial, que repudia la violencia institucional, las medidas que precarizan a les trabajadores. Esa es su fuerza y su legado”. En ese sentido, muchas de las actividades previstas en la ciudad cabecera del departamento Castellanos para conmemorar el 24 de Marzo se relacionan con la militancia de Silvia y sus compañeros: la presentación de un mapa de los lugares de la memoria, actividades en la Plazoleta Silvia Suppo y la restauración de los pañuelos blancos pintados en la Plaza 25 de Mayo, que llevan los nombres de las víctimas del terrorismo de Estado de la ciudad.

JUNTAS PARA TRANSFORMARLO TODO

DIPUTADA


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Literarias Variopinta

Biker Por Federico Coutaz Rojo pedalea por la ciclovía, podría decirse que a eso se reduce su existencia. No sabe si es un juego electrónico, un sueño o una broma, tampoco lo aflige esa incertidumbre, digamos que los problemas filosóficos le resultan indiferentes. La ciclovía tiene dos calles anchas a los costados, y cada cien o doscientos metros una calle la atraviesa. No tiene ninguna curva, es constante y aparentemente infinita, aunque con el paso del tiempo, que no podríamos saber cómo medir, Rojo fue identificando distintos patrones que cada tanto se repiten dando la sensación de una calesita recta y eterna. Algunos negocios, grupos de gente, de autos, ciclistas que van en sentido contrario, una escuela, algunos árboles, vuelven a aparecer en el mismo orden,

Otro yo mismo de manera impredecible. Todo lo demás parece real, y fruto del azar o el libre albedrío. Rojo desconoce el sueño, el hambre y el cansancio. Puede bajar de la bicicleta y caminar o sentarse en los bancos que suelen aparecer al costado del camino, también puede dar la vuelta y volver sobre sus pedaleos. Alguna vez hizo todo eso pero no experimentó otra cosa que extrañamiento y sinsentido, incluso algo remotamente parecido al vértigo. En síntesis, desagrado. También, por supuesto, probó matarse, más por curiosidad que por aburrimiento o sentido trágico, el resultado fue el que íntimamente sospechaba, un apagón general, pérdida de conciencia y despertar sobre la bicicleta intacto, algunos pocos metros atrás de donde se había metido abajo del camión de soda. A veces le gusta mirar el paisaje, los autos y la gente que pasa caminado o corriendo, paseando perros o sentada en los bancos, comiendo, descansando, besándose. De

noche le gusta mirar las luces de los edificios, divide entre las ventanas de luz cálida y luz fría, prefiere las primeras pero le gustan las distintas combinaciones, cuando aparece alguna luz más exótica, tipo roja, azul o violeta, siente como un pequeño chispazo de alegría y se detiene un rato a contemplar y contar las ventanas. Cada tanto parece haber una falla o quiebre, todo parece tildarse, se pone borroso o directamente se apaga como una muerte, después de eso reaparece con una bicicleta distinta. A veces mejor y a veces peor. La que tiene ahora, por ejemplo, es bastante más incómoda y pesada que la que tuvo antes que esta y que no deja de extrañar un rato cada día. Sin embargo, si le preguntan si quiere un nuevo cambio seguramente va a decir que no, no logra olvidar ese largo y espantoso tiempo que le tocó un monopatín de juguete.

Contábamos muchos chistes a la ida, algo que dejé de hacer cuando fui creciendo, nunca fui muy buena para eso. Los chistes implican memoria y oportunidad, rapidez, algo de lo que carezco. Podía contar historias que conocía de antemano, eso sí. Por ejemplo, si íbamos a ver La espada en la piedra (a veces íbamos a ver lo mismo varias veces) contaba la historia de Artuto, Lancelot y Merlín. Pero era la única chica en un grupo de tres o cuatro varones que caminaban hasta un cine. En algún momento la charla pasaba de Merlín al modo de evitar la falta en el área y encestar en tres pasos. La alegría estaba en la aventura en tiempo chicle. Estirar, hacer durar los momentos, o más bien, no pensar en el tiempo que pasa. Salir de casa, ir caminando hasta el cine, o ir con el tiempo suficiente para pasarse unas cuadras en el colectivo y llegar un poco más lejos para conocer. Y adentro, el tiempo iluminado y todas las gradaciones de la sombra: estarse bajo los focos de la sala, ver apagarse la luz ambiente como un eclipse falso, el alboroto, la adrenalina y el pasaje al estado de niebla gris, a fundirse con esa penumbra y después, la luz que irrumpía los ojos.

¿Qué transformación provoca el cine? Recorto la imagen anterior y la edito para mí. La pongo invertida, no es nuevo el procedimiento, salir de la pantalla está hecho en cine, pero en este caso, intento poner esa luz sobre el rostro de esos niños mirando, o de nosotros con Flor la otra noche, viendo un clásico de terror en el cine. Pienso en eso de la caverna de Platón, aunque no me guste mucho esa imagen de la filosofía (detesto la idea de tábula rasa) pero pienso al revés: esa luz, una cinta corriendo, iluminándonos a los asistentes, niños o adultos, suspendidos, pero con los ojos abiertos, entregados a esa convicción, la realidad de la pantalla. Acá en este mundo, pero de este modo en el mundo: en un cine. Y el susurro como modo de la charla. Imprevista, entrecortada, podría hacerse una partitura con los sonidos de los asistentes al cine, un timbre coral, un leiv motiv que aparece y desaparece. Si muteáramos el sonido de la película (del mismo modo que puedo editar la imagen de las personas mirando la pantalla) y elimino ahora la pista de sonido del film ¡qué belleza lo que acompaña! El sonido de seres humanos que están en un cine. El cuerpo se cansa en el cine, también en el teatro. Sé la diferencia del cuerpo en escena y el cuerpo diferido en la pantalla. Pero lo que quiero decir es que esa educación del estar en el tiempo, es una poética humana. Y no está regida por el dinero.

Médium

Cines Por Analía Giordanino Volví al cine con mi amiga Flor, a una de las funciones de clásicos del América. Intenté recordar cuál había sido la última vez que había entrado porque nunca fui socia del Cine Club. Las elecciones culturales siempre están atravesadas por el dinero y el tiempo, y en mi caso, fui mucho al cine en general cuando era chica porque las funciones no eran caras. En los 90 estudiaba y trabajaba y los cines me quedaban lejos. Cuando tuve sueldo, fui todo lo que pude. Cuando era chica lo más hermoso era que había funciones para las infancias. El más barato era el Microcine. Sabíamos que en otros había películas mejores, pero para ir había que contar con más dinero. Tratábamos de hacer coincidir las elecciones de todos los interesados, los vecinos de varias cuadras, para ir al América, al Ocean o al Colón. Lo que no tenía precio era el tiempo que se estiraba, era otra golosina. No estábamos bajo el mandato de nuestros adultos, nos gobernaba el placer comunitario. Ir juntos, volver juntos, cuidarnos entre todos. Disponerse a ir, prepararse, calcular la caminata o el colectivo para llegar a horario. Las funciones eran dobles, había un intermedio, ahí siempre el amigo más grande revisaba que todos hubiéramos vuelto a entrar. Hacíamos un pozo entre los vecinos y mi hermano y compartíamos confites de fruta, maní con chocolate o jirafitas.

Victoria Vázquez

Otra vez y otra vez Por Mari Hechim arden en la memoria como fuegos otra vez/otra vez/otra vez. Juan Gelman El 24 de marzo es un momento de ejercitar la memoria, de salir a la calle a repudiar la infamia del golpe cívico militar que segó tantas vidas, de volver a sentirse abrumades por tanta sangre derramada a la que jamás podrá llegar ninguna justicia verdadera. Siempre, desde la democracia hasta ahora, he procurado poner de relieve algunos temas que me parecían y me parecen importantes para que, de ese legado de terror, brote alguna forma de comprensión. Así, he tratado de resaltar que aquellos compañeros que ya no están, tenían nombre y apellido, tenían sueños, tenían quehaceres, tenían un cuerpo y un alma que, una vez despedazados, querrían volver a reunirse en nosotros, los que sobrevivimos. He tratado de pensar que no eran jóvenes irresponsables, ni inocentes, ni equivocados. Sabía cada uno que lo que estaban jugando en el movimiento que aspiraba a la revolución, era mucho. Sabían que la cárcel, la tortura, la muerte, eran posibles en la medida en que se trataba de algo más que de un sueño eterno: eran posibles la justicia, la libertad, la igualdad y la alegría para todos y cada uno de los seres del planeta. En otros momentos, recordé uno por uno a cada amigo o conocido que formaban parte de la interminable lista de los caídos, reuniendo los rasgos que mejor los caracterizaban. Junté cifras, estadísticas, números que no son fríos. Dije: “La mayoría de los desaparecidos fueron trabajadores; tenían entre 15 y 25 años; fueron arrancados de su domicilio; de noche. El 62%, de noche. Esa noche que todavía tenemos pegada al cuerpo, y, ya lo sabemos, nunca dejará que amanezca por mucho que la tierra siga girando y cambien los gobernantes y las circunstancias históricas, porque fue demasiado. Demasiada

sangre derramada. Demasiado dolor”. En otras oportunidades quise poner de manifiesto que un proceso revolucionario se funda, no en la moral, sino en lo político y la política. Dije: “Y no hay ‘pureza’, ni ‘vocación de servicio’, ni ‘imaginación sacrificial’. Los militantes aman la vida como cualquier otra persona. De manera que, atentos al devenir de la historia, delinean un proyecto de práctica con otros que se sustrae del individualismo liberal. Se involucran, entonces, en un trabajo donde no se obtiene un beneficio personal, donde cada uno se piensa a sí mismo como formando parte de un conjunto, a la manera en que lo dice Hemingway: no preguntes por quién doblan las campanas; ellas doblan por ti. O como lo decía un escritor latino anterior a Cristo: Soy un hombre y nada humano me es ajeno”. Hoy quería hacer énfasis en esto: quería hablar del amor. Del amor que abarca a todo el género humano, que es capaz de tener la experiencia antedicha: pensar la imposibilidad de ser feliz mientras en el mundo persista de manera masiva el sufrimiento. Levantarse a partir de una sublevación íntima y personal contra un orden social que aniquila a los seres. Y, entonces, hacer cuerpo con otros, y darse, seguros de que hay cosas, pocas, más importantes que la vida. “… De esos amados pedacitos está hecha nuestra concreta soledad Perdimos la suavidad de Paco / la tristeza de Haroldo / la lucidez de / Rodolfo / el coraje de tantos ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe / pedacitos que fueron alegría / combate / confianza en sueños / sueños / sueños / sueños y los pedacitos rotos del sueño / ¿se juntarán alguna vez? ¿se juntarán algún día / pedacitos? ¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño general? ¿están diciendo que soñemos mejor?”. Juan Gelman.


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Ocio y cultura Música

Esto no es Sputnik, papi No todo lo que viene de Rusia son vacunas: repasamos historia, actualidad y detalles salientes de la música rusa. Octubre 2020: la cantante Yulia Chicherina visita a soldados Artsaj, un territorio en disputa entre Armenia y Azerbaiyán.

Por Marcelo Przylucki Ahora que el pueblo argentino se está inoculando un preparado ruso y muchas de sus consecuencias son memes simpáticos o letra para el delirio de Canosas y Caseros, son constantes las fantasías sobre lo que la vacuna nos implanta a través de sus dosis de 0.5 mililitros: nos hace vulnerables al 5G chino, nos lleva por el camino a la perdición pronosticado por Nostradamus y automáticamente nos hace hablantes del ruso. Ah, pero si les enseñara inglés o alemán, no dirían lo mismo. Para quien suscribe, en el combo

Entre 1964 y 1989 toda música que pretendiera ser editada tenía que ser publicada con el ok de Melodiya, la discográfica estatal. sería bien visto que la Sputnik V también trajera incorporada la cultura popular del más grande del mundo (por territorio). Tolstói, Chéjov y Dostoyevski fueron paridos por ese idioma y marcaron el camino para las películas de Eisenstein y Tarkovski, que a su vez diseñaron un paladar visual exquisito que todavía resuena hoy, casi 100 años después, en las bandas que saben llegar a todo el mundo a través de YouTube y Spotify. Su sistema cultural está trabado y afirmado orgánicamente, se nutren entre sí, dialogan y dan como resultado artistas integrales que saben cuidar sus tradiciones en cada uno de sus

niveles. Pero no todo fue ni es así de fácil, especialmente cuando se trata de conseguir el visto bueno oficial.

Perseguidos por la KGB Con tener una noción vaga de Rusia y teniendo como referencia lo que pasó en Argentina en su momento, alcanza para suponer que la historia de su música está dominada por la protesta. Y esto es en esencia así, salvando la injusticia propia de cualquier generalización. Entre 1964 y 1989 toda música que pretendiera ser editada con todas las de la ley tenía que ser publicada con el ok de Melodiya, la discográfica estatal soviética cuyo catálogo tendía hacia música etiquetable como “inofensiva”, como ser la clásica, el folk nacionalista y relatos infantiles. También lo occidental debía pasar por ese filtro que supieron superar algunos como los Beatles, ABBA y Bon Jovi. Por fuera de ese circuito, igualmente, muchos artistas se daban maña para sostener circuitos clandestinos para grabar y actuar, por ejemplo, haciendo shows en domicilios particulares. Tal cual había pasado unas décadas antes con los poetas “no estatales”. Siempre que algún artista caminó por la cuerda floja entre lo oficial y lo clandestino, se aseguraba dos cosas: que la KGB te iba a echar el ojo y que el público iba a crecer. Uno de los casos salientes de la década del 80, la época de oro del rock ruso, es el de Yuri Shevchuk, líder de DDT, que es una de las bandas más populares del país desde 1980 a esta parte. Inclusión en la lista de vigilancia, prohibición después, semi legalización más tarde: podían tocar en eventos públicos, pero en las transmisiones y en los diarios no se los nombraba, ni se los mostraba, ni nada.

Si bien DDT no es una banda de protesta, sí supo hacer de la crítica al status quo uno de sus recursos más salientes, a veces más explícitamente que otras en las que la salida se vuelve más poética, como las letras del Indio, pero menos difíciles. Más acá en el tiempo, en 2010 puntualmente, el bueno de Yuri Shevchuk compartió un momento con Vladimir Putin durante un festival por niños con cáncer y en el que, a pesar de tener la advertencia de “no hacer preguntas filosas”, encaró al presidente para pincharlo respecto a la violencia policial, la corrupción en el gobierno y sobre el derecho

“Terminar un concierto sin interrupciones de la Policía es una victoria”. Nastya Kreslina, vocalista de IC3PEAK. a la protesta, que todavía no se puede ejercer libremente. Todavía más nuevos son los casos de las Pussy Riot y IC3PEAK. Las primeras llegaron a meterse a la cancha durante la final del Mundial de Rusia para protestar también contra la impunidad gozada por las fuerzas de seguridad, aunque su agenda está cargada también de militancia feminista, por los derechos LGBT y de libertad de expresión, además de su sonido punk rock. Por su parte, IC3PEAK es un grupo de hip hop electrónico que, ante la consulta del periodismo, siempre dice: “Para nosotros, terminar un concierto

sin interrupciones de la Policía es una victoria”, según su vocalista Nastya Kreslina. Pero más allá del caso puntual, lo esgrimido desde el Estado es que la música rap y trap reproduce contenidos peligrosos respecto de la droga, principalmente, y sobre sexo y protesta, en un segundo orden: “Si es imposible parar esta música, entonces tendremos que dirigirla y redireccionarla adecuadamente”, es lo que declaró al respecto el mismo Putin.

Viktor Tsoi (también poeta y actor), se convirtieron en himnos de la juventud progresista ochentosa. El nombre de la banda se traduce como “Cine” y los videoclips de sus canciones ostentan un nivel cinematográfico que pone de relieve lo que decíamos antes: la visión de los grandes artistas de Rusia es panorámica respecto a las distintas posibilidades de expresión que se habilitan cuando hay algo para decir.

Post URSS La máquina del tiempo Como decíamos antes, la música más popular del mundo, o sea los Beatles, influyeron fuerte en las primeras bandas que hicieron rock soviético y es el caso de Mashina Vremeni o Máquina del Tiempo, la banda de rock más grande del país. Raíz británica con flores autóctonas es una figura que bien podría explicar la música en general y también la de esta banda, que también recupera de la música negra estructuras bluseras y algún que otro firulete folclórico que nos hace imaginar a un cosaco moviendo el piecito mientras. Sus letras son protagónicas, esta es una característica general y específica, siempre realzando las bondades del ser nacional y criticando cuestiones de la vida cotidiana que no resultan muy ofensivas para las autoridades o que, por altura poética, terminan pasando el filtro. Kinó fue otro fenómeno que se perpetuó en la memoria del rock ruso por haber encarnado la expresión y el deseo de progresismo propio de los tiempos cercanos a la Perestroika, la reforma económica propuesta por Gorbachov en los 80 para incorporarse ¿parcialmente? a la dinámica capitalista global. A pesar de haber estado activa solo nueve años, las letras compuestas por su líder carismático,

Durante las décadas siguientes la música empezó a aprovecharse un poco más de las nuevas libertades que les otorgó la caída del Muro, aunque todavía hoy haya muchos detalles que cuidar. A mediados de los 90, bandas como Masha i Medvedi (“Masha y el Oso”, igual que una leyenda rusa) hicieron pata ancha en la escena para conformar el llamado “rock de los Urales”, identificado por volcarse más a lo melódico, con mucha presencia de sintetizadores. Las referencias a otras ramas del arte y de la cultura popular son constantes. El sol, las montañas y el fuego, el soldado caído, son invitados permanentes en las canciones de este estilo. Y también en los demás. Censura, poesía, cárcel, cine y militancia son algunas de las características generales de la producción musical del país que nos manda las vacunas. Aún con la barrera del idioma, el sentir trasciende, entran las ganas de marchar a paso firme, de salir a la calle, de solidarizarse con los soldados enviados a territorios en disputa como hizo con su guitarra Yulia Chicherina en octubre pasado o de recorrer Siberia en tren como lo hizo Natalia Oreiro tantas veces que ya la llaman Nasha Natasha (“nuestra Natalia”).


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Cocoliche No todo en la La familia López encerrada. Capítulo 2 vida es meme Por Adrián Brecha Coronavirus, coronavirus Lávense las manos, háganlo seguido Coronavirus, coronavirus Pónganse las pilas en lugares concurridos. Mr Cumbia Estamos terminando marzo y cumplimos un año de pandemia. No sé qué me preocupa más, si el aniversario Covid o que prácticamente el año esté perdido. Cuando nos demos cuenta estaremos pensando nuevamente qué hacer en las fiestas, pero para eso falta. Lo extraño del aniversario epidemiológico es que no es un recuerdo. Tampoco un aprendizaje, tiene más sabor (en caso de no haber perdido el gusto) a primer tiempo. Nada que ver con el libro de Mau, me refiero a una representación de algo que sucederá en varias etapas y que apenas uno puede vislumbrar para dónde se encausa. Bueno, quizás el libro de Mau tenga algo en común. Han pasado tantas cosas y tan bizarras que es muy difícil que alguien nos crea en el futuro. Pasamos de bailar la cumbia del coronavirus a cuestionar al instituto Gamaleya sin escalas. “Se dice que nació en China Varios muertos hay por allá Hay que ponernos atentos Nos tenemos que cuidar”. La cosa venía de lejos y con la picardía criolla la íbamos a gambetear. Muchas películas sobre catástrofes globales nos hicieron flashear para perder de vista que los apocalipsis son iguales a todos los desiguales días que vivimos en un mundo que nos prepara para pisarnos unos a otros. En marzo de 2020 el grito mediático era cierren todo, robar el papel higiénico del chango cercano y amarrocar alcohol en gel. Quizás otra civilización pueda dar razones a nuestro apego al rollo higiénico aún teniendo bidet. Claro es que, para tener bidet, hay que tener baño y que un baño tiene que estar en una casa conectada a una red de agua y cloacas públicas. Esas cosas tan simples que creemos universales como abrir una canilla y que salga agua potable. Es como pensar que la vivienda es un derecho y no un premio al mérito. La cuarentena no dio margen a que seamos mejores. ¿Usted recuerda que se decía que de la pandemia saldríamos mejores? Bueno, como ahora viene una segunda ola quizás tengamos tiempo para cumplir ese trasnochado augurio. “Coronavirus, coronavirus No se toquen la cara, eviten los amigos Coronavirus, coronavirus Usen desinfectante, eso es muy efectivo” Del grito de Zizek: “Un golpe de Kill Bill al capitalismo” al suave dicho de ByungChul Han: “Teletrabajo, ‘zoom’ y depresión ahora nos auto explotamos más que nunca”. Lo interesante es que antes del Covid 19 había una élite que concentraba riquezas y gobernaba el mundo. Luego del Covid… bueno, no olvide comprar papel higiénico y trate de que el mentón y la nariz estén cubiertas por el barbijo: el único héroe en este lío.


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