Cuentos infantiles

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CUENTOS INFANTILES ELABORADOS POR ALUMNOS DE 6ยบ B

CEIP NTRA SRA DE LA LUZ (ARROYO DE LA LUZ) CURSO 2013-2014


La celebración de la Semana del Libro es una actividad consolidada en nuestro Centro a lo largo de los años con la realización de talleres, lecturas encadenadas y creación de cuentos por parte de nuestros alumnos. A continuación mostramos algunos de los cuentos producidos por l@s alumn@s de 6ºB durante el curso escolar 2.013-2.014. Como veréis cualquier tema es bueno para que l@s niñ@s desarrollen su creatividad e imaginación y se conviertan en “grandes” escritores. Esperamos y deseamos que os gusten y sepáis valorar su esfuerzo. Tutora: Mª José Rehecho García


6º B

Cambero Cabezas, Mario Molano Parra, María Moreno Carrasco, Andrea Pacheco Leo, Míriam Pacheco Ramos, Miguel Ángel Padilla Moreno, Marian Pajares Padilla, Isabel Pajares Padilla, Jorge Pajares Padilla, Lorenzo Paniagua Carrero, Julio Parra Salomón, Fernando Rodríguez García, Julia Salado Cabezas, Javier Salado Terrón, Sergio Santano Cordero, Javier Vivas Caballero, Cristina


Título: EL NIÑO Y EL BORREGUITO Autor: Mario Cambero Cabezas Érase una vez un borreguito que iba de trashumancia con muchas ovejas y borreguitos, pasaban por los pueblos y atravesaban ciudades. El borreguito se despistó de la madre y de los compañeros, un niño que lo vio berreando, lo cogió y le preguntó: -¿Por qué estás solo? El borreguito respondió: Porque me he despistado de mi madre y mis compañeros. El niño lo cogió y se lo llevó a su casa para enseñárselo a su madre. La madre decía que en su casa no quería al borreguito, pero el niño la convenció y se lo quedó. En su habitación le puso una cesta, donde se acostaba. Una mañana, lo sacó a la calle, todos sus amigos lo querían coger y él se enfadaba, porque no quería que lo cogieran, porque era suyo. Un día pasó por una tienda y le compró una campanilla. Al año siguiente, volvió la trashumancia y la oveja, al ver el borreguito, dijo: -Ese es mi hijo. El niño no se lo quería dar, pero la mama le dijo: - Si a ti te hubiera pasado ¿no te gustaría irte con tu madre? El niño lo pensó y se lo devolvió a su madre. La oveja y el cordero se fueron felices con su rebaño y le prometieron al niño que al año siguiente, cuando volvieran a pasar por su casa, lo llamarían para saludarlo.


Título: EL TESORO DE LUCÍA Y LIDIA Autora: María Molano Parra Había una vez, dos niñas llamadas Lucía y Lidia, que eran hermanas y a las dos les gustaba leer. Un día, Lucía, salió de casa para ir a buscar fresas y arándanos, para hacer una tarta. Buscando en un matorral, se encontró una libreta en la que había dibujado un mapa del tesoro. Echó a correr hacia su casa para contarle la noticia a su hermana. -Lidia, Lidia, mira lo que he encontrado.- dijo Lucia enseñando el mapa a su hermana. Lucía le dijo que fueran a buscarlo, pero Lidia no quería porque era muy peligroso ir solas. Lucía le dijo que sería muy divertido, y su hermana accedió. -Mañana nos iremos, ¿vale?- le preguntó Lucía. -Vale, pero antes tendremos que prepararnos y estaremos listas.- le contesto Lidia. A la mañana siguiente, le dijeron a su madre que iban a buscar un tesoro, y esta les dijo que vale. Lucía y Lidia sacaron el mapa y emprendieron el camino. Cuando llegaron a una bifurcación, ellas no sabían que hacer, porque en el mapa ponía que tenían que ir todo recto. Lidia se puso triste, entonces Lucía le dijo que podían preguntar a un hombre, que tenía un puesto de frutas al lado de la bifurcación. El hombre les dijo que tenían que ir por el lado izquierdo y las niñas fueron para allá. Ellas siguieron caminando cuando se encontraron una cueva, entraron y en un hueco de la pared, escondido, encontraron el tesoro, que resultó ser un libro. -Solo eso, pues valla rollo.- dijo Lucía. -¡No, ha sido muy divertido! Por el camino hemos vivido muchas aventuras, y además, el tesoro no es el libro, sino el estar juntas. Vamos a leerlo.- le dijo Lidia. Abrieron el libro, y no paraban de reírse por lo divertido que era. Cuando terminaron de leerlo, volvieron a casa y se lo contaron a sus padres. Todos se pusieron muy contentos, y para celebrar la aventura que vivieron Lucía y Lidia, de postre, se comieron una tarta de fresas y arándanos.



Título: DON QUIJOTE DE LA MANCHA “Una aventura inesperada en Arroyo de la Luz” Autora: Andrea Moreno Carrasco

Todo comenzó un día soleado en la ciudad de Madrid. Allí se encontraba nuestro gran caballero, Don Quijote de la Mancha, junto con su escudero Sancho Panza. Trataban de encontrar La Cibeles, para investigar sobre ella y encaminarse a una nueva aventura y preguntaban a todo aquel que se encontraban por el camino. Cuando ya se iban a dar por vencidos, se cruzaron con un hombre que montaba un hermoso caballo, Don Quijote se acercó y le preguntó: -¡Buenos días, buen hombre! ¿Sería usted tan amable de indicarnos dónde se encuentra esa hermosísima escultura llamada La Cibeles? -Lo siento noble caballero, siento mucho no poder ayudarle, pues no soy de aquí, pertenezco a las tierras de Extremadura. -¿Extremadura? Jamás oí hablar de semejante villa. -Pues no sabe usted, noble caballero, lo que se está perdiendo. Tendría usted que andar mucho para comparar los paisajes de Extremadura con el resto de España. Y no hablemos ya de los monumentos históricos, costumbres y gastronomía que tenemos en mi pueblo, Arroyo de la Luz, cercano a la provincia de Cáceres. -¿Y cuáles son esos monumentos históricos que usted halaga con tanto entusiasmo? -Yo le cuento noble caballero, pero permítame dirigirme a usted por su nombre. -Pues sí que es verdad, con tanta conversación ni nos hemos presentado. Yo fui nombrado caballero hace ya unos años, mi nombre es Don Quijote de la Mancha y el que me acompaña es mi escudero, Sancho Panza, juntos vamos en busca de aventuras. -Yo soy Don Antonio Fernández Antúnez, teniente de la guardia civil. Tanto le gustó a Don Quijote lo que Don Antonio le hubo contado, que se encaminó junto al teniente a conocer la villa. Su sorpresa fue que al llegar allí, se encontró con su gran amigo Luis de Morales, el cual se hallaba en el lugar, construyendo el retablo de la Iglesia Mayor de la villa: -¡Qué sorpresa gran amigo, jamás pensé volver a encontrarme con usted! -¡La sorpresa es para mí! ¿Qué le trae a este noble caballero por estas tierras? -Pues bien, encontrándome yo en Madrid, me crucé con este noble caballero el cuál me habló de esta hermosa localidad. -Espero que no le haya defraudado. Y dígame, ¿le gustaría acompañarme para ver mi obra maestra? -Pues como no.


Don Quijote y Sancho, se despidieron de Don Antonio y acompañaron a Luis de Morales a ver el retablo mayor. Al llegar a la plaza, se dieron cuenta de que la estaban engalanando y Don Quijote preguntó: -¿A qué viene tanto alboroto? -Querido amigo se aproxima un gran día, el lunes de Pascua celebramos el Día de la Luz, el día más grande de Arroyo. Don Quijote, preguntó el origen de la fiesta, Luis de Morales, se lo explicó y al cabo de un rato Don Quijote se interesó tanto, que se dispuso a participar en dicha fiesta. A Luis le pareció una buena idea, por lo que le ofreció hospedarse en su casa. Tras varios días de entrenamiento con su caballo Rocinante, llegó el gran día. Cuando llegaron arriba, al Santo, de donde salían los caballos, ya dispuestos para salir, Sancho vio la aglomeración de gente y comenzó a echarse para atrás, ya que le entró el pánico por la muchedumbre. Don Quijote le empezó a regañar, los niños al ver que no salían, le dieron con un palo en el trasero al burro de Sancho, este salió corriendo sin esperar a Don Quijote. Y así es como acaba una de las muchas hazañas de Don Quijote de la Mancha.


Título: EL INTERCAMBIO Autora: Miriam Pacheco Leo

Érase una vez una niña llamada Claudia. Claudia es alta y con el pelo largo y rizado. Los padres de la Niña son famosos. Su padre es jugador de fútbol americano y su madre es una pintora. Su padre como es jugador de fútbol americano, tiene que estar viajando y cambiándose de casa continuamente, por lo que sus padres están siempre riñendo. Ahora se tienen que mudar a la nueva casa que es alta, de color azul, con un jardín y terrorífica. Cuando llegaron a la casa todo estaba sucio y daba miedo. Claudia, cuando fue a ver su habitación, se apoyó en una pared y ésta se dio la vuelta. Apareció una escalera. Claudia como era atrevida y sin miedo, subió. Allí se encontró un laboratorio donde había libros de magia y objetos horripilantes. Cuando bajó, se quedó callada y no les dijo nada a sus padres. Al día siguiente sus padres no paraban de reñir y la niña tenía que hacer algo para impedirlo. Claudia subió y abrió el libro de magia. En el libro ponía que si sus padres intercambiaban sus cuerpos, dejarían de reñir porque así se darían cuenta de la vida que tiene cada uno por su trabajo. Y así fue, la niña intercambió sus cuerpos, pero los notó muy raros. No le gustaba y subió otra vez para deshacer el hechizo, pero el libro advertía que tenían que estar una semana así. Claudia se asustó porque su madre trabajaba en su escuela y su padre tenía que jugar un partido el sábado. Al día siguiente, sus padres se dieron cuenta de lo que había pasado, por lo que decidieron enseñar uno al otro su trabajo. Ha llegado el día del partido. La madre de la niña como ya sabe jugar, se ha esforzado y han conseguido ganar el partido. Su padre aprendió a dibujar y le salieron unos dibujos muy bonitos . Llegó el lunes y sus cuerpos volvieron a la normalidad. Los padres dejaron de reñir porque aprendieron el trabajo que tiene cada uno y Claudia se puso muy contenta.



Título: EL DELANTERO LEGENDARIO “MARCOS” Autor: Miguel Ángel Pacheco Ramos

Érase una vez un niño que era muy bueno jugando al fútbol, ya que se pasaba todo el día con su balón jugando sólo, porque no tenía amigos. Sus padres decidieron mudarse a otra ciudad. Cuando llegaron, lo primero que hicieron los padres fue matricular al niño en un colegio que tenía un equipo de fútbol . Su primer día, el niño que se llamaba Marcos, hizo amigos en el recreo y esos amigos jugaban en el equipo de fútbol del colegio. Marcos se apuntó al equipo y les demostró que era buenísimo en el ataque y le cogieron en el equipo que se llamaba ´´Los Leones F. C. ´´. El equipo perdía todos los partidos, pero cuando jugó Marcos, todos los partidos los ganaron. Un día el entrenador les dijo: -

Chicos, he recibido una buena noticia, ¡nos han elegido para representar a nuestra ciudad en un campeonato nacional!

Los chicos se pusieron muy contentos. Cuando llegaron esos dos días de campeonato estaban muy ilusionados, pasaron la fase de grupo, ganaron los octavos , los cuartos y la semifinal . Llegó el último partido, empezó el primer tiempo y el rival les metió un 0 -2 , llegó el descanso y el entrenador les dijo: -¡Ánimo chicos! no os vengáis abajo, luchar para ganar. Salieron muy concentrados y a los 15 minutos del segundo tiempo metieron un gol, ya iban 1-2. Pasaron otros 15 minutos y metieron otro gol, ya iban 2-2. Pero Marcos quería meter el último gol, pasó el tiempo reglamentario y el colegiado añadió 2 minutos. Pasó el primer minuto, ya solo quedaba 1 para los penaltis. Entonces, un compañero de Marcos le dio el pase de la muerte, cogió el balón y se fue corriendo a la portería, se fue del portero, chutó y gol. Hizo el 3-2 y el colegiado pitó final del partido. Entonces, todos los componentes del equipo se abrazaron y le gritaban a Marcos que sin él no habría sido posible llegar hasta allí, que él era el jugador que le faltaba al equipo. Cuando se hizo mayor, Marcos tuvo una gran suerte, porque los mejores equipos de fútbol querían ficharle. Marcos se hizo muy famoso y todos los chicos que de pequeño no querían ser sus amigos, ahora eran sus seguidores y le admiraban y colorín colorado este cuento se ha acabado.



Titulo: UN VIAJE INESPERADO Autora: Marian Padilla Moreno

Eran las vacaciones de verano y Laura estaba en su habitación, aburrida y mirando la pared, sin saber qué hacer. De pronto, miró su reloj de pulsera, marcaba las 12:00 del mediodía, pareció recordar algo y sacó una maleta de viaje de debajo de su cama. La hizo corriendo, pues sabía que había llegado el gran momento… ¡se iba de vacaciones con su madre y su hermano a Río de Janeiro! Bajó corriendo por las escaleras y se encontró a su madre con cara de preocupación delante de la pantalla del ordenador. -¿Qué pasa? ¿No nos vamos ya?-dijo Laura impaciente. Su madre le explicó que no, que no se iban, porque habían cancelado el vuelo por circunstancias desconocidas. También le dijo que ella tenía que marcharse a un lugar lejano por motivos de trabajo. -¿Será una broma? ¿No?-dijo Laura mientras se le caía la maleta de las manos. En ese momento, entró su hermano Lucas en la habitación y, rápidamente, Laura le explicó lo que le había contado su madre. -¿Cómo? ¡No, no, no y no! ¡Ya le he dicho a mis amigos que me iba a un sitio chulísimo de vacaciones!-dijo él enfadado y, añadió: -Espera, espera. Si tú te vas, ¿con quién se supone que nos vamos a quedar nosotros? ¿Eh? -Con vuestra tía Rosa-contestó su madre con toda tranquilidad. -¿Qué?-exclamó Lucas, escupiendo el agua que estaba bebiendo. -Pero… es que la tía Rosa es… es… ¡indescriptible! No hay ninguna palabra que la describa bien-dijo Laura. -Sí, sí la hay, ésta: PLASTA (así, con mayúsculas)- dijo Lucas. -Bueno, se acabó la discusión-dijo su madre. Llegó el día, y su madre se tuvo que ir, no sin antes despedirse de Laura y Lucas. Allí también estaba la tía Rosa. Pero como Laura no estaba dispuesta a quedarse sin vacaciones, cogió su maleta y la metió en el maletero del todoterreno de su madre, bueno, y también se metió a ella misma. Después de un largo (larguísimo) trayecto llegaron a ese (¿maravilloso?) lugar. A hurtadillas salió del maletero y se vio en… ¡oh, no! ¿Qué era eso?, parecía un poblado pobre (tenía varias chozas hechas de barro y paja y había gente en las chozas que estaban siendo ayudadas por los médicos de la organización “Médicos Sin Fronteras”) y así era. Su madre se había prestado voluntaria a una ONG que se encontraba en Níger. En ese momento, llegó una niña vestida con harapos que le dijo:


-Hola, ¿tienes algo de comida y agua? ¡Me muero de hambre y de sed! -Emm… Tengo unas galletas y un zumo. ¡Toma!-dijo, y le tendió la comida a la muchacha. Ésta se lo agradeció y le preguntó si quería que fueran amigas. Laura le dijo que sí y le explicó el motivo de que estuviera allí. Ellas dos se hicieron grandes amigas y la niña pobre, llamada Paula, ayudaba a Laura a esconderse de su madre. A cambio, Laura le traía comida y estaba siempre con ella para que no se sintiera sola, pues Paula no tenía familia. Un día, mientras Laura cogía algo de comida de las reservas para Paula y para ella, su madre la descubrió. -¿Qué haces aquí?- exclamó su madre enfadada. -Emm… Je,je. Vine contigo, me metí en el maletero. Pero he tenido que esforzarme para venir aquí ¿eh? He tenido que sobornar al chivato de Lucas con 10 € -explicó Laura. -Ya hablaremos de esto, Laura-dijo su madre-Pero ahora, tenemos que irnos. - Pero, ¿por qué?-dijo Laura. En ese momento, se oyeron disparos, su madre cogió a Laura y la llevó al coche; ella se montó y arrancó. La niña vio a unos hombres con metralletas disparando a todos sitios. Se tapó los oidos y se puso a llorar y a gritar. En ese momento, vio a Paula por la ventanilla del coche y pidió a su madre que parara. Condujo a ésta y al poblado (con la ayuda de su madre) a un lugar seguro, aunque todavía se oían disparos, a lo lejos. -Por favor Laura, vete- dijo Paula a su amiga. -No, nunca. No te voy a dejar sola-dijo Laura llorando. Pero, por la insistencia de Paula, Laura aceptó y se fue. Cuando llegaron a casa, Laura fue directa a su habitación y rompió su hucha, recogió el dinero y lo metió en otra donde puso: “RECAUDACIONES PARA ONG”. Desde ese día, Laura fue la persona más solidaria que te puedas imaginar y nunca se olvidó ni de Paula, ni de su poblado.

FIN



Título: ROBO EN LAS CATARATAS DEL NIÁGARA Autor: Isabel Pajares Padilla Había una vez, en Londres, una familia llamada Mistery. La familia estaba formada por una niña, un niño y sus padres. El niño se llamaba Kent y la niña Helga, Kent tenía 15 años y Helga 12. Los dos hermanos querían ser detectives. Una mañana soleada de mayo, cuando Kent y Helga se levantaban, oyeron que en la televisión, el señor de las noticias decía que había habido un robo en las cataratas del Niágara. Kent salió disparado de su habitación para ver qué pasaba, unos minutos después apareció Helga. Kent: ¡Helga! ¿Sabes lo que es eso? Helga:¿Qué pasa? Kent: Han robado oro en las cataratas del Niágara. ¡Una oportunidad grandísima para ser famosos! Helga: Espera …¡No estarás pensando lo mismo que yo! Kent: Pues yo creo que sí. Kent y Helga: ¿Mamá nos dejas ir a resolver este misterio? Madre: Mmm… no sé. ¿Me prometéis que os cuidaréis? Kent: Sí. Madre: Os dejaré, pero tendréis que ir con vuestra prima Agatha que os ayudará. Helga: ¡Vale! Helga y Kent llamaron a Agatha que les dijo que si contaban con ella, iría. No querían perder tiempo y al día siguiente partieron hacia Canadá. Los tres llevaban de todo, cámaras, libros, microscopios, prismáticos…Llegaron a Canadá y se instalaron en el hotel más cercano a las cataratas. En ese hotel se instalaba toda la gente que visitaba las cataratas y pensaron que si toda la gente se instalaba allí, el ladrón también. Le preguntaron al recepcionista que si la noche anterior había visto a algún sospechoso entrar. Recepcionista: Buena pregunta, creo haber visto a un señor vestido de negro. Agatha: Muchas gracias. Kent: ¿Podemos echar un vistazo en todas las habitaciones del hotel? Recepcionista: Claro. Se pasaron toda la tarde visitando habitaciones, hasta que encontraron, en una habitación vacía, un pasamontañas. Ya tenían una pista, pero era demasiado tarde para seguir buscando y se fueron a dormir. Kent estuvo toda la mañana observando el pasamontañas. Se dio cuenta que en la etiqueta había escrito un nombre. El sospechoso se llamaba Watson. Silenciosamente


fueron a la sala de abajo para preguntarle al recepcionista que si tenía los datos del sospechoso. Recepcionista: Claro yo siempre apunto todos los datos de las personas que se alojan aquí. Kent: Entonces también tendrás los de Watson. Recepcionista: Claro, mirar, estos son sus datos, tiene 42 años, vive en Egipto, en el pueblo de Sudaí, calle san Pedro número 6. ¿Tenéis bastantes datos? Agatha: Suficientes. Se dirigieron hacia su habitación. Llamaron a la policía y cuando el ladrón estaba en su habitación llamaron a la puerta. El ladrón abrió la puerta y los policías lo ataron con las esposas y lo llevaron a la cárcel. Todos les dieron la enhorabuena. Llamaron a todos los medios de comunicación y cumplieron su sueño, ser detectives y ser famosos.


Título: EL LIBRO MÁGICO. Autor: Jorge Pajares Padilla. Érase una vez un niño llamado Ismael que cada tarde iba a la biblioteca de su pueblo a hacer los deberes, coger libros para leer y después apuntar los libros en el diario del colegio... Un día de primavera fue a coger un libro, pero cuando estaba delante del libro que quería, este le habló: -Hola, me llamo Kelvin. Llevo muchos años sin que nadie quiera leerme, hasta que llegaste tú –dijo el libro-¿Pe-pero hablas? –dijo Ismael asombrado. -Sí, porque estoy lleno de poderes para ayudar a los niños a leer –contesta el libro-Entonces… ¡Te llevaré a mi casa y haremos muchas cosas juntos! Camino de casa Ismael se cruzó con sus padres que iban a hacer la compra. Entonces decidió acompañarlos. Luego en casa, cenando, no les quiso contar que el libro que había cogido tenía poderes mágicos, cuando terminó de cenar se fue a la cama y se acostó junto al libro. Mientras dormían, el libro se despertó y … despertó a Ismael también. -Te contaré el secreto que nadie sabe –dijo el libro-¿Cuál? –dijo Ismael-También puedo viajar a través del tiempo- contestó el libro-¿Podríamos ir a París y ver la Torre Eiffel y muchos monumentos más? -contesta Ismael-Dicho y hecho –contesta el libroEn unos minutos ya estaban en París, todo era precioso: las casas, el museo de Louvre, la torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la catedral de Notre Dame, el Palacio de Versalles, los campos Elíseos… Después fue a desayunar a un restaurante francés. El camarero era muy simpático porque era español. La hora se les pasó volando, por eso se tuvieron que ir. Regresaron a su casa otra vez a través del tiempo y cuando ya estaban allí su madre estaba a punto de levantarse a preparar el desayuno. -Justo a tiempo –dijo el libro-Corre, finge que estás dormido para que no nos descubran –respondió IsmaelAl cabo de unos segundos entró su madre para avisarle de que se despertara para ir al colegio.


-Ya voy… -dijo IsmaelCamino del colegio iba pensando cómo le contaría a la señorita esta aventura mágica. Cuando llegó a clase se lo contó a todos sus compañeros, pero ninguno le creía. De regreso a casa Ismael iba muy enfadado, pero tenía una muy buena idea: -Esta noche volveremos a viajar a París y… ¡Qué no se me olvide la cámara! – comentó Ismael-¿Para qué quieres una cámara? –preguntó el libro-Para después, en clase, enseñárselo a mis compañeros y a la profesora y así me creerán –contestó IsmaelCuando cayó la noche, volvieron a viajar a través del tiempo y sucedió lo mismo que el primer día. A la mañana siguiente, Ismael, preparado, se fue al colegio. Allí les enseñó a todos lo que ocurrió y a partir de ese día sus compañeros creyeron todo lo que les decía Ismael. Luego, por la tarde, fue a la biblioteca y entregó el libro y le dijo que vendría otra vez y se lo llevaría a casa para pasar otra aventura como esta. FIN.



Título: EL L IBRO PER DIDO. Autor: Lorenzo Pajares Padilla Érase una vez un niño de 12 años, que se llamaba Pedro, era alto, delgado y le gustaba mucho leer libros en el campo. Una mañana de abril, Pedro se levantó de la cama, desayunó, se vistió y se fue a la biblioteca a coger un libro para leerlo en el campo de su tío, al que iban a ir a comer. Pedro cogió un libro que se llamaba “Misterios que resolver”. Ya en el campo, Pedro vio que al lado había una pequeña charca, aquel lugar era tranquilo y maravilloso. Decidió coger el libro e irse allí a leer. Ya cuando iba a anochecer la madre de Pedro se asustó porque Pedro no aparecía, hasta que al cabo de un rato, Pedro fue a la casa para contarle que se le había caído el libro a la pequeña charca. El padre de Pedro intento coger el libro pero… estaba muy profundo y no fue capaz. Al día siguiente, cuando Pedro se levantó, fue con su madre a la biblioteca para explicarle a la bibliotecaria lo que había pasado. Ya allí en la biblioteca la madre dijo: -Hola buenos días vengo para decirte que Pedro ayer perdió el libro que se cogió. Contestó la bibliotecaria: - No pasa nada por un libro que hayas perdido, además, como te gusta tanto leer, te voy a regalar un libro por el día del libro. Ya, cuando le dijeron eso, Pedro se alegró.


Título: LAS AVENTURAS DE PABLO. Autor: Julio Paniagua Carrero Érase una tarde de verano cuando un chico de once años se había quedado en la biblioteca de su pueblo castigado, porque había sacado malas notas. El chico se llamaba Pablo, era delgado, tenía el pelo negro y no le gustaba nada la escuela. Mientras estudiaba, vio un libro con la portada roja, leyó el título “Las aventuras de Joe”, se acercó, lo cogió y se puso a leerlo. Joe era un joven chico inglés que vivió en el año 1700. Iba en barco con sus padres a América porque no tenían trabajo y en América ofrecía muchos puestos de trabajo para extraer el oro. Pero antes de llegar unas piratas les robaron el dinero, la comida y los esclavizaron. Los piratas los llevaron a Cuba. Joe consiguió escapar, él era inteligente y mañoso y construyó una balsa con lo que pudo huir. Él quería llegar a su país para pedir ayuda pero no podría llegar solo sin comida y sin agua. Llegó a una isla que no estaba muy lejos donde no podrían verlo los piratas, se durmió pero a la mañana siguiente estaba rodeado de indios. El chico tuvo suerte porque eran pacíficos. Joe les explicó cómo llegó allí y cuál era su problema. El jefe indio le propuso un trato, ellos le ayudaban a salvar a sus padres pero los piratas tendrían que dejar de atacarles. Así lo hicieron, los indios le ayudaron a salvarlos y los piratas no volvieron a meterse con ellos. El cuento acabó y llegó la madre de Pablo: -MADRE: ¿Has estudiado? -PABLO: Sí (mintiendo) -MADRE: Y ese libro (empieza a reírse) ja ja ja ja ja. Su madre sabía que le estaba mintiendo y le propuso un trato: -MADRE: Estarás todo el verano estudiando una hora y el resto del día para ti. Pablo muy contento abrazó a su madre, se marcharon y Pablo se llevó para leer la colección de “Las aventuras de Joe”. Durante todo el verano estuvo una hora estudiando y las demás del día, leyendo.



Título: DON QUIJOTE Y LA MÁQUINA DEL TIEMPO Autor: Fernando Parra Salomón Don Quijote era un hidalgo caballero que vivía en la Mancha y luchaba contra lo que él creía que eran monstruos. Un día, como otro cualquiera, don Quijote fue al bosque y se encontró una máquina muy extraña. Él pensaba que era una posada y cuando entró, vió que en su interior había muchos botones y luces rojas intermitentes, cuando quiso salir, sin querer, le dió a un botón, se cerró la puerta, se golpeó en la cabeza y entró en un sueño muy profundo. Cuando despertó, ya no estaba en aquella tierra donde le esperaba la bella Dulcinea del Toboso, sino que estaba en una tierra donde había “grandes dragones que escupían humo”, “carros sin caballos”, “grandes rectángulos brillantes”… La gente se le quedaba mirando ya que en este lugar la gente no llevaba escudos, armaduras o lanzas. Esta gente llevaba un calzado ligero, pantalones y chaquetas de tela. Él sabía que había pasado algo con el lugar en el que vivía y creía que todo lo habían causado esos extraños dragones , y esos “carros sin caballo”, así que cogió todas sus armas y se dispuso a intentar vencerlos. Puso rumbo hacia una central nuclear, y le dijo: -Atrás, retroceded u os mataré con mi lanza y mi espada. (convencido de sí mismo). La central nuclear no hizo nada, entonces don Quijote la atacó, pero no pasó nada, lo volvió a intentar y en ese momento, la cerraron. Como no echaba humo don Quijote se creía que había ganado. Después, se dirigió hacia esos “carros sin caballos”, se puso en medio de la carretera y todos los coches frenaron, menos uno al que no le dio tiempo a frenar y lo atropelló. Cuando despertó, por fin volvió a su casa con la bella Dulcinea.



Título: EL PAÍS DE LAS GOLOSINAS Autora: Julia Rodríguez García. Érase una vez una niña llamada Carla que vivía en Brasil. Carla tenía el pelo largo y negro, los ojos azules y con largas pestañas y era delgada. Estaba siempre de buen humor, era traviesa y muy golosa. Una mañana de primavera, Carla se levantó muy temprano, se puso las zapatillas y se dirigió a la habitación de sus padres. Cuando llegó a la habitación, encendió la luz y gritó: -¡ Arriba! ¡ Hoy es mi cumpleaños! Sus padres se despertaron sobresaltados y finalmente se levantaron. Después de desayunar, los padres de Carla le dijeron que como regalo de cumpleaños, se iban a ir de viaje a la Amazonia. Carla se puso muy contenta porque, su padre era explorador y cuando le contaba todas las historias de sus viajes, a ella le entraban muchas ganas de viajar allí. Varios días más tarde, Carla y sus padres ya estaban preparando el equipaje para viajar a la Amazonia. Metieron ropa, mucha comida y Carla metió una bolsa llena de golosinas. Durante el viaje Carla no paraba de preguntarle a su padre qué animales verían allí, y por qué no se podían quedar más tiempo, a lo que su padre respondió que tenía que ir al colegio la semana siguiente y debía descansar. Cuando llegaron, un hombre alto de raza negra y con una gran mochila, se acercó a ellos y les dijo que él sería su guía. Emprendieron el viaje por una estrecha vereda que ,después de caminar y caminar ,les condujo hasta un lago. El lago era muy bonito, estaba rodeado de vegetación, en los árboles había tucanes, se escuchaba el sonido de los pájaros a lo lejos en las copas más altas de los árboles, y entre los arbustos una pantera negra se acercó a beber. Como llevaban mucho tiempo caminando, decidieron acampar y pasar la noche allí. Carla tendió su saco de dormir en el suelo y se tumbó. Pasó un rato y Carla seguía despierta. No conseguía dormirse porque estaba muy emocionada y los ruidos de la naturaleza la desconcertaban. Cuando todos estaban dormidos Carla cogió su linterna y sus golosinas y se fue a caminar alrededor del lago. A lo lejos, vio un árbol grande y alto y escaló por su tronco. Llegó a las primeras ramas y al mirar hacia arriba vio una luz que le llamó la atención y siguió subiendo. Después de estar un rato ascendiendo, llegó a un lugar en el que todo estaba hecho de golosinas. Las casas estaban hechas de ladrillos de gominola; las carreteras de regaliz; los ríos de manzana caramelizada y así el resto del país. Carla caminó por la carretera de regaliz y encontró a un niño llamado Hugo, que vivía allí, le preguntó qué lugar era aquel, y él le dijo que era el País de Las Golosinas, y que sólo la gente a la que le gustaban las golosinas y tenían mucha imaginación podían llegar allí. Después, se fueron a jugar y un rato más tarde la niña regresó a su saco de dormir, con sus padres y el guía. A la noche siguiente, Carla volvió al País de Las Golosinas, pero esta vez se encontró con todo el país destruido. Encontró a Hugo y éste le dijo que un villano había destruido la ciudad porque había robado las golosinas del Pozo de la Vida. Carla le dijo que ella tenía una bolsa llena de golosinas y que podía llevarlas hasta el pozo. Los niños se dirigieron hacia el pozo con las golosinas. Cuando llegaron, las arrojaron dentro y vieron como, poco a poco, las casas, fuentes, ríos y carreteras fueron recuperando su forma normal. Los dos amigos se despidieron y Carla se fue a dormir. Al día siguiente ya se tenían que ir. Carla llegó a su casa muy contenta, porque había hecho nuevos amigos y había salvado el País de Las Golosinas.



Título: EL NIÑO Y EL DINOSAURIO Autor: Javier Salado Cabezas

Esto era un niño que vivía en el bosque. Un día el niño salió de su casa para ir a investigar y jugar a los exploradores. Él saltaba, corría, se subía a las piedras más altas hasta que de una se cayó y vio que en el fondo había una cueva. El niño, sin miedo alguno, entró, caminaba despacio y observándolo todo encontró en el suelo un huevo, no era un huevo cualquiera, sino que era grande, como si fuese de un dinosaurio. Este cogió el huevo con mucho cuidado para no romperlo, y se lo llevó a su casa. El niño estaba muy contento con el huevo, lo metió en una caja de zapatos con unos trapitos para que no pasara frío. Pasados unos días la mamá dinosaurio se acercó a la casa del niño en busca de su huevo, el niño asustado llamó a su mamá, la mamá dinosaurio le dijo al niño que no gritara que ella solo quería su huevo. La mamá del niño sin saber de qué hablaban le dijo que se lo diera, así se marcharía. El niño convencido se lo dio, en ese momento el huevo empezó a eclosionar, estaba naciendo un pequeño dinosaurio. La mamá dinosaurio le dijo al niño que le podía ir a visitar cuando él quisiera. Pasadas unas semanas el pequeño dinosaurio y el niño se hicieron muy amigos y entre los dos jugaban a los exploradores por el bosque.


Título: EL PERRITO SAM Autor: Sergio Salado Terrón

Érase una vez un perrito llamado Sam, de color chocolate, con las orejas caídas, tiene los ojos negros azabache y la boca pequeña. Un día su dueño, como cada mañana, lo sacó de paseo por el parque. Él allí se sentía contento y alegre porque su dueño le dejaba suelto, corría y saltaba con otros perritos. Ese día al dejarlo suelto, su dueño le lanzó una pelota, se alejó tanto que se perdió entre la arboleda; observó como un hombre le llamaba y le ofreció galletas para perros, tenía su pelota y corrió hacia él. El pobre Sam no se dio cuenta que iba a ser raptado… Fue abriendo los ojos poco a poco, ya que las galletas llevaban un tranquilizante para dormir. Cuando se despertó del todo se dio cuenta que estaba en una jaula dentro de un coche. Empezó a sentir miedo y frio, aullaba mucho (aterrorizado). Al cabo de un rato el coche se detuvo, él pensó que había llegado a su casita, pero… ¡no! era un semáforo en rojo.Volvió a quedarse dormido y al despertar, estaba en su destino. Al mirar a su alrededor descubrió que no estaba solo, había más jaulas con perros y otros tipos de animales. Cada vez se sentía ¡más asustado! El perro de la jaula de al lado le tranquilizó diciéndole: -

Tranquilo amigo, tranquilo.

Sam preguntó: -

¿Dónde estamos? ¡Quiero volver a casa! Calla amigo, tranquilízate, no metas mucha bulla. (susurrando) Amigo, ¿cómo te llamas? Sam, me llamó Sam, ¿y tú? Edward, encantado de conocerte. ¿Y… que hacemos aquí? ¿Por qué estamos encerrados?

A lo que Edward no contestó. Más tarde, en una jaula del fondo de la sala, se escuchó una voz. La voz era robusta y rígida. Dijo: -

Aquí el que entra ya no sale de esta casa.

Después de unos días allí encerrado, Sam solo pensaba en como podía salir de allí y poder volver a su casa. Observó que las ventanas, aunque estaban un poco altas, no tenían rejas. En un descuido de los hombres que los vigilaban intento abrir la jaula, hasta que lo consiguió. Trepó entre las jaulas y alcanzó una ventana, estaba muy alto, pero saltó y cayó al vacío. Estaba dolorido del salto, pero se recompuso y salió corriendo buscando el camino a casa.


Aquel lugar estaba a las afueras de la ciudad, así que tardó dos días en llegar a su barrio. Al llegar, se dio cuenta que su amo había empapelado las calles con su foto. Un hombre lo reconoció y fue a su encuentro, pero él, con miedo, huyó y se alejó porque pensaba que le iba a raptar. Su barrio se lo conocía perfectamente y sabía que ya estaba cerca de su casa, después de cruzar dos calles, vio su casa a lo lejos. Corrió lo más deprisa que pudo hasta llegar a la puerta. Cuando por fin llegó, se dio cuenta que su amo estaba hablando con el hombre que había intentado cogerlo hacia un rato, se acerco con miedo, pero en cuanto su amo lo escuchó ladrar, salió a su encuentro y lo alzó con alegría. Los dos estaban felices y contentos por volver a estar juntos.


Título: RIKI, LA AGAPORNI ESTRESADA Autor: Javier Santano Cordero

Érase una vez un agaporni llamada Riki. Riki era muy nerviosa y siempre quería estar dentro de su jaula y jugando. Javier, su dueño, era un estudiante de sexto de primaria que además, jugaba en el equipo de fútbol de Arroyo de la Luz, por lo que, con los entrenamientos y los deberes no es que tuviera mucho tiempo para sacar a Riki de su jaula y jugar con él. Las únicas veces que le sacaba era cuando tenía vacaciones en el colegio. Esa era la época que más contento estaba Riki. Un año, el segundo trimestre fue un poco más largo de lo normal, y claro, Riki, al no salir de su jaula, se estresó. Se empezó a quitar las plumas, hasta que se quedó en la piel. En ese momento Riki dejó de ser bonito a estar hecho una pena. Una vez acabado el segundo trimestre y empezar las vacaciones, Javier decidió sacar a Riki para jugar un rato con él, pero a la hora de meterlo en su jaula, el pobre pájaro, no quería entrar en ella. Javier pensó dejarlo suelto por casa, como un miembro más de la familia y así lo hizo. Desde entonces Riki se encuentra feliz y ha recuperado su bello plumaje.



Título: LAS AVENTURAS DE RODRIGO Y SU AMAGA BELÉN. Autor: Cristina Vivas Caballero Había una vez una familia que vivía en un castillo. Juan, el rey; Matilde, la reina y Rodrigo, el príncipe. Juan, quería que Rodrigo fuese un gran rey cuando él falleciese, pero, Rodrigo era un joven aventurero. A él, le gustaban las aventuras como a su abuelo Julián, padre de su padre. Un día se enfadó con su padre. Su abuela era la única que lo entendía, así que le fue a pedir consejo sobre qué hacer. Su abuela, Teresa, le dijo que desde que era niño miraba la escudería de su abuelo, pero, nunca se había dado cuenta de que faltaba la espada. - Rodrigo (intrigado): ¿Por qué no está la espada abuela? - Teresa: Hace mucho tiempo cuando tu padre era más o menos de tu edad, tu abuelo luchó contra un caballero llamado Hernández, él era fuerte y joven, pero tu abuelo era viejo. Hernández le tenía mucha envidia a tu abuelo así que lo mató, le arrebató la espada y se la llevó. Desde entonces a Hernández no se le ha visto de nuevo. - Rodrigo: Abuela yo traeré la espada a la escudería de mí abuelo. -Teresa: No estás preparado, pero yo sé quién te puede ayudar a luchar. Cerca de las cataratas “Romeo”, en una montaña, vive un señor llamado Fernando que enseñó a tu abuelo a luchar, dile que vas de parte mía y dile quién es tu abuelo, él te enseñará sin ningún problema. El príncipe aceptó y en seguida fue a despedirse de su madre. Cuando Rodrigo se iba se encontró con su padre. - Juan: ¿Dónde vas hijo con una mochila? - Rodrigo: Padre voy en busca de la espada de mi abuelo. -Juan: Hijo, en serio quieres ir en busca de la espada. -Rodrigo: Sí padre. - Juan: Vale, pues ten mucho cuidado y adiós. Al día siguiente tras caminar día y noche, encontró una posada. Rodrigo vio a la camarera y se enamoró de ella. La chica al verlo, también se enamoró. Los dos hablaron. La camarera, Belén, le preguntó que qué hacía allí, este le contó por qué estaba allí. Ella sorprendida decidió ayudarle a encontrar a Hernández. Los dos fueron en busca de las cataratas “Romeo”, pasaron horas hasta que las encontraron. Fernando que iba cabalgando vio a Rodrigo.


- Fernando: ¿De dónde vienes? ¿quién eres? - Rodrigo: Soy hijo de Julián y nieto de Teresa. - Fernando: Te llamas Rodrigo. - Rodrigo: Sí, vengo a que me enseñes a luchar para que le pueda arrebatar la espada de mi abuelo a Hernández. -Fernando: Hijo, por supuesto que te ayudaré. Pasaron dos meses cuando el joven Rodrigo estaba hecho un verdadero luchador. Fernando le dijo que ya podía ir en busca de Hernández y quitarle la espada que era de su difunto abuelo. Este y Belén fueron en busca de él. Cuando llegaron al castillos de Hernández vieron que era oscuro y con telarañas colgando de las paredes. No había nadie, solo la espada junto al trono. Rodrigo al verla la cogió pero…. en ese momento llegó Hernández: -Hernández: ¡Alto, dejad la espada en su sitio! -Rodrigo: ¡No! esta espada le pertenecía a mi abuelo. -Hernández: De eso nada esa espada es mía y siempre ha sido mía. -Rodrigo: No, esta espada es de mi abuelo, tú se la arrebataste en una lucha. - Hernández: Eso es cierto pero, tu abuelo perdió y esa espada me pertenece. -Rodrigo: Vale, pues entonces lucharemos tú y yo por la espada de mi abuelo. -Hernández: De acuerdo. En ese momento, Rodrigo y Hernández se pusieron a luchar. Hernández era más viejo y ya había perdido experiencia con la espada, en cambio Rodrigo era joven y fuerte y tenía todas las de ganar. De pronto Hernández recibe un corte en la mano dejando a Rodrigo con ventaja para matarlo. Rodrigo cogió la espada y junto a Belén se dirigieron hacia el castillo, pero antes entraron en casa de la muchacha para pedirle su mano al padre, éste aceptó y juntos fueron al castillo. Los padres de Rodrigo también aceptaron a que se casasen. Pasaron los meses cuando estos se casaron en el castillo. Y fueron felices y comieron perdices.



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