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La Plegaria de la Cuarta Rama: Regocijo La Plegaria de la Quinta Rama: Petición de Que Gire

En última instancia, la confesión es comprender la naturaleza de la vacuidad de los fenómenos. En ese reino trascendemos todo, incluyendo la confesión, las acciones negativas y la ignorancia. Esta comprensión de la vacuidad tiene que ser una verdadera realización. La comprensión conceptual no sería suficiente para purificar verdaderamente todo.

LA PL E G A R I A D E L A CU A RTA RA M A : RE G O C I J O

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El regocijo es la plegaria de la cuarta rama y es el remedio para los celos. Según el Señor Buda, si nos regocijamos en las buenas obras de los demás en lugar de ser celosos, recibimos el mismo beneficio que ellos. La manera apropiada de regocijarse es hacerlo en las acciones virtuosas condicionadas así como en las acciones virtuosas no condicionadas. “Condicionada” significa acciones virtuosas que son limitadas y ocurren dentro de los límites del samsara; las buenas acciones realizadas por los seres sintientes, tales como las diez acciones virtuosas que conducen a un nacimiento superior y a experiencias positivas en esta vida, así como en vidas futuras. Las acciones virtuosas no condicionadas son ilimitadas, las acciones supremas de los Budas y Bodisatvas. En otras palabras, nos regocijamos en cualquier acción virtuosa, desde las acciones ordinarias de los seres sintientes hasta las extraordinarias acciones virtuosas de los Shravakas, Pratyekabudas y las vastas y profundas actividades de los Bodisatvas. Al hacerlo, no debemos limitar nuestros pensamientos solo a este mundo. deberíamos incluir todas las acciones virtuosas de los seres sintientes y, los Budas y Bodisatvas que existen en la totalidad del espacio vasto e infinito. Regocijarse es una virtud verdaderamente grande porque es difícil de hacer. Sabemos esto como un hecho de las reacciones comunes de la gente a la buena fortuna de los demás, como su éxito material, buena apariencia, fama y fortuna, o cualquier buena cualidad que puedan tener. En lugar de ser feliz por ellos, el primer pensamiento que viene a la mente de la mayoría de la gente es, “¿Por qué llegan a tener eso?” Son puros celos. Obviamente, espiritualmente hablando, esta es una emoción incorrecta, y la razón principal es porque nos daña. La siguiente historia tomada de un sutra es un gran ejemplo de cómo funciona el regocijo. Un devoto patrón, el rey Kosala (Sct. Prasenajit, Tib. Sal Gyal), estaba ofreciendo comidas al Señor Buda y a todos sus seguidores. Fuera de su palacio, una anciana mendiga se deleitaba y regocijaba en las obras virtuosas del rey, deleitándose en su buena fortuna, de su vida pasada y deleitándose en su continua acumulación de méritos en esta vida al hacer ofrendas a los Budas. Siendo omnisciente, Buda sabía de