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2. Eliminando los Dos Oscurecimientos

ser eliminados. Los dos oscurecimientos son el oscurecimiento de las emociones perturbadoras y el oscurecimiento del conocimiento.

El primer oscurecimiento de las aflicciones incluye todos los pensamientos negativos que surgen en la mente (orgullo, avaricia, celos, engaño, estupidez, ira, malicia, etc.). La presencia de estas aflicciones nos impide ser capaces de practicar el Dharma correctamente, nos impide ser capaces de beneficiar a los demás y nos impide ser capaces de alcanzar la liberación.

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El segundo oscurecimiento del conocimiento no es tan obvio como las emociones perturbadoras (pensamientos de ira, etc.). Más bien, este oscurecimiento son los patrones habituales de nuestra mente que entran en conflicto con la verdadera naturaleza de la realidad. Es el modo incorrecto de percepción y el apego a las percepciones externas que la mente tiene; es la creencia en la realidad de los fenómenos. Cuando se percibe la aparición de fenómenos, tenemos una tendencia innata y espontánea a percibirlos como sólidos y reales. En particular, esta falsa creencia percibe la realidad como compuesta de tres esferas (sujeto, objeto y acción entre ellas). Esta actitud cree en la realidad del sujeto (aquel que está haciendo la acción), la realidad del objeto (aquello sobre lo que se está haciendo la acción), y la realidad del acto mismo. Este oscurecimiento del conocimiento nos impide alcanzar la realización de la verdadera naturaleza de los fenómenos y debe eliminarse para lograr el objetivo de la Budeidad.

2. ELIMINANDO LOS DOS OSCURECIMIENTOS

Eliminar estos dos oscurecimientos requiere un remedio. Este remedio es la enseñanza del Buda sobre los dos tipos de ausencia de entidad propia. Por ejemplo, si nos acostumbramos a la emoción perturbadora del deseo y no tratamos de eliminarla, esta emoción se hará más fuerte y resultará en que experimentemos mayores dificultades y sufrimiento. ¿Cómo se pueden eliminar las emociones perturbadoras? La primera manera es reconocer que traerán sufrimiento. En segundo lugar, podemos trabajar en suprimirlas, lo que reducirá su potencia, pero esto no las eliminará por completo. Una tercera manera es mantener los objetos de las emociones perturbadoras a distancia evitándolos, pero esto tampoco funcionará completamente. Ninguno

de estos métodos (identificar lo negativo, suprimirlo o distanciarse de ellos) eliminará por completo las emociones perturbadoras.

Sin embargo, podemos eliminar completamente las emociones perturbadoras mirando su origen y reconociendo que los pensamientos del “yo” y “mi” causan nuestras emociones perturbadoras. Cuando percibimos el dualismo de un “yo” y “otros”, automáticamente sentimos un apego a nuestro yo y lo consideramos más importante que los demás. También sentimos automáticamente un deseo o apego por lo que deseamos tener y un desdén por nuestra agresión hacia lo que creemos que no nos gusta. Ambos pensamientos de deseo y aversión surgen de nuestro apego básico a la idea de un yo. Sin embargo, si examinamos de cerca lo que es el yo y dónde se encuentra el “yo” o “mi”, descubrimos que estos no tienen una verdadera existencia y no pueden ser encontrados. Una vez que se elimina esta fuente de sufrimiento, las emociones perturbadoras, no surgirán el deseo (por lo que queremos), la ira (contra lo que no queremos) y los celos (hacia los que creemos que tienen lo que queremos). Entonces nos volvemos libres de las emociones perturbadoras al comprender la ausencia de entidad propia de la persona.

Comprender la ausencia de entidad propia de la persona no es un medio para suprimir o distanciarse de las emociones perturbadoras. Más bien, elimina las emociones perturbadoras por completo. Por lo tanto, la enseñanza sobre la ausencia de entidad propia de la persona es el remedio que elimina el obstáculo de las emociones perturbadoras.

El segundo oscurecimiento, el oscurecimiento del conocimiento, es que no comprendemos la verdadera naturaleza de los fenómenos. Más bien, creemos que los fenómenos tienen verdadera existencia. Debido a que estamos apegados a los fenómenos y creemos que tienen la verdadera realidad, la mente percibe erróneamente el samsara. Podemos eliminar ese oscurecimiento que malinterpreta la verdadera naturaleza de los fenómenos examinando los fenómenos de cerca y descubriendo que no tienen una verdadera existencia propia. Hacemos esto al comprender las enseñanzas de la vacuidad: Primero, escuchamos y estudiamos las enseñanzas y obtenemos un entendimiento superficial. Segundo, contemplamos las enseñanzas sobre la vacuidad y obtenemos la sabiduría (Sct. prajna) que surge de la