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UN BLOQUEO DE RECUERDOS

UN BLOQUEO DE RECUERDOS

Tania A. Camas M.

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Es cierto, soy muy nerviosa, y diré que enormemente impulsiva. Mucho de esto me ha traído problemas en el transcurso de mi vida y los estragos de las decisiones que tome aún me pasan factura, solo basta con ver mi rostro, las cicatrices, y una que otra enfermedad que he optado por ignorar o mentirme a diario repitiendo una y otra vez justo antes de empezar el día Estoy bien. Pero ¿Por qué dicen que estoy loca? La ansiedad ha agudizado mis sentidos. De todos ellos el más agudo es el oído. Yo he escuchado todas las cosas del cielo, de la tierra, y muchas de infierno. Siendo la última donde toda mi niñez habite la que más conocía o simplemente lo sentí así pero lo olvide.

Es imposible explicar cómo estos pensamientos me invadieron de la nada, había decidido ignorar esta parte de mi vida desde que me fui de casa, pero todo esto penetró originalmente en mi cerebro, y una vez concebida me persiguió día y noche. Yo quería a Rubén y Verónica o para ser más claros papá y mamá. No me habían causado ningún daño. Jamás me insultaron, como hija única fui la consentida. Creo que era ese juego secreto que teníamos. Sí, eso fue. Uno de los juegos que creí olvide, solo puedo recordar el miedo sobre mí, y como se helaba mi sangre. Y así, lenta, gradualmente, se me metió en la cabeza la idea de regresar después de 20 años a casa.

Es aquí donde viene la dificultad. Me creerás loca. Pero me hubieses visto, si hubieras visto con la sabiduría que procedí, con la decisión y a su vez confusión y miedo que no podía explicar ¿De dónde salía tanto miedo? Me preguntaba mientras hacía mi maleta ¿Por qué? Mamá y papá me quieren.

Cuentos que SI son cuentos

Llegué al pueblo a eso de las 10 de la mañana nunca temblé tanto, la ansiedad había llegado a su máximo, eso jamás me había pasado. El ataque de ansiedad aparecía de vez en cuando y no lo había hecho durante toda la semana anterior a llegar. Y ahí estaba frente a mí la casa de mi niñez los años ya la cubrían, la puerta de metal oxidada era evidencia de eso, su color blanco estaba ya opaco y en ciertos lugares la pintura se empezaba a descascarar la más envejecida del pueblo. Pero estas ganas de querer huir me invadían, mi cuerpo me estaba dando un aviso de alerta. Vi en una de las ventanas una cabeza sobresaliendo, mi mamá me observó como sorprendida y salió a recibirme. La abrace ella había envejecido de una mera inusual aparentaba más años de lo que en realidad tenía. De verdad, me sorprendí. Y entonces, cuando iba a abrir la puerta y de manera precipitada que hasta tú te hubieras asustado dije:

-¡Papá está en casa!

Sinceramente no sé por qué pregunte si era obvio que estaba allí pero me angustiaba la idea de encontrarlo. Entre y como me lo imaginaba allí se estaba en su sofá lo salude con un abrazo él no estaba tan envejecido como mamá, creo que a ella la invadía el sufrimiento y la culpa.

Estuve allí durante una semana, todo iba muy normal en casa. Salía a pasear por el pueblo recibía cumplidos constantes de los vecinos referente a mi físico me decían que mi cuerpo se veía atlético, ahora mi piel es más morena, y como me deje crecer el cabello, muchos no me reconocieron. Fue mejor para mí porque quería evitar dar explicaciones de por qué no había regresado, este es un pueblo bastante pequeño, muy conservador y religioso allí los chismes recorren en cuestión de minutos.

En la octava noche me desperté de manera precipitada, sudando, temblando y sin poder respirar, sentí mi cama mojada, me di cuenta que me había orinado. Aquella noche pude medir la

magnitud de mis problemas. Apenas podía dominar mi temor. Estaba allí dando vueltas intentando recordar qué era lo que me atormentaba, mi mente bloqueó muchos momentos de mi infancia. Y fue cuando vi que el seguro de mi cuarto empezaba a girar y vino a mi mente todo como un flash. Al sentir todo esto se me escapó un sollozo. Tal vez creas que tuve ansiedad. Pues no. Mis ataques de pánico en ese momento se bloquearon y solo rogaba que no aparecieran. Me levanté y encendí la luz y vi que quien entraba era papá. Como en esos juegos de la infancia que no recordaba, pero solo pensarlos me aterraba. Me levanté de la cama de manera apresurada y me disponía a golpearlo con un bote de crema, cuando papá entró a la habitación preguntando:

-¿Lista para jugar con papá?

Permanecí totalmente inmóvil y no respondí. Durante 5 minutos no moví ni un solo músculo, y durante todo ese tiempo no escuche a papá cerrar la puerta. Continuaba parado en el umbral observando no sé si fue mi mirada, la expresión de mi rostro, o mi postura amenazante o se dio cuenta que recordé todo lo que él creyó había olvidado. Salió sin emitir ni una sola palabra como si no hubiera pasado nada.

Durante toda la noche pase dando vueltas en la habitación, tomaba mi celular con la idea de pedir ayuda, pero sinceramente dígame ¿Quién en ese momento me creería? Todos dirían que fue un sueño o dirían que estoy loca, que cómo me atrevo a dañar la imagen de mi padre tan entregado al pueblo y su esposa. Cosas que prefería no escuchar en ese momento. Intenté calmarme y al estar sentada en mi cama todo fue más claro, esa imagen de papá entrando al cuarto acercándose a mí diciéndome que todo está bien, que todo es parte de un juego de los dos, tocándome y después dolor un intenso dolor. Y lo note, mamá lo sabía todo por eso su cara demacrada por eso nunca pidió que la visitara. Créeme, ella lo sabía, no me preguntes cómo lo deduje, pero créeme ella lo sabía todo.

Cuentos que SI son cuentos

Al siguiente día solo tomé mis maletas a primera hora y me fui sin decir nada y decidida a no regresar jamás. Si aún el pueblo insiste que estoy loca por haber denunciado a mi propio padre por violarme. Pues sí. Créeme que fue la decisión más inteligente que tomé en mi vida.

-Riiinngggg!!!! - Sonó una alarma

No me fije en el tiempo, me imagino que esa es la señal de que mi consulta terminó. Te agradezco mucho por escucharme. Esta es la primera sesión psicológica después de mucho tiempo. Nos vemos la siguiente semana. Voy a pedir que me agenden mi siguiente consulta, cuídate. Adiós.