A
continuación se relata la leyenda
salía del asombro se acercó a su padre y le
de la flor nacional de la República
preguntó qué pasaba. Él le dijo que unos
Argentina: la Flor de Ceibo.
hombres desconocidos y de piel blanca
Hacia el final del siglo quince una de las más guerreras e indomables de las tribus guaraníes se encontraba asentada en las orillas del río Paraná donde hoy se encuentra el norte de Argentina.
habían invadido su territorio y que estaban
destruyendo
todo
lo
que
encontraban a su paso. El cacique agregó que estos hombres contaban con unos aparatos que lanzaban fuego y que parecían muy peligrosos, creía que los
Anahí, que en guaraní significa “la de la voz de pájaro”, era hija del cacique de esta tribu. Ella, no solamente era hermosa, sino que su voz les encantaba tanto a los indios como a los animales de la selva. Anahí entonaba los cánticos de su tribu de una forma tan melodiosa que los que la escuchaban se sentían transportados por
llamaban “armas”. Sin perder tiempo, la tribu de Anahí se dispuso a defender su tierra nativa a pesar del miedo frente a lo desconocido. Comentaban entre ellos que aquellos seres parecían
monstruos
creados
por
el
mismísimo Añangá.
su deleite. La doncella indígena tenía
Ese
muchos pretendientes, algunos estaban
amenazaba
tormenta,
realmente enamorados de sus cualidades
civilizaciones
pelearon
de mujer hermosa y noble, otros estaban
terrible.
más interesados en heredar el título de
especialmente del lado de los indios, pues
cacique. La joven, sin embargo, disfrutaba
estaban frente a un enemigo desconocido.
de su juventud y de su libertad. Era feliz
Lamentablemente aquel triste día, el padre
junto a su padre y en su comunidad.
de Anahí fue uno de los que perdió la
Anahí conocía la tupida selva mejor que
vida.
nadie, y en ella pasaba horas en medio de los árboles deleitándose con las diferentes flores, las aves y los animales. Nunca imaginó
que
el
destino
que
la
transformaría para siempre estaba muy cercano y que su vida dejaría un legado para su pueblo. Un día, la tribu vio por primera vez, un inmenso navío acercándose por el río. Presenciaron con estupor a unos hombres blancos cubiertos en trajes y metales brillantes que bajaron a la tierra con seguridad y atropello. Estos indios jamás habían visto caballos y creyeron que jinete y caballo eran ambos la misma cosa, una especie de monstruo de cuatro patas y dos cabezas. Rápidamente los hombres de la tribu se
mismo
día,
Hubo
uno
oscuro
que
las
dos
de
muchas
manera muertes,
El chamán de la tribu le dijo entonces a Anahí: —Tengo una pena muy grande por la muerte de tu padre pero mucho me preocupa tu situación. No tienes marido, ni hijo y de esta forma no hay quién tome la posición de cacique. Nuestro pueblo necesita a alguien que nos guíe para mantener la unidad de nuestra tribu. Es esta unidad de gran importancia para nuestra subsistencia y defensa contra el enemigo. La joven doncella quedó muy preocupada por las palabras del chamán y pasó toda la noche en vela reflexionando sobre la situación en la que se encontraba su pueblo.
prepararon para la lucha. Anahí que no Perspectivas Hispánicas - 3/2012 - p.73