Perspectivas, Volume 2 Number 1

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Anécdotas

STEPHANIE JEAN Hace un año, decidí viajar a Costa Rica para trabajar voluntariamente durante tres meses. Acompañe a una organización que organiza programas para jóvenes en comunidades de bajos recursos. Mi grupo estaba formado por nueve personas de todas partes de Canadá. Sabíamos que íbamos a aprender mucho de la comunidad y también de nosotros. No íbamos a volver a nuestras casas iguales, como nos habíamos ido. Éramos todos diferentes en personalidad, pero todos teníamos un interés común: las aventuras y los riesgos. Nunca pensamos en los peligros o en la posibilidad que alguien pudiera lastimarse. Pensamos que éramos invencibles. Aparte de realizar nuestras tareas voluntarias para construir una escuela en el pueblo, también nos divertíamos en las actividades extremas que Costa Rica ofrece. El ecoturismo es muy popular en este país y crea muchas oportunidades de hacer diferentes actividades. Por ejemplo: hacer surfear, visitar los volcanes, hacer excusiones en el bosque y muchos más. Casi cada fin de semana teníamos una excursión planeada. También, con cada viaje que hacíamos, corriamos el riesgo de lastimarnos. Sin embargo, nadie en el grupo pensaba en eso, tan solo en que cada experiencia era fenomenal y única. El primer fin de semana fuimos a la playa para intentar surfear. Ésta iba a ser la primera vez para todos, por eso decidimos tomar unas clases. El instructor nos explicó la técnica y teoría del surfeo. Practicamos en la playa, repitiendo los movimientos de subirse a la tabla de surfeo. Antes de entrar al agua, el maestro nos explicó cómo caer con seguridad. Nos informó que era muy importante estar lo más lejos posible de la tabla para no lastimarse gravemente. Al otro día nos amaneció un día precioso, soleado y con olas enormes. Todos en el grupo logramos subirnos a la plancha del surfeo y afortunadamente nadie salió golpeado. Después de unas horas estábamos agotados pero satisfechos con la experiencia. Con el éxito de nuestro primer excursione, decidimos hacer otro. El segundo viaje que hicimos fue a visitar el volcán Arenal que se encuentra en el Parque Nacional Volcán Arenal en Alajuela, una ciudad al sur de San José. Es uno de los destinos más populares en Costa Rica, pero fuimos durante la temporada baja y no había muchos turistas. La mayoría de nosotros tenía los zapatos y botas necesarios para subir. El guía nos explicó que era el volcán más activo de Costa Rica y que era probable que no pudiéramos subir hasta la punta del volcán porque era muy peligroso.

49 EL OJO / diciembre 2009


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