12a edición Revista Lúdica

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Sobre Lúdica

Sobre Lúdica Lúdica surge como un espacio para el intercambio de ideas y conocimientos psicoanalíticos estimulando propuestas novedo­ sas que jueguen con las clásicas fundamentales del psicoanálisis. Reconociendo los alcances de los diversos enfoques psicoanalíticos, se abre este espacio para complementar las diversas perspectivas que componen este campo, brindando mayor riqueza al quehacer clínico al estimular nuevas inquietudes y nuevos senderos en la práctica clínica. En estas páginas fundamos un lugar de respeto y diálogo para las distintas teorías psicoanalíticas con el objetivo de inaugurar un nuevo espacio psíquico convergente para quien acuda a su lectura. Si deseas obtener más información, envía tus comentarios o sugerencias a info@revistaludica.com o ingresa a www.revistaludica.com

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EDICIÓN Claudia Castro Claudia Melville Liza M. Zachrisson DISEÑO Liza M. Zachrisson PORTADA Diseño Rafael Aycinena Imágen Noemi Spadaro

EXPRESIONES Alina Kummerfeldt

Natalia de Biegler

AUTORES Alani Asturias Natalia de Biegler Juan Diego Guerra Miguel Matrajt Raquel Zonis Zukerfeld IMÁGENES Leonardo Da Vinci

Contacto: Revista Lúdica 6a av. 6-63 zona 1 0, Edificio Sixtino 1 , oficina 301 Guatemala, Guatemala


Índice

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Sobre Lúdica Escritos

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Psicoanálisis y trabajo Migu el Matrajt

Maternando a la nueva madre: el rol de la doula Natalia de Biegler

Psicoanálisis de los hábitos: la tercera repetición Raquel Zonis Zukerfeld

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¿Somos el cuerpo? Juan Diego Guerra

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Expresiones A lo poético

Alina Kummerfeldt

Conceptos Jugar

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En la librera

Esos padres que viven a través de mí Alani Asturias

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En el taller Sobre autores L ÚD I C A

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Escritos

Psicoanálisis y trabajo

Miguel Matrajt

El (los [1] ) psicoanálisis comienzan como un método clínico para curar neurosis (palabra polisémica por la época), sólo que su creador va mucho más allá, construyendo, junto con su método clínico, una ciclópea elaboración teórica acerca del funcionamiento del psiquismo, de la evolución psicosexual, de los vínculos infantiles y de la relación entre subjetividad y cultura. Rápidamente, y tomando el modelo freudiano de incursión cognoscitiva, el mismo Freud, así como muchos de sus seguidores, se proponen analizar y explicar una infinidad de fenómenos sociales. Rápidamente un conjunto de disciplinas de frontera, como la etnología, la arqueología, la sociología, la didáctica, la lingüística, la estética se enriquecen con estos nuevos aportes a su aproximación a la subjetividad. No es aventurado decir que en varias disciplinas hay un antes y un después del intercambio con los psicoanálisis.

¿Qué permite esta intrusión cuasi colonialista, por momentos enriquecedora y en otros francamente irrespetuosa? Me permito seleccionar los siguientes aspectos que otrora abrieron varios universos epistemológicos y teóricos. En primer lugar el psiquismo deja de verse como un conjunto de conductas conscientes y se abre un infinito espacio hacia el mundo inconsciente: cambia radicalmente el concepto mismo de la subjetividad. En segundo lugar se abandona la idea filogenética y comportamental de la evolución y se la reemplaza por una integración procesual: lo cognitivo, lo sexual, lo afectivo, lo motor y lo normativo. Se complejiza casi al infinito la evolución porque lo individual, lo singular, lo personal 3

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hacen su entrada y obligan al análisis de cada caso y cada situación, impidiendo que sean subsumidos en conjuntos que más parecían rótulos que categorías científicas. En tercer lugar porque la contradicción (tanto la interna entre pulsiones, como entre estructuras, como entre ideas y normas, como la externa, entre subjetividad y cultura) deviene en el motor interno e intersubjetivo. Esta incursión de los psicoanálisis se centra, originalmente, en las disciplinas de frontera, abriendo un universo a la comprensión de lo humano. Pero ya desde el principio surgen muchos autores (frecuentemente a disgusto de Freud) que procuran explicar una multitud de


Escritos fenómenos sociales y políticos. Sin duda W. Reich es el más temerario, pero no podemos omitir a Adorno, Fromm, los culturalistas y la primer Escuela de Frankfurt. Esta trayectoria reformadora de la teoría e incluyente de lo social culmina con la obra revolucionaria de Deleuze y Guattari, a la cual adhiero en gran medida.

empresas grandes. En esta exposición me concentraré en estas últimas. Desde hace más de veinticinco años he desarrollado una metodología de intervención para grandes empresas que consta de siete etapas bien diferenciadas, que la realiza un grupo de entre cinco y siete investigadores y que se completa en seis semanas. Veamos un ejemplo.

Cuando comencé mi vida profesional los psicoanálisis se centraban en los pacientes individuales y en menor medida en los grupos y las familias. Me interesó, desde entonces, los aportes que el/los psicoanálisis podían hacer a los grandes conjuntos poblacionales, o sea a las acciones en salud pública, sin abandonar, por supuesto, la práctica clínica convencional. Es así que en 1974 encuentro que una de éstas “aplicaciones” particularmente significativa, es la relación sana y enferma entre subjetividad (concebida psicoanalíticamente) y trabajo. Desde entonces a la fecha reparto mi tarea entre la clínica individual y las tareas en salud pública y en salud mental y trabajo. Encontré entonces (y todavía ahora casi sin excepción) que la mayoría de las investigaciones se habían llevado a cabo con pequeños grupos de trabajadores y siguiendo un modelo epistemológico centrado en la relación proceso de trabajo/subjetividad, el primero abordado desde la actividad, según la aproximación de la ergonomía “francófona”, y la segunda desde el psicoanálisis convencional. Este abordaje, muy fructífero, lo he complementado con los aportes de la epistemología de los sistemas complejos, los teóricos de Deleuze y Guattari y con otros dos niveles de investigación y acción: la intervención a nivel de salud pública y la intervención en

La empresa RR es la filial de una gran trasnacional. Posee en México una sede corporativa y tres fábricas, ubicadas en diferentes estados. En total emplea a 3,400 personas, entre trabajadores de base y cuadros medios y altos. La primera etapa es el análisis, desde una aproximación psicoanalítica, de la demanda. Provenga de la patronal o de los trabajadores, casi siempre oculta o distorsiona las cosas más importantes. En este caso identificamos y cuantificamos los tres motivos centrales de la demanda: a) incremento del ausentismo (9.3% contra 5% que constituía el promedio en la otras cincuenta filiales en otros países); b) incremento de enfermedades psicosomáticas (73% más que en sus otras filiales); c) disminución de productividad (3.2% menos que el promedio). Cuantificamos el costo anual de esos problemas: más de veinticuatro millones de dólares. El costo de nuestra intervención ascendía a sesenta mil dólares, de modo que si nuestro trabajo lograba reducir los problemas en 0.25% nuestra intervención le salía gratis a la empresa. En esta primera etapa pudimos también hacer una primera identificación de la distribución de los problemas por departamento, actividad y nivel jerárquico. En esta empresa las áreas de producción y los mandos medios y altos eran los más afectados. Los servicios proporcionados L ÚD I C A

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Escritos por outsourcing estaban libres de problemas. En esta empresa omitimos la segunda etapa, la investigación socioepidemiológica, ya que los datos aportados por el resto la tornaba innecesaria Para la tercera etapa, el estudio de la organización empresarial, consideramos siempre ocho observables: a. los modelos de organización: Esta empresa utiliza un modelo postfordista, con algunos principios aislados del modelo japonés. b. las relaciones entre la empresa y su entorno socioeconómico y cultural. c. los imaginarios institucionales: Tanto los ejecutivos como el resto suponían que la expansión de la empresa y los procesos de fusión implicarían una reorganización, con pérdida de puestos de trabajo y con desaparición de áreas a nivel nacional. Este imaginario tenía fuerza

de determinación importante en los problemas del conjunto. d. las normas prescritas y las prácticas reales: La empresa sostenía una ética y un total apego a las leyes, todo plasmado en reglamentos y declaraciones. En la práctica cada vicepresidente tenía la obligación de hacer funcionar su departamento aunque violase las normas, siempre y cuando quedase como una falta personal, a espaldas de la empresa. e. comunicación y las formas lingüísticas: Todo el mundo sabía cuáles eran las comunicaciones formales que podían creer, y cuáles las informaciones que había que buscar en los rumores, los pasillos, las cafeterías, etc., así como las formas lingüísticas que evitaban y/o distorsionaban ciertos significados. Los datos fundamentales circulaban por este canal informal, siendo las secretarias las protagonistas centrales. Los imaginarios anteriormente señalados

sólo se encontraban en este canal. f. los conflictos entre departamentos: Los imaginarios señalados habían creado una fuerte vivencia de inseguridad en el puesto en muchos ejecutivos. Su defensa central consistía en desconfiar de otros ejecutivos y procurar hacer aparecer su departamento y su puesto de trabajo como indispensables. Esto conducía a un exceso de burocratismo y de ineficacia, que se trataba de compensar con un incremento de exigencia a ciertos niveles. g. los grupos de poder: Contrapartida obligada de la desconfianza y el protagonismo alienado era la formación de grupos transitorios de poder igualmente alienado. h. la productividad y la calidad: Habían disminuido como consecuencia de los problemas planteados, con lo cual todos sentían que se estaban comiendo la gallina de los huevos de oro.

"Desde hace más de veinticinco años he desarrollado una metodología de intervención para grandes empresas que consta de siete etapas bien diferenciadas, que la realiza un grupo de entre cinco y siete investigadores y que se completa en seis semanas.” 5

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Escritos La cuarta etapa es el estudio del proceso de trabajo, centrado en la actividad. Se lleva a cabo con metodología ergonómica a la que incorporamos la observación participante de nuestros investigadores durante varios días. Esto significa que entran a la planta junto con los trabajadores, se distribuyen y observan siguiendo un esquema que no ha sido anticipado, preguntan lo que les parece, comparten los descansos y acompañan a los trabajadores cuando salen. Por supuesto no se pueden reducir los incontables aportes de la ergonomía a unos cuantos parámetros, pero por razones operativas para nuestros objetivos tomamos en consideración dos circuitos: a) el conformado por las cargas­ los tiempos­los saberes­ los riesgos­las respuestas personales ante los imprevistos y b) el vínculo inconsciente entre el trabajador y sus máquinas o programas de trabajo. En esta empresa se pudo comprobar que había un exceso de cargas psíquicas en las áreas de producción y de conducción, y que cuando las tareas requerían la participación de más de un departamento las órdenes contradictorias

eran frecuentes y con consecuencias muy nocivas. El siguiente paso es el estudio de los grupos de trabajo. Seleccionamos al azar cinco grupos y tuvimos con cada uno dos sesiones. La participación individual es libre y voluntaria. Utilizamos la técnica de grupo operativo, enriquecida con los nuevos aportes teóricos acerca de los grupos. Hay por lo menos cinco observables que siempre evaluamos: a) los roles; b) los imaginarios grupales; c) los liderazgos; d) los vínculos horizontales y e) la comunicación, incluyendo los aportes de la lingüística de enunciación y la pragmática. Es una variante de apertura del “espacio público” de discusión, pero utilizando una metodología grupal rigurosa, que permite el surgimiento de la palabra omitida o silenciada, la reflexión profunda sobre el acto de trabajar y los múltiples significados conscientes e inconscientes del trabajo, pero que permite también la visibilidad de los vínculos horizontales y verticales y de las fantasías profundas. La siguiente etapa es el estudio de la subjetividad, sin duda el más antiguo y

más central de toda la metodología. Esta parte de nuestro quehacer no es una investigación de la personalidad, como se hace en la clínica, sino de los significados conscientes e inconscientes del trabajo para el trabajador, así como de las vivencias y significados profundos de la institución, el grupo, la sociedad y la familia. Utilizamos dos instrumentos complementarios: la entrevista psicológica abierta y una batería de tests que hemos diseñado hace un cuarto de siglo para fines de investigación pura, y que hemos ido modificando ulteriormente para ser utilizados en intervenciones en empresas. En ambos casos la participación es libre y voluntaria. La entrevista se aplica a una muestra representativa, en este caso ciento veinte personas, tuvimos rechazo de siete. La batería se aplica a todos, ejecutivos incluidos. Mide tres grandes conjuntos de elementos: el estrés, el clima laboral y la identificación con la empresa. De acuerdo a la investigación Gallup sobre más de un millón de casos, son los tres elementos que más inciden sobre la estabilidad en el empleo, la productividad y la calidad. Para los tres grandes L ÚD I C A

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Escritos conjuntos utilizamos, además de nuestros instrumentos, los cuestionarios más difundidos y validados que se aplican habitualmente en el mundo, incluyendo los aportes de las investigaciones precedentes de la psicodinámica del trabajo. Nuestra batería posee dos innovaciones fundamentales: el diseño lingüístico y comunicacional de las preguntas permite descartar falsas respuestas, y, además de las preguntas convencionales se incluyen tres tests proyectivos. La batería es autoadministrada en forma masiva, en este caso aceptó participar el 88% de la población, y luego es evaluada por un programa informático. Para cada conjunto aporta una valoración cuantitativa y cualitativa del nivel de problema, y permite distinguir si las causas de los problemas responden a situaciones del trabajo, a una susceptibilidad individual o a factores extralaborales. En tanto permite establecer todo tipo de correlaciones estadísticas, es una guía fundamental para saber si un problema está concentrado en un departamento, una tarea, una cohorte de edad o antigüedad, un género, etc. y al tener esa guía de ubicación de un problema, los programas que luego se lleven a cabo para corregirlo se dirigen específicamente al sector afectado, con el consiguiente ahorro de esfuerzos y dinero. Los datos obtenidos por la batería se comparan con aquéllos que se obtuvieron con las entrevistas y las dinámicas de grupo, y si no hay coherencia se revisa toda la metodología. A través de las entrevistas y la batería se investigan, por lo menos, nueve variables: a) integridad del sistema nervioso central; b) las capacidades del Yo; c) la identidad; d) la negación; e) la sublimación; f) la resonancia metafórica; g) los niveles de sufrimiento; h) los niveles de placer, y si éste es sano o alienado; i) las defensas. 7

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La última etapa de nuestra investigación/acción se dirige a comprender las relaciones entre el trabajo y lo extralaboral (L23). Por razones de espacio omitimos los hallazgos en esta empresa. La última de las seis semanas está dedicada a los informes escritos y verbales, según el caso, y las recomendaciones sobre los cambios a realizar y/o los programas a poner en práctica. Hay un informe general, muy detallado, dirigido al staff. Hay informes específicos dirigidos a los departamentos que requieren cambios: selección de personal, capacitación, medicina del trabajo, etc. Puede haber informes detallados a algunos departamentos que tienen una alta concentración de un problema. Todos los trabajadores y ejecutivos reciben un informe personalizado en el que se explica sus problemas y riesgos específicos y se le sugiere cambios a poner en práctica para prevenir o corregir las consecuencias nocivas para su salud mental. Estos informes personalizados dirigidos a todos constituyen una prestación de salud que brinda la empresa y suele ser una motivación importante para obtener la participación obrera. Estos informes no se oponen ni remplazan la discusión pública que proponen otros investigadores. Por el contrario brindan información adecuada a todos para desarrollar esa discusión. El pasar del pequeño grupo de trabajo a una gran empresa no es una mera ampliación cuantitativa, sino significa introducir cambios epistemológicos, teóricos y metodológicos al modelo anteriormente citado. La relación actividad/subjetividad se da dentro de un grupo preformado, que a su vez existe dentro de una empresa, la cual está inmersa en un contexto socio­ político­económico local, atravesado y determinado por causas nacionales y


Escritos

geopolíticas. Para entender este conjunto e integrar las disciplinas que lo estudian utilizamos la epistemología de los sistemas complejos, a través de un paradigma que hemos creado y que denominamos campanas concéntricas. Por cuestiones de espacio no lo podemos detallar. Pero sí queremos enfatizar algunos aspectos que hemos abordado en párrafos anteriores. La subjetividad, como descubrió el psicoanálisis convencional, se conforma dentro de la relación familiar, en la primera infancia. Para las patologías más severas, esta etapa tiene un muy alto nivel de determinación. Pero, a diferencia de los otros psicoanálisis, y siguiendo a Deleuze y Guattari, consideramos que el inconsciente se estructura, desestructura y reestructura a lo largo de toda la vida, interrelacionado con los flujos sociales que lo atraviesan. De esta forma, diversos grupos extrafamiliares, así como muchas

instituciones (la educación, la religión, los sistemas políticos, los medios masivos, etc.) tienen capacidad, no sólo de desencadenar (como proponía Freud en su esquema de series complementarias) sino de causar psicopatología en personas que no tuviesen predisposición para ello. Múltiples investigaciones (incluyendo, modestamente, las mías) desde abordajes teóricos diferentes, demuestran indiscutiblemente que el trabajo es una de las más importantes. Como ejemplo baste decir que es la más importante en la mayoría de las enfermedades psicosomáticas, que se distribuyen en forma diferente de acuerdo a la tarea, la organización del trabajo, etc. En nuestras investigaciones hemos diseñado una metodología que nos permite distinguir a los trabajadores que llegan a su empresa con una disposición a la psicopatología (en el sentido freudiano) que se dispara L ÚD I C A

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Escritos por las tareas y/o la relación con los demás o el conflicto entre trabajo y vida extralaboral, de aquéllos (la mayoría) cuya estructura de personalidad y antecedentes son muy disímiles, y cuyos parecidos son con quienes laboran en condiciones parecidas. Este paradigma de las relaciones entre subjetividad y sociedad, que restringe sin anular el peso de la primera infancia y le da un fuerte sentido de determinación a los flujos sociales lo aplicamos en todos los terrenos, aunque en este artículo lo hayamos centrado en las relaciones entre trabajo y subjetividad. En nuestra aproximación la historia familiar infantil (incluyendo el Complejo de Edipo) perdura como determinante importante de la subjetividad, pero no es causa única, y en

muchos casos pasa a ser secundaria frente a la inserción psicosocial.

[1] Luego de algunas décadas han surgido muchas aproximaciones muy disímiles. En estos momentos hablar del psicoanálisis como si fuese una disciplina razonablemente homogénea tiene más un sentido comercial que epistemológico, por lo cual en este escrito usaremos, preferentemente, el término en sentido plural.

"consideramos que el inconsciente se estructura, desestructura y reestructura a lo largo de toda la vida, interrelacionado con los flujos sociales que lo atraviesan. De esta forma, diversos grupos extrafamiliares, así como muchas instituciones (la educación, la religión, los sistemas políticos, los medios masivos, etc.) tienen capacidad, no sólo de desencadenar (...) sino de causar psicopatología en personas que no tuviesen predisposición para ello (...) el trabajo es una de las más importantes.”

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Escritos

Maternando a la nueva madre: el rol de la doula "La mirada del otro es lo que nos constituye" . ­Clara de Espeja

Citando a Marie Langer, psicoanalista vienesa: “Nuestras abuelas, a la vista de un ratón, se subían a una silla y recogían las faldas pidiendo auxilio a gritos, pero generalmente no tenían dificultades en amamantar a sus hijos; mientras que actualmente las jóvenes saben manejar autos, ambulancias y hasta aviones, pero frecuentemente no saben alimentar a sus criaturas o renuncian de antemano a esta tarea. Las madres de hoy en día, sometidas a una sociedad altamente civilizada, con su excesivo temor al contagio y al desorden, se han resignado a reprimir su ternura maternal y a dudar de sus impulsos y únicamente con autorización médica se animan a manifestarlos, en la misma forma seudorracional como dan, por ejemplo, vitaminas a su hijo. Por otro lado, la mujer que se dedica totalmente a su marido e hijos se enfrenta con otros problemas, desconocidos anteriormente. Pronto aparece como poco atractiva e interesante a los demás. Todos le dan a entender que ella no trabaja, o que la labor que realiza es de poco valor. Se siente con menos derechos que sus amigas o su marido, por no ganar dinero y aportar así al sostén de la casa. Siente desperdiciada la formación que recibió. La mujer que está en conflicto

Natalia de Biegler

consigo misma como tal, puede expresar inconscientemente este conflicto en diferentes terrenos”. Con esto podemos pensar en varias cosas: por un lado, la mujer de hoy está sujeta a un tironeo entre la maternidad perfecta, la maternidad inesperada, la maternidad tardía o la no­maternidad… y la maternidad real. Ni el embarazo, ni el parto y mucho menos el posparto son como los hemos visto pintados en ese imaginario colectivo, llevado a nuestros hogares cortesía de la globalización y de los intricados tejidos familiares con que nos cubrimos en esta etapa que saca a relucir nuestros aspectos más infantiles y primarios. Difícilmente una mujer podrá aceptar conscientemente ante la sociedad la sensación de confusión, aislamiento, incapacidad e ineptitud que implica la etapa más temprana de la maternidad. Está en juego su identidad, que cuelga con un hilo frágil fabricado de la seda de los ideales que remiten a la maternidad de la propia madre (ahora abuela) y de las mujeres que la precedieron. Antes las niñas vivían entre mujeres, veían a otras parir y ayudaban en la crianza de los bebés. Sabían lo que era un bebé. Hoy en L ÚD I C A

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Escritos ¿Por qué tengo ganas de salir huyendo o de regresar a mi época de soltería? ¿Por qué extraño tanto mi barriga y los mimos que llegaban con ella? La respuesta es sencilla: por un lado, vivimos en una sociedad en que los niños ocupan un segundo plano y quienes cuidan de ellos, un tercero. Por otro, las madres deben cuidar de sí mismas, de su hogar, de su marido, de su trabajo y además de su bebé (por supuesto, muriendo de la risa mientras lo hace). Y es en esta turbulencia y nubosidad donde la doula juega un papel fundamental en nuestro mundo moderno.

Pintura de Natalia de Biegler

día no sabemos prácticamente nada sobre maternidad; nadie nos explica, más que algunas cuantas y, con mucha suerte, de forma adecuada. En términos generales, una madre reciente se siente tan desubicada, desvalida y sujeta a ser carnada de 11

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cualquier depredador como ese bebé que tiene en brazos, a quien no conoce y no tiene la mínima idea de por qué llora sin consuelo, a diferencia del bebé del libro o de la revista que leyó. Más aún, no entiende por qué ella llora a su lado. ¿Por qué no estoy feliz? ¿Por qué no sé qué hacer?

La doula es una mujer capacitada y entrenada para manejar los temas relacionados con el embarazo, la maternidad y la crianza. Conoce la terminología médica y los procesos fisiológicos de la reproducción, así como los aspectos emocionales que estos pueden acarrear. Acompaña a la nueva madre/familia en el camino de traer un hijo al mundo, o bien, de perder un bebé en el camino, a través de la presencia respetuosa y continua, siempre al servicio de la salud de la mujer y de su familia. Su función inicia en la preparación


Escritos emocional y física de la mujer para el parto que desea tener, y termina cuando la familia deja de necesitarla. No obstante, nunca hace intervenciones clínicas ni interfiere con el trabajo del personal médico a cargo. Las funciones de la doula son muchas, pero en este caso nos centraremos en su papel desde un punto de vista psicoanalítico a modo de generar nuevas ideas, de pensar juntos, de jugar un poco con esto tan novedoso que, personalmente, me apasiona hasta el núcleo de mi ser­profesional y ser­madre. Entonces, ¿por qué relacionar el papel de la doula con el Psicoanálisis? Quizás exista poco o ningún trabajo elaborado en torno a esta interrelación que, personalmente, se me hace evidente desde el momento en que decido formarme como doula, e incluso antes. A mi parecer, la salud mental adulta sin duda se traduce en la salud mental de los hijos ya existentes y de los que están por llegar. Entonces, la clave de esa interrelación reside en el tratamiento del vínculo afectivo materno­filial a modo simultáneamente terapéutico y profiláctico. Terapéutico porque implica la compostura de los cortocircuitos emocionales que hace el nuevo bebé en la mamá, cuyo cuerpo también está en recuperación, y cuya identidad está

completamente transformada. Es terapéutico a nivel narcisístico y también a nivel de la sexualidad, pues ayuda a asimilar el nuevo rol de madre y combinarlo paulatinamente con el ser­ mujer, llevándola a apropiarse de su cuerpo y de las decisiones relacionadas a éste. Hoy día es común que las mujeres entreguen su cuerpo al otro como objeto, y esto no sólo se refiere al ámbito sexual, sino también al ámbito médico. La cultura nos empuja a entregarnos ciegamente a la ciencia para evitar tomar decisiones “equivocadas” y cargar con la responsabilidad de cometer un error. La doula, entonces, alimenta el narcisismo de la futura madre al empoderarla con la capacidad de decidir, de informarse y, sobre todo, de filtrar mejor los estímulos externos en beneficio de ella y de su nueva familia, ayudándola también a elegir y relacionarse con el personal médico más adecuado a sus deseos y necesidades. Y esto puede hacer toda la diferencia en la relación de esa mamá y ese bebé, ambos recién nacidos y nuevos en el mundo, que no siempre es el más amable. El trabajo de la doula es además terapéutico para la familia, independientemente de su estructura, y terapéutico para la díada mamá­bebé. No digo aún terapéutico para el bebé, porque el bebé simplemente no “es” en sí mismo, más allá de lo que “es­con” la mamá. Circula entre ellos un lazo invisible

" la maternidad es precisamente eso: una resignificación de la infancia y de la adolescencia. No es en vano que muchas dicen, 'no aprendí a ser hija hasta que fui madre'.”

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Escritos que prácticamente los convierte en uno. Y quizás eso es lo más difícil de tolerar para una nueva mamá: prestar el cuerpo, prestar el sueño, prestar los pechos, los ojos, las manos y la boca a alguien que depende en un cien por ciento de ella y sentirse atada. La doula entonces suaviza ese lazo invisible, lo pule y lo vuelve un poco menos tirante para que éste, en vez de cortarles la circulación, los envuelva. La doula sostiene a la madre en la comodidad de su casa sin invadir; se encarga de los estímulos externos y de su cuidado integral (físico y emocional) para que ella pueda cuidar de su bebé sintiéndose capaz y abierta a desplegar su creatividad materna sobre la marcha. Acerca del psicoanálisis, Langer afirma, “No es la panacea universal, pero, en manos idóneas ­y hablamos desde el punto de vista de la clínica­ es muy importante cuando una persona aprende a simbolizar, a tener la capacidad de poder hacer más conscientes todas las cosas de su vida. Sobre todo, con la expectativa de que no sean símbolos dados por el terapeuta, sino que haya la posibilidad de reinterpretar, de resignificar”. Y la maternidad es

precisamente eso: una resignificación de la infancia y de la adolescencia. No es en vano que muchas dicen, “no aprendí a ser hija hasta que fui madre”. Lo anterior hace referencia a las nuevas modalidades aplicables hoy día en términos del encuadre en psicoanálisis: las visitas a casa, la reorganización del espacio físico, el sostén más concreto de pacientes en un estado de letargia pseudoconsciente… algo parecido a la mujer puérpera. Por el lado de la profilaxis (prevención), el trabajo de la doula propicia los vínculos sanos dentro de la familia y previene dificultades que pueden repercutir en dichos vínculos: problemas de lactancia, bebés con “cólico”, dificultades en el sueño, depresión posparto y muchos más, incluyendo todo lo concerniente a los vínculos infantiles de la nueva madre con sus propios padres y, sobre todo, con su propia madre. La doula entonces cumple esa función maternante que nutre, que protege, que cuida y respeta el espacio. Funciona como un referente sostenedor, a modo del “yo” psicoanalítico, mientras la

"la doula funciona como elemento profiláctico en cuanto a la relación del padre con la díada mamá­bebé, ayudándolo también a conciliar aquellos elementos de su propia infancia que pueden repercutir en el vínculo. Además, ayuda a ordenar la dinámica familiar distribuyendo sutilmente las responsabilidades de cada uno, animando al papá para que pueda funcionar como protector de esa díada incluyendo la lactancia, las decisiones de la madre respecto del bebé, el respeto de su cuerpo (en términos sexuales) y la comprensión del carácter pasajero de esta 'preocupación materna primaria'.” 13

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Escritos madre puede dejarse llevar por el “ello”, o eso más instintivo, inconsciente, intuitivo de su psiquismo. Es una figura que encaja perfectamente con los conceptos winnicottianos de “holding”, “handling” y “object presenting”, en tanto cumple con la tarea de amparar/sostener a la nueva madre, ayudarla a hacer­con eso nuevo que le ocurre con su cuerpo y el del recién nacido (que son prácticamente uno), y fomentar en ella la capacidad creativa para acercarse poco a poco con el mundo externo de forma más fluida posible, con seguridad en sí misma y vinculada con sus propios afectos y necesidades, y con los de su bebé. Reconoce y valida las intenciones amorosas de esa mujer que quiere ser la mejor madre posible para su bebé, aunque no sea perfecta ni haga las cosas “by the book”. El intento amoroso, el deseo de maternar, son suficientes para potenciar una maternidad y crianza exitosas dentro de las circunstancias particulares de cada familia. Por último, la doula funciona como elemento profiláctico en cuanto a la relación del padre con la díada mamá­ bebé, ayudándolo también a conciliar aquellos elementos de su propia infancia que pueden repercutir en el vínculo. Además, ayuda a ordenar la dinámica familiar distribuyendo sutilmente las responsabilidades de cada uno, animando al papá para que pueda funcionar como protector de esa díada incluyendo la lactancia, las decisiones de la madre respecto del bebé, el respeto de su cuerpo (en términos sexuales) y la comprensión del carácter pasajero de esta “preocupación materna primaria”, definida por Winnicott como el estado de introversión y repliegue de la nueva madre en relación a su bebé.

Por la creciente vulnerabilidad y fragilidad de la puérpera, la función paterna sería entonces cuidarla de toda preocupación y proveerla de la tranquilidad necesaria para realizar su tarea de maternaje. La doula lo sensibiliza y previene comentarios muchas veces bienintencionados, pero muy dañinos hacia la mujer en su percepción de la propia capacidad de cuidar de su bebé. *Texto en el que se basó mi aporte al conversatorio llevado a cabo en conjunto con Claudia Melville, co­fundadora de Revista Lúdica, el 11 de junio de 2014. Gracias a quienes nos acompañaron, y la más cordial bienvenida a los próximos. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Gutman, L. (2004) Puerperios y otras exploraciones del alma femenina. Buenos Aires: Del Nuevo Extremo. Langer, M. (1976) Maternidad y sexo. 41a Edición. Buenos Aires: Paidós Winnicott, D. (1958) Escritos de Pediatría y Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós Winnicott, D. (1990) Los bebés y sus madres. Buenos Aires: Paidós

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Escritos

Psicoanálisis de los hábitos: la tercera repetición

Raquel Zonis Zukerfeld

El propósito de este trabajo es estudiar desde el punto de vista psicoanalítico la noción de hábito. El psicoanálisis ha descripto dos tipos de repetición: la neurótica, donde se repite para no recordar y la compulsión de repetición, donde se repite para ligar excitaciones. Se plantea un tercer tipo de repetición que es la del hábito donde se repite para instalar en la memoria aquello que se recordará sin necesidad de pensar en ello. Se definen los hábitos como conjunto de procedimientos repetidos y sistemáticos, producto del aprendizaje en determinado contexto cultural, que son parte de memorias implícitas, es decir de procesos inconscientes no reprimidos o escindidos. Se propone una clasificación de los hábitos en: corporales, afectivos, cognitivos y operativos. Cualquiera de ellos puede quedar interferido por un conflicto, pero debe diferenciarse dicha interferencia de la producción del hábito. La clínica ­en determinadas patologías­ implica construir hábitos nuevos y modificar hábitos arraigados, es decir conductas automáticas repetitivas, no basándose solo en el recuerdo de las memorias declarativas, sino en la transformación de las operatorias de las memorias implícitas construidas por interacción y por identificación.

Toda nuestra vida en cuanto a su forma definida no es más que un conjunto de hábitos. William James (1890) Introducción El estudio de los hábitos dentro de la psicología ha sido ampliamente desarrollado por la psicología cognitiva, pero hemos encontrado muy pocos trabajos psicoanalíticos que hagan referencia a esta forma de comportamiento que ­entendemos­ expresa una modalidad de funcionamiento psíquico íntimamente asociada a la repetición, noción que es clave en la teoría y práctica psicoanalítica. 15

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La clínica actual nos enfrenta a patologías alejadas del modelo neurótico, donde la repetición está vinculada a lo reprimido o a lo traumático. Lo que observamos más a menudo son demandas de tratamiento vinculados al problema de la repetición de comportamientos, en adictos a sustancias, alcohólicos, jugadores compulsivos, obesos, bulímicos, anoréxicos, y pacientes con diversos trastornos del carácter. Es decir en todos aquellos en los que es posible describir hábitos patológicos y que el psicoanálisis tiende a describirlos como fenómenos asociados a la compulsión a la repetición, un proceso más allá del principio del placer. Esta noción es descripta por Freud en relación con la pulsión de muerte y con los intentos de ligadura de lo traumático.


Escritos Recordar para no repetir es casi un slogan que ha trascendido al psicoanálisis, pero la estructura íntima del hábito en sí, ha sido poco estudiada analíticamente. Inclusive es un término que como tal es poco usado aunque se hable de conductas repetitivas que, en la medida que sean “normales”, no generan mayor interés analítico, a pesar que como veremos más adelante, constituyen aspectos esenciales del carácter y la identidad. Gran parte del vínculo materno filial ­en los primeros estadios de la vida­ consiste en el aprendizaje de hábitos que tienen que ver tanto con la supervivencia como con la inclusión en la cultura. Algunos devienen de la intención consciente y dirigida de los progenitores y otros son consecuencia directa de identificaciones primarias y formarán parte de la constitución de la subjetividad. Por otra parte muchos de los programas psicoterapéuticos destinados al tratamiento de patologías crónicas están basados en la modificación de hábitos y la recreación de conductas saludables. Los hábitos como tales han sido mayormente estudiados por otras disciplinas desde la primera teorización y desarrollo realizado por Aristóteles y su hexis traducida al latín como habitus. La concepción tradicional del hábito alude tanto a una tenencia (del latín habere: poseer) como a una disposición, dado que es la capacidad del sujeto de conservar y perfeccionar las modificaciones adquiridas y la disposición perdurable para reproducir los mismos actos con facilidad creciente. En la Ética a Nicómaco, Aristóteles (siglo IV a.C.) se ocupa de las virtudes éticas que constituyen una “segunda naturaleza” dado que son adquiridas y las diferencia

de las pasiones y las potencias o facultades del sujeto. Y en ese sentido los hábitos pueden ser virtuosos o viciosos, señalando que estos últimos lo son por exceso o por defecto mientras la virtud siempre se va a definir en lo que llama “el término medio”. Pero lo que nosotros proponemos es un estudio psicoanalítico de los hábitos como comportamientos normales, por su constitución histórica y por la incidencia que tienen en la conformación identitaria y de la autoestima. Por otra parte estos hábitos normales en algunos casos pueden devenir en patológicos y se ha observado que forman parte de muchas de las patologías actuales no neuróticas. Psicoanálisis y hábitos: la heterogeneidad de lo inconsciente El problema del hábito, entendido como esa conducta y/o forma de pensar y/o de sentir repetida­ no fue tematizado, hasta donde conocemos, por el psicoanálisis. Es interesante señalar que el artículo donde Freud (1901) más menciona el término ‘hábito’ es Psicopatología de la Vida Cotidiana. Creemos que en general Freud alude al hábito como descarga más o menos automática diferenciada del valor simbólico del síntoma producto de un conflicto. Freud también señala el valor de las identificaciones en la formación del carácter pero cuando se ocupa explícitamente de esta noción no menciona el término ’hábito’, y mantiene una clara diferenciación entre los mecanismos neuróticos y no neuróticos, aclarando que los primeros son efecto del retorno de lo reprimido y en cambio en los mecanismos caracteriales (formación reactiva, sublimación) la represión o es totalmente exitosa o no interviene. L ÚD I C A

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Escritos ¿Qué significa que la represión no intervenga? Aquí es donde se alude a una inconscientización que creemos propia de las memorias no declarativas, noción que de algún modo ya estaba presente en el último Freud en su noción de trauma y en la revisión final del concepto de escisión. Por otra parte es Freud quien remarca varias veces que un análisis nunca es completo si no ha modificado rasgos del carácter.

evocables (inc. Escindido). (Zukerfeld,R. & Zonis Zukerfeld,R., 1999, 2005).

Teniendo en cuenta estos conceptos freudianos, ciertos desarrollos postfreudianos, los aportes de otras disciplinas de la subjetividad, las neurociencias y las nuevas demandas clínicas, hemos realizado una modificación del último modelo de aparato psíquico freudiano –la segunda tópica­ introduciendo la escisión como un mecanismo estructurante de igual valor que la represión. Este modelo que denominamos “tercera tópica” constituye la representación gráfica metafórica de la heterogeneidad dado que existen varios funcionamientos u operatorias inconscientes con características diferentes, de modo que no es posible hablar de un inconsciente homogéneo, y coexistencia de funcionamientos psíquicos pues los distintos funcionamientos se dan simultáneamente y las producciones finales incluyen siempre aspectos variables de los mismos, de modo que cualquier manifestación clínica es siempre mixta. Se trata de un modelo del aparato psíquico, entendido como la construcción del psiquismo entre soma y otro, donde la escisión como mecanismo universal y estructurante permite la coexistencia universal de dos grandes modos de funcionamiento psíquico, uno representacional ordenado por la represión (Inc. reprimido) y otro no representacional conformado por huellas activables pero no

" [...] Este inconsciente (originario) que no es el resultado de la represión por razones afectivas ­porque algo no se desea conocer y es rechazado de la conciencia­ sino porque [...] se organizó en forma de procedimientos automatizados de cómo relacionarse con el otro y con el mundo." (No hay página, la cursiva es nuestra,)

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Lo que llamamos inconsciente escindido ha recibido diferentes nombres en distintos autores postfreudianos. Un ejemplo de ello es Hugo Bleichmar (2001) quien describe un inconsciente originario de las interacciones y un inconsciente también originario de las identificaciones.

Estos “procedimientos automatizados” son hábitos cognitivos, emocionales y operativos que constituyen formas de ser, configuraciones identitarias cuya unidad de estudio es ese fenómeno automático y repetido que se llama hábito. De allí que pensamos que debe ser ampliado el concepto de repetición y su relación con los potenciales psíquicos de transformación. La tercera repetición y sus tres funciones: hacia una teoría psicoanalítica de los hábitos La definición clásica de hábito es “manera de actuar adquirida por la repetición regular de un mismo tipo de acto o por el uso reiterado y regular de una cosa” [1]. Todas las definiciones aluden a que es una disposición estable para obrar de una manera determinada que se adquiere mediante la repetida ejecución de ciertos actos y esta adquisición depende del ámbito parental y cultural del sujeto.


Escritos El psicoanálisis, por su parte, ha estudiado y se ha ocupado desde Freud en adelante de dos tipos de repetición: la propiamente neurótica que implica una puesta en acto del síntoma que resiste, y la que está más allá del principio del placer, la compulsión de repetición, bastión resistencial por antonomasia. La primera es la repetición del conflicto, descifrable en su constitución transaccional­desiderativa, donde se repite para no recordar. La segunda, asociada a lo traumático, es una repetición ligadora, que repite para elaborar lo inefable. Entre ambas se dirime la diferencia entre lo conflictivo y traumático, pero ambas implican manifestaciones sintomáticas y ambas han sido descriptas en los trastornos del carácter. Pero aquí lo que planteamos es que la teoría y clínica psicoanalítica debe ocuparse también de lo que entendemos como un tercer tipo de repetición que es la del hábito, que llamamos repetición reguladora donde se repite para instalar en la memoria aquello que se recordará sin necesidad de pensar en ello. Pero ¿de qué recuerdos se trata? No son los recuerdos de la narrativa episódica o semántica (memorias declarativas) sino los que como señala Bleichmar (2001) son inscripciones presimbólicas sólidamente arraigadas en el psiquismo, constituyentes de las memorias implícitas. Se trata entonces de lo inscripto en el inconsciente

no reprimido o escindido, o sea el conjunto de las memorias procedurales y emocionales. Esta regulación implica un ahorro de represiones y de energía consciente a partir de la automatización. En realidad agregamos aquí que también abarcan lo que llamamos inscripciones postsimbólicas, en el sentido que suceden en forma independiente y posterior a las tramitaciones representacionales ya constituidas. Lo desarrollado hasta ahora nos permite plantear entonces una definición psicoanalítica de los hábitos como conjunto de procedimientos repetidos y sistemáticos, producto del aprendizaje en determinado contexto cultural, que forman parte de las memorias implícitas, es decir de procesos inconscientes no reprimidos o escindidos que conforman gran parte del carácter y la identidad y regulan la autoestima, la modalidad relacional, la economía psicosomática y psicosocial del sujeto. Es común la sinonimia entre hábito y costumbre. Sin embargo tanto desde un punto vista teórico como clínico, conviene precisar algunas diferencias. Las llamadas costumbres suelen estar atravesadas socialmente, independientes del carácter personal y son muy variables de acuerdo a etnia, ámbito geográfico o pertenencia de clase social. En cambio lo que entendemos por hábito, es singular, más

"Repetir para no recordar (repetición asociada al conflicto). Repetir para ligar o elaborar lo inefable (asociada a lo traumático). Repetir para instalar en la memoria aquello que se recordará sin necesidad de pensar en ello (asociada al hábito y a la regulación psicosomática) .” L ÚD I C A

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Escritos rígido y lo que constituye su diferencia fundamental es su fuerza repetitiva automática e inconsciente, independientemente que su adquisición haya sido voluntaria. Los hábitos son adquiridos como una “segunda naturaleza” en términos aristotélicos, es decir que son producto de la cultura y así se diferencian de los reflejos innatos. Pero lo importante es su diferencia con el síntoma ya que los hábitos strictu sensu no provienen de un conflicto. No hay aquí una transacción ni un retorno de lo reprimido sino una combinación de identificaciones, repeticiones y regulación de las excitaciones, dependiendo del tipo de hábitos que se trate. Los rasgos de carácter, en ese sentido, suelen ser un mestizaje típico entre las producciones inconscientes que provienen del conflicto con su procesamiento hacia formaciones reactivas o sublimaciones y las que se han configurado independientemente de él como operatorias procedimentales y emocionales. Así es que el Yo adquiere diferentes tipos de recursos que pueden o no, estar interferidos por conflictos. Estos recursos regulan la autoestima, la economía psicosomática y en especial son parte del conocimiento relacional implícito. (Ellman & Moskowitz, 2008 ). En el esquema de la figura 1 puede apreciarse cómo describimos las producciones inconscientes diferenciando las que provienen de lo reprimido y las que surgen de lo inconsciente escindido. Las primeras constituyen el corpus freudiano fundacional tanto las vinculadas con los funcionamientos usuales o normales, como los propios del conflicto y sus expresiones sintomáticas. Las segundas son las producciones propias de las memorias implícitas que incluyen costumbres y 19 L ÚD I C A Lúdica, octubre 2014, pg. 19

hábitos que desde la ética aristotélica pueden ser de “término o punto medio”, es decir virtudes, o pueden ser vicios por exceso o defecto cuyo predominio en el funcionamiento psíquico estaría asociado a ciertas impulsiones o inhibiciones, y en general a las patologías no neuróticas­no psicóticas. A su vez todo hábito puede quedar interferido por un conflicto dando lugar a distintas configuraciones patológicas. En la figura 1 presentamos en primer lugar los hábitos corporales o fisiológicos, es decir aquellos de base innata que constituyen funciones básicas del Yo (alimentarios, sueño, locomotores, etc) que en la concepción freudiana se vinculan a la autoconservación. Su modalidad y características dependen de las interacciones con el cuidador, su instalación es inconsciente, fuertemente ligada tanto a la regulación emocional diádica y a la autorregulación. El niño construye sus hábitos en interrelación con sus vínculos significativos, tanto aquellos que son parte del aprendizaje e imitación como aquellos que son producto de sus identificaciones primarias inconscientes. Las características y modalidad de estos vínculos serán determinantes en la constitución de sus hábitos; es así que una base segura (Bowlby, 1989) posibilitan la autorregulación de sus demandas psicofísicas y garantizan la adquisición de hábitos saludables y flexibles. El segundo grupo son los hábitos emocionales o afectivos que incluyen las distintas formas de reacción emocional frente a determinados eventos y en especial la modalidad vincular, es decir la forma de estar con el otro. Se incluye también aquí el grado de intimidad vivenciado en los vínculos primarios, la


Escritos empatía, función reflexiva y mentalización (Fonagy, 2006) considerados factores intervinientes en la regulación emocional, que depende –como antes señalamos­ de las interacciones con el cuidador. El tercer grupo son los hábitos cognitivos que incluyen los sistemas de creencias, la modalidad de pensamiento y los hábitos ejecutivos como el inhibir respuestas, dirigir la atención, planificar metas o iniciar y mantener una acción. En la clínica es preferible describir hábitos cognitivos­ emocionales que dependen mucho del aprendizaje involuntario por identificación en contextos facilitadores, y constituyen en parte los estilos de afrontamiento frente a determinados aspectos de la realidad.

La metapsicología del hábito que proponemos plantea que desde el punto de vista tópico el hábito es un procedimiento que se construye y consolida en lo inconsciente no reprimido. Esta consideración se basa en lo que mencionamos como heterogeneidad de lo inconsciente pues de hecho esto

El cuarto grupo está formado por los hábitos operativos o motores cuya adquisición es por aprendizaje voluntario por repetición y entrenamiento (andar en bicicleta, tocar el piano, jugar al tenis, etc.) que suelen convertirse en recursos yóicos de importancia pues constituyen las habilidades o aptitudes que un sujeto puede o no desarrollar, importantes para los procesos de transformación. Desde nuestra perspectiva sostenemos que todos estos hábitos están articulados entre sí y cualquiera de ellos puede quedar interferido por un conflicto, pero que debe diferenciarse dicha interferencia de la construcción del hábito dado que el mismo es un producto de lo inconsciente no reprimido o escindido.

implica que existen producciones en las que interviene la represión y otras que no. De allí que desde el punto de vista dinámico en la construcción del hábito no exista un conflicto intrapsíquico pero el mismo puede interferir en forma de inhibición o desmesura. Por ejemplo los conflictos que generan ciertos hábitos L ÚD I C A

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infantiles que no satisfacen los deseos del cuidador o en general el desarrollo de hábitos que colisionan con los ideales de determinado ámbito familiar y cultural. En este último sentido –y desde el punto de vista estructural­ el Yo ­que es el agente del hábito­ percibe la tensión del super­Yo de modo que ahora el hábito adquiere un carácter egodistónico que no posee en su origen. Desde el punto de vista económico el hábito implica un ahorro de energía consciente y descarga de excitaciones, por lo que cumple una función reguladora que justamente puede verse alterada por el conflicto intrapsíquico o por amenazas de la realidad externa.

a) La función regulatoria de los hábitos se refiere a tres cuestiones interrelacionadas siendo la primera el ahorro psíquico que obtiene el Yo en la instalación del hábito, es decir en el proceso de inconscientización propio de las memorias implícitas, que por otra parte lo define. La segunda alude a la descarga de excitaciones que producen determinados hábitos cuando el Yo los ejecuta, en particular los operativos o motores. En tercer lugar adquiere un importante valor la regulación de la autoestima, desde el momento que la construcción de los hábitos depende de identificaciones con figuras muchas veces idealizadas, donde la ejecución hábil y valorada del hábito hace que el Yo se acerque a su ideal.

Sostenemos entonces que una teoría psicoanalítica de los hábitos debería ocuparse de estudiar las que serían sus tres grandes funciones ajenas y paralelas al conflicto intrapsíquico: regulatoria, identitaria y de desarrollo de recursos yóicos.

b) En este último sentido ese potencial regulatorio se articula con la función identitaria de los hábitos que configuran rasgos de carácter y formas de ser, cuya mayor o menor flexibilidad va a determinar su potencial de transformación, que adquiere su mayor importancia en las

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Escritos posibilidades terapéuticas. c) La tercera función consiste en que ciertos hábitos devienen en recursos yoicos que se convierten así en recursos de afrontamiento de adversidades y dependen mucho de los sistemas de creencias que forman parte de los hábitos cognitivos y emocionales. Estos recursos van a ser a su vez parte de la condición de posibilidad de deconstrucción de ciertos hábitos patógenos, aspecto de gran relevancia clínica. Reflexiones finales La afirmación de Williams James del comienzo puede parecer algo reduccionista. Sin embargo sirve para poner en evidencia cierta omisión en la teoría y clínica psicoanalítica que en las últimas décadas se está subsanando gracias a determinadas fertilizaciones cruzadas tanto con las neurociencias como con las disciplinas que estudian la construcción de subjetividad. En este sentido aceptar que existen repeticiones con sentido o motivación, pero que además coexisten con ellas repeticiones que constituyen automatismos –los hábitos­ amplía –a nuestro entender­ la teoría psicoanalítica y la calidad de las intervenciones en la clínica. Es útil recordar que existen hábitos saludables y otros riesgosos. Por otra parte una rutina determinada puede estar al servicio del control de lo incontrolable como ser un dispositivo de organización fructífero y placentero. Entendemos que la clínica ­ en determinadas patologías­ implica construir hábitos nuevos y modificar hábitos arraigados, es decir conductas automáticas repetitivas, no basándose solo en el recuerdo de las memorias declarativas, sino en la transformación de las operatorias de

las memorias implícitas construidas por interacción y por identificación. [1] Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. Buenos Aires: Larousse Editorial,2007. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aristóteles (siglo IV aC.) Ética a Nicómaco.(Trad. Sergio Albano). Buenos Aires: Gradifco, 2008. Bleichmar,H. (2001) El cambio terapéutico a la luz de los conocimientos actuales sobre la memoria y los múltiples procesamientos inconscientes. Aperturas Psicoanalíticas,9, Recuperado el 15 de Febrero de 2014 de http://www.aperturas.org/articulos.php?id=178&a= Bowlby,J.(1989) Una base segura. Aplicaciones clínicas de una teoría del apego. Madrid: Paidós Ibérica. Ellman, S.J. & Moskowitz, M.(2008) A study of the Boston Change Process Study Group. Psychoanalytic Dialogues, 18: 812­837. Fonagy, P. (2006) The Mentalization­Focused Approach to Social Development. En Allen, JG, Fonagy, P (eds.) Handbook of Mentalization­Based Treatment. New York: John Wiley & Sons, Ltd. Freud,S [1901] Psicopatología de La Vida Cotidiana. Obras Completas Vol. VI, Buenos Aires: Amorrortu Ed.,1975. James, W. (1890) Principios de Psicología. México DF. : Fondo de Cultura Económica, 1989. Zukerfeld, R,& Zonis Zukerfeld, R. (1999) Psicoanálisis, Tercera Tópica y Vulnerabilidad Somática, Buenos Aires, Lugar Ed. Zukerfeld, R,& Zonis Zukerfeld, R (2005) Procesos Terciarios: de la vulnerabilidad a la resiliencia, Buenos Aires: Lugar.

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¿Somos el cuerpo?

Juan Diego Guerra

La relación entre la mente y el cuerpo es un tema que ha ocupado a los filósofos desde Platón y Aristóteles. Es allí donde puede inscribirse la pregunta por el cuerpo: ¿somos el cuerpo? o, ¿tenemos un cuerpo? Intentaremos resolver estas preguntas a través de explorar las ideas de dos franceses: Maurice Merleau Ponty y Jacques Lacan. Y buscaremos qué aportes nos puede brindar algunos aspectos clínicos para contar con mayor información al respecto.

1. Introducción La relación entre la mente y el cuerpo es un tema que ha ocupado a los filósofos desde Platón y Aristóteles. Platón contempló la existencia del mundo de las ideas y con esto buscaba dar solución al problema del ente, heredado de los presocráticos [1]. Con Plotino, se afianzó la idea que el alma estaba encerrada en el cuerpo. Como nos explica Julián Marías, Aristóteles consideró al alma como la forma o la actualidad de un cuerpo vivo. Es decir, el alma es aquello que informa la materia del cuerpo en tanto que ser viviente, otorgándole su ser corporal [2]. Por tanto, ya no se trata del alma que “cae“ en el cuerpo y queda encerrada, sino más bien se puede llegar a tomar por igual alma y cuerpo. Parece que muchos tiempo después de Platón y Aristóteles, el problema de la mente y cuerpo no queda resuelto por completo, aun. Es allí donde puede inscribirse la pregunta por el cuerpo: ¿somos el cuerpo? o, ¿tenemos un cuerpo? Intentaremos resolver estas preguntas a través de explorar las ideas de dos franceses: Maurice Merleau 23 L Ú D IC A Lúdica, octubre 2014, pg. 23

Ponty y Jacques Lacan [3]. Para ello nos centraremos en dos escritos básicamente: La síntesis del cuerpo propio [4] y El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica [5], respectivamente; es a la luz de estos escritos que se pensarán algunos ejemplos clínicos. 2. Somos un cuerpo: Maurice Merleau Ponty En 1945 Merleau Ponty publicó su libro Fenomenología de la percepción, su libro más importante [6]. En la primera parte de su libro que se titula El cuerpo encontramos el capítulo IV donde desarrolla la idea de que somos el cuerpo. Aún así, si leemos el contenido del capítulo, por el uso del lenguaje, no queda tan claro que seamos el cuerpo, sino más bien que tenemos un cuerpo. De tal manera que transcribiremos algunas citas del texto, para tener una referencia. En la primera referencia que Merleau Ponty hace al respecto afirma que “La experiencia revela bajo el espacio objetivo, en el cual el cuerpo toma finalmente lugar, una


Escritos espacialidad primordial de la cual la primera no es sino la envoltura, y que se confunde con el ser mismo del cuerpo. Ser cuerpo es estar anudado a un cierto mundo“ [7]. A través de la experiencia que brindan algunos pacientes o enfermos, como él les llama, observa que se puede percibir el cuerpo en segmentos [8]. Contrariamente a lo que veremos en Lacan, para Merleau Ponty que el cuerpo se nos presente en partes no implica que reunamos una a una la imagen de nuestro cuerpo, sino más bien que éstas están ya en nuestro cuerpo mismo [9]. Sin embargo, como mencionábamos al inicio de nuestro ensayo, aún cuando Merleau Ponty afirma expresamente que somos el cuerpo, no parece quedar del todo claro. En la página 164 del mismo texto, nos dice: “Pero yo no estoy ante mi cuerpo, estoy dentro de mi cuerpo, o más bien soy mi cuerpo“ [10]. No podemos asumir las razones por las cuales introduce la última parte del enunciado, pero sí es un hecho que no queda claro que seamos el cuerpo o, si por el contrario, tenemos un cuerpo. Pero continuemos citando al autor y veamos qué dice más adelante tomando de ejemplo a un ciego y su bastón: “el bastón ya no es un objeto que el ciego percibiría, sino un instrumento con el cual percibe: es un apéndice del cuerpo, una extensión de la síntesis corporal“ [11]. Sería válido preguntarle al autor: ¿si el bastón pasa a formar parte de la síntesis corporal, no es entonces una prueba de que tenemos un cuerpo hecho, precisamente, de partes y que integramos al esquema corporal esos segmentos, incluyendo el

bastón del ciego? 3. El estadio del espejo: tenemos un cuerpo En 1966 apareció la primera edición francesa de los Escritos (Écrits) editado por el filósofo François Wahl [12] y es un compendio de distintos escritos de Jacques Lacan. Dentro de esta reunión de textos, encontramos el El estadio del espejo como formador de la función del yo(je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica que, tal como indica la nota a pie de página, se trata de una conferencia que presentó el autor en 1949 en el Congreso internacional de Psicoanálisis [13]. Si en Maurice Merleau Ponty encontramos la afirmación de que somos un cuerpo, Lacan por su parte expondrá que tenemos un cuerpo. Ese cuerpo está constituido por partes y es necesaria la unificación imaginaria a partir de la cual se formará la función del yo. De igual forma que hicimos con Merleau Ponty, citaremos algunos fragmentos de la conferencia de Jacques Lacan para contextualizarnos. Lacan repara en un hecho que nos brinda la psicología comparada: “la cría de hombre, a una edad en que se encuentra por poco tiempo, pero todavía un tiempo, superado en inteligencia instrumental por el chimpacé, reconoce ya sin embargo su imagen en el espejo como tal“ [14]. Podemos situar el inicio estadio del espejo del infante cuando éste tiene unos seis meses y finaliza, alrededor, de los dieciocho meses [15], según nos explica el autor L ÚD I C A

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Escritos "A través de la experiencia que brindan algunos pacientes o enfermos, como él les llama, observa que se puede percibir el cuerpo en segmentos.” citando a Baldwin. Es en este período cuando el lactante, aún con las dificultad de la motricidad, se ve en el espejo con júbilo [16]. El niño que percibe su cuerpo fragmentado al verse en el espejo recibe la unidad imaginaria de su cuerpo y, entonces, se aliena a esa imagen completa de su cuerpo que marcará el desarrollo mental [17]. Es en ese punto donde Lacan ubicará, lo que él le llama la “matriz simbólica en la que el yo (je) se precipita en una forma primordial, antes de objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto“ [18]. Por lo tanto, el estadio del espejo no sólo nos revela que tenemos un cuerpo que construimos sino que, además, es esencial para la constitución de nuestro yo. Utilicemos de ejemplo la pintura de John William Waterhouse que se llama Eco y Narciso [19]. En ésta vemos a Narciso contemplar, con júbilo, su belleza y Eco, en la distancia, le observa como diciéndole, con esa mirada, “Tú eres eso“. Podemos pensar al infante embebido en su imagen completa y a su madre diciéndole, precisamente, “Tú eres eso“. 4. ¿Qué nos puede decir la clínica? En la clínica podemos encontrar una gran variedad de síntomas y dichos que dan cuenta del hecho que tenemos un cuerpo y de la importancia del estadio del espejo. En algunos casos, escuchamos a mujeres 25

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buscando satisfacer a sus parejas con su cuerpo: “mi cuerpo y yo satisfacemos a mi pareja“, precisaba una paciente un día en la clínica. Los fenómenos del cuerpo en las psicosis suelen ser más escandalosos para mostrar los problemas que se pueden dar cuando la constitución de la imagen del cuerpo no fue adecuada. Para esto tomaremos el ejemplo de la película El cisne negro [20]. Hay una escena en la que Nina, personaje principal, experimenta la fractura de su cuerpo en una alucinación. Así como Nina en la película experimenta esta fragmentación del cuerpo, hay pacientes en la clínica que lo describen así. Tal es el caso de un joven de 30 años que señala estar “roto“. En otras ocasiones llega a ser más severo aún, llegando a decir que “han explotado como un cristal roto“. Jacques­Alain Miller en su curso La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica [21] afirma que es por el hecho de que poseemos un cuerpo que podemos tener síntomas. Miller continúa diciendo: “(...) Para tener síntomas es preciso tener un cuerpo, no ser un cuerpo (...)“ [22]. Con la teoría psicoanalítica, ya no podemos decir que tenemos un cuerpo, como nos explica Massimo Recalcati en su libro Clínica del vacío. Anorexia, dependencias, psicosis: “En efecto, afirmar que el cuerpo es el lugar del Otro significa vaciar de contenido la idea fenomenológico­existencialista del


Escritos cuerpo como indiviso del ser del sujeto, del ‘cuerpo vivido‘ o del ‘ser cuerpo‘“ [23]. 5. A manera de conclusión La pregunta por la unión entre la mente y el cuerpo es algo que ha cuestionado a muchos pensadores desde Platón y Aristóteles. Parecería ser que el tema de si tenemos o somos un cuerpo está inscrito dentro de este diálogo y cualquiera de las respuestas a las que llegamos, implica una postura filosófica. Si afirmamos que tenemos un cuerpo, pues seríamos más dualistas. Si, por el contrario, sostenemos que somos el cuerpo, nos ubicamos más como monistas. Es evidente que escapa al objetivo de nuestro presente ensayo resolver por completo, si es que tal cosa pudiera suceder algún día, dicha disputa. Y es que aún con todo el avance de las ciencias, no se ha logrado determinar cuál es el nexo existente entre el cuerpo y la mente. Por nuestra parte, al momento nos parece más convincente la noción de tener un cuerpo. Aún cuando Merleau Ponty afirma que, categóricamente, “somos un cuerpo“ no parece quedar tan claro en su mismo escrito como se señaló anteriormente. Hay evidencia clínica que apoya la noción de que construimos nuestro cuerpo y no somos el mismo. De ésta se derivan ciertas implicaciones clínicas que dependerán de la estructura clínica y el desarrollo mental del sujeto, como señala Jacques Lacan. Es necesario continuar un proyecto de investigación que permita obtener mayor luz al respecto y lograr una mayor aproximación a la solución a dicho problema. [1] Marías, Julián. Historia de la filosofía. Alianza editorial. Madrid, 2013. Pp. 74.

[2] Marías, Julián. Historia de la filosofía. Alianza editorial. Madrid, 2013. Pp. 101 [3] El lector deberá estar advertido que no encontrará una solución definitva al problema planteado y el presente ensayo no busca dar una última palabra al respecto, sino más bien explorar las dos posibilidades. [4] Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. Pp. 162. [5] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 99. [6] Wikipedia. Fenomenología de la percepción. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Fenomenolog%C3%ADa _de_la_percepci%C3%B3n [7] Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. Pp. 162 [8] Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. Pp. 163. [9] Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. Pp. 164. [10] Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. Pp. 164. [11] Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. Pp. 166. [12] Wikepedia. Jacques Lacan. Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Lacan [13] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 99. [14] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 99. [15] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 99­100 [16] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 100. [17] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 103 [18] Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. Pp. 100.

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Escritos "Drawing of a woman's torso" de Leonardo DaVinci

[19] John William Waterhouse pintó esa obra de arte en 1903. La misma se encuentra en el Walter Art Gallery en Liverpool. [20] Black Swan fue una película que dirigió Darren Aronofsky y que apareció en los cines en el 2010. [21] Miller, J.A La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Paidós. Buenos Aires,2013. Pp. 372. [22] Miller, J.A La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Paidós. Buenos Aires,2013. Pp. 372 [23] Recalcati, M. Clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis. Editorial síntesis, Madrid. 2007. Pp. 255.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Marías, Julián. Historia de la filosofía. Alianza editorial. Madrid, 2013. 2. Merleau Ponty, M. La fenomenología de la percepción. Fondo de cultura económica. México, D.F. 1957. 3. Lacan, J. Escritos 1. Siglo veintiuno editores. México, D.F. 2009. 4. Miller, J.A La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Paidós. Buenos Aires,2013. 5. Recalcati, M. Clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis. Editorial síntesis, Madrid.


Expresones

A lo poético

Alina Kummerfeldt

Si queremos la definición de una palabra vamos al diccionario, pero si queremos todo lo contrario, huir de las definiciones, si queremos nuestras propias definiciones ¿a dónde vamos? A lo poético.

Y ¿Qué es poesía? Un motor que se enciende para nunca apagarse, un mantra que refresca, un juego macabro de asesinar la palabra mientras se le hace el amor, es la protesta de un mundo incomprensible e incomprendido, un licor que embriaga y al toque de la campana de algunas realidades, da resaca; quizás solamente pura precisión, fórmula de magia. Es deporte extremo del que a veces se sale herido, es el eco de muchos en una voz, la verdad buscándose en uno, es labor de caos y lucidez, y al final sólo se podrá decir que la poesía no encueva un sólo destino. La poesía lleva piel de palabra pero no es palabra y jamás cabrá en ella, se mueve se suspende baila dentro de la palabra y aúlla reclamando, su desnudez. ¿Porqué entonces poesía? Porque la poesía no se escoge, se derrama. Ocurre en estallido que quiebra o compone y hace perder la noción de los sentidos, forja a la abstracción de lo que sea o deje de ser el alma, traspasar la piel, al cuerpo clavarse al espíritu, confundidos entre ellos para fundirse. Y ¿en dónde, en qué lugar poesía? En la inmensidad del universo que es tan sólo una acumulación de minucias. En donde amantes amaron demasiado sin saber dónde guardarlo, rebalsados en euforia o en llanto. En los brazos de una madre mientras su hijo fallecía, haciéndose frágil llenándose de fortaleza. En los parques siempre poesía, en los parques de juego, en los niños traviesos que pierden y encuentran todo el tiempo el nombre de las cosas, en el adulto curioso poesía, en el niño adulto de los semáforos, el que te vende chicles y aún sonríe y aún da gracias. En el cruce de dos miradas que gritan encierro, deseo, auxilio, en donde alguien ruega perdón sin decirlo, alguien perdona sin saberlo. En las cartas del primer novio, en las caderas de las bailarinas, en los correos electrónicos, en la soledad de las redes sociales, L ÚD I C A

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Expresiones en los ancestros, en las cantinas, en las llamadas perdidas. Poesía en los días de quienes madrugan y anochecen solamente por ver comer a sus hijos, en la vida campesina, en algunas razones escondidas expresadas a través de las modas, en el rezo, en el delirio, en las mañanas de los corredores que corren como quien escapa del peso del mundo, en la música pensada para alguien, en los hospitales, ahí en donde la vida no se decide si quedarse, en la expresión del parco, en el mendigo, en el extranjero, en el pueblo, en el expatriado. En las cárceles de un pájaro, en las alas de un encarcelado, en todos los vuelos, en todas las caídas, hay poesía infiltrada hasta en las telenovelas cursis, sobretodo en lo monótono y cotidiano de esta vida. Del otro lado de la Tierra hay poesía interminable, en donde el idioma nos suena a garabatos, los gatos ladran canciones y las letras se escuchan como silencio. ¿Cuándo, cuándo poesía? Ayer, porque el pasado es lejano y cualquier lejanía pierde su claridad, se hace neblina, se olvida, se inventa, se romantiza. Mañana poesía porque también existe distancia para el futuro, y la distancia siempre implica búsqueda, nostalgia o utopía. Sobre todo, eso sí, hoy poesía, ahora, ahora mismo, porque no hay algo que se haga exceder de tanta incapturable poética como lo es existir, la vitalidad le pertenece a aquellos conscientes del ahora o de la muerte. Poesía de todos los nuncas, de todos los siempres, porque a veces se hace inmortal y en ocasiones se hace liviana para no dejarse apresar y residir en la atemporal nada. Pero ¿para qué tanta palabrería, para qué poesía? La verdad es alivianadora, como decía mi abuelo: La poesía no sirve para nada pero cómo es de necesaria. ¿Necesaria, para quién, quién poesía? Ahora que tengo más letras que carne encima, puedo decir que poesía vos, poesía yo, inclusive aún, en la completa soledad, en la cueva, el desierto o la isla, estamos trenzados por misterio, con el mundo entero y todas sus partículas y cada una de las cosas que suceden y no sabemos, o pareciese hubiésemos extraviado en el nacimiento y al paso de los años, sentimos que vamos recordando. Por gracia o desgracia no se nos es permitido ser poesía sin los otros, sin ustedes, sin nosotros porque poesía no puede ser soy sin somos.

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Expresiones

Libro de poesía, publicado en Buenos Aires, Argentina en el año 2013 por Fundación G&T

Libro de poesía, publicado en Guatemala, Guatemala en el año 2011 por la Editorial Argenta

Les feuilles Mortes Inspirado en el cuadro Les feuilles Mortes de Remedios Varo

Extraer de los túneles con un hilo aves sin rumbo sin destino que lleven en la vista tatuados paraísos para que no importase si se pierden o se encuentran, estarían siempre en el lugar correcto. L ÚD I C A

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Conceptos

Jugar

El concepto de riqueza psíquica a lo largo de la teoría winnicottiana supone una cierta capacidad de hacer del tiempo y el espacio algo personal. Bajo esta concepción, personalizar tiempo y espacio invita a citar un encuentro entre creatividad, movilidad, espontaneidad y juego. Jugar, para Winnicott, implica tolerar ciertos estados de no integración donde el sujeto se descubre inventando y ampliando sus espacios, produciendo encuentros con objetos dados y creados al mismo tiempo. Paradójicamente supone también tolerar estados de integración y es quizás a través del jugar donde se produce un encuentro que transita entre estos dos estados. Para Winnicott, interesa la forma de jugar, a diferencia de otras perspectivas que se centran en el contenido del juego. Jugar compromete la tolerancia de una paradoja donde el espacio psíquico encuentra su tiempo y donde el tiempo encuentra su espacio. Un exagerado estado de integración corrompe el espacio en el tiempo y se interrumpe la experiencia creativa del jugar que a su vez inventa espacios y tiempos. Según Winnicott, es a través de la experiencia del jugar donde el sujeto puede encontrarse en lugares nunca imaginados, sorprendiéndose habitando espacios donde nunca creyó poder estar. Esta noción no necesariamente conduce a una experiencia de un antes y un después ya que la paradoja del juego nos transporta a encuentros quizás circulares en donde cada reencuentro invita a una nueva experiencia que para nada es exacta a la anterior. Ya lo advertía Borges con su noción de tiempo circular: En el tiempo, porque si el futuro y el pasado son infinitos, no habrá realmente un cuándo; en el espacio, porque si todo ser equidista de lo infinito y de lo infinitesimal, tampoco habrá un dónde. Nadie está en algún día, en algún lugar; nadie sabe el tamaño de su cara. 31

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Conceptos Los ingleses figuran “play” y “game” de manera distinta, en donde “play” implica la tolerancia a un devenir azaroso y la creación a partir de una no intencionalidad que descansa la mente del sujeto; mientras “game” alude a un juego con reglas predeterminadas donde se pone en juego el “dominio” acortando el espacio de despliegue personal. El jugar invita a una actividad que convive con un descanso frente a una mirada materna que sostiene al infans en su territorio facilitado y creado a la vez. Jugar no es entonces una cuestión exclusiva de niños, la riqueza psíquica no parece depender de la edad, pero sí de la capacidad de juego, de “usar” objetos, de poseer y perder, de investir territorios y ser investido, de posesiones y pérdidas. En fin, jugar permite convivir, ¡no podría haber mejor práctica simbolizante!

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En la librera

Reseña Bibliográfica de "Esos padres que viven a través de mí; la violencia de Estado y sus secuelas" de Alani Asturias Yolanda Gampel nació en Buenos Aires y actualmente es psicoanalista en Israel. Es profesora y miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Israel, miembro de la Asociación Internacional Psicoanalítica y trabaja en la Universidad de Tel Aviv. Ha trabajado en la teoría y práctica de la integración psicoanalítica con énfasis en el entendimiento psicoanalítico del trauma en los países y las culturas. A través de su historia personal y su trabajo profesional ha sido capaz de establecer conexiones significativas entre varias culturas y tradiciones lingüísticas y geográficas. Es reconocida por su involucramiento como psicoanalista y como ser humano en algunos de los temas más significativos de nuestro tiempo, con víctimas de la guerra y terror del Holocausto. De acuerdo a la autora, el libro está escrito para llamar la atención sobre las consecuencias de la violencia social en los individuos y en sus descendientes. Propone que estos traumas quedan instalados en el imaginario colectivo, el cual impregnado de esa violencia, puede convertirse en fuentes de nuevas crueldades. Aún cuando para muchos la guerra terminó hace mucho tiempo, los efectos de la Shoah se manifiestan a largo plazo, diseminados en el espacio y a través del tiempo, como “restos radioactivos” en la intersección entre el presente y el pasado, entre la presencia y la ausencia. Los términos de “identificaciones radioactivas” y “transmisión de restos radioactivos” son propuestos por la autora en relación al contenido de las vivencias de los sobrevivientes de la Shoah y sus familias, y cómo estos aspectos terribles, violentos y destructores de la realidad externa penetran en el aparato psíquico. Un hecho traumático transmitido de 33

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En la librera forma inconsciente, de una generación a otra, ocasionando efectos repetitivos a largo plazo. Repetición que permite el contacto con ciertos aspectos que han sido reprimidos, negados, olvidados y se vuelven, en cierta forma, “ausentes”. Aspectos que están relacionados con momentos traumáticos de inmenso desamparo. Al mismo tiempo, esa repetición compulsiva puede aparecer como una chispa de algo que permaneció vivo, que quiere brotar, y que pide la “verdadera” respuesta. Gampel propone que la idea de la Shoah se “piensa” en la psique y en el cuerpo de quienes han sobrevivido a su violencia genocida. Los sobrevivientes conservan las huellas, residuos psíquicos “radioactivos”, con un fuerte poder de expansión y contaminación. Estos restos se transmiten de la primera generación, que lo vivió directamente; a la segunda generación, que lo vive de forma fantasmática; y luego a la tercera, para quienes se vuelve un vacío, innombrable. Las escenas traumáticas son transmitidas inconscientemente por los sobrevivientes, inscribiéndose en el imaginario de sus hijos, de modo lacerante y perturbador. El trauma vivido en forma directa por los padres, se transforma entonces en una realidad traumática fantasmatizada por la siguiente generación. Para la primera generación es real, pero no­dicho; para la segunda es imaginario; y para la tercera queda un vacío, impensable. En los niños sobrevivientes de la Shoah, en ciertas circunstancias, se observa un entrelazamiento entre presente y pasado. Esto lleva a la autora a concebir ese entrelazamiento como una coexistencia de dos sustratos: “un sustrato de seguridad” y un “sustrato de lo inquietante y extraño”. El sustrato de seguridad básica proviene de un sentimiento de seguridad desarrollado en la relación madre­hijo, en un contexto social organizado. El sustrato de lo inquietante y lo extraño es un elemento psíquico que encarna y “organiza” algo imposible de organizar. De modo paradójico funciona como receptáculo de las pérdidas, la negación de las mismas y puede tomar la forma de “agujeros psíquicos”. Los sobrevivientes se ven sumidos en el sentimiento de culpa, relacionado con el hecho de haber sobrevivido. En consecuencia, los momentos traumáticos encapsulados –convertidos en “restos radioactivos”­, que no pueden ser transformados en pensamiento simbólico, surgen en forma de enfermedad. A menudo, se pudo observar que algunos sobrevivientes viven con la sensación de que siguen siendo combatientes: tienen que luchar y ganar todas las batallas. Una lucha día tras día en la vida cotidiana, pero también en el mundo interior. La autora interpreta el relato de una mujer que dice: “veo cómo se las arreglaron nuestros amigos: el resultado es apenas pensable”, como sobreviven sin vivir realmente. En muchos sobrevivientes, el presente y el pasado están entrelazados e interiorizan aspectos de pluralidad y de escisión constantes en el tiempo. La observación de los sustratos de seguridad y de lo inquietante y extraño permite ver esa escisión, como la ambigüedad que resulta de la incapacidad de abordar los propios sentimientos, impregnados de un sufrimiento intolerable. El entrelazamiento entre el pasado y el presente produce otras consecuencias en las relaciones íntimas y familiares. Los niños sobrevivientes se casaban y buscaban familia, así L ÚD I C A

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En la librera salvaban la estructura familiar, continuando la cadena de la vida. Los judíos no habían desaparecido, como querían los nazis. Pero en razón del entrelazamiento entre pasado­presente, el modelo familiar que existía aparecía congelado. El sobreviviente tenía su propia vida de pareja, a través de los ojos de un niño que observa a la pareja parental. Aún siendo adultos, en algunas circunstancias actúan como niños y necesitan que les digan qué hacer. Esta necesidad de una actividad omnipotente, en forma de juego infantil, proviene del hecho de que el niño pequeño está siempre presente en su interior. Estos niños habían vivido en un ambiente de terror y persecución, en el que sobrevivir no era lo habitual. Entonces, tienen que obligar permanentemente a su entorno, a confirmar su propia existencia, experimentando esa necesidad como algo actual. Los hechos de la Shoah no son mensurables, ni comprensibles y mucho menos interpretables; pero tienen que ser puestos en circulación, necesitan una articulación. La experiencia del terror y la violencia de Estado exigen una textura narrativa particular. El horror generalmente produce silencio, pero a veces un largo trabajo en profundidad permite el acceso a la representación, para que surja la posibilidad de hablar. Frente a circunstancias externas extremas, como la guerra y la violencia social, se puede ver amenazada la capacidad de pensar. Es por esto que el terapeuta debe mantener una distancia crítica para reconocer, analizar y vencer las diversas resistencias de su paciente a la dolorosa percepción de los hechos y a su evaluación. La actitud del terapeuta debe estar basada en el sentido común, la intuición y el corazón. Este libro se trata de un ensayo para poder volver audible, perceptible y quizá comprensible, lo que constituye el dolor de la violencia social, el dolor en su aspecto más esencialmente humano. Para sobrevivir, muchos niños de la Shoah que perdieron su entorno familiar, tuvieron que “desinvestir” las figuras parentales; enterrar, borrar el dolor de la pérdida. En estos sobrevivientes, marcados por el traumatismo, el nacimiento de un hijo viene a suscitar una revalorización narcisista, como una afirmación de la vida. Al garantizar la continuidad, cada hijo se convierte en un bebé­milagro, que viene a aliviar el dolor y la pérdida, poniendo en evidencia el fracaso de los que quisieron perpetrar el aniquilamiento de los judíos. Es sabido que, incluso en circunstancias normales, todos los niños están sujetos al miedo del abandono y de la muerte. Pero si el padre o la madre no pueden, ni recibir, ni transformar la angustia de muerte del niño a causa de su propia vivencia traumática, esa angustia queda despojada de todo significado y es interiorizada por el niño como “un terror sin nombre”. Cuando los padres son incapaces de traducir esta función reflexiva y trasformadora, el niño no puede reunir ni ordenar los datos perceptivos y cognitivos para enfrentar el mundo. Su conciencia rudimentaria lo lleva a tomar sobre sí la tarea que sus padres no pueden asumir, se ve impulsado a hacerse cargo del sufrimiento de sus padres, viviéndolo de forma fantasmática. Los sobrevivientes jóvenes durante la Shoah llevan en su interior un duelo imposible, que les impide asumir plenamente su rol parental. Sus hijos, con mucha creatividad, mezclada con mucha angustia y mucho sufrimiento, van en busca del “tiempo perdido” de sus 35

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En la librera padres para traerlos aquí y ahora, vivos, completamente presentes. Los niños aprendieron que para sobrevivir no había que expresar ninguna emoción. En situaciones extremas, donde se rompe la continuidad de los hábitos y objetos cotidianos vinculados a la vida familiar, un objeto concreto puede proporcionarle al niño un apoyo vital. Un desplazamiento de ese objeto a una palabra, una melodía, un olor, que convierten en un símbolo de amor primario. De manera que, a pesar del vacío, cada niño encontró para sostenerse psíquicamente una “ilusión metaforizada”, al cual la autora llama “objeto­tesoro” (Gampel, 1992). Este objeto pertenece al espacio de la ilusión, pues no corresponde ni al Yo ni al no­Yo. Es un objeto inanimado, pero el niño le atribuye poderes especiales, en este caso: “mamá está viva, y cuando ella está ausente, este objeto se convierte en una fuente real de consuelo”. Es una defensa contra la angustia, especialmente la angustia de tipo depresiva. En el clima de lo inquietante y lo extraño en el que los niños de la Shoah vivieron, encontraron una forma de mantener una continuidad con su familia y su ambiente familiar. El apellido identifica a un grupo de personas que tienen una pertenencia común. El nombre identifica a una sola persona dentro de la familia. Cada ser humano tiene un nombre, que le fue dado por sus padres. El niño no elige su nombre, cuando llega al mundo ocupa un lugar de amor o de odio. Su nacimiento es fruto de deseo o un accidente, produce alegría o tristeza. Se le ofrece un espacio para vivir o llenar un vacío; su nombre lo establece como sujeto. La elección de este nombre depende de reglas vinculadas a una cultura, costumbres y una transmisión cargada de valor simbólico. El nombre contiene, en dos o tres sílabas, todo lo relacionado con la persona. Le da al niño una posibilidad de una referencia a un origen. La adjudicación del nombre al niño, al proceder de estructuras inconscientes propias de una familia determinada, así como el ambiente cultural, puede provocar una conflictividad que muchas veces se vuelve extremadamente problemática. En la tradición judía de poner al recién nacido el nombre de un familiar fallecido, se pone en evidencia el proceso repetitivo: una manera inconsciente, un anhelo de mantener una cadena de eslabones sin falla y el de conjurar la tragedia, para que el niño nuevo sobreviva. El nombre queda asociado a un clima “inquietante y extraño” e impone la idea de una fuerza decisiva e ineluctable. Según Gampel, el principio es que la psicoterapia consiste en un cruce entre la zona de juego del niño y la del adulto o del terapeuta. Se apela a “despertar” ideas ocultas, y hacerle sentir al niño que esto invocado no es tan peligroso como él lo había imaginado. Entonces, puede liberarse de los sentimientos desagradables y dolorosos que lo acompañan. A través de juegos, dibujos y sueños, el niño aleja de sí sus angustias. Entonces, puede metabolizar su vivencia de destrucción, de modo que se vuelva más soportable. Poner en palabras o un discurso coherente a un evento como el de la Shoah significaría otorgarle a los crímenes inimaginables e ilimitados, un estatus imaginable, comprensible L ÚD I C A

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En cartelera y limitado. Razón por la cual, cuando escuchamos estos discursos, parecen no tener una lógica entendible. El analista debe “desintoxicar” con sus actitudes y sus palabras, para ayudar a ordenar y organizar este sustrato de seguridad, que hasta ahora se ha entrelazado con lo extraño e inquietante.

El texto que nos presenta la profesora Gampel, nos brinda la oportunidad de observar los efectos de la violencia de Estado en una época y un lugar y cultura distantes al nuestro, ofreciéndonos una distancia emocional que nos permite entenderlo mejor. Cuando nos encontramos inmersos en una situación, es difícil percatarnos de las mismas. Así como es difícil para los guatemaltecos, percatarnos que vivimos con secuelas radioactivas de la violencia de Estado. Restos que son transmitidos de generación en generación de manera fantasmática, dificultando la posibilidad de pensarlo. Los psicoterapeutas debemos poder nombrarlo y articularlo, para poder poner en “circulación”, como dice la autora. Así podremos abordar los efectos en el colectivo inconsciente guatemalteco y el inconsciente de cada individuo guatemalteco.

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En el taller

Te invitamos a participar en los siguientes eventos académicos: "Algunos desarrollos en el campo del psicoanálisis" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Chilena Santiago, Chile 30 de agosto a 13 de diciembre sábados contacto: www.apch.cl

"Niños: psicosis y autismo, desde el psicoanálisis lacaniano" Virtual impartido por Comunidad Russell 8 de octubre a 26 de noviembre contacto: www.comunidadrussell.com

"El analista como objeto de uso en la obra de D.W. Winnicott" Virtual impartido por Comunidad Russell 8 de octubre a 19 de noviembre contacto: www.comunidadrussell.com

"Myths of the mighty women: what makes a woman?" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Internacional New York, USA Karen Horney Clinic 11 y 12 de octubre contacto: psypsa@gmail.com

"El psicoanálisis ante el enfermo de cáncer. Abordaje teórico­clínico" Virtual impartido por Comunidad Russell 8 de octubre a 19 de noviembre contacto: www.comunidadrussell.com

"Psicoanálisis 2.0" Virtual impartido por Sociedad Psicoanalítica de Caracas 17 y 18 de octubre contacto: spdecaracas@gmail.com

"El lenguaje en los problemas escolares" Virtual impartido por Comunidad Russell 8 de octubre a 19 de noviembre contacto: www.comunidadrussell.com

"Estrategias clínicas, diversidad de abordajes frente a problemáticas contemporáneas" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Argentina Buenos Aires, Argentina 17 y 18 de octubre contacto: info@apa.org.ar

"Adicciones. Una mirada clínica" Virtual impartido por Comunidad Russell 8 de octubre a 19 de noviembre contacto: www.comunidadrussell.com "La clínica en la posmodernidad. El psicoanálisis en su articulación interdisciplinaria" Virtual impartido por Comunidad Russell 8 de octubre a 19 de noviembre contacto: www.comunidadrussell.com

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En el taller "Consistencias en crisis: en la vida, la clínica y la formación psicoanalítica" Presencial impartido por Sociedad Argentina de Psicoanálisis Buenos Aires, Argentina 17 y 18 d e octubre contacto: secretaria@sapsicoanalisis.org

"II Encontro de estudos sobre a obra de Sigmund Freud" Presencial impartido por Sociedade Brasileira de Psicanálice Brasil 7 y 8 d e noviembre contacto: secretaria@sbpdepa.org.br

"Tenth international evolving british object relations conference" Presencial impartido por Northwestern Psychoanalytic Society & Institute Seattle, USA Pan Pacific Hotel 17 a 19 de octubre contacto: http://npsi.us.com/society/evolving­british­ object­relations­international­conference/

"XXIII Encuentro Latinoamericano sobre le pensamiento de Donald W. Winnicott" Presencial impartido por Sociedad Peruana de Psicoanálisis Lima, Perú 21 y 22 de noviembre contacto: xxiiiencuentrodwwlima@gmail.com

"Encuentro internacional André Green, pensar (en) los límites" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Argentina Buenos Aires, Argentina 23 y 24 de octubre contacto: info@apa.org.ar "La intimidad como espectáculo, cuerpo e inferioridad en el mundo contemporáneo" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Argentina Buenos Aires, Argentina 24 de octubre contacto: info@apa.org.ar

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"El complejo de Edipo y el período de latencia" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Argentina Buenos Aires, Argentina 28 y 29 de octubre contacto: info@apa.org.ar "Le XIXème Colloque des ARCS­Françoise BRETTE" Presencial impartido por Société Psychanalytique de Paris Village le Charvet, Francia L'hôtel du Golf 30 de enero a 1 de febrero contacto: www.ipa.org.uk "IPA 49th Congress: Changing world, the shape and use of psychoanalytic tools today" Presencial impartido por Asociación Psicoanalítica Internacional Boston, USA World Trade Center 22 de julio a 25 de julio de 2015 contacto: www.ipa.org.uk/congress


En el taller

www.revistaludica.com info@revistaludica.com Revista Lúdica RevistaLudica

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Sobre autores Alani Asturias Estudiante de psicología clínica de la Univesidad Francisco Marroquín, Guatemala. Estudiante de intercambio en la Universidad del Desarrollo, Santiago, Chile (2009). Universidad de Palermo, Buenos Aires, Argentina (2011). Terapeuta practicante de la Clínica Viktor Frankl. Actualmente realiza seminario "Repensando una psicopatología" con Dra. Marisa Rodulfo. aasturias@ufm.edu

Natalia de Biegler Licenciada en Psicología Clínica egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Posgrado en Intervención Psicoanalítica con Familias y Parejas del Hospital Italiano de Buenos Aires. Doula/Especialista en Embarazo y Maternidad. info@sermamaenguate.com

Juan Diego Guerra Bachelor in Science en la Facultad de Medicina y Licenciado en Psicología Clínica en la Universidad Francisco Marroquín. Actualmente formándose como analista en la Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis de Guatemala. Realiza su práctica en Centro ProSame. juandge@ufm.edu

Alina Kummerfeldt Nació en la ciudad de Guatemala en el año 1989. Tiene estudios en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Rafael Landivar de la ciudad de Guatemala. Publicó su primer libro de poesía Carta Cero en la ciudad de Guatemala, posteriormente, Trotamundos de Cuerpos en Buenos Aires, Argentina, ciudad en donde actualmente reside y donde estudió una carrera de Narrativa en la Escuela de escritura y oralidad, Casa de Letras. Su propuesta ha aparecido en varias revistas impresas y digitales. Ha realizado lecturas poéticas y participado en conversatorios de poesía en Guatemala y Argentina. Es cofundadora del grupo de letras “Vandevandeantes”. http://alinakummerfeldt.wix.com/alinakummerfeldt https://www.facebook.com/librocartacero

Miguel Matrajt Médico, egresado Universidad Buenos Aires (UBA) en 1963. Posgrados en psiquiatría, egresado en 1968 y en psicoanálisis, egresado en 1971. Ex profesor titular Psicología Médica de la Facultad de Medicina de la UBA,1974. Ex profesor titular en salud mental en la UAM Xochimilco ,México,1976. Ex profesor psicoterapia y psicopatologia en la Facultad de Psicología de la UAEM. Ex coordinador de las Maestrias en Psicologia Clinica, Salud 41

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Sobre autores Mental Publica y Salud Mental Ocupacional de la UAEM desde 1988 hasta 1993. Ex profesor del Seminario Psicoanalítico de Zurich en 1984, 1987 y 1988. Director del Servicio de Psicopatología del Hospital Universitario de la Universidad de Buenos Aires,1974. Premio Internacional "Acta",1967 al mejor trabajo de investigación en ciencias sociales en America Latina. Experto senior temporario en salud mental en Organización Panamericana de la Salud (Washington), Organización Internacional del Trabajo (Ginebra), Fondo de Naciones Unidas para el Control de abuso de drogas. Fundación Internacional Kellogg (Michigan). Ha publicado 22 libros y 119 artículo en revistas científicas internacionales.Co­director de la revista Subjetividad y Cultura, México. Miembro del comité de redacción de la revista Chimeres, Paris. Miembro del comité de redacción de la revista Travailler, París. miguel_matra@yahoo.com.mx

Raquel Zonis Zukerfeld Licenciada en Psicología de la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, Argentina. Miembro fundadora, secretaria científica y profesora del Instituto Psicosomático de Buenos Aires (IPBA). Profesora titular de la carrera de Psicología de la Universidad Maimónides. Profesora invitada del curso de Psiconeuroinmunoendocrinología del Estrés de la Asociación Médica Argentina y al posgrado de Psicooncología de la Universidad Favaloro. Co­autora de Relatos de Autores, Instituto Psicosomático de Buenos Aires, Buenos Aires, 1996. Colaboradora de "Acto Bulímico, Cuerpo y Tercera Tópica" de Editorial Paidós , 1997. Co­autora de "Psicoanálisis, Tercera Tópica y Vulnerabilidad Somática" de Editorial Lugar, Buenos Aires, 1999. Co­ autora de "Procesos terciarios: de la vulnerabilidad a la resiliencia" de Editorial Lugar, Buenos Aires, 2005. Co­ autora de "Addenda en Benyakar, M; Lezica, A.: Lo traumático, clínica y paradoja" de Editorial Biblos, Buenos Aires, 2006. Premios recibidos: Premio Fepal ( Federación de Psicoanálisis de América Latina) 2002, Montevideo, 2002. Psychoanalytic Research Exceptional Contribution, International Psychoanalytical Association (IPA), New Orleans, 2004. Premio APSA (Asociación de Psiquiatras Argentinos), Mar del Plata,2007. Premio Especial por los Cien años de creación de la IPA, Asociación psicoanalítica Argentina (APA), Buenos Aires, 2010. Psychoanalytic Training Today Award 2013 otorgado por IPA. errezeta@fibertel.com.ar

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