Revista Lúdica 16 edición

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Sobre Lúdica

Sobre Lúdica Lúdica surge como un espacio para el intercambio de ideas y conocimientos psicoanalíticos estimulando propuestas novedo­ sas que jueguen con las clásicas fundamentales del psicoanálisis. Reconociendo los alcances de los diversos enfoques psicoanalíticos, se abre este espacio para complementar las diversas perspectivas que componen este campo, brindando mayor riqueza al quehacer clínico al estimular nuevas inquietudes y nuevos senderos en la práctica clínica. En estas páginas fundamos un lugar de respeto y diálogo para las distintas teorías psicoanalíticas con el objetivo de inaugurar un nuevo espacio psíquico convergente para quien acuda a su lectura. EDICIÓN Si deseas obtener más información, envía tus comentarios o sugerencias a info@revistaludica.com o ingresa a www.revistaludica.com

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Lúdica, octubre 2015, pg. 1

Rafael Aycinena Mono del Espacio

EXPRESIONES

Chapines

AUTORES

Mónica Chama Natacha Delgado Marcos de Soldati Lisa Köng Jaime Lutenberg Cecilia Satriano Dilsia María Sosa German Weisbrot

IMÁGENES

H. Adam Michelangelo Caravaggio Creative Commons Blay Fabregas Karol Franks Marie Andree Kestler Nicolas Poussin Rubén Antonio Sachun Velez Seier+seier Carlos ZGZ

Contacto: Revista Lúdica 1 7 av. 1 9-70 zona 1 0 Edificio Torino, oficina 1 406 Guatemala, Guatemala


Índice

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Sobre Lúdica Escritos

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*Los artículos de esta edición corresponden a trabajos presentados durante el congreso IPA 2015.

Entre Edipo y Narciso, el analista objeto de transferencias Natacha Delgado, Marcos de Soldati y German Weisbrot

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Certezas agobiantes que desafían nuestra práctica Mónica Chama

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El vacío mental estructural y la edición en el análisis: nuevas patologías, nuevas técnicas en el psicoanálisis Jaime Lutenberg

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Un análisis del análisis: la muerte de la madre en la infancia Lisa Köng

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Expresiones Crónica de un despertar subjetivo Chapines

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Conceptos Trauma

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En la librera Retraso mental: el sujeto y el cuerpo Cecilia Satriano

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En el taller Guatemala activamente presente en la IPA Dilsia María Sosa

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Sobre autores

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Escritos

Entre Edipo y Narciso, el analista objeto de transferencias Natacha Delgado, Marcos de Soldati y German Weisbrot

La idea de este trabajo surge al considerar que el analista puede ser objeto de transferencias tanto narcisistas como edípicas. Este fue el eje principal de nuestras interrogaciones. En la búsqueda sobre el tema, encontramos que tres autores en la historia del psicoanálisis argentino habían hecho sus propios desarrollos al respecto. Nos interesó leerlos y repensar sus propuestas. Esto nos permitió, primero, rescatar la importancia del tema de las transferencias narcisistas y edípicas en la propia obra de Freud y segundo, poner estas transferencias en relación con lecturas posteriores.

Los autores que tomamos para pensar el tema de las transferencias edípicas y narcisistas son H. Racker, Mauricio Abadi y Norberto Marucco. Estos tres analistas ­en diferentes décadas de la historia del psicoanálisis argentino­ han hecho desarrollos teóricos en función de los obstáculos y dificultades que se les fueron planteando a partir de su práctica clínica. Laplanche y Pontalis dicen que la transferencia designa “el proceso en virtud del cual los deseos inconcientes se actualizan sobre ciertos objetos dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos, y de un modo especial, en la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad” (1967, p.439). Nos interesó pensar el analista como objeto de transferencias tanto edípicas como 3

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narcisistas, haciendo especial énfasis en la articulación de ambas problemáticas, o más bien en su co­existencia y potencialidades. Es en la actualidad de la transferencia como emergerán cuestiones ligadas no sólo a las resistencias de la represión sino a manifestaciones del narcisismo y de la pulsión de muerte. Algunas ideas de Heinrich Racker Heinrich Racker (1910 ­ 1961) cuyos "Estudios sobre técnica psicoanalítica" (1959) publicados apenas dos años antes de su temprana muerte y que compendía sus trabajos es un texto clásico, imprescindible para abordar el siempre controvertido tema de la contratransferencia. Sin embargo los "Estudios" no se limitan en modo alguno a la contratransferencia dado que Racker aborda la situación analítica en su totalidad donde "transferencia y contratransferencia son el eje del proceso psicoanalítico".


Escritos Contratransferencia es para Racker complemento de la transferencia de igual importancia teórica y técnica en el proceso analítico afirma W. Baranger (1961) en la Revista uruguaya de psicoanálisis al publicar por primera vez su trabajo sobre campo analítico, trabajo que abreva en los estudios de Racker sobre estos conceptos. Aunque muchas son las coincidencias entre Racker y Paula Heinmann respecto de la contratransferencia es bueno señalar que a diferencia de ella Racker ha considerado las reacciones contratransferenciales patológicas del analista y no sólo las normales o poco disruptivas. Racker atribuye una gran importancia a la contratransferencia con los objetos internos del analizado y presta especial atención a las reacciones (contratransferenciales) del analista respecto de las situaciones transferenciales que las activaron. Para él contratransferencia es "toda respuesta psicológica del analista frente al paciente" y, del mismo modo que la transferencia, designa los aspectos referidos a la repetición y los originales de la relación del analista con el analizado. Su enfoque de la situación analítica es el de una situación bipersonal o "neurosis interpersonal" y frente al mito del analista sano y "en espejo" él describe una "neurosis de contratransferencia". Transferencia y contratransferencia, su dinamismo e interrelación, constituyen una

unidad y el proceso analítico es pensado por Racker "como dipatía o bipatía". El analista, habiendo reconocido el complejo de Edipo de su paciente, debe discriminarlo del suyo comprendiendo su situación interna mediante la "identificación concordante", de la que el analista es consciente (Helen Deutsch). Pero también existe otro tipo de identificación, intensa e inconsciente, mediante la cual el analista se identifica con objetos internos del paciente y puede tanto someterse como reaccionar contra ella: esta identificación es la llamada complementaria: Racker se ocupa fundamentalmente de esta modalidad, ya que es la que determina las perturbaciones en la función analítica (las reacciones del analista, su modo de interpretar). Para él entonces la contratransferencia es un indicador de aspectos escondidos (reprimidos, en un sentido amplio) de la escena o situación transferencial. El acento, en los trabajos de Racker, está puesto en el conflicto edípico en tanto nódulo de la neurosis del paciente, de la neurosis de transferencia y también de la neurosis de contratransferencia del analista. En la neurosis de contratransferencia el paciente representa en el inconsciente del analista al padre o a la madre del mismo, por ello en la contratransferencia pueden repetirse las reacciones y sentimientos correspondientes a su complejo de Edipo.

"Nos interesó pensar el analista como objeto de transferencias tanto edípicas como narcisistas, haciendo especial énfasis en la articulación de ambas problemáticas, o más bien en su co­existencia y potencialidades.” L ÚD I C A

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Escritos Racker encuentra y describe una correspondencia entre muchas vivencias contratransferenciales y su correlato transferencial; describe, por ejemplo, las angustias depresivas y paranoides en el analista, la frustración de deseos y la culpa contratransferencial que puede padecer. Se ocupa de exponer los modos en que el analista de carácter predominantemente masoquista ubica en el paciente a su propio objeto sádico y cómo esto lo puede llevar a desear inconscientemente el fracaso de su trabajo (nomina esta situación como la reacción terapéutica negativa del analista) o también los modos en que el analista hipomaníaco promueve el acting out en sus pacientes. Racker piensa cómo estas situaciones afectan la técnica del analista y se explaya (Estudio IX) en las formas en que las contrarresistencias para interpretar colaboran con la resistencia del paciente. El analista es objeto de transferencias y el paciente a su vez es objeto de contratransferencias por parte del analista. Racker, con las herramientas conceptuales prevalentemente freudo­kleinianas del tiempo en que desarrolló sus ideas, se ocupó en detalle de pensar la clínica de estos fenómenos y de describir no sólo las transferencias de las que es objeto el analista, sino aquellas de las que son objeto los objetos del analista. Es justamente hacia esos otros objetos que ­supuestamente­ no son el analista que se difracta o desplaza mucho de la transferencia hostil o erótica proyectada por el paciente. También se preocupa en señalar cuan intensos y complejos son los sentimientos, afectos y pulsiones, las transferencias en definitiva, de los que el analista es necesaria e ineludiblemente objeto, y de los modos en que esto puede afectarlo y perturbar su escucha y comprender las situaciones 5 L ÚD I C A Lúdica, octubre 2015, pg. 5

clínicas a las que se ve expuesto y la forma en que esto incide en su técnica interpretativa que, de tener presente estas circunstancias, puede trocar el obstáculo en herramienta de la cura. Podríamos decir, parafraseando a Freud, que para Racker el análisis es análisis de la transferencia... y de la contratransferencia, ya que se verá implicado también él, edípicamente, por lo que la repetición convoca en la situación analítica. Transferencias según el desarrollo de Mauricio Abadi El pensamiento de Mauricio Abadi propone la articulación de las transferencias narcisistas y edípicas. Dos textos nos resultaron clave para investigar sus ideas, “Deseo edípico o mandato endogámico”(1980) y “Aportación para una teoría de la transferencia” (2008). Sostiene que en la relación terapéutica el paciente además de tratar con su analista tiene “que vérselas condensada y confusamente, con... una parte de sí mismo, con un objeto imaginario e interno que, sin saberlo él mismo externaliza ficticiamente, proyecta sobre la más o menos complaciente pantalla del otro. Un "otro" que, a partir de esta nueva estructuración de la relación, ha perdido algo de su "otredad" para convertirse en un duplicado del "sí mismo" del sujeto. Un duplicado en el que el sujeto no se reconoce; por algo su intento de externalizarlo, vale decir, de no aceptarlo como propio. Un duplicado en el que el "otro" (el terapeuta) tampoco se reconoce pero del cual, durante la cura, tendrá que hacerse cargo” (p. 686). La relación se nos revela de golpe, no ya dual, sino tríadica donde si no se reconoce al tercero y se lo tiene en cuenta se corre el riesgo de que este “puede terminar siendo el titiritero de la


Escritos destinatario sería la persona que los despertó inicialmente. 2. Además de afectos se transfieren “deseos y angustias”. Deseos que para transferirse deben ser inconscientes, infantiles y sexuales. Se basan en una primera experiencia de satisfacción, que se intentará de repetir con en un nuevo objeto. 3. Se transfiere una imago, una representación, sobre el analista que ahora no recibe los afectos asociados a otro sino que es otro. No cualquier otro, sino aquel otro que fuera objeto de satisfacción y fue "Los primeros frios" de Blay Fabregas necesario hacerlo presente en la vida intrapsíquica relación. Una relación en la Siguiendo la obra de Freud, para anular su falta y el cual lo transferido sobre la Abadi encuentra en vacío asociado; este logro pantalla encubre a los ojos distintos momentos distintas permitió transformar la del transferiente las concepciones respecto a pérdida objetal en tan sólo verdaderas connotaciones que es lo que se transfiere ausencia al poder re­tener y rasgos del objeto que le que divide en 5 etapas: al objeto sirve de pantalla.” (686) intrapsíquicamente. Pero 1. Se transfieren aquellos esta operación le confiere Se trataría entonces de una afectos que fueron a la representación del relación del paciente destinados a un objeto del objeto una vida consigo mismo. Un sí mismo pasado a un objeto del relativamente proyectado en el terapeuta presente. Sería “te quiero a independiente dentro de la que empaña la diferencia ti porque quiero a otro”, economía psíquica. entro sujeto y objeto. Es ese reactualizando una relación Cuando se regresa, en el “sí mismo” resultado de la afectiva que existió con una contexto de la regresión configuración dada por figura de la infancia y terapéutica, a esa aquellos “otros” que, vía revelando que todo afecto representación infantil se la identificación, fueron lleva consigo la marca de resignifica desde el lugar conformando el Yo del ser algo transferido, del adulto de hoy. paciente. importado, reeditado, cuyo L ÚD I C A

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Escritos 4. Se transfiere un paquete relacional. Se transfiere una forma de relación entre dos del pasado que se actualiza con el analista. El paciente transfiere sobre sí la imagen del niño que fue, y sobre el analista el lugar del adulto de aquella relación. 5. Del texto de “Introducción al Narcisismo” (1914) Abadi infiere que se puede hablar de otra forma de transferencia donde se transfieren partes del Yo. “Parte de su propio Yo o ­lo que genéticamente es lo mismo­ un precipitado de una anterior relación libidinal con un objeto. Así en la transferencia hay una disociación del Yo dividiéndose una parte en el paciente y otra sobre el analista". Hasta ahora estuvimos hablando de qué es lo que se transfiere: afectos y deseos, representaciones mentales, relaciones interpersonales y partes del yo. ¿Sobre quién se transfiere? La respuesta parece sencilla; sobre otro, sobre el terapeuta. Pero ¿quién es realmente el “otro”? Si pensamos en cómo se conformó, para el sujeto, el otro debemos remontarnos al “otro primordial” quien a través de la acción eficaz permitió al recién nacido superar, en su indefensión, la desestructurante vivencia de desamparo. Ese otro a través de la “experiencia de satisfacción” es el simiente de aquello que unirá la libido a un objeto a partir de una relación anaclítica y que luego “será investido de imagos, afectos y partes del Yo que lo convertirán en destinatario de una relación de tipo narcisista. “De lo cual se desprende que sin objeto de apuntalamiento no hay posibilidad de que se produzca aquella relación narcisista que llamamos transferencia” (pag. 692). “Otro” imprescindible para la supervivencia del recién nacido pero a la vez negado en su existencia por la omnipotencia de un Yo­ Ideal intolerante a la angustia que le 7 L ÚD I C A Lúdica, octubre 2015, pg. 7

despierta sentir la dependencia del objeto. Cuando la realidad muestre que no siempre coincide con sus deseos no le quedará más camino que aceptar la existencia del otro. El truco que le permite al niño no renunciar a la omnipotencia es decir te reconozco otro pero al mismo tiempo voy invadirte y colonizarte, mediante el puente de la transferencia, con partes de mi propio Yo” (y ya no serás otro). Es una relación narcisista pero de naturaleza triádica. Son todos esos aspectos depositados en el otro (analista) que habrá que develar en el seno mismo de la transferencia. De no hacerse, quedará la relación dual ocultando esta operación. Es así como este autor encuentra en la no renuncia al narcisismo la fuente de la transferencia pero también la posibilidad de revelarla y tratarla. Por otra parte, para el hijo (paciente) se abre la posibilidad que ante una vivencia de desamparo buscará en el vínculo (terapéutico) un apuntalamiento, conformar con el objeto (analista) un tipo de vínculo anaclítico en el que se transferirán afectos, deseos, imagos, representaciones mentales, relaciones intersubjetivas y partes del Yo, y reactualizando con el objeto también una relación de tipo narcisista. Hay una transacción entre un objeto narcisista proyectado y un objeto que por no ser yo mismo, puede ayudarme, protegerme; de ahí que se opongan simétricamente narcisismo y relación anaclítica en la relación terapéutica. Lo que llamamos transferencia en el neurótico es ni más ni menos que un síntoma y debemos dejar que lo reprimido surja –se despliegue en la transferencia– para que el neurótico tome conciencia de su transferencia reprimida, negada, con el fin de disolverla vía interpretación.


Escritos Transferencias según el desarrollo de Norberto Marucco Freud en “Dinámica de la transferencia” (1912) sostiene que “todo ser humano, por efecto conjugado de las disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse” (Freud, pag. 97). Estas mociones libidinales determinantes de la vida amorosa de una persona pueden en parte ser disponibles de modo consciente, pero otras serán inconscientes y se anudarán a modelos (amorosos) preexistentes. El analista, como objeto de transferencias, será insertado en las series psíquicas del paciente. El asunto será distinguir el tipo de serie en que entra el analista y en qué modo esto se despliega transferencialmente en un tratamiento analítico. Para ello, habrá que tener en mente los diferentes modos en que tienen lugar estas repeticiones ­que a veces, requerirán que el analista haga uso de interpretaciones y en otras, de construcciones. La hipótesis principal es que en todo análisis pueden surgir momentos transferenciales en el que predominen temáticas ligadas a perturbaciones con el objeto originario del narcisismo primario. Pero ¿Las vicisitudes con este objeto originario pertenecen al inconciente reprimido o al inconciente escindido? Marucco se pregunta qué es lo que se repite y sostiene que en toda neurosis transferencial está presente una estructura narcisista –que remite al deseo de los padres enquistado en el sujeto (haciendo presente

un inconciente no reprimido)­ expresado en una escisión en el yo, cuyo mecanismo será la desmentida y que en la clínica se presenta como neurosis de destino. Uno de los puntos interesantes de la elaboración que hace Marucco para explicar la idea de estructura narcisista ­además de rescatar la distinción entre el narcisismo primario y el narcisismo secundario­ es la diferencia entre un narcisismo parental trófico de uno patógeno. Marucco postula –siguiendo a Freud­ que la depositación del narcisismo parental es resultado de un proceso de narcisización y libidinización ineludible y deseable para el ser humano que por su estado de inermidad requiere la asistencia de otro para sobrevivir. Esta dependencia primordial inaugura el papel que tiene el objeto en la constitución del psiquismo. Su influencia y efectos evidencian un psiquismo en el que se destaca la dimensión intersubjetiva en la conformación de lo intrapsíquico. El objeto además actúa en el sentido de organizar o desorganizar la vida psíquica y da cuenta del lugar que ocupa ­de modo inconciente­ cada sujeto en la mente de sus padres, en la familia, en la cadena transgeneracional en la que se inscribe. Todo lo enunciado le permite a Marucco profundizar en el tema y plantearse cómo se manifiestan las oscilaciones que puede tener este narcisismo parental, en su doble faz protectora y amenazante. Postula la existencia de un narcisismo primario trófico, con un tipo de identificación narcisista libidinizante y un “narcisismo tanático” cuyo correlato es la “identificación primaria pasiva” (Marucco, 1998). Ambos aspectos, dan lugar a un tipo de identificación primaria que no pertenece al inconciente L ÚD I C A

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Escritos reprimido y que él define como inconciente escindido. Ese narcisismo primario original, al revelar su faz no sólo libidinizante sino también amenazante muestra que el sujeto ha estado bajo el dominio de un objeto primario, amo de la vida y de la muerte. De esta experiencia, quedará una cualidad afectiva. Marucco sostiene que parte de estos aspectos depositados del narcisismo parental pueden resultar no inconcientes (en el sentido de no ser reprimidos) ejerciendo un poder tanático, marcando un destino, que frecuentemente se expresa en actos (autodestructivos) con el inevitable sello de la omnipotencia y la inmortalidad del narcisismo parental ­aparentemente­ resignado y sin embargo transferido en la generación siguiente. ¿Cómo se revelará el narcisismo trófico y el narcisismo tanático en la dimensión transferencial y qué efecto podrán tener sobre el conflicto edípico? El “narcisismo parental tanático” introduce un narcisismo ajeno a sus propias pulsiones, El niño que ha sido objeto deseado y objeto erótico de los padres se verá afectado en sus pulsiones, con una escena de seducción previa al tiempo del Edipo. Estas derivas pulsionales, estas oscilaciones, se expresarán en el campo analítico en el terreno de la afectividad frecuentemente disociadas de los contenidos verbales. Freud habla de la transferencia positiva de meta inhibida, de la transferencia erótica y la negativa. Estas transferencias expresan los contenidos de la estructura edípica que coexisten con los de una estructura narcisista y cuya expresión en la clínica revelará sus dificultades. El analista 9

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interpretará las vicisitudes de esta neurosis histórica hecha neurosis transferencial en su relación con el complejo de castración y dentro de un marco de representación. Sin embargo –y éste es uno de los puntos clave del desarrollo de Marucco­ estas expresiones pueden enmascarar temáticas ligadas a perturbaciones narcisistas. Y el proceso transferencial se verá afectado por la idea de un analista omnipotente y amenazante, amo de la vida y de la muerte, objeto de dependencia masiva. A las expresiones transferenciales que pertenecen a la zona del narcisismo 1 las articula con lo que él llama “estructura idealizadora” resultante del ideal del yo al que se le consagrará el amor que antes se le otorgaba al objeto. Proyectado hacia un objeto externo este ideal intrapsíquico, esta estructura idealizadora, deviene en la idealización del objeto con todos los riesgos que esto conlleva y con todo el desamparo que a su vez denuncia. Su forma de manifestación más evidente es la idealización de la transferencia. La invitación al analista es a ejercer todo el poder de sugestión. El desafío es no confundirla con transferencia positiva de meta inhibida. La subjetividad se verá arrastrada por un empuje pulsional que necesitará poder ser representado y después interpretado. Para que ello suceda la transferencia idealizada deberá desplegarse, no podrá ser disuelta in absentia. El asesinato del niño maravilloso del tiempo primordial implicará poder hacer pensables de otro modo los conflictos del Edipo. Retomando la dimensión narcisista, al considerar el afecto de omnipotencia –del narcisismo parental­ se advertirá que éste implica riesgos para el paciente: podrá


Escritos

"Eco y Narciso" de Nicolas Poussin

desplegar conductas destructivas, a menudo racionalizándolas, protegiendo el anhelo de inmortalidad depositado en él. En la relación transferencial se hará sentir como transferencia idealizada de diferentes modos. Las palabras del analista tomarán un valor inusitado, se convertirán en verdad absoluta. Un analista que aparecerá ungido con un poder mágico de curar y al que a su vez, por esa misma transferencia idealizada se le otorgará la posibilidad de intervenir como ideal para el paciente. ¿Qué puede hacer el analista cuando es objeto de la idealización de la transferencia? Obviamente, interpretarla ya que su desarrollo o desmitificación abrirá posibilidades para que en la compulsión de repetición, se vuelva representable algo que para el paciente forma parte sus mociones pulsionales de las cuales conoce los efectos en él, pero no la historia que aparece en algún

sentido sin representación o al menos no recordable en términos de verbalización. La omnipotencia rara vez está puesta en palabras. Corresponde al analista poder convertirla en algo interpretable y pensable, aparece en los intersticios del relato, infiltrando las palabras y los actos revelando estos deseos parentales que fueron “enajenantes pero también constituyentes” de un destino (Marucco, 1998, p.100). Las posibilidades que se abren en la transferencia, dependerán que “la persona del analista se preste a que el enfermo la ponga en el lugar del ideal del yo, lo que trae consigo la tentación de desempeñar frente al enfermo el papel de profeta, salvador de almas, redentor. Puesto que las reglas del análisis desechan de manera terminante semejante uso de la personalidad médica, es honesto admitir que aquí tropezamos con una nueva barrera para el efecto del análisis, que no L ÚD I C A

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Escritos está destinado a imposibilitar las reacciones patológicas sino a procurar al yo del enfermo la libertad de decidir en un sentido o en otro”(Freud, 1923, pág. 51). Una situación sobre las que queremos preguntarnos es, ¿qué debe hacer el analista con el poder otorgado en esa transferencia idealizada cuando el paciente manifiesta en su funcionamiento psíquico un predominio hacia la destructividad? ¿Será esto modificable via interpretación o habrá que hacer una co­construcción de lo tanático que oculta la estructura narcisista en juego?

Consideraciones finales Nos enfrentamos con las dificultades de recuperar el inestimable valor y la vigencia que poseen las herramientas metapsicológicas desarrolladas por Freud, para articularlos a la luz de otros aportes como el de H. Racker, M. Abadi o N. Marucco. El gran desafío del psicoanálisis es mantenerse abierto a cuestionamientos, cambios y reformulaciones necesarias según se presenten y se comprendan los obstáculos en la clínica, en vez de adaptar los pacientes a las postulaciones teóricas ya existentes.

1 Las zonas psíquicas tal como las formula Norberto Marucco, "Cura analítica y transferencia": Zona 1: Inconciente Reprimido ­ Zona 2: Narcisismo ­ Zona 3: Compulsión de la repetición ­ Zona 4: Escisión del yo REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Abadi, Bárbara (2014) “Algunos comentarios sobre los aportes de Mauricio Abadi” (presentacion oral en APA)

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Abadi, Mauricio ­(1980) Abadi, M; Aportación para una teoria de la transferencia. Revista de Psicoanálisis. 37(04), pp. 685­ 701 ­(1983) Los precursores del Yo: El Yo Ideal, el Ideal del Yo y el Superyó en la constitución de la estructura yoica. Revista Argentina de Psicoanalisis.Vol/Nro: 40/03 Pág: p. 512­521 ­(1984) De Narciso a Edipo, ida y vuelta. Mauricio Abadi; Libro del congreso latinoamericano de psicoanálisis de 1984. ­(2008)¿Deseo edípico o mandato endogámico?. Revista de Psicoanálisis. 65(02), pp. 379­38 (2001)¿Pulsión de muerte o muerte de la pulsión?. Revista de Psicoanálisis. 58(02), pp. 411­44 Baranger, W. Revisión psicoanalítica. Notas sobre el aporte de Heinrich Racker al conocimiento de la contratransferencia. Revista uruguaya de psicoanálisis, 1961, T.IV, Nro 1, 161­162: 164­176 Freud, S. ­(1912) Dinámica de la transferencia. AE. XII. Buenos Aires. Amorrortu ­(1914) Iniciacion al tratamiento. AE. XX. Buenos Aires. Amorrortu ­(1912) Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico ­(1913) Sobre la iniciacion del tratamiento ­(1914) Recordar, repetir, reelaborar ­(1915 (1914) Puntualizaciones sobre el amor de transferencia ­(1914) Introducción del narcisismo (1914) AE. XIV. Buenos Aires. Amorrortu ­(1917) Duelo y melancolía (1917). AE.XIV. Buenos Aires. Amorrortu. ­(1921) Psicología de las masas y análisis del yo. AE.XVIII. Buenos Aires. Amorrortu. ­(1923) El yo y el ello. AE. XIX. Buenos Aires. Amorrortu. ­(1937) Construcciones en el análisis AE. XXIII. Buenos Aires. Amorrortu ­(1940 (1938) La escisión del yo en el proceso defensivo. AE. XXIII. Buenos Aires Amorrortu


Escritos Green. A. ­(1996). La metapsicología revisitada. Buenos Aires. Eudeba. (pág. 21­44) ­(2002) A dual conception of narcissism : positive and negative organizations. The Psychoanalytic Quarterly. Vol. 71, no. 4. (pág. 631­649) Marucco, N. ­(1978) Narcisismo, escisión del yo y Edipo. Una introducción a manera de epílogo. Revista de Psicoanálisis, XXXV, 2. ­(1982) Transferencia idealizada y transferencia erótica. Su dialectica en el proceso de la cura analítica. Revista de Psicoanalisis. XXXIX. I. ­(1998) Cura analítica y transferencia. De la represión a la desmentida. Buenos Aires. Amorrortu Editores. Racker, H. (1959) Estudios sobre técnica psicoanalítica. Buenos Aires, editorial Paidós, 1973

Tebaldi, R. (2011) Conferencia. “El funcionamiento limítrofe y la ampliación de los límites de la analizabilidad.” (pág. 4, pág. 7) Primer encuentro André Green. (2012) Conferencia “El juego en la encrucijada de la dialéctica pulsió

"El gran desafío del psicoanálisis es mantenerse abierto a cuestionamientos, cambios y reformulaciones necesarias según se presenten y se comprendan los obstáculos en la clínica, en vez de adaptar los pacientes a las postulaciones teóricas ya existentes.”

L ÚD I C A "Narciso y el reflejo" de Michelangelo Caravaggio

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Escritos

Certezas agobiantes que desafían nuestra práctica

Mónica Chama

Este recorrido comenzó con el encuentro no previsible entre los debates acerca del “psicoanálisis en los tiempos de cólera”, (¿nuevas patologías?), y mi pregunta acerca de ¿qué implica que se nos enrostre el padecimiento hasta los límites del horror inmediatamente después del castillo que acogerá rutilantes esponsales?, o “conocer” la localización cerebral de la infidelidad, o correr tras el objeto que nos hará “verdaderamente” felices...postulados a los que la cultura actual adhiere con fervor. La obra freudiana se desplegó en tiempos victorianos y, no podía ser de otra manera, desde el momento de su creación el psicoanálisis habla con su época. Propongo dialogar con nuestra contemporaneidad, atender a la subjetividad de la época y, con ella como horizonte, interrogar nuestra práctica.

Pero, ¿por qué es preciso unir nuestra práctica a la subjetividad de la época? A riesgo de despertar las tempestades de cualquier acto de fé positivista, podemos afirmar que nuestra humanidad es, precisamente, tomar la palabra. Que es el discurso la tierra fértil del lazo social y que el sujeto se constituye inmerso en el baño de los significantes que su época promueve. Interpelar como analistas nuestra postura ante el orden actual, en un mundo que propone la primacía de la “protocolorización de la Praxis”, la idealización del conocimiento “total”, y la solución eficaz de todo trastorno, es un hecho que no puede ni debe ser diferido. Interrogar nuestra práctica en el marco del trabajo con colegas, hace 13

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a la formación del analista, hace al deseo del analista, hace a ese amor tan particular que inventó el psicoanálisis: la trasferencia. Esas son nuestras herramientas. De ello hablamos.

"Hoy, cuando los sueños de la época exigen un sujeto transparente, del cual todo puede ser dicho, todo puede ser explorado, localizado y fotografiado... ¿cuál es la respuesta que damos aquellos que sabemos que los sujetos encierran un tesoro no visible, no cuantificable, no estandarizable?”


Escritos Un Congreso de psicoanálisis, en Boston, dio lugar a un trabajo conjunto con colegas guatemaltecos, este escrito es un intento de seguir conversando con ellos y ampliar el margen. Aquél fue, efectivamente un buen encuentro, un verdadero banquete en el sentido platónico, es decir, hubo reunión en torno a un vacío en el saber y entonces pusimos a circular la palabra. Nos convocaron los impasses que enfrenta nuestra práctica, tanto referidos a la particularidad de los padeceres actuales, como a la demanda de tratamiento que suele acompañarlos y al lugar de “especialista conocedor” de trastornos y desórdenes, al que pretende remitirnos el discurso imperante. Discurso que, haciendo uso de notorios avances científicos y tecnológicos, intenta uniformar los modos de gozar, de conocer, de desear, al tiempo que apuesta a convertir nuestro saber en el conocimiento de las más variadas técnicas y reglas de medición y cuantificación. Se juega una especie de para todos…lo mismo. Ese canto de sirena no es sin consecuencias, no sólo puede limitar nuestra experiencia sino que, en su anhelo de uniformidad, hace resistencia a toda singularidad subjetiva. Cada época inventa su modo de responder al malestar. Como psicoanalista no olvido que fueron los sueños de la rígida moral victoriana los que concurrieron con la invención del inconsciente. Hoy, cuando los sueños de la época exigen un sujeto transparente, del cual todo puede ser dicho, todo puede ser explorado, localizado y fotografiado... ¿cuál es la respuesta que damos

aquellos que sabemos que los sujetos encierran un tesoro no visible, no cuantificable, no estandarizable?, esto es: cada uno con su deseo, su goce, su manera peculiar y única de ubicarse en el mundo una vez que se reconoce incompleto, castrado, humano. Y nuestra humanidad es, precisamente, tomar la palabra. Como nos dijo Nicolás Guillén con su poesía: “Aún antes, desde el alba cuando apenas era yo una brizna de lluvia y llanto me dijeron: Tú te llamas, te llamarás”.... Llegamos al mundo inmersos en un cuerpo simbólico que nos precede, que nos espera. Eso que nos acuna, y nos aúna... es la cultura. Un complejo tejido que prescribe y regula las actividades y valores sostenidos en el imaginario social. Y así, nuestra subjetividad se constituye en torno a los significantes que la época promueve. Por lo tanto, pensar el psicoanálisis,­ o la Salud Mental­, por fuera de su encarnadura, asignándoles un sentido que preexiste al momento en que se enuncia, sería adjudicarles un valor a­ histórico e inequívoco que convertiría cualquier intento en desplegar sus particularidades en algo, no sólo muy poco interesante sino, a la vez, infructuoso.1 Y en esto quiero ser clara. Freud nos ha enseñado que no hay otra forma de habitar la cultura que padeciendo el malestar que acarrea el alejamiento del humano del reino de los instintos, para acceder, hablando, al L ÚD I C A

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Escritos mundo del deseo. Sin embargo, el retorno de aquello que el sujeto cedió para vivir en forma gregaria se configura de diversas formas según la época (y sus ideales). Por ello, considero que es necesario tener presente la diferencia entre la imposibilidad estructural definida como malestar en la cultura, de las marcas de época­ el contexto de producción de la subjetividad­. Mi apuesta es pensar nuestra práctica interpelando la serie en la que la ubica el discurso contemporáneo. Discurso que hace del saber un Todo, porque no sólo se trata de saber “todo”, sino que, fundamentalmente sólo se trata de saber (un saber que, paradójicamente, ha sido devaluado hasta convertirse en conocimiento, es más... en información). Y esto es posible dentro de la ilusión de la aldea global (en la que todos vemos lo mismo y pensamos casi igual, frente a una realidad que nos es enrostrada como única e inmodificable), suponiendo la existencia de un sentido genérico, indiferenciado y común. Coagulación y saturación de sentido que implican, estamos en condiciones de decirlo, la noción de un sujeto esférico, sin falla ni opacidades, que atenta contra los postulados que nuestro decir sostiene2. En este marco se incita a una clínica de la salud basada en códigos comunes que posibilitarán “conocer” al paciente bajo reglas universales, objetivas y cuantificables. Así, podemos leer que: la infidelidad tiene una localización cerebral, el nivel de glucosa permitiría detectar a un mentiroso, hasta se conoce la hormona masculina que interviene en los flechazos 15

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amorosos….en esta lógica la palabra es convertida en signo y, en tanto representa algo para alguien, deviene cuadro, historia clínica, diagnóstico y pronóstico. Y con ello no me refiero al papelerío formal que cada uno de nosotros debe tener al día en los servicios o consultorios, sino que intento disuadir a aquellos que creen que con eso decimos algo del padecer de quien nos consulta. Me refiero a lo que se ha dado en llamar “la protocolorización de la praxis”3, hecho cada vez más evidente de emplear el protocolo, no con el objetivo de recaudar datos para repensar lo que acontece, sino con un propósito de control que lleva a constreñir la praxis profesional a pautas y modelos establecidos bajo la mascarada de intenciones de cientificidad. Así, la idolatría por la ciencia ha llevado a muchos a depositar en sus técnicas una confianza absoluta, casi como acto de fe positivista. El hombre, convertido en cualquiera, es alejado de la posibilidad de interrogar y valorar su singularidad, ese rasgo que, diferenciando hechos similares, lo marca en su diferencia con el resto. Rasgo que signa su padecer. Efectivamente, que se haya convertido el padecer singular en un padecimiento global, (al modo del calentamiento global), ambos sustantivos, es efecto de un discurso que “sabe” del bien del otro sin preguntarle qué mal lo aqueja. Quimera necesaria para mantener el conocimiento en manos de un “especialista”, portador de las “herramientas” con las que se alcanzará la salud, la felicidad y la dicha prometidas. El objeto que colmará toda necesidad estaría disponible, sólo es


Escritos necesario aprestarse a buscarlo. Obviamente, para sostener más fácilmente la ficción es necesario que no haya cada uno sino conjunto, y, nuevamente por efecto de la ilusión, algunos parecen ser todos. Entonces, una vez constituido el todo, se convierte la pregunta en certeza, la aproximación en diagnóstico y la emergencia de un enigma es atribuible a un “error de procedimiento”. Como ejemplo, basta pensar en la tan extendida noción de trastorno, y su “compañero”, el déficit. Ambos exigen de inmediato un paradigma: donde algo ha dejado de funcionar debe haber restitución al funcionamiento “normal”, debe haber solución. El síntoma tiene otra lógica, no es lo que no funciona sino algo que cifra una verdad, la existencia de algo singular del sujeto que escapa a lo universal, es más, incluye en su estructura la singularidad. El síntoma no pide una

solución, es él mismo una solución. Freud decía una solución de compromiso entre la pulsión y el mundo exterior. Y este es el desafío que enfrentamos, no perder el camino que guía nuestra práctica. Y no planteo una romántica nostalgia por el origen, sino una lectura sintomal de los textos, (incluido allí los dichos de quien nos consulta). Lectura que haga diferencia en un ámbito en que lo igual, lo repetido, habla de lo mismo sin poder escuchar otra cosa. Lectura que posibilite puntuar los momentos en los que ciertas ideas obturan nuestro camino hacia el único saber que nos concierne: el del inconsciente. El inconsciente no es una sustancialidad oculta de la cual un saber dará motivos. No es un reservorio de olvidos que hay que dar a luz, no hay nada primario vuelto enigma que habrá que descifrar. En realidad nosotros no nos proponemos comprender, traducir, explicar y, entonces, dar a ver... mostrar caminos. Eso es hacer didáctica, y nos aproximaría peligrosamente a la figura de un profesor, un confesor, incluso un juez. La interpretación, entonces, no es una especificación de sentido, una aclaración que permite tornar algo comprensible, una lectura determinada por conocimientos previos que permite “completar” una “laguna” en el saber. La interpretación es una estrategia que apunta a la construcción de nuevas relaciones simbólicas. Apunta, precisamente, a destituir un fantasma que ha fijado al sujeto en una única manera de situarse en el mundo. Esa sentencia que lo condena a ser víctima de sus elecciones y que, tratamiento mediante, irá dando lugar a L ÚD I C A

"City Hall" de Karol Franks

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Escritos reconocerse responsable de los senderos que su deseo marca, y así, de su modo singular de elegir. Ahora, para llegar al momento en que alguien “se pone a hablar” buscando que su decir revele la causa de su padecer, es imprescindible que quien se dispone a escucharlo no esté sostenido en la ilusión de “ser un portador de soluciones”. Quiero decir, no basta con ofrecer un lugar en el cual el sujeto sea escuchado, ­eso pasa en diversos ámbitos, desde los programas de televisión hasta la iglesia o las amigas­, y sin duda esto constituye un alivio (hablar y ser escuchado). Ahora, el espacio que nosotros ofrecemos implica que el sujeto logre una respuesta que no sólo dé cuenta de alguna pregunta sino que permita reconocer, en la lógica de esas interrogaciones, cuál es la respuesta que él ya tiene. Abrimos la puerta a sus propias respuestas. Con agudeza, José Bleger sostenía que no era tan difícil acuñar nuevas ideas, como llevar adelante sus implicancias, sus consecuencias. Estoy segura que muchos de nosotros, si no todos, estamos advertidos de que ello es así, sin embargo, el estar advertidos no es garantía de que la lógica que el discurso del Amo moderno sustenta no afecte nuestra práctica, convirtiéndose en sostén de la resistencia. Resistencia, ni más ni menos, que al inconsciente que nos habla.

Les he propuesto guiar la mirada hacia un horizonte capaz de soportar irreductibles ambivalencias, vacíos imposibles de llenar, algo que nunca será dicho, algo que nunca podremos decir. Tal vez lo que intento transmitir se puede resumir así: escuchemos el decir, su música, su poesía. Para retórica, los estrados. “Soy anoréxico”, “soy adicto”, “ soy homosexual”, “soy bulímico” Algunas puntuaciones para pensar juntos: Se han acentuado en nuestra clínica los dichos del paciente que tienden a impactar a quien los escucha, en tanto suponen una ilusoria “identidad” (sostenida en la homogeneidad que la cultura promueve y en la valorización de las nominaciones). Como dice la canción, “Soy lo que soy” ha alcanzado el estatuto de desafío, el Yo se erige en amo y señor. El auto­diagnóstico hace al ser del paciente, quien desconoce que, en realidad, es un falso ser. La identidad resulta algo que se porta, con la solidez de un “documento” de presentación. El sujeto se define a sí mismo por una práctica, en absoluto por un padecer, un síntoma. Resulta que, el desfallecimiento del ideal de renuncia que daba lugar al reconocimiento de un deseo

"que se haya convertido el padecer singular en un padecimiento global, (al modo del calentamiento global), ambos sustantivos, es efecto de un discurso que “sabe” del bien del otro sin preguntarle qué mal lo aqueja.” 17

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Escritos

"Umeda" de Carlos ZGZ

insatisfecho ha virado a un ideal de consumismo que ocupó el lugar dejado vacante. Y con esto no digo que la pulsión no insiste, que el objeto sólo se bordea y que la satisfacción sólo es posible sintomáticamente. Digo que el superyó insta al sujeto a un goce autista y sin freno. Y de estas nominaciones, ofrecidas por doquier, se sirven algunos para, sin saberlo, quedar fijados especularmente a identificaciones que taponan su división, impiden todo interrogante y velan su angustia. Creo que es nuestra tarea, cada uno en su estilo, y esperando el momento en que algo de estos dichos hagan lugar, interrumpir el bla, bla, que ni siquiera no está dirigido. Interrumpir ese mensaje que pretende “mostrar” cómo se goza completo y dejarnos impotentes o, a lo sumo, recurriendo a alguna “solución” para algo que no es un problema. Trampa del narcisismo para evitar la pregunta ¿qué hago con esto que me pasa? Así, hoy somos interpelados por el

aumento de fenómenos clínicos que no coinciden con la forma más pura del síntoma freudiano, por nuevas formas de la demanda e, incluso, por colegas que leen estas posiciones subjetivas como inanalizables o, al menos refractarias al análisis y sostienen, veladamente, que el psicoanálisis no “es” para eso. Veamos: La angustia extrema en los llamados “ataques de pánico”, la “epidemia” de depresión, las inhibiciones, los excesos de consumo, el pasaje al acto y el acting out como modo de respuesta ante el Otro que objetiviza… larga serie que encierra su penar “de más”, callar “de más” y ante la que no debemos retroceder. Ni siquiera cuando quien nos consulta lo haga en un servicio hospitalario, o en una consulta que se supone, en principio, semanal. Tal vez, debamos sobreponernos a la nostalgia por el “paciente ideal”, dispuesto a amarnos de entrada y a convertir su síntoma en síntoma analítico en “las sesiones esperadas” 3, 4,5... Creo que se trata de saber hacer, esto es: ser L ÚD I C A

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Escritos

"Guanajuato subterráneo" de Carlos ZGZ

objeto versátil dispuesto a tomar, para cualquier sujeto, el lugar desde el cual poder actuar. Un paciente, que se presentaba diciendo que tenía diagnóstico de bulimia y estados ansiosos, que su psiquiatra lo estaba medicando y que acababa de abandonar un análisis (con un colega muy reconocido en mi ciudad) porque “el analista siempre hablaba de su bulimia” –sic­, después de dos entrevistas en las que no cesaba de decir que era bulímico, de relatar idas al supermercado, recetas de cocina, suculentas cenas y grandes reocupaciones,…en el espacio que dejó un pequeño respiro dije: ¿pero qué se come?” Realmente fue una sorpresa escucharme. Porque yo estaba enojada, atiborrada de palabras y 19

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pensé en decir: ¿Qué me quiere hacer comer? Creo que el impensado uso del Se, de la tercera persona, me corrió de un lugar doblemente especular, el de “comerme todo” sosteniendo no sólo al paciente sino también a ese analista que hablaba de bulimia. Aplastada por la ilusión de que hay otro que sabe, que hay un diagnóstico que preside el encuentro, sólo podía enojarme, sin embargo dije... “Pero…,¿Qué se come?” Me mira sorprendido y “¿Cómo qué me como? ¡Comida!”, y sonriendo agrega: “Aunque mi hijo dice que me como los libros y mi mujer que me como a las mujeres con los ojos”. Se abrió otro capítulo. Relato esta viñeta porque ese despliegue por demás interesante se dio más allá de mí. Aunque no más allá de mi deseo de analista. Esa es la herramienta esencial con la que


Escritos contamos, que la nostalgia por el paraíso perdido no nos trastorne, que no nos haga girar encerrados en nuestro propio círculo, bailando la misma música, sino que nos lleve a entonar nuevas melodías al son de ese particular amor que inventó el psicoanálisis. 1 Delgado, Osvaldo: “Psicoanálisis, salud mental y derechos humanos”, enwww.elsigma.com 2 Agüero, Adriana ­ Chama, Mónica­Magán Irene: “La violencia de saberlo todo” 3 Fernandez, Jorge: Seminario “Hacia una filosofía de la Educación y Trabajo”

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Freud, S. “Más allá del principio de placer”, Tomo XVII, Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu EditoreS

“El malestar en la cultura”, Tomo XXI, Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores. “De guerra y muerte. Temas de actualidad”, Tomo XIV, Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores. Jinkis, J. (1983):“Lo que el psicoanálisis nos enseña”, Buenos Aires, Lugar Editorial Lacan, J. (1965):“La ciencia y la verdad”, Escritos II, Buenos Aires, Siglo XXI (1971):”Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente Freudiano”, Escritos I, Buenos Aires, Siglo XXI (2005) Ritvo, J. B (2000): “Adiós al enemigo”, Revista Psicoanalítica “Conjetural”, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano Nuevo Hacer.

"La interpretación, entonces, no es una especificación de sentido, una aclaración que permite tornar algo comprensible, una lectura determinada por conocimientos previos que permite “completar” una “laguna” en el saber. La interpretación es una estrategia que apunta a la construcción de nuevas relaciones simbólicas.”

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El vacío mental estructural y la edición en el análisis: nuevas patologías, nuevas técnicas en el psicoanalísis Los pacientes que atendemos hoy día nos colocan clínicamente tanto ante problemas ligados a develar lo oculto por el mecanismo de represión como ante problemas derivados de verdaderos vacíos estructurales dentro de su mundo interno. Las

Jaime relaciones dinámicas entre el vacío mental y la sexualidad sólo son comprensibles si aceptamos la posibilidad de que una personalidad porte distintas escisiones yóicas dentro de sí, sin que M. entre las mismas exista el menor contacto. A la luz de la dinámica Lutenberg de la transferencia, comprobamos que aquello que el analizando no puede semantizar verbalmente durante la sesión, puede deberse tanto al efecto intra psíquico de la represión, como a que detrás de la palabra ausente, sólo hay vacío mental. La discriminación de ambos problemas es fundamental ya que implica para el psicoanalista una postura técnica totalmente distinta. Para comprender la intimidad del problema del vacío mental y su relación con lo nunca representado en la mente de estos pacientes, es apropiado que nos ubiquemos en la intimidad del vínculo transferencial, lugar en el cual se gesta la verdad psicoanalítica en todos sus niveles. La experiencia clínica actual nos ha ido indicando que muchos de los pacientes que nos consultan hoy en día, cuando se quedan en silencio en la sesión, nos están mostrando simultáneamente dos fenómenos muy distintos: a) algunos silencios son derivados directos de la acción de la represión; b) otros obedecen a un problema diferente ya que son la 21

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expresión directa o indirecta del “vacío mental estructural” que estos pacientes portan en un sector de su personalidad. Debajo de su silencio asociativo sólo hay vacío mental. En estos casos, la emoción que subyace es la vivencia de terror, no la angustia señal, como en el primer caso. La diferenciación clínica entre cada uno de estos silencios es fundamental ya que llevan a conductas técnicas muy distintas: a) el análisis de las resistencias y del contenido de sus fantasías conscientes e inconscientes para el primer caso; b) la “edición transferencial” para el segundo. La edición transferencial es un proceso técnico basado en la posibilidad de transformar en representaciones psíquicas


Escritos inconscientes lo nunca representado en el inconsciente; y también generar ­a partir de su “ello”­ nuevas identificaciones estructurantes del Yo y del Superyó. Los pacientes que padecen del vacío mental estructural suelen convivir en equilibrio con su severa patología narcisista, escindiendo su yo en diferentes sectores que jamás interactúan entre sí. Cada segmento del yo escindido aloja una concepción del mundo interno y del mundo externo que resulta incompatible con las otras. Por este motivo, las experiencias evolutivas de cada uno de estos sectores permanecen ajenas a los otros sectores del yo; ya que sus transformaciones no son intercambiables entre los diferentes sectores escindidos del yo; por la severidad y la radicalidad de la escisión. Entre dichos sectores escindidos se encuentra el correspondiente al vacío mental estructural; alojado en la intimidad de la simbiosis secundaria defensiva y el “Autismo Secundario Defensivo”. Se trata de un estado virtual del vacío mental, pues los referidos vínculos simbióticos (simbiosis secundaria) y autistas secundarios; lo compensan y simultáneamente lo ocultan a los ojos del clínico. Cuando ocurren situaciones traumáticas muy precoces ­antes de los 9 meses de vida­; se interrumpe el proceso evolutivo normal de la personalidad, que parte de la simbiosis primaria normal y se dirige hacia la maduración evolutiva del yo y del Superyó. Como consecuencia de dicha situación traumática; se genera la “Simbiosis Defensiva Secundaria” y el “Autismo Secundario Defensivo”; en cuyo interior quedan atrapados sectores del “ello” del paciente que pasan a formar parte del vínculo simbiótico secundario defensivo y

del vínculo autista secundario defensivo. Este en el núcleo “virtual”, del vacío mental estructural. Para aclarar mi visión teórica del vacío mental estructural, considero que es indispensable discriminar el “sentimiento” de vacío, al cual manifiestamente un paciente puede aludir (“Vacío Mental Emocional”), del concepto del “Vacío Mental Estructural”, base del problema narcisista que vamos a sintetizar y discutir en este panel. Desde una perspectiva teórica general, el concepto de “vacío mental estructural” nos remite a una nueva visión del problema estructural del psiquismo humano. Se trata de una revisión metapsicológica general y radical, que involucra tanto a la “mente normal” como a todas las “enfermedades mentales”. Su articulación con los diferentes cuadros psicopatológicos vigentes en la nosología psicoanalítica y psiquiátrica (neurosis, perversiones, adicciones, personalidades borderline y psicosis) nos ayuda a reconocer de un modo diferente los múltiples problemas de la clínica psicoanalítica contemporánea. También nos abre la posibilidad de una revisión de la técnica psicoanalítica. Sólo cuando una persona transita por la vivencia de separación ­física y/o mental­ de aquellos objetos o instituciones con los cuales se hallaba simbióticamente fusionado, o se rompe una defensa autista secundaria; se pone clínicamente de manifiesto o “en positivo” la dramática turbulencia del “Vacío Mental Estructural”. Por lo general, se expresa simple y claramente mediante el sentimiento de L ÚD I C A

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Escritos “terror”. El súbito e inesperado “ataque de pánico”, es una de las formas más comunes bajo la cual la descompensación del “Vacío Mental Estructural” se presenta en la clínica psicoanalítica y psiquiátrica. EL VACÍO MENTAL EMOCIONAL (sentimiento de vacío) Corresponde a una vivencia de oquedad interior, a la cual los pacientes se suelen referir como: “tengo la sensación de no tener nada adentro mío”. Considero que lo que les “falta”, atañe al plano de las emociones, de los afectos y a los derivados de ellas. En relación con esta sensación, los pacientes suelen decir: “siento un vacío de sentimientos” o más puntualmente “me siento vacío de sensaciones”; “no tengo ganas de vivir ni de nada”; “siento que perdí el sentido del estar vivo”. Lo que acabo de describir, corresponde, como lo anticipé, a las sensaciones típicas del “sentimiento consciente de vacío”. Este sentimiento consciente puede tener los más variados orígenes: a) Puede ser la expresión consciente del “Vacío Mental Estructural” subyacente en un sector escindido de la personalidad. b) Puede corresponder a una transitoria sensación de inexistencia fáctica; que expresa un nuevo conflicto del Yo o del Superyó con el mundo externo. c) También puede generarse este sentimiento cuando estamos viviendo un cambio favorable y evolutivo en nuestras vidas. d) Puede aparecer como un sentimiento que acompaña la sensación de que somos protagonistas de un cambio positivo en 23

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nuestra subjetividad, de un giro evolutivo en el valor de los paradigmas éticos, estéticos o científicos que nos sustentan. e) Aparecerá también, como consecuencia de un súbito e inesperado cambio favorable en nuestras vidas, en esos momentos tenemos la sensación de estar dando un “salto al vacío”. Se experimenta como una sensación de “estar apoyado sobre el vacío”. Corresponde a la vivencia de habernos enriquecido con “contenidos”; sin un “continente mental” adecuado que los sustente. Es por ello que este sentimiento perdura hasta que el cambio creativo en la función mental continente, se amalgama y articula con el resto de la evolución de la personalidad. f) Es muy útil tener en cuenta la posibilidad de que el sentimiento de vacío aparezca en un analizando durante los primeros meses posteriores a la finalización de su proceso psicoanalítico exitoso, de lo cual aparecerá como consecuencia de los cambios trascendentes que está viendo en forma inconsciente. VACÍO MENTAL ESTRUCTURAL El vacío mental estructural corresponde a lo que le ocurre sólo a un sector escindido de la totalidad del Yo y de la mente. Dentro de dicho sector se ha producido un detenimiento en el proceso de diferenciación del “Ello”, en su camino en la construcción y la génesis evolutiva del Yo y del Superyó. Debido a situaciones traumáticas muy precoces (anteriores a lo 9 meses de edad) y como respuesta a dichos traumas, se genera una defensa extrema y radical, como lo es la “Defensa Simbiótica Secundaria” y el “Autismo Secundario


Escritos "[la simbiosis defensiva secundaria] se trata de una escisión yóica muy precoz, destinada a neutralizar la vivencia de amenaza ante el sentimiento de terror; que es disparado a raíz de la ruptura de la simbiosis primaria.” Defensivo”, que reemplaza y sustituye, como matiz de la evolución psíquica que parte del “ello”, a la simbiosis normal evolutiva. Como consecuencia de esta defensa tan precoz, se produce una radical escisión del yo, por lo cual se ha de generar una escisión en la evolución de toda la personalidad: 1) Una parte sigue la evolución normal, a partir del sector de la unidad “ello­yo incipiente” que se separó del otro sector correspondiente al que va a formar parte de la Defensa Simbiótica Secundaria. 2) La otra parte de la unidad “ello­yo incipiente” se escinde y forma el núcleo de la Defensa Simbiótica Secundaria, en cuyo núcleo se aloja el “vacío mental estructural" en estado virtual. 3)También encontramos que otra parte de la unidad “ello­yo incipiente” se escinde y forma el núcleo del “Autismo Secundario Defensivo”; que acompaña al anterior. Esta escisión primaria y fusión simbiótica defensiva secundaria, le genera al bebé una severa perturbación evolutiva que, por lo general, no se resuelve nunca. Una vez que se consolidó su defensa simbiótica secundaria; el sector yóico simbióticamente escindido, vive una vida condicionada a la personalidad de los individuos (o las instituciones) con las que el sujeto se ha

fusionado. Cuando estas personalidades inician un proceso analítico, regularmente establecen con su analista un vínculo transferencial simbiótico; generado en la parte de su personalidad escindida correspondiente a su simbiosis secundaria. Los procesos de identificación abortada o interrumpida suelen ser muy frecuentes en sus vidas. Se evidencian en la clínica cuando el analizando cuenta en la sesión, sus dificultades derivadas de su incapacidad para tomar decisiones o elegir una alternativa entre varias que se le presentan. Entiendo que puede resultar útil que antes de iniciar mis correlaciones psicopatológicas, aclare cual es mi punto de vista respecto a cuál es la perspectiva conceptual que propone la psicopatología, en su división de las personalidades en diversas entidades clínicas: entiendo que todo intento por delimitar las fronteras que tipifican cada cuadro psicopatológico no está exento de limitaciones y errores, relatividades y parcialidades. En diferentes contextos científicos, locales e internacionales, se ha discutido el hecho de que cualquier tipificación psicopatológica corre el riesgo de generar en el analista la posibilidad de un uso clínico rígido y poco flexible de esta perspectiva. Ello puede condicionar y/o alterar la “atención L ÚD I C A

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Escritos libremente flotante” del analista y, por lo tanto, eclipsar o cegar su registro de los acontecimientos mentales potencialmente novedosos, que el analizando es capaz de crear o recrear en cada sesión. En síntesis, debo reconocer que no estoy del todo de acuerdo con las tipificaciones morfológicas cerradas pues, en el mismo momento que se crea una figura psicopatológica, se imponen acotaciones conceptuales que pueden contaminar la “memoria” y el “deseo” del analista. Ello puede desfigurar la experiencia total de cada sesión así como la intuición del analista. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer la enorme ayuda que le ofrece al psicoanalista clínico, la posibilidad de visualizar anticipadamente, aquello que se le puede presentar en forma sorpresiva. Sin dicha “advertencia”, tal vez un problema que presenta un analizando, puede llegar a desbordarlo o, en otros casos, puede dar lugar a una ceguera clínica del analista, cuando no es capaz de reconocer el problema que se le presenta, sin esta previa categorización psicopatológica.

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Teniendo en cuenta todos estos factores, voy a tipificar los problemas clínicos relacionados con el vacío mental según la predominancia visible de la estructura psicopatológica que, como aclaré más arriba, se le superpone como compensación defensiva del mismo. Voy a exponer a continuación, una síntesis muy apretada de las diferentes formas bajo las cuales se presentan en “positivo” los cuadros clínicos y psicopatológicos que compensan (y a la vez develan) la virtualidad del vacío mental estructural subyacente a estas defensas. Para aclarar un poco más mi propuesta, diré que se trata de una especie de mascara periférica que “contiene” y disimula el vacío mental estructural. Voy a enumerar sólo algunas de estas figuras psicopatológicas; las más frecuentes: 1) Afecciones psicosomáticas de distinta naturaleza; 2) Perturbaciones en la vida sexual; 3) Adicción a drogas; 4) Reforzamiento de falso self, que se expresa en episodios de hiperactividad que simulan crisis maníacas; 5) Estructuras borderline en las cuales se

"Emptiness in decay" de H. Adam


Escritos estabiliza la confusión; 6) Actitudes psicopáticas primarias y secundarias; 6) Intentos de suicidio conscientes o inconscientes; 7) Actitudes homicidas ; 8) Huida a la realidad, escindiendo parcialmente sus vínculos con el mundo externo. 9) Desadaptación: inadaptación y sobreadaptación social; 10) Cuadros de anorexia y bulimia; 11) Conductas neuróticas y psicóticas de diversa índole. Entiendo que todas estas figuras psicopatológicas enumeradas no constituyen la enfermedad misma, sino, como aclaré más arriba, son una forma de compensación secundaria de la "enfermedad primaria": el “Vacío Mental Estructural”.

EL PROBLEMA TEÓRICO DEL VACÍO MENTAL ESTRUCTURAL Entiendo que para concebir teóricamente el vacío mental, previamente debemos aceptar la posibilidad de que la estructura psíquica total de una persona tiene la capacidad de quedar escindida en distintos sectores tabicados y desvinculados entre sí. Dentro de cada uno de los sectores escindidos del yo, existe una lógica mental diferenciada a la del resto; dicha lógica es la que da sentido psíquico al funcionamiento autónomo de cada sector escindido. La hipótesis general acerca el vacío mental, está centrada en la posibilidad de que en una personalidad total existan, en estado virtual, sectores “vacíos”;

disimulados y compensados por la simbiosis secundaria defensiva y el “Autismo Secundario Defensivo”. Esta visión teórica sugiere que en dichos sectores, la evolución que va del “ello” al yo­Superyó, ha sido interrumpida. La misma defensa simbiótica y autista secundaria ha detenido el movimiento que conduce a la construcción de las estructuras psíquicas desde lo indiferenciado, hacia la diferenciación. No es lo mismo suponer que el vacío mental pone en evidencia “un conflicto psíquico”, en el sentido clásico del término; que considerar –teóricamente­ que el vacío mental devela una incapacidad sectorizada de la mente (en particular del “Ello”) para instalarse en la dinámica del conflicto psíquico y por ende en la evolución. En la Adenda de “Inhibición, Síntoma y Angustia” (Freud 1926), Freud postula cinco tipos de “resistencias”, una de ellas corresponde a las resistencias del “Ello”. Pero, ¿cuál es la significación metapsicológica del concepto “resistencia del Ello”, si tomamos en cuenta que el ello es pura pulsión? Personalmente, me he guiado por la acepción freudiana (Freud 1920) que afirma que la pulsión de vida nos indica la presencia de una fuerza (“trieb”) que empuja hacia la “complejización del psiquismo”; es una “tendencia”. Por el contrario la pulsión de muerte nos indica la acción de una fuerza que procura o “tiende” a la “descomplejización” del psiquismo. Para Freud; la pulsión de muerte es “muda”. Esta acepción freudiana del concepto de pulsión de muerte, me permite entender L ÚD I C A

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Escritos mejor el concepto de “resistencias del ello”. También, justificar la hipótesis de que la escisión del yo puede involucrar la “escisión en el ello”. Se trata de una “Resistencia” a la ramificación evolutiva de la vida psíquica y la mente: nos muestra así Freud una modalidad diferente de resistencia. Para mí, esta figura resistencial es muy importante, por lo cual entiendo que vale la pena nominarla con un rótulo que destaque su especificidad como defensa muy primitiva; es así que entiendo que la podemos denominar “resistencia transformacional evolutiva”. Se trata de una “defensa del ello” originada en la pulsión de muerte y que es fortalecida y a la vez compensada, al escindirse el ello en varios segmentos que acompañan a la escisión del Yo. Se trata de una “resistencia a la estructuración evolutiva de la mente”; estructuración que permite la transformación del Ello en Yo y Superyó. Considero que forma parte del espectro defensivo que alimenta la génesis de la “Defensa Simbiótica Secundaria” y del “Autismo Secundario Defensivo” Se trata de un precoz problema global de la mente en evolución, generado por los traumas ocurridos durante el período de “gestación extrauterino” (que dura hasta los 9 meses de vida del bebé, según Montegú); alimentado por una desproporción pulsional a favor de las pulsiones de muerte. En definitiva, entiendo que históricamente, las personas que portan el vacío mental sectorizado y escindido del resto el Yo, durante todo el curso de su vida, siempre han eludido sus crisis evolutivas; pues tempranamente han congelando el movimiento transformacional que los 27

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llevaría hacia un cambio psíquico estructural (formación del yo­Superyó y de las identificaciones estructurantes correspondientes). De allí el especial cuidado técnico que estos pacientes requieren por parte del analista, en el momento en el cual el analista intenta introducirse en el terreno de las transformaciones mentales evolutivas de su “inconsciente”; proceso que yo denomino “edición” en el análisis. Estamos describiendo los problemas técnicos que los analistas enfrentamos con los analizandos que no toleran que el vínculo analítico sea un factor decisivo en la generación de cambios favorables en su vida mental y en su vida fáctica, es decir en su mundo interno y externo. Involucra a un amplio espectro de “resistencias” que no guardan mucha relación con el concepto freudiano de represión, sino con los conceptos de “transferencia negativa; impase analítico y reversión de la perspectiva” y con el concepto freudiano de “integración del Yo mediante el “domeñamiento de la pulsión” (Bändigung)” por el ligamen inter­ representacional de las pulsiones. La vivencia de un posible cambio psíquico favorable durante el proceso analítico, nos presenta un variado espectro de problemas clínicos y técnicos, muy semejantes a los que enfrentamos con los drogadictos ante la supresión de la droga. Estoy de acuerdo con los autores que sostienen que cuando nace un bebé se establece, con su madre y de entrada, un vínculo simbiótico primario “normal”. Vale la pena revisar esta hipótesis, con la que propone Montagú que él sintetiza así:


Escritos "Por esta razón he denominado como 'útero mental' a la síntesis de todas las funciones maternas que tipifican el período de 'exterogestación', en el cual se genera un vínculo simbiótico (simbiosis normal o primaria). La ruptura de su continuidad desencadena el sentimiento de terror y da lugar a la configuración inicial del potencial 'vacío mental estructural'.” “…la gestación (humana) se compone en realidad de una fase intrauterina, o “útero gestación”, y una fase extrauterina o “externo gestación”…la “externo gestación” termina cuando el niño empieza a gatear...duraría el mismo período que la útero gestación…”, (nueve meses cada una). Esta concepción onto­ filogenética de la gestación humana total coincide, en muchos puntos, con las descripciones de varios autores psicoanalíticos. En particular con aquellos autores que, como Klein, Bion y Winnicott, han tipificado la evolución del niño en base a un período de dependencia absoluta inicial, que se continúa con un período de dependencia relativa, hasta llegar a su autonomía existencial. Poner nuestra atención en los nueve primeros meses de vida postnatal desde la perspectiva de la

“gestación humana extrauterina”, nos ayuda también a reconsiderar el valor de los traumas psíquicos que se producen durante dicho período. Se trata de “traumas psíquicos” cuya naturaleza es muy diferente a los que se producen con posterioridad a ese período crucial de la evolución mental humana. Entiendo que durante estos primeros nueve meses de vida post natal, la estructura psíquica de la madre pasa a ocupar ­para el psiquismo del bebé­ el lugar de “continente” que aloja como “contenido” el mutante psiquismo del bebé en plena evolución. Dicha función mental “continente” se asemeja mucho a la que cumple el útero anatómico durante la gestación biológica del bebé (o “uterogestación”). Así como resultan fundamentales las funciones del útero biológico durante el

período de uterogestación, del mismo modo resultan imprescindibles las funciones de la mente materna durante el período de gestación extrauterina. Es como un “buffer” que amortigua y neutraliza los desequilibrios biológicos y psíquicos del bebé. Por esta razón he denominado como “útero mental” a la síntesis de todas las funciones maternas que tipifican el período de “exterogestación”, en el cual se genera un vínculo simbiótico (simbiosis normal o primaria). La ruptura de su continuidad desencadena el sentimiento de terror y da lugar a la configuración inicial del potencial “vacío mental estructural”. En el mismo momento en que se produce dicha discontinuidad traumática ­por la ruptura de la simbiosis primaria­; se genera como defensa, en el sector escindido de la incipiente unidad “ello­yo” L ÚD I C A 28 Lúdica, octubre 2015, pg. 28


Escritos en proceso de diferenciación; la “Simbiosis Secundaria Defensiva” y el "Autismo Secundario Defensivo”. Se trata de una escisión yóica muy precoz, destinada a neutralizar la vivencia de amenaza ante el sentimiento de terror; que es disparado a raíz de la ruptura de la simbiosis primaria. Cada vez que opera defensivamente la simbiosis secundaria, se funda un núcleo de escisión en la unidad “ello­yo” (en evolución). Esta defensa, que es extrema, se genera sólo cuando la emoción subyacente a la separación evolutiva es el “terror sin nombre”. Según Freud, el terror es la vivencia propia del estado de “des­ estructuración” total del “yo”. Se trata de una vivencia originaria, que denuncia la ausencia de tejido psíquico: es el vacío. El terror es equivalente a la de la angustia automática que, para Freud es de origen filogenético. La angustia señal, es la “señal de alerta” o alarma yóica, ante el peligro que se genere esta situación desestructurante más radical. La operación defensiva que resuelve dicho estado emocional caótico (terror sin nombre, según Bion), precipita en la estructura de la simbiosis secundaria defensiva y/o el “Autismo Secundario Defensivo”. Al retomar nuevamente el vínculo simbiótico con su madre (simbiosis secundaria defensiva), y al generarse en la intimidad de la mente del bebé el “Autismo Secundario Defensivo”, un sector de la unidad “ello­yo” del bebé aborta o corta bruscamente el proceso de diferenciación que estaba viviendo. Este movimiento defensivo interrumpe el proceso evolutivo que hacía posible que se diferencie el Yo y el Superyó a partir del ello. 29

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De este modo, los sectores del Yo incipiente, que iniciaron la diferenciación del “Ello”, pero que están involucrados en el hecho traumático que hizo intolerable la separación, son escindidos del resto del Yo del bebé y configuran el núcleo de la defensa autista y simbiótica secundaria. El resto del “Yo real primitivo”, que no está involucrado en esta defensa precoz, va a continuar su camino de maduración trazado por la evolución psicosexual natural. En el interior de la simbiosis secundaria y del autismo secundario subyacen precipitados ­indiferenciados y congelados­ tanto el sector del “yo real primitivo” que quedó abortado en su evolución, como los restos psíquicos del objeto simbiótico desmantelado, el cual queda así capturado en la trama fusional. En este magma indiferenciado también se aloja el sector del “ello” que quedó escindido. El primer movimiento defensivo que conduce hacia el vacío mental estructural , nace como defensa de un afecto específico; el terror sin nombre. La simbiosis secundaria y el autismo secundario congelan este estado de desastre vincular con los objetos primarios. Por ese motivo, la emoción subyacente a las “defensas simbióticas secundarias” y al “autismo secundario defensivo” siempre es el terror, nunca la angustia señal. Ello nos brinda un referente clínico para detectar las problemática del vacío mental estructural en la consulta clínica diaria. También nos orienta hacia la investigación del lenguaje icónico, aquel que podemos encontrar cuando intentamos analizar las descompensaciones del vacío mental


Escritos estructural. No se trata de imágenes que nos pueden remitir a las conocidas “representaciones inconsciente de cosa” que han sido “desmanteladas”; sino a un tipo de lenguaje especial que Umberto Eco estudió en su libro “Signo”.

un punto específico: el momento en que se abortó la inscripción psíquica. Entiendo que, en este tipo de reiteración, la repetición escenifica simultáneamente el recuerdo y el vacío semántico de lo imposible de ser recordado.

LA EDICION EN EL ANÁLISIS

Si no estamos prevenidos ante esta eventualidad, podemos ­equivocadamente­ efectuar operaciones técnicas destinadas a resolver la “resistencia” en lugar de intentar proceder técnicamente a “editar” aquello que permanece inédito en la mente. Entiendo que la repetición fundada en la lógica del más allá del principio del placer, tiene como función potencial, la expectativa de generar la “carga psíquica” faltante en el sistema representacional inconsciente del sujeto, no sólo la mera “descarga” pulsional.

El silencio asociativo del analizando ha constituido un eterno desafío para la técnica psicoanalítica. La resistencia a recordar con palabras, lleva a la reedición (repetición) en la transferencia y en la vida cotidiana; que, por otro lado, es un peculiar modo de “rememorar mediante actos”, el pasado traumático olvidado. Bajo la lógica de la repetición “más allá” del principio del placer, según Freud, se reiteran las escenas traumáticas sólo hasta

Entiendo que se trata de una peculiar repetición que guarda oculta la esperanza de que mediante dicha repetición automática, el individuo logre semantizar mediante un lenguaje simbólico; sus irrefrenables actos automáticos; aquellos a los que se siente “compelido” a realizar.

"Brion Tomb" de seier+seier

Por ello podemos entender que la “compulsión a la repetición” corresponde a una serie de actos automáticos destinados tanto a generar una “descarga pulsional sin un pensamiento que la organice”; como una compleja sucesión de “actos” destinados a generar potencialmente una “carga semantizante” en el sistema representacional; propio de la estructura inconsciente (representación de cosa). Se trata de la “edición” de lo inédito para L ÚD I C A

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Escritos "el analista sí puede tener evidencias psicoanalíticas (transferenciales y contratransferenciales) de lo que el analizando no puede evocar debido a la ausencia de una adecuada inscripción psíquica de su historia vivencial. En ello consiste el proceso de edición.” la mente, según la teoría de Freud. Si traducimos el proceso técnico que yo he denominado “edición en el análisis”, en términos de la teoría de Bion, dicha “edición” corresponde a la transformación en elementos alfa de los componentes del pensamiento eliminados de la mente como elementos beta; por un lado y a la ampliación de la función mental “continente”, por el otro. Los fracasos terapéuticos con los pacientes graves, muchas veces se deben a la suposición del analista que detrás del silencio del analizando siempre hay un pensamiento. Para los pacientes que padecen del vacío mental estructural; es imposible evocar “recuerdos” que jamás han tenido una inscripción en su mente. Por el contrario, el analista sí puede tener evidencias psicoanalíticas (transferenciales y contra transferenciales) de lo que el analizando no puede evocar debido a la ausencia de una adecuada inscripción psíquica de su historia vivencial. En ello consiste el proceso de edición. Semánticamente, la edición transferencial pretende significar las vicisitudes de un proceso cuya función es dar lugar al nacimiento mental a facetas de la personalidad del analizando que nunca fueron ni conscientes ni inconscientes, ya que permanecieron fuera del área de la 31

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dinámica de la mente. Se trata de sectores de la personalidad engolfados dentro de vínculos simbióticos (simbiosis secundaria defensiva) o enquistados en el interior de la personalidad, dentro de sus defensas autistas secundarias. Del análisis del interjuego transferencia­ contratransferencia depende que el futuro del analizando sea una mera repetición que reedita la historia o una edición en la que se combina la “creatividad” y la “cura”. En cada sesión que compartimos con el paciente podemos apreciar los procesos de transformación que se van produciendo en él y en nosotros: De acuerdo dichas apreciaciones podemos llegar a generar la aparición de pensamientos editados o inéditos en la mente del paciente. Para editar lo inédito se requiere que el analista capte los pensamientos sin pensador a través de su propio insight. A veces hacen falta varios años de trabajo de esa pareja analítica, para que el analizando esté en condiciones de recibir como interpretación, aquellos contenidos que el analista ha detectado como un pensamiento sin pensador del pacientes. Previamen¬te hay que restaurar la función mental (continente) alterada en el analizando. En síntesis, la concepción técnica de la


Escritos edición tiene dos componentes nucleares: 1) El más importante consiste en la creación de la estructura mental que será continente de futuros contenidos. Las distintas teorías psicoanalíticas aportan conceptos complementa¬rios que ayudan al analista a reconocer la especificidad de su labor. Es la tarea del armado de la "imprenta" para las ediciones. 2) El otro componente atañe a los contenidos a ser editados: representaciones inconscientes; o transformar en elementos “alfa” los elementos “beta” eyectados. La tarea de edición transferencial es altamente compleja ya que nos enfrenta con el terror como emoción subyacente. La edición se construye a través de una gramática especial. Esta gramática se configura con la combinación de varios elementos; entre los cuales podemos mencionar: a) Las asociaciones verbales y los sueños del analizando; b) Las asociaciones libres corporales del analizando; c) Gramática y semántica

de los distintos acting out del analizando. En varias comunicaciones recientes, he efectuado un estudio pormenorizado de toda la información que nos pueden proporcionar los “pasajes al acto” de los pacientes; mirados con los elementos que nos proporciona la lingüística moderna. Por ello es que he propuesto denominar al “acting out”, como “creatividad negativa”. d) La contratrans¬ferencia del analista; incluye sueños y resonancias corporales. e) La forma bajo la cual el analizando semantiza la morfología singular de cada uno de los elementos y objetos del encuadre (zona geográfica del consultorio, adornos, horarios, honorarios). La discriminación semántica que la palabra genera, posibilita separar los emergentes transferenciales de los contratransferenciales, también introduce una pausa o censura que intercep¬ta la repetición sin edición y la transforma en edición sin repetición.

Como síntesis final; deseo comunicar que tanto el concepto de “Vacío Mental Estructural” como el de “edición en el análisis”; son

dos entidades interdependientes que se fueron generando en mi pensamiento, cuando intenté “escuchar” qué había más allá del silencio que se generaba en las sesiones con los pacientes severamente perturbados. El “Vacío Mental Estructural” es un concepto teórico con significativas resonancias psicopatológicas; ya que en cierto modo, cambian la el origen genético de los distintos cuadros clínicos, aunque mantienen sus características fenoménicas. La “edición en el análisis” es el complemento técnico que me ayudó a gestar una estructura psíquica complementaria a la que el paciente ya tenía; pero que estaba destinada a cubrir los “agujeros mentales estructurales” que ellos portaban imperceptiblemente. Deseo subrayar que mientras procedo técnicamente a penas mediante la “edición en el análisis”; siempre he podido mantener mi “neutralidad analítica”; de acuerdo con los principios epistemológicos propuestos por Heisemberg.

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"La 'edición en el análisis' es el complemento técnico que me ayudó a gestar una estructura psíquica complementaria a la que el paciente ya tenía; pero que estaba destinada a cubrir los “agujeros mentales estructurales” que ellos portaban imperceptiblemente.”

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Escritos

El análisis del análisis: la muerte de la madre en la infancia El presente trabajo analiza y resalta las herramientas clínicas principales propuestas durante la presentación de un caso de clínica infantil con un paciente que elabora el duelo de su madre.

Lisa Köng

El análisis de dicha presentación muestra una mirada analítica del analista en su clínica y en su presentación, resaltando las herramientas clínicas y teóricas que posibilitan la comprensión profunda del éxito de dicho trabajo. En estas páginas se aprecia tanto el análisis del analista que trabaja con el paciente, como el que adquiere el expectador activo que aprende y construye del trabajo propuesto en espacios de creación y pensamiento brindados dentro del encuadre que permite un congreso internacional psicoanalítico.

Hace aproximadamente dos meses asistí al Congreso número 49 de la Asociación Internacional de Psicoanálisis: Changing World, The Shape and Use of Psychoanalytical Tools Today. Tuve el honor de participar como moderadora y comentarista en la presentación de caso de la psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, terapeuta de pareja y psiquiatra infanto juvenil: Alejandra Doretti. El caso presentado por Alejandra nos muestra lo complejo de un trabajo hacia la elaboración de la pérdida materna, que, bajo circunstancias extraordinarias a una corta edad, el niño no dispone de suficientes herramientas para enfrentarlo solo, sumado a que su entorno tampoco le proporciona los recursos necesarios para lograrlo. Por cuestiones de confidencialidad del paciente y familiares, así como la circunstancia del caso, el 37 L ÚD I C A Lúdica, octubre 2015, pg. 37

nombre del paciente no se expondrá a lo largo del artículo; así como tampoco se revelarán detalles puntuales del mismo, pues la temática sobre la que quiero abordar es a grandes rasgos y va orientado al motivo de consulta en general, mas no particular de dicho paciente: La Muerte de la Madre en la Infancia, Una Narrativa Posible – título que Alejandra le atribuye a su presentación. Sin embargo, me gustaría comenzar esta pequeña reseña del trabajo de Alejandra con una cita de Beatriz Janin en su libro titulado El Sufrimiento Psíquico en los Niños, la cual nos da un preámbulo del caso y el tema a exponer: “El control de esfínteres implica un pasaje del cuerpo a la palabra. Está ligado a la posibilidad de nombrar. En la encopresis, en lugar de la palabra, aparece la cosa. Y lo que se niega­da­destruye­expulsa­retiene es un objeto”.


Escritos Para comenzar a elaborar un poco sobre el caso de D, haré referencia sobre el texto de César Botella: Sobre El Trabajo de Figurabilidad. El autor hace reticencia a una memoria sin recuerdos correspondiendo al negativo del trauma y a lo que se vivió de manera traumática antes de adquirir el lenguaje. Este estado pre­ psíquico es un estado de a­ recuerdo donde los recuerdos no siempre quedan inscritos de manera representativa, por lo que, a falta de representación, nos topamos con un agujero o vacío psíquico en el tejido de las representaciones.

Estos agujeros, a pesar de no estar representados por el lenguaje o la palabra, pueden suplirse por actos, comportamientos o meras sensaciones. Son vivencias que habitan en la psique, a pesar que escapan de la posibilidad de ser puestas en palabras o en relato. El caso y el trabajo que Alejandra logra con D se presta para hablar y representar el trabajo de Figurabilidad, así como también las diferentes manifestaciones de lo que varios autores llaman rêverie. La principal y mayor dificultad con la que

"Don Quijote de la Mancha" de Rubén Antonio Sachun Velez

Alejandra se encuentra al tomar el caso de D es la propia capacidad de metabolizar el motivo de consulta por el que llevan al pequeño: la muerte de su madre. Una muerte que, bajo mi punto de vista, venía anunciándose desde hace ya un tiempo atrás; una muerte en vida que no podía ser más que percibida y absorbida especialmente por D. El motivo de muerte de la madre de D resultó ser un suicidio, por lo que esto complica aún más el trabajo elaborativo, tanto para el padre como para la analista. A pesar que D se ve limitado de herramientas

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Escritos para poder trabajar el suicidio de su madre, sumado a la incapacidad de su padre de poder nombrar esta muerte tan trágica y regresárselo a su hijo de una manera más “digerida”, Alejandra logra que en análisis, D pueda figure out a su modo particular, como sujeto, y figurar, ordenar y resolver lo que no ha podido elaborar; darle sentido a ese sin­sentido que lo desintegra literalmente, pues el paciente llega a un punto en el que retener le resulta ya imposible y termina por “cagarse” encima. Alejandra le brinda ese espacio y lugar a D para que pueda “apalabrar” y simbolizar, de una forma tan peculiar, la muerte y el duelo de su madre, haciéndola a ella ese Otro que le devuelve lo incomprensible que es lo que ha pasado, pero ofreciéndole la posibilidad de “hacer algo” con lo que se tiene. Ya no poner el cuerpo como medio de transmisión, sino mas bien, ofrecer una cura a través de la palabra frente a este cuerpo que llora heces; que sufre un duelo. Retomando el libro de El Sufrimiento Psíquico en los Niños, Beatriz hace uso de un término – depresión corporal – para definir esta forma particular de representar la pérdida. Pues en el caso de D, surgen en él varios intentos por querer retener a la madre perdida, convirtiéndose entonces la encopresis, en una especie de depresión corporal. El trabajo que Alejandra logra hacer en sesión con D nos permite pensar en lo vital que es el vínculo y la relación madre­hijo a manera que el niño, posteriormente, logre un control, tanto a nivel emocional como

corporal, sobre sí mismo. Es importante que la madre se preste como espejo para que el niño pueda comenzar a reconocerse y a diferenciarse de un Otro. En dicha función, de la madre como espejo, se espera que ella devuelva una imagen integrada en el niño, mas no una imagen fragmentada del cuerpo. Como consecuencia, el niño queda expuesto a sus propias heces que se le escapan, del mismo modo que todo vínculo se le escapa. En D, su “propio cuerpo está a merced de otro al que él se “entrega” en una posición pasiva­ abandónica” como menciona Janin. Esta manera de representar la pérdida, se suma a la muerte de la madre de una forma abrupta y traumática, en donde predomina en él lo confusional con relación a sí mismo y al mundo que lo rodea. No existe la posibilidad de elaborar porque sus figuras parentales – en este caso el padre – tampoco logran poner en palabras aquello que acontece. Ya que no es capaz de devolverle a D eso que está pasando, dejando todo a nivel de sensación y percepción que irrumpe en el cuerpo. Se da una falla en la simbolización y en la elaboración del duelo y, frente a esto, D queda inundado de sentimientos de abandono frente a los que pierde el dominio de sus esfínteres; no dando posibilidad a un duelo, sino únicamente una constante repetición de la pérdida. Repitiendo compulsivamente un estado en el que el objeto se va – en este caso la madre – sin que se pueda hacer nada para retenerlo. El niño que se limita a expulsar no

"surgen en él varios intentos por querer retener a la madre perdida, convirtiéndose entonces la encopresis, en una especie de depresión corporal.” 39

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Escritos puede “trabajar” sus producciones, y lo que hace es un permanente pasaje al acto. Guarda o expulsa con el cuerpo, lo que no puede ser simbolizado. Este trabajo clínico resulta en generar sentido en el síntoma del niño, de metabolizar las vivencias de dolor: lo indecible, lo innombrable, lo impensable a través de las generaciones; ya que el padre también se ve implicado en esta incapacidad de nombrar, la cual repercute y deja secuelas en D. El control de esfínteres implica un pasaje del cuerpo a la palabra; está ligado a la posibilidad de nombrar. Que el analista ponga y preste su cuerpo tiene su recompensa dándole al niño o al paciente la capacidad de simbolizar. Devolverle el carácter del mensaje, de algo que expresa un malestar. Así como también el trabajo con los padres, y sesiones vinculares, pueden permitir la elaboración de situaciones que habitualmente exceden al niño – en muchos casos, ir desarmando repeticiones con los padres. Puesto que los niños, frente a la depresión de los padres, suelen ubicarse como la causa de esta misma o identificarse con el otro deprimido. Retomando a Janin, cuando el niño se dirige a este otro que no responde, porque está ocupado en otras cuestiones, o ya sea negado esta misma situación, el niño queda lanzado a un vacío sin sentido.

función de la madre como espejo que le refleja al bebé un reconocimiento de sí mismo que nunca pudo establecerse. En el caso de D, por la circunstancia y su corta edad, la implicación y el lugar que él toma ante el suicidio de la madre es una posición de mucho riesgo y, que al mismo tiempo, genera culpabilidad en D. El hecho que el propio padre de D no fuera capaz de asimilar y elaborar la pérdida – haciéndolo quizá en beneficio de D – no hacía que la situación se elaborara o fuera menos dolorosa (la pérdida). Ya que, por su lado, D tenía sus propias percepciones e ideas de lo acontecido, pero nadie lo ayudaba a ordenar y trabajar su propio duelo. Al momento en que D acude a análisis, el trabajo de Alejandra – y de nosotros como terapeutas/analistas – consistió en prestarse como herramienta para la elaboración y construcción de este proceso que el paciente tiene que trabajar a su manera, entendimiento y parecer. “Al meternos como terapeutas en el mundo infantil debemos admitir volvernos algo locos, porque justamente debemos abandonar en ese mundo la lógica que regula nuestro universo adulto” – Donald Winnicott, Angustias Pensables e Impensables.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Por otro lado, considero importante hacer énfasis en la escucha de la escucha, lo cual implica poder lograr identificar en qué lugar o desde qué lugar está pensando el paciente, así como también con qué familiar se identifica; y uno como terapeuta, poder desidentificarse con estas figuras en beneficio de la transferencia y la cura. De igual manera, la tarea del analista consiste en brindar un reconocimiento de sí mismo, pasando por el otro; ya que la

Botella, C. (2006). Sobre El Trabajo de Figurabilidad: Notas de Introducción a la Conferencia. Recuperado el 15 de septiembre de: http://revistamentalizacion.com/ultimonumero/botel la.pdf Janin, B. (2011). El Sufrimiento Psíquico en los Niños: Psicopatología Infantil y Constitución Subjetiva. Noveduc: Buenos Aires.

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Escritos Lacan, J. (1949). El Estadio del Espejo como Formador de la Función del Yo (Je). Comunicación presentada en el XVI Congreso Internacional de Psicoanálisis: Zúrich.

"considero importante hacer énfasis en la escucha de la escucha, lo cual implica poder lograr identificar en qué lugar o desde qué lugar está pensando el paciente, así como también con qué familiar se identifica; y uno como terapeuta, poder desidentificarse con estas figuras en beneficio de la transferencia y la cura.”

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Crónica de un despertar subjetivo El presente año fue un año muy importante para Guatemala, por lo que hemos dedicado este segmento a honrar ese movimiento a través de las expresiones fotográficas compartidas en las redes sociales por múltiples guatemaltectos (o "chapines" como se llaman coloquialmente), evidenciando la expresión artística y subjetiva de la vida cotidiana. Acompañamos estas imágenes de un relato psicoanalítico del movimiento psíquico y social que se produjo en el país donde nació Lúdica.

Chapines

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Expresiones Todo inicia con un país que a lo largo de su historia se ha mantenido sometido al miedo, integrado por objetos que de manera muy primitiva respondían constantemente al instinto de supervivencia: luchar o huir. De manera aislada y carentes de un deseo colectivo, estos objetos guatemaltecos mantenían un temor que sólo respondía a un trauma: la guerra civil sufrida durante varias décadas. De manera repetitiva actuaban sometiéndose a los efectos del trauma, respondiendo a las mismas figuras de autoridad, actuando ante los mismos conflictos divisorios que habían iniciado y sostenido dicha guerra. La dificultad de hablarlo, pensarlo y el poco sostén vincular para elaborarlo; en una cultura que carecía de recursos psíquicos debido a que todos resultaban siendo víctimas de dicho evento fáctico, no permitía que el trauma fuera elaborado. Y como elemento estelar del trauma, la repetición reina como intento de elaboración, por lo que estos objetos "eligieron" un protagonista de aquellas épocas para que reinara, sosteniendo el ideal que éste les presentaba, y en el cual se proyectaban todos los deseos de salvación de estos objetos.

Representación de fechas en las que se realizaron manifestaciones masivas a lo largo de varios meses

Pero apoyados de un sostén extranjero (ajeno a dicho evento fáctico y por ende con capacidad de reverie) éste fue presentando de manera cometabolizada ya no al protagonista ideal si no al objeto real de esta figura de autoridad. Así estos objetos fueron poco a poco subjetivizándose, siendo la principal herramienta el espacio virtual que brindaban la redes sociales. Era ahí donde el temor no reinaba y por lo tanto, la subjetividad podía nacer. Una subjetividad que se fundaba sobre una premisa esencialmente y distinta que la guerra que los había sometido durante tantas décadas: un movimiento pacífico y activo para exigir los deseos de muchos, que a diferencia del pasado, lograba representarlos unidos. 43

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Expresiones Estos sujetos valientes que eran investidos por las redes sociales y el apoyo que poco a poco con seguidores y “likes” iban recibiendo, fueron multiplicándose y brindando un sostén vincular colectivo para que más personas se sumaran. Y así un movimiento representado como #RenunciaYa fue tomando vida propia, libidinizándose e investiéndose por tantos que a su vez estaban siendo libidinizados e investidos por este movimiento. Así cada sábado había un punto de encuentro: la plaza mayor, la cual finalmente era habitada por ciudadanos subjetivados de manera pacífica, mas ya no pasiva. En carteles se observaba los intentos de elaboración y representación que esté psiquismo colectivo, e individual a la vez, estaba logrando finalmente tramitar el trauma. En dichos carteles los intentos de elaboración resultaban muy lúdicos y diversos, utilizando palabras, imágenes y humor para significar e inaugurar, finalmente, un espacio de subjetivación para un pueblo resciliente.

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Expresiones Así, el movimiento y los sujetos que lo conformaban lograron enfocarse por primera vez en los puntos identificatorios entre sí y un deseo que permitía dicha identificación: dejar el sometimiento a la corrupción y lograr justicia y armonía. Ante dicho deseo #ReformaYa se transformó en: #JusticiaYa, #GuatemalaDespertó, #GuatemalaYaCambió, #YoNoTengoPresidente, #SeMetieronConLaGeneracionEquivocada, #YoVoyXGuate, #YoTeApoyoGuatemala, etc. Y así surgieron muchos significantes que transformaban poco a poco la pulsión de muerte que había reinado, en pulsión de vida; posibilitando la elaboración del trauma en un contexto con mayor sostén y más recursos psíquicos.

*Este texto es un autoanálisis escrito por sujetos inmersos en dicho contexto, por lo que cualquier lapsus y punto ciego, solicitamos su comprensión.

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Conceptos

Trauma

Prirámide Roma

“En la vida psíquica del individuo tienen eficacia no sólo los contenidos vivenciados por él mismo sino otros que le fueron aportados con el nacimiento, fragmentos de origen filogenético, una herencia arcaica, lo que sería el factor constitucional del individuo” (Freud, 1939). Hablar sobre trauma nos compromete a todos. Lo traumático es todo aquello que irrumpe en el psiquismo de manera consciente o inconsciente y muchas veces son eventos que no acontecemos personalmente. Para que un evento adquiera la connotación de trauma depende de varios factores: el nivel del estresor, la maduración del yo y las defensas disponibles de las que el sujeto disponga para su elaboración. Mecanismos de defensa tales como la escisión, la negación y la identificación proyectiva masiva son propias de trauma y su transmisión transgeneracional. Cuando la persona no dispone de suficientes dispositivos para elaborar el trauma, es posible que el resultado sea un inconsciente escindido más que una represión y son esos contenidos que quedan aislados en el psiquismo los que se manifiestan en ciertas patologías que al no ser metabolizadas se transfieren entre generaciones. Rene Kaes advierte una diferencia significativa en cuanto a la transmisión del trauma intergeneracional: La transmisión intersubjetiva que conlleva el elemento transicional de elaboración. El trauma puede textualizarse a través del tiempo y de las personas implicadas. La transmisión trans­psíquica tiene el tinte traumático ya que el trauma se transmite sin elaboración posible. En estos casos evidenciamos patologías del acto y las patologías psicosomáticas, entre otras. Cuando un evento traumático se “transfiere” diría Meltzer se “transporta el dolor mental más que una simple defensa contra él”. Esto explica lo que Winnicott llama “lo vivido no vivido y

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Conceptos siempre por vivir”. El pseudorecuerdo, la no elaboración podría llevar al sujeto a una repetición como fracaso en el mantenimiento de los impulsos en el terreno psíquico actuando como una manera especial de recordar (volviendo inútil el paso del tiempo y el desempeño de las generaciones, volviendo el pasado como lo más importante y el presente una mera repetición). La repetición se traduce, en lo social y cultural, como efecto de un trauma que, al no encontrar posibilidad de representación y elaboración, reaparece y se actualiza en una nueva vuelta hacia lo mismo, lo idéntico. Una demoníaca repetición que termina asesinando el tiempo. La resistencia al cambio será uno de los fenómenos del trauma. Incluir la desarticulación como parte de la trama vivencial sin perder la integridad psíquica es una de las metas terapéuticas. La herida no desaparece, pero no es lo mismo que persista como llaga en carne viva, que como cicatriz” Benyakar y Lézica.

de Marie Andree Kestler

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En la librera

Retraso mental: el sujeto y el cuerpo Análisis de Cecilia Satriano

El autor sitúa al retraso mental como eje en la discusión; explicándolo a través de conceptos teóricos, su propia experiencia clínica y una permanente articulación al campo de la cultura (la historia, el arte, la literatura). En el libro se aborda el tema confrontando categorías psiquiátricas y todas las vertientes ideológicas y epistemológicas; hasta abordarlo desde otra óptica diferente. Esta perspectiva aporta al campo clínico, ya no una mirada asistencialista con base diagnóstica, sino un desafío conceptual. El mayor desafío es su perspectiva, ya que lo acerca al campo del psicoanálisis y, desde allí, trata con efectividad de establecer una lectura teórica. ¿Esto qué implica? Primeramente, empezar a situar al retraso mental más allá del síntoma (psiquiátrico), más allá de la organicidad, alejándolo de la visión médica y de la intervención pedagógica. En algunos pasajes del libro, destaca la deficiencia intelectual siguiendo el pensamiento freudiano, relacionándola con la historia familiar e individual. El recorrido del autor por la literatura psicoanalítica permite un camino con coincidencias y diferencias respecto de su propia postura. Juan Carlos Matías se asemeja (¡Y sólo por eso!) a Jean Itard (iniciador de la pedagogía 51

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En la librera diferencial) cuando plantea que se puede “aprender con el método apropiado” (ob.cit., pag. 19). Pero se diferencia porque sabe escuchar y puede incluir, situar al malestar (subjetivo) en el lenguaje del psicoanálisis. Es decir, puede considerar al sujeto que padece un retraso mental como hablante; ubicando el cuerpo pulsional. Lo sitúa en relación a la situación con la madre sin mediación de la imagen paterna, el rechazo a la castración simbólica, el marco fantasmático. Una cuestión inquietante que se observa en este libro es su tapa. El Dr Juan Carlos Matías se vale para confeccionarla, de algunos actores destacados de la obra “Las Meninas” o también llamada en un tiempo: “La familia de Felipe IV, de Diego Velázquez (1656)”. Este cuadro eclipsó tanto a Picasso cuando era director honorífico del Museo de Prado (1957), que produjo catorce obras de la serie, dejando como personaje central a la Infanta Margarita. Las Meninas son dos damitas que acompañan a la Infanta Niña. La cuestión es: ¿por qué elegir esta obra para coronar la obra del autor? Seguramente no por el realismo de Velázquez, porque esta pintura realmente parece una fotografía. Creo que Matías la utilizó, más bien por su iconografía y su significación en relación a su propia obra. La pintura de Velázquez cobró su fama porque por primera vez en la historia del arte se la denominó: “una máquina para mirar”. Muestra una realidad virtual y una escena en lo real. La genialidad de Velázquez es que pinta el cuadro visto desde “dentro” de la cabeza de Felipe IV, a través de sus ojos. En la tapa del libro Retraso Mental…, aparecen dos personajes: La Infanta Margarita de Austria, como figura central, quien padecía de pubertad precoz y síndrome de Mc Cune Allbright, también conocida como displasia fibrosa poliostótica (fallo de glándulas endócrinas con hipertiroidismo). En el cuadro estaba rodeada por María Bárbara Asquín o también conocida como Mari Bárbola, que padecía enanismo con acondroplastia e hidrocefália. Ambas tenían una enfermedad genética autosomática dominante, pero no eran retrasadas mentales. Matías rescata de la obra de Velázquez a la Infanta y a Mari Bárbola para colocarlas dentro de un esquema de espejos. ¿Por qué? En primera instancia, porque hay un juego de miradas entre ambas. El Dr. Matías utiliza categorías lacanianas para sostener su idea y hace un recorrido por algunas de ellas cuando sustenta que “el sujeto recibe su propio mensaje en forma invertida”. En el recorrido por la obra encontramos un intento por situar al retardo mental. Arriesga afirmando que este sujeto se escribe en el fracaso de la escritura psíquica, en la repetición. Va definiéndola como una cuestión de escrituras y marcas. Y aclara, su intervención clínica no siempre permite una interpretación que articule el Significante a lo Simbólico. En el libro el autor deja de lado el concepto de déficit o carencia simbólica para poder dar cuenta de su hipótesis. Establece claramente una diferencia con respecto a la psicosis y plantea la importancia de cómo alguien ha sido hablado y esperado desde lo simbólico (pag. 41). Menciona un: Holofraseo de los que se apasionan por no saber, los retrasados. Allí no hay interrogación al Otro para que no surja una verdad singular. Pero, L ÚD I C A

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En la librera no habría forclusión del Nombre del Padre. Matías plantea que existe una falla en la trama que acoge al infans antes de nacer y que éste queda atrapado en los bordes de las marcas de una historia. El apasionado por no saber vive inmerso en un lenguaje chato, con una ausencia de movilidad significante que produce un discurso compacto. Presenta inhibición en el hacer, copia a otro. Queda reducido a la superficie plana de un cuerpo especular (Relacionado con la tapa del libro y con algunos personajes de Las Meninas). Define: “La debilidad mental del ser hablante cobra una magnitud de estructura. Debilidad de lo mental como efecto de cierta invasión de lo Imaginario en el registro Simbólico, que produce una existencia chata, aplanada a ciertos moldes culturales y sociales (pag. 41). Ser hablante que puede ubicarse en la debilidad mental por no tener más que un cuerpo como punto de partida, quedando atrapado en la dimensión Imaginaria. La hipótesis que da origen a la tesis de Juan Carlos Matías es que en el retrasado quedaría anulado el Sujeto de la enunciación, sin forclusión del Significante del Nombre del Padre. Es interesante este planteo porque entonces, el saber del Otro no puede ser interrogado, apareciendo como un discurso sin sujeto en el que el inocente al saber no está sólidamente instalado. Por eso en algún momento los llama: “Niños inhibidos de saber”. El retrasado no puede leer entrelíneas ni invocar al Otro. “¡Se invoca la presencia de una ausencia!”, dice. Aprovecha este recorrido para destacar la función del Nombre del Padre y la importancia de sus marcas (pag.60). Señala las vicisitudes del comienzo narcisístico de un niño y los posibles fallos en las funciones de la parentalidad. El devenir del cuerpo en el registro imaginario. Interesa averiguar desde dónde fue mirado un bebé desde los orígenes, para poder comprender la magnitud de ciertos fallos tempranos en las funciones yóicas. Éste puede ser el germen de algunos retrasos y de serias inhibiciones en el yo como función imaginaria. Los retrasados intelectuales suelen presentar severos compromisos en el armado del cuerpo imaginario y pulsional temprano. Por lo tanto, se ubica el padecimiento fundamentalmente en la constitución del narcisismo primario. Un objeto a que se hace presente en vez de ausentarse. Juan Carlos Matías afirma que cuando se nace con alguna enfermedad, el cuerpo imaginario no restaura una fragmentación autoerótica, sino que se debe transitar por un proceso de duelo por el niño soñado. Este recién nacido ocupa un lugar excluido de la cadena filiatoria, es decir, no tiene allí un lugar o cobra la magnitud de una existencia vacía de sentido. Como para ir cerrado. El porqué de la tapa se halla en el capítulo IV del texto: Maternidad y retraso. Amamantar a un niño sin erotizarlo, la caída de la teoría del niño­falo. Allí están las vicisitudes de la constitución del infans y su imagen, el Otro primordial y la de su propio cuerpo. El autor recoge el guante que planteó Maud Mannoni, cuando afirma que la intervención es inventar recursos para estos sujetos considerados por algunos como “in­ analizables”. Por eso da un paso más y presenta sus propios casos (Sofía, Mateo), utilizando artificios que le dieron resultados. Y esto es un aporte que se agrega como valor a este libro. 53

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En el taller

Te invitamos a participar en los siguientes eventos académicos: "45º Jornadas de la Escuela de la Causa Freudiana" Presencial Impartido por l'Ecole de la Cause Freudienne París, Francia 14 y 15 de noviembre Contacto: www.fairecouple.fr

"XIV Jornada de la ELP" Presencial Impartido por Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano Barcelona, España 12 y 13 de diciembre Contacto: https://crisis.jornadaselp.com

"Donald Winnicott Conference" Presencial Impartido por Beyond the Couch Institute of Psychoanalysis Londres, Inglaterra 20 de noviembre Contacto: marjory.goodall@iopa.org.uk

"Acerca de las psicosis" Virtual impartido por Edit Beatriz Tendlarz y ICdeBA disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html

"Niñez y adolescencia. Relatos pasados ­ relatos presentes" Presencial Impartido por Federación Psicoanalítica de América Latina Santiago, Chile 27 y 28 de noviembre Contacto: institutoapch@apch.cl

"Adicciones. Una mirada clínica" Virtual impartido por David Warjach disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html

"XXIV Jornadas Anuales EOL. Solos y solas: lo que dice y hace el psicoanálisis" Presencial Impartido por Escuela de Orientación Lacaniana Londres, Inglaterra 28 y 29 de noviembre Contacto: www.eol.org.ar

"Clínica de la urgencia" Virtual impartido por Inés Sotelo disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html

"UCL Conference: Interpretation today" Presencial Impartido por University College London Londres, Inglaterra 5 y 6 de diciembre Contacto: events.psychoanalysis@ucl.ac.uke

"Clínica psicoanalítica con niños" Virtual impartido por Mónica Patricia Larrahondo y Silvia Roxana Jacobo L ÚD I C A

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En el taller disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html "De cómo los niños se hicieron (tardíamente) 'sujetos analizables' (y lo que costó...)" Virtual impartido por Daniel Ripesi disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html "El juego patológico y sus efectos en la subjetividad" Virtual impartido por Mariela Coletti, Alejandra Breglia y ICdeBA disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html "El analista como objeto de uso en la obra de D.W.Winnicott" Virtual impartido por Julieta M. Bareiro disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html "El psicoanálisis ante el enfermo de cáncer. Abordaje teórico­clínico" Virtual impartido por Eugenia Fridman disponible todo el año contacto: http://www.comunidadrussell.com/default. 55

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asp?contenidos/Listado­de­cursos­ ofrecidos.html "Al borde del borde: vicisitudes de la separación y de la pérdida" Virtual impartido por Marisa Punta Rodulfo contacto: http://rodulfos.com/seminarios­ 2015/ "La diversidad reprimida en la noción de 'adulto'. Ejes no psicopatológicos de su patología" Virtual impartido por Ricardo Rodulfo contacto: http://rodulfos.com/seminarios­ 2015/ "Repensando una psicopatología de la infancia, niñez y adolescencia" Virtual impartido por Marisa Punta Rodulfo contacto: http://rodulfos.com/seminarios­ psicoanaliticos­online/ "Funciones del jugar: otra vuelta de tuerca" Virtual impartido por Ricardo Rodulfo contacto: http://rodulfos.com/seminarios­ psicoanaliticos­online/

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En el taller

Guatemala activamente presente en la IPA Texto por Dilsia María Sosa La Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA) celebró su cuadragésimo noveno congreso en la ciudad de Boston, Massachussets el pasado mes de julio. El encuentro se tituló “Changing World: The shape and use of psychoanalytical tools today”. Se reunieron psicólogos, psiquiatras, médicos, trabajadores sociales y estudiantes de diversos países de América y Europa, para deleitarse con trabajos de alta calidad expuestos por conferencistas de rica trayectoria psicoanalítica. Como bien dice el título del congreso, el objetivo del mismo fue exponer ideas novedosas e inyectarle nueva vida al psicoanálisis. Hubo un amplio espectro de temas de interés, relevancia y vigencia lo largo de toda la actividad; sin embargo, las ideas principales que se pueden rescatar son las siguientes:

La interrelación entre el psicoanálisis y las neurociencias ¿Puede la ciencia contemporánea aprender algo del psicoanálisis? Muchos expertos dicen que esta pregunta tiene una respuesta afirmativa; y es que el campo de las neurociencias se está enriqueciendo con ideas planteadas por médicos psicoanalistas, con el fin de enriquecer los tratamientos actuales. Los diferentes tipos de consolidación y reconsolidación; los procesos cerebrales de carácter inconsciente; cómo las relaciones pre objetales y objetales, los sueños y el trauma tienen una explicación biológica; la importancia de las emociones y el afecto en el cerebro medio; la psicopatología y conectividad (o la falta de), son algunos de los ámbitos en donde el psicoanálisis y las neurociencias han logrado engranarse para poder profundizar y consolidar teoría y práctica mucho mejor fundamentada hoy en día. L ÚD I C A

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En el taller La importancia de lo primario y el trabajo de lo negativo No hay duda alguna que la patología más grave tiene sus orígenes cuando hay un fallo narcisístico primario que deviene en la escisión. En los tiempos del anclaje corporal y de la sensorialidad. Con lo cual, la construcción psíquica en la clínica de hoy recae en la vinculación, en la inscripción, en la maternización, en ese pasaje de lo primario a lo secundario, del cuerpo a la palabra, de la sensación a lo simbólico, de lo intraducible a lo consciente. La mirada y la voz se unen en un mismo plano con el fin de tejer una subjetividad que, en sus primero tiempos, quedó agujereada. Del exceso, del vacío, de lo tanático y sus manifestaciones Es evidente que la represión y la sublimación han dado un giro hacia el acto en la sociedad actual. Existe un drenaje pulsional y el vacío aparece como el nuevo signo de la depresión. Incluso, la sublimación aparece afectada y muestra su lado siniestro. El analista se encuentra entonces en un lugar en donde debe prestar pulsión, brindar ese espacio transicional que fomente y permita el pensar, estar allí desde un lugar más allá de la interpretación, a nivel corporal y gesticular para poder sujetar e integrar el cuerpo y la vida psíquica del otro y así encarrilarlo hacia la sublimación de la pulsión y al sublimar creativo. Nuevas interpretaciones y edición en la transferencia ¿Cómo subjetivizar cuando todo está ligado a la escisión y el splitting y no a la represión? Aunque la interpretación clásica sigue vigente en la actualidad, hay que pensar que la función del analista tiene que ir más por la observación y descripción, que la explicación. Utilizar lo mutativo, lo cual generará un cambio estructural a nivel arcaico. Que el paciente llegue a la interpretación por sí mismo haciendo un recorrido descriptivo y de holding, lo cual no significa sustituir la interpretación clásica, sino revisarla en función de la cultura. Miembros del Consejo Editorial de Lúdica, Claudia Castro y Liza M. Zachrisson, junto a la presidenta electa de la IPA, Virginia Ungar

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En el taller Además de trabajar con una reformulación de la interpretación, también hay que valerse de la transferencia como herramienta, incluso más que antes. Sobre todo a la hora de trabajar con el vacío, se requiere de una edición en la transferencia para armar el psiquismo del paciente. Cuando se trabaja con segmentos del inconsciente escindido, no hay forma que interactúan entre sí, se mantienen ajenos, y es aquí donde la técnica debe evolucionar. Debe haber un nacimiento mental, una creación de contenido a través de asociaciones verbales y no verbales y de la contratransferencia del analista. Actualización de la IPA Para cerrar con broche de oro, Otto Kernberg expuso la importancia de cómo al igual que los cambios en clínica, la teoría y la técnica es necesaria, la Asociación Psicoanalítica Internacional debe crecer y madurar. Romper paradigmas que hasta hace poco tiempo han congelado la evolución del psicoanálisis. Permitir que más personas conozcan y se empapen de todo lo que esta corriente puede enseñar. El cambio es necesario en cuanto al encuadre con pacientes actuales, a la actualización de la teoría, a las herramientas técnicas; pero sobre todo, a la formación de futuros analistas, para que la calidad del conocimiento de los agentes del psicoanálisis, y por ende, del cuidado de la salud mental de miles de personas, se vea mejorado y afianzado.

Los profesionales y estudiantes que representaron a Guatemala en dicho congreso, no sólo aprendieron y enriquecieron su base teórica, sino también participaron activamente, aportaron y estuvieron a la altura de psicoanalistas de alto perfil. Orgullosos y satisfechos con lo aprendido y compartido, muchos se prepararán para dejar huella en el próximo encuentro en Buenos Aires 2017. L ÚD I C A 58 Lúdica, octubre 2015, pg. 58


Sobre autores Mónica Chama Psicoanalista y magister en Cultura y Salud Mental. monicachama@hotmail.com

Natacha Delgado Analista en formación del Instituto Angel Garma de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Docente del curso “Introducción a la teoría freudiana” del Programa de Concurrencia en Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires junto con la APA. Integra la Comisión de Cultura del mismo Claustro. natachajdelgado@gmail.com

Marcos de Soldati Analista en formación del Instituto Angel Garma de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Docente del curso “Introducción a la teoría freudiana” del Programa de Concurrencia en Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires junto con la APA.Integra la Comisión de Cultura del mismo Claustro. marcosdesoldati@gmail.com

Lisa Köng Licenciada en Psicología Clínica de la Universidad Francisco Marroquín. Asistente de cátedra en Psicología Clínica, del curso “Filosofía de la Ciencia” y “Teoría del Conocimiento” en la UFM. Se desempeña en práctica privada en Guatemala. lkong@ufm.edu

Jaime Lutenberg Miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Profesor Titular del Instituto de APA. Miembro del comité académico y profesor titular de la Universidad de la Matanza. Director de la Maestría “Especialización en Psicoanálisis con Orientación Clínica en Adultos”. Director fundador el la subcomisión “Opera Y Psicoanálisis” de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Ha dictado diversas conferencias nacionales e internacionales. Coordinador desde hace 12 años de un grupo de investigación teórica (Bion, Freud y Winnicott) y clínica en Lima Becario de la IPA en un grupo de investigación clínica coordinado por André Geen que funcionó durante 6 años. Ha publicado más de 80 trabajos (en diferentes revistas nacionales e internacionales) y 8 libros como único autor y otros 6 libros en colaboración con varios autores. mail@jaimeluten.com; jaimelutenberg@gmail.com

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Sobre autores Cecilia Satriano Doctora en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Magister en Ciencias Sociales y Política, FLACSO. Investigadora CIUNR y docente de la Facultad de Psicología de Rosario.

Dilsia María Sosa Licenciada en Psicología Clínica egresada de la Universidad Francisco Marroquín, Guatemala. Cursó un master en Psicoanálisis Clínico en la Universidad de Salamanca, España y una especialidad en Psicoterapia Psicoanalítica de Niños y Adolescentes en Quipú Instituto de Salud Mental en Madrid, España. Actualmente practica en consulta privada y es maestra en el Colegio Waldorf de Guatemala. dilsiamaso@hotmail.com

German Weisbrot Analista en formación del Instituto Angel Garma de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Docente del curso “Introducción a la teoría freudiana” del Programa de Concurrencia en Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires junto con la APA. Miembro de la Secretaria Científica del Claustro de Candidatos. germanweisbrot@gmail.com

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