17 edición Revista Lúdica

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Sobre Lúdica

Sobre Lúdica Lúdica surge como un espacio para el intercambio de ideas y conocimientos psicoanalíticos estimulando propuestas novedo­ sas que jueguen con las clásicas fundamentales del psicoanálisis. Reconociendo los alcances de los diversos enfoques psicoanalíticos, se abre este espacio para complementar las diversas perspectivas que componen este campo, brindando mayor riqueza al quehacer clínico al estimular nuevas inquietudes y nuevos senderos en la práctica clínica. En estas páginas fundamos un lugar de respeto y diálogo para las distintas teorías psicoanalíticas con el objetivo de inaugurar un nuevo espacio psíquico convergente para quien acuda a su lectura. EDICIÓN Si deseas obtener más información, envía tus comentarios o sugerencias a info@revistaludica.com o ingresa a www.revistaludica.com

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Claudia Castro Claudia Melville Liza M. Zachrisson DISEÑO

Liza M. Zachrisson

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Imágen

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Rafael Aycinena Milah Art

EXPRESIONES

Milah Art

AUTORES

Denise Alpízar Claudia Castro Andrea Corzo Raymond A. Martínez Guzmán Adriana Meluk Orozco Claudia Melville Cecilia Satriano Liza M. Zachrisson

IMÁGENES

R. Nial Bradshaw Eric Angela Marie Henriett Adam Jones Martin Skolöv Giancarlo Solombrino

Contacto: Revista Lúdica 1 7 av. 1 9-70 zona 1 0 Edificio Torino, oficina 1 406 Guatemala, Guatemala


Índice

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Sobre Lúdica Escritos

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Cuerpo, Vínculo y Amor Claudia Castro, Claudia Melville y Liza M. Zachrisson El taller del cuerpo: una experiencia de aproximación al cuerpo no encontrado o perdido, en pacientes con trastornos alimentarios Adriana Meluk Orozco

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Una visión del autismo desde el psicoanálisis y las neurociencias Raymond A. Martínez Guzmán

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La familia como generadora de la subjetividad Cecilia Satriano

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Expresiones Sólo quería un café Milah Art

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Conceptos Pictograma

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En cartelera Girl Interrupted Andrea Corzo y Denise Alpízar

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En el taller

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Sobre autores L ÚD I C A

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Escritos

Cuerpo, vínculo y amor Claudia Castro, Claudia Melville y Liza M. Zachrisson

En este trabajo abordamos la interrelación constante que hay entre tres temas protagónicos del psicoanálisis: el cuerpo, el vínculo y el amor. Considerando en todo momento el impacto mutuo que van ejerciendo los tres en la medida que permitimos progresivamente que cada uno tenga un momento de protagonismo a lo largo del trabajo. Iniciamos con la creación psíquica y física del cuerpo a través del vínculo y amor del Otro, para avanzar a la importancia del vínculo en el amor maternal y desembocando finalmente en la presencia que estos tienen en el amor de pareja.

Habían dos personas que un día se conocieron y mutuamente encontraron algo que les parecía interesante del otro. Poco a poco se fueron conociendo más, aumentando el interés y sentimientos por el otro. Conforme pasaba el tiempo conocían más detalles el uno del otro, y en el camino también de sí mismos, hasta que un día se hicieron novios y después de un tiempo juntos tuvieron un bebé. Los años pasaron y ese bebé creció, tuvo su pareja y así corre y va de nuevo la historia. Esta historia la vivimos, presenciamos y experimentamos cada día, sin embargo, hoy dejaremos de verlo como una simple anécdota de la vida cotidiana y adentraremos en la profundidad de lo que cada uno de estos magníficos eventos significan. En esta breve historia del día a día encontramos un detalle esencial: desde el 3

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inicio nuestra vida y nuestro cuerpo se fundan a través del otro. Qué mayor muestra de eso que la biología y sexualidad, un ser humano no se puede concebir y crear de la nada ni de una sola persona, se necesita de dos seres que en un vínculo corporal se unen y creen un nuevo ser, un nuevo cuerpo. Este nuevo cuerpecito que se construye física y psíquicamente a través del otro que le alimenta y nutre, no sólo da comida sino da afecto, fantasías, deseos, amor. Ese otro que lo piensa, construye una idea de quién y cómo será ese bebé, imagina una historia, un relato…cuanta cosa construye que le hace a ese otro sentir y que al ir construyendo ese pequeño bebé que se está formando, le transmite sensorialmente toda la carga afectiva que se ha ido armando. Esos dos cuerpos, que son dos y uno a la vez, se construyen el uno al otro simultáneamente, la comida y ambiente emocional de la madre alimenta al niño y va impactando su desarrollo


Escritos psicocorporal; y ese bebé que en su crecimiento y movimientos va transformando el cuerpo y psique de esa mujer en un cuerpo y psique de madre; ese narcisismo que antes pensaba principalmente en la supervivencia y satisfacción de sí y que ahora se preocupa por la satisfacción y supervivencia de los dos. Y así transcurren nueve meses en los cuales se va acuerpando ese bebé y esa mamá, para dar término y nacimiento (a la vez) a tres seres: un bebé, una madre y un padre. Así, desde la concepción nuestro cuerpo está fundado por el pensamiento, por la sensación, por el sentimiento del otro…pero esto no termina ahí. Crece, se desarrolla, se transforma, evoluciona siempre en presencia del otro y por el vínculo con ese otro. Un cuerpo que no es sólo carne y hueso, sino un par entrelazado, hasta su esencia, con una vida psíquica que también está en constante desarrollo y evolución. Ambas creciendo, cambiando y transformándose

"Hälsar" de Martin Skolöv

juntas, psique y soma, se co­construyen el uno al otro. Resulta tan difícil describirlas diferenciándolas como dos cuando en realidad son una sola: un cuerpo con psique y una psique con cuerpo, inseparables, impensables e inexistentes una sin la otra. Esta es la subjetividad, esa construcción de ese ser que es único: su cuerpo, sus rasgos, sus sensaciones, sus pensamiento, sus deseos, sus conflictos, sus carencias, tan únicas e irrepetibles en ningún otro ser. La subjetividad es el producto de la interrelación de todos estos elementos. Qué estudio tan profundo y apasionante le ha dedicado el psicoanálisis contemporáneo a la subjetividad. Sin embargo éste no se puede realizar sin la intersubjetividad, la interrelación entre dos o más subjetividades que impactan e influyen cada subjetividad presente en dicho vínculo (no es casualidad que un giro importante del estudio psicoanalítico en el siglo XXI es hacia el psicoanálisis vincular, relacional, intersubjetivo tan actual en todo el mundo).

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Escritos "se necesita de dos seres que en un vínculo corporal se unen y creen un nuevo ser, un nuevo cuerpo.” Ese vínculo del bebé y madre, no sólo inútero (intraútero) sino también postparto, transformó los dos cuerpos y psiquismos que estaban presentes. Tras el parto ese cuerpecito pudo ir siendo registrado o representado psíquicamente a través de las caricias y miradas que el otro le dio con sus manos, ojos y amor, vistiéndolo y acuerpándolo; lo que llamamos investidura. Conforme iba creciendo entre juegos y risas preguntaba la madre al hijo "¿Dónde están los ojos?", "¿Dónde esta esa naricita?", "¿Dónde está tu boquita?" y en esa medida el niño iba descubriendo, reconociendo y libidinizando esas partes de su cuerpo que sólo ese otro le podía enseñar a registrar, reconocer como propias y representar en la imagen psíquica inconsciente que poco a poco iba construyendo pictograma. Pero a la vez ese niño transformó el cuerpo y pictograma de esa madre que fue cambiando conforme su panza crecía para darle espacio al bebé, conforme sus órganos agarraron nuevas posiciones para convivir con el bebé, con esas líneas trazadas en su piel que registraron ese crecimiento, esos pechos que produjeron un alimento y crecieron. Recordando la anécdota de una madre que jugando en la piscina con su hijo de 5 años lo escucha decirle: "¿Mamá qué son esas líneas que tenés en tu barriga y tus piernas?" (refiriéndose a las estrilas que tenía debido al embarazo), a lo que la mamá respondió, "son las marcas de amor que quedaron en mí de cuando tú ibas creciendo". Así, el Otro, quien inicialmente fue mamá, luego papá, y luego fue incluyendo más 5

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gente (amigos, parejas, etc.), le fue apoyando en la construcción y reformulación de la imagen que tenía de su propio cuerpo en la niñez, luego en la adolescencia, más adelante en la adultez, en la vejez, en la salud y en la enfermedad. Porque el cuerpo y mente existen y se desarrollan sólo porque hubo y continúa habiendo la presencia de Otro que nos ayuda, a manera de espejo, en ese vínculo, a reconectarnos con nuestro cuerpo. Hasta acá hemos hablado de la presencia de esa representación integrada del cuerpo y psique, pero esta tiene muchos tintes los cuales también son influidos por los múltiples vínculos con los demás: el ideal de cuerpo que quiero tener y el cuerpo real que tengo, lo que me agrada de mi cuerpo y lo que quiero cambiar de él, lo que me pongo de ropa, cómo me arreglo el pelo, qué marcas dejo trazadas en él (como cicatrices, piercings, tatuajes, etc.); que no llegan a tocar sólo la piel, ni sólo los órganos sino que toca la esencia más profunda de mi subjetividad, que marca mi identidad, mi autoestima, y entre muchas otras cosas, mis vínculos.

Si pensamos en un rostro dormido no podríamos apreciar la sutileza de sus gestos. Un cuerpo deviene subjetivo en la medida que los movimientos se sientan propios y esto dará la pauta para que sea un cuerpo reconocible para nosotros mismos y para los demás. Una representación pictogramática del cuerpo requiere de la aceptación de la variabilidad del mismo, la capacidad de una percepción multidimensional objetal.


Escritos

"Jacqueline" de Eric

Esa elasticidad psíquica es la que nos permite cierta salud y nos da la oportunidad de concebirnos como seres corporales y vivos, al mismo tiempo lograremos esta percepción en otros. La representación pictogramática requiere de lo que Freud entendía como “libido narcisista”: toda esa energía que necesitamos instaurar en nosotros mismos para sobrevivir. Es esa cuota de amor propio que nos da la facultad de disponer de la suficiente libido para prestársela al mundo. En la medida que podamos invertirle energía a lo externo depositaríamos lo que Freud llamó “libido de objeto”. La capacidad de vincular requiere un interjuego sano entre ambas: amor propio y amor al otro. Sin embargo es complejo… algunos pensamos “quisiera casarme y tener hijos”… una premisa natural. No obstante es una que requiere narcisizarnos (libido narcisista) para salir a la calle a

buscar novio/novia, invertir libido objetal para establecer relaciones y si todo sale bien, surgirá una pareja. Después de un tiempo la terceridad se hace inminente. Aunque ésta puede surgir de muchas maneras, pensemos en un embarazo y la complejidad del mismo: una mujer embarazada requerirá de mucho autocuidado y seguramente el entorno cuidará de ella durante el período de gestación. A pesar que esta mujer utilizó libido objetal para acercarse a su pareja, ahora su concentración es en sí misma y su bebé. Aún es libido narcisista ya que el bebé es parte de ella. Con mucha ilusión espera esa primera “cita a ciegas” con su bebé y de pronto ocurre: conoce al amor de su vida. Al mismo tiempo, pasa algo para lo que nadie nos prepara: la libido narcisista desaparece y depositamos la libido de objeto, como parte de lo que Winnicott llama la angustia materna primaria, porque nuestro único fin es que esa criatura sobreviva y no tenemos idea de muchas cosas. Esto explica la L ÚD I C A

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Escritos incidencia de depresiones posparto: las mujeres fácilmente se deprimen porque no hay narcisización en este proceso… los regalitos para el bebé… las preguntas acerca del bebé… queda una madre cansada y poco investida. Quizás esa capacidad de amar más allá de uno mismo es lo que permite el vínculo y ese depósito de energía en esa criatura que poco a poco se amamanta de amor, de fantasías, de deseos y de ensoñación le devuelve a la madre una explicación acerca de quién es ella y de lo que es capaz: es una mujer, que como diría Lacan, ¡da lo que no tiene! Se convierte en madre, pediatra, psicóloga, bruja y adivina. Regresando a la capacidad de captar un objeto desde múltiples dimensiones: lo que salvará a una mujer en puerperio será recordarse de quién era para tolerar tanta locura… saber que ésta es sólo una versión de ella… que su cuerpo, si bien tiene cambios, probablemente regresará a una versión parecida a la anterior. También ayudará reconocer al bebé a pesar de los cambios exponenciales en los primeros años de vida… Inicia un proceso difícil.. tenemos que calmar a un bebé que llora porque algo le molesta, vamos agudizando nuestro oído para captar la demanda específica. Lo angustiante será cuando ni nuestra mejor escucha ni disposición comprendan lo que esta personita requiere. Esta sensación que empieza a tener la

madre que el bebé está expulsando algo que no logra procesar es a lo que Bion llamó elementos beta: aquello que es incapaz de ser procesado por la mente (pensemos que entre más chiquitito es ese bebé, esto se dará con mayor frecuencia). Es la experiencia emocional pura sin metabolizar e inmetabolizable. Estos elementos beta son contenidos por la mente de la madre (más evolucionada), que los metaboliza y transforma en elementos alfa mediante una función particular: la función alfa y es así como nace la “alfabetización” de la función materna. Añadiendo a esta idea la frase escandalizadora pero genial que Winnicott presentó alguna vez a sus colegas: “los bebés no existen” apuntaba a que para que los bebés cobren verdadera existencia hay que considerarlos en relación directa con los cuidados maternos que los mantienen con vida y no como entes aislados. Para él, la madre es, en los primeros intercambios con su hijo, la responsable de abrir entre ella misma y el bebé un territorio en el que el niño vivirá una experiencia inédita: empezar a ser... Sin embargo Winnicott añadía que los cuidados maternos también consolidan la suficiente confianza como para que el niño conmueva dicho bagaje ya constituido con sus iniciativas personales. Es de esta manera en la que se consolida el vínculo y establece la noción que “siendo en vínculo surgirá una subjetividad” la base para una pareja sana…

"Una representación pictogramática del cuerpo requiere de la aceptación de la variabilidad del mismo, la capacidad de una percepción multidimensional objetal.” 7

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Escritos Y entonces, atravesemos el ombligo, quizás sea éste como marca del VÍNCULO en el CUERPO, la primera cicatriz del Ser Humano, esa misma de la que partimos y a la que regresamos en la búsqueda de esta complementariedad suplementaria (tomando el término de Ricardo Rodulfo) de nosotros mismos en la pareja. Estaremos los presentes, más o menos de acuerdo, en que hay un anhelo nutricio en el establecimiento de la pareja. Buscaremos que nos acaricien (¿recordando aquellas primeras caricias?), nos enamoraremos de esos ojitos que buscamos, nos daremos de comer, y llegaremos tan lejos (o quizás tan cerca) a hablar como bebés, fantasearemos reconformar una familia, que nos devuelva aquella imagen que algún día encontramos en la mirada de la madre. Hay, sin embargo, algo en esta “nostalgia” del Otro que nos frustra y por ello nos atrae, ese espacio “entre”, que transicionalmente según Winnicott, nos crea y re­crea en el ir y venir del objeto, y en el “ir y venir” mío hacia el objeto de nuestro afecto. Es sólo en este espacio, este espacio en el que nacemos, en el que la ilusión de “la pareja” puede habitar. Hay algo cuestionable pero paradojalmente simbólico de esa certeza que es esta otra persona física, ésta en específico la que debe ser para nosotros, ésta sin la cual sospechamos que no existimos (¿quizás como el bebé?). Frases como: “nada es real hasta que te lo digo”, “me sobra el aire”, “vivir sin ti es como morir” nos remontan a dicha certeza de un otro necesario, talvez no para vivir, pero sí para existir. Esta certeza en inicio, es cuanto poco peculiar. Oscilamos entre la dicha de haberle encontrado, a ti entre tanta gente, y la perplejidad de que sólo esa persona nos

haga sentir feliz. ¿En qué otro momento podremos haber experimentado tal certeza? ¿Cómo así que esta persona es mía y que es para mí? En su versión inicial, caricaturizado hasta el cansancio, el psicoanálisis propuso el Complejo de Edipo, más allá o más acá de querer consumar nuestro incesto con alguno de los padres lo que propone incluye que busquemos no a la persona parental desde la realidad, sino a la representación dinámica de los mismos. ¿Cómo no regresar a LA versión de amor que en ellos encontramos? Esto no es decir que dicho amor no aparecerá sin quiebres, sin las marcas mismas del desencuentro, sin los anhelos y frustraciones pasadas, sin los vicios de sus dinámicas. Así, por exceso o por defecto, buscaremos inconsciente pero activamente sus formas de vinculación. De los rasgos intrusivos maternos, trasformaremos demandas nunca satisfechas a nuestras parejas, quienes cuando mejor nos vaya suplementariamente, cuando no complementariamente, nos acompañarán en nuestra dinámica y se harán sufrientemente poco accesibles y elusivos, sintiéndonos siempre a un paso del abandono. Lacan dirá del amor: “amar es dar lo que no se tiene a quien no lo es”. En su estilo enigmático de hablar, Lacan apunta a esta ilusión, que habita en el vínculo, de la fantasía. Es decir, el vínculo, ese que nos permite apalabrar, alfabetizar estas presencias y estas marcas, estará en ese espacio de las ausencias. Ausencias soportables, sólo si logramos “incorporar” (en cuerpo) las funciones primordiales del Otro. Es en los encuentros y en los desencuentros, que se nos permite subjetivamente, hacer L ÚD I C A

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Escritos "El ombligo como primera cicatriz, marca en el cuerpo del vínculo.” soportable la insoportable levedad del ser, esas que partiendo del ombligo, nos recuerden siempre de “ese breve espacio en el que no estás”, pero en el que sueño completes, para poder re crear el maravilloso vínculo del amor, y con el amor de la experiencia subjetiva humana.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aulagnier, P. (1991). La violencia de la interpretación. Amorrortu Editores, Bs. As. Bernstein, Isidoro. (2001). El sujeto y el otro. de la ausencia a la presencia. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós. Rodulfo, R. (1992). Estudios Clínicos. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidós.

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"Couple at tram stop" de Jaroslav A. Polák


Escritos

El taller del cuerpo: una experiencia de aproximación al cuerpo no encontrado o perdido, en pacientes con trastornos alimentarios En este trabajo se presenta la experiencia de un taller que trabaja alrededor de la integración somatopsíquica en pacientes con trastornos alimentarios que asisten a un centro de día. Se muestra cómo poco a poco se va logrando la personalización desde un ambiente que favorece la emergencia del self, tomando en cuenta aspectos como el holding, el handling, la continuidad en el cuidado, las ansiedades primitivas, la personalización y lo psicosomático. La autora hace una descripción del cuerpo en este tipo de cuadros y cómo se va logrando encontrar ese cuerpo perdido o nunca hallado a través de diferentes experiencias que van favoreciendo la integración, la emergencia y apropiación del self verdadero y lo más importante, el acercamiento a su identidad. INTRODUCCIÓN Yo les voy a contar lo que durante el último año y medio he hecho con un grupo de pacientes que asisten a un centro de día especializado en el trabajo con trastornos alimentarios y lo que ha ocurrido en dichos encuentros a la luz de algunos conceptos de Winnicott como el self, el ambiente facilitador, la integración, la desintegración, el holding, el handling, la continuidad existencial, las ansiedades primitivas, la personalización y lo psicosomático. Quiero compartir entonces el trabajo que

Adriana Meluk Orozco

una analista, como yo, hace usando la teoría de Winnicott como soporte de sus actividades, en este caso, una experiencia terapéutica grupal a nivel institucional. Llevo muchos años trabajando con trastornos alimentarios y me ha resultado de especial interés todo lo que ocurre alrededor del cuerpo. Uno podría decir que cada trastorno alimentario tiene una serie de particularidades en torno a las relaciones y vivencias con el cuerpo, pero lo que es evidente en todos ellos es la escisión; esa fragmentación de la unidad yóica, que L ÚD I C A

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Escritos lleva a la pérdida de la identidad total y a la continuidad del self. Dichas reuniones de las que les voy a hablar fueron bautizadas por los pacientes como “El taller del cuerpo”. A mí el nombre que le han dado me ha encantado, entre otras cosas, porque la palabra taller como lo señala el diccionario de la lengua española (2001) es un lugar donde se “trabajan obras manuales”; y ya veremos un poco más adelante cómo las manos y los brazos en sus acciones de tocar, sostener y acunar van a tener un papel fundamental en la emergencia del soma, y en cómo la mente irá poco a poco habitando, invistiendo y dándole forma a la manera de los artesanos. Para los que estamos trabajando con este tipo de pacientes nos es muy usual escuchar expresiones como las que pronuncia ANDREA: “Este cuerpo no es mío… no me pertenece…no lo quiero…no lo entiendo… es como si fuera yo pero dentro de una envoltura que no reconozco”. O MARINA: “Odio este cuerpo…quiero cambiarlo” , “Es que no logro habitarlo es como si estuviera atrapada en él”,“ no lo entiendo, mi cabeza va por un lado y mi cuerpo por otro”. O las palabras de JULIA: “Si lo corto y duele es cuando lo siento, desde el dolor es que sé que existo”. O lo que dice ANA: “Es que mi cuerpo crece y crece, no tiene límites… ¿cómo te lo explico?… tú me puedes decir que estoy delgada pero yo no veo ni siento eso, no tengo un fin… voy a explotarme en mil pedazos” o lo que siente LORENA: “Yo como y como y como y jamás se llena esta sensación de vacío que tengo aquí adentro… en la barriga”. Me planteé entonces la idea de reuniones 11 L ÚD I C A Lúdica, enero 2016, pg. 11

con los pacientes movida por las expresiones sobre el cuerpo como las que he mencionado antes, las vivencias que ellos experimentaban con éste ­donde usualmente dejan entrever sensaciones de vacío o despersonalización, ajenidad, extrañeza y derrumbe­ y por mi propia observación sobre la forma en que se relacionaban con su cuerpo, por ejemplo: cortándolo, tatuándolo, sometiéndolo a tensión, hambre, hastío, actividades de dolor o que llevaban a ese cuerpo a los límites de su resistencia física como cuando hacen ejercicio extremo. Todas estas situaciones me dejaban en evidencia que, o bien estos sujetos permanecían en cierto grado de “no­ integración” –no logrando previamente una verdadera y casi total integración–, o bien que estos pacientes estaban en un estado de desintegración –como producto de una escisión, generada por algún evento que había roto dicha unidad psicosomática– y que llevaría a un fenómeno como Winncicott lo denomina retroregresivo (1966). Es evidente que las dos situaciones (no integración y desintegración) generan unos montos significativos de ansiedad y dolor psíquico, por tanto es una tarea permitir a estos pacientes, encontrar un camino que favorezca la aproximación a ese cuerpo no encontrado primariamente o perdido a posteriori, y que lleva a sensaciones de ajenidad, vacío, extrañeza o no pertenencia como ya lo he mencionado. Comprendí que en el lugar en el que yo estaba podía intentar recrear experiencias tempranas que favorecieran la integración corporal y la recuperación del sentimiento de identidad, que es lo que fallaba. No es una tarea fácil, entre otras cosas, porque ni


Escritos

"The shadow tree" de Angela Marie Henriette

yo soy la madre de los chicos ni ellos son bebés; pero apelo a la idea de ser un objeto receptivo de las necesidades de estos muchachos, que les puede permitir, a la manera de Winnicott, re­crear situaciones que les posibilite recoger una nueva experiencia sobre sí mismos. Winnicott recoge bellamente cómo en pacientes con importantes fallas tempranas llevan al terapeuta a hacerse cargo de reparar las mismas.

Resumiendo entonces, “El taller del cuerpo” es un espacio terapéutico grupal con pacientes que padecen un trastorno alimentario donde se busca generar un acercamiento al cuerpo, que ellos ya tienen, pero que no les pertenece. Un espacio donde se fortalece el yo, favoreciendo la integración y dando como resultado la personalización y apropiación somato­psíquica. LOS PACIENTES CON TCA Y SU CUERPO

El taller busca ser un juego donde se produzca ese encuentro entre el self y el entorno, entre lo somático y psíquico, entre el cuerpo y el mundo externo y lo más importante recuperar esa sensación de continuidad de la existencia, desterrando la sensación de permanente derrumbe y vacío.

Ahora bien, entrando en el mundo de los pacientes con trastornos de la alimentación vemos cómo el cuerpo se convierte en el eje central de su conflicto y en el área más resistente a la intervención por ser esta más inconsciente. El cuerpo en estas circunstancias se vuelve L ÚD I C A

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Escritos el lugar de la denuncia de la carencia, de la falta, de la falla, de las ansiedades inconcebibles, de la no integración y de la desintegración. Los pacientes hacen toda suerte de cosas para tener un cuerpo con el que se puedan identificar, ya que el que poseen no cumple para ellos con los criterios de perfección, agrado y cercanía. En el estado de salud, el self conserva esta aparente identidad e integración con el cuerpo y su funcionamiento; estado del que carecen los pacientes con trastornos alimentarios. Anteriormente se asociaban los trastornos alimentarios a fenómenos más cercanos a neurosis histéricas o dificultades alrededor de la feminidad, pero la evidencia me ha ido mostrando que existen fallas más primarias en el alojamiento de la psique en el cuerpo que se reactivan con los cambios generados en la adolescencia; es decir existe un soma que había sido pobremente habitado por la psique y ante la emergencia de nuevas pulsiones se fragmenta, dejando en evidencia la escisión temprana.

handling (manipular) y de holding (sostener, soportar) con el niño, darán como resultado perturbaciones en la constitución del psique­soma, que ante situaciones de desesperanza o amenaza se harán evidentes. De otro lado aparece la teoría del trauma donde un determinado evento rompe la unidad somato­psíquica llevando a la desintegración. Al respecto comenta Winnicott: “El self se halla naturalmente ubicado en el cuerpo pero en ciertas circunstancias puede disociarse del cuerpo, o el cuerpo de él” (1966) como vemos en muchos de los pacientes donde encontramos, por ejemplo, relatos de abuso sexual infantil, accidentes graves donde se ha visto comprometida la vida, muerte o pérdida de una figura de apego significativa entre otros. Al respecto Winnicott menciona (1966) que “la disociación psicosomática altera el significado del “YO y el YO SOY”, por tanto los pacientes con trastornos alimentarios pierden la relación de unidad con su cuerpo viviendo este como un ente extraño y ajeno a sí mismos.

Winnicott (1962) hace hincapié en que fallas severas en la función materna de

"Anteriormente se asociaban los trastornos alimentarios a fenómenos más cercanos a neurosis histéricas o dificultades alrededor de la feminidad, pero la evidencia me ha ido mostrando que existen fallas más primarias en el alojamiento de la psique en el cuerpo que se reactivan con los cambios generados en la adolescencia; es decir existe un soma que había sido pobremente habitado por la psique y ante la emergencia de nuevas pulsiones se fragmenta, dejando en evidencia la escisión temprana. ” 13

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Escritos EL TALLER DEL CUERPO La intención del taller en el sentido de Winnicott es convertir el espacio del encuentro pacientes y terapeuta, en un espacio facilitador, en un espacio potencial o en un espacio transicional o zona intermedia de experiencia entre el individuo y el ambiente, en el que se entrecruzan la realidad interna y la realidad externa que permitirán la integración y desarrollo del sujeto. Es brindar un espacio virtual (creado), que no es la realidad externa ni la realidad interna, y al mismo tiempo son las dos, que tienen una estrecha correspondencia con el espacio del jugar, del soñar, de la ilusión y de la experiencia cultural. Es un lugar de transición regido por el pensamiento paradójico, donde las cosas son y no son, y al mismo tiempo no son y son. Winnicott sostiene cómo este tipo de experiencias son las que permiten al sujeto pasar de una dependencia absoluta a gozar del camino a la independencia, siendo necesaria la apropiación de su cuerpo y su mente para finalmente llegar a la personalización. El trabajo con el cuerpo específicamente se ha centrado en un programa piloto que busca esa integración somatopsíquica. Parto de la idea de que los pacientes tienen una precaria relación con el cuerpo donde ha ocurrido una de las siguientes situaciones: 1. Han perdido la relación con él y por tanto es difícil posteriormente apropiarse y poder usar éste como una unidad; 2. Se relacionan parcialmente con el mismo (por estar poco integrado), o 3. Se relacionan con el cuerpo de una forma desintegrada. El taller está compuesto por un grupo de experiencias y vivencias donde se van

trabajando diferentes aspectos que llevan al paciente por tres fases, donde la primera de ellas la denomino ESE CUERPO, en la que se busca acercar al paciente a la relación subjetiva con ESE cuerpo, como un algo que está a cierta distancia entre el espacio y tiempo de la persona y donde hay una importante dependencia del entorno. Una segunda fase que denomino El CUERPO, etapa intermedia donde se va dando una mayor integración somatopsiquica, existe una dependencia relativa del medio y donde el cuerpo aún se percibe como una tercera persona diferente del interlocutor pero que paradójicamente también es ÉL mismo. Y una tercera fase que denomino MI CUERPO donde el paciente puede habitar su cuerpo y usarlo como un algo que se tiene, se posee, además de consolidar la integración con su mente y una mayor independencia del entorno. Se busca continuidad y constancia de la terapeuta que acompaña en el proceso y que el sujeto mismo con los recursos sanos de que disponga y el grupo se conviertan en una contención adicional. Winnicott hace alusión a esto y comenta cómo cuando por alguna circunstancia el entorno pierde continuidad de esa protección que inicialmente necesita el individuo, éste se ve obligado a reaccionar interrumpiendo la continuidad de su existencia y tiene que enfrentarse con tareas psicológicas que desde el punto de vista de la madurez aún no está preparado para llevar a cabo. Por lo que se intentó no repetir esta situación. El taller comporta todo un trabajo físico de sostén que buscará que se logre esa cualidad psíquica de soporte afectivo. Es todo esto lo que pretende el taller del cuerpo. L ÚD I C A

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Escritos Fase 1 (ESE Cuerpo) La primera fase del taller coincide con la llegada de los pacientes al centro de día. Recordemos que en este momento se encuentra peligrando la vida. Vemos en ellos cómo la unidad somatopsíquica se encuentra altamente comprometida y es muy evidente la escisión. El cuerpo en este momento se vive como un cuerpo ajeno. Veo aparecer en esta fases muchos recuerdos en sensaciones y ansiedades cercanas al caos, muerte y desamparo, sin representación y sin defensas para manejarlas, pues serían anteriores a la capacidad del yo de organizarlas con lo que dichas sensaciones se pasan muchas veces al acto. Estas agonías son la materia prima de las ansiedades psicótica. A manera de ejemplo de las vivencias de esta fase les comparto el siguiente caso: María llega llorando al taller (en el que nos encontramos todo el grupo y yo)…se ha aruñado sus brazos y piernas hasta sacarse sangre y dice: “Ha sido horrible el fin de semana, mi cabeza daba vueltas y no podía organizar mis ideas...eran mil ideas que no lograba organizar, lloré y lloré y nadie entendía mi llanto. Empecé a sentir que enloquecería y sólo lograba controlarlo todo si me sentía; al verme luego no me reconocía… era como yo, pero sin ser yo. Muero… qué ansiedad…odio ese cuerpo. No puedo ni verlo, quiero que desaparezca este… esta sensación…mi Madre no logra entenderlo, me mira con asco cuando estoy así…” Terapeuta: yo me acerco la miro atenta y simplemente estoy con ella. Mientras el grupo acompaña en silencio. Ella llora y llora…le digo: Qué mal la has pasado. 15

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María estira su mano como pidiéndome que se la tome...y es lo que hago… (ella responde mi gesto, sujetando mi mano con fuerza) María: acompáñame… Terapeuta: No le digo nada me quedo en silencio, como lo hace todo el grupo. Sujeto su mano y la acompañamos. Aquí el mirar, tocar, el abrazar, el acunar es decir el Holding ­que no es otra cosa que el sostenimiento, el amparo a nivel físico y emocional­ resulta un elemento significativo y se busca una integración básica al estilo de los primeros cuidados maternos donde el cuerpo es asistido ante la poca capacidad del paciente para hacerlo y donde se favorece un nuevo contacto consigo mismo. Así actividades como la regulación por nuestra parte de rutinas biológicas primarias como comer, dormir, y defecar se hacen significativas; así como la asistencia y cuidado corporal básico es decir el handling. Se les indica a los pacientes la necesidad de cuidar de sí mismos –en tareas tan básicas como bañarse, ponerse crema, tocarse, peinarse­, curarse heridas autoinfligidas, actitud de atención y respuesta ante mensajes del cuerpo (hambre, sed, frio, dolor, etc.). Donde la actitud del terapeuta de acompañar y estar presente como un objeto vivo disponible para la proyección e interpretación de sus estados afectivos se constituye en lo más importante de la primera fase del taller. Se trata de que el terapeuta funcione como una figura adecuadamente buena ­que es aquella que intenta leer las necesidades de ese sujeto­ ponerse en su lugar y dar las dosis necesarias de frustración para que el


Escritos paciente continúe ese camino a la integración. Si el holding fracasa, como lo menciona Winnicott, se ve amenazada la continuidad de la existencia y el individuo se ve sometido a intensas ansiedades tempranas o agonías primitivas, que perturban el desarrollo y su integración. Por eso es primordial en esta parte de los talleres, esta tarea. Y es esa idea la que se reproduce en otras actividades de esta primera fase como son: El inicio de la adquisición de la conciencia corporal a nivel perceptual y sensorial, el soporte físico de contención externa donde se realizan actividades con el tacto tales como mecer, masajear, acunar, abrazar y se complementa con el mirar. Se concluye esta primera fase con el encuentro del propio rostro en el espejo. A propósito de este último aspecto es significativo mencionar que los pacientes con trastornos alimentarios tienen un problema importante en cómo creen que son mirados y con la forma en cómo se miran y sabemos que una de sus grandes dificultades es con la imagen que el espejo les devuelve de sí mismos. A propósito de este último aspecto Winnicott hace una bella exposición sobre el mirar y el mirarse y cómo esa primera forma de mirar de la madre afectará la posterior relación con el espejo. Winnicott se pregunta "¿Qué es lo que ve (see = conoce, sabe) el bebé cuando mira (look = contempla, considera) el rostro de la madre? Y sugiere que lo que él ve es a sí mismo. Es decir, la madre

contempla al bebé y la forma en que lo mira, está relacionado con lo que ella ve allí; la madre sirve como el primer espejo para el bebé. Si el rostro de la madre no responde, el bebé se enfrentará a un importante caos que resulta amenazante, lo que hará que el bebé se repliegue sobre sí mismo o no mirará, excepto para percibir, a modo de defensa, es decir ver sin mirar. Un bebé amenazado de esta manera crecerá interrogado acerca de los espejos y de aquello que el espejo tiene para ofrecer. Se le va a dificultar no sólo su reconocimiento personal sino la lectura de sus afectos. El self se reconoce a sí mismo en los ojos y la expresión del rostro de la madre, y en el espejo que puede llegar a representar el rostro de la misma. El sujeto se percibe como ESE otro cuerpo que devuelve la mirada del referente. Aquí el terapeuta funciona como un espejo de las proyecciones del sujeto recibiéndolas sin devolvérselas, atenuando las mismas y favoreciendo el proceso de pensamiento para que surja una nueva mirada de sí mismos desde la mirada del terapeuta, esta será la base de un self verdadero. El no ser mirado dará como resultado un “falso self” que surge como una estructura adaptativa pero que si predomina va a llevar al sujeto a que no se sienta real y por lo tanto aparecerán importantes sensaciones de futilidad y falta de sentido de la existencia.

Fase 2 (El Cuerpo) Esta fase busca continuar con el proceso de integración de ESE CUERPO, que se vive como un tercero, del cual se L ÚD I C A

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Escritos "child shadow dance" de R. Nial Bradshaw

empiezan a reconocer algunos segmentos corporales y estados afectivos relacionados con él, buscando aún más información en los referentes externos (los objetos). Es decir la integración se da conjuntamente con informaciones propioceptivas y exteroceptivas.

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En este momento el trabajo terapeútico se centra en aspectos como el encuentro total del cuerpo en el espejo (integración viso­espacial) y de ese cuerpo como lugar que va siendo poco a poco habitado por la psique, y en el que el objetivo es buscar una mirada más benévola de sí mismos.


Escritos Green (2005) cita a Winnicott y menciona que al comienzo existe el soma, luego existe una psique que poco a poco se va arraigando en éste. La psique entonces surgiría como una elaboración imaginativa del funcionamiento corporal que va ligando todas esas experiencias del sujeto con el paso del tiempo, que al final no es otra cosa que la identidad. Además, con esta experiencia se favorece el reconocimiento de sensaciones corporales y su asociación con estados afectivos, la conciencia interna de funcionamiento corporal, la nominación de afectos conjuntamente con el terapeuta, la tolerancia a las situaciones de malestar y la contención e introyección de estados afectivos. Recupero entonces las historias sobre su cuerpo y sobre sí mismos ­que se perdió en la escisión­ y nos ayudamos con imágenes como fotografías, figuras en arcilla y dibujos que sirven como un gancho para recuperar vivencias ligadas a sí mismos. Con esto se permite una integración general del cuerpo y las experiencias de vida. Al respecto cuenta Julia viendo sus fotos: “Viendo toda mi vida junta y no en trozos como yo la sentía, me doy cuenta de varias cosas…no soy una niña fea...ni ese cuerpo es tan gordo, hasta bonito me empieza a parecer (se ríe…gesto que devolvemos todos los asistentes y que ella devuelve complacida)…veo que siempre he tenido miedo a morir, que siempre sentía como si mi vida no fuera mía sino como la proyección de una película de cine”. Julia de una bella manera nos muestra ese gesto de haber creado una realidad que ya existía, pero para ella no. En esta etapa

busca ser afirmada por el ambiente en esa incipiente identidad más auténtica. El ambiente favorecedor es el grupo, el que acoge. Y la ayuda a encontrar esa realidad de su cuerpo que no existía. La palabra reaparece y Julia es capaz de nombrar las ansiedades que siente y asociar con algunas ideas. Alcanzado este logro, así como un mejor manejo de la separación entre lo subjetivo y lo objetivo, es cuando se llega a la fase 3. Fase 3 (MI Cuerpo). En esta etapa se busca que el paciente tenga una experiencia suficientemente variada del “cuerpo vivido” en un adecuado clima emocional. Es aquí donde aparece el concepto de Self que es el hilo conductor del desarrollo psíquico desde el nacimiento hasta la adquisición de la madurez. El self sugiere la idea de una identidad personal única, integrada y original. Es un sentimiento de identidad que aparece con la percepción de la propia existencia. El self central está en el individuo desde el comienzo de la vida, y se irá transformando poco a poco en el “verdadero self” o núcleo de la persona. Del self verdadero surgen el “gesto espontáneo” y la creatividad. Se da una mayor integración que dará finalmente paso a otro proceso que es la personalización y es ese estado en el que la psique logra residir íntimamente en el cuerpo. Winnicott habla de ese estado de integración donde la psique habita el soma. La ruptura de este nexo, es lo que han experimentado estos pacientes, siendo lo que se denomina despersonalización. L ÚD I C A

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Escritos Se pretende que los pacientes logren la interiorización y dominio de las reacciones emocionales y una apropiación de su cuerpo, para que puedan usar éste y relacionarse de una manera menos punitiva con él. Se plantean en esta etapa actividades como la escucha del cuerpo, teniendo en cuenta necesidades y puestas de afectos en el mismo, conciencia corporal de totalidad, el uso del cuerpo en las relaciones interpersonales como un ente separado de los otros, y el reconocimiento de ser seres únicos con una serie de atributos que los determinan de ciertas maneras. Al encontrarse más integrados, con una disminución significativa de las ansiedades primitivas y con el uso de la palabra como vehículo de pensamientos y afectos, podrían estar en posibilidad de estar en otro tipo de terapias de corte psicodinámico e incluso el psicoanálisis donde los pacientes a partir de este trabajo previo podrán continuar con el trabajo de conocerse a sí mismos, ya que están en condiciones de conectarse con su mente y su integridad física no está amenazada. Para finalizar quiero mencionar cómo Grenn ¿Green? (2005) de una manera muy especial explica que para Winnicott ese atributo de la psique como la elaboración imaginativa del funcionamiento corporal, sería lo que él entiende cómo “el alma” que da esa sensación de identidad e integridad. Y es justo en ese viaje de encuentro o reencuentro de sus “almas” en el que yo acompaño a mis pacientes. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Diccionario de la lengua española. Vigesimosegunda edición. Espasa libros.2001 Freud, S. El Yo y el Ello. Ediciones Amorrortu Tomo XIX

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Gamarra M, B. Texto­Antología “Obra de Donald W. Winnicott. La creación del sujeto en el espacio transicional de la intersubjetividad” Texto inédito. 2002 Green A (2005) “Jugar con Winnicott”. Buenos Aires­ Madrid. Amorrortu. P 19 Winnicott, D. W. (1960a) “La teoría de la relación entre progenitores­infante”. En Los Procesos de Maduración y el ambiente Facilitador. Buenos Aires, Paidós, 1993. Winnicott, D. W. (1962) “La integración del ego en el desarrollo del niño” en Los Procesos de Maduración y el Ambiente Facilitador. Buenos Aires, Paidós, (1993) Winnicott, D. W. (1966) “El trastorno psicosomático” En Exploraciones psicoanalíticas I. Buenos Aires. Paidós. 3era edición.2004 P.141

"Parto de la idea de que los pacientes tienen una precaria relación con el cuerpo donde ha ocurrido una de las siguientes situaciones: 1. Han perdido la relación con él y por tanto es difícil posteriormente apropiarse y poder usar éste como una unidad; 2. Se relacionan parcialmente con el mismo (por estar poco integrado), o 3. Se relacionan con el cuerpo de una forma desintegrada. ”


Escritos

Una visión del autismo desde el psicoanálisis y las neurociencias El psicoanálisis y las neurociencias han realizado diversas propuestas que intentan explicar la etiología del autismo, las cuales han encontrado pocos puntos de convergencia. En este trabajo se expondrán las principales propuestas de ambos campos en búsqueda de detectar puntos de encuentro entre disciplinas que permitan el abordaje colaborativo e interdisciplinario. Psicoanálisis y autismo El autismo, como condición clínica, ha sido objeto de reflexión desde distintos enfoques psicológicos, buscando comprender el origen de esta patología y la organización intrapsíquica de las personas que viven con esta condición. Históricamente las referencias de estudio del autismo, tal como lo indica Murillo (2013), son limitadas, ya que previo a las teorías de Leo Kanner y Hans Asperger, existen solamente algunas descripciones de niños con habilidades especiales y de adultos con dones particulares, o bien el estudio de algunos casos particulares en los que se evidenciaba algunas de las características que hoy conocemos, con mayor amplitud, y que se identifican con el autismo. La teoría psicoanalítica ha buscado comprender la causa del autismo, Murillo (2013), citando a Lord, Kim y Diamantino (2011), afirma que en el estudio del psicoanálisis, el autismo ha sido considerado como un trastorno psicogénico, originado a partir de una relación patológica entre los

Raymond A. Martínez Guzmán

padres y el niño. Desde esta perspectiva los estudios describieron la imagen de los padres, de hijos con autismo, como fríos, aislados intelectuales y obsesivos. Es a consecuencia de estas hipótesis que se acuñó el término de “Madre nevera”, que hace referencia a madres con poca capacidad para mostrar afecto y/o que rechazaba de forma inconsciente a sus hijos (Murillo, 2013). Dentro de la comprensión psicoanálitica de la etiología del autismo, es importante tener en cuenta lo que Mahler (1975) sostiene como origen del mismo y que está relacionado con una fase, que ella llama, autismo normal, que acontece dentro del primer mes de vida, que viene seguido de una fase simbiótica, necesaria para el inicio del proceso de separación de la madre; siendo entonces el autismo infantil una fijación o regresión a esta etapa. Para esta autora, el niño con autismo posee una dificultad de percepción del objeto materno, y esto causa en él o ella una falta de orientación en la realidad. Incluso la propia percepción del cuerpo no se logra L ÚD I C A

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Escritos distinguir de otros objetos corporales, lo cual fue descrito por Bettelheim (1967), como una percepción mecánica que funciona sin orden establecido, ya que incluso, el tiempo y la causalidad no se encuentran presentes en la vida de estos niños, ya que la noción de causalidad implica necesariamente el concepto del tiempo. Siguiendo esta postura, las relaciones de objeto son amenazantes para el niño siendo percibidas como destructivas y de las cuales el niño necesita defenderse, por lo que el niño se desconecta de la realidad y levanta sus defensas para evitar que los objetos, percibidos como amenazas, penetren y desestructuren el interior del niño y sea presa de ansiedad frente a esa amenaza. El autismo al ser descrito, por el psicoanálisis, como una consecuencia de la relación patológica entre los padres fríos y sus hijos, presenta el comportamiento típico de la persona con autismo como un mecanismo de defensa frente al ambiente y entorno hostil. Por su parte, Ferrari (1997), indica que este modelo de comprensión

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del niño con autismo, detecta ciertos mecanismos que son considerados psicóticos, pero que, no corresponden completamente a las consideraciones que el psicoanálisis hace generalmente de los estados neuróticos o psicóticos del adulto, lo cual evidencia que no es posible comprender esta etiología de la misma manera. Ampliando la perspectiva: neurociencias y psicoanálisis En una línea distinta, Calzetta (2003), manifiesta que esta insistencia por evidenciar que la causa del autismo está en un defecto de los vínculos primarios, resulta insuficiente, ya que pareciera que se busca emparentar, lo que se llegó a llamar esquizofrenia infantil o psicosis infantil, con la neurosis adulta y que en las evidencias clínicas actuales resulta opuesta a lo que se observa en los procesos de evaluación clínica de los niños con autismo. Incluso la observación de la dinámica de las familias de personas con autismo no necesariamente refleja que dicha postura,

de Miguel Gallardo


Escritos es decir la presencia de un conflicto parental, sea el origen único de esta condición en el niño, ya que se ha evidenciado, a partir del estudio profundo del Trastorno del Espectro Autista (TEA), que existen otras condiciones clínicas que merecen la atención y que están relacionadas con disfunciones a nivel del funcionamiento neurológico general y que se observan en las personas con esta condición. Martínez y Cuesta (2013), refieren que en la actualidad, los avances tecnológicos proveen otras luces que explican este trastorno, que se caracteriza por problemas en la percepción, deficiencias en el procesamiento visual y auditivo y/o las deficiencias en la integración sensorial; además, de las evidencias a nivel de la comprensión del lenguaje, el entorno y la interacción social. A partir del desarrollo de las neurociencias y de la búsqueda de una explicación con base biológica del autismo, se ha logrado rendir cuenta de las causas y disfunciones cerebrales que se relacionan con las manifestaciones en el autismo. Esta perspectiva con tinte inflexible, se colocó, al inicio, en contraposición a las explicaciones de la etiología del autismo, basadas en la psicodinamia de la patología. De alguna forma, como lo indica Tallis (2012), esto produjo algunos enfrentamientos teóricos entre las neurociencias y el psicoanálisis, que en sus inicios ambos defendían sus campos específicos de estudio; por un lado las neurociencias buscan explicar la etiología del autismo a partir de las bases biológicas y el funcionamiento cerebral, y por el otro, el psicoanálisis, como una dificultad en el desarrollo del yo y del proceso simbólico (Viloca y Alcácer, 2013). Sin embargo, tal como lo refiere Tallis (2012), citando a Bleichman (1999), existen posturas

que presentan a las neurociencias enfocadas en explicar el origen del autismo y que además buscan, confrontar los hallazgos neuropsicológicos del autismo con las teóricas psicoanáliticas de éste y dar una explicación a las mismas, como es el caso del doble procesamiento emocional, uno consciente, cortical que influye el hipocampo, y otro, con registro amigdalino, de orden inconsciente, ambos circuitos, en palabras del Bleichman: “corroboran lo escrito por Freud en su libro “Lo inconsciente” de 1915, sobre la doble inscripción, consciente e inconsciente.” Es a partir de estos últimos estudios e investigaciones que se hace necesario revisar el papel del psicoanálisis en la comprensión de los síntomas del autismo y las posturas neuropsicológicas que explican esta psicopatología. Aunque en este artículo se realizará de una forma concisa y breve, es importante realizar un esfuerzo de investigación teórica, bajo una postura de apertura, tanto por las neurociencias como por el psicoanálisis para llegar a acuerdos con una mirada amplia e interdisciplinaria de la complejidad que envuelve el espectro del autismo. Realizar esta comprensión implica realizar una revisión a las teorías que explican el funcionamiento intrapsíquico del autismo en base a las posturas teóricas de base del psicoanálisis y empalmarlas con estudios sobre el funcionamiento cerebral tanto normal como el de una persona con autismo. Para el psicoanálisis, la etiología, como se describió antes, se evidencia a partir de la dificultad del establecimiento del vínculo madre­hijo que deriva en un mecanismo de defensa del self. Esto genera una deficiencia en la subjetivación del niño, de L ÚD I C A

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Escritos la cual no está ausente un rol deficiente de la función materna. Las posturas psicoanáliticas más recientes hacen referencia de la dificultad externa al niño y su desencuentro con el “otro”, siendo el autismo el grado cero de la subjetividad (Tallis, 2012). Bettelheim (1967) afirmó que el niño se repliega en sí mismo como respuesta ante una situación de extrema angustia de la que no le es posible escapar. Mahler (1975) identificó la etiología como una fijación del niño o bien, según el caso, una regresión al estadío de narcisismo primario, en el cual se experimenta la autosuficiencia de su propio mundo interno y con la dificultad de identificación de la madre, quien no es totalmente percibida por el niño. Meltzer (1975), explicó su teoría señalando que el niño está completamente desestructurado y esto causa la dificultad de realizar la transferencia. Por su parte Tustin (1972), explica que no es necesariamente la falta de amor materno lo que origina el conflicto en la relación madre – hijo, sino que más bien la madre pasa por un estado de depresión que le impide ser para su hijo el sostenimiento necesario que el niño requiere en ese momento. Para Tustin, en algunos casos correspondería dar más importancia, al referirse a la etiología del autismo, a los factores genéticos que a los ambientales. Por su parte las neurociencias, explican las bases genéticas en las que se origina el autismo, epidemiológicamente los estudios revelan que existen altos porcentajes (entre el 50 y el 80%) de la aparición de un caso de autismo en las familias que tienen ya un caso de autismo, lo cual está muy por encima de lo que se identifica en la población general. A pesar que la teoría genética tiene un fuerte peso en la explicación del origen del autismo, las neurociencias consideran, además, 23

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aspectos ambientales relacionados. Avshalom y cols. (2010) realizaron una revisión de literatura en la cual evidenciaron que la mayoría de los sujetos estudiados, portadores de una alteración genética relacionada con el espectro autista, presentaban un aumento en la susceptibilidad ante las situaciones estresantes, que originan manifestaciones conductuales como agresividad, ansiedad, insomnio, etc. Ante estas condiciones, ambientales desfavorables, es posible que se produzca la activación genética, lo cual pondría en evidencia la presencia del trastorno. Las neurociencias en general concluyen que los TEA son desórdenes genéticos complejos, por lo que es necesario la acción conjunta de varias condiciones genéticas y de factores ambientales para su desarrollo. Es necesario precisar que el psicoanálisis puede aceptar que no todos los casos de niños con autismo presentan problemas en la vinculación con la madre o el padre; la observación de las familias de muchos niños con autismo permite considerar a padres con una excelente vinculación con sus hijos y en estas familias se encuentra presente el trastorno. De igual manera, como indicará Tallis (2012), existen padres incapaces de sostener a sus hijos y con problemas de vinculación fuertes y el trastorno o los síntomas no están presentes. Sólo con la formulación de la etiología del autismo se puede observar que tanto el psicoanálisis como las neurociencias podrían parecer completamente distantes y con poca o ninguna posibilidad de establecer contacto en sus fundamentos teóricos. Sin embargo, la Asociación Psicoanálitica Internacional, citada por Tallis (2012), abre la posibilidad de apoyarse en las neurociencias, al manifestar que la


Escritos "Las neurociencias buscan explicar la etiología del autismo a partir de las bases biológicas y el funcionamiento cerebral y por el otro el psicoanálisis, como una dificultad en el desarrollo del yo y del proceso simbólico.” patología del niño con autismo parece estar más allá de las deficiencias emocionales de sus padres, siendo las investigaciones biológicas las que parecen tener algún progreso al determinar las áreas de afectación cerebral en el autismo y que, aunque estas explicaciones biológicas no logran explicar el autismo por sí mismas, ofrecen claves para la investigación psicoanalítica. Una visión conjunta entre psicoanálisis y neurociencias En la actualidad existen intentos serios por lograr establecer ese contacto para relacionar los procesos neuronales que suceden en el autismo y su influencia en el psiquismo del niño con autismo. Para ello se pueden consultar distintas investigaciones que persiguen este objetivo; se puede citar como ejemplo a Powell (2004) quien trabajó una investigación sobre algunos aspectos neurobiológicos del autismo sobre todo en el reconocimiento de rostros, por ejemplo, en la que evidenciaron que es necesaria la existencia de conexiones sinápticas apropiadas, pero que a su vez requiere de una experiencia previa para funcionar adecuadamente, que los llevó a concluir que en la dificultad de identificación de rostros pueden conjugarse una disfunción en las áreas cerebrales y que la incorporación de experiencias del ambiente sea diferente en el niño que conduzca a un desarrollo distinto de estas áreas. Esto confirmaría lo que Ansemert y

Magistretti (2007) expresan al señalar: “hay una convergencia entre la huella psíquica y la huella sináptica en la interfaz entre el sujeto y el organismo.” Respecto del autismo, actualmente las propuestas de intervención se inclinan por un enfoque de trabajo a partir de la plasticidad neuronal y la neuropsicología en general, sin embargo, la comprensión psicodinámica de la personalidad de las personas con autismo sigue siendo un campo de exploración importante para el apoyo terapéutico. Es importante lograr el equilibrio entre ambos enfoques o perspectivas de análisis del autismo, ya que, entre sus elementos comunes, tanto el psicoanálisis como las neurociencias buscan la comprensión de ese “mundo interior”, que incluye aspectos de psicología profunda y una realidad biológica en constante desarrollo y cambio. Como se indicó anteriormente este artículo no pretende profundizar en el tema, sin embargo, busca, a partir del análisis de una situación clínica, como lo es el autismo, proponer el inicio de estudios y trabajos que logren profundizar en ambos enfoques y empalmarlos para una mejor comprensión, no solo del autismo, sino de muchas condiciones psicológicas clínicas que experimenta el ser humano. Tal como mencionan Solms y Turnbull (2004) las neurociencias y el psicoanálisis lejos de mantener la distancia que al inicio presentaron, actualmente pueden trabajar hombro a hombro para corroborar las L ÚD I C A

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Escritos hipótesis psicoanalíticas relacionadas con la organización funcional del aparato mental humano por medio de los modernos métodos de las neurociencias y, en segundo lugar, lograr una colaboración entre ambas para el diseño de estrategias de intervención integrales desde la comprensión interdisciplinar. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Acosta, S.; Raineri, M. y Ferdman, D. (2008). La etiología del autismo: teorías psicoanáliticas. Psicología y psicopatología del niño, el adolescente y su familia. 1: 1­17. Alcantud, M. F. (2013). Trastornos del espectro autista: detección, diagnóstico e intervención temprana. España: Larousse ­ Ediciones Pirámide. Ansemert, F. y Magistretti, P. (2007). A cada cual su cerebro, plasticidad neuronal e incosciente. Argentina: Editorial Katz. Ansemert, F. Y Magistretti, P. (2007). Neurociencias y Psicoanálisis. Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente. 43/44, 5­16. Avshalom, C. et Al. (2010). Genetic sensitivity to the environment: the case of the serotonin transporter gene and its implications for studying complex diseases and traits. Am. J. Psychiatry 167: 509­527. Balbuena, F. (2009). Una revisión del autismo desde el psicoanálisis. Revista electrónica de psicoterapia, 3 (1): 184­199. Bettelheim, B. (1967). La fortaleza vacía. España: Editorial Laia. Bleichman, H. (1999). Psicoanálisis y neurociencias. Aperturas psicoanáliticas, Número 1. Calzetta, J. (2003). Consideraciones sobre el autismo. Cuestiones de infancia. 67­ 81.

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Carvajal, F.; Alcamí, M.; Peral, M.; Vidriales, R. y Martín, P. (2005). Datos neuropsicológicos de niños con trastorno autista y desarrollo intelectual en el intervalo considerado normal. Revista de neurología, 40 (4): 214­218. Cukier, S. (2005). Aspectos clínicos, biológicos y neuropsicológicos del trastorno autista: hacia una perspectiva integradora. Revista argentina de psiquiatría, Vol. XVI: 273­278. Ferrari, P. (1997). Modelo psicoanálitico de comprensión del autismo y de las psicosis infantiles precoces. Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente. 23/24: 5 ­ 22 Gallese, V. et Al. (2007). Intentional attunement: mirror neurons and the neural underpinning of interpersonal relations. Journal of the American Psychoanalytic Association 55: 131­ 176 Larbán, J. (2012). Autismo temprano, neuronas espejo, empatía, integración sensorial, intesubjetividad. Cuadernos de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente. 54: 79­91. Mahler, M. (1975). Autism and simbiosis: two extreme disturbances of identity. International Journal Psychoanalysis, 39: 77­83. Martínez, M. y Cuesta, J. (2013). Todo sobre el autismo. 1ª. Ed. México: Alfaomega. Morant, A.; Mulas, F. y Hernández, S. (2001). Bases neurobiológicas del autismo. Revista de neurología clínica; 2: 163­171. Murillo, E. (2013). Actualización conceptual de los trastornos del espectro del autismo (TEA) en Martínez, M., Cuesta, J. y cols. Todo sobre el autismo (23­57). España: Publicaciones Altaria S.L. Powell, K. (2004). Opening a window to the autistic brain. Plos Biol. 2 (8).


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"Las propuestas de intervención se inclinan por un enfoque de trabajo a partir de la plasticidad neuronal y la neuropsicología en general, sin embargo, la

Tustin, F. (1972). Autismo y psicosis infantil, Inglaterra: Hogarth Press.

comprensión psicodinámica de

Viloca, L. y Alcácer, B. (2013). La terapia psicoanálitica en personas con trastorno autista: una revisión histórica. Temas de Psicoanálisis número 7 (2014).

con autismo sigue siendo un

Yankelevich, H. (2007). El niño autista, su madre y la ciencia actual. Actualidad Psicológica, No. 53.

la personalidad de las personas campo de exploración importante para el apoyo terapéutico.”

de Miguel Gallardo

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Escritos

La familia como generadora de la subjetividad

Cecilia Satriano

La Psicología y especialmente el psicoanálisis resaltan la importancia de la presencia de la madre y del padre en los primeros años de vida, destacando la relación familia­ niño; y su incidencia en la constitución subjetiva. La Psicología destaca los lazos afectivos entre los miembros de la unidad familiar, incluyendo los roles de padre y madre; y procurando el desarrollo psicosocial. El psicoanálisis por su parte, acentuó la estructura familiar, dando lugar a la importancia de la función paterna y el deseo materno, en la constitución subjetiva. De esta manera, esto marca la intersección entre lo natural y la cultura. Se explora la función social y psíquica de la familia.

MODELOS DE TRANSFERENCIAS PARENTALES COMO FORMADORA DE LA SUBJETIVIDAD La Psicología y especialmente el psicoanálisis resaltan la importancia de la presencia de la madre y del padre en los primeros años de vida, destacando la relación familia­ niño; y su incidencia en la constitución subjetiva. La Psicología destaca los lazos afectivos entre los miembros de la unidad familiar, incluyendo los roles de padre y madre; y procurando el desarrollo psicosocial. El psicoanálisis por su parte, acentuó la estructura familiar, dando lugar a la importancia de la función paterna y el deseo materno, en la constitución subjetiva. De esta manera, esto marca la intersección entre lo natural y la cultura. Desde esta perspectiva, la familia requiere 27

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dejar atrás la representación de una organización parental clásica, fundamentalmente porque esta construcción ya no se percibe como núcleo central y natural de la sociedad. Al respecto, Pichón Riviere la define como “la estructura básica que se configura por el interjuego de roles diferenciados (padre­ madre­hijos), el cual constituye el modelo natural de interacción grupal” (1981) . Es una institución social que permite la regulación de su progenie, proveyéndoles de significados ideológicos, culturales y sociales; que comparte una convivencia cotidiana y económica. También, una unidad generadora de mitos, valores y tradiciones, capaces de promover las formas de conducta común a sus integrantes (1960) . Ésta contribuye a la madurez emocional del niño y actúa como un puente entre la dependencia de los


Escritos primeros años hasta el alejamiento de los hijos. Freud en su artículo sobre El hombre de las ratas (1909) planteaba que la familia es un espacio simbólico que origina la constitución subjetiva. Dependiendo de la posición que se asigne al niño, así es como se constituirá su estructura como: neurótica, psicótica o perversa. Estas reflexiones de Freud y sus colaboradores contribuyeron con el proceso de complementar una visión relacional interna al núcleo familiar, los ejes de estudio centrado; sobre todo en los análisis de la familia y; del parentesco como institución. Años más tarde, Lacan introduce una dimensión diferente, referenciándola (nombrándola) como una estructura. Su análisis se centra en conceptuar a la familia como un hecho biológico, ininteligible, aislado de la producción de relaciones sociales de comportamientos adaptativos. Se basa en Durkheim (1892) de quien rescata la idea de familia conyugal, tal como también la define Malinowsky (1970) . Lacan define a esta institución como una estructura profundamente compleja, en tanto compuesta por un grupo reducido (familia moderna), más que una simplificación de otras estructuras, presentando una cierta contradicción (1938) . Destaca que es una instancia que produce ciertas relaciones en su interior, a partir de la cual se estructuran los rasgos fundadores de la identidad y la individualidad. Roudinesco describe diferentes períodos de la evolución del concepto de familia: Tradicional, moderna (siglos XVIII­XX) y contemporánea o post moderna (XX en adelante) . Phillipe Ariès es quien

argumenta que la familia ha servido como una institución social y que tuvo a su cargo la responsabilidad de garantizar con su presencia, todas las necesidades emocionales, sociales y culturales de sus miembros. A la vez, es una instancia que ha producido más transformaciones en los últimos; y está supeditada a los cambios sociales, tecnológicos y económicos. Se observa una diversidad organizacional y sus efectos sobre la estructura familiar. Actualmente algunas actividades que estaban a cargo de la familia, han sido transferidas a los ámbitos sociales y profesionales. LA FAMILIA COMO FORMADORA SOCIAL En términos básicos se entiende que el concepto de familia remite a un grupo de personas que están relacionadas por los lazos de parentesco, además que afectivos, y que conviven con una cierta permanencia. Su sentido está determinado por distintos ámbitos. Desde la Medicina se requiere de una presencia de dos personas capaces de procrear; por lo tanto su función es de reproducción, conservando la especie y la transmisión genética. Desde la perspectiva del Derecho, la familia se constituye a partir del matrimonio; es decir que debe existir un contrato entre la pareja. Su importancia social era la designación de lugares, además de proveer las satisfacciones sexuales, la continuación de la progenie y la garantía de la exogamia, al tratarse de uniones fuera del grupo familiar. La posición que define a la familia a partir del casamiento es algo que pertenece al siglo pasado. En la actualidad se incluyen múltiples formas de unión de facto o de L ÚD I C A

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Escritos derecho; y pueden ser monoparentales, homo parentales, etc. La perspectiva psicológica destaca la importancia de los lazos afectivos y los roles paterno – filiales. También mantiene una función mediadora entre lo que es el individuo y el grupo social. El Psicoanálisis plantea la construcción de un discurso que se forma en la familia y que tiene como efecto al sujeto. Sus funciones son significantes y no responden necesariamente a lo genérico. Forma una estructura que transmite los rasgos de la cultura y el lenguaje. Se considera que la familia es una institución social que regula, canaliza y confiere a su progenie los significados ideológicos, sociales y culturales, tales como la sexualidad y la procreación, además de la convivencia cotidiana y una economía que puede ser compartida. En este espacio es donde se reproducen y recrean los principales estructuras sociales, a partir de su propia organización; destacándose relaciones jerárquicas diversas entre sus integrantes. Es también una unidad generadora de mitos, valores y tradiciones capaces de proveer estereotipos de conducta a sus miembros. Estos modelos de transferencia dependen de la variabilidad de los lazos fundadores y de la diversidad de las funciones sociales, que cumplen la simbología y los patrones organizadores del parentesco. Por eso es importante la ampliación de los estudios que cuestionan la existencia de un modelo familiar único, consolidado en el marco del desarrollo urbano e industrial; y referido a la familia moderna. Olivera y Salles plantean que la familia es “una unidad estructurada a partir de redes de relaciones establecidas entre los 29

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individuos unidos o no por los lazos de parentesco, que comparten una residencia y organizan en común la reproducción cotidiana” (1986) . Esteinou es otro autor que profundiza acerca de la función de la familia y la define como un espacio dotado de sentido, productora de calor y servicios; fuente de socialización, productora de individualidades para el mercado y reducto comunitario; pero también puede llegar a ser opresora del individuo (1993) . Las funciones más destacadas que pueden atribuirse a la familia son: reproducción en las nuevas generaciones, socialización de la crianza, trasmisión de valores, ideales, modos de pensamientos y conceptos relevantes de la comunidad en la cual se desarrollan. Horkheimer plantea que es un espacio de ejercicio de la autoridad y, al mismo tiempo la considera una instancia para la reproducción social del consenso (2001) . Las formas de dominios patriarcales sobre la mujer y los hijos que ejercen relaciones familiares, no están totalmente despegadas de esos valores; como una suerte de reflejo de los cambios profundos y observados en las relaciones sociales requeridas por el capitalismo. Esto es parte del modelo económico, pero también forma parte de una forma política, ideológica y cultural de la sociedad. El choque entre los rasgos de la familia patriarcal y la familia moderna se da a inicios del siglo XX, produciendo un panorama proclive a la generación de funciones ambiguas y paradójicas. Se considera que la familia no se reduce a la nucleación de personas ligas por el parentesco, sino que la misma asume funciones diferentes que permiten la


Escritos individuación de sus miembros. Esto se debe porque el ámbito intradoméstico no es homogéneo ni cohesionado. Por el contrario, las decisiones y criterios de control se relacionan con la distribución entre los miembros del grupo familiar, de las responsabilidades de producción y reproducción. De esta manera, esta unidad no es un conjunto indiferenciado de individuos sino que es una organización social, un microcosmo de relaciones de producción, reproducción y distribución. La familia contiene una estructura de poder con fuertes componentes ideológicos y afectivos, que comparten los integrantes de esta organización; ayudando a su persistencia y proliferación. Los principios básicos de organización interna siguen las diferencias según la edad, sexo y parentesco.

"Couple in window" de Adam Jones

Susana Torrado en sus investigaciones sobre la historia de la familia analiza las transiciones y cambios de las mismas y su función. La autora define a la familia como una institución formadora de futuras generaciones, pero que se convierte en una instancia mediadora entre la estructura social en un momento histórico dado y el futuro de esa estructura (1983) . Por eso, la institución familiar también se percibe como un lugar de ejercicio del poder entre sus integrantes, regula las relaciones intergeneracionales y mantiene el orden social. Actualmente se considera que estas dimensiones como la sexualidad, la procreación y la convivencia han sufrido profundas transformaciones que apuntan a visualizar a la familia como algo diferente. Esto se produce como resultado de una

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Escritos disfunción progresiva, del modelo de familia como refugio y fortaleza de los vínculos primarios, que derivó en una representación que debía ser cuidada de la influencia de las fuerzas externas. LA FAMILIA Y SU FUNCIÓN FUNDADORA DEL PSIQUISMO Laurent destaca la fractura que ha sufrido la familia tradicional, a partir de la denominada hipermodernidad (2000) . Destacando el peso que esta institución tenía y su importancia en la obra de Hegel, para el cual era la primera organización que articulaba la naturaleza y la sociedad civil. La construcción familiar es un concepto que remite a una representación en un continuo devenir, cuyas características le son propias a cada grupo y representan culturas diversas. Se tienen en cuenta los valores que se transmiten en cada generación, tales como: las transferencias de los ideales, los modos de pensamientos y los conceptos relevantes para estar en el espacio social. La importancia desde el punto de vista psicoanalítico es que esta estructura permite el desarrollo de procesos y operatorias, que constituyen el psiquismo. Según Lacan, la familia no se apoya en los lazos sanguíneos sino en lazos significantes, por lo tanto se la considera como un acto simbólico que se funda en la palabra (1977) . Desde esta perspectiva, plantea que ésta tiene su origen en el Nombre del Padre como función y la relación copular imposible del Deseo de la Madre e hijo. Posibilita la renuncia pulsional del incesto y la violencia; además que es el sostén o la contención y el corte o la interdicción. Es primordial que, para que haya psiquismo se requiere que se establezcan vínculos. 31

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Estos deben ser capaces de producir los lazos de sostenimientos como para posibilitar cortes. La presencia del otro imprime en cada miembro la aceptación de su existencia, reconocer y tolerar los cambios subjetivos. En este aspecto, el encuentro con el lenguaje a través de la familia o los referentes próximos al niño, marcan una ley ordenadora cuya función es la de producir un corte para dar sentido a los significantes. En el seminario Aún, Lacan plantea que la familia estará presente en la superficie del discurso de cada hablante (1972) . La normatividad se da a través de los complejos de Edipo y Castración, que además de expresar los sentimientos de amor y odio del hijo para con sus padres, plantea que la ley universal de la prohibición del incesto, ley precisamente que marca la diferencia entre hombres y animales, entre lo natural y lo cultural. La aplicación de los límites permite la interdicción del goce, posibilitando que el niño pueda ubicarse en un espacio psíquico, diferenciado del mundo adulto mediante movimientos permanentes de inclusión y exclusión. El corte mediante la interdicción permite la discriminación y la jerarquización del acuerdo a cada organización familiar. Entonces, la importancia de las funciones parentales ejerce la contención y la intervención. Este trabajo psíquico implica una diversidad de situaciones y acciones que la familia debe instaurar a la progenie como ser el sostenimiento del proceso identificatorio y la instalación de la renuncia pulsional (incesto – violencia). Esto se traduce en la dimensión de la sexualidad, tanto de los padres como la infantil y que se traduce como el tabú al incesto. En la violencia se objetaliza al otro, por lo tanto se trata de instaurarlos en posición de sujetos. Nocetti plantea que “la


Escritos

familia se estructura como un relato, un relato que sólo accede a la manifestación por medio de un reordenamiento que preservan su coherencia, pero al precio de excluir aquello que la altera” (2000). Por eso, una de las funciones más destacables de las figuras parentales es de transmitir una normatividad que le posibilite la asunción de un espacio propio y tranquilizador a todos sus miembros. La importancia de la normatividad es que son pautas que los padres deben transferir a sus hijos. También es un ordenador de carácter simbólico, que tiene efectos instituyentes sobre la constitución subjetiva del niño. Las transmisiones parentales son legados simbólicos afectivos que forman parte de la realidad psíquica de sus miembros. Estas transmisiones se anclan, básicamente en sus contenidos como serían la transferencia de saberes, los otorgamientos de sentidos que brindan las palabras, los valores, las costumbres, las instituciones, etc. La función parental es un concepto relevante porque en los momentos constitutivos del psiquismo se requiere que

esta actividad apunte a la pulsionalidad infantil. La Metáfora Paterna por su parte, es la intervención del padre en su estatuto simbólico, el cual mediante la palabra limita el goce y posibilita la separación de la madre fálica y el hijo identificado como falo. Entonces, la referencia a la parentalidad incluye la función de ser padres, implicando la perspectiva jurídica, moral y educativa, por sobretodo. La aplicación es la constitución del psiquismo por intervención del otro a cargo de la crianza. El principal trabajo es el quehacer de los adultos que conforman el lazo de filiación y toman a su cargo la crianza, los cuidados y la transmisión de la cultura de las descendencias. Incluyen los procesos de interdicción que permiten la transformación de la pulsión, ligándola a un objeto psíquico. Se destaca la función familiar por la inscripción de la función paterna y el ordenamiento simbólico. La necesidad de parentalidad se fundamenta en el apuntalamiento psicológico, la acotación de los excesos y el devenir de la vida infantil. La familia es la que debe otorgar el sostén y las regulaciones que permiten la estabilidad de un niño. Existen al respecto, L ÚD I C A

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Escritos formas de constitución diferentes que desplazaron a la tradicional relación de madre, padre e hijos. Este amplio abanico de representaciones interesa porque rompe con la idea de modelo único, y se traslada a la convivencia de conceptos más heterogéneos. Cuando se producen fracturas en estos procesos de transmisión, ya sea psíquica, cultural o social, se producen mutaciones en el devenir histórico de los sujetos, que repercuten en los modos vinculares, en la adquisición de saberes, en los valores que nos determinan en la sociedad. El pase entre generaciones implica un conjunto de elementos complejos para su enumeración que permiten y facilitan la crianza de los hijos. Este atrasvasamiento de múltiples y diversas significaciones posibilitan construir lo que denomina las funciones parentales. Dependerán de la ubicuidad en la línea generacional para establecer un movimiento psíquico que adecúe tanto a quienes son madre como a los padres. La construcción de una singularidad se produce a través de la apropiación de lo heredado. En este caso, el sujeto puede quedar en posición de objeto si no hace un corte con la herencia transmitida. Es decir, la no singularidad no establece una diferencia que lo distinga de los otros; sino que quedará atrapado en un discurso que lo aliene. La familia implica una intensa circulación de afectos directos con los otros, un apuntalamiento subjetivo e intersubjetivo del psiquismo, el cual se amplía más allá del grupo inicial en un constante a lo largo de los años. Por esta razón, se considera que las transmisiones parentales son legados simbólicos que se tornan afectivos, en tanto sean sus modalidades de transferirlos. 33

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Los modos de vinculación parental pueden dar predominios narcisistas como la adhesividad, la simbiosis, la indiscriminación o características perversas o psicóticas. Existen algunos padres que no saben cómo ubicarse frente a sus hijos, produciendo una confusión profunda en ellos, o también indiscriminación respecto de los roles, la apropiación de lugares, descalificación o apuntalamiento investidos como son los hijos que actúan como padres. En la toxicomanía es frecuente encontrar padres que se comportan con sus hijos en falta respecto de la función simbólica. Es sabido que las operatorias de represión instauran en el niño el acceso al pensamiento y a la historización. Por esta situación son necesarias las interdicciones pronunciadas por la instancia familiar, las cuales actúan como portavoz de las exigencias culturales y sociales. Lacan completó el planteo freudiano y presentó la articulación metafórica de los significantes Deseo de la Madre (DM) y Nombre del Padre (NP), que darán lugar al sujeto en el Otro de la cultura, representado por un significante: Metáfora Paterna ordenando el Edipo en los tres tiempos lógicos, a saber: Primer tiempo: la relación imaginaria entre la madre y el hijo, mediada por el falo en la que el niño, por su inmadurez biológica se precipita y aliena a esa imagen de completud y que conforma con la madre. Se identifica a su objeto de deseo y, en esa dinámica se conforma el Yo como producto de la alienación a una imagen de engañosa completitud. En este tiempo, tanto madre como el hijo gozan de la posición asumida. Segundo tiempo: a través de la función del


Escritos NP se impone a la madre. Esta acción castratoria separa la situación diádica.

Malinowsky, Bronislaw K. (1970). Una teoría científica de la cultura. Barcelona: Edhasa.

Tercer tiempo: de la imposición de la ley se establece una línea que marca lo permitido y lo no permitido. Se produce la búsqueda constante del objeto perdido, el establecimiento del Ideal del Yo y la identificación simbólica.

Nocetti, J.C. (2000). Familia y psicoanálisis en la Argentina: Apuntes para una historia conceptual. Biblos, Buenos Aires.

Entonces, la intervención efectiva del padre simbólico o también denominado Metáfora Paterna, produce un límite el goce y obra la separación entre la madre fálica y el hijo identificado al falo. Por eso la instalación de la represión es necesaria como mecanismo primordial para la constitución del sujeto.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Durkheim, E. (1892). La família conyugal. Durkheim, Emile. The conyugal Family. S.E., Estados Unidos, 1965 Freud, S. (1909). El análisis de un caso de neurosis infantil. Obras Completas. Esteinou, R. (1993). Familia y Políticas Sociales. En: Familia, Salud y Sociedad. Experiencias de investigación en México. Mercados y otros: Instituto Nacional de Salud Pública, Sonora, México. Horkheimer, M. (2001). Paidós, España. Lacan, J. (1938). La familia. Argonauta. Buenos Aires. Lacan, J. (1977). La familia. Homo Sapiens. Rosario, Argentina. Lacan, J. ( 1972) Seminario 20 Aún. Paidós. Madrid. Laurent, E. (2000).Psicoanálisis y Salud Mental Ed. Tres Haches. España

Oliveira, O. y Salles, V. (1986). Grupos domésticos: un enfoque socio­ demográfico. En: Oliveira, O., Pepín Lehalleur, M. y Salles, V. (comp.). Grupos domésticos y reproducción cotidiana. México. Pichón Riviere, E.(1981). Obras Completas. Nueva Visión, Buenos Aires. Roudinesco, E. (2003). La familia en desorden. Fondo de Cultura Económica Argentina. Buenos Aires. Torrado, S. (1983). La familia como unidad de análisis den censos y encuestas de hogares. Centro de Estudios Urbanos y Regionales. Editorial CEUR. Buenos Aires. Winnicott, D.W. (1960). La familia y la madurez emocional. En: La familia y el desarrollo del individuo. Hormé, Buenos Aires (1984).

"La construcción de una singularidad se produce a través de la apropiación de lo heredado. En este caso, el sujeto puede quedar en posición de objeto si no hace un corte con la herencia transmitida. Es decir, la no singularidad no establece una diferencia que lo distinga de los otros; sino que quedará atrapado en un discurso que lo aliene.” L ÚD I C A

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Sólo quería un café

Milah Art

Como diría la canción de Arjona, “Sólo quería un café”… Me encontraba sentada en el café barista de zona 15 con un lapicero bolik de Q10.00 en mi mano , un capuccino con leche de soya y una hoja manchada, así comencé lo que hoy sería mi pasión: Dibujar. Dibujar, la terapia más efectiva para mi ansiedad, el momento en que puedo encontrar el momento, en donde no existe atrás ni adelante. Trasladarse en el tiempo de “ahorita mismo” nunca fue tan fácil.

En un café, un día, enfurecida, comencé a hacer lo que hacía de niña dibujar garabatos… Entre el bloqueo de mi mente y las emociones de punta, logré ver una libélula, el animal favorito de mi madre. Comencé a pintar, y a pintar hora tras hora; el miedo se iba y luego regresaba por las noches atosigándome con bombas de insomio. Rápidamente hable con mi poder superior, lo llamo así por que ¿quién soy para darle nombre? y a mi red de apoyo mis amigos, y suaventemente sus respuestas eran: “Marinés todo pasa y nada pasa”. Traté de contactarme con personas importantes en el campo del arte: vendedores de arte y galerías y como no los veía convencidos, comencé a dudar y mi frustración aumentaba. Batallando con mi interior , yo seguía pintando y dibujando a pesar de no creer en mi persona, seguía y seguía. Hubo personas que creyeron más que yo , y así comenzó Milah art, significa María Inés Lacayo Henry resumido. Milah Art, está iniciando vamos a paso de tortuga pero con los pies firmes. La primera vez que expuse mis cuadros fue en Cuatro Grados norte en un festival llamado Big Deeper , fueron 3 cuadros, sentí que volaba al ver como la gente hacía criticas : no me importaba, estaban hablando del papel y el dibujo que yo hice. Decidí seguir, haciendo cada vez figuras más complejas que tomaran más tiempo y dedicación. Y… sobre mi arte, soy autodidacta no tengo una técnica especial, lo que tengo son los arranques mentales de lo que quiero hacer y nunca sale como espero, siempre sale mejor. Me gusta usar tinta, carboncillo y acuarela. Hacer collages me parece divertido. Me gustan los colores oscuros e intensos como yo. He ido descubriéndome a 35

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través del arte. Ha sido una bendición para mi crear mis obras, postearlas y que la gente quiera pagarme por algo que sale de mí . ¿Por qué dibujo? Por que encuentro a Marinés, me encuentro con esa mente y ese ser complejo, curioso y fantástico que jamás supe cómo conectar hasta ahora. Encontrarme ha sido el mayor éxito hasta la fecha, mis ideales y mis valores no van dirigidas hacia lo material . Me encuentro en una etapa de la vida que al saber quién soy siempre colocándome límites y darle tratamiento al monstrito de adentro . A pesar de ya llevar 10 años trabajando en mi ansiedad y que ha disminuido gradualmente, el pintar y dibujar ha sido LA forma de estar en el presente, en la que no hay ansiedad para mí.

Para mi Exposición en Julio estarán cordialmente invitados. Me pueden contactar si padecen de ansiedad y les gusta pintar =) . L ÚD I C A

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Conceptos

Pictograma

escultura de Giancarlo Solombrino

El concepto de pictograma de Piera Aulagnier es utilizado para dar cuenta de los procesos de construcción del psiquismo en sus primeros momentos. El aparato psíquico se constituye, de acuerdo a Aulagnier, a partir del intercambio que el niño establece con el adulto que cumple la función materna, a través de un vínculo de amor y dependencia, fijando las normas de acceso al placer alrededor del cual el andamiaje psíquico comienza a desarrollarse. Se piensa el aparato psíquico como un sistema abierto en constante intercambio con el medio que lo rodea. Lo que la actividad psíquica contempla y catectiza en el pictograma es el reflejo de sí misma que le asegura que entre el espacio psíquico y el espacio de lo exterior a la psique, existe una relación de identidad y de especularización recíprocas. Lo originario es autoengendrado con la psique de la madre, y en ese devenir surge el proceso primario y el secundario. El proceso originario comienza a funcionar en el recién nacido a partir de la necesidad de la psique de reconocer la cualidad placentera o displacentera de los estímulos. Los sentidos le van a dar al psiquismo naciente información libidinal: presencia o ausencia de placer. Se rige por el autoengendramiento que es la propia actividad de representación la que crea el estado de placer y la que engendra al objeto causante del mismo. La vivencia del bebé es que es él quien engendra, quien crea el pecho materno (paralelo a la noción de objeto subjetivamente concebido de Winnicott). La actividad que representa este proceso es el pictograma, que es el sello de este L ÚD I C A

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Conceptos encuentro inaugural del recién nacido con la madre, y el encuentro del naciente aparato psíquico con su propia corporeidad. El concepto de pictograma implica que no hay diferenciación entre zona y objeto, estos son complementarios; placer y displacer dependerán de las relaciones respectivamente puestas en escena entre el objeto y la zona. El estado de atracción recíproca, de imantación de la una por la otra, será la representación coextensa con toda vivencia de placer: el estado de rechazo, de agresión de la una por parte de la otra, la coextensa con toda vivencia de displacer (pictograma de rechazo). En el proceso primario la actividad preponderante es la fantasía. Se caracteriza por la relajación imaginaria de deseos para evitar el sufrimiento producido por la ausencia del vínculo inicial constituyente. Si bien el pecho ya no se vivencia como parte fusionada al sujeto, el cuerpo propio es sentido como consecuencia del poder omnipotente del deseo de otro, dependiendo placer y displacer de este mismo. La separación del mundo externo se concreta cuando la mirada y el placer de la madre se depositan en otro lugar. Así, le impone al niño la existencia de otros espacios. Mediante la fantasía el niño se apropia de dichos espacios, los reproduce, y considera que los posee. Este proceso comienza a funcionar a partir de la necesidad de la psique de reconocer la existencia de espacios extraterritoriales. En lo primario se producen, asimismo, los prototipos de aspectos estructurantes que culminarán su desarrollo en el proceso secundario: el prototipo del Edipo, de la castración y de identificación.

El proceso secundario: se caracteriza por la aproximación del niño a una diversidad de acontecimientos sociales, como el contacto con pares, escolares, etc. Lo secundario, se basa en la representación de tipo ideica, teniendo al discurso como principal elemento. Se instalan el desarrollo del lenguaje y del pensamiento. Un aspecto a destacar en este proceso es el concepto de la autora de "deseo del padre". Mientras que, a partir de las teorizaciones lacanianas, el lugar del padre suele estar asociado a la interdicción, la separación y el no, Aulagnier rescata lo atinente al deseo del padre.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aulagnier, P. (1994). Los Destinos del Placer. Buenos Aires: Paidós. Castoriadios­Aulagnier, P. (1997) La violencia de la interpretación, Buenos Aires: Amorrortu.

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En cartelera

Girl Interrupted Análisis de Andrea Corzo y Denise Alpízar “A veces la única manera de permanecer cuerdo es volverse un poco loco” (Girl Interrupted, 1999), y ¿cómo no enloquecer cuando el mundo exige un comportamiento que nunca enseñó? La infancia de las mujeres de Girl Interrupted fue obstaculizada por madres que las trataron como si hubieran parido pequeñas adultas que no necesitaban a alguien que las protegiera o les enseñara. Ellas hicieron lo que podían con lo que tenían, y sus psiquismos resolvieron que la mejor manera de enfrentar el mundo era acudir a lo que la sociedad llama “locura”. Este artículo pretende analizar dos de los personajes principales de la película, Sussana Kaysen y Daisy Randone, y explicar cómo la solución adoptada salvó o terminó con su vida. Susanna Kaysen es una joven que se admite voluntariamente al Hospital Psiquiátrico Claymoore luego de haber intentado suicidarse tomando un bote entero de aspirinas junto con una botella de vodka. Es evidente que en el momento en donde Susanna llega al hospital psiquiátrico, ella sufre de un trastorno de la personalidad límite. Según muchos autores, a este trastorno se le denomina límite porque, aunque las afecciones superan la neurosis, no alcanzan a ser psicosis. Según Bion, la madre debe metabolizar las proyecciones hostiles del bebé y devolvérselas alfabetizadas de una forma “más digerible” de modo tal que el bebé pueda volverlas a introyectar a su psiquismo. Lo que la madre le devuelve de manera alfabetizada es el concepto del objeto, haciendo posible la internalización, vía el reverié. Este concepto se vuelve un símbolo que será más claramente distinguible del objeto, estará asociado al objeto pero será distinto de él porque tendrá algo propio del bebé, algo que podrá utilizar L ÚD I C A

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En cartelera y tener a su disposición para reparar en otros momentos, extrapolándolo como recurso. En el trastorno de personalidad límite, las personas tienen el objeto y el símbolo unido, por eso Susanna se queda en esa ambivalencia de extremos, donde constantemente se pregunta ¿estoy sana o estoy loca?, ¿me quedo en el hospital o salgo al mundo?, ¿me ama o me odia?, ¿me quiere o me está usando? Es un pensamiento muy concreto porque no hay nivel de abstracción en el cual se pueda extrapolar el símbolo generado por el reverie de la madre, porque para empezar hay una carencia de alfabetización en Susanna. Podría entonces deducirse que la madre de Susanna no logró contener las emociones de ella, no las logró metabolizar ni procesar, no logró devolvérselas en un proceso de alfabetización por lo que sólo le devolvió las proyecciones tal y como venían, haciendo que Susanna no lograra internalizar el concepto de reverie, que no lograra tener una capacidad de simbolización para poder tolerar la ausencia de alguien, para lograr postergar la satisfacción, para poder entender que no todo es negro o blanco, sino que estamos rodeados de un sinfín de grises. Según Winnicott, es a través del proceso de holding que el bebé pasa de una relación de un objeto subjetivamente concebido a un objeto objetivamente percibido. Es evidente que la madre de Susanna tampoco logró sostenerla durante la infancia. Esto hizo que Susanna creara un falso self muy escindido del verdadero self, pues en lugar de que Susanna fuera sostenida por su madre, era Susanna quien tenía que sostener a la madre. En la película es evidente una relación conflictiva con la madre de Susanna, se observa desde que Susanna llega a su casa y la madre le hace un gesto de rechazo y desaprobación por haber llegado tarde y haberse vestido “mal” para el cumpleaños del padre. Desde ahí, se observa cómo la madre intenta plasmar una idea falsa de Susanna, tratando de proyectar que todo estaba bien ante los invitados al presentarla y sonreír de manera no genuina, poniendo, por encima de los sentimientos de su hija, su imagen frente a los demás.

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En cartelera La falta de holding materno es evidente, pues algunas de las alucinaciones que presenta durante la película son que siente que literalmente no tiene huesos en la mano, que no está siendo sostenida, contenida, que está flotando por el mundo. La ausencia de una función cometabolizadora por parte de la madre hizo que se generara desde la infancia una dificultad de crear y mantener un vínculo sano con otra persona. Es por esto que ella no logra mantener una relación por largo tiempo, sólo tiene encuentros sexuales compulsivos con el Profesor y luego con su amigo Toby, pero realmente no es algo vincular entre dos sujetos, sino más bien es impulsivo y en posición de objeto. Incluso el hecho de que no se haya establecido un vínculo seguro entre Susanna y su madre hizo que Susanna percibiera el mundo como amenazante e intrusivo, generando un sentimiento de inseguridad, el cual hizo que se defendiera con rápidos cambios de humor e inestabilidad emocional como una forma de impedir un buen vínculo con otras personas. Los agujeros psíquicos en Sussana se envidencian, por ejemplo, cuando se trató de suicidar, o cuando le dice al psiquiatra que él “no entendería lo que sucede”, pues hay veces que “las leyes de física no tienen sentido, a veces lo que sube no siempre baja, que el tiempo viaja hacia atrás y hacia delante, luego de nuevo hacia atrás y que no se puede controlar”. Los delirios acerca del salto del tiempo, de arenas movedizas de sombras y de la existencia de una resaca mística en la vida que “la acompaña a ella” representan un intento de llenar vacíos, agujeros que la madre no pudo hilar. También dan una sensación de omnipotencia y control que cuando hay un déficit muy fuerte en la función materna dan tranquilidad y ansiedad al mismo tiempo ya que en vez de lograr un equilibrio psíquico internamente, se hace desde afuera. Todas las carencias de Susanna hicieron que ella internalizara a la madre como un objeto interno malo, incapacitándola de tener buenos vínculos en la actualidad, de poder regular sus emociones, de poder controlar sus conductas, y en general de ser emocionalmente más estable. Incluso en la película hay un momento en donde Susanna menciona que ella “se lastima desde afuera para tratar de matar la cosa que lleva dentro”, remitiendo a una noción inconsciente de un objeto interno malo. Por otro lado tenemos a Daisy Randone. En ella observamos un narcisismo no consolidado por la carencia de una figura materna que no logra defender a Daisy de la hostilidad y sexualidad del padre. Los conflictos orales que son evidentes durante la película remiten a esta ambivalencia hacia la madre al no poder procesar lo que ingiere, por lo que necesita rechazarlo expresando hostilidad. Al atravesar el Edipo, la madre de Daisy no despierta el suficiente deseo en el padre como para que la joven se identifique con ella y busque a un hombre, como su padre, que la ame a ella, como su padre ama a su madre. En lugar de esto, Daisy queda en la posición de objeto de deseo del padre, al punto de convertirse en la Señora Randone. Su aspecto físico, especialmente su corte de pelo y su ropa, aparentan el de una madre, y su conducta, la de una ama de casa; sin embargo, sigue siendo una niña impulsiva y amante de los peluches y las muñecas, en las que gasta el dinero que le proporciona el padre. La joven niega la feminidad con el propósito de quitarse del puesto de objeto de deseo del padre; no obstante, este acto es fallido ya que no está atravesada por algo simbólico que le permita hacer movimientos más adultos. L ÚD I C A

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En cartelera En la escena en la que Lisa y Sussana entran al cuarto de Daisy, se escucha una canción que dice: “when I was just a little girl, I asked my mother what should I be”; pero al parecer, la madre de Daisy no pudo contestar la pregunta de ¿qué es ser mujer?, ya que ella no despertaba el deseo del padre, lo que hizo que la joven no se identificara con ella y, como se explicó anteriormente, quedara puesta en el lugar de deseo del padre. Este deseo hacia ella es literalmente confirmado cuando el Señor Randone inicia una relación incestuosa con su hija, abusándola sexualmente. La posición que Daisy toma es angustiante ya que no hay un límite entre el padre y ella. El papá la alimenta de él, en primer lugar, cuando tienen relaciones y en segundo lugar, con pollo. El significante “gallina”, Lisa lo asocia con el padre de Daisy, pues él es un hombre cobarde; pero este también representa el único alimento que la joven puede ingerir sin vomitar, lo que demuestra lo exageradamente posicionada que está como la Señora Randone. En otras palabras, Daisy se considera “la esposa” de su padre y por ende, sólo puede “comer” de él; cuando lo hace de alguien más, se siente tan culpable que debe sacar este “afecto que le dieron otros” vomitando. La estrecha relación que tiene la comida con el sexo para Daisy, es especialmente notable cuando ella compara comer con algo tan privado como ir al baño, lo cual es una actividad estrictamente propia de los órganos genitales. Aquí se hace evidente cómo lo oral y lo genital/anal no están diferenciados por los conflictos orales manifestados en las etapas posteriores. Cuando una niña es abusada, todo su cuerpo queda sexualizado. Por más que este acto se dé sin el pleno consentimiento de la niña, ya que ésta no sabe qué es lo que está pasando, ella siente placer al ser estimulada en el área genital. Estas pulsiones que quedan en ella pueden llevarla después a una conducta impulsiva, pues la misma se manifiesta como un acto, a nivel de sensación, que no ha sido representado para llegar a ser una experiencia. Este es el comportamiento que observamos en Daisy, ella es una joven con

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En cartelera poco control de impulsos, especialmente cuando se trata de la comida, la cual representa el afecto del padre. En la película, esto es especialmente notable cuando Daisy le grita a otra joven que quite esa comida de su cara. Su Ello la impulsa a comer pero su Superyó la detiene y la hace tener conductas compensatorias; ella no puede comer de otro que no sea el padre, ya que esto sería como “serle infiel”. Finalmente, Lisa hace que Daisy se dé cuenta que su padre no la ama o desea de la manera que Daisy creía, sino que sólo la está utilizando para tener sexo porque es tan cobarde/”gallina” que no puede hacerlo con otra mujer. Esta revelación es insoportable para la joven ya que si ella no es el objeto de deseo de su padre, entonces ¿quién es? Daisy se suicida mientras escucha una canción que dice: “it is the end of the world because you don´t love me any more”; y literalmente fue el final de su mundo. Cuando se trata de la mente humana, hay mucho más que analizar que lo que está a simple vista. Somos seres complejos, y por ende nuestras afecciones remiten a etiologías complejas y subyacentes, que repercuten en la vida de aquellas personas que terminan acudiendo al trastorno como única forma de salvación. Esto se puede apreciar en los personajes analizados, en donde la importancia del vínculo entre la madre y la hija, y los conflictos con figuras parentales fueron esenciales para fomentar o impedir la constitución de sujetos capaces de hacer y ser alguien en el mundo, pues como menciona Vygostky, “es a través de otros que nos convertimos nosotros mismos”, y si los otros que nos rodean no fomentan un desarrollo subjetivo adecuado, ¿cómo no recurrir a un poco de locura buscando salud?

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Sobre autores Denise Alpízar En el año 2012, egresó del Colegio Internacional Montessori. Actualmente, cursa cuarto año de Psicología Clínica en la Universidad Francisco Marroquín. En el año 2015, completó el curso de Integración Sensorial impartido por el Colegio Monarch de Guatemala. Ha realizado pasantías en la clínica CRECE y con las licenciadas Ingrid Hernandez y Patricia Heinemann. Además, ha trabajado como maestra vacacionista en el Preescolar Ahead, los últimos siete años. dalpízar@ufm.edu

Claudia Castro Licenciada en Psicología Clínica, Universidad Francisco Marroquín (UFM). Postgrado en Psicopatología InfantoJuvenil. Catedrática Técnicas Proyectivas (UFM). Docente Psicoanálisis Contemporáneo (USAC). Docente de Psicoanálisis a Residentes de Psiquiatria IGSS. Supervisora Clínica Viktor Frankl (UFM). Co­fundadora y miembro Consejo Editorial Revista Lúdica. Bloggera de temas de Psicología en nomada.gt. Conferencista. Se desempeña en Práctica Privada. castroruizclaudia@gmail.com

Andrea Corzo Actualmente cursa 4to año de Psicología Clínica en la UFM. Ha trabajado en talleres con grupos de madres sobre temas como la higiene, la salud y los hábitos. Graduada del Colegio Village School en el 2012. alcorzo@ufm.edu

María Inés Lacayo Henry (Milah Art) Artirsta. Licenciatura en Mercadeo en UPANA Adminsitración de una Reserva Natural en Guatemala. Exposiciones personales. Facebook: Milah Art Instagram: marichlh

Adriana Meluk Orozco Psicóloga, especialista en Psicología clínica. Máster en Psicosomática Instituto superior de estudios psicoanalíticos Madrid. Psicoanalista Titular Sociedad Colombiana de psicoanálisis. Psicoanalista invitada Asociación psicoanalítica de Madrid. Miembro Fepal e IPA. adrianameluk@hotmail.es

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Sobre autores Raymond A. Martínez Guzmán Magíster en Psicología Clínica y prácticas psicoterapéuticas por parte de la Universidad Rafael Landivar. Secretario de la Asociación Guatemalteca de Psicología. Actualmente se desempeña como Docente Terapeuta para Colegio Monarch en Guatemala, trabajando con niños y adolescentes con retos neuroconductuales. Docente del departamento de Psicología de la Universidad Rafael Landivar. raymond.martinez1779@gmail.com

Claudia Melville Licenciada en Psicología Clínica (UFM). Maestría en Psicoanálisis del Boston Graduate School of Psychoanalysis. Cofundadora y miembro Consejo Editorial de Revista Lúdica. Catedrática titular en UFM. Supervisora de casos clínicos en Clínica Viktor Frankl UFM. Experiencia clínica abarca varios programas hospitalarios en la ciudad de Boston y actualmente se dedica a la práctica privada en Guatemala. Es editora de MedCrave Publishing Group donde ha sido publicada así como en otras revistas de Psicología. Práctica Privada. cmelville@ufm.edu

Cecilia Satriano Doctora en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Magister en Ciencias Sociales y Política, FLACSO. Investigadora CIUNR y docente de la Facultad de Psicología de Rosario.

Liza M. Zachrisson Licenciada en Psicología Clínica, Universidad Francisco Marroquín (UFM). Postgrado en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud de la Universidad de San Jorge (Zaragoza, España) y de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia. Co­fundadora y miembro del Consejo Editorial de Revista Lúdica. Supervisora de práctica clínica en Clínica Viktor Frankl (UFM). Docente titular en UFM y Universidad Rafael Landívar (URL). Se desempeña en práctica privada en Guatemala. lzachrisson@ufm.edu

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