Policultural Nº 16

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año X número 16

ISSN 2618-2777

un modo plural de pensar en comunidad

La escuela y su circunstancia institutopolitécnicosuperior


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Hay clases, en casa. La escuela fue el primer lugar que se vio afectado por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Una semana antes de que el decreto presidencial alcanzara a la mayoría de las actividades, el mismo ya había sido implementado en las instituciones educativas. La vida cotidiana cambió, de alguna u otra forma, para todas las actividades laborales. Y si bien la nuestra no fue suspendida, en muchos medios de comunicación aún se oye decir que “no hay clases”. Clases hay, lo que no hay es cursada presencial. Sostener esa demanda no presencial implicó e implica realizar diferentes esfuerzos, sobre todo porque hubo que dar respuestas inmediatas a una situación sin precedentes, con experiencias dispares y un acceso tecnológico desigual. La mayoría de los docentes del Departamento de Extensión Cultural conocía las herramientas del Aula virtual, pero no las implementaban como parte de las prácticas cotidianas. En los casos donde había aulas funcionando, las mismas funcionaban como satélites del espacio presencial, complementándolo. La primera decisión tomada en el Departamento de Extensión Cultural consistió en unificar las aulas virtuales bajo la plataforma Comunidades -un espacio que la UNR ofrece gratuitamente a sus docentes y estudiantes desde hace más de una década. De esta forma, podríamos ayudarnos entre profes y compartir experiencias y soluciones. Fue así como a las aulas virtuales que ya existían se le sumaron las de las áreas curriculares de 1º, 2º año y una semana después, se publicó la que

La escuela y su circunstancia


concentra la oferta de talleres extracurriculares. En el Nº 1 de esta revista escribí una nota titulada “Cuando llegue mi netbook” donde planteaba que además de contar con la tecnología hacía falta capacitación en su uso. Hoy, casi 10 años después, no ha cambiado mucho la situación, y siguen vigentes las dos necesidades: acceso a la tecnología y capacitación para el uso de la misma. Además, se hace necesario contemplar también los casos de docentes que trabajan en distintas instituciones y que tienen que adaptarse a los criterios particulares con los que cada institución haya decidido implementar sus actividades. A este escenario hay que sumarle la realidad cotidiana de estudiantes, docentes y de todos los trabajadores en general: aunque tengan tanto la capacidad como la accesibilidad (lo planteo como si fuese fácil, aunque es un tema complejo en sí mismo), el dispositivo debe compartirse con demás miembros del grupo familiar para teletrabajo, clases, investigación, tareas y entretenimiento. Y como cada casa es un mundo, ese mundo tiene nuevos horarios de funcionamiento, lo que ha afectado las dinámicas familiares. En este contexto, quiero agradecer a cada uno de los integrantes del Departamento de Extensión Cultural por el compromiso y esfuerzo que cada quien asumió para llevar adelante su trabajo. También a los integrantes del Departamento de Recursos Pedagógicos que permanentemente brindan apoyo y asesoramiento, y hacen posible, entre muchas otras cosas, la realización de esta revista. Y, sin dudas, a toda la comunidad del Politécnico, que se mantiene más unida que nunca afrontando esta situación. En este universo reconfigurado que son nuestros hogares, seguimos dando el mejor esfuerzo por llevar educación de calidad a cada estudiante. Estamos trabajando no solo para acercar contenidos académicos sino para que —cuando las clases vuelvan a las aulas reales y no virtuales— hayamos aprendido de esta experiencia, y nos encuentre siendo mejores ciudadanos.

editorial Diego Espinosa

Director Policultural Jefe Dpto. de Extensión Cultural


La educación como acto político Grupo de Gobierno IPS Comis ión d e Con tinge ncia Virtu a la cas a n o n u l a s e e r s a c c u u d ela E o c i t í l o acto p

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La virtualización de las prácticas de enseñanza era una temática que todxs considerábamos necesaria de instalar en el Instituto Politécnico. Desde diferentes espacios institucionales, la veníamos ensayando y la pensábamos para un futuro, tal vez, no tan cercano. A mediados de marzo de este año, muy próximo al inicio del ciclo lectivo, en el contexto de una pandemia que nos determinaba al tan mencionado “aislamiento social y preventivo”, cuyos rasgos salientes era la incertidumbre y la inmediatez que nos presionaba, inauguramos en el Instituto la Comisión de Contingencia Virtual. En tal momento, no disponíamos de demasiado tiempo para pensar cómo la íbamos a implementar, sabíamos que teníamos que hacerlo y esa era nuestra única que ya nada preocupación. La premisa fue para todxs clara: aquello que hagamos en el marco de la virtualidad debía sera como era contemplar las diferencias y atender –de alguna manera, las desigualdades que seguramente se pondrían de manifiesto. En la tarea de organizarnos en un panorama excepcional y caótico, en el marco de una velocidad impensada, sobraron ganas y voluntades, se hicieron presentes habilidades que, en los pasillos físicos del Politécnico, estaban silenciadas. De esta manera, fuimos tramando y pensando en clave colectiva e institucional. Esa tarde de marzo, nos saludamos, ya sin abrazarnos, y nos fuimos pensando que, en menos tiempo del que hoy ya experimentamos, volveríamos al Politécnico para re-


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encontrarnos (...) Entonces, en un escenario trazado con otras nociones de tiempo y espacio, despojados de turnos, cambios de hora, horas “libres” y timbres, que anuncien un fin y un nuevo inicio, comenzamos a comprender nuevos sentidos y formas de “lo escolar”. Otra premisa se hizo presente y comenzamos a expresarla con fuerza: la casa no es la escuela; y desde ahí, nos propusimos que teníamos que seguir trabajando sin alterar ánimos, tratando de diseñar nuevas formas de ofrecer aquello que sabemos y pensar nuevos modos de evaluar partiendo de comprender que la cotidianeidad está alterada, que el “mundo está feo” y que la incertidumbre es nue v tan grande como de o as form angustiante. aqu frecer e Educar, en cualquier que llo sabe contexto, es un acto mos político y la igualdad como principio, conforme a la necesaria advertencia que nos hace Joseph Jacotot, nos obliga a trabajar en este difícil presente. Sin lugar a dudas, y bajo ningún principio, podemos adjudicarle a la virtualización de la enseñanza la responsabilidad por las desigualdades que se hacen presentes en el sistema educativo argentino, pero tampoco podemos dejar de reconocer, que la virtualización, sin ciertas condiciones, genera una profundización de la ya existente fragmentación socioeducativa. En otras palabras, el derecho a la educación no está escindido de

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r a l p m e cont s a i c n e r e f i d la s


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otros derechos y es, en palabras del pedagogo argentino Pablo Pineau, un “derecho que da derechos”. Por lo tanto, estamos interesados en trazar nuevos caminos, corriendo a un costado la burocratización de las soluciones, con la única intención de seguir construyendo. De esta manera, nos animamos a ofrecer nuestros recursos y potencialidades a fin de mostrarnos disponibles a todxs (estudiantes, docentes de unidades curriculares, docentes preceptores, referentes parentales) Luego de una larga lucha de las escuelas medias dependientes de la Universidad Nacional de Rosario, su nueva gestión, nos permitió que el pasado 18 de diciembre asumiéramos como el primer Equipo de Gobierno del Politécnico elegido de manera directa por sus diferentes claustros. Todo lo que nos sucede y afecta en la actualidad no podíamos imaginarlo ni remotamente; la historia del los enc mundo cambió para siempre, es uentro s cierto que ya nada será como era, aconte cen pero nuestras conquistas con los derechos adquiridos nos hacen estar más fuerte y son irrenunciables. Para finalizar, y haciendo nuestras las palabras del filósofo francés Gilles Deleuze, pensamos que los encuentros no se planifican ni se anticipan; los encuentros acontecen. Y así, en este escenario tan atípico, nos encontramos construyendo lazos entre todxs. Por ello, aprovechando este espacio, les deseamos que más allá de todas las realidades posibles, puedan transitar de la mejor forma el año... nosotrxs acá estamos para acompañarlxs.

o h c e der a d e u q s o h c dere


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Comisión de Contingencia Virtual Pablo García

Dpto. Recursos Pedagógicos


Hacía unos días que nos veníamos preguntando cuándo se iban a suspender las clases. Veíamos (como si fuera una de esas películas de cine-catástrofe), como se llenaban los mapas de puntitos rojos, todavía algo incrédulos de que nos estuviera pasando también a nosotros. Hasta que llegó el fin de semana en que nos enteramos que, por resolución del Ministerio de Educación de la Nación y del Rector de la UNR, se suspendía el dictado de clases presenciales y se recomendaba iniciar acciones en pos de virtualizar las aulas para continuar la labor educativa de nuestras casas de estudio. Fue el lunes siguiente cuando el Equipo de Gobierno del Poli nos convocó a un grupo de integrantes de la comunidad, que teníamos experiencia e incumbencia en áreas relacionadas con las necesidades presentes, para delinear un plan de acción inmediato a fin de ponernos en línea con las directivas generales. En esa reunión (la última que pudimos hacer sin mediación de ondas electromagnéticas), después de intercambios de opiniones basados en los saberes y las experiencias personales, se acordaron algunos puntos que se transformarían luego en las primeras resoluciones de la flamante Comisión de Contingencia Virtual, conformada por


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los allí presentes. El Departamento de Recursos Pedagógicos, a través de mi persona, tomó la misión encomendada de coordinar esta Comisión, cuyo objetivo principal fue —en el menor plazo posible— habilitar la mayor cantidad de aulas virtuales, ponerlas a disposición de los estudiantes y lograr incorporar actividades en ellas. Para lograrlo, se llevaron a cabo una gran cantidad de acciones —que no es momento ahora de enumerar. Esto dio como resultado tener, al día de hoy, totalmente virtualizados los espacios curriculares de los Ciclos Secundario y Terciario. Cumplimos así la primera fase de trabajo, dando respuesta a lo que la contingencia nos puso en el camino. Mientras escribo esto, se está desarrollando la segunda fase, que tiene que ver con ordenar el dictado de clases, reflexionar para mejorar nuestras prácticas docentes en esta nueva modalidad, ajustar lo necesario para ser más asertivos. Hay muchos aspectos a destacar de todo este proceso que está en marcha, muchos hilos que seguir para hacer análisis, muchas dimensiones que nos sirven para sacar conclusiones. Hoy tengo ganas de concentrarme en uno, que yo considero el más trascendente. Las acciones, los procedimientos, las estrategias, los saberes, todo eso tan necesario para llevar adelante cualquier plan que trazamos para cumplir nuestros objetivos, son todos pasibles de revisión, corrección, rectificación. Pero la voluntad, el compromiso, la predisposición, la pasión por el trabajo son necesarias en un momento único. Si no están, nada se produce. No se pueden


revisar ni evaluar; son o no son. El trabajo de TODA la comunidad del Poli tuvo y tiene esas características. Y en contingencias como estas se puede ver con facilidad, como cuando baja el nivel del río y quedan a la vista las estructuras que sostienen muelles, puentes y edificaciones montadas sobre él. Hoy el agua del río en el que navega el Poli bajó y quedamos a la vista. Estamos a salvo.


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Una crisis, una oportunidad

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Por Yamil Montoya


Hace algunos días me llegó un video de Canal Encuentro, de Pablo Yafe, sobre “ser estudiantes en tiempos de COVID-19” y la verdad es que me tocó. Dicen que “lo que toca pervierte los límites de lo perceptible”. Sin embargo, en este caso no ha sucedido como en los cuentos de Isaac Asimov: no hubo un extraterrestre estudiando si la tierra es un planeta colonizable, tampoco hubo saltos hiperespaciales, ni nadie quedó atorado en un bucle espacio-temporal. Lo que nos toca hoy es la mutación de un gen que sigue las mismas leyes de la naturaleza que quienes habitamos en este planeta. Y esto nos pone en crisis. Aquí necesito detenerme porque me gustaría que se comprenda el sentido que le doy a esta palabra: la crisis nos convoca con urgencia a cambiar, pero no solo para sobrellevar las situaciones nuevas sino para entrenar nuestra resiliencia, tanto individual como colectiva, para reubicarnos en este nuevo paisaje social y transformarnos, a fin de pasar a la siguiente etapa unidos, en equipo. Van a tener que disculpar la falta de fuentes formales en este escrito —tengo la costumbre de aprender de cualquier persona que me enseñe. Alguna vez escuché algo similar a lo que mencionaba Pablo Yafe: “Lo importante no es lo que nos pasa, sino qué hacemos con lo que nos pasa”. Y me gustaría que esta idea resuene en quienes leen. Lo importante es cómo vamos a ubicarnos en esta crisis que nos convoca con urgencia a cambiar, a entrenar nuestra resiliencia. Es un placer para mí contarles que cuando nos convocaron para idear un plan de contingencia, lo primero que acordamos fue que todo esto, además de una crisis, representaba también una oportunidad. Y si bien podría leerse esta idea como una visión romantizada de la situación, les cuento que para mí ha sido una gran motivación. El equipo, formado por docentes, no docentes, jefes, jefas y directivos ha puesto a disposición


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toda su experiencia y dedicación para adaptar, en el menor tiempo posible, una dinámica institucional con más de doscientos años de desarrollo, organizar las aulas de aproximadamente dos mil estudiantes, administradas por más de quinientos docentes, cada quien con diferentes niveles de experiencia en entornos virtuales, y a su vez, pertenecientes a diferentes áreas y con diversas necesidades pedagógicas. El formar parte de este plan y de este equipo ha sido una gran motivación: pude encontrar mi lugar y entender qué me toca hacer en esta crisis; sostener ese pacto del que hablaba Pablo Yafe a fin de conectarnos con esta nueva forma de escuela —que no va a reemplazar a la anterior— pero que definitivamente nos va a hacer crecer como comunidad. Surgen entonces nuevos interrogantes que son, efectivamente, las oportunidades de resignificar nuestra labor cotidiana, repensar la práctica, la comunicación, la evaluación, todo desde dos pares de zapatos: los nuestros y los de nuestros estudiantes. Se propusieron y debatieron estrategias, teniendo en cuenta las demoras que pudieran surgir, la capacitación necesaria, el trabajo previo de los docentes, las normativas vigentes, tratando de construir puentes entre todas las partes involucradas para poder sostener ese vínculo tan importante entre los estudiantes y la escuela. Se estableció un sistema de comunicación, se organizaron videoconferencias, se brindó capacitación a distancia, se investigó y asesoró sobre diferentes herramientas para que docentes y estudiantes


puedan encontrarse en este nuevo formato. Los docentes del Poli decidieron hacer todo esto, ése es el lugar que asumieron en esta crisis que nos convocó con urgencia a reinventarnos. Agradezco a ellas y a ellos, y al equipo de la comisión. Para finalizar, retomo algunas palabras del video antes mencionado:“hagan propuestas, hagan propuestas, hagan propuestas. No estábamos preparados para esta situación…”. Por eso, agradezco también —y sobre todo— a las y los estudiantes: por participar en las videoconferencias, por hacer los trabajos, por destacar nuestros puntos flojos, por tener paciencia con las fallas técnicas, por ser protagonistas de esta escuela, el Poli, que como hace más de cien años, sigue creciendo, sigue abierta y más viva que nunca.


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El futuro llegรณ, hace rato. Ing. Federico Tirapelli

Jefe Departamento de Mecรกnica



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Hace tiempo vi un documental donde comparaban diferentes seres vivos según la eficiencia energética que tenían para trasladarse. Recuerdo que entre los más eficientes había algunos pájaros, que aprovechaban las columnas térmicas y corrientes de aire para volar grandes distancias sin gastar demasiada energía. Los seres humanos, considerando la energía que consumimos al caminar, estábamos a mitad de tabla, por decirlo de alguna manera. Hasta que a alguien se le ocurrió comparar la eficiencia de una persona andando en bicicleta: con esta herramienta, el ser humano pasaba a encabezar la tabla en cuestión. De este documental rescato dos conclusiones interesantes, ambas totalmente sesgadas por mi subjetividad. La primera: muy probablemente, el medio de transporte del futuro para distancias cortas ya esté inventado hace rato y se llama bicicleta. La segunda: los seres humanos potencian ampliamente sus capacidades y la forma en la que alcanzan sus objetivos mediante el empleo de herramientas diseñadas específicamente para ciertos fines. Este período de cuarentena ha trastocado nuestros hábitos de vida y modificado sustancialmente nuestras conductas laborales. En particular, la labor docente se vio seriamente afectada, porque ahora debemos tratar de alcanzar los objetivos académicos y sociales dejando de lado las clases presenciales. Estamos casi obligados a la "virtualidad". Virtualidad que no reemplaza (¿ni reemplazará?) a las clases


presenciales. El aula es un espacio en el cual podemos mirarnos a los ojos y percibir lo que el otro siente, si está entusiasmado, cansado, desorientado, etc., y es muy difícil lograr eso con la virtualidad. Ni hablar de las destrezas manuales o comprensión física de los fenómenos que se obtienen en un taller o laboratorio. A pesar de lo antes mencionado, docentes y estudiantes no nos damos por vencidos y redoblamos nuestros esfuerzos para seguir adelante, tanto en la modificación de nuestros hábitos como en la readaptación de nuestra manera de interactuar, lo cual nos obligó a generar nuevas y más adecuadas herramientas para alcanzar los objetivos. Si bien los campus virtuales existían desde hace muchos años, y algunos docentes contaban con vasta experiencia en el uso de los mismos, de repente ganaron masividad y empezaron a colapsar. La alta demanda de habilitación de estos espacios, sumado al volumen de estudiantes y docentes que pasan horas frente a sus dispositivos generando o resolviendo contenidos, hizo notar las falencias de una infraestructura claramente subdimensionada para esta contingencia. De todas formas, con paciencia y con la ayuda de los más experimentados, día a día se van haciendo avances para que esas herramientas tomen forma y se mejoren. Desde luego que los docentes con marcado perfil productivista notarán que con los campus virtuales y las consultas o clases vía plataformas de comunicación en línea no se avanza al mismo ritmo que con las clases presenciales. Eso es totalmente cierto, pero nos


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estamos olvidando de un detalle: queremos fabricar la bicicleta y pedalear al mismo tiempo. Lamentablemente, esta cuarentena nos agarró fabricando las bicis, y, generalmente, es muy difícil usar los objetos mientras los estamos fabricando. Como conclusión, me parece interesante que podamos reconocer que en todo cambio se va a perder y se va a ganar algo. Comencemos por las pérdidas: las planificaciones están


lejos de ser las habituales, no sabemos si se llegarán a cubrir todos los contenidos académicos y todavía no sabemos muy bien cómo se va a resolver la cuestión de los talleres y laboratorios. Perdimos parte de la vida social y con ello algo de lo que nos caracteriza como humanos. Lamentablemente, no pudimos asegurarnos anticipadamente que toda la comunidad educativa tuviese disponibilidad de recursos para manejarse con estas nuevas herramientas. Luego las ganancias: a la fuerza, hicimos un curso acelerado de campus virtuales y plataformas de comunicación en línea. En muchos casos, recobró valor la comunicación y la empatía gana terreno. Muchas de esas herramientas que estamos generando ahora seguirán siendo válidas cuando todo esto haya pasado y nos permitirán avanzar con mayor eficiencia en un futuro. Futuro que, al igual que la bicicleta, llegó hace rato, sólo que nunca nos dimos cuenta que estaba ahí.


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#PoT li ICIdiomas: Construyendo nuestras aulas virtuales en comunidad Prof. Carla Raguseo

“Querida escuela: no te hemos abandonado, te valoramos más que antes. Llenaremos tus aulas con nuevas experiencias de la vida, con nuevos conocimientos científicos y tecnológicos y con nuevas lecturas. Seguís siendo la plataforma de la Patria.” Adriana Puiggrós,1 20 de abril de 2020

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En esta breve publicación hecha en Facebook, Adriana Puiggrós retoma el premonitorio título de su último libro, La escuela, plataforma de la patria, publicado a fines del 2019


La integración de las tecnologías digitales en las instituciones educativas suele ser impulsada muchas veces por la iniciativa individual y voluntarista de algunxs docentes al estilo de “llaneros solitarios” (Henry y Meadows, 2009), lo cual hace difícil articular y sostener las prácticas innovadoras en el tiempo. A principios de este año, desde el Departamento de Idiomas, nos habíamos propuesto explorar el Campus Virtual de la UNR “Comunidades” a partir de un enfoque integral y colectivo que justamente nos ayudara a conformar redes de apoyo y seguimiento a largo plazo para integrar las aulas virtuales a nuestras clases presenciales. Con este objetivo nació la Comunidad #PoliTICIdiomas. La misma contó, desde el comienzo, con un entorno virtual departamental pensado como una metaaula para explorar y colaborar. Pensar un espacio de encuentro y formación entre pares en términos de una “comunidad de práctica” (Wenger, 2001), nos permite no sólo reflexionar y aprender sino producir en forma conjunta un repertorio de recursos y estrategias en función de las necesidades de nuestro contexto. Partimos de un relevamiento de nuestras propias actitudes, representaciones y experiencias en torno a las tecnologías digitales tanto en el plano personal como profesional y, en base a esos datos, nos propusimos guiar nuestros propios trayectos de formación a partir de un proyecto inicial: Trayecto I – Construyendo nuestra comunidad de práctica y el Trayecto II – Habitando nuestras aulas virtuales. En nuestros primeros encuentros intentamos deconstruir y re-conocer el aula. Desnaturalizar nuestra idea de “aula” nos permite pensar en aquellas características esenciales de un ambiente —físico o virtual— donde se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué hace que un espacio se transforme en un aula? ¿Las personas que se


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encuentran en él? ¿Los objetos y su despliegue espacial? ¿Las interacciones y los vínculos que allí se forman? Al recorrer el aula virtual, nos preguntamos, ¿Qué “lugares” y “objetos” podemos reconocer en ella? ¿Cómo nos “encontramos” con otrxs? ¿Cómo construyen tanto docentes como estudiantes su presencia? Identificamos espacios de comunicación y de colaboración individuales y colectivos, recursos y funciones. De repente, este trayecto que habíamos comenzado a transitar colectivamente se vio interrumpido —y resignificado— por la suspensión de las clases presenciales en el marco del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio decretado por el Presidente de la Nación. Entre las características inherentes a aquello que hasta ahora conocíamos como escuela, Pineau (2016:30-39), destaca el uso específico del espacio y el tiempo y una lógica interna que marca un contraste entre el “adentro” y el “afuera” de la institución escolar. Si ese “límite” que ofrecían las paredes de la escuela —y del aula— ya se encontraba desdibujado por la irrupción de los dispositivos digitales en todas las esferas de la vida cotidiana e institucional (Sibilia, 2012), con el inicio de la cuarentena, el dispositivo escolar directamente se desconfiguró. Hubo momentos de tensión y de silencio, una sensación de salto al vacío, pero lejos de haber un repliegue, nos lanzamos a tejer redes, a mapear las aulas virtuales y a reorganizar las actividades académicas en la modalidad virtual. Todo aquello que habíamos comenzado a explorar con tímida curiosidad, las aulas virtuales que recién habíamos comenzado a


construir, se volvieron nuestro único territorio posible. De esta manera, tuvimos que reconfigurar el espacio y los tiempos de enseñanza y aprendizaje. Mirar de nuevo. Pensar todo de nuevo. Recuperar el sentido de lo que hacemos en miles de microdecisiones, porque la inercia escolar ya no nos contenía, y debimos actualizar debates que siempre quedaban como asignatura pendiente. La actividad fue frenética pero comprometida. Desde colgar imágenes y etiquetas para señalizar los espacios y digitalizar materiales didácticos de manera colaborativa hasta repensar pautas de trabajo y evaluación formativa. En una dinámica realmente vigotskiana, quienes más


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familiarizados estaban con ciertos recursos y herramientas, les enseñaban a sus compañerxs a medida que se andamiaban los procesos con ayudas y tutoriales. Nada hubiera sido posible sin el trabajo colectivo de construir acuerdos, modelar prácticas y compartir saberes. Luego de algunas semanas, pudimos detenernos y finalmente reconocer nuestras aulas. Y no sólo eso, reconocimos la emoción en ellas, aquel foro en el que lxs estudiantes se “engancharon” a participar más de lo que esperábamos o aquel otro en el que pudimos hilvanar recuerdos y lecturas, los muros virtuales que se iban llenando con imágenes de sus familias o de sus lugares favoritos y la wiki en la que se animaron a hacer un torbellino de ideas. Ahí estaban ellxs, su presencia activa, haciendo; y estábamos nosotrxs, construyendo nuestra presencia con palabras y mirada atenta. Seguramente, no todos han sido aciertos, pero hemos podido sostener una continuidad y construir alternativas innovadoras sin ceder soberanía educativa. Quizás ahora el desafío sea volver y mantener viva esta sinergia. Volver con nuevas experiencias y conocimientos, como dice Adriana Puiggrós, y fundar una nueva plataforma escolar combinando lo mejor de los ladrillos y los bits con la centralidad del vínculo y la experiencia expandida. Si nuestras vidas ya hace tiempo que son híbridas, ¿por qué no lo serían también nuestras aulas?


Referencias: Henry, J.; Meadows, J. (2009) Un curso virtual totalmente fascinante: nueve principios para la excelencia en la enseñanza en línea (Equipo PENT FLACSO, trad.). Pineau, P., Dussel, I. y Caruso, M. (2016). La escuela como máquina de educar. Buenos Aires. Paidós. Cap.1. Puiggrós, Adriana (2019) La escuela, plataforma de la patria, 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: UNIPE: Editorial Universitaria; Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO Sibilia, P. (2012) ¿Redes o paredes?: la escuela en tiempos de dispersión, 1ra Ed – Buenos Aires: Tinta Fresca Wenger, E. (2001) Comunidades de práctica: aprendizaje, significado e identidad. Buenos Aires. Paidós


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talleres

Extracurriculares

Aula Virtual

+ info: cultura@ips.edu.ar

https://comunidades.campusvirtualunr.edu.ar/enrol/index.php?id=2795


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inmersiĂłn cultural

canto

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Quisimos que en este número tan particular de Policultural estuviese presente la palabra de las y los estudiantes, contando un poco cómo se vive la experiencia de este tiempo desde casa con relación a la escuela y a sus actividades cotidianas. Entrevistamos a Lea Maselli (3º 1º), Clara Muñoz (6° P.I) y Francisco Cona (3° 5°), a quienes queremos agradecerles su buena onda y predisposición para responder a nuestras inquietudes.


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¿Cuál es tu materia preferida de la cuarentena? ¿Por qué? Lea: Creo que Sistemas de Representación, ya que además de ser la materia que más me gusta en general, mientras hago las láminas en el escritorio puedo escuchar música o ver una serie. Francisco: Mi materia favorita es Química, siempre me pareció interesante y ahora le presto más atención de lo normal. Clara: Procesos Productivos es mi favorita. Es muy interesante conocer a fondo las actividades que requiere realizar un producto, y el profesor hace que sea muy ameno. ¿Armaste alguna rutina de estudio en este tiempo de encierro? Si es así, ¿cómo la organizaste? Clara: No exactamente, es complicado porque suelen aparecerme tareas cuando pienso que no tengo más, pero procuro agarrar un ritmo que me permita tener los fines de semana libres. Francisco: Sí, lo hice. Cuando me levanto suelo anotar las tareas que tengo pendientes, luego elijo cuál hacer (suelen ser tres como mínimo) y por último escojo en qué momento del día realizar cada una. Lea: No sé si la definiría como una rutina, simplemente cuando tengo ganas o veo que tengo que entregar algo en cierta fecha agarro la computadora y me pongo a hacer los trabajos o tareas que me faltan de cada materia.


¿Estás practicando alguna actividad que antes tenías pendiente por falta de tiempo? Francisco: Sí, estoy dibujando más seguido. Clara: Sí, escribir y leer libros. Lea: Sí, estoy en proceso de pintar y remodelar mi habitación, actividad que cuando cursaba presencialmente en el Poli no podía hacer. Cuando la cuarentena termine ¿creés que habrá cosas positivas que puedas rescatar de este momento? Nuevas habilidades, aprendizajes, experiencias… Francisco: Supongo que si sigo dibujando habré mejorado bastante. Lea: Sí, totalmente. Creo que esta cuarentena me dio el tiempo y el espacio de estar más con mi familia, de experimentar recetas nuevas, aprendí a darme un tiempo para mí misma y sentirme mejor con lo que soy. También me di cuenta que tengo un lado artístico que quiero desarrollar más. Además estoy planificando qué quiero hacer cuando termine la cuarentena Clara: Creo que todos en cierta medida nos dimos cuenta que para no volvernos locos tenemos que empezar a hacer cosas que por falta de tiempo no prestábamos atención, así que por ese lado me parece que cuando termine (que, sí, confío en que va a pasar; pensemos que cada día es uno menos para poder salir) vamos a tener algún nuevo saber adquirido, en mi caso será coser. Por otro lado, pienso que nos va a ayudar a valorar más los lazos intrafamiliares, y nos va a mostrar quién es cada uno a la hora de cuidarnos y respetar la cuarentena.


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¿Qué ideas y sugerencias harías a un docente para sus clases virtuales? Francisco: Me gustaría, en lo personal, que el campus de 1 Comunidades sea más intuitivo y fácil de manejar. Clara: Propondría que tratara (en la medida de lo posible) fijar un día en que va a subir contenido, y otro donde los y las alumnas podamos consultar nuestras dudas, ya que a veces con solo un apunte o un libro no es suficiente para terminar de entender dicho contenido. Además, nos va a ayudar muchísimo a organizarnos para el cumplimiento de las tareas. Lea: Les sugiero que se tomen más el tiempo para explicar. Muchos alumnos no entienden un tema con sólo leerlo de un apunte; si bien hay temas que yo entiendo porque repetí, muchos compañeros míos no, y a menudo los tengo que ayudar (no me molesta hacerlo pero creo que es mejor que lo explique un profesor). ¿Qué es lo que más extrañás de cursar presencialmente en el Poli? Lea: Extraño mucho ver a mis amigos, las horas libres y el tiempo entre que terminaba de cursar y me quedaba en el bar o el cuartito del CEP charlando con amigos más grandes o tomando algo hasta que me iba a mi casa. Francisco: Lo que más extraño es juntarme con mis amigos, poder ir al parque cuando teníamos hora libre y verlos físicamente. Clara: Lo que más extraño es ver a mis amigos, el Taller Literario y las clases con el profesor Chamorro.

Al momento de responder este cuestionario, la grilla semanal de carga de contenidos en un día fijo por materia no estaba aún en vigencia.

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Nuevos escenarios donde hacer escuela Florencia Nardoni y Guillermo Dezorzi Asesoría Pedagógica – IPS

Agradecemos a Claudio Gallina por permitirnos gentilmente la reproducción de su Obra para ilustrar esta nota.

“Los arquetipos”



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Estamos atravesando un proceso social inédito que incide en el entorno escolar y familiar, en la vida cotidiana de estudiantes y en el propio trabajo docente. Por ende, las condiciones básicas tanto para la enseñanza como para los aprendizajes, y para la construcción y sostenimiento del vínculo pedagógico se ven afectadas. Sobre la situación actual, el especialista Juan Manuel Lanza nos dice: “El mayor desafío que tenemos los docentes por estos tiempos es ubicar lo que hace escuela y ver si esa condición puede sostenerse a distancia (que no es aislamiento). Porque la escuela no es el enorme edificio ni el aula plurigrado. No es el boletín. No es el manual ni la cartuchera. No es aprender. No es el sobresaliente ni el regular. La escuela no es. A la escuela hay que hacerla en cada encuentro, en un espacio común que convoque y reúna. Ya no podemos esperar a los chicos en esa escuela. Los docentes no podemos ir y los chicos y chicas tampoco van a llegar. Está cerrada. El encuentro deberá ser en un aula que no tiene techo ni paredes y que tendremos que construir en conjunto.” (Lanza, J.M. 2020) Bajo este desafío, desde la Asesoría Pedagógica del IPS nos propusimos tomar esta situación como oportunidad para seguir reflexionando sobre las prácticas pedagógicas, pero no de la misma manera en que veníamos haciéndolo, sino con los interrogantes que nos suscita el nuevo escenario. Aun considerando que la enseñanza se está desarrollando en un contexto muy diferente al habitual es posible pensar que el ofrecimiento de un espacio escolar nos conduce a seguir


“El arbolito”

apostando al sostenimiento del lazo social y a la promoción de procesos de inclusión educativa. Para ello, elaboramos una serie de escritos que pretenden ser de orientación general para acompañar a las y los docentes del IPS en aquellas decisiones que están tomando para llevar adelante las prácticas de enseñanza en las plataformas virtuales. Estos materiales toman como objeto temáticas que vienen siendo abordadas desde la Asesoría en conjunto con distintos docentes y departamentos del Instituto y que se reactualizan en función de la dinámica virtual. Comenzamos por pensar la enseñanza en entornos virtuales, a partir de ciertos interrogantes acerca del armado del aula. Si bien las posibilidades y herramientas informáticas son múltiples por sí mismas no aseguran que se alcancen efectivamente los propósitos de enseñanza, por lo cual cabe preguntarnos: ¿Qué elementos básicos incorporar al aula virtual? ¿Cómo utilizar los recursos que ofrecen las plataformas en función de nuestros objetivos educativos? Destacamos del documento la consideración respecto de que las propuestas de enseñanza que llevemos a cabo tengan en cuenta los siguientes elementos: -Las instancias de encuentro o intercambio entre docentes y estudiantes y entre pares. -Las producciones docentes en tanto intermediaciones necesarias y facilitadoras de los aprendizajes. -Las devoluciones docentes como modo de reorientar, acompañar, y dar seguimiento a los procesos efectuados por estudiantes.


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En segundo lugar, consideramos oportuno hacer foco en la evaluación en los entornos virtuales. Para ello, propusimos elementos para pensar la evaluación de los aprendizajes siguiendo ciertos interrogantes clásicos: ¿Qué evaluar? ¿Cómo evaluarlo?; y también, preguntarnos por la problemática actual: ¿Qué estrategias priorizar desde los entornos virtuales para la evaluación de aprendizajes? Planteábamos que las respuestas que construyamos a las preguntas precedentes deben considerar que: -Evaluar es diferente a acreditar conocimientos, involucrando una mayor complejidad que la mera calificación. -La evaluación es parte de la enseñanza y de los aprendizajes, integrándose en ambos procesos en un sentido de retroalimentación. -El aprendizaje es un proceso que implica marchas y retrocesos, movimientos y cambios. Junto al Departamento de Idiomas del Instituto retomamos el trabajo sobre la formulación de consignas y las decisiones pedagógico-didácticas que la construcción de las mismas involucra. Aquí nuestros interrogantes fueron: ¿Qué es una consigna? ¿Cómo formularla? ¿De qué modo favorecer su comprensión en el marco de la virtualidad? En el escrito se proponen diferentes dimensiones a tener en cuenta a la hora de elaborar consignas:


-Definir el producto que evidenciará la resolución de la consigna. -Dar cuenta del contenido con el que se realizará la acción. -Establecer las pautas específicas para la resolución de la consigna. -Enmarcar el sentido de la actividad en la temática a trabajar y en los objetivos de enseñanza. -Explicitar la operación o acción a realizar. En particular, en el aula virtual debemos realizar dos procesos de orientación en simultáneo: los referidos a la consigna en sí misma y los concernientes a la orientación técnica: cómo y dónde encontrar los materiales, de qué modo enviar la resolución, cómo informarse sobre las novedades, dónde ubicar las clases o las propias consignas, etc. Complementariamente al desarrollo de los documentos orientadores, actualmente nos encontramos realizando encuentros de trabajo con el equipo de gestión y con los distintos Departamentos del IPS. Los objetivos son elaborar un diagnóstico de las estrategias establecidas hasta el momento y analizar a través de ese diálogo alternativas a los desafíos pedagógicos que se nos presentan, intentando “hacer escuela” a través de esos espacios compartidos que nos convocan y reúnen.

Referencias: Lanza, J. M. (2020) “Ir a la escuela”. FLACSO. Disponible en http://psicoanalisisyeducacion.flacso.org.ar/reflexiones/ Asesoría Pedagógica (2020) “La enseñanza en entornos virtuales” disponibles en: https://www.ips.edu.ar/tutoriales-y-ayudas Asesoría Pedagógica (2020) “La evaluación en entornos virtuales” disponibles en: https://www.ips.edu.ar/tutoriales-y-ayudas Asesoría Pedagógica y Departamento de Idiomas (2020) “La formulación de consignas” disponible en: https://www.ips.edu.ar/tutoriales-y-ayudas


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Acerca del uso de videos como herramienta didáctica

Ignacio Evangelista

Hoy, más por obligación que por otra razón, estamos como nunca antes en un contexto de redefinición y reinvención de las clases tradicionales. Llámese pandemia, COVID-19 o aislamiento social preventivo y obligatorio... sea como sea, nuestro hábitat natural dejó de ser el salón de clases donde, en mayor o menor medida, sentíamos comodidad. Pero la pregunta que hoy nos hacemos varias veces por día no es nueva. Estuvo siempre en la cabeza de quienes enseñamos: ¿cuál es nuestro rol en la era de la información y la tecnología? o, más aún, ¿qué sentido adquiere la escuela en el contexto dinámico y cambiante en el que vivimos? Los videos como recurso para la enseñanza son, en la situación que nos atraviesa, una herramienta cotidiana. No obstante, hace dos años fueron simplemente un intento de respuesta (inconsciente, diría) que propuse para responder a la pregunta del párrafo anterior. Ese intento de respuesta era, antes que nada, más intuitivo que otra cosa; se fundamentaba más en mi experiencia como docente (y alumno) que en textos y manuales sobre Didáctica. La motivación para proponer el uso de videos en las clases



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de Física se resume en una historia que puede resultar familiar: más de una vez pedimos que se traiga leído el apunte o el tema que sigue y nos encontramos con que la mitad del curso (con suerte) lo leyó. No se culpe a nadie. Hay otras materias que atender, hay que buscar el apunte, leer puede ser aburrido, el recurso es estático… Lo que hice fue diseñar una serie de videos cortos que cubrieran los contenidos del primer capítulo de la materia. Traté de aprovechar las bondades de un video: combiné textos, imágenes y animaciones para resumir los principales contenidos teóricos. Cada video fue propuesto como la antesala a la clase presencial. En palabras de un estudiante, el video era una avant-première de la clase, un avance de los contenidos. Eso transformó la dinámica de las clases; el video (que se podía ver en la cama o viajando en colectivo) reemplazó la exposición tradicional. Esto dio como resultado que se mejoraran mucho la predisposición y la confianza para la participación en clase. El video les dio cierta sensación de seguridad, de saber qué iba a ocurrir en la próxima clase y sobre qué se iba a hablar. La aceptación fue absoluta: “ver el video es una tarea que se hace con gusto”o “los adolescentes están todo el día con el celular por lo que poder hacer la tarea usándolo está bueno” fueron reflexiones de estudiantes. El trabajo del docente detrás de escena necesario para poner en marcha actividades basadas en videos es significativa y requiere una profunda reflexión sobre la propia práctica. Preparar material audiovisual implica un planeamiento y una


organización considerables; esta organización se basa tanto en la propia historia desarrollando el tema (años anteriores, otros contextos, etc.) como en los intercambios de experiencia con colegas. La planificación docente en esta instancia es diferente a la preparación de una clase ya que no se trata de “preparar la próxima clase”. Es preparar “lo que vendrá en algún momento” más que “lo que viene”. Es por esto mismo que la génesis de este material involucra profundas inquietudes y preguntas, por ejemplo: ¿qué se espera que los alumnos se lleven al ver este material? ¿en qué contexto y cómo lo verán? ¿representará esto un valor agregado para el dictado de la materia? ¿de qué forma? El video no reemplaza al docente, quien siempre debe conducir y acompañar. Lo notamos en estos tiempos que corren: la interacción que se da en el salón es irremplazable, hace falta ese “ida y vuelta”. No obstante, es importante que aprendamos a incorporar las nuevas tecnologías para lograr transformar la conexión en posibilidad de diálogo, experiencia o pensamiento.


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Abrazos... y pintar un mural porque sĂ­

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Entrevista a Anne Gabilliot @annegabillot

Por Diego Espinosa



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Horarios y rutinas cambiadas parecen una consecuencia lógica y fácil de entender en los trabajos que se trasladaron a los hogares. Sin embargo el home office también invadió la vida de los artistas. En medio de una avalancha de Tik Tok, tutoriales de “lo que sea” y videos de personas que muestran sus habilidades dignas de un “Yo sé” de Feliz Domingo, encontramos actividades que valen la pena recomendar. La siguiente entrevista resulta de un mix entre una charla telefónica, intercambios de whatsapps y correos electrónicos. Anne Gabillot, diseñadora y artista de nuestra ciudad, incluyó en sus redes sociales —casi desde el comienzo del aislamiento obligatorio— actividades participativas: compartió consignas y pautas de trabajo con sus seguidores y también realizó transmisiones en vivo en IG, en las que merendaba con artistas y amigos invitados.

— Sos una persona súper activa y enseguida empezaste a generar y a compartir actividades en tus redes. ¿Cómo se te ocurrió lo de las meriendas?

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— Me pareció una idea genial tanto para quienes están del otro lado como para mí y mis invitades: compartir un rato e intercambiar ideas. Surgió también de las ganas de tomarme un café con colegas y amigas, algo que hoy no podemos hacer. Entonces pensé que sería genial hacerlo de manera virtual, compartir una merienda —una de mis comidas favoritas— prepararme el café con leche y lo que vaya a comer en una bandejita, ponerme cómoda y disfrutar de ese momento. Es algo que me gustó siempre y hoy la única manera de llevarlo a cabo es esa. Me encanta sentarme a tomar café en algún bar y dibujar.

— ¿Y las consignas para seguidoras/es?

— Pensé de qué forma podría aportar algo a quien está todo el día en su casa, en un momento donde fomentar la creatividad e intentar hacer cosas diferentes



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por un ratito es super positivo. Para mí dibujar y pintar son una compañía, de a momentos una desconexión o un cable a tierra. Me gustaba la idea de poder acercar esto a cada hogar, y a quien esté interesade. En esos días envié más de trescientos mails. Luego la Municipalidad de Rosario me invitó a formar parte de una serie de videos y actividades online. Entonces generamos un link de descarga de un PDF con consignas para dibujar. Quien quiera, puede bajarlo e imprimirlo desde su casa. O sin imprimirlo, tomar la consigna y hacerla en un papel. Son ideas, disparadores.

— ¿Con quiénes te juntaste a merendar? ¿Hacías guiones? — Con Lucía Seisas, Flor Balestra, Aquiles (Valentín Gática) y Bel Casiello, de Belle Espacio Creativo. Cero guiones. Pensábamos sobre qué temas queríamos hablar, pero las charlas eran ciento por ciento informales. — ¿ Va s s e g u i r c o n l a s meriendas? — No estoy segura, me atrae la idea pero después vi que muchas personas empezaron a hacer vivos. No es que yo haya


sido la primera, pero a comienzos de abril no había la cantidad que hay ahora. Sin embargo no es una idea que descarte por completo. — ¿Hubo algún momento bajón en estos días? — No tuve ni tengo días muy para atrás, de estar triste y tirada, pero sí tengo días de mucha reflexión. Y días menos activos que otros, claro. Todo el mundo, desde el inicio de la cuarentena, parece tener muchas actividades que hacer; esta idea de ser productivos y aprovechar el tiempo para hacer cosas que nunca hacemos. Pero eso no está tan bueno como a veces se vende. Hay que respetarse los momentos, es súper válido y positivo mantenernos activos, pero tampoco abusar de ello. Obvio que hablo de quienes podemos quedarnos en casa; hay muchas personas que desde el día uno tienen que salir a trabajar. Y personas que directamente no tienen una casa donde quedarse.


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— Por otro lado, más allá de lo evidente del distanciamiento y de no poder salir ¿sentís que se afectó de alguna forma tu creatividad? ¿Hay otros temas, colores, no sé... cosas que hayan influido en tu trabajo?

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— Lo que me sucede es que vengo haciendo un cambio desde principios de 2020, respecto de mi modo de trabajar. En parte la decisión fue por el desgaste físico que cargaba en mis hombros, y dos años previos muy intensos, de mucho trabajo sin demasiado descanso. Desde que comenzó el año me adapté a mi versión más digital y decidí, de alguna forma, amigarme con ella. Pareciera como si me hubiese anticipado a esta cuarentena. No estaba saliendo a pintar tanto sino que hacía un trabajo más interno, en el taller y eso me sirvió para seguir por ese camino hoy día. Mi creatividad se ve afectada por lo que está pasando. Si te pones a pensar en la pandemia mientras creas, es casi como estar dentro de una peli de ciencia ficción. Me di lugar para volver a experimentar con el collage y hacer dibujos nuevos, pero es según las ganas que tenga, no es algo que me imponga. Si sale algo nuevo, bienvenido sea.

— Te desenvolvés bien con las redes. Es un lugar en el que se te ve cómoda, que complementa tu actividad como artista y tu relación con la gente. ¿Creés que intensificaste tu participación en ellas desde que empezó el aislamiento? ¿Aumentaron tus seguidores? ¿Encontraste nuevas formas de exponer o difundir tus obras?

— Mostrar mi producción en redes es algo que hago desde hace años, las tomo como una herramienta de trabajo. Cuando tengo algo que mostrar o decir, lo publico y listo. No pienso en que tenga que compartir tanta cantidad de contenido por semana o hacer tal o cual cosa predeterminada. Siempre lo hice de una forma natural, espontánea, sin planificar demasiado. Sí quizás pienso un


poco más a la hora de mostrar un producto o algún proyecto que esté encarando, me gusta darle un marco y un contenido. Igualmente fluye, y pienso que así está bien, porque sino tanta relación con lo digital me abruma un poco. Hoy no creo que se haya profundizado mi participación. De hecho muchas veces no me dan ganas de compartir nada. Me guardo parte de los procesos para mí. En cuanto a la difusión, algo nuevo que hice fue compartir mis dibujos/collage en Viralizá Arte, una plataforma creada en cuarentena. Y funcionó genial. Mi página web es mi proyecto en constante proceso, tengo que darle por fin una forma y ése sería el próximo canal para mostrar mi producción y que las personas puedan también acceder desde allí.

— ¿Qué es lo primero que pensás hacer cuando el aislamiento termine? — Abrazar a las personas que hoy no puedo, ir al parque, y pintar un mural porque sí (me refiero a que no sea un encargo) en alguna calle de Rosario.


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a o n r o t n e s e n io x e l Ref

la lectura y la virtualidad Departamento de Idiomas



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Modos de explorar los mundos de ficción Dipl. Marisa Ponisio

Jefa del Departamento de Idiomas

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Acostumbrada a tener entre las manos un libro, a recorrerlo con la mirada, a hojearlo, a darlo vuelta, a leer su tapa y su contratapa, a olerlo, a cerrarlo y a abrirlo nuevamente. Convencida de que ese ritual es uno de los placeres que más disfruto antes de sumergirme entre las hojas de una novela, de un cuento, de una antología poética… Esta es la manera que elijo para descubrir el libro que voy leer. Y, desde el Departamento de Idiomas, es la forma que le damos de leer a nuestrxs estudiantes, es nuestro regalo para que se aproximen al objeto libro cuando nos encontramos con ellxs en el aula. Cuando el ritual acaba y entro en ese universo habitado por hojas entrelazadas de palabras, advierto que el libro se deja leer independientemente de lo que yo espere de él, de mis gustos, de mis expectativas, de mis deseos. Está allí a la espera de alguien que lo lea. Con el correr de los años, las nuevas tecnologías introdujeron otras formas de leer textos literarios y, junto con ellas, descubrí que “leer en la virtualidad” modificaba mis propias prácticas de lecturas. Aprendí que la velocidad que nos permite navegar en la virtualidad propicia de alguna manera la lectura fragmentaria. No es que este tipo de lectura sea imposible de vivenciar en el mundo de papel; aunque sí es diferente. Esa diferencia estriba en que el universo de las redes pone a nuestro alcance una gran diversidad de materiales que pueden desplegarse ante nosotros rizomáticamente y con una rapidez inusitada. Entonces pasamos de un texto a otro, de la lectura de una imagen a la lectura de una obra literaria, de la escucha de una canción a la lectura de una imagen, de la lectura de una obra literaria a la lectura de otra obra de ficción. Y así, de una manera casi


desenfrenada, podemos atravesar diversos universos artísticos sin salir del objeto tecnológico, llámese tablet, celular, notebook… Y es en esta coyuntura que nace mi incerteza, cuando el soporte digital rompe definitivamente la linealidad del discurso. ¿Qué y cómo deseo leer a pesar de que descubro todos los beneficios que brinda internet? Entonces pienso en Rayuela, esa novela experimental que Julio Cortázar publicó por primera vez el 28 de junio de 1963. Allí también el manejo del tiempo rompe su linealidad y me invita a mí como lectora a ingresar de manera lúdica en la construcción de la historia narrada. Elijo participar del juego lector que el “Tablero de Dirección” plantea: “A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”, dice en sus primeras páginas. Las recorro, las acaricio, las huelo. Direcciono mi lectura, pero siempre aferrada al timón del objeto libro. Lo cierro y marco la página con un señalador. Hago anotaciones en sus márgenes y reconozco mi caligrafía, mis abreviaturas, la manera que marca mi recorrido lector. Aparece mi escritura precoz en el margen de la hoja del libro acompañando la escritura de esa obra, acompañándome durante la lectura de la novela. Entonces, ¿por cuál formato debería optar para leer? Tanto la virtualidad como la materialidad del objeto libro me brindan la posibilidad de acceder al mundo de la lectura. Pero, si puedo elegir, mi deseo es hacerlo con un libro en mis manos. Ante la variedad de formatos y de formas de leer tan diversas y singulares, cada persona puede escoger la opción que la haga sentir más a gusto; porque en definitiva la lectura es un “sitio” donde encontramos placer y nos sentimos cobijados. La virtualidad más jugosa está en los mundos imaginados que abre la lectura; y lo importante es llegar a esos universos más allá de las distintas formas que prefiramos para arribar a ellos.


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De serendipias y lectores Esp. María Celeste Gascón

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Aquí estamos. Sin el timbre de entrada ni el de salida; sin el movimiento de la puerta de casa que dibuja el adentro y el afuera; sin el viaje en colectivo que nos permite avanzar varias páginas en la historia que nos tiene en vilo. Aquí estamos. Con nuestros libros y revistas; con cientos y miles de PDFs y textos digitales; con nuestros convivientes; con la atención puesta en el bienestar y las necesidades de las demás personas que amamos y no conviven con nosotros. Que lea el que pueda, sentenció el escritor, crítico literario y profesor Martín Kohan en una columna reciente del diario Perfil. ¡Y abrí los ojos! Sacudí el lomo; intenté sostener entre mis manos estos relojes blandos de Salvador Dalí. ¿Dónde está? ¿Cuál es? ¿Quién lo tiene? Es un grito ahogado, un S.O.S. ¿Cómo llegará a mí la historia que me conmueva, la que necesito hoy? ¿Qué tono tendrá esa lengua? ¿Cómo será su expresión? No lo sabemos. No podemos saberlo de antemano. A veces no alcanza simplemente con buscarlo… Pero sí sabemos que ese encuentro puede ocurrir; que en algún tiempo y en algún lugar, alguien construyó una voz que nos habla, que nos interpela. Y también sabemos que muy probablemente ese hallazgo no sea fortuito, sino que sean otras manos lectoras las que nos ofrezcan el mapa del tesoro. Por eso, nuestras aulas virtuales, las que modelamos colectivamente docentes y estudiantes, se han colmado de recomendaciones de lecturas, de fotos de los libros que en algún momento de nuestras vidas nos han cobijado, de palabras y frases que nos han resultado elocuentes, de cuentos y poemas y canciones para ser leídos o escuchados. Reflexiones, escenas, personajes, citas en circulación y a disposición de las almas exploradoras. Aula-arcón, aula-ático, aula-biblioteca. Allí estamos. Aquí estamos.


La ocasión y la hospitalidad (la lectura) Lic. Gabriela Grapatti En las clases de Lengua y Literatura (o de Idioma Nacional) ocupa un lugar esencial el momento de la lectura, que —desde el Departamento de Idiomas— concebimos como una lectura atenta, entre todxs, levantando la mirada y preguntándonos sobre las diferentes significaciones que podemos encontrar en un texto, en un fragmento, en el parlamento de un personaje. Dos autoras que analizan este momento y, en particular, el lugar de las mediadoras, son Graciela Montes y Michèle Petit. Petit sostiene que “todo comienza con una hospitalidad”, es un recibir a lxs oyentes con un gesto que no sólo invita a la lectura, también invita a compartir. En ese encuentro hay varios factores que conviene desarrollar. Ante todo, hay un trabajo departamental intenso que se genera a partir de la elección de los textos (el canon de autorxs) con quienes vamos a trabajar. Este material suele tener una impronta poética, cuenta, describe poéticamente. Los universos narrativos con los que trabajamos, también son universos poéticos. Por ello mismo, son textos que habilitan la hospitalidad que menciona Michèle Petit: ese modo de leer se sostiene en la palabra escrita pero también en los gestos, en la importancia de la mirada, la escucha, la sonrisa. Todo esto al mismo nivel, “en la misma medida – dice Petit – que los conocimientos teóricos y la elección de los libros”. A través de la lectura se van consolidando los conocimientos teóricos, las significaciones, las posibilidades enunciativas del lenguaje. Muy cerquita, de la mano, trabajamos la escritura. El objetivo es poder compartir la ocasión —como la llama Graciela Montes— en una carrera casi contra el tiempo. O provocar, si se quiere, un quiebre en el tiempo. Si el tiempo contempla lo fatal, lo que necesariamente debe terminar, entonces que el tiempo compartido sea plástico (en el amplio sentido de la palabra). Montes dice: “La ocasión abre el tiempo (…) dando lugar a que allí se construya sentido, se fabrique mundo…”. Esos mundos, universos, que se “fabrican”, que se construyen, son mundos necesarios. En estos tiempos en que no podemos concertar el insustituíble encuentro presencial, en los que se dificulta escuchar la voz del otro, percibir sus gestos, sus emociones, el desafío consiste en tratar de no perder del todo esa ocasión y poder acercarnos —aunque más no sea— para espiar por la mirilla un mundo posible.


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El arte en ti

Cuando no nos quedó otra opción subestimadas como la música, el tea el ajedrez y la literatura pasaron propuestas interesantes hubo dur disfrutándose online. Recitales via museos del mundo, bibliotecas que Compartimos con ustedes un comp


iempos difíciles

que recluirnos en casa, disciplinas a veces atro, el cine, la fotografía, las artes plásticas, a ser grandes aliadas del encierro. Qué rante la cuarentena y qué puede seguir streeming, visitas guiadas a los grandes abrieron sus archivos... pilado de recursos que pueden interesarles.


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Project Gutenberg es una biblioteca con más de 60 000 lib digitalizados a los que todos pueden acceder de forma gra que pueden ser descargados o simplemente leídos en línea

La Universidad Complutense de Madrid abrió para todos s su biblioteca digital en la que se pueden encontrar una gran cantidad de libros de diversos temas. Son más de 130 000 libros electrónicos disponibles.

Planeta Libros propone una agenda de actividades y recursos para pasar estos días en casa: directos, recitales, soporte psicológico, consejos, lecturas, fragmentos, poesía, láminas, juegos, etc. Delivery de libros rosarinos La Municipalidad de Rosario te propone acceder de manera gratuita a fragmentos de libros publicados por editoriales independientes locales, acceder al catálogo completo de cada editorial y conocer más sobre libros producidos en nuestra ciudad.

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En la ciudad de Rosario, el Centro Cultural Parque de España junto al proyecto Cabeza de Flor ha convocado a diferentes poetas de la ciudad para leer sus obras: Tin Roda, Caro Musa, Wachi Molina, Morena García, Moli Luna y Paola Santi Kremer

El Museo Castagnino de Rosario ofrece un recorrido virtual de sus salas muy completo.

El Museo del Prado también brinda la posibilidad de recorrer sus exposiciones y explorar sus obras. Además, haciéndose un usuario, es posible personalizar recorridos siguiendo el plano del museo.

El Museo Thyseen puede recorrerse a través de su visita virtual a sus colecciones permanentes, donde nos podemos mover dentro del museo, viendo y obteniendo información de sus obras.

En el sitio web del Museo Reina Sofía pue el proyecto Artistas en Cuarentena, dond artistas a comparten desde sus lugares de de vida, en las condiciones de confinamien actuales, sus lecturas, reflexiones y propue torno a esta situación.

En el mismo sitio, puede vers obras de la Colección del M


bros atuita y a.

su n

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Bajo el hastag #laseguimosenvivo, el Ministerio de Cultura de Santa Fe auspicia una serie de Conciertos de bandas en vivo, en distintos espacios, transmitidas vía streaming

El Cairo Cine Público pertenece al Ministerio de Cultura de Santa Fe. A través de su sitio web pone a disposición una gran cantidad de películas para ver en casa.

El Espacio Cultural Universitario (ECU), lanzó desde sus redes sociales la iniciativa #EcuDesdeCasa. Allí comparten conciertos y otras actividades realizadas en ese ámbito. Varios artistas han compartido su música en las redes sociales, tocando sus canciones desde sus casas, con invitados especiales. Entre ellos están Divididos, Juan Carlos Baglietto y Pedro Aznar, quien a dedicado los viernes a la noche a tocar y leer literatura a traves de la plataforma Facebbok. Un grupo de bandas y solistas, entre los que están El mató a un policía motorizado, Palo Pandolfo, Paula Maffia y Francisco Bochatón, crearon el sitio Siempre hay Rock, donde comparten su material entre las bandas y su público.

La plataforma cinetecaparararos ofrece un extenso catálogo de películas alternativas para ver por streaming, totalmente gratuito.

ede verse de diversos e trabajo y nto estas en

se una selección de Museo en alta resolución

El Teatro Colón pone a disposición contenidos en el marco del programa #CulturaEnCasa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Para los amantes de la ópera, el sitio web del Metropolitan Opera pone a disposición una obra por día de acceso libre y gratuito.

El complejo Paseo la Plaza pone en su cartelera virtual una obra de teatro distinta cada sábado para ver on-line gratuitamente.


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s

2. Editorial: La escuela y su circunstancia 4. Nuevos sentidos y formas de lo escolar 8. Comisión de Contingencia Virtual - Pa 12. Una Crisis, una oportunidad - Yam 16. El futuro llegó hace rato - Fe 22. #PoliTICIdiomas: Construyen 28. Talleres de Extensión C 30. Nos veremos otra v 36. Nuevos escenar 42. Acerca del 46 - Abrazos Espinosa 54 - Ref María C 60 64 -


sumario

a - Diego Espinosa - Grupo de Gobierno IPS ablo García mil Montoya ederico Tirapelli ndo nuestras aulas virtuales - Carla Raguseo Cultural vez - Entrevista a estudiantes rios donde hacer escuela - Florencia Nardoni y Guillermo Dezorzi uso de videos como herramienta didáctica - Ignacio Evangelista s... y pintar un mural porque sí - Nota a Anne Gabilliot - Diego

flexiones en torno a la lectura y la virtualidad - Marisa Ponisio Celeste Gascón - Gabriela Grappatti El arte en tiempo difíciles - Homenajes


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aĂąo X nĂşmero 16 ISSN 2618-2777 MAYO DE 2020 un modo plural de pensar en comunidad


staff

Director

Diego Espinosa

Revisora de Contenidos/Correctora

Rosario Spina Gráfica

Pablo García Matías Cribb Participan: Diego Espinosa/Grupo de Gobierno IPS/Pablo García/Yamil Montoya Federico Tirapelli/Carla Raguseo/Lea Maselli/Clara Muñoz/Francisco Cona/ Florencia Nardoni/Guillermo Dezorzi/Ignacio Evangelista/Anne Gabilliot/ Marisa Ponisio/María Celeste Gascón/Gabriela Grappatti Ilustraciones: Vera García de la Fuente/Claudio Gallina/Anne Gabilliot Ilustración de tapa: Vera García de la Fuente (Agradecemos a las/os artistas por cedernos gentilmente sus obras para esta edición) Créditos de imágenes : https://publicdomainvectors.org/es/vectoriales-gratuitas/Fondo-Retro-abstracto-dise%C3%B1o/43734.html Imagen de cjost en Pixabay Imagen de Free Creative Stuff en Pixabay Imagen de josemiguels en Pixabay

Realización: Dpto. de Recursos Pedagógicos Jefe: Pablo García

Dpto. de Extensión Cultural Jefe: Diego Espinosa

Grupo de Gobierno Instituto Politécnico Director: Juan Farina Vicedirectoras/es: Emilia Carletti/Mónica Bollatti Marcelo Fusi/Sergio Cuello/Oscar Mallía/Claudio Carranza


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