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Obsesión Infinita: la muestra en el MALBA

Kusama, Pop-­‐Art y Minimalismo

Yayoi Kusama: la dama de los lunares

Fusión Arte y Moda: su colaboración con Louis Vuitton


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Por Sebastian Del Campo

Yayoi Kusama nació en el seno de una familia japonesa de clase media. Tuvo una infancia dura ya que era atormentada por lo que su madre le hacía observar a su padre manteniendo relaciones sexuales con geishas. Después de esto era obligada a relatar con lujo de detalles todo lo que había visto. Después de haber vivido esta traumática infancia empezó a tener alucinaciones visuales y auditivas y a su vez tendencias obsesivas y mucha depresión. En 1957 abandonó Japón y se fue a vivir a Estados Unidos donde participó de manera indirecta en la psicodelia y el arte pop. Agobiada mentalmente por la actividad de la ciudad de Nueva York, emprendió la vuelta a Japón de manera definitiva en el año 1973, donde vive por voluntad propia en un hospital psiquiátrico. Para 1994 se dedicó a moldear esculturas para espacios públicos en diferentes ciudades de Japón. También lo hizo para otros países como Francia, Estados Unidos y Portugal. En 1998 se realizó la primera gran exposición del trabajo de Kusama en los Estados Unidos y en 1999 la segunda gran exposición fue en el Museo de Arte

Contemporáneo de Tokio. En el año 2011, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se realizó otra exposición,que se presentó un año más tarde en el Centro Pompidou, la Tate Modern y el Whitney Museum.

rojos, juguetes, en donde ella era parte de la escena. Por otro lado también adquirió mucha fama por sus dibujos, pinturas, collages, esculturas, películas e

Una exposición parecida, con unas 100 obra, se exhibió en el Malba de Buenos Aires este año, curada por Frances Morris y Philip Larratt-Smith. En el 2002 fue parte de la exposición “Sunday Afternoon” para la Galería 303 de Nueva York. La exposición de obras se realizo con el fin de destacar cómo la minimización de los medios y los gestos a través de la repetición pueden producir obras de extrema densidad visual, física y conceptual. Kusama recibió muchas distinciones no solamente en Japón sino a nivel internacional como por ejemplo: la Orden de las Artes y Letras francesa en el año 2003 y en 2006 el “Praemium Imperiale” japonés en la categoría de pintura. Adquirió mucha celebridad por sus instalaciones en la década de 1960 en las cuales incluía: espejos, globos

intervenciones en espacios públicos. A su vez también experimentó en los campos de diseño de modas, poesía y literatura. Dentro de este último campo tiene 13 novelas publicadas y una autobiografía que es considerada “best seller” en su país. Una de las particularidades de sus trabajos son los famosos lunares rojos, verdes y amarillos. Estos son característicos de su obra y son muy recurrentes en varias de ellas. Dichos lunares representan: la tierra, el sol y la luna. Hoy en día Yayoi continúa con sus trabajos en su estudio ubicado en Tokio. Lo particular de su vida cotidiana es que una vez que termina de trabajar en su estudio, regresa por las noches a la clínica psiquiátrica que eligió para continuar con sus tratamientos.


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Obsesión Infinita Por: Julieta Plastina

Desde el 30 de junio hasta el 16 de septiembre en Capital Federal se pudo disfrutar de una muestra de arte que presentó un recorrido exhaustivo a través de más de 100 obras creadas entre el año 1950 y el 2013, que incluyen pinturas, trabajos en papel, esculturas, videos, slideshows e instalaciones especiales. Organizada por el Malba – Fundación Constantini, la exposición presentó la trayectoria de esta artista que va desde el ámbito privado a la esfera pública, desde la pintura a la performance, del estudio de la calle. El planteo de los curadores Philip Larratt-­‐Smith y Frances Morris, jefa de Arte Internacional de la Tate Modern, da cuenta de ese paso del ámbito privado a la esfera pública atravesada por cada una de las corrientes estéticas inscriptas desde la posguerra hasta la posmodernidad. Aunque el denominador común en la obra de Kusama es el punto, el lunar, el círculo en colores multiplicado al

infinito en cualquier superficie en un intento de autorrepresentación y de esbozo, a su vez, del mundo que su percepción recrea. En la entrada había una cortina negra para preparar al visitante a enfrentar lo que se les venía en la muestra. Bastaba un paso para sumergirse en la oscuridad y bastaban dos o tres más para entregarse a la luminosidad de un ambiente mágico, diseñado por lucesitas de colores que, suspendidas en el aire, brillaban y se reflejaban en flujos de agua que sumaban luz y más luz a la escena. Como si no bastara, espejos imperceptibles rodeaban la sala y transformaban los destellos del cuarto en un universo infinito, uno podía

imaginarse extendido en el cielo entero de Buenos Aires. A cada segundo los colores cambiaban y se tejían nuevas constelaciones. La luz se imponía sobre el negro y los visitantes del Malba se quedaron sin aliento. Uno de los signos identificatorios fueron sus lunares con los que cubre muchas obras, muchos cuerpos humanos en las performances y el suyo propio a través de sus vestimentas. Son formas repetidas obsesivamente. Ellos, son para ella “energía y vida”, dos de sus obsesiones recurrentes y también aparecieron entre sus alucinaciones más primigenias en la infancia. Esos puntos de color, que ella pinta obsesivamente, mezclan la figura con el fondo, como un espacio continuo donde el que uno es absorbido por el escenario que lo rodea. Su temática permanente es la "auto obliteración", es decir, hacerse desaparecer a uno mismo. En la muestra del Malba se puede apreciar un documental en el que se la ve pintar repetitivamente puntos de colores sobre todo lo que se le cruza. Y cuando digo todo es "todo": árboles, gatos, caballos y hasta un río. Sí, la pintora entra en el agua y empieza a colocar gotas de pintura de manera azarosa sobre ella. ¿Surrealista? ¿Inútil? ¿Genial? Aquí no valen las respuestas rápidas, precipitadas. Hay que experimentar su obra y, recién ahí, animarse a ensayan conclusiones que, sin duda, serán complejas. En la muestra se destacó las Infinity Nets (Redes infinitas) de los años 50 y las Accumulation sculptures (Esculturas de acumulación), sus performances y happenings neoyorquinos de los años 60, presentes en series como SelfObliteration (Autoborramiento), y sus pinturas e instalaciones recientes, como I’m Here, but Nothing (Estoy aquí, pero nada, 2000-2013), Infinity Mirrored Room – Filled with the Brilliance of Life (Sala de espejos del infinito – Plena del brillo de la vida, 2011) y The Obliteration Room (La habitación del borramiento, 2002-2013). En ocasión de la exposición publica un libro que incluye

Por Buenos Aires pasó la primera muestra retrospectiva que llegó a América Latina de la mayor artista japonesa,

ilustraciones en color de las obras expuestas, ensayos de Larratt-Smith (“Canción de una adicta al suicidio”) y Frances Morris (“Yayoi Kusama. Mi vida, un punto”) y una cronología visual de la vida de la artista. La muestra recorrerá cuatro sedes más: el Centro Cultural Banco do Brasil, Río de Janeiro (12 de octubre de 2013 al 26 de enero de 2014) , el Centro Cultural Banco do Brasil, Brasilia (17 de febrero – 27 de abril de 2014), el Instituto Tomie Ohtake, San Pablo (21 de mayo– 27 de julio de 2014), y el Museo del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México (25 de septiembre de 2014 – 19 de enero de 2015). Yayoi Kusama Obsesión infinita se llevó a cabo con la colaboración de Kusama Studio, el apoyo de IRB-Brasil Re y el aporte de las galerías Ota Fine Arts, Tokio, Victoria Miro Gallery, Londres y David Zwirner, New York. Larratt-Smith dijo al recorrer la muestra con los curadores: "Cuando uno conoce a Yayoi Kusama entiende que el arte es su salvación, su bálsamo terapéutico y su ejercicio existencial. Ella hoy vive para trabajar y trabaja para vivir. Tiene el control absoluto de su obra y una alta pero justa valoración de lo que su producción significa dentro del quehacer artístico. Quizá, por eso, su afán es trascenderlo y transformarlo en algo popular con llegada a toda la gente. De hecho, lo ha logrado.". En Buenos Aires tuvo el afán de trascender y logró impactar a los visitadores con su arte alocado.*


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Kusama: Pop-Art y Minimalismo Por Adriana Porras

Yayoi Kusama se distingue por sus exhibiciones colmadas de colores psicodélicos y repeticiones. Es una precursora del pop art, el minimalismo y el arte feminista e influenció a grandes artistas como Andy Warhol y Claes Oldenburg. El minimalismo fue una de las tendencias artísticas que emergieron de Estados Unidos en la década de los 60. La tendencia consiste en obras que eliminan las formas no esenciales para resaltar la esencia o la identidad de un sujeto. Considerando que el minimalismo fue influenciado por el diseño y la arquitectura japonesa, no es una

sorpresa que Kusama sea una de las exponentes de este movimiento artístico. La idea de la simplicidad aparece en la cultura Japonesa del Zen: se transmiten conceptos de libertad y de la esencia de vivir. La simplicidad no es solo un valor estético, sino que también tiene una percepción moral que busca la naturaleza de la verdad y revela las cualidades internas de materiales y objetos. Sin embargo, tomando en cuenta el famoso lema minimalista “menos es más”, Yayoi Kusama es una minimalista un poco diferente. Muchas de sus obras son extremadamente recargadas: de colores, de puntos, de objetos, de luces. Pero coinciden en que son formas básicas, generalmente planas y sin mucha perspectiva. Kusama fue una de las pocas artistas en su llegada a Nueva York que propuso la idea de que una superficie pudiera ser reducida a un campo simple e indiferenciado. Empezó en los años 50 con sus Net Paintings (Pinturas de Red) que consistían en una grilla que llenó con lunares. Por otro lado, la artista fue también

Fusión Arte y Moda La obsesión por los lunares de la artista japonesa Yayoi Kusama se convirtió en un ícono de moda a partir del desembarco de la artista en el mundo fashion. En el 2012 realizó junto a la marca Louis Vuitton dos colecciones cápsulas dónde plasmó su obra. Marc Jacobs –director creativo de Louis Vuitton– se acercó al refugio de la artista en Tokio (lugar al que Yayoi regresó en 1973) en varias oportunidades, pero una y otra vez la artista lo recibió y se negaba a participar activamente en alguna de las colecciones hasta el año pasado. “Creo que éste era el momento correcto. Me siento muy honrada de poder colaborar con Louis Vuitton, y además pienso que Marc Jacobs es un diseñador increíble con un gran talento artístico. Sus creaciones son reconocidas por todo el planeta y sus equipos creativos están

llenos de ideas... Por eso pienso que esta colaboración es única, algo que seguramente atraerá los corazones de la gente de todo el mundo” aseguraba Kusama. Por su parte, Marc Jacobs es un gran admirador de las pinturas y esculturas de Kusama: “El carácter obsesivo y la inocencia de su trabajo me emocionaron. Consigue compartir su visión del mundo con nosotros.” Kusama ya había tenido otras colaboraciones en el mundo de la moda. En 1968 tuvo sus productos en la icónica Bloomingdale’s y en 2011 Lancôme lanzó un labial by Kusama, pero su alianza con Louis Viutton – dónde intervino bolsos, zapatos y accesoriostambién incluyo una instalación en New York con la artista incluida. El local ubicado en la 5ta avenida se

precursora del pop art, el movimiento artístico en el que el material es sacado de su contexto e introducido en otro o aislado por completo. Se usan imágenes u objetos cotidianos y se descontextualizan. Así se puede vincular uso y la repetición de los lunares, que representa para Kusama el infinito. De esta manera, los lunares transmiten esa sensación de infinito que la artista deseaba expresar. El pop art también se vincula a la producción en serie y la moda, lo que se puede apreciar en el trabajo de Kusama con la casa de moda Louis Vuitton, en donde sus famosos

lunares fueron plasmados en bolsos y carteras.

Por Milagros Orlando

convirtió en una galería de arte y en un espectáculo para las miles de personas que transitaban el lugar. Kusama estaba con una peluca roja sentada en su silla de ruedas con un vestido de seda amarilla a lunares negros, con medias de puntos en colores, y anteojos, bolso, zapatos y hasta la silla de ruedas haciendo juego. De esta manera, la artista japonesa hacía oficial su colaboración con la marca francesa. La colección contó con prendas, bolsos, zapatos y accesorios diseñados por Jacobs e impregnados por las obras de Kusama: fondos amarillos, rojos, negros y azules con lunares blancos o contrastantes. Sin embargo, en algunos casos se dejó el estampado característico de la marca y se fundió con los puntos infinitos de la artista.


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