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III De charla con un”panguero”

III. De charla con un “panguero”

<<No fui marinero hasta los veintisiete años -nos cuenta Carlos-. Antes hice de todo. No quise estudiar, y a los catorce entré de aprendiz en una ferretería-almacén de la construcción en Sabarís. Luego trabajé en una pequeña constructora, y más tarde estuve en Citroën durante tres años, hasta que lo dejé porque no me gustaba nada aquel trabajo. Me fui a cumplir el servicio militar, y al volver estuve un año en el paro, no encontraba dónde trabajar. Acabé en Lanzarote de comercial y administrador de una empresa de postales de Las Palmas, y al mismo tiempo también vendía coches. Residía en Arrecife, con coche de la empresa, y en un buen y amplio apartamento. Allí conocí por casualidad a un pintor italiano que exponía en la isla durante dos semanas. Vivió en mi casa en esos días y me propuso vender piezas de cristal de Murano en Lanzarote. Acepté, con el correspondiente riesgo que conllevaba el proyecto, ya que tenía que pagar las compras por anticipado. El pintor me aconsejó bien, de manera que siguiendo sus sugerencias, ponía un puesto los domingos en el mercadillo de Teguise, y de repente, sin pensarlo, pasé a ganar mucho dinero: una pulsera, un collar, un anillo, un broche… me costaban 250 pesetas y los vendía a 1.000. Con veintidós años y una juventud desbordante, salía todas las noches de fiesta, y tal como ganaba el dinero lo gastaba. Llegó un momento en el que me aburrí de aquella vida en la isla, y al final decidí dejarlo todo y volver a la casa paterna. No llevaba de vuelta ni una sola peseta ahorrada. >> José Carlos Rúa Rodríguez nació en Sabarís (Baiona), el 12 de noviembre de 1969. Su padre, Francisco Rúa Abal, era conductor de la empresa ATSA de autobuses, y antes había sido taxista; su madre, Luisa Rodríguez de Saa, ama de casa. En su familia, nunca nadie tuvo nada que ver con la mar, como no fuera comer pescado a menudo. Eran cinco hermanos, dos

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hombres y tres mujeres, y el padre, llegado el momento, le insistió en que no se embarcase de marinero. <<Regrese al hogar paterno -continúa Carlos-, del que me había ido unos años antes porque no aceptaba entregar en casa la totalidad de mi sueldo, tal como exigía mi padre. Me independicé en su día, pero era consciente que mi vuelta de ahora iba a ser tan sólo temporal. En ese tiempo, observé como mis amigos del barrio ganaban un buen dinero como marineros, y yo quise probar. Me embarqué en el palangrero “Mareta” de Vigo, y nada más salir de las Illas Cíes, anduve mareado tres días. Al acabar la campaña de un mes, no me agradó la liquidación que me hicieron, y abandoné el barco después de una buena pelea dialéctica con el armador. A continuación, pasé un mes en el almacén de “El Corte Inglés” en O Porriño, hasta que en 1996, comenzaría de verdad mi vida marinera. Tenía veintisiete años. >>

2012. José Carlos Rúa Rodríguez, “panguero” segundo del “Txori Toki”, barco de la armadora “Inpesca” de Bermeo. (Archivo J.C. Rúa Rodríguez).

Persona inquieta, cambiante, aventurera, hábil, decidida, valiente… Carlos no cambiaría esa actitud en su nueva vida marinera. Siguió manteniendo su personalidad, y así como en el

tramo de la adolescencia y de la juventud, había recorrido una buena cantidad de trabajos distintos, contando incluso el militar, hay que aclarar que en esta situación, ya se comportaría con toda la normalidad de un marinero, que va pasando continuamente de barco en barco… de un arte de pesca a otro… faenando hoy en el Atlántico Norte, mañana en el Sur, pasado en el Índico… <<Dos años después, en 1999, volví a embarcar. Esta vez en el “Día Segundo” de A Guarda por algo más de cuatro meses. Luego pasé al “Yriana” de Las Palmas, al “Punta Barbela”, al “Ramos Primero”, siempre por meses. Finalmente con el “Monxo” estuve casi dos años. >>

<<En el “Día Segundo” -cuenta Carlos-, estuvimos a punto de irnos a pique. Nos dirigíamos a Vigo a descargar, y tuvimos una vía de agua por popa que no conseguíamos controlar con las bombas de achique. La llegada en auxilio del helicóptero de Salvamento resolvió la situación. En principio intentó evacuar inmediatamente a los marineros, pero el patrón se negó a abandonar el barco porque de esa manera perderíamos la importante carga de pescado que traíamos. El helicóptero volvió a Vigo, y regresó con una gigantesca bomba de achique, que nos permitió llegar a O Berbés y efectuar la descarga. >>

A día de hoy, noviembre de 2020, José Carlos Rúa Rodríguez lleva cumplidos veinticuatro años de marinero, y nueve en el mismo barco, el atunero congelador cerquero “Txori Toki”, de la empresa vasca “Inpesca”. Enrolado desde 2011 hasta 2019, faenaron durante este tiempo en el Océano Índico por los caladeros de las Islas Seychelles.

2010. Buque atunero congelador “Txori Toki”, de la armadora vasca “Inpesca”.

El “Txori Toki”es sin duda uno de los buques atuneros congeladores con la tecnología electrónica más avanzada del mundo. El nivel de equipamiento es espectacular en cuanto a la sofisticación de los sistemas y su integración. Las innovaciones de este buque empiezan por el casco, muy estudiado hidrodinámicamente. Continúan con su equipo de pesca, completísimo y accionado a través de una pantalla hidráulica; el equipo de manipulación y conservación de capturas, provisto de un túnel diáfano con altura de dos cubiertas, lleva cinco grupos de frío de gran rendimiento y un sistema de descarga de las cubas por flotación. El equipo propulsor está dotado de un motor potente y ecológico para accionar una hélice de paso variable y palas CLT, y un sistema de control de última generación.

Este atunero congelador faena en aguas internacionales, en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico y se ha convertido en líder mundial en el año 2003 en capturas de atún “al cerco”con 21.000 toneladas. El “Txori Toki”, que merece el titulo de "Joya de la Corona" de la flota atunera mundial, ha sido construido atendiendo a criterios como gran capacidad de capturas, alta velocidad, gran maniobrabilidad, alto confort para la tripulación, robustez de equipos, rapidez de descarga y economía de combustible.

Port Victoria (Mahé, Islas Seychelles), 2010. El “Txori Toki”.

El buque dispone de 26 cubas para conservación de las capturas. La cámara de máquinas va a popa, con las consiguientes ventajas en cuanto a longitud de línea de ejes, simplificación de túnel de tuberías, posibilidad de emplear dos manos en la descarga (proa y popa de la caseta) e independencia entre espacios de máquinas y habilitación. Como principal característica, cabe destacar que este barco iguala, en volumen de cubas, la capacidad de los mayores atuneros construidos en el mundo, y los supera ampliamente en cuanto a po-

tencia frigorífica de congelación, contando para ello con una potencia de motor total instalada de 1.307 CV, lo que convierte a esta instalación posiblemente en la mayor construida a bordo de un buque atunero.

Parque de pesca del “Txori Toki”. Cinta trasportadora central por donde se conduce el pescado a las cubas refrigeradoras, situadas a ambos lados de la cinta.

Sala de máquinas del “Txori Toki”.

Sala de máquinas del “Txori Toki”.

CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES: Eslora total: 106,5 m Manga de trazado: 16 m Calado Medio de Trazado: 7,2 m Punta a Cubierta Superior: 10,40 m. Peso Muerto: 3.250 T GT: 4.115 t Capacidad de Cubas: 2.900 m3 Potencia Motor Propulsor: 7.956 CV Tripulación: 29 Año de construcción: 2000. Bandera: Islas Seychelles Puerto base: VICTORIA

Información de “Naviera Murueta, S.A” de Gernika (Vizcaya).

“Txori Toki” significa en vasco “Lugar de Aves”.

Cofia del “Txori Toki”.

Mapa de África, con los habituales caladeros de los buques españoles.

El “Txori Toki” acude a sus campañas de pesca acompañado por el mazicero “Txori”, que siguiendo las instrucciones del patrón, inspecciona las zonas indicadas, instala los “objetos” en libertad -recipientes de 2 x 2 m. de red, con balizas de seguimiento, que atraen la manada con carnada viva, como verdal, melba, percebes, “charna”…-, y acaba localizando el banco de pescado. Determinada su situación, rumbo y velocidad, se procede a la “largada”. <<Y aquí comienza mi trabajocuando suplo al “panguero” titular-aclara Carlos que era segundo “panguero”. Salgo con la “panga” llevando una punta del aparejo, y haciendo el cerco sobre el banco localizado. Luego remolco al “Txori Toki”, para

evitar que las redes del cerco se metan debajo del buque, y se enreden en la hélice o en la quilla del barco. >> <<La labor del “panguero” es agradable con buen tiempo, pero peligrosa y arriesgada con el mar movido. El patrón, localizado el pescado, no se para a comprobar el estado del mar.>>

El mazicero “Txori”.

El mazicero “Txori”, arrimado a la proa del “Txori Toki”, suministrándole gasoil en altamar.

Isla Mauricio, 2010. El “Txori Toki”, con el mazicero “Txori” pegado a un costado por popa. (Archivo J.C. Rúa Rodríguez).

La “panga”, situada en la popa del barco, preparada para su lanzamiento al mar. Embarcación imprescindible en la pesca “al cerco” del atún.

La “panga”, dispuesta a salir a su indispensable trabajo.

Los vigías otean el horizonte con unos poderosos catalejos. En el mar, buscan el burbujeo del agua provocado por la presencia de atunes; en el cielo, tratan de encontrar las “pajaradas” que indican que tienen debajo la manada de atunes.

Las dos “speadboats” de “Txori Toki”, que acompañan a la “panga” en las maniobras del “cerco”.

Océano Índico, 2012. El “Txori Toki” en plena faena del “cerco”.

Las “largadas”, si no encuentran algún contratiempo especial, duran de una hora y media a dos horas, dependiendo de la cantidad de pesca que se recoja.

Efectuado el “cerco”, el “Txori Toki” se dispone a recoger la red, y a iniciar el “salabardeo”.

La “largada” finaliza con el “salabardeo” del pescado capturado en el “cerco”.

El mazicero “Txori” y la “panga, arrimados a un costado del “Txori Toki”.

Si importante es la “largada” de la red al mar para el inicio del “cerco”, aún lo es más su recogida sin que sufra desperfectos. Entre los marineros siempre hay dos o tres rederos para reparar pequeñas roturas, pero si el daño es grande, el barco se ve obligado a acudir a puerto para resolver la situación, y perder así varios días de pesca.

Los marineros recogiendo la red una vez finalizada la “largada”. Tiene una longitud de 2.000 metros y un ancho de calado de 180 metros.

Desde la consola se maneja toda la maquinaria necesaria tanto para largar la red, como para recogerla.

El baionés “Nando” Costas Denis, contramaestre del “Txori Toki”.

El “salabardo” recoge el pescado en el saco de la red, y es subido para vaciar en la “tolva”, que a su vez, lo llevará a la cinta transportadora del parque de pesca

Los atunes pasan directamente de la cinta a las cubas de refrigeración.

Depósitos donde se prepara la “salmuera” (sal, agua…) para introducir en las cubas de refrigeración a fin de conservar el pescado en óptimas condiciones.

Arriba: el marinero senegalés recoge dos buenos ejemplares de atún para llevarlos a la cinta. Abajo; Quique, de Seguridad, ayudando al senegalés Musa a llevar a un cimarrón de unos 50 kilos a la cuba correspondiente.

El baionés Ángel Cedeira, maniobrando con la “panga”.

El popular marinero baionés, Javier Leyenda, “O Catau”, contramaestre y maestro de su sucesor en el cargo, el también baionés “Nando” Costas Denis.

El baionés Ángel Cedeira, responsable de la Sala de Control de las Máquinas

Puente de Mando del “Txori Toki”.

Sala de Máquinas.

El baionés Fernando Costas, jefe de máquinas del “Txori Toki”.

El baionés Miguel, engrasador de máquinas.

Cada cierto tiempo, el atunero tiene que acudir al dique seco para su correspondiente reparación y revisión total. El “Txori Toki”, cuando está faenando en el Océano Índico, suele ir a la Isla Mauricio, a Mombasa, o a Madagascar.

Isla Mauricio, 2016. El “Txori Toki” en dique seco.

La enorme hélice.

El “sónar”.

La “panga”, también recibe su revisión concienzuda.

Isla Mauricio, 2016. El “Txori Toki” y su mazicero “Txori”, en plena reparación de mantenimiento en el dique seco.

El “Txori Toki”, ya en el muelle una vez reparado y revisado, preparándose para salir a faenar por el Océano Índico.

Desde que produjeron los primeros ataques de los piratas somalíes, los buques atuneros llevan su propia seguridad a bordo. Hasta ahora, los dos o tres hombres de Seguridad son suficientes para repeler cualquier intento de agresión.

2012. En el “Txori Toki”, durante un momento de descanso: de izquierda a derecha, José y Soto, marineros, “Nando” , de Baiona, contramaestre, y Antonio, de Baiona, “mirador”. (Archivo J.C. Rúa Rodríguez).

2012. José, segundo de máquinas, y Ángel, engrasador.

Tres baioneses charlando en cubierta en la hora de descanso: Ángel Cedeira, engrasador, Fernando Costas, jefe de máquinas, y “Nando” Costas Denis, contramaestre. (Archivo J.C. Rúa Rodríguez).

“Nando” y Ángel, compartiendo mesa en el comedor. Detrás, se observa una gran fotografía de la bahía de Baiona. (Archivo J.C. Rúa Rodríguez).

<<Este año, 2020, me ha tocado pasar las Navidades en casa -comenta Carlos-, y también estaré el verano próximo. Vamos alternando, un año sí y otro no. >>

Cena de Nochebuena en el “Txori Toki”, con toda la tripulación reunida.

Carlos, con un compañero de Seguridad y con José, segundo de máquinas, celebrando la Navidad. (Archivo J.C.Rúa Rodríguez).

Los senegaleses se juntan en su mesa propia a la hora de la cena de Nochebuena.

<<Es costumbre entre los barcos próximos mandarse felicitaciones de Navidad –recuerda Carlos ante la fotografía-. Ese año, creo que 2016, nos lo curramos bien con esta postal. >>

En enero de 2019, José Carlos Rúa Rodríguez abandona el “Txori Toki” por propia voluntad. “No tenía buenas relaciones con el capitán, así que preferí dejarlo antes de que las cosas fuesen a peor. Estuve un tiempo en el paro, y volví a embarcar en otro atunero, el “Albóniga”.

El actual buque atunero congelador “Albóniga”, de la armadora vasca “Atunsa”.

Mencionar el nombre de “Alboniga” en Vizcaya, es introducirse de lleno en la historia de la pesca vasca. En 1964, junto al “Alacrán”, son los dos primeros barcos construidos en Bermeo para la captura del atún, y ambos, los pioneros en acudir a pescar al Océano Índico, y descubrir los grandes caladeros de la costa occidental africana. Perteneció de siempre a la armadora “Atunsa”, una empresa familiar de Bermeo dedicada a la pesca de túnidos tropicales desde hace más de cincuenta años. Fundada en 1963, año en que se inicia la construcción del “Albóniga”. Veinticinco años después, tras el hundimiento del legendario buque en 1986, en Dakar, a causa de una vía de agua provocada por un fuerte golpe de mar -sin que hubiese que lamentar daños personales-, se ha construido un nuevo “Albóniga”, botado en 1988, con todos los adelantos técnicos del momento. En este “Alboniga” moderno, acaba de embarcar en el triste 2020 de la pandemia mundial, el baionés José Carlos Rúa Rodríguez con el cargo de “panguero”.

En la actualidad, “Atunsa” es una de las grandes compañías pesqueras del mundo, y cuenta con una importante flota de barcos que faenan en el Atlántico Sur, el Índico y el Pacífico. Dispone de una planta frigorífica en Vilagarcía de Arousa, con una capacidad de almacenaje de 5.000 toneladas de pescado. Tiene oficinas en Bermeo, Vilagarcía de Arousa, Abidjan (Costa de Marfil), Dakar (Senegal), Tema (Ghana), Port Victoria (Islas Seychelles), Antsiranana (Madagascar), Port Louis (Mauritania) y Mombasa (Kenya). Lo que no ha variado en todo este tiempo de vida pesquera, es su objetivo principal, el Cimarróno Rabil, atún de aleta amarilla. El motivo no es otro que el precio actual de estos grandes peces, que pueden alcanzar los 100 kilos de peso, y cuyo precio oscila entre los 1.850 y 2.000 euros la tonelada. Las otras especies de atún, el Listadoo Serrucho, así como el Patudo, se pagan en lonja tres veces menos, a 600 euros.

“La flota de ATUNSA lleva a cabo una pesca responsable y respetuosa con el medio ambiente, orientada a preservar el recurso para así poder continuar con la singladura iniciada hace más de 50 años.” (Información específica de “Atunsa” sobre su pesca)

Logotipo de “Atunsa”

Vigo, 2014. El nuevo “Alboniga”, entrando en la dársena de Bouzas para reparar. (Fotos “CALF-VIGO”)

Datos del buque ALBONIGA

Número IMO: 8613267 Nombre: ALBONIGA Tipo de barco - Genérico: Pesca Tipo de barco - Detallado: Barco pesquero Estado: Activo MMSI: 224745000 Identificativo de llamada: EDKU Bandera: España [ES] Arqueo bruto: 940 DWT Verano: 600 t Eslora Total x Manga Máxima: 54,4 x 10,7 m Año de construcción: 1988 Puerto base: BERMEO

Vigo, 2014. El moderno “Alboniga”, construido en 1988, entrando a reparar en un astillero de Bouzas. (Reportaje fotográfico “CALF-VIGO).

Conocidos marineros de Baiona faenaron en el primer “Albóniga” durante los años sesenta, setenta y ochenta. Los hermanos “Lalo” y “Canco” Goce Silva, Torea, Roquete, José Manuel

Goce Pérez, hijo del popular “Cabecitas”, Moncho “O Uvas” y su hijo…

Bermeo, 1968. En el “Albóniga”, atunero de Bermeo (Vizcaya), tres marineros de Baiona: Torea, Roquete y “Lalo” Goce Silva. (Archivo familia Goce Silva).

Bermeo (Vizcaya), 1968. El baionés “Lalo” Goce Silva, a la derecha, y Teodoro, un compañero de Lanzarote, descargando el pescado en el atunero “Albóniga”. Por entonces aún no había “coia”, y tenían que efectuar la descarga los mismos marineros. (Archivo familia Goce Silva).

El baionés “Canco” Goce Silva, estuvo embarcado en el “Albóniga” durante casi todo el año 1971. (Archivo familia Goce Silva).

Años setenta. El baionés Moncho “O Uvas”, en el legendario “Albóniga”.

Años ochenta. El hijo de Moncho “O Uvas”, “Moncho” Misa, una década después que su padre, también anduvo embarcado en el viejo “Albóniga”.

El nuevo “Albóniga”

<<Somos una tripulación de 27 hombres -concreta Carlos-, y aunque hay varios gallegos, en esta ocasión no me acompaña ningún baionés. En este barco no llevamos seguridad. ¡Ojalá no nos haga falta! >>

El “Alboniga”, entrando en el puerto de Vigo.

Con el cambio de barco, Carlos pasó de pescar en el Océano Índico a pescar en el Atlántico Sur, por la zona de Dakar, Abidjan, Sierra Leona… En este nuevo embarque, ya salió con el cargo de “panguero”, y después de unos pocos meses en el “Albóniga” realizando dicha función, la armadora ya le está ofreciendo el pase a otro atunero de la compañía más grande. Su barco actual, es uno de los más pequeños de toda la flota atunera, con tan sólo 450 toneladas de capacidad. <<Lo pensaré -reflexiona Carlos-, porque en el “Albóniga” tengo muy buenas condiciones, y aunque la pesca no sea tan abundante, mi comisión es mayor que lo habitual. De manera que aunque vaya a otro barco con el doble de pesca, al bajarme la comisión, no mejorarían mis ingresos. En resumen, que además de no suponer beneficio para mi, tendría bastante más trabajo, puesto que en estos buques gigantes se hacen muchas más “largadas” que enel “Albóniga”. >>

El “Albóniga”, en plena marcha por el Atlántico Sur. Un nombre de barco sagrado en la compañía “Atunsa”. (Foto Gorka Ocio).

<<Me gusta mi trabajo, y por el momento mi aspiración no es otra que cumplir bien con el cargo, y mantener la consideración que al parecer he alcanzado en la armadora. Estoy esperanzado en que todo continúe como hasta ahora. >>

Especies de atún. El “Yellowfin”, de aletas amarillas, más conocido popularmente por “Cimarrón”, es el más cotizado por la calidad de su carne.

En los planes futuros de José Carlos Rúa Rodríguez, se manifiesta de forma clara la intención de seguir peleando con el atún, preferiblemente con el “cimarrón”.