Pájaro sin plan de vuelo / Suplemento Cultural de La Voz Docente / AMP

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Suplemento Cultural de La Voz Docente - Asociación de Maestros y Profesores de La Rioja Septiembre 2020 / Año 1 - N° 4

Que vivan los estudiantes Jardín de nuestra alegría Son aves que no se asustan De animal ni policía Me gustan los estudiantes Porque son la levadura Del pan que saldrá del horno Con toda su sabrosura Me gustan los estudiantes Que marchan sobre las ruinas Con las banderas en alto Va toda la estudiantina ME GUSTAN LOS ESTUDIANTES (Violeta Parra)

PEDRO LEMEBEL Pág. 3

PAULO FREIRE JUAN SOLÁ

Pág. 2

SANDRA LUJAN Pág. 4


PENSARES Y SENTIRES

PENSARES DE PAULO FREIRE

“L

a educación es una experiencia de belleza donde la relación entre el profesor y los alumnos suponen una actividad estética en sí misma. Sin perder este sentido, la práctica educativa es a su vez un proceso formador y por lo tanto ético. En el desarrollo de un acto pedagógico ética y estética van de la mano, ya que difícilmente algo bello es inmoral.” “Debemos rehusarnos al puritanismo, porque es la falsificación de la pureza. Lo que nos interesa es la pureza. El puritanismo es la hipocresía, es una falsa ética.” “Las prácticas educativas envuelven sueños y proyectos valorativos; en estos elementos radica la ética pedagógica. Es importante que todo educador crea que cambiar es difícil pero es posible. ¿Qué tendría que hacer yo, en una sala con mis alumnos, si, desde que salí de mi casa hasta que me senté frente a ellos no acredito que es posible cambiar? No puedo decirle a mis alumnos que soy simplemente un técnico, distante del mundo y de la historia. Yo tengo que testimoniarles que esto

es más que una creencia, es una convicción. Si no virtudes o cualidades que no las recibimos gratuitamente. Dios no tiene tiempo para eso. Se crean soy capaz de hacerlo pierdo la base ética.” social e históricamente a partir de los hombres y “Otra idea fundamental es aprender a escuchar. mujeres, nosotros tenemos que inventar las virtuIndudablemente no puedo hablar si no escucho. des. Nadie nace humilde, generoso, crítico, serio Cuando digo escuchar a los alumnos me refiero a ni honrado, sólo se nace con las posibilidades de no discriminarlos ¿Cómo puedo escucharlos si es- serlo. La condición para ser es estar siendo. Con toy convencido de que los niños de las villas mise- esto quiero decir que uno es un proceso de un rias son sucios y que tienen mal olor? ¿Cómo pue- proyecto y no un destino. Es necesario que en la do comprenderlos si no soy capaz de entender que propia experiencia social descubra lo que debo ir están sucios porque no tienen agua para bañarse? siendo para ser mejor de lo que soy.” Aprender a escuchar implica no minimizar, no ridiculizar a los otros; yo digo ‘si usted es machista, Fragmentos de las palabras del pedagogo y filóclasista o racista como profesor, asuma que lo es sofo brasileño, PAULO FREIRE, en la Universipero no diga que es democrático’. Si insiste en los dad de San Luis en Agosto de 1996. sueños democráticos va a superar de a poco su autoritarismo.” “Para que se produzca la práctica educativa son necesarias ciertas

SENTIRES: JUAN SOLÁ Ojalá mi mamá supiera Ojalá mi mamá supiera. Ojalá mi mamá supiera, pero no sabe. Las mamás nunca saben porque trabajan mucho. Mi mamá es enfermera y cuida a las personas cuando están tristes porque piensan que se van a morir. Ojalá mi mamá supiera que cuando me suelta la mano, el corazón me empieza a latir tan rápido que se parece un poquito a las plantitas cuando viene tormenta y el viento las empuja y les pega y las estruja fuerte, fuerte. Ojalá mi mamá supiera que cuando se va, el mundo deja de ser brillante y empieza a morirse un poco, como yo, como los árboles cuando los riegan con aceite hirviendo para que se mueran rápido y se conviertan en leña. Ojalá mi mamá supiera que yo no tengo tanta

hambre y que las galletitas que traen las figuritas de fútbol no me gustan tanto y que ojalá no hiciera falta que se fuera a trabajar para ganar plata y ojalá pudiera quedarse todo el día conmigo, contándome cuentos. Ojalá todos los días fuera domingo, para que mi mamá no se vaya a trabajar. Ojalá mi mamá supiera que la señorita Mónica me pega cachetadas cuando lloro porque la extraño. Ojalá mi mamá supiera que hoy la señorita Mónica me puso un moño enfrente de todos mis compañeros del jardín y me sentó en el medio de la ronda y me dijo ¡dale, Fernando, dale, llorá! ¡Llorá como las nenitas! Yo no lloro porque soy nena, señorita Mónica. Yo lloro porque extraño a mi mamá y ojalá mi mamá supiera.

Juan Solá Juan Solá es un joven escritor que se ganó un numeroso público de seguidores por su desobediente manera de alumbrar los bordes. Referente LGBT+ del mundo de las letras, crudo, sensible y desprejuiciado, construyó una obra que recorre este universo con creatividad y obstinación. Nació en La Paz, Entre Ríos, en enero de 1989. Creció en Chaco. Es narrador y editor del sello Árbol Gordo. Publicó las novelas Naranjo en flúo (Sudestada), La Chaco (Hojas del Sur),Ñeri (Hojas del Sur) y Galaxia (novela explícita); los libros de relatos Épicaurbana (Sudestada) y Microalmas (Sudestada) y de poesía Esquelas, donde es codirector de la colección Poesía Subversiva.


CRÓNICA

PEDRO LEMEBEL: “RONALD WOOD

(A ese bello lirio despeinado)”

“Ronald Wood, a ese bello lirio despeinado”, corresponde a una de las cientos de crónicas radiales del programa Cancionero de Pedro Lemebel emitido en Radio Tierra durante los años 1994 y 2002 y forma parte del su libro “De perlas y cicatrices”. Aquí se puede escuchar en la voz del autor: https://youtu.be/KRSGJFC13hA

Q

uizás, sería posible rescatar a Ronald Wood entre tanto joven acribillado en aquel tiempo de las protestas. Tal vez, sería posible encontrar su mirada color miel, entre tantas cuencas vacías de estudiantes muertos que alguna vez soñaron con el futuro esplendor de esta impune democracia. Al pensarlo, su recuerdo de niño grande me golpea el pecho, y veo pasar las nubes tratando de recortar su perfil en esos algodones que deshilacha el viento. Al evocarlo, me cuesta imaginar su risa podrida bajo la tierra. Al soñarlo, en el enorme cielo salado de su ausencia, me cuesta creer que ya nunca más volverá a alegrarme la mañana el remolino juguetón de sus gestos. Porque sería lindo volver a encontrar al Ronald en Poco tiempo me duró esa estrategia de concientiaquella comuna de Maipú donde yo le hacía clases de zar por medio de la historia del arte. Por ahí algo se artes plásticas en la medialuna yodada de los setenta. supo, alguien escuchó, y sin mediar explicación tuve Y él no estaba ni ahí con el arte, güeviando toda la que abandonar las clases en esa comuna. Nunca más hora, derramando la tempera, manchando con rabia vi a Ronald Wood, jamás supe que pasó con él en la hoja de block, molestando a los más ordenados. los crispados años que vinieron. Nunca me enteré si Mientras yo trataba de enseñar el arte prehistórico, también lo habían expulsado de ese colegio, al igual mostrando diapositivas. Mientras yo le daba con que a mí. el arte egipcio, mostrando láminas de pirámides y Solamente el 20 de Mayo de 1986, me llegó la notumbas faraónicas. Y el Ronald, insoportablemente ticia de su asesinato en medio de una manifestación hiperkinético, aburrido con mi cháchara educativa, estudiantil en el Puente Loreto. Ese día, recién me lateado, estirando las piernas de adolescente crecido enteré por la prensa que Ronald estudiaba para audide pronto. Porque era el más alto, el pailón molesto- tor en el Instituto Profesional de Santiago, que tenía so que no cabía en esos pequeños bancos escolares. apenas 19 años esa tarde cuando una maldita bala El payaso del curso, que me hacía la clase un supli- milica había apagado la hoguera fresca de su apasiocio, rayándose la cara, riéndose de mi discurso sobre nada juventud. Ahí también supe que había agonizala historia del arte. Hasta que llegué al arte romano, do tres días con su bella cabeza hecha pedazos por el al arte militar del imperio. Entonces, por primera plomo dictatorial. vez, lo vi atento, mirando con asco las Aun así, por muchos años creí recoesculturas de esos generales, los busnocer su risa en las bandadas de estos de esos emperadores, y los bloques tudiantes que alborotaban el parque, “un cronista urbano de ejércitos tiranos. Por primera vez se las plazas, el río y la tarde primaveque husmeaba por quedó inmóvil escuchando, y yo aproral. Creo que hasta hoy no me conlos pliegues más veché esa instancia de atención para mevenzo de su fatal desaparición, y lo oscuros de la vida ter el discurso político, riesgoso en esos sigo viendo florecido en el ayer de su cotidiana chilena” años cuando era pecado hablar de conespinilluda pubertad. Tal vez nunca tingencia en la educación. Y el Ronald logre borrar la sombra de culpa que tan atento, participando, ayudándome me nubla el recuerdo de sus grandes en esa compartida subversión a través de la ingenua ojos pardos, aquellos lejanos días de escuela pública asignatura de las artes plásticas. Y luego, al termi- cuando me regaló en su mano generosa, la manzana nar la clase, cuando todo el curso salió en tropel a partida de su rojo corazón. recreo, al levantar la vista del libro de asistencia, el único que permanecía sentado en la sala era Ronald en silencio. ¿Y usted qué hace aquí? ¿Que no escu-Ronald Wood era un universitario de 19 años que chó la campana del recreo? Y él sin decirme nada, cursaba su segundo año de Contador Auditor en el me miró con esos enormes ojos castaños, estirándoInstituto Profesional de Santiago, Chile. El 20 de me la mitad de su manzana escolar, como un corazón mayo de 1986, Ronald y otros miles de estudianpartido que sellaba nuestra secreta complicidad. tes y jóvenes repletaron el centro de la ciudad para Desde aquel día, ese bello despeinado, no se perdía palabra de mi oratoria antimilitar. Oiga profe, me decía para callado, hay que hacer algo pa que se acabe la dictadura. Algo estamos haciendo Rony, no se acelere. Mientras tanto, usted tiene que estudiar, dar el ejemplo, y no andar quebrando los vidrios de la inspectoría, ni menos hacerle muecas a la directora. ¿Me entiende? Y allí, en medio del patio pajareado de niños, lo dejaba pensando, rascándose la cabeza rubia que brillaba como una flama limona esas lejanas mañanas de cristal, a fines del setenta.

exigir el fin de la dictadura de Augusto Pinochet. Ronald se encontraba en el puente Loreto, cerca del Museo de Bellas Artes, cuando los militares dispararon contra el grupo que protestaba en el marco de la Asamblea Mundial de Parlamentarios que se celebraba en Santiago. Las balas lo impactaron y le arrebataron la vida tres días después.

El escritor Pedro Lemebel, quien fue profesor de arte del joven en un colegio de Maipú, le dedicó unas palabras en el 20º aniversario de su muerte.

Pedro Lemebel (1952-2015) Pedro Lemebel fue seguramente el único escritor chileno que se maquillaba y usaba zapatos de taco alto, al menos en público. Maquillaje y tacones fueron parte de la propuesta contestataria de este escritor, que de ser un niño pobre criado a orillas de un basural y un artista travestido que usaba la provocación como herramienta de denuncia política, pasó a ser uno de los autores chilenos más comentados y exitosos de las últimas décadas. En 1995 Lemebel publicó su primera colección de crónicas, La esquina es mi corazón y al año siguiente creó un programa en Radio Tierra, llamado “Cancionero”, donde leía crónicas ambientadas con sonidos y música incidental. A partir de entonces comenzó a convertirse en un cronista urbano que husmeaba por los pliegues más oscuros de la vida cotidiana chilena. En los años siguientes publicó Loco afán y De Perlas y cicatrices, nuevas recopilaciones de crónicas en las que se fue afianzando su singular voz literaria, que mezclaba lo barroco y lo marginal en un tono de provocación y resentimiento. En el año 2001 incursionó en la novela con Tengo miedo torero, volumen que permaneció durante más de un año entre los libros más vendidos en el país, además de ser traducido a diversos idiomas; su película se estrena este mes en CineAR. Posteriormente, continuó desarrollando su labor de cronista publicando títulos de crónicas como Zanjón de la Aguada y Adiós mariquita linda. Murió el 23 de enero de 2015, a los 62 de años de edad.


sandra luján

GALERÍA

Breve reseña

Nació en Córdoba capital el 23 de junio de 1962. Terminó de cursar el Profesorado de Arte (Figueroa Alcorta) en 1986. En 1989 el noroeste riojano (Villa Castelli) le dio la bienvenida y allí permaneció durante 22 años trabajando como docente, amando y creando imágenes en óleo. En palabras de la pintora “El lugar donde vivimos es definitivo y condicionante”. Para Sandra este pueblo pre-cordillerano no solo la recibió y la hizo suya, también se le coló en su obra.

Sobre su obra

Lo figurativo se intercambia naturalmente, sin tensión con lo abstracto, como habitualmente ocurre en nuestras mentes. Hay una conjunción de climas, sensación de exceso, de exuberancia, de inestabi-

lidad, como si los hechos perturbadores estuviesen a punto de detonar. Luces y sombras contrastan en un ámbito vuelto barroco, aunque no solo desde el punto de vista formal, sino también conceptual. Transita el camino de la desesperación sin abandonar las esperanzas.

Trabajo y concursos

Ni bien llego a Villa Castelli en 1989, comenzó un proyecto cultural y social que llenó de color su vida y la de quienes se acercaron al centro de animación. Participó en innumerables muestras provinciales, nacionales e internacionales. Obtuvo Premios en distintos Salones del país. AGRADECIMIENTO:

LUCIANA GÓMEZ, Directora de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de la Provincia de La Rioja.

“PÁJARO SIN PLAN DE VUELO” - Suplemento Cultural de La Voz Docente

Editor / Idea y producción: Pano Navazo Diseño y Diagramación: Jimena Vera Psaró

Rogelio De Leonardi

SECRETARIO GENERAL DE AMP - LA RIOJA


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