Inició entonces una macabra procesión por nuestros asquerosos penales: Yare, Tocuyito, El Rodeo y finalmente Sabaneta, sitios a los que una de sus hermanas lo sigue para socorrerlo, ya que sus padres enfermaron. Desde hace seis meses se encontraba recluido en el área de PROCEMIL, junto a Policías que le cobraban trescientos sesenta bolívares semanales por la llamada cuadra y cuatrocientos, por la comida que se sirve en el recinto. La semana pasada no tuvo para pagar, entonces un policía le destrozó con un batazo su pierna derecha, causándole una fractura expuesta a través de la cual, al no recibir atención médica, contrajo tétano, por el que actualmente está muriendo en la emergencia del Hospital Universitario. Éste dramático y doloroso caso, recoge todo lo injusto, corrompido e inhumano del sistema de justicia venezolano, que devora millares de jóvenes del pueblo, mientras oculta la existencia de los llamados pranes. La Ministra Varela debería tomar nota y promover al menos una medida humanitaria para Miguel Bustamante, si es que ocurre el milagro de que sobreviva.
*Médico Cirujano, especialista en Medicina Interna y en Medicina Crítica, Economista, Magister en Gerencia Pública, Abogado.
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