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B. La Ausencia de Entidad Propia de los Fenómenos
componentes cambiarán y eventualmente llegarán a su fin. Los componentes tampoco son individuales. Por ejemplo, una forma (como el cuerpo) no consiste en una sola unidad, sino que está formada de componentes que cambian continuamente y se destruyen. La visión del yo también se llama “la visión de lo que será destruido” porque es una visión fundada sobre los agregados que se juntan y luego se dispersan.
A pesar de que los elementos se juntan y forman una entidad compuesta de muchas cosas diferentes, pensamos en ellos como una sola entidad. Por ejemplo, nuestro cuerpo está compuesto de muchas partes y, sin embargo, nos consideramos un solo individuo. Nos vemos a nosotros mismos como “un ser”, como un “yo” que nació, ha envejecido y morirá. Pero, de hecho, el yo es un compuesto de agregados cambiantes que se unen, experimentan cambios y finalmente terminarán. Como bebés teníamos un cuerpo pequeño y los pensamientos de un bebé. Como adultos tenemos otro cuerpo y los pensamientos de un adulto. Mientras no seamos conscientes de los cambios que tienen lugar desde la infancia a través de la adolescencia hasta la vejez, pensamos en nosotros mismos como un solo individuo. Sin embargo, si examinamos esto de cerca, descubrimos que no hay lugar donde exista el yo y que la visión de un yo no es más que una ilusión. Este es el engaño basado en la ignorancia que debe ser eliminado.
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B. LA AUSENCIA DE ENTIDAD PROPIA DE LOS FENÓMENOS
Debido a que el apego a un yo es una ilusión, el objeto del apego varía y no es una cosa definida. Es posible que queramos distinguir entre “yo” y una “mente”, en cuyo caso vemos a la mente como “mi mente”, con “yo” poseyendo la “mente” separada. O podemos ver el cuerpo como “mi cuerpo”, en cuyo caso el “yo” que parece poseer el “cuerpo”, que es visto como “yo” y “mente” juntos. O podemos pensar en la ropa como “mi ropa”, en cuyo caso el “yo” parece poseer la ropa, es decir, el cuerpo y la mente junto con esta ropa. O podemos generalizar aún más y pensar en un contexto más amplio como “mi casa”, “mi distrito”, “mi país”, etc. En estos casos, el “mi” tiene la misma relación cambiante de propiedad que tiene poca realidad con