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por Alberto J. J. Sánchez y Paz Tafrola
Space Boy y Ro Giorgi & Amalgama en Tormente Salvaje, La Plata
Reseña por Alberto J. J. Sánchez (Pili) kayakista, electricista y artista
Paz Tafrola estudiante de crítica del arte
Space Boy y
Ro Giorgi & Amalgama
Agosto de 2014 en Tormenta Salvaje, Av. 66 #559, La Plata
“La linealidad de los cables van justo al único tomacorriente de la sala. No se pensó cómo montar la obra, caiga donde caiga.” Alberto J. J. Sánchez (Pili)
“Este diálogo evidenciaba lo multidisciplinario del evento y la falta de elementos para que todo eso funcionara como un dispositivo muestra de arte” Paz Tafrola
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por Alberto J. J. Sánchez (Pili)
SPACE BOY de Mariela Vita Kayakista La muestra parece un negocio de cuadritos con recuerdos de playa Electricista La linealidad de los cables van justo al único tomacorriente de la sala. No se pensó cómo montar la obra, caiga donde caiga. Artista Además la obra cumple con la clave número 1 de la composición artística: un dominante, su detalle y lo subordinado.
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por Paz Tafrola
RO GIORGI & AMALGAMA El jueves 21 de agosto cerca de las 19hs se armó algo en la casa Tormenta, una excusa. Si no me equivoco, se buscó un tinte mexicano ya que la diseñadora Rorry Lorraine (Ro Giorgi) colgaba unas cositas caladas, y el colectivo-proyecto-espacio de gestión autónoma La Expendeduría trajo de Guanajuato uno de los 20 ejemplares de su proyecto Amalgama. Había cerveza Hijo de Shiva amarga pero tranqui, riquísima, y tengo entendido que hubo comida de los muchachos de Malverde que no tuve el placer de probar. A eso de las 21hs tocaron unas melodías looperas, delicadas y dulces los chicos de Los cometas viajeros del espacio. La tienda de Tormenta estaba abierta, corte salvaje también. Una excusa? hilemos fino, empiezo de afuera para adentro; La Expendeduría. Es complicado definirlos porque en la página del EPPCI, la fundación-colección que pone la torta para que todo funcione, se autodefinen como un espacio de gestión autónoma donde funcionan actividades, exhibiciones, charlas, talleres, ciclos de cine y todas esas cosas que por estas latitudes construyen ni más ni menos que un centro cultural. Este centro cultural juntó unas decenas de artistas locales (mexicanos) en un libro blanco y negro, hizo 20 ejemplares y a lo Vigo, los repartió por distintos lugares para que lo intervengan. En Tormenta cayó uno,
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arriba de un perchero, adentro de la tienda rodeado de descartes de vinilos y un lapicero con una ensalada de fibras, fibrones y lapiceras de todo tipo de marca, color, trazo que parecía una analogía hermosa de una marcha por el orgusho. Las intervenciones eran variadas, por momentos el libro parecía un anotador de teléfono fijo y por otros, un pupitre de la Normal 1. Nos representa perfecto y supongo que eso es lo que buscaban los chicos del centro cultural La Expendeduría; esto es lo que se cargó el libro cuando decidió pasar por Tormenta. La otra parte de lo que se exponía estaba a cargo de Ro Giorgi, una muchacha que estuvo un año en México y anda por la zona del diseño, ilustración y encuadernación. La muestra-expo-excusa-proyecto de Rorry Lorraine se llama "Todo Nada" y es básicamente una serie de piezas caladas sin una integridad estilística, podría haber sido la exposición de un taller de calado y lo que es seguro, a kilómetros de tener un sesgo mexicano. Una apuesta interesante era la manera en que estaba montado, proponía dos encuentros; por un lado la gente se apoyaba arriba de la obra lo cual parecía adrede por la altura y escasa iluminación, y establecía un vínculo no nuevo pero sí diferente entre obra y "espectador", por otro lado, también desde la curaduría, chocaba la sutileza de la pieza calada, frágil, sostenida por la fuerza indicial de un clavo en una pared. Desde la composición del todo, había un motivo espejado, dialéctico: todo-nada, orden-desorden y un "arriesgar" en vertical más o menos en el centro. Los colores eran desparejos, sin continuidad, y había unas palabritas dadas vuelta que remitían a una letra de Los cometas viajeros del espacio. Este último diálogo evidenciaba lo multidisciplinario del evento y la falta de elementos para que todo eso funcionara como un dispositivo muestra de arte; el eterno círculo vicioso (o virtuoso) de los géneros y su inmediata ruptura. Cuando decía que lo ecléctico de Amalgama ya intervenido nos representaba muy bien, también lo hizo el evento del jueves pasado en Tormenta si lo vemos dentro del discurso artístico platense. En sí la palabra evento puede asociarse con algo que sucede, pero como tal, fue Facebook quien le dio entidad a "espacio y tiempo específicos, y gente más o
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menos del mismo palo que se junta a tomar birra, comer, ver banditas, una expo, unas visuales y al otro día fotos." Es claro que ya diferenciamos bien evento de muestra, si la morfología de esta última está compuesta por una carga curatorial fuerte cuyo objeto es la obra misma, en el evento lo principal es el condimento social y la obra pasa a ser un objeto secundario, una excusa, por esto no veo como un error que la gente se estuviera respaldando en un papel calado que decía, no te enrosques con la estructura. Se armo, ¿casi sin querer? un participante, receptor y actuante de ese evento del mismo target. Tormenta era una reunión casi privada, los invitados eran primero ruido, porque para entrar tocabas timbre, y luego amigo o forastero. No es nuevo que estos eventos se destaquen a la hora de hablar de un circuito artístico joven en una ciudad universitaria, sobretodo por su carácter cosmopolita y la buena calidad de las birras artesanales emergentes locales. La conceptualización que está haciendo La Plata del arte es súper interesante y dinámica, no pasa por el Macla o el Provincial, ni mucho menos por la farsa de Arte Joven; se conforma y actualiza todos los días en una constelación que ya se abre del casco urbano y consolida una red nutritiva y autónoma que nada tiene que envidiarle a Capital Federal.
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SPACE BOY de Mariela Vita
RO GIORGI & AMALGAMA