Especial Navidad

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odos conocemos al padre de los padres, el leitmotiv de la Navidad, el alma mater de las sonrisas, el eje central sobre el que giran las esperanzas de los infantes habitantes del primer mundo, el sinónimo de la felicidad intrínseca. Papá Noel Papá Noel es una persona con las cosas muy claras. Tiene un objetivo, y su única meta es llegar al 24 de diciembre con el trabajo hecho: hacer que los niños tengan su regalo. A toda costa. Cueste lo que cueste. Y no se va a rajar ante nada ni nadie. Tiene los huevos que parecen una copa del mundo de alpinismo. Desayuna anfetaminas y cena prozac y pescado congelado. Sabe que comer pescado es muy importante. Eso le mantiene ágil a sus 3407 años. Papá Noel era boina negra en las fuerzas especiales de Vietnam, en el 75. Fue condecorado con honores por eliminar una patrulla del vietcon con un bolígrafo sin tinta. Y luego responder medio millón de cartas con el mismo boli. T odo con tinta roja. Rojo sangre. Rojo victoria. Rojo América. Rojo Navidad. Papá Noel no vive en el Polo Norte como se ha creído tradicionalmente. No es nieve. Es cocaína

pura. Para conseguir el dinero para los regalos de los niños a veces hay que recurririr a las malas praxis. A toda costa. Cueste lo que cueste. Actualmente Papá Noel está buscado por todas las agencias de espionaje del mundo, incluyendo Interpol, la CIA, el Mossad y las vecinas de tu barrio. Es uno de los mayores cárteles de la droga del mundo. Un 70% de la financiación de los regalos viene del polvo blanco. Él lo sintetiza, él lo corta, él lo prueba y él lo exporta. Pero solo con la droga no es suficiente. Extorsión. Secuestro. Asesinato. Genocidio. Trata de blancas. Trata de negras. Lo que haga falta para llegar a nochebuena con un timing impecable. El problema son los terceros. Para que la maquinaria navideña funcione a la perfección todos los eslabones de la cadena tienen que cumplir su función con la precisión de un reloj suizo. Los trabajadores -llámalos trabajadores, llámalos esclavos- de Santa viven en condiciones precarias y bajo una presión que pocos seres humanos pueden soportar. Si sobreviven más de dos años Santa los deja libres y suelen llegar a ser grandes empresarios. Pero hay pocos que lleguen a ese punto. Y los pocos que llegan acaban muriendo debido a un letal cáncer pancreático.


La jornada laboral de los esclavos de Santa empieza a las seis de la mañana. Desayunan sus propias uñas, no hay tiempo para desayunos continentales. Van a recoger la cocaína durante 5 horas sin descanso y luego una pausa para comer de 20 minutos. Cuando hay pausa. Si no, las jornadas se suelen prolongar hasta las 15 horas. El que se desmaya, se desploma o llora por inanición, recibe un disparo en la sien. Hay veinticinco francotiradores en el perímetro de los campos de recolección. Detrás de cada francotirador hay un individuo cuyo trabajo consiste en administrarle diazepam cada cinco minutos. Los francotiradores no duermen. Mueren a las dos semanas o tres. Pero Papá Noel no desaprovecha nada, asi que los desolla y utiliza sus pieles para envolver regalos frágiles.

Que mueran 40 niños esta justificado si con ello haces felices a otros 40. El fin justifica los medios. Yo soy el fin. Yo soy los medios. El trineo de Papá Noel no es verdaderamente un trineo. Es un F-19 creado específicamente por el gobierno de los Estados Unidos © y Mercedes McLaren © para aniquilar rusos durante el fin de

la Guerra Fría ©. Solo hay dos en todo el mundo. Los dos fueron robados por Santa en los noventa. Los mecánicos e ingenieros trabajan en ellos todos los días del año sin descanso haciendo mejoras. Las nuevas aplicaciones de Fórmula 1 están prácticamente copiadas de las mejoras técnicas que salen de los talleres de Santa. Vendidas, desde luego. Cualquier oportunidad es buena para conseguir financiación. Papá Noel tiene un problema en su hipotálamo debido al sufrimiento que tuvo que lidiar en la Guerra del Golfo. A pesar de encontrarse en un páramo totalmente desierto, escucha motores de helicóptero sobrevolando la zona y el ruido de la munición impactando contra el suelo. Pero allí no hay nada. Las pocas veces que duerme lo hace con una Colt bajo la almohada y un ojo abierto. Ha aprendido a dormir siempre con uno de los hemisferios del cerebro activo. Como los delfines. Lo aprendió durante una misión en Bolívia. Papá Noel viaja todos los domingos a Singapur, donde secuestra unos 25 niños para costearse el alto desembolso que supone hacer felices a los infantes del hemisferio norte. A veces Papa Nöel se excede en los metodos que aprendió en el FBI -fue Agente Especial y Empleado del Año- y mueren niños. Más de los que imaginas.


Si eres niño y vives en Singapur estás jodido. Reza si sabes. Pero no te va a servir de nada. Eres carnaza de Santa. Eres un puto adorno de Navidad que nunca saldrá de la caja. Eres Made in China. Santa Claus sabe donde estás y necesita tu mano de obra poco cualificada para mantener el sistema. Si cuando se acerca octubre Papá Noel cree que no va a llegar, suele recurrir a métodos algo más sofisticados y que le reportan un beneficio elevado a corto plazo: la venta de órganos en el mercado negro de Thailandia. Papa Noel obliga a todos sus trabajadores a firmar la baja voluntaria y la donación íntegra de sus órganos antes de formalizar cualquier contrato. Lo pone en letra pequeña pero él siempre te lo comunica personalmente. Sin tapujos. Eres suyo. Tu hígado es una Play Station 3. Tus riñones un bolso de T ous. Tus globos oculares unas Ray-Ban. Tu cerebro un iPhone. Tu dignidad no es nada. Algunos dicen que Santa son los padres. Pero eso se dice porque conocer la verdadera esencia de Santa es creer en el diablo. Al menos lo más parecido. Es más fácil creer en la bondad familiar que en un ser inmortal que no tiene nada que perder. Él ya lo perdió todo cuando era niño. La noche del 24 de diciembre de 1007 a. C. un pequeño niño dormía plácidamente en una cabaña de madera y paja, esperando el día siguiente: el día de su cumpleaños. En mitad de la noche una horda de paramilitares yugoslavos irrumpió y asesinó despiadadamente a toda su familia y robó todos sus regalos: un aro de madera y una manta. El shock que produjo en su frágil mente hizo que todas las células de su cuerpo reaccionasen de una forma inesperada, reconfigurando su estructura genética y dotándole de inmortalidad. Ese pequeño niño se transformó en la definición de Venganza.

Santa Claus no fue santo hasta las Cruzadas, cuando puso su experiencia militar al servicio de la Iglesia Católica. Ahí fue donde todo cambió. Al ver las caras de terror de los niños que aniquilaba a su paso tuvo una revelación: esos niños pasarían a ser futuros palamilitares yugoslavos con el paso de los años. Él conocía el dolor y estaba en sus manos cambiarlo. Por eso, tras mucho tiempo escondido en el desierto de Namibia, trazó un plan que le llevó más de dos siglos de trabajo y frustración. Un plan que acabaría tomando forma en una sola noche al año: Nochebuena. La víspera de lo que hoy conocemos como Navidad. El aniversario del nacimiento de un monstruo. La noche en la que Santa se redime.

Hay que ser un niño malo para hacer felices a los niños buenos. Pocas personas conocen lo que pasa en la mente de Papá Noel durante las horas en las que sobrevuela la Tierra. Pocas personas han visto sus lágrimas cada vez que deja un regalo bajo el árbol. Pocas personas saben que Santa entra en un profundo coma cada vez que finaliza su agotadora jornada. Un coma que dura hasta el 1 de Enero del año siguiente, fruto de la ingente cantidad de cocaína adulterada que aloja su ya delicado cerebro. Un coma que acaba siendo un punto y seguido de cara al año siguiente. Un año con el mismo objetivo que el anterior. Y que el anterior. Y que todos los venideros. Nadie puede pararlo. Nadie está a salvo. Solo podemos esperar; esperar a que vuelva a suceder. Su maquinaria sigue inexorable, año tras año.

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Ho. Ho. Ho. Feliz Navidad. xxx


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